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Los retos de las instituciones de educación superior, durante la pandemia y después

Por: Sylvia Schmelkes

Tuve recientemente la oportunidad de compartir un seminario en línea –del ciclo Diálogos Educativos organizado por la red Mujeres Unidas por la Educación, MUxED– con dos colegas mujeres funcionarias de universidades mexicanas: del Tecnológico de Monterrey y de la Universidad Veracruzana.  Reflexionaba al final de la sesión que estas tres universidades lograron tránsitos exitosos de la presencialidad a la virtualidad, en muy poco tiempo.  Las tres estaban, con sus más y sus menos, preparadas para lograrlo.  El Tecnológico de Monterrey ha estado a la vanguardia de la educación en línea y a distancia desde hace ya muchos años.  La Universidad Veracruzana construyó desde principios de siglo una poderosa plataforma educativa que ahora ha podido aprovechar de manera ejemplar. La Universidad Iberoamericana tenía también avances en el manejo de una plataforma para la virtualidad y en la formación de docentes para su uso.

Estas universidades, y seguramente varias otras en el país, son privilegiadas.  Lograron, con sus más y sus menos, la mayor parte de los propósitos educativos del periodo escolar interrumpido por la pandemia, con la mayor parte de los alumnos.  Desgraciadamente, está no es la situación para la mayor parte de las instituciones de educación superior en el país.  Estas instituciones en general han avanzado poco en tecnificar la educación, en experimentar con educación a distancia y en formar a sus profesores para su manejo.  Ello ha conducido a una especie de parálisis de muchas de ellas, durante estos meses, que vendrán a significar un importante paréntesis en el avance escolar de los estudiantes.  En algunos casos, las instituciones han hecho intentos por recuperar algunas de sus actividades a distancia y han tenido en ello logros disparejos, pero, en ningún caso, con todos sus estudiantes.

Por otra parte, la pandemia ha dejado, como bien sabemos, estragos económicos de dimensiones inconmensurables, que consecuentemente repercutirán en una dificultad acrecentada de muchos estudiantes de continuar sus estudios por la necesidad de aportar al sustento de las familias.  Este hecho, sin duda, traerá consigo una realidad de abandono escolar, probablemente la mayor que hayamos visto en la historia de la educación superior en el país.  Ojalá me equivoque.

Mientras el virus circule entre nosotros será difícil que esta realidad se modifique radicalmente. Naturalmente todos haremos mayores esfuerzos por llevar la educación a distancia a la mayor parte de nuestros estudiantes. Procuraremos desde todas las instituciones mejorar la calidad de la educación a distancia y, sin duda, también se harán esfuerzos por darle un carácter híbrido a las actividades docentes, especialmente por la necesidad que tendremos de operar a distancia un tiempo más y por la probabilidad de tener que regresar al confinamiento debido a rebrotes de la pandemia. Buscaremos maneras para reducir los grupos, incluso en la enseñanza presencial, a fin de mantener la sana distancia.  Todo esto hay que hacerlo, desde luego.

Pero, en cualquier hipótesis, el impacto de la pandemia sobre la educación de todos los niveles, incluida la superior, ha afectado de forma devastadora sus tres funciones sustantivas.   En relación con la función formativa, habremos sacrificado objetivos, sobre todo aquellos que exigen presencialidad, que son muchos: laboratorios, talleres, prácticas profesionales, el propio servicio social, que le da presencia a las instituciones y a los profesionales frente a los problemas de la sociedad.  Habremos sacrificado también la formación integral de nuestros alumnos: el deporte, las actividades artísticas, los eventos académicos en los que circula el conocimiento y el pensamiento, toda la vida universitaria que es tan formativa como el propio currículo académico del programa que se cursa. Y habremos perdido estudiantes.

Por eso, las instituciones de educación superior debieran desde ya estar pensando seriamente en la reconstrucción y en la oportunidad que esta crisis ofrece de repensar nuestros modelos educativos, así como el papel que juegan estas instituciones en una sociedad que también habrá de reconstruirse.  Este esfuerzo de planeación del futuro inmediato y mediato debe enfrentar, desde mi punto de vista, al menos los siguientes retos:

  1. La recuperación de los aprendizajes no logrados.  Ello implica dar preferencia en un primer momento a los propósitos educativos que no se logran bien a distancia, como los aprendizajes derivados del aprender haciendo tanto en laboratorios y talleres como en prácticas profesionales y en el aprendizaje derivado del servicio.  Pero también requiere atender de manera privilegiada a los alumnos que por falta de acceso a la tecnología se rezagaron, respecto de sus compañeros que sí la tienen, en las actividades académicas que las universidades ofrecieron a la distancia.  No se podrá partir del supuesto de que, por el hecho de haber ofrecido las actividades a distancia, los estudiantes pudieron cursarlas.  La desigualdad económica y tecnológica de nuestra sociedad lo hace imposible para un porcentaje no despreciable del estudiantado.  El periodo de recuperación debe ser el necesario para lograr los objetivos. No sería recomendable evaluar o calificar a los estudiantes antes de haber puesto en su lugar lo necesario para alcanzar los propósitos de manera justa y equitativa.
  2. El rescate de quienes se están viendo en la necesidad de abandonar sus estudios por razones económicas.  Habrá que pensar en apoyos económicos focalizados a fin de que no permitamos que la pandemia ahonde la inequidad de por sí ya existente en el acceso a la educación superior.
  3. El fortalecimiento de las actividades que sólo se pueden lograr con la presencia.  La pandemia nos ha hecho conscientes del valor de la presencialidad.  Bien haríamos en fortalecer aquello que ahora reconocemos que se perdió: la capacidad de realizar reflexiones colectivas; la discusión y el desarrollo del espíritu crítico; la creatividad colectiva; el aprendizaje colaborativo; las oportunidades de formación extracurricular que permite la vida en el campus, por mencionar sólo algunas.  No caigamos en el error de suponer que tenemos forzosamente que transitar a la educación a distancia, como ya están planteando muchas universidades en el mundo. De hacerlo, perderíamos una buena parte de la fortaleza formativa de nuestras instituciones.
  4. Invirtamos en tecnología y en la formación para su correcto aprovechamiento.  En efecto, aprendimos el potencial de una herramienta más en la educación.  Si la usamos bien, podremos proponer lograr muchos propósitos por esa vía, siempre reconociendo que la tecnología educativa es un instrumento, no un modelo educativo.  Usarla bien nos dará posibilidades de hacer más cosas desde la presencia.
  5. Sobre todo, aprovechemos esta crisis para repensarnos. En especial repensemos nuestros propósitos formativos, el papel que como instituciones de educación superior estamos llamadas a desarrollar en el proceso de reconstrucción de la sociedad, la cual también está por repensarse y reconstituirse.

 

Este es el mayor reto: demostrar que somos capaces de convertir la crisis y la tragedia en formas más humanas, justas y pacíficas de vivir en sociedad.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/los-retos-de-las-instituciones-de-educacion-superior-durante-la-pandemia-y-despues/

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El estudiantado: ¿protocolo de una agonía?

Por: Ilán Semo 

Una vez más, Giorgio Agamben ha despertado el asombro, el encono y, hasta cierto punto, un sentimiento de extrañeza en la opinión pública del viejo continente. Se trata de un texto publicado en el sitio del Instituto Italiano per gli Studi Filosofici el pasado 23 de mayo bajo el título: Requiém por los estudiantes. Con las medidas de confinamiento impuestas para impedir la diseminación del Covid-19, las universidades de todo el mundo –y no sólo ellas, también los sistemas escolares básicos– optaron por trasladar el conjunto de sus actividades –clases, seminarios, exámenes, congresos, conferencias– a las plataformas privadas en línea. En su mayor parte, las que vuelven disponibles los grandes conglomerados estadunidenses de las industrias de la hightech y los bigdata (Google, Facebook, Hotmail, Gmail, Whatsapp, etcétera).

Al principio se trataba de una respuesta imaginativa y llena de voluntad para no dejarse abatir por las condiciones del aislamiento impuestas por la epidemia. Las universidades se revelaron como una de las fuerzas que, en el momento más álgido del confinamiento, decidieron optar por otro camino para mantener en vida la reflexión colectiva, incluso sobre la sociedad que deberá emerger de la situación actual de crisis.

Pero lo que apareció como una solución de emergencia –sustituir la universidad presencial por un cúmulo de actividades educativas y administrativas virtuales suplementarias (en su mayor parte inconexas y rudimentarias por la prisa impuesta por el momento)– ha devenido gradualmente un esquema que muchas universidades en el mundo, como Harvard, por ejemplo, han empezado a adoptar como un formato que llegó para quedarse. Asistimos probablemente a una mutación de consecuencias aún impredecibles en el ámbito de la educación superior, y que habrá de transformar a la Universidad de una vez y para siempre. Esta es la primera tesis del texto de Agamben, a la cual respaldan muchos de los debates actuales que se desarrollan, no por casualidad, en la intimidad de las cerradas cúpulas administrativas y tecnocráticas que dirigen los centros de estudio o los ministerios de educación nacional. Algunas universidades han anunciado que permanecereran en el modo virtual hasta 2022, ya sin importar las constricciones que imponga o no el Covid-19.

Lo que hoy ya podría empezar a llamarse la agonía de la universidad presencial marca el fin gradual de la universidad tal y como la conocimos, tal y como aparece en una larguísima historia que se remonta al siglo X.

¿Cuál fue la función que cumplió la universidad en esa longeva historia? Antes que nada fue una institución que congregó bajo un solo techo la formación de estudiantes, propició las con-diciones elementales para el desarrollo de la investigación y los nuevos saberes –seminarios, bibliotecas, laboratorios, etcétera– y, sobre todo, emergió como un poder propio capaz de proteger la capacidad crítica y reflexiva de una sociedad sobre sí misma. Fue en el seno de las universidades teológicas de París y Amsterdam en los siglos XVI y XVII donde surgió el cartesianismo como una de las críticas más formidables a la concepción teológica del mundo. Las universidades ilustradas de los siglos XVIII y XIX harían posible la proliferación de teorías y críticas a las desigualdades sociales y la arbitrariedad del poder político características del mundo moderno. Y la universidad de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI se convirtió en el centro por excelencia de visiones críticas de las experiencias totaltarias, el capitalismo, la desigualdad de géneros, el racismo y ahora la amenaza del higienismo.

La condición esencial de esta autonomía relativa de la universidad con respecto a los poderes fácticos –fundamento de lo que llamamos la autoreflexividad de las sociedades occidentales– fue la transformación del estudiantado en una forma de vida. Un extenso grupo de jóvenes dedicando una parte de la primera parte de su vida no sólo a estudiar y formarse, sino a convertir a su propia comunidad en la franja central de la re-flexividad, la rebeldía y la crítica que requiere toda sociedad para atenuar sus peores males. A la universidad se acudía también a formar grupos intelectuales y políticos, a promover innovadoras vanguardias artísticas y filósoficas, a tratar de vincular lo aprendido con una praxis inmediata o a emprender iniciativas de investigación científica impensables en las normas de cada época. De ello resultaba frecuentemente que esa comunidad se enfrentara a los requerimientos del mercado y el Estado para domesticar las mentes de una sociedad.

Con la universidad virtual nada de esto sucederá. No habrá más estudiantado como forma de vida. Dejará de existir esa comunidad crítica que en muchos momentos atenuó los lados más lúgubres de la vida moderna. Los estudiantes se convertirán en átomos aislados a merced de la tecnocracia educativa, absortos en sus pantallas individuales sin capacidad alguna para constituirse en un poder propio: el poder de la reflexión que da una colectividad basada en las relaciones que permiten su propia sobrevivencia como comunidad. La universidad virtual no será una voz en el horizonte de la sociedad, sino una institución sin alma, desalmada, dedicada a producir el nuevo proletariado que ya caminaba en los últimos años por sus pasillos. En ella se educarán técnicos y fuerza dócil de trabajo, ya no pensadores.

Sólo las universidades que se alejen de la tentación de la virtualización total, lograrán preservar la encomienda que dio vida (y seguirá dando) al espíritu de la universidad.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/05/30/opinion/020a2pol

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Colombia: Cursos y certificados de Coursera serán completamente gratuitos por la pandemia

América del sur/Colombia/04 Junio 2020/semana.com

Los estudiantes tendrán acceso a más de 3.800 cursos, 150 proyectos guiados, 400 especializaciones y 11 certificados profesionales de universidades de alta calidad de todo el mundo.

Aunque en algunos países ya se ha comenzado con la reapertura de colegios y universidades bajo estrictas medidas de bioseguridad, datos de la Unesco indican que aún el 70 % de los estudiantes nivel internacional siguen afectados por el cierre de las instituciones debido a la covid.19.

Bajo la incertidumbre de cuándo podrán regresar completamente a las clases presenciales, y ante la cancelación de programas de verano, muchos estudiantes están enfrentando ansiedad por el impacto que una interrupción prolongada en sus estudios. A pesar de este panorama, todo el sector educativo en el mundo coincide en un aspecto, el aprendizaje debe continuar.

Teniendo en cuenta la preocupación de millones de estudiantes, la plataforma de educación virtual, Coursera, anunció que a partir de hoy, los estudiantes universitarios de todo el mundo pueden aprender y obtener certificados de los cursos que allí se ofrecen de forma gratuita.

Los estudiantes que estén cursando actualmente la universidad, un postgrado o que sean recién graduados, solamente necesitan contar con un correo electrónico escolar verificado para inscribirse y obtener acceso gratuito a más de 3.800 cursos, 150 Proyectos Guiados, 400 Programas Especializados y 11 Certificados Profesionales.

La inscripción estará abierta hasta el 31 de julio, sin necesidad de una tarjeta de crédito, y una vez inscritos tendrán hasta el 30 de septiembre de 2020 para completar los programas.

Durante este período, los estudiantes podrán aprender de algunos de los mejores profesores del mundo y obtener credenciales de las universidades con mayor prestigio a nivel internacional, incluyendo la Universidad de Michigan, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad de Yale, el Tec de Monterrey y la Universidad de Duke.

Los certificados profesionales de algunos de los principales educadores de la industria entre los que se encuentran Google, IBM y SAS ayudarán a los estudiantes a prepararse para el mundo laboral con habilidades de gran demanda.

Los cursos más tomados por los colombianos

  1. Fundamentos de Finanzas Empresariales (Universidad de los Andes)
  2. Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) (Universitat Autònoma de Barcelona)
  3. The Science of Well-Being (Yale University)
  4. Aprendiendo a aprender (Learning How to Learn) (McMaster University, University of California San Diego)
  5. English for Career Development (University of Pennsylvania)
  6. Sexualidad…mucho más que sexo (Universidad de los Andes)
  7. Marketing Verde (Universidad de los Andes)
  8. Bienestar, equidad y derechos humanos (Universidad de los Andes)
  9. Objetivos de desarrollo sostenible para América Latina y el Caribe (Universidad de los Andes)
  10. Fundamentos de la escritura (Tecnológico de Monterrey)

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/cursos-y-certificados-de-coursera-seran-completamente-gratuitos-por-la-pandemia/675568

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Año sabático para universitarios en Irak por covid-19 y manifestaciones

Asia/Irak/04 Junio 2020/semana.com

El 1 de octubre pasado estalló una revuelta popular liderada por los estudiantes. Luego vino la pandemia y, a causa del confinamiento, las universidades están cerradas.

Basma Haitham ya tenía todo preparado. Desde comienzos del año académico ya había comprado el vestido que pensaba lucir en la ceremonia de su graduación. Sin embargo, en este año universitario en Irak nada será como estaba previsto.

El 1 de octubre pasado estalló una revuelta popular encabezada por los estudiantes. Luego se desencadenó la epidemia de coronavirus, y a causa del confinamiento las universidades están cerradas. 

Por lo tanto, Basma al igual que otros 150.000 estudiantes iraquíes censados por el Ministerio de Educación Superior, tuvo que olvidarse del baile de graduación y reprogramar su futuro inmediato, ya incierto en un país en el que el 36 % de los jóvenes están desempleados.

«Desde que entré a la universidad soñaba con el día en que recibiría mi diploma. Inclusive, compré un vestido de color salmón para la fiesta de graduación», se lamenta esta joven de 23 años.

«No tengo la menor idea sobre cuándo podré lucirlo», continúa esta estudiante de literatura inglesa en la universidad Al Mustansiriyá de Bagdad, quien estaba a punto de solicitar un visado para finalizar sus estudios en el exterior.

Sistema al borde de la asfixia

Incluso graduados, los jóvenes abandonan un país que vive de sus ingresos petroleros, en caída libre desde hace meses, y cuyo sector público desmesurado es ineficaz.

Con el 60 % de los 40 millones de iraquíes con menos de 25 años y una de las poblaciones con crecimiento más acelerado del mundo, el sistema actual ha implosionado.

Aunque se multiplican las jubilaciones de funcionarios públicos, los jóvenes saben que no pueden contar como sus padres con un puesto «automático» en este ámbito, puesto que en 17 años la corrupción ha fagocitado un tercio del erario, fruto del oro negro.

Es por esto que, al igual que Basma, decenas de miles de estudiantes se lanzaron en masa a las calles para protestar contra dirigentes que tildan de «ladrones» e «incompetentes».

 

«¿Dentro de un año»?

La universidad postergó los exámenes del primer semestre del año académico y organizó cursos en línea. Pero, por la epidemia de covid-19, al no realizarse los exámenes, el segundo semestre nunca comenzó. Y, ya nadie cree en las promesas ministeriales de un calendario para los exámenes de fin de año.

«El ambiente festivo de los últimos días en la facultad no lo disfrutaremos», se lamenta Ranine al Jalili, una estudiante de ingeniería de 25 años, de una facultad privada de Bagdad. 

Y no sólo este año está comprometido. La embajada estadounidense en Bagdad esperaba que entre 200 y 250 estudiantes se inscribieran en universidades del país norteamericano durante el verano (boreal). Pero la pandemia dejó a los aviones en tierra, poniendo fin a los sueños de expatriación de estos jóvenes.

A sus 23 años, Mayada Mohamed, quiere ingresar al taller de escultura de la facultad de Bellas Artes, a pocos pasos de su casa.  Hace dos meses que la casa de estudios cerró y su proyecto de final de carrera, esencial para graduarse, está a la espera. «Hace poco nos dijeron que podríamos reanudar nuestros trabajos en el curso próximo y que nos graduaríamos en un año», dijo la joven a la AFP.

Año anulado, pero pago…

«Pero algunos de nosotros no disponemos de medios para estudiar otro año más, debemos trabajar», añade Mayada. En Irak, la tasa de pobreza, que ya era del 20 %, podría duplicarse con la actual crisis económica.  Desde hace años, la familia de Sajad Matar esperaba este verano de 2020, para que este estudiante de medicina de 22 años comenzara a ganarse la vida.

Esperaba obtener un salario de algo más de 530 euros para ayudar a su familia en Nasiriya, su ciudad natal (sur). Pero, ahora, en lugar de aportar este nuevo ingreso, Sajad ha tenido que pedirle más dinero a su padre. Además, «la universidad nos reclama las matrículas del segundo semestre», unos 1.350 euros, añade con amargura.

«Este año se nos ha escurrido entre los dedos», lamenta Mayada, quien, no obstante, estaba muy entusiasmada con la «revuelta de octubre». Ese mañana tan esperado no llega. Cuando tenemos electricidad e internet, «sólo miramos las series de Netflix» para intentar olvidar el largo confinamiento, apostilla.

Fuente e imagen tomadas: https://www.semana.com/educacion/articulo/decretan-ano-sabatico-para-universitarios-en-irak-por-covid-19-y-manifestaciones/674532

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Colombia: Cinco tecnologías para regresar a clases presenciales en la pandemia

América del sur/Colombia/04 Junio 2020/semana.com

El cumplimiento de los protocolos de bioseguridad en las aulas, uno de los requisitos que deberán garantizar las universidades antes del retorno de los estudiantes.

En Colombia desde el pasado 16 de marzo ningún estudiante en el país tiene clases presenciales después de que se determinara cerrar los colegios y universidades para prevenir la propagación del nuevo coronavirus. Más de dos meses después, la medida se mantiene y aún es incierto cuándo será la reapertura de las instituciones.

La preparación y ejecución de protocolos de bioseguridad en las aulas de educación superior será una de las principales medidas que deberán garantizar las instituciones universitarias, antes del retorno progresivo a las clases presenciales en los siguientes meses.

Teniendo en cuenta esto, la Feria Internacional de Seguridad, en conjunto con Corferias, presentará al sector educativo las tecnologías clave que le permitirán cumplir los lineamientos y protocolos de seguridad para retomar la normalidad académica en medio de los esfuerzos de las autoridades por superar la pandemia.

A continuación, cinco desarrollos tecnológicos claves que se presentarán a colegios y universidades durante la rueda de negocios ‘Negociando con Seguridad‘ de este viernes 29 de mayo:

  • Control de instalaciones: Con la nueva capacidad de seguridad de accesos, la empresa española Nuo One monitorea el acceso a los alumnos y profesores únicamente en el horario y jornada especifico, controlando a partir de la data de los centros educativos el volumen de personas tanto presencial como a distancia. En el caso de necesitarse, el edificio contará con el video intercomunicador W&M en la puerta de entrada, para verificar la identidad y disponibilidad de aforo de personas que no cuenten con el acceso.
  • Sistemas de clases híbridas: Aunque se estima que en agosto las actividades académicas volverán paulatinamente a ser presenciales, el control de aforos será una manera de prevenir el contagio de la covid-19. Para esto la empresa colombiana D&I ha diseñado un sistema fácil de usar y de instalar, que permite la grabación y emisión de audio y vídeo de alto rendimiento. Cuenta con una cámara web Full HD, un micrófono condensador USB y un anillo de luz LED para mejor la calidad de la luz. A la fecha se han realizado pruebas en la Universidad de los Andes y el Colegio Nueva Granada.
  • Control de temperatura en las aulas: Para el regreso a clases de manera presencial la empresa Hikvision Colombia, presenta al país un sistema de vigilancia remota a partir de cámaras termográficas que permiten monitorear la temperatura corporal de los asistentes a las aulas de clase al mismo tiempo, sin importar si están estáticos o en movimiento. De esta manera, el sistema guarda una data de análisis de temperatura de sus asistentes de manera y fácil y ordenada.
  • Laboratorios académicos seguros: Usando reconocimiento facial y de palma a distancia, dispositivos como el Proface X (TD) y el SpeedFace V5L, de la empresa Zkteco, cuentan con un sistema integrado de seguridad, que al conectarse a las bases de datos de los centros educativos permite el acceso de forma remota a los docentes y estudiantes a las instalaciones de alta seguridad como laboratorios, bibliotecas y salas especiales cumpliendo con las medidas de bioseguridad indispensables.
  • Control de distancia y emisores de desinfección: La empresa Robotec Colombia ha diseñado un software de análisis de video que permite la detección de violaciones en los protocolos de distanciamiento social, generando alertas a los infractores. Además, ha generado nuevos dispensadores automáticos de gel, que evitan el contacto con cualquier tipo de superficie, al tiempo que presenta al usuario información sobre las normas de bioseguridad al interior del centro educativo.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.semana.com/educacion/articulo/cinco-tecnologias-para-regresar-a-clases-presenciales-en-la-pandemia/674538

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Colombia: Colegios y universidades seguirán con clases virtuales

América del sur/Colombia/21 Mayo 2020/semana.com

El presidente Duque anunció que estos establecimientos escolares seguirán en modo virtual y explicó hasta qué fecha permanecerán así.

Este martes, el presidente Iván Duque anunció que el aislamiento obligatorio por el coronavirus se mantendrá como está hasta el 31 de mayo.

El mandatario también hizo un importante anuncio con respecto a los colegios y universidades que han mantenido cerradas sus instalaciones desde que empezó la pandemia, obligando a los estudiantes a seguir su proceso de aprendizaje de manera virtual.

MinEducación

@Mineducacion

Atención ⚠️ los estudiantes de preescolar, básica, media y educación superior continuarán en aislamiento preventivo para durante los meses de junio y julio. Así lo anunció el presidente @IvanDuque en el programa

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Con respecto a los centros educativos, el presidente dijo que seguirán cerrados durante los meses de junio y julio.

«Colegios y universidades, en lo que tiene que ver con prescolar, básica y media, seguiremos con estudio o trabajo en casa. En junio y julio nos mantenemos en casa; lo propoio pasará en las universidades», dijo Duque.

Sin embargo, el mandatario dio una buena noticia a los estudiantes universitarios al decir que los laboratorios tendrán «espacios de recuperación con los respectivos protocolos».

«A partir del mes de agosto vamos a recuperar presencialidad en un modelo de alternatividad», dijo el presidente.

La ministra de Educación, María Victoria Angulo, dijo que se ha trabajado con las autoridades locales para ver cómo avanza la pandemia.

«En los colegios públicos estableceremos trabajo en casa y los ajustes que sean necesarios para que desde el mes de agosto tengamos el modelo de alternancia, que significa presencialidad y algunos días de trabajo en casa», dijo Angulo.

«Tenemos que tener en cuenta los grupos y horarios, el transporte, los horarios y la dinámica de cada municipio», agregó.

Con respecto a los colegios privados, dijo que los de calendario B están por terminar su año escolar y lo harán con trabajo en casa, y cuando inicien el nuevo año tendrán el modelo de alternancia.

MinEducación

@Mineducacion

En el programa , la ministra de Educación, María Victoria Angulo, explicó a los colombianos las medidas que el sector educativo adoptará a partir del 31 de mayo, en el marco del aislamiento preventivo y la emergencia sanitaria por el Covid-19.

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En cuanto a los de calendario A, Angulo explicó que van a seguir el modelo de los colegios públicos, es decir de modo virtual de junio a julio, y abren en agosto paulatinamente.

En educación superior se van a activar los laboratorios, pero antes se definirá un comité para establecer los protocolos necesarios de acuerdo con cada entidad territorial.

El segundo semestre del año las universidades tendrán presencialidad asisitida por tecnología, dependiendo de la necesidad de uso de esta.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/colegios-y-universidades-seguiran-con-clases-virtuales/672582

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