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Chile pide a gritos una Educación No Sexista con enfoque Feminista

Por: Eugenia Belén Villagrán Escobar.

En los primeros tres días del 2019 el machismo ha pisado fuerte y se ha hecho visible mediante los femicidios de María Barría de 56 años el 1 de enero en Puerto Montt, asesinada por su esposo que posteriormente se suicidó y Sandra Pozo Rivas de 49 años el 2 de enero en Rancagua, asesinada y encontrada con múltiples puñaladas que su conviviente confesó realizar, intentando justificarse mediante “los celos” que sentí. Eso, sumado al femicidio frustrado de una mujer de 36 años en Calama, en manos de su expareja, que contaba con una medida cautelar.

Es importante recordar que un femicidio es la expresión máxima del machismo y la violencia contra las mujeres, pero está lejos de ser la única; a diario en las relaciones cotidianas vemos como pequeñas acciones y discursos van dando forma y reforzando la cultura patriarcal que hoy está vulnerando a mujeres de todas las edades, orígenes y clases sociales en diferentes formas.

En las relaciones de pareja, por ejemplo, podemos observar la necesidad de un cambio en la forma en que percibimos a cada compañera/o de vida, ya que tendemos a naturalizar sentimientos  como la posesión, la obsesión con el cuerpo y su cosificación, los insultos o violencia psicológica, la violencia económica y entre otras cosas la reproducción del rol de mujer/esposa/madre que trae consigo: aumento de las horas de trabajo, mínimo o nulo reconocimiento del trabajo doméstico en la limpieza, cocina, cuidados, administración y abastecimiento del hogar; que para las mujerestienen como resultado contar con menos tiempo para el desarrollo personal y en muchos casos la dependencia económica de un otro.

Pero… ¿qué hay detrás de esta relación desigual que mantiene a las mujeres en un lugar desfavorable y corriendo el riesgo constante de ser agredidas y/o asesinadas?

Por una parte, podemos encontrar al sujeto privilegiado, hombre heterosexual enajenado por las ventajas de tener el poder, con las ideas de posesión y superioridad desarrolladas y fortalecidas mediante el modelo de crianza basado en la educación sexista y estereotipada, que puede pertenecer a cualquier estrato de la clase social, origen o rango etario, con mínima o nula conciencia de la dominación y violencia que (re)produce y ejerce en los cuerpos de las mujeres y que por lo general prefiere hacer oídos sordos y continuar sin hacerse cargo de su responsabilidad en los cambios culturales que se necesitan y exigen las mujeres desde hace siglos.

El sistema capitalista, dominando históricamente por hombres, basado en la subordinación, desigualdad en la acumulación de ingresos y falta de derechos laborales, necesita a las mujeres pariendo mano de obra, cuidándola y educándola servil y funcional, manteniéndola mientras se encuentra siendo parte de la fuerza laboral, cuidando no solo a las niñas/os, sino que también a adultas/os mayores y personas con discapacidad en muchas ocasiones sin recibir remuneración, ni reconocimiento social, sumado a  trabajos remunerados y/o estudios, generándose dobles y triples jornadas para las mujeres.

Existe una cultura que naturaliza la violencia como práctica de control social y herramienta de aprendizaje, que lleva a las víctimas a asumir parte de la responsabilidad de ser violentadas, culpabilizándolas. Los medios de comunicación lo representan como conductas vinculadas al amor romántico y los celos, sobrepasando los límites de la vida privada, como pudimos observar en el caso de Nabila Rifo y con un sistema judicial que falla a favor del agresor y reduce condenas exponiendo a otras mujeres a ser víctimas de actos y relaciones violentas.

La internalización del modelo patriarcal en la cultura, que genera competencia entre mujeres, necesidad de validación por parte de otro/a, uso y precarización de otras mujeres de estratos socioeconómicos bajos para suplir funciones de cuidado, la aceptación de cánones de belleza y comportamiento poco sanos que visibilizan la dominación y tarea de complacer al hombre en el cuerpo de las mujeres.

Por esto y más, es que necesitamos incorporar la educación no sexista con enfoque feminista, con la idea de obtener como resultado, entre otras cosas, relaciones más sanas y horizontales, donde las mujeres al igual que toda otra persona, puedan desarrollarse de forma plena y aportar a tener un mundo más equitativo, menos violento y en armonía con el medio ambiente.

Pero… ¿qué significa en términos concretos incorporar la Educación no Sexista?

Que a toda la población se le eduque en igualdad de condiciones, permitiendo el desarrollo de sus talentos y capacidades independiente de su género, origen o clase social, sin seguir estereotipos o roles que encasillan desde pequeñas a las mujeres en las labores domésticas y de cuidados, y no llaman a los hombre a asumir su responsabilidad en dichas labores, con el fin de consolidar cambios en la forma en la que nos relacionamos.

Que se desincentive el uso de juguetes que encasillen a las niñas, como muñecas, cocinas o planchas, cambiándolas por juegos de trabajo en equipo y espacios para encontrar talentos artísticos, intelectuales, deportivos u otros en las niñas y niños. Evitar los juguetes bélicos que naturalizan la violencia, (re)construyendo desde la infancia el tejido social y las redes de apoyo.

Que todas y todos cuenten con una educación sexual, derechos sexuales y reproductivos y acceso a garantías en salud reproductiva, educando en los colegios, mediante los medios de comunicación y fomentando el dialogo en las familias, que tendría como consecuencia menos embarazos no deseados, menos interrupciones de embarazos, menos contagio de infecciones de transmisión sexual, menos violaciones y abusos, procesos menos engorrosos a la hora de optar por esterilizaciones o procedimientos de apoyo para el embarazo y adopción, y que comienza con el simple acto de perder el pudor, hablar, preguntar e informarse al respecto.

Que se fomente una construcción de sociedad democrática, donde todas/os aportemos en la toma de decisiones y asumamos una mayor responsabilidad en la construcción de la sociedad que queremos para hoy y para el futuro, subiendo el volumen a la voz de quienes han sido históricamente silenciadas/os y actuando de forma más consciente con el entorno y quienes nos rodean. Fortaleciendo la práctica de intercambio de ideas desde el respeto, siendo capaces de asumir las críticas desde una mirada constructiva.

Y entre tantas otras cosas, que comencemos a despertar y nos pongamos los “lentes morados” para observar la desigualdad y sexismo a nuestro alrededor, asumiendo la responsabilidad de construir una sociedad más segura para todas/os, donde no tengamos que lamentar una muerta más para el largo listado de femicidios del año y de una vez por todas eduquemos para la prevención, ya que si empezamos a hablarle al potencial agresor para evitar los hechos y no solo a la víctima para que denuncie y se cuide, comenzaremos a ver cambios.

Fuente de la noticia: https://www.eldesconcierto.cl/2019/01/08/chile-pide-a-gritos-una-educacion-no-sexista-con-enfoque-feminista/

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Desde España se entrevista a Mercedes Serrato: «El movimiento feminista no se ha preocupado de las mujeres con discapacidad»

Redacción: El Diario

Mercedes Serrato es trabajadora social, «feminista irremediable», doctoranda en Ciencias Sociales, y la autora principal del artículo ‘Violencias contra mujeres con discapacidad en España: la incansable lucha por ser visibles’

Tenemos unas «normas sobre violencia contra mujeres que no tienen en cuenta a las mujeres con discapacidad y a unas normas sobre discapacidad que no tiene en cuenta las violencias contra las mujeres», denuncia

Fuente: https://www.eldiario.es/andalucia/diversidad_funcional-mujer-genero-violencia_machista-discapacidad_0_776572619.html

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Sexismo negado, desigualdad persistente o la ceremonia de la confusión

Por: Elena Simón

La violencia contra las mujeres no acabará hasta que la sociedad no apueste por la penalización del sexismo, la misoginia y el machismo y así se destierren las eficaces herramientas patriarcales.

En la calle y las pantallas, en la escuela y en la casa, la desigualdad persiste y resiste. El sexismo no suele ser causa de alarma social y ni siquiera las violencias contra las mujeres suelen estar entre las primeras preocupaciones de la población española –mujeres y hombres–, según las encuestas periódicas del CIS. Esta es la columna vertebral que sostiene al machismo en sus manifestaciones más encubiertas y enmascaradas o en las más feroces, como son los asesinatos en vida o con resultado de muerte que acontecen todos los días en cualquier lugar de este planeta y, cómo no, en el territorio que aquí pisamos.

Hay una enorme contradicción entre los discursos de paz, democracia, igualdad, libertad, –bastante compartidos y generalizados– y las prácticas –también compartidas y generalizadas– de sexismo, misoginia y desigualdad. En realidad, esto produce un cortacircuito que a las personas jóvenes y pequeñas así como a las adultas sin mucho criterio al respecto les da a entender que las prácticas y realidades sexistas son como son, son naturales, serán siempre así, han sido siempre así, no se pueden cambiar, no importan tanto, no merece la pena oponerse a ellas y no son tan graves. Así es que invitan a seguir como siempre. Y como siempre quiere decir que los privilegios masculinos unilaterales a costa de las discriminaciones y mal trato hacia las mujeres son incluso deseables, porque mantienen el orden conocido y no hay que hacer nada diferente o extraordinario: así está bien.

Por eso, ni en las casas ni en las pantallas, ni en los centros educativos ni en la calle vemos los cambios fundamentales que enuncian nuestras leyes, reglamentos y normas, que sí se adaptan bastante a los discursos democráticos de Igualdad y no discriminación.

Nuestra población joven está aturdida y no es para menos.

Sin recibir educación sexual desde la familia ni desde la escuela, se empapan desde la pubertad de producciones pornográficas abiertas en la red, que normalizan relaciones donde el hacer masculino y violento impera y la mujer recibe entusiasmada; imágenes que las vuelven hacia la creencia del sometimiento sexual y la condición de objetos lúdicos. Sin recibir modelos de corresponsabilidad familiares ni de equidad laboral, ni orientación académica y laboral no sexista, se ven invitadas ellas a aceptar peores condiciones de trabajo y la inmersión en una maternidad intensiva, que transforma su ser en cuerpo reproductivo casi en exclusiva, dificultando en extremo el ejercicio de la la libertad en el proyecto vital.

Sin una decidida y activa apuesta por la Igualdad real y la Libertad sin mensajes y modelos comerciales sexualizados e hiperfeminizados, seguiremos aceptando que el sexismo no es tan molesto como algunas feministas nos muestran. Hasta se nos presenta a veces como divertido e interesante. Y, sobre todo, no está en absoluto ausente de las modas y de las imágenes y opiniones virales. El sexismo es casi imperceptible para quienes no han entrenado sus mentes y sus sentimientos para rechazarlo como una injusticia fastidiosa para una gran parte de la mitad de la humanidad, e incluso para una menor parte de la otra mitad de la humanidad.

Las industrias no paran de lanzar mensajes sexistas a través de las empresas de creación publicitaria. Con lo cual hay muchas chicas que llegan a creer –en el colmo de la contradicción– que ser feminista es simplemente desafiar al patriarcado con actitudes provocadoras y violentas individuales. Así no acaban de ver que el feminismo fue, es y será un conjunto de acciones colectivas que van desembocando en la mejora de las condiciones de vida de las mujeres, de cualquier clase, origen y condición.

En las casas persiste la división sexual del trabajo –modernizada, eso sí–. En la calle las mujeres estamos muy presentes en todo lugar y horario, pero estando menos cómodas y seguras que los varones; en las pantallas estamos a toda hora y momento, pero con un sesgo hacia la heterosexualización como éxito, que nos va apartando de una vida autónoma y plena. En los centros educativos estamos en los mismos lugares, tiempos y enseñanzas que los varones, pero tratadas en los currícula como sombra de lo masculino y a veces castigadas por nuestras actitudes de protesta ante alguno que se pasa con nosotras. Los espacios comunes de patios, aulas y escaleras o pasillos son manejados por los chicos, a veces de forma invasiva y excluyente, como bien sabemos.

Así es que volvemos a reiterar que la violencia contra las mujeres (que este mes se ha cobrado más matanzas de lo habitual) no acabará hasta que la sociedad entera no apueste por la penalización del sexismo, la misoginia y el machismo y así se vayan desterrando estas eficaces herramientas patriarcales.

Para ello hay muchas estrategias, pero la de romper el silencio y la invisibilización y ninguneo está en manos de las instituciones, desde luego, pero también de cada persona que suscriba que está de acuerdo con la igualdad y que desee la dignidad y la seguridad para todas.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/10/10/sexismo-negado-desigualdad-persistente-o-la-ceremonia-de-la-confusion/

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Clase 1 /Taller «Contra-Pedagogías De La Crueldad» Por Rita Segato

Por  PLATAFORMA SOCIOLÓGICA

Rita Segato es una de las voces más agudas del presente para dar la batalla contra la violencia sobre las mujeres. De intensa trayectoria dada en el cruce entre territorio, investigación y cuerpo, ha sido pionera en plantear la necesidad de abordar en profundidad los componentes expresivos que la violencia corporal de la sociedad patriarcal intercambia como ‘código’ o ‘mensaje’: la ‘escritura en el cuerpo’ que deja una cicatriz social como signo para la dominación.

Segato ha venido desarrollando el concepto de ‘Pedagogías de la crueldad’, en los últimos tiempos, para hablar de la violencia que se da sobre el cuerpo de las mujeres en nuestros territorios latinoamericanos, para incorporar el componente expresivo que enmarca dichas violencias en tramas sociales, simbólicas y culturales que le otorgan ‘legitimidad’ y, por lo tanto, una impunidad institucional alarmante. Sus aportes teóricos vienen siendo una usina reflexiva decisiva para visibilizar las lógicas de la dominación masculina, como también un faro incisivo para establecer nuevas estrategias y discursos sensibles.

Reconocida en toda América Latina -referencia ineludible en México, Brasil y Argentina- y Europa, dictó en el 2017 un seminario de tres días en la Facultad Libre, con entrada libre y gratuita, en lo que creemos será una apuesta para seguir urdiendo nuestra conjura.

Fuente: http://plataformasociologica.blogspot.com/2017/03/clasetaller-contra-pedagogias-de-la.html

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Libro: Articulaciones sobre la violencia contra las mujeres

Esta compilación nace de un doble interés. Por un lado, en el marco del convenio de cooperación de la Universidad Nacional de La Plata con la Universidad del Zulia, profundizar las investigaciones sobre teoría y filosofía de género, con especial acento en la producción de Iberoamérica. Por otro, reunir un conjunto de trabajos que sobre violencia contra las mujeres y desde diversas disciplinas constituyen un aporte al problema, tanto por la fundamentación teórica de sus causas como por los desarrollos en teoría del Derecho y la puesta en evidencia de las dificultades cotidianas para la aplicación y el cumplimiento de las leyes

  • Información

      • Élida Aponte Sánchez

        Universidad Nacional del Zulia (Venezuela), Abogada, Doctora en Derecho, Licenciada en Filosofía. Doctora en Estudios de La Mujer, Universidad de Granada (España). Directora del Instituto de Filosofía del Derecho, Coordinadora de los Estudios de Género del I.F.D., Jefa de la Sección de Antropología Jurídica del I.F.D; Jefa de la Cátedra Derecho Agrario, Departamen- to de Derecho Público. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad del Zulia. Coordinadora de la Red Universitaria Vene- zolana de Estudios de Género (REUVEM); Coordinadora General de la Red Venezolana sobre la Violencia contra la Mujer (REVIMU); Editora Responsable de Frónesis, I.F.D.-L.U.Z. Editora Responsable del Boletín, I.F.D.-L.U.Z. Cuenta con numerosas publicaciones sobre temas de su especialidad, entre las que destacamos «Prueba genética e impunidad en el delito de violencia sexual». Capítulo Criminológico. Vol. 31, No. 3, 2003; «Mujer, Mito y Ciencia, la explicación posible», Revista Venezolana de Trabajo Social, Universidad del Zulia, Vol. 1, No. III., 2003; «La violación en los consorcios sexuales. Tratamien- to jurídico en España y Venezuela». Lex Nova No. 239, 2002, «Las mujeres reclusas de la Cárcel Nacional de Maracaibo y la violencia». La Ventana, 2002. Haydée Birgin, Abogada, feminista, Presidenta de ELA –

    María Luisa Femenías

    Doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid. Profesora de Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Titular Ordinaria de Antropología Filosófica en el De- partamento de Filosofía de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata. Dirige proyectos de investigación y seminarios de grado y posgrado. Profesora visitante en numerosas Universidades del país y del exterior, se ha beneficiado también con pasantías y estadías de investigación en Alemania, Francia, España y EEUU. Es autora de varios libros y compilaciones sobre Filosofía Feminista y de Género. Entre ellos, destacamos Inferioridad y Exclusión (1996); Sobre Sujeto y Género (2000), Judith Butler: Introducción a su lectura (2003), Perfiles del Feminismo Iberoamericano vol. 1 (2002) traducido al inglés por Rodopi (2007), Perfiles del Feminismo Iberoamericano vol. I1 (2005) y vol. III (2007); Feminismos de París a La Plata (2006), El Género del multiculturalismo (2007) y numerosos artículos sobre Filosofía de Género y Filosofía Clásica en revistas especializadas. Co- editoria de Mora (F.F. y L., UBA).

    Fuente: https://libros.unlp.edu.ar/index.php/unlp/catalog/book/215

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Ética y educación.

Por: Jorge Rivera Pizarro.

Asombra el casi diluvio de denuncias de acoso sexual en las diversas instancias de poder, en el país del norte. Es una forma de violencia contra las mujeres, de las varias que sufren 1 de cada 3, según reveló hace pocos días la Organización Mundial de la Salud. ¡Ni una más!, clama la población consciente en muchos países, frente a la ola de feminicidios. Estallan las redes sociales. Diversos organismos internacionales han levantado, también, la voz.

La más alta autoridad del Estado Plurinacional de Bolivia ha encomendado a la educación la tarea de comenzar desde temprano la prevención de la violencia contra las niñas y mujeres. Tarea de todos quienes tienen alguna función educativa en la sociedad. Es decir, todos.

No he podido dejar de recordar en estos días a Fernando Savater, quien recibió merecido homenaje en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en los días pasados. Su “Ética para Amador” dice, ya en sus primeras líneas que la reflexión moral es parte esencial de cualquier educación digna de ese nombre. Y aquí estamos pensando en una cuestión básicamente de ética. De formar ciudadanos y ciudadanas que se inspiren en principios para regir su vida.

El fin de la educación no puede limitarse a estudiar y aprender con sentido utilitario: para tener un trabajo. Ese no es el fin. Es ser una persona, un ciudadano. Es aprender a vivir bien, el buen vivir. Pero es una tarea colectiva, de toda la sociedad. No es solo la escuela, son todas las instituciones que tienen que cambiar para alinearse con los principios. Es el mundo adulto que tiene que cambiar.

Un ejemplo simple. Cuando obro por capricho o por conveniencia, puedo exponerme a serios riesgos. En algunas ciudades el semáforo no está hecho para respetarse, sino para interpretarse. Yo creí que era algo propio de alguna ciudad en específico -pensaba que Cochabamba y bromeaba con los amigos- pero lo veo en muchas partes. Si me detengo en una bocacalle solamente porque hay un policía que me obliga a hacerlo, mi capacidad de decisión, de decir sí o no, paso o no paso, dependen de un factor externo. ¿Tiene que haber un policía que me obligue a cumplir la ley? ¿Necesitaremos tener un policía al lado de cada niña, de cada mujer? La ética, los principios, el enfoque de los derechos, es como llevar al policía dentro de ti. No necesitar que alguien te compela a cumplir la ley. O la palabra empeñada. O el compromiso adquirido. Los cumples porque llevas dentro de ti una fuera especial que te impulsa a decir: me paro en la esquina o cumplo mi palabra. No es fácil, generar esa fuerza dentro de uno. Savater le dice a Amador que la palabra clave en esto es: libertad

La visión de la ética no es, pues, la de una materia en la escuela. Las quejas actuales y la ola de denuncias de acoso sexual desde la gran industria cinematográfica hasta la esquina por donde pasan las estudiantes, no se solucionan solo pidiéndole a la escuela que eduque en la ética, en el respeto a la mujer. La ola de feminicidios, de violencia y maltrato a la mujer es fruto de una cadena interminable de hechos que tienen en su raíz la incapacidad de obrar -personal, familiar, social, políticamente- con base en principios. Es la sociedad la que educa y modela, tanto o más que la escuela. Necesitamos una sociedad que se construya sobre principios. El saber vivir, que dice Savater. Para un buen vivir. Ética.

Fuente: http://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20171213/columna/etica-educacion

Imagen: http://www.lavozdepinto.com/wp-content/uploads/2014/12/Etica9.png

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En las aulas islámicas en Londres se enseña que se puede pegar a las mujeres

Reino Unido/Londres/09 Diciembre 2017/Fuente: Infocatolica

Esto es lo que ha denunciado la Oficina de Estándares en Educación (Ofsted) y que ha recopilado de libros para niños en las escuelas islámicas, tal y como ha explicado el diario The Times.

Libros en las escuelas de Londres incitan a las mujeres a ser sumisas a sus maridos y a no negarse nunca a tener relaciones sexuales con ellos. Estos libros son utilizados como material de enseñanza con los alumnos.

En ellos ensalzan a la «noble» mujer que se cubre la cabeza y discrimina a la «mujer occidental internamente desgarrada» que se va de su casa «para caminar sin rumbo por cines, parques o teatros».

Animadas las violaciones y violencia física

También se anima a cometer violaciones puesto que «la esposa no tiene permitido declinar las ofertas sexuales de su marido». Y además, la mujer «no puede dejar la casa donde vive sin permiso del marido». Y en caso de que lo hiciera, «el varón puede golpearla como correctivo».

En Inglaterra hay casi 200 escuelas de fe islámica (148 centros privados y 29 que reciben fondo públicos). En 2014 algunos centros de la ciudad de Londres ya fueron investigados y la Oficina de Estándares en Educación habló de un serio riesgo de radicalización de sus alumnos

Fuente: http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=31076

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