En Alemania, la responsabilidad de proporcionar educación sexual a niñas y niños no es un papel exclusivo de la familia, sino un deber del Estado. A partir de la educación básica, los alumnos comienzan a recibir información sobre la educación sexual.
Por ley, los 16 estados federados de Alemania están obligados a promover la educación sexual en las escuelas, en colaboración con instituciones encargadas de asuntos familiares. Para ello se basan en un catálogo educativo vigente a nivel nacional. La Central Federal de Educación en Materia de Salud (BZgA), creada en 2003 en Alemania como centro especializado de la Organización Mundial de la Salud, es la principal responsable de implementar esas directrices, que, a su vez, son guiadas por los Patrones para la Educación Sexual en Europa (2010).
Los padres y madres son informados antes de que comiencen a impartirse los temas relacionados con la educación sexual, pero no tienen derecho a decidir de manera directa si sus hijos o hijas deben o no acudir a dichas clases. Una ley sanciona a los padres o madres que permitan o promuevan que sus hijos o hijas falten a la escuela.
En 2013, un padre fue encarcelado por prohibir que una de sus hijas recibiera educación sexual en una escuela de Renania del Norte-Westfalia. En 2017, la familia, de origen ruso, decidió regresar a Siberia por no estar de acuerdo con el sistema educativo alemán.
Además de enseñar acerca de métodos anticonceptivos y aspectos biológicos implicados en la sexualidad, maestros y alumnos también discuten temas como la igualdad de género, los valores sociales, y las emociones relacionadas con la sexualidad y las relaciones humanas.
Se aborda la educación sexual desde una perspectiva holística, considerando los distintos aspectos de la sexualidad. Por eso, en la mayoría de los estados federados, la educación sexual está integrada a otras materias como ética, biología, religión y ciencias sociales. En algunos estados alemanes, hay materias específicas de educación sexual.
El índice de uso de la píldora anticonceptiva es alto entre las jóvenes alemanas, así como el uso del preservativo en los hombres, lo cual contribuye a que haya niveles relativamente bajos de embarazo adolescente en el país. Cuanto mejor sea la educación sobre el tema, menor es la probabilidad de contraer enfermedades sexuales transmisibles, o de que se produzca un embarazo precoz.
Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (Unesco), la educación sexual es un tema urgente en las escuelas, y de ninguna manera incentiva el comportamiento sexual de riesgo. Por el contrario, los futuros jóvenes tendrán más responsabilidad sobre su salud sexual y reproductiva.
Unesco ha alertado que existen 258 millones de niños y jóvenes totalmente fuera del sistema educativo.
La crisis sanitaria mundial ha obligado al cierre de escuelas y universidades, afectando a un número sin precedente de estudiantes. Maestros y padres han sentido también el peso de la Covid-19.
El cierre de las escuelas en más de 180 países ha mostrado las desigualdades en materia de educación.
Es tiempo para que los garantes de la educación consigan experiencias de este periodo.
Covid-19: ¿Crisis del aprendizaje?
En 2017, Jim Yong Kim, médico surcoreano nacionalizado en Estados Unidos, y presidente en ese entonces del Banco Mundial, detallaba sobre lo que definía como una crisis del aprendizaje. Kim hacía referencia a que “la escuelas primarias y secundarias no les ofrecen a los estudiantes las herramientas necesarias para prosperar en la vida”. Y es que, según una investigación del propio Banco, se apreciaba ya, desde entonces, lo que definían como “una escolarización sin aprendizaje”.
Kim decía que “no es solo una oportunidad desaprovechada, sino también una gran injusticia para los niños y los jóvenes de todo el mundo”. La investigación mostraba cómo, por ejemplo en Kenya, Tanzanía y Uganda, cuando se les pidió a los alumnos de tercer grado que leyeran una frase sencilla como “El perro se llama Fido”, en inglés o en suajili, el 75 por ciento de los evaluados no entendió lo que leía. En las zonas rurales de la India, casi el 75 por ciento de los alumnos de tercer grado no pudo resolver una resta con números de dos dígitos como 46 − 17, y en quinto grado, la mitad aún no era capaz de hacerlo.
En Brasil, si bien las habilidades de los estudiantes de 15 años habían mejorado, al ritmo actual de avance les llevaría 75 años alcanzar el puntaje promedio en matemática de los países ricos. En lectura, les llevará 263 años. Si bien en 2017 se alertaba sobre la crisis en el aprendizaje, ¿qué sucede ahora cuando una pandemia ha obligado al cierre de todos los niveles formales de educación en 189 países, debido al confinamiento?
Antes de la pandemia… ¿ya había pandemia?
Según estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el mundo hay, estadísticamente, 670 millones de analfabetos. En su discurso ante la reunión anual de la Unión Interparlamentaria en la sede de la ONU, en enero de 2020, el presidente de la Asamblea General, el nigeriano Tijjani Muhammad-Bande, lamentó que, actualmente, uno de cada cuatro países no asigna el 4 por ciento de su producto interno bruto (PIB) ni destina el 15 por ciento de la inversión pública a la educación.
Por su parte, la presidenta de la Unión Interparlamentaria, la mexicana Gabriela Cuevas Barrón, expuso que 258 millones de niños no estarán escolarizados en 2030; que en la actualidad se necesitan 69 millones de docentes en todo el mundo; y que se requieren 39.000 millones de dólares en el mundo para construir escuelas y mejorar capacidades.
Era enero de 2020, cuando la pandemia del coronavirus no había transmitido golpes tan fatales en todas las regiones del planeta. ¿Qué sucede hoy, apenas seis meses después?
La internet: ¿Solución para todos?
Hubo un momento –el 12 de abril de 2020- en que, según la Unesco, más de 1.578 millones de educandos, el 90.1 por ciento de la matricula mundial, cesaron las actividades docentes. Una de las primeras medidas –léase soluciones- tras el cierre de escuelas y universidades en todo el mundo, fue la educación virtual. Pero las diferencias, que aparecían por todas partes, también se mostraban aquí.
El sitio de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT) – agencia de Naciones Unidas especializada en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) – muestra, en su último informe, no solo al equipamiento y los costos, sino también al estado del conocimiento y las aptitudes necesarias para avanzar con las tecnologías en el mundo.
En el informe, es fácil observar las enormes brechas digitales que existen, lo que hace pensar que el planeta no está preparado para la educación virtual. Pero… ¿cuál era, según el informe, la situación del acceso a internet en el momento mismo de aparecer la pandemia?
1.- En términos generales, la mitad de la población mundial usa Internet y menos de la mitad de los hogares tiene una computadora.
2.- Estimaciones globales sugieren que 826 millones de estudiantes no tienen computadora en casa, 706 millones no tienen acceso al Internet en casa y 56 millones no tienen cobertura de redes móviles 3G/4G» (Instituto de Estadísticas de la Unesco, 2020).
3.- En 2018, 57,8 por ciento de los hogares tenía conexión de Internet, 48,3 por ciento en los países en desarrollo y 17,8 por ciento en los países menos desarrollados.
4.- En 2019, Internet tenía una penetración de 53,6 por ciento en el mundo. 86,6 por ciento de los usuarios estaba en los países desarrollados y 19,1 por ciento en los PMD.
5.- 6.500 millones de personas (85,5 por ciento de la población mundial) carecen de una conexión fiable a Internet de banda ancha (PNUD, abril 2020).
6.- En 40 de los 84 países para los cuales hay datos, menos de la mitad de la población tiene competencias digitales básicas, como copiar un archivo o enviar un correo electrónico con un adjunto.
Quizás pueda pensarse que las mayores insuficiencias están en el África subsahariana, pero el informe muestra que notables diferencias hay por todo el planeta, incluso en los países desarrollados donde existen también notables disonancias. Un mundo así no ha podido responder por igual a los embates de una pandemia.
Sistema de respuesta en América Latina: Mapeo regional-país por país
24 países de América Latina y el Caribe, actualizado al 17 de junio de 2020.
Los que nunca han asistido a un aula
Por estos días, es común en los medios leer cifras de estudiantes que están fuera de las aulas a causa de la pandemia… pero ¿cuál es la cifra de estudiantes que, independientemente de la pandemia, no ha asistido nunca a un aula?
Según el estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). el dato más voluminoso es que hay 258 millones de niños y jóvenes totalmente fuera del sistema educativo, y la pobreza fue el principal obstáculo para su acceso.
De ellos, 93 millones (31 por ciento de población en edad escolar) están en África subsahariana; 94 millones en Asia meridional y central (21 por ciento); 33 millones en Asia oriental y sudoriental (9 por ciento); 15 millones en África del norte y Asia occidental (17 por ciento); y casi 12 millones en América Latina y el Caribe. De la población no escolarizada, 15 por ciento son niños y niñas con discapacidades.
La ONU, en un documento titulado “Shared responsibility, global solidarity: Responding to the socio-economic impacts of Covid-19″ (Responsabilidad compartida, solidaridad global: Respuesta a los impactos socioeconómicos de Covid-19), ha estimado que, entre 42 y 66 millones de niños y niñas podrían caer en la pobreza extrema como resultado de la crisis de este año.
En las poblaciones vulnerables, los niños y jóvenes tienen mayores dificultades para acceder a una educación a distancia. I Foto: elsoldepuebla.com.mx
De igual forma, las Naciones Unidas, en un texto publicado este 2020 bajo el título “The Impact of Covid-19 on Children” (El impacto de Covid-19 en los niños) ha proyectado que, en solo un año, se pueden revertir los últimos dos a tres años de avance en la reducción de la mortalidad infantil, y se espera que la desnutrición ascienda a 368.5 millones de niños en 143 países que normalmente dependen de los Programas de Alimentación Escolar.
Ya en marzo de 2020, el Programa Mundial de Alimentos calculaba que 300 millones de alumnos de primaria habían dejado de recibir sus alimentos al haberse suspendido sus clases. Unesco ha señalado, además, que la inactividad física, el acceso restringido a espacios al aire libre, la escasez de espacios interiores abiertos y un mayor tiempo frente a las pantallas, debilitará de manera general el sistema inmunológico. Stefanía Giannini, subdirectora general de Educación de la Unesco, y Anne-Birgitte Albrectsen, directora ejecutiva de Plan Internacional por la Covid-19, han agregado que es posible el aumento en las tasas de deserción escolar que afectará de manera desproporcionada a las niñas adolescentes, a la vez que se arraigarán las brechas de género en la educación y llevará a un aumento en el riesgo de explotación sexual, embarazo precoz y matrimonio infantil forzado.
Las preguntas que rondan
Ante estadísticas y previsiones de organismos internacionales que pueden resultar alarmantes, y teniendo en cuenta, además, el contraste de algunos países u organismos que sí han ofrecido respuestas acertadas, varias preguntas comienzan a rondar:
¿Qué estrategias o modalidades educativas, una vez reabiertas las escuelas, van a perdurar? ¿Qué habilidades tendrán el vigor de programar trasformaciones en los sistemas educativos del mundo? ¿Qué hacer con los millones de niños para los que siempre –no solo ahora, en tiempos de pandemia- la escuela ha permanecido cerrada?
Fuente de la reseña: https://www.telesurtv.net/telesuragenda/covid-problema-sanitario-crisis-educacion-20200720-0063.html
Cuba festeja hoy el Día de los Niños con la garantía de sus derechos, en especial el acceso universal y gratuito a los servicios de salud y la educación.
Las celebraciones no tendrán en esta ocasión la masividad de años anteriores, debido a las limitaciones que impone la Covid-19, aunque la isla mantiene controlada la epidemia y ha dedicado especial cuidado a la atención de los infantes.
En ese sentido, el presidente Miguel Díaz-Canel, al referirse el pasado jueves ante el Consejo de Ministros a los logros del país en el enfrentamiento al nuevo coronavirus, destacó que ‘consuela y anima’ que no haya fallecido ningún niño por la enfermedad.
En materia de salud, la isla se encuentra en la posición 35 entre las naciones con la tasa de mortalidad infantil más baja del mundo, con cinco por cada mil nacidos vivos.
Ello se suma a una tasa de supervivencia, en los primeros cinco años de vida, por encima del 99 por ciento, sostenida durante los últimos 20 años, según estadísticas del Ministerio de Salud Pública.
El Programa Nacional de Inmunización garantiza, además, una cobertura de vacunación de casi el 100 por ciento, incluidas vacunas contra 13 enfermedades, entre las que figuran seis que permanecen erradicadas.
En el ámbito de la educación, el pasado mes de junio la Unesco reconoció el liderazgo de la nación caribeña, por la calidad de la enseñanza, la inclusión y en particular por integrar al 99,5 por ciento de los niños menores de seis años al sistema educacional.
La mayor de las Antillas es signataria de la Convención sobre los Derechos del Niño y su Constitución protege a este sector poblacional, para el cual establece el interés superior de los menores en las decisiones y actos que les conciernan.
La Carta Magna igualmente los resguarda contra todo tipo de violencia.
El mandatario cubano, a propósito del Día Internacional de la Infancia, el primero de junio, sostuvo que el Gobierno de la nación caribeña continuará defendiendo los derechos de los niños frente a cualquier circunstancia.
A pesar del bloqueo estadounidense, recrudecido y multiplicado con nuevas medidas, nada ha quebrado la voluntad de acero del país de proteger los derechos humanos y en particular los de los infantes, afirmaron en igual fecha miembros del Parlamento.
Cuba celebra el Día de los niños el tercer domingo de julio, fecha en la cual habitualmente se desarrollan numerosas actividades en todo el territorio nacional.
¿Te cuesta estudiar, y aún más en medio de la pandemia? La oficina de la Unesco para América Latina ofrece consejos prácticos para estudiar en tiempos de covid-19
¿Te cuesta estudiar? ¿y aún más en medio de la pandemia por el coronavirus?
Puede ser que en general estudiar te resulte una actividad difícil y que el encierro por la pandemia no ayude demasiado a que encuentres concentración y te organices.
«Poner a las personas en cuarentena tiene posibles consecuencias mentales. Las primeras pueden ser la sensación de estar abrumado, no poder hacer frente (a las obligaciones), tener problemas para dormir, volverse más irritable…», le dijo a BBC Mundo Elke Van Hoof profesora en Psicología de la Salud de la Universidad de Vrije en Bruselas y especialista en estrés y trauma.
Pero aunque te cueste, no todo está perdido.
Por eso, la oficina de Educación para América Latina y el Caribe de la UNESCO ofrece consejos prácticos para estudiar en tiempos de covid-19, dando recomendaciones para mantenerse motivado durante el estudio de forma remota, y cómo organizar una rutina diaria equilibrada.
Aquí te dejamos 7 consejos útiles para estudiar y prepararte para los exámenes.
1. Pide planes de estudio
UNESCO/CAROLINA WALKER
Solicita a tus profesores los planes de estudio de todas las materias. Esto te dará una idea de los temas que necesitas cubrir, su secuencia aproximada, el tiempo necesario para su preparación y los criterios de evaluación del desempeño.
2. Define prioridades y necesidades
UNESCO/CAROLINA WALKER
Si la historia es tu principal interés y estás contento con solo obtener una nota para aprobar matemáticas, planifica tu trabajo de esta manera.
No es necesario ser un maestro en todas las materias.
Ten en cuenta que tu ritmo de aprendizaje puede cambiar cuando estudias en casa, por lo que algunas cosas pueden parecer más fáciles que antes, mientras que otras pueden demorarse más de lo habitual.
3. Identifica dificultades y habilidades
UNESCO/CAROLINA WALKER
Invierte más tiempo en cosas que te resulten más difíciles, como la parte oral del examen de español, si leer y escribir te parecen cosa fácil.
4. Listas de tareas
UNESCO/CAROLINA WALKER
No intentes memorizar todas las fechas históricas de guerras y levantamientos durante la cuarentena.
Es mejor que hagas que un plan mínimo y realista para un día o una semana.
Utiliza tus horas más productivas en las tareas más difíciles.
5. Gestiona tu tiempo
UNESCO/CAROLINA WALKER
Puedes explorar técnicas para gestionar tu tiempo de manera más efectiva.
Lee sobre el Principio de Pareto, también conocido como la regla de 80-20, que dice que 20% de tus actividades te dará el 80 % de los resultados.
Es decir, que en una lista de 10 cosas por hacer, dos de esas cosas valen más que las otras ocho juntas. Así que enfócate en ellas.
También están el sistema Kanban, la técnica Pomodoro, entre otros, y una variedad de aplicaciones de productividad, tales como Forest o Plantie.
Puedes utilizar recursos educativos abiertos como cursos por internet, las videoconferencias y los canales educativos de YouTube te darán variedad a tu aprendizaje.
7. ¡No te olvides del recreo!
UNESCO/CAROLINA WALKER
Haz una pausa cada una hora.
Un poco de ejercicio es lo mejor que se puede hacer durante esos descansos.
Planifica con anticipación cuánto tiempo pasarás en las redes sociales y no excedas este límite.
Fuente e imagen tomadas de: https://www.semana.com/educacion/articulo/coronavirus-7-consejos-practicos-para-estudiar-en-casa-y-preparar-los-examenes/686173
Global advocates for refugees are pushing to ensure the COVID-19 pandemic does not derail efforts for displaced children and young people to continue learning and eventually return to a real classroom.
During a roundtable discussion held online on Monday, top UN officials, education ministers, and young refugees, together with representatives from the private sector and non-governmental organizations, highlighted growing needs on the ground – during the crisis and beyond.
“Even before COVID-19, refugee children were twice as unlikely as other children to attend school”, said Audrey Azoulay, Director-General of the UN’s educational and cultural agency, UNESCO, which co-organized the event alongside the UN refugee agency, UNHCR.
“Four million of these children, aged between five and 17, did not attend primary or secondary education, and only one per cent embarked on higher education, severely limiting their chances for the future.”
One billion out of school
Although some countries are slowly emerging from the pandemic, with an increasing trend towards re-opening schools, more than one billion students worldwide are still out of the classroom, according to UN estimates.
COVID-19 has upended lives and societies but its impacts have been harshest for the world’s most vulnerable people, such as the nearly 80 million refugees who have been forced to flee their homelands.
Despite improved enrollment rates, only 63 per cent of refugee children are receiving primary or secondary education.
UNHCR Special Envoy Angelina Jolie underscored why the disruption to education cannot become permanent.
“COVID-19 is proving to be an incredible catalyst for science, and discovery and innovation”, she stated.
“And if we could do the same for education—harnessing new technologies with the power of government and private sector funding, and the energy and the drive of millions of talented young people—it would be one of the greatest single inoculations imaginable against poverty and the denial of rights worldwide.”
Fear of rising inequities
The partners fear the pandemic could increase inequities, whether due to existing barriers, such as those hindering girls’ access to education, or from rising racism, discrimination and xenophobia brought on by the crisis.
Canada’s Minister of International Development, Karina Gould, revealed that school closures have disrupted more than just learning.
“Instead of benefiting from school feeding programmes, 370 million children are facing food insecurity”, she told the meeting. “Instead of experiencing a safe environment at school, children and youth are more vulnerable to sexual and gender-based violence and abuse at home. This reality is further compounded for refugees and internally displaced persons. These children are missing out not only on education and meals at school, but also a safe place to grow up and thrive.”
Both Canada and the United Kingdom, co-hosts of the online discussion, announced $5 million pledges to support young refugees as well as their teachers, who also serve as sources of psycho-social support.
“If we are truly to build back better, which we all want to do, education must be prioritized in the global recovery from coronavirus”, said Baroness Sugg, UK Special Envoy for Girls’ Education.
Young refugees on the frontlines
Bahati Ernestine Hategekimana is a living example of the powerful influence education can have on the life of a young refugee.
She and her family arrived in Kenya from Rwanda in 1996. Today, Bahati is on the frontlines of the COVID-19 response effort, as a nursing intern in the capital Nairobi. She also participates in an online campaign that showcases refugee contributions to counter the crisis.
Coronavirus Portal & News Updates
“All over the world, young refugees volunteer like me to support the emergency response. We have communication officers who fight against fake news, students who raise funds to support vulnerable families: from refugees as well as host communities; and others who have produced masks and soap and distributed them among communities”, she said.
Bahati was able to pursue her dream of becoming a nurse when she was awarded a scholarship through a UNHCR programme that supports higher education opportunities for refugees.
She said most recipients are studying in the health care field, meaning they can help strengthen health systems in their host countries and in their countries of origin.
Source of review: https://news.un.org/en/story/2020/07/1068201
Cuando la Unesco anunció que 1.500 millones de alumnos —más del 90% de ellos— no podían ir a la escuela o a la Universidad porque estaban cerradas a causa de la covid-19, el dato provocó conmoción en todo el mundo. Estas cifras nos afectaron profundamente a todos, porque hacían realidad algo hasta entonces impensable: un mundo sin escuelas.
Este trauma compartido nos hizo a todos tomar conciencia de que la educación es un bien común mundial. Una sociedad sin escuela y sin aprendizaje, o con una enseñanza en condiciones muy degradadas, está destinada al abandono social, ético y económico. El derecho a la educación debe defenderse firmemente, asumiendo todas las consecuencias que ello conlleva.
A este respecto, la comunidad internacional tiene una responsabilidad colectiva que debe manifestarse, en primer lugar, en un incremento de la inversión en educación. La Unesco estima que, incluso si los países mantuvieran el porcentaje actual de inversión pública en educación respecto al PIB, los recursos disponibles para el sector educativo se reducirían en 210.000 millones de dólares en 2020 debido al impacto económico de la covid-19, y es probable que esta estimación empeore. Por tanto, es necesario aumentar tanto la proporción de la ayuda mundial destinada a la educación como los recursos asignados al sector educativo en los presupuestos nacionales.
La crisis de la covid-19 nos recuerda también la omnipresencia de unas desigualdades estructurales que se han agudizado durante la pandemia, entre países, pero también dentro de cada uno de los países, sin excepción. Es un hecho que las poblaciones más vulnerables, como las personas con discapacidad, los refugiados y los desplazados, los más pobres, los jóvenes y las niñas son quienes tienen más dificultad para acceder a la educación; incluso cuando tienen acceso, a menudo se encuentran en situaciones de marginación, en particular debido a la estigmatización.
Así, hemos podido comprobar que la educación a distancia a través de Internet no puede ser una panacea en la actualidad, cuando en el África subsahariana solo el 18% de los alumnos disponen de conexión en su casa (frente al 57% a escala mundial).
Por tanto, nuestro esfuerzo mundial en materia de educación debe tener por objeto la reducción de todas esas desigualdades, en particular aplicando medidas concretas para que la educación sea más inclusiva. Ahora que los centros educativos van abriendo sus puertas en muchos países, se debe prestar especial atención a que las niñas y jóvenes vuelvan a la escuela o a la Universidad.
¿Cómo esperar que la escuela sea el principal vehículo para reducir las desigualdades sociales y económicas o para construir la ciudadanía del futuro si es en sí misma un lugar lleno de desigualdades?
Por último, la pandemia nos ha llevado a todos —alumnos, docentes, sindicatos, padres, Administraciones, sociedad civil— a replantear los fundamentos de la educación. ¿Qué papel puede desempeñar la educación a distancia o por Internet? ¿Qué relación se ha de establecer entre los distintos protagonistas del proceso de aprendizaje? ¿Cuáles son los valores y principios sobre los que debe construirse la educación del mañana?
Esa es precisamente la finalidad de la iniciativa Futuros de la Educación de la Unesco: pensar cómo debería ser la educación en 2050 y más allá. La Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación, compuesta por personalidades de diversos horizontes, ya ha iniciado su trabajo de reflexión y presenta ya nueve ejes en los que se pueden aplicar medidas muy rápidamente. No obstante, se trata de una labor a largo plazo que se nutrirá del diálogo y el debate con los jóvenes, los agentes del mundo de la educación y, más ampliamente, la ciudadanía de todo el mundo. Por eso, queremos que cada persona se sienta invitada a participar en este diálogo mundial.
Nos encontramos en una encrucijada. Ha llegado el momento de actuar colectivamente por el bien común mundial que es la educación. De forma inmediata, aumentando la inversión y luchando contra las desigualdades; y, a medio plazo, reflexionando juntos sobre el futuro de la educación. Convirtamos la crisis de la covid-19 en una toma de conciencia colectiva sobre la importancia de los bienes comunes fundamentales como la salud o la educación.
Fuente del artículo: https://elpais.com/educacion/2020-06-30/decisiones-vitales-para-transformar-la-educacion-del-manana.html
Después de que más de 1/3 de la población mundial permaneciera confinada en sus casas durante semanas, ahora el mundo intenta recuperar la normalidad, saliendo de la crisis mundial causada por el coronavirus. Sin embargo, debemos ser conscientes de que muchas cosas han cambiado y no podemos seguir haciendo lo que hacíamos antes. Las consecuencias que ha comportado el virus han hecho que todos los países del mundo se replanteen los nuevos modos de vida y cómo deberían gestionarse y funcionar las sociedades a partir de ahora.
Si bien durante la pandemia fuimos testigos de la solidaridad de miles de personas para hacer frente al virus, parece ser que ahora tendemos a olvidar las lecciones que aprendimos, sin tener en cuenta el impacto de lo que consideramos normal para el medio ambiente, la economía, la salud pública y nuestras sociedades.
Por ello, la UNESCO ha lanzado una campaña mundial que pone en cuestión nuestra percepción sobre lo que debería significar la vuelta a la normalidad en la era post-COVID-19, con el lanzamiento de un vídeo, de 2:20 minutos. En él, presenta datos e información objetiva sobre el mundo antes y después de la pandemia. La inclusión de todos estos hechos en un único vídeo ayuda a tener una visión conjunta de lo que es normal y lo que no. Antes aceptábamos y considerábamos normales hábitos y acciones que no lo son, y el vídeo ayuda a reflexionar sobre ello, ya que nuestra realidad anterior a la pandemia ya no puede ser aceptada como normal.
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