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Entrevista a Fabiana Tuñez: «El Plan nacional contra la violencia de género va a marcar un antes y un después»

07 Agosto 2016/Fuente: La voz /Autor: Patricia Cravero

La presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres, Fabiana Tuñez, llegó este jueves a la ciudad de Córdoba para encabezar la tercera reunión del Consejo Federal de las Mujeres. En ese marco, y apenas una semana después del lanzamiento del esperado Plan de Acción contra la Violencia de Género, el encuentro sirvió como marco para compartir con las consejeras federales de todo el país los detalles del plan. 

“Era importante encontrar un camino común, con estrategias y protocolos comunes, con la posibilidad de unificar la política pública detrás de un plan nacional que pueda llegar de Ushuaia a La Quiaca. Hasta ahora, lo que había eran políticas segmentadas, aisladas. Cada provincia hacía lo que podía”, dijo Tuñez a La Voz.

La titular del Consejo enfatizó que el plan era una deuda del Poder Ejecutivo desde 2010 y uno de los principales reclamos del #NiUnaMenos del año pasado. “Creemos que va a ser un antes y un después, porque es la primera vez que tenemos un plan. Hasta ahora no lo había, y esto de alguna manera va a generar una política pública por parte de los Estados más presente y activa, y mucho más permanente en la vida de las mujeres que están atravesando violencia de género”, apuntó.

– El Plan prevé la construcción de 36 hogares de protección para mujeres en todo el país que funcionen en forma de red federal. ¿Alguno será en Córdoba? 

– A eso tenemos que charlarlo. La idea es que haya uno por provincia como mínimo. En algunas provincias por una cuestión de necesidad puede haber dos. Pero eso va a ser hablado con cada uno de los gobernadores. Obviamente que en Córdoba tiene que haber uno, pero vamos a verlo.

– Actualmente en Córdoba hay dos refugios. ¿Está previsto incorporar los refugios ya existentes a esa red federal?

– Bueno, esa sería la idea porque nos ayudaría mucho a trabajar con protocolos únicos de actuación, con bases de datos únicos. Esto tiene que ver con las estadísticas oficiales: todavía es una asignatura pendiente el poder unificar a nivel nacional todos los datos. Pero sí, seguramente si hay de parte de los gobernadores aceptación de ir incorporando a esta red los demás refugios, seguramente se logrará.

Tobilleras y prevención

Una de las medidas previstas en el plan es la implementación de tobilleras electrónicas para monitorear a agresores. La prueba piloto de estos dispositivos se hará en cuatro ciudades, y Córdoba es una de ellas. También estarán en Tucumán, Salta y una localidad de Buenos Aires. Según Túñez, la fecha de implementación será definida por las autoridades provinciales.

Consultada por la cantidad de tobilleras que podrían llegar a implementarse, la extitular de la ONG La Casa del Encuentro indicó que el Ministerio de Justicia de la Nación está hablando con cada una de las provincias para tener un estimado del número de medidas cautelares que hay en cada lugar. «No nos olvidemos que para las tobilleras hay que hacer una licitación», añadió.

– Una de las medidas del plan es incorporar perspectiva de género en las currículas escolares. ¿Cuáles son las expectativas, teniendo en cuenta que depende de varias voluntades que se ponga en práctica?

– Eso va a depender de la decisión política de cada provincia. En el plan están incorporados los contenidos, de hecho ya hay un convenio firmado con el ministro de Educación Esteban Bullrich y la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley en ese sentido. Luego el ministro de Educación lo hablará en la reunión de ministros para incentivar esta posibilidad. No hay manera de erradicar la violencia sino modificamos la educación, sino empezamos desde el jardín, la primaria y al secundaria. Esta es una medida a largo plazo. Recién dentro de 20 años vamos a ver las nuevas generaciones con otros parámetros, pero en algún momento hay que empezar, arriesgarse y entender que el único responsable de la violencia es la cultura machista que nos atraviesa a mujeres y varones.

– Aún cuesta que la ley de Educación Sexual Integral se aplique en las escuelas. ¿Cómo se va a hacer para que la perspectiva de género también llegue?

– Nada es imposible. Obviamente que hay resistencias en algunos temas que salen de lo que está establecido, pero desde el Consejo Nacional de las Mujeres tenemos un compromiso muy grande dentro del plan con el cumplimiento de la ley de educación sexual y con la incorporación en las currículas de la perspectiva de género. Por eso ponemos un monitoreo en medio término, en 2018, para hacer una evaluación de hasta dónde se está aplicando el plan.

– Los últimos femicidios en Córdoba y casos graves de violencia fueron en localidades muy  pequeñas. ¿Cómo hacer para llegar ahí?

– Antes no podíamos llegar. Está dentro del plan el fortalecimiento de las áreas Mujer en cada una de las localidades de nuestro país. Esto es central. Hay lugares donde ni siquiera hay áreas Mujer. La idea es fortalecerlas para que se garantice el cumplimiento del plan. Pero también es cierto que va a depender de la voluntad política de cada uno de los representantes, ya sean provinciales y locales, de aplicar el plan. Porque la realidad es que van a estar los recursos y las herramientas. Nosotras en el Consejo empezamos a viajar ahora por todo el país pidiendo esto, el compromiso, que sabemos que existe. Lo que hay que ver es de qué manera ampliamos ese compromiso porque lo que está en juego es la vida de las mujeres. No nos pueden seguir matando como nos matan, y el Estado tiene que tener una actitud muy activa.

Presupuesto

El plan prevé 750 millones de pesos para la creación de los hogares de protección y otras medidas que emanen del Consejo Nacional de las Mujeres. Túñez aclaró que no es el presupuesto total para el plan, sino que a eso hay que sumarle lo que destine cada ministerio afectado. “En 30 o 40 días vamos a tener el presupuesto total. Es un número importante y tenemos que aprovecharlo”, dijo durante el encuentro en el Consejo Provincial de las Mujeres.

Fuente de la entrevista: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/tunez-el-plan-nacional-contra-la-violencia-de-genero-va-marcar-un-antes-y-un-despues

Fuente de la imagen:  http://staticd71.lavozdelinterior.com.ar/sites/default/files/styles/landscape_642_366/public/nota_periodistica/fabiana3.jpg

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Síndrome de Alienación Parental (SAP)

Por: Miguel Lorente Acosta

Los alienígenas han invadido el planeta…” podría parecer el comienzo de un relato de ciencia ficción con seres procedentes de otros mundos, pero la situación es más mundana. La invasión se ha realizado desde otro tiempo, desde el pasado arraigado en la desigualdad, y quienes lo han hecho nunca se han marchado del todo, siempre han utilizado el poder con sus argumentos e ideas.

El posmachismo es la nueva versión del machismo tradicional que juega con las formas y el mensaje para defender lo mismo que hicieron sus antepasados sin formas ni mensaje, sólo con la violencia de palabra, obra y “misión”, pues todo se hacía en nombre del bien común y en defensa de las instituciones. Y entre esos nuevas estrategias está la del Síndrome de Alienación Parental, o lo que es lo mismo, la manipulación por parte de un progenitor de los hijos e hijas para indisponerlos y enfrentarlos contra el otro progenitor.

Si se han fijado, como buena estrategia posmachista, juega con dos elementos esenciales, la neutralidad y el cientificismo. Se trata de un “síndrome”, o lo que es lo mismo, de un “producto de la ciencia”, y lo puede ejercer tanto el padre como la madre. De este modo superan las críticas iniciales, aquellas que, por ejemplo, se levantaron contra un antecesor del SAP, otro “síndrome” que fue denominado con todo el descaro “Síndrome de la Madre Maliciosa”. Cuando todo se les puso en contra por la falacia científica y por la formas de plantearlo aprendieron que ya no podían utilizar el ataque directo a las mujeres, que la sociedad había cambiado y que tenían que revestirse de neutralidad. Eso ocurría a mediados de los 80, y desde entonces han ido trabajando en el SAP con más éxito social, aunque con las mismas dificultades nacidas de su naturaleza, de ser una construcción ideológica que pretende controlar a las mujeres tras la separación.

03_imgTapaEl SAP juega con los mitos y prejuicios que históricamente han impregnado la percepción social sobre la actitud y personalidad de las mujeres, y lo hace al poner en valor la perversidad y la malicia que son capaces de desarrollar por interés personal, sin considerar a nada ni a nadie. En definitiva, se trata de aplicar esa idea sobre la “maldad” de las mujeres a los casos prácticos de las relaciones de los hijos e hijas con sus padres tras la separación.

Por eso no es casual que se empezara a utilizar cuando las leyes de “divorcio no culpable” posibilitaron que las mujeres pudieran separarse y rehacer sus vidas, pues hasta entonces  para hacerlo tenía que demostrar la “culpa” del marido, algo prácticamente imposible cuando la prueba era su palabra frente a la de ellos. A partir de ese momento la situación cambio de forma significativa. Antes, tras la separación la mayoría de los hombres “entregaban” los hijos a las madres y no pasaba nada cuando no respondían con responsabilidad ante las obligaciones que tenían como padres, por eso no había SAP. Pero cuando todo cambió, y las mujeres no quedaban atrapadas en el cuidado de los hijos, ni dependientes en la distancia del ex-marido porque la ley les obligaba a pasar la pensión por alimentos, muchos hombres sorprendidos empezaron a desarrollar otras tácticas para mantener ese control.


En definitiva, se trata de aplicar esa idea sobre la “maldad” de las mujeres a los casos prácticos de las relaciones de los hijos e hijas con sus padres tras la separación.


El SAP parte del hecho objetivo de que los hijos e hijas no quieren ver al padre tras la separación, y lo que hace es dar una explicación coherente con las referencias culturales a esa conducta. Y esa es la trampa.

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R.A. Gardner, autor del SAP

Es una trampa porque lo que hace el SAP es evitar que se investigue cuáles pueden ser las verdaderas razones para que los hijos e hijas muestren ese rechazo al padre. Desde el momento en que en sede judicial se comprueba esta actitud en los hijos, estos son separados de la madre “manipuladora” y entregados al padre “herido”, creándoles  un trauma que será difícil de superar. De manera que la propia estrategia del SAP conlleva no profundizar en lo ocurrido.

En todo este contexto hay un detalle que no suele tenerse en cuenta, y es que la mayoría de las mujeres que sufren violencia de género salen de ella a través de la separación, concretamente la Macroencuesta de 2011 indicó que el 73.4% lo hacían de este modo. La situación es clara. Todas estas mujeres acuden a un Juzgado de Familia para separarse sin decir que han sufrido violencia por parte de sus maridos, violencia que los niños han visto y sufrido y que genera una conducta de rechazo hacia el agresor (el padre), que sólo ponen de manifiesto cuando se sienten seguros, es decir, tras la separación.


lo que hace el SAP es evitar que se investigue cuáles pueden ser las verdaderas razones para que los hijos e hijas muestren ese rechazo al padre.


Esta es la causa más frecuente del rechazo de los hijos hacia el padre, la violencia de género previa. Luego hay otras razones que han sido puestas de manifiesto por múltiples estudios, pero todo choca contra el muro del SAP.

El Síndrome de Alienación Parental es una trampa y es una manipulación interesada al amparo de la cultura de la desigualdad. El SAP no existe. No está aceptado por ninguna de las clasificaciones mundiales de trastornos y enfermedades mentales, ni por el DSM-IV-TR de la Asociación Americana de Psiquiatría, ni por la CIE-10 de la OMS, y por lo tanto no debería aceptarse como categoría diagnóstica en los Juzgados, como ahora se hace. Así lo ha recomendado el propio CGPJ, pero muchos Jueces y Juezas continúan aceptándolo. La independencia judicial se lo permite, pero también es exigibleun papel más activo del Ministerio Fiscal y una respuesta profesional por parte de los equipos forenses (Medicina, Psicología y Trabajo Social).


la causa más frecuente del rechazo de los hijos hacia el padre, la violencia de género previa.


El hecho de que haya científicos que lo defiendan no significa que sea una categoría científica, eso dependerá del cumplimiento de los criterios establecidos por la comunidad científica, no de las ideas u opiniones de unos cuantos científicos. Y hoy por hoy no se acepta.

A mi me parece perfecto que esos científicos continúen su trabajo para intentar que se admita el SAP, lo mismo que hay otros que intentan que se incorpore un nuevo fármaco que está en fase experimental. Pero del mismo modo que ese fármaco no se puede utilizar hasta que no sea aceptado, el SAP no debería ser utilizado en los Juzgados hasta su reconocimiento por la comunidad científica.

No es casualidad que se acepte y se tomen decisiones a partir de su diagnóstico, pues en definitiva viene reforzar la ideología de la desigualdad. Lo mismo que no es casualidad que quienes defienden y apoyan la existencia del SAP sean los mismos grupos de hombres y posiciones ideológicas que cuestionan la Ley Integral contra la Violencia de Género, que hablan de denuncias falsas, de custodia compartida impuesta, de discriminación de los hombres…  No deja de ser llamativo que quienes hablan de denuncias falsas utilicen la falacia del SAP como argumento para que se imparta Justicia.

Todo ello demuestra cómo el SAP forma parte de ese “paquete de medidas” desarrollado por el posmachismo para atacar a las mujeres tras la denuncia de violencia de género, y para mantener las referencias de la desigualdad.


no es casualidad que quienes defienden y apoyan la existencia del SAP sean los mismos grupos de hombres y posiciones ideológicas que cuestionan la Ley Integral contra la Violencia de Género, que hablan de denuncias falsas, de custodia compartida impuesta, de discriminación de los hombres…  No deja de ser llamativo que quienes hablan de denuncias falsas utilicen la falacia del SAP como argumento para que se imparta Justicia.

Fuente: http://www.hombresigualitarios.ahige.org/?p=2846

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Embajadora australiana: «Ningún país en el mundo ha logrado la igualdad de género»

Australia/04 agosto 2016/Fuente: El Comercio

La embajadora de Australia para mujeres y niñas, Natasha Stott Despoja, visitó el Perú para participar del Foro APEC Economía y la Mujer (WEF), una de las reuniones previas a la cumbre APEC que se celebrará en Perú país el 19 y 20 de noviembre.

Entre 1995 y el 2008 fue la mujer más jóven en llegar al Parlamento australiano con solo 26 años, ha colaborado en más de ocho libros y cuenta con innumerables publicaciones en medios de comunicación. Es la segunda persona en ocupar el cargo tras suceder a la diplomática Penny Williams y lo hará hasta finales de este año.

«En los últimos dos años y medio he conocido más de 28 países -un poco agotador- es el turno de otra persona», nos dice.

— Sus artículos giran en torno al feminismo y la igualdad de género, ¿siempre tuvo tanto interés por esos temas?
Efectivamente, la igualdad de género ha sido una pasión de toda mi vida. Fui criada por una madre soltera que me dijo desde pequeña que debo luchar por los derechos de la igualdad, los derechos humanos en general. Lo hice como parlamentaria pero hay innumerables formas de luchar por los derechos de las mujeres y hombres, empoderar nuestro ambiente, hacer la educación más accesible. El feminismo es una parte muy importante de mi trabajo pero es, en realidad, parte de una gran lucha por la igualdad de ambos géneros.

— ¿Cuál es el factor más importante para conseguir dicha igualdad?
La educación. Es la forma con la que podemos garantizar que hombres y mujeres tendrán las mismas oportunidades en la vida. Particularmente en el caso de mujeres, porque mi cargo está orientado a esa población, quiero asegurarme de que lograrán ser educadas porque eso permitirá una mejor salud, mejor estilo de vida, mejor oportunidades laborales, mayores ingresos. Todas esas oportunidades están garantizadas por una buena educación. Actualmente hay más de 65 millones de niñas en el mundo que deberían estar yendo a la escuela y no lo hacen, también sucede con los niños pero no en la misma escala.

— Su cargo no existe en nuestro país. ¿Qué funciones cumple?
Mis funciones están enfocadas en tres áreas: alentar la participación de las mujeres como líderes,  apoyarlas en el empoderamiento económico y reducir o eliminar la violencia contra mujeres y niñas. Este último punto incluye violencia doméstica o familiar, violencia en la comunidad y proteger a las mujeres en ambientes conflictivos. Geográficamente trabajo junto a los países del Pacífico y miembros de APEC realizando conferencias, reuniones y visitas bilaterales para aportar con nuestra experiencia  en países como el Perú [mediante el Programa de Ayuda Directa que maneja la Embajada de Australia]. Los dos días que estuve aquí fueron muy enriquecedores para ver el apoyo que le da nuestro gobierno a centros peruanos.

— ¿Centros como cuáles?  
Como el Centro Ann Sullivan, que apoya a la comunidad con habilidades diferentes; o un refugio para mujeres y niños que huyen de la violencia doméstica.

— ¿Por qué es tan importante para un gobierno tener relaciones con otros países sobre este tema?
Cerca del 35% de mujeres en el mundo han sufrido de violencia sexual o física de algún tipo, es mayor en países como Papúa Nueva Guinea donde alcanza al 90% de mujeres. En Australia, una de cada tres mujeres ha experimentado alguna forma de violencia. La violencia de género es un problema global, una pandemia que afecta a todos los países. Cuando revisamos las cifras vemos que ningún país en el mundo ha logrado la igualdad de género. Así que solo podemos aprender el uno del otro, compartir historias, experiencias y políticas para combatirlo. Es un tema crítico, por ello los gobiernos deben jugar un rol fundamental introduciendo políticas para proteger a las mujeres y educar a la gente. Estoy muy orgullosa del papel de líder que está cumpliendo Australia, particularmente en la prevención de violencia contra mujeres y niñas, pero también es importante oír lo que pasa en otras naciones.

— El área del Pacífico tiene varias ideas en común en temas de negocios pero no sucede lo mismo en cuanto a derechos. ¿Cuán difícil es lidiar con eso?
Tienes razón. El área es muy diversa, los países, culturas y sus historias son muy diferentes. Pero eso es muy emocionante para este trabajo. Por ejemplo, cuando trabajo con países del océano Índico, piensa en la variedad: Malasia, Yemen, Mauricio, Madagascar, Sudáfrica, Indonesia y Australia, entre otros. Todos tenemos diferentes mentalidades e ideas pero perseguimos un mismo objetivo, el cual es garantizar la participación económica de las mujeres y fortalecer sus derechos. No se trata de gobiernos, economías o países superiores a otros sino que trabajan como un equipo.

— Pero igual debe haber retos…
Te sorprenderías. La mayoría de personas normales están emocionadas de ver un movimiento global. Algunas veces nos olvidamos que somos muy parecidos, en realidad enfrentamos al mismo problema pero expresado de diferentes formas: colonialismo, pobreza y muchísimos más. Pero, el punto es que tenemos más en común que en contra. Yo me he sorprendido por el número de gobiernos que se han sumado a la consigna y cuántos han creado oficinas similares. Eso es importante porque estos temas se deben discutir al más alto nivel diplomático.

— En Australia cuentan con el “Plan de Concilio Nacional para reducir la violencia contra mujeres y niños 2009 – 2021”. ¿En qué consiste?
Es un plan que ha sido apoyado por varias gestiones, a pesar de sus diferentes afiliaciones políticas. Fue implementado  por el partido Liberal [del Primer Ministro John Howard] y apoyado por el actual gobierno de coalición. Es una guía para eliminar o por lo menos reducir la violencia contra las mujeres y sus niños. Cuenta con soporte legal, psicosocial, médico, refugios y albergues para esas mujeres y lo que considero lo más importante es la prevención. La llamamos prevención primaria, es un área que recién se está explorando en el mundo y estoy muy orgullosa de que Australia fuese el primer país –hasta donde sé– de introducirlo como parte de un Plan Nacional. Para conseguir la igualdad debemos trabajar con la prevención.

— Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de EE.UU.; Angela Merkel, canciller alemana; Margaret Thatcher, ex premier británica; todas influyentes pero con un perfil muy duro. ¿Ese es el perfil que necesitan las mujeres para destacar en estos tiempos?
Creo que hay dos cosas importantes ahí. El primero, necesitamos más ejemplos a seguir. Mi hija era pequeña cuando Julia Gillard ocupaba el cargo de primer ministro en Australia, cuando su gestión acabó mi hija estaba sorprendida porque me dijo: “No sabía que los chicos podían ser primer ministro”. Debemos asegurarnos de que la gente se acostumbre a eso, a ver mujeres en el poder de todo tipo: económico, político, social, mediáticos. El segundo punto es que no se puede limitar a un perfil o estereotipo, las mujeres somos homogéneas y tienes razón vemos a esas maravillosas mujeres ocupando esos cargos pero no son los únicos perfiles.

— ¿Es como si las circunstancias las obligaran a lucir así?
En la política se espera que una mujer sea el doble de buena y el doble de dura. Es una política anticuada pero estoy segura que pasa en todo el mundo. Aún no hemos visto a una presidenta de los EE.UU., una secretaria general de la ONU y Australia solo ha tenido una primer ministro, así que ahí están los siguientes retos.

— ¿Cuál fue el mayor objetivo que consiguió como embajadora?
Cada vez que vi que las políticas que implementábamos cambiaban y salvaban vidas. La prevención de la violencia y el trabajo con las sobrevivientes de violencia que ahora están seguras en refugios y solo se necesitó un pequeño apoyo gubernamental. Otra cosa que me enorgullece, y mucho, es que el 80% de inversiones para asuntos exteriores del gobierno estuvieron destinadas a hechos que afecten el tema de igualdad de género, apoyamos proyectos que luchen contra eso y me enorgullece mucho decirlo.

Fuente: http://elcomercio.pe/mundo/actualidad/ningun-pais-mundo-ha-logrado-igualdad-genero-noticia-1921436

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El 63% de los hombres de países con mutilación genital femenina rechazan la práctica

Madrid/Julio de 2016/ UNICEF

Aproximadamente dos de cada tres hombres, mujeres, chicos y chicas de los países donde es común la práctica de la mutilación genital femenina se oponen a ella, según datos del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) publicados recientemente.

Al menos 200 millones de niñas y mujeres en 30 países de todo el mundo han sufrido la mutilación genital femenina, una serie de procedimientos que pueden provocar graves daños físicos y psicológicos, sangrado prolongado, VIH, infertilidad e incluso la muerte, recuerda la agencia de la ONU.

En países donde hay datos disponibles se constata que el 67 por ciento de las niñas y mujeres son contrarias a que se mantenga esta práctica en sus comunidades, una cifra que cae al 63 por ciento en el caso de hombres y niños.

 «Aunque la mutilación genital femenina está asociada con la discriminación de género, nuestros hallazgos muestran que la mayoría de los niños y hombres están en realidad en contra de ella», ha resaltado la especialista en protección de la infancia de UNICEF Francesca Moneti.

«Desgraciadamente el deseo individual de acabar con la mutilación genital femenina queda a menudo oculto y muchas mujeres y hombres todavía creen que la práctica es necesaria para ser aceptados en sus comunidades», ha lamentado.

MAYOR APOYO DE LOS HOMBRES

Según los datos de la agencia de la ONU, en algunos países la oposición a la mutilación genital femenina es mayor entre hombres que entre mujeres.

Este es el caso de Guinea, el segundo país con la mayor prevalencia del mundo, donde el 38 por ciento de hombres y niños se oponen, frente al 21 por ciento de mujeres y niñas. Además, el 46 por ciento de los hombres creen que esta práctica no tiene ningún beneficio, en comparación al 10 por ciento entre las mujeres.

Esta misma tendencia también se constata en Sierra Leona, donde el rechazo entre los hombres es del 40 por ciento, frente al 23 por ciento de las mujeres.

Además, solo en la mitad de los quince países en los que se dispone de datos, al menos una de cada tres mujeres y niñas consideran que la práctica no es beneficiosa, con una proporción muy similar entre hombres y niños en diez de los doce países de los que se tienen datos.

Por otra parte, UNICEF ha destacado que parece haber una creciente corriente a favor de acabar con la práctica. Así, durante 2015, tanto Gambia como Nigeria adoptaron leyes penalizando la mutilación genital femenina, mientras que en más de 1.900 en las que viven unos 5 millones de personas en los 16 países analizados han hecho declaraciones públicas para abandonar esta práctica.

EDUCACIÓN DE LAS MADRES

El análisis de la agencia de la ONU también ha permitido constatar una correlación entre el nivel de educación de las madres y la posibilidad de que sus hijas sean objeto de mutilación genital femenina. Así, en los 28 países en que hay datos, 1 de cada 5 hijas de mujeres sin educación ha sufrido esta práctica, cifra que pasa a 1 de cada 9 si las madres tienen al menos educación secundaria.

«Los datos pueden desempeñar un papel importante a la hora de exponer las verdaderas opiniones de la comunidades sobre la mutilación genital femenina», ha resaltado Moneti.

«Cuando las personas son conscientes de que otras no apoyan la práctica es más fácil para ellas detener la mutilación genital femenina», ha defendido la responsable de UNICEF, subrayando que hace falta trabajar más «con los jóvenes, hombres y mujeres, comunidades completas, y líderes religiosos y políticos, para resaltar estos hallazgos y los efectos dañinos de la práctica con el fin de acelerar el movimiento para acabar con ella»

Fuente: http://noticias.lainformacion.com/policia-y-justicia/justicia-y-derechos/mutilacion-genital-femenina-rechazan-practica_0_938006446.html

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La danza de los amparos

Carolina Vásquez Araya

Algunos casos se transforman en paradigma de impunidad.

En Guatemala comienzan a darse muestras de un proceso trascendental destinado a enderezar entuertos jurídicos. En la medida que pasan los meses y se descubre el nivel de impunidad bajo cuyo manto se han protegido desde delincuentes de poca monta hasta asesinos a gran escala, en la ciudadanía crece la esperanza por el establecimiento del muy ansiado estado de Derecho.

Tal aspiración no es gratuita. Durante poco más de un año se han visto desfilar por las Cortes a un ex Presidente y a una ex Vicepresidenta de la República, más un buen puñado de ex ministros de Estado y otros funcionarios afines, algo totalmente sorprendente en un país cuyo sistema ha sido diseñado para cobijar a los corruptos, sobre todo cuando éstos pertenecen a los círculos de poder.

La población va de asombro en asombro ante las capturas de políticos y empresarios, siguiendo con atención las extenuantes jornadas de interrogatorio presididas por el juez Miguel Ángel Gálvez. El papel jugado por la Cicig y el Ministerio Público ha sido fundamental para darle consistencia a los casos y mantener fuera de circulación a los individuos más poderosos del país.

Sin embargo, en el sistema de administración de justicia de Guatemala existe un caso que no avanza; uno que de manera inexplicable permanece detenido a pesar de todas las evidencias presentadas por la fiscalía. Es un caso paradigmático cuya resolución quitaría el tapón que impide el curso de la justicia y permitiría resolver otros casos similares de violencia femicida. Se trata del asesinato y desaparición de Cristina Siekavizza, una joven madre supuestamente golpeada hasta la muerte por su esposo, Roberto Barreda.

Lo que hace de este caso un paradigma es la influencia de los personajes involucrados. Para entenderlo, habría que remitirse a la trayectoria profesional de los padres del sindicado, quienes desde sus altas investiduras como magistrados de la Corte Suprema de Justicia han de haber cultivado amistades y sentimientos de gratitud tan profundos entre sus pares como para superar cualquier escollo jurídico, haciendo del tráfico de influencias un verdadero arte.

Treinta han sido las acciones y recursos presentados ante la Corte de Constitucionalidad por la familia Barreda De León en los 5 años transcurridos desde la desaparición del cuerpo de Cristina. Once de ellos por Joaquín Flores, cuñado de Roberto Barreda; 9 por Beatriz Ofelia De León, madre de Barreda –uno de ellos para separar a la Fundación Sobrevivientes como querellante adhesivo-; 6 por el sindicado, con algunos de los cuales pretende retirar el caso del tribunal B de Mayor Riesgo; y 5 por otras personas ligadas al proceso.

Mientras la familia Barreda se afana por salir bien librada de este crimen deleznable, la familia Siekavizza, el Inacif y el Ministerio Público, con el apoyo de la Fundación Sobrevivientes en su calidad de querellante adhesivo, continúan incansables su lucha contra la impunidad. Durante los 5 años transcurridos desde la desaparicion de Cristina la han buscado en fincas, ríos, lagos y terrenos baldíos, en donde el asesino –y quien lo asistiera en ese proceso- pudo haber enterrado o sumergido su cuerpo, sin hallarla.

Estas son las incongruencias de un sistema de administración de justicia aún pendiente de depuración. La nefasta tradición del encubrimiento entre pares –lo cual también sucede en otras disciplinas- constituye un obstáculo y se podría catalogar como un acto de complicidad criminal toda vez impide el imperio de la ley. La reforma del sector justicia es, más que una demanda ciudadana, una necesidad vital para Guatemala.

Fuente del articulo: http://www.telesurtv.net/bloggers/La-danza-de-los-amparos-20160711-0003.html

Fuente de la imagen: http://entrelineas.com.mx/wp-content/uploads/2016/02/impunidad-570×365.jpg

 

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India y el efecto del desarrollo capitalista en la violencia de género: dote y feticidio femenino

Asia/India/22 de Julio de 2016/Autores: Trupti Shah, Bina Srinivasan/Fuente: Rebelion.org

Con su tumultuosa diversidad y su cultura polifacética, India tiene su propia historia de opresión de las mujeres. Los valores feudales y patriarcales se han combinado con el capitalismo (introducido con la colonización, ahora impuesto tanto por las élites gobernantes indias como por el capital occidental, representado por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial) para reforzar y mantener la opresión de las mujeres por varias vías. El resultado es que la violencia contra las mujeres ha aumentado.

A veces se presentan ciertas formas precapitalistas de violencia como rémoras del pasado, que se superarán con el desarrollo del capitalismo, la modernización o la mera educación. Visitantes de Europa y Norteamérica culpan al atraso de la cultura india. El gobierno nacional dice lo mismo. Sin embargo, pese a que gran parte de la violencia contra las mujeres adopta formas del pasado, su contenido ha cambiado. Se deriva del tipo de desarrollo capitalista que se da concretamente en este país. Dos importantes formas conexas de violencia contra las mujeres en India son la “muerte dotal” (o “quema de novias”) y el feticidio femenino. Trataremos de explicar la importancia y la función de estas dos formas en la India actual. La finalidad de este artículo no es analizar todos los aspectos de la dote, sino explicar los cambios que han afectado a esta costumbre social con el inicio del desarrollo capitalista/1.

Los orígenes de la dote

La violencia contra las mujeres en India forma parte de la violencia contra las poblaciones oprimidas, es decir, las dalits (castas “inferiores”), los trabajadores y los pueblos indígenas (adivasis).

La violencia de género también se da en el interior de las comunidades oprimidas: por eso, las mujeres llevan sobre sus espaldas una doble carga. Las formas de la violencia perpetrada contra las mujeres en India vienen determinadas por una compleja interacción de clase, casta, género y cultura. Entre otras formas de violencia contra las mujeres, la práctica de la dote –una importante costumbre social– ha causado la muerte de un gran número de mujeres. Es una de las clases de violencia más significativas que se infligen actualmente a las mujeres y últimamente ha adoptado rasgos espeluznantes. Un complejo conjunto de factores ha hecho de la “muerte dotal” un fenómeno casi común. Hemos de examinar varios procesos para empezar a comprender cómo y por qué las mujeres se enfrentan a la violencia relacionada con la dote y cómo la propia dote ha ido cambiando con el tiempo.

La dote es lo que se entrega en forma de dinero efectivo o bienes, o ambos, a la familia del novio para concertar el matrimonio y posteriormente en otras ocasiones después de la boda. Cuanto más alta sea la condición social del novio, tanto más cuantiosa será la dote solicitada. Sería difícil determinar cuándo y exactamente cómo se originó esta práctica y cuáles fueron los factores históricos concretos que hicieron que la dote fuera obligatoria en la sociedad de castas hindú, pues hay muy pocos datos disponibles y escasos registros útiles. En términos generales se produjeron dos procesos combinados en los que la dote adoptó su forma actual.

En la India precapitalista, la dote tenía que ver con el carácter jerárquico del sistema de castas. Se practicaba principalmente en las castas superiores y las castas terratenientes. Tanto la propiedad de tierras como la casta eran los parámetros del poder en la India feudal. La “hipergamia”, es decir, el enlace matrimonial de una hija con una familia de una casta superior, era un modo de forjar alianzas con familias poderosas. La dote se entregaba para compensar la diferencia de estatus entre ambas familias. Era el precio del aumento de estatus de la familia de la novia y el reconocimiento del estatus más elevado de la familia del novio.

Otro factor que intervino en la práctica de la dote fue la noción de castidad y pureza de la mujer. El hinduismo tiene normas estrictas sobre el comportamiento correcto de la mujer, encaminadas a controlar la fertilidad y sexualidad femeninas. En la India precolonial, las mujeres se consideraban propiedad de sus padres, maridos e hijos, a proteger durante la infancia, la edad fértil y la vejez. Al igual que la mayoría de religiones organizadas, el hinduismo no establece la igualdad de las mujeres, aunque ha ido cambiando con los años y acomoda en su seno varias corrientes liberales. La mujer tiene que parir un hijo varón y ser una esposa consciente de sus obligaciones y una hija sumisa. En la sociedad precapitalista, el padre estaba obligado a dar a su hija en matrimonio a la familia idónea una vez alcanzada la edad núbil. Incluso cuando el enlace se producía entre familias de estatus similar, en algunas de las castas superiores e intermedias, había cierta dote de por medio. Esto tenía que ver con el hecho de que las mujeres de las castas superiores tenían prohibido realizar un trabajo productivo, por lo que,superada cierta edad, las mujeres suponían una carga indeseada. Por tanto, la dote era el precio que percibía la familia del novio por aceptar a una hija, comprometiéndose a protegerla y a asegurar su sustento.

Del “precio de la novia” a la dote

La dote se convirtió en costumbre entre las castas superiores y medias. Las castas inferiores no solían conceder dotes; en vez de ello tenían la costumbre del “precio de la novia” o intercambio mutuo de regalos. En estas castas, la labor de las mujeres se utilizaba extensamente en el campo. Por tanto, las mujeres participaban activamente en el trabajo “productivo”. No se consideraban una carga económica. El “precio de la novia” era el reconocimiento del valor del trabajo de las mujeres y una compensación a la familia de la noviapor la pérdida de su fuerza de trabajo. La sociedad hindú de las castas bajas percibía por tanto a las mujeres como contribuyentes significativas a la economía. Esto no quiere decir que no oprimiera a las mujeres, sino únicamente que la dote no se manifestaba de la misma manera. El contexto socioeconómico en que el “precio de la novia” hizo la transición a la dote sería una indicación del cambio de condición social de la mujer a lo largo del tiempo.

La dote, aunque solo se practicaba en las castas superiores y medias de la India precapitalista, se extiende ahora rápidamente a otras castas y comunidades que en el pasado apenas la practicaban. Las prácticas contemporáneas en este terreno son cuantitativa y cualitativamente diferentes de las pautas anteriores. Mientras que la dote ha sido siempre un medio para someter a las mujeres, actualmente adopta formas violentas y crueles. Las mujeres sufren tortura por parte de su familia política para incrementar la dote, hasta el punto de que a menudo no ven otra salida que el suicidio. En muchos casos, el marido y su familia queman a la mujer viva para buscar una nueva novia y una nueva dote.

Algunas de las principales características de la dote, tal como se practica actualmente, son:

  1. a) Extensión a todas las castas, clases y comunidades religiosas. Pese a que originalmente era una costumbre hindú, ahora también la asumen algunos grupos musulmanes y cristianos.
  2. b) Aumento del importe de la dote. Muchos matrimonios se basan exclusivamente en la cuantía de la dote.
  3. c) Además de la casta y la propiedad, algunos criterios que influyen en la dote que se solicita son el nivel educativo, el empleo en el sector público o en servicios administrativos, el estatuto profesional (por ejemplo, médicos, abogados o ingenieros) o la nacionalidad de un país occidental.
  4. d) La violencia asociada a la dote adopta formas brutales. Actualmente se da en casi todos los Estados de India.

En la India precolonial, la dote, aunque era una forma de subordinación de la mujer, no estaba acompañada de semejante brutalidad a tan amplia escala. El caso es que la modernización y el desarrollo capitalista no parecen haber diluido la práctica de la dote. Una de las razones de esto es que la dote, tal como se practica en la India contemporánea, es producto de una interacción entre las formas antiguas de subyugación de las mujeres y los cambios socioeconómicos derivados de los procesos de colonización y de desarrollo capitalista bajo el colonialismo.

Colonización y marginación económica de las mujeres

En la India precolonial, el sistema de castas era básicamente una división económica y social de los distintos componentes de la sociedad hindú. Cada casta y subcasta ocupaba una posición específica en la jerarquía de castas y comportaba una ocupación correspondiente. El rango social atribuido a cada casta dependía también del poder económico, que se manifestaba en el éxito que tenía cada grupo históricamente a la hora de manipular y doblegar a los distintos elementos de la matriz social. El sistema de castas seguía una reglamentación estricta que obligaba a sus miembros y que debían respetarse plenamente para conservar la pureza y el estatus de la casta. El matrimonio, la regulación de los matrimonios mixtos, los códigos y normas sociales variaban entre las distintas castas.

La colonización introdujo el modo de producción capitalista en India, de acuerdo con las necesidades del imperialismo británico. Esto comportó varios cambios complejos y contradictorios en la economía y la sociedad. El sistema de castas ha dejado de ser la forma predominante de división social del trabajo, reduciéndose la correspondencia entre casta y ocupación. El capitalismo ha difuminado las distinciones de casta al introducir un sistema educativo distinto y diferentes actividades económicas y ofrecer nuevas vías de movilidad social y económica a los distintos grupos de castas.

La colonización afectó a las relaciones feudales y a la sociedad de castas hindú de una manera que agravó la situación de las mujeres. Por ejemplo, el sistema colonial de concesión de tierras a nombre del cabeza de familia, es decir, del hombre, dio pie al desheredamiento de las mujeres, cuando el derecho consuetudinario permitía a menudo a las mujeres ostentar la propiedad de la tierra. La economía precapitalista india estaba basada en gran medida en la tierra, la familia y la comunidad, y las mujeres desempeñaban funciones importantes en todas estas esferas. La producción casera hacía que el trabajo femenino fuera un componente importante de la economía precapitalista.

Con la introducción del capitalismo, el control de la economía dejó de estar en manos de las familias y los centros de “producción” se situaron fuera de los hogares. La mecanización se introdujo de modo selectivo, desplazando a las mujeres de los ámbitos de trabajo tradicionales y haciendo que su trabajo resultara redundante. La privatización de la propiedad familiar de tierras y de las tierras comunales, como pastos y bosques, tuvo un efecto globalmente negativo en la capacidad productiva de las mujeres. El control femenino sobre los recursos naturales decayó.

La política británica arruinó la economía rural y familiar. Por ejemplo, en la India precolonial, algunas de las principales ocupaciones de las mujeres consistían en hilar y tejer. Había especializaciones regionales de los oficios femeninos, como por ejemplo la producción de seda en Asam, la fabricación de mantas en el norte, chikan en Utar Pradesh, acolchados en Bengala, tintes en Rajastán y fabricación de alfombras en Sindhy Baluchistán. Con la colonización, la mayoría de las mujeres fueron desplazadas de sus ámbitos de producción tradicionales, al tiempo que las nuevas oportunidades económicas les estaban casi completamente vedadas. El descascarado del arroz es otro ejemplo, pues en tiempos era una de las principales ocupaciones de las mujeres en las regiones arroceras de India. En 1901 había 2,5 millones de mujeres ocupadas en el descascarado de arroz; en 1931, con la introducción de la harina de arroz, el número de mujeres dedicadas a esta actividad descendió a 131 000.

Independencia y desarrollo capitalista

Tras la conquista de la independencia continuaron estos procesos de desarrollo capitalista, que tuvieron un efecto devastador para las mujeres. “Socialismo” era el epíteto de una era poscolonial cuyas principales figuras políticas creían en la visión de una utopía fabiana, aunque se guiaban por los intereses de los campesinos acomodados y las grandes empresas industriales. La élite dirigente seguía estando formada por terratenientes, capitalistas, hindúes de casta superior y altos funcionarios. Aunque se hizo un intento de imitar una planificación al estilo soviético, el Estado subvencionó al sector privado con infraestructuras y apoyo financiero, de manera que el capital privado pudiera defenderse frente al capital occidental y poner pie firmemente en la industria pesada.

Pese a que existía una corriente favorable a la reforma social que llamaba al Estado a velar por el bienestar y elevar el nivel de vida de las masas, apenas se consiguió aliviar la pobreza, asegurar la atención sanitaria y crear puestos de trabajo. La sociedad india seguía rigiéndose por las relaciones de clase previas a la independencia, determinadas en gran medida por el régimen de castas.

Las necesidades del capital generaron contradicciones entre el proteccionismo y la liberalización, produciéndose un desplazamiento a largo plazo del primero a la segunda. El proceso de liberalización económica ya comenzó en 1960, pese a que comenzara con lentitud y avanzara a trancas y barrancas, de acuerdo con las exigencias del capital. Por otro lado, el Estado indio tuvo que mantener su fachada retórica socialista, en parte debido a los movimientos populares, en parte a causa de la dinámica política de la posición de India en el sur de Asia y del amparo que le daba la antigua Unión Soviética. En 1969 fueron nacionalizados los bancos, mientras que en la década de 1980 la liberalización económica experimentó un enorme impulso. Desde 1990, el país ha sido testigo de un desmantelamiento casi completo de los controles públicos. El capital nacional y occidental está preparado para asumir el mando, apoyándose en la fuerza del Estado indio.

Durante el periodo de “desarrollo” posterior a la independencia, un gran número de mujeres se vieron condenadas a realizar trabajos mal pagados, a destajo, en empleos informales que no están amparados por la legislación laboral y no gozan de ninguna protección pública. Pese a que las mujeres pasaron a engrosar masivamente la fuerza de trabajo, quedaron marginadas en la periferia del mercado de trabajo. La carga de trabajo de las mujeres ha aumentado, pero sus salarios no.

En los últimos años, la introducción de nuevas tecnologías en la agricultura ha llevado a muchas mujeres al paro. La racionalización y modernización de la industria textil ha eliminado numerosos puestos de trabajo que solían ocupar mujeres. Dado el creciente desempleo y el deterioro de la situación económica, el porcentaje de mujeres implicadas en actividades económicamente provechosas ha decaído. La única experiencia positiva es la que han tenido las mujeres de clase media, que han accedido a mayores grados de educación y han entrado a trabajar en gran número en el sector de los servicios.

Sanscritización

El capitalismo también introdujo otros cambios en la sociedad hindú en particular, reduciendo un poco la correspondencia entre casta y ocupación. Si bien la casta todavía determina la vida social, las relaciones de parentesco y las alianzas matrimoniales, se ha producido cierta secularización, al menos en las zonas urbanas, aunque el proceso no se ha completado ni es unívoco en absoluto. Por otro lado, se ha iniciado un proceso de “sanscritización”, que implica la hegemonía social y cultural de las castas superiores. Se trata de un intento de difuminar las divisorias entre castas superiores e inferiores, al precio de la pérdida de identidad de las castas inferiores, buscando absorber todas las costumbres, estilos de vida y legados culturales de las castas inferiores en el sistema dominante del hinduismo de casta superior. También se trata de imitar las normas de comportamiento y las costumbres de las castas superiores por parte de los miembros de las castas inferiores, con el fin de buscar la movilidad ascendente en la escala de la estructura de castas. (Es el mismo proceso por el que la hegemonía de la “civilización” blanca se impone o es aceptada por los negros o los pueblos indígenas.)

La interacción de las costumbres preexistentes con respecto a la dote entre los hindúes de casta superior, el proceso de sanscritización y los procesos económicos puestos en marcha por el capitalismo cambió totalmente la situación de las mujeres. Este cambio dio lugar a la percepción de que las mujeres son económicamente improductivas, lo que constituye la premisa fundamental que subyace a la práctica contemporánea de la dote. El consumismo y la comercialización de todos y cada uno de los aspectos de la vida son dos factores adicionales. Es la coincidencia de todos estos factores la que explica el nuevo fenómeno de la muerte dotal o la quema de novias. La muerte dotal no es una forma de violencia heredada del pasado, pese a su forma feudal, sino que su contenido hunde sus raíces en la nueva realidad económica.

Las mujeres se organizan contra la dote

El movimiento de las mujeres en India se centró en la cuestión de la dote a finales de la década de 1970. Un repentino incremento de muertes “accidentales” de mujeres llamó la atención de algunos grupos de mujeres en zonas urbanas. Muchas de estas muertes fueron suicidios; otras se debieron al hecho de que habían sido quemadas hasta morir. Las investigaciones realizadas por grupos de mujeres revelaron la espeluznante y sórdida realidad que había detrás de esas muertes.

Una ojeada a algunas estadísticas muestra la amplitud de la exposición de las mujeres a la “muerte dotal” en India. En Delhi, cada día mueren dos mujeres por quemaduras. En un hospital municipal de Bombay ingresaron 157 quemadas en seis meses (1987-1988). En Bangalore, los suicidios y las muertes dotales se duplicaron en 1984. Karnatakainformó de nueve casos de muerte dotal en 1982, 31 en 1983 y 48 en 1984. Andhra Pradesh registró 14 muertes en 1983, 27 en 1984 y 38 en 1985; Uttar Pradesh, 14 muertes en 1984 y 323 en 1985; Madhya Pradesh, 42 casos en apenas cinco meses, de junio a octubre de 1985. En Maharashtra hubo 129 casos de muerte dotal en 1984, cifra que se duplicó en 1985. De acuerdo con el registro oficial de crímenes contabilizados en las comisarías de policía, cada día mueren quemadas vivas seis mujeres tan solo en el Estado de Gujar, que encabeza la estadística de muertes dotales. Es probable que haya otros tantos casos de muertes no registradas/2.

Los grupos de mujeres se movilizaron contra esta amenaza social en la década de 1970. La campaña contra la dote llevó a lidiar casos ante los tribunales, organizar manifestaciones de protesta y boicots sociales contra las familias que daban o recibían dotes, enfrentamientos con la policía y llamamientos a los medios de comunicación a reconocer las muertes dotales como los asesinatos que eran. En Bombay, Calcuta, Delhi, Pune y Nagpur salieron a la calle mujeres de todas las edades, repartiendo panfletos a las puertas de las residencias, entregando memorandos a los organismos públicos, discutiendo en las comisarías de policía e iniciando un debate sobre la efectividad de la ley. Esta campaña antidote generó una ola de protestas que obligó al Estado a responder y al menos consiguió desacreditar la costumbre a escala social. Queda mucho más por hacer, pues todavía se asesina a mujeres a causa de la dote, pero se había dado un primer paso.

Debates en el movimiento

Durante la campaña surgieron diferentes corrientes de opinión dentro y fuera del movimiento de mujeres en torno a lo que es realmente la dote y a qué fines sirve. Esquemáticamente son las siguientes:

  1. La dote representa básicamente un sistema de valores inherentes a las familias hindúes y a la estructura social hindú, que se han distorsionado a raíz de la modernización. El consumismo y la avaricia han dado lugar a la conversión de las mujeres en mercancías y han asociado las relaciones sociales con la adquisición de riqueza. Ahora es necesario sensibilizar a la población sobre esta mercantilización. Una vez logrado esto, la dote desaparecerá.
  2. La transición del “precio de la novia” a la dote se debió al deterioro de la función del trabajo femenino en la economía y a la reducción de la aportación de la mujer a la economía familiar. Así, el coste de mantenimiento de las mujeres resultó mucho mayor que el valor económico que creaban. La dote surgió para compensar esta situación desigual.
  3. La dote es una cantidad de dinero rotatoria: entra con el matrimonio del hijo y se utiliza para el matrimonio de la hija. Las hijas son actualmente pasivos económicos; una vez empleadas con provecho, la dote desaparecerá. d. La dote es la manifestación de una costumbre semifeudal retrógrada, que se reproduce en un marco capitalista consumista. Con los cambios de relaciones económicas y de producción, la dote desaparecerá.
  4. La dote es el tributo de la familia que da la novia a la familia que la recibe. Es una “clara manifestación de una relación hipergámica, no recíproca, asimétrica y extractiva entre 1) familias que dan y reciben a la novia, y 2) hombres y mujeres/3”.
  5. La dote es una transferencia de riqueza entre familias, siendo la mujer el medio a través del cual se efectúa. Es el reconocimiento del estatus del novio, que se considera superior por el hecho de asumir la carga de una hija no deseada. Las leyes no harán que desaparezca la dote, sino que esta seguirá pagándose bajo mano. La respuesta es reclamar derechos de herencia de las mujeres.

Feticidio femenino

La percepción de que las mujeres son una carga y el sesgo patriarcal general de la sociedad de castas hindú dio lugar a una creciente preferencia por hijos varones. Se considera que el lugar de la mujer está junto a su marido, y se supone que con el matrimonio se rompen todos los lazos con la hija. De ahí que sean los hijos varones los encargados de velar por sus padres ancianos y de llevar adelante la estirpe familiar. Las escrituras hindúes también prohíben que las hijas incineren a los muertos; la pira crematoria debe encenderla el hijo mayor. Por esta razón, en algunas castas de la India precolonial –el número limitado de castas que practicaban la dote– prevaleció la costumbre del infanticidio femenino. En la sociedad actual, la expansión del sistema dotal se ha combinado con avances de la tecnología médica y la modernización capitalista para dar pie a otro crimen abyecto: el feticidio femenino.

La amniocentesis y la biopsia corial, pruebas médicas encaminadas fundamentalmente a la detección de anomalías genéticas del feto, se utilizan actualmente en India sobre todo para detectar el sexo del feto. Si este es femenino, la reacción habitual es el aborto. Así, la tecnología moderna se emplea para intensificar todavía más la discriminación de las mujeres. El feticidio femenino ha alcanzado ahora proporciones alarmantes y amenaza con seguir creciendo. Tan solo en el Estado de Gujarat, según cálculos conservadores, cada año se abortan 100 000 fetos femeninos. La mayoría de clínicas que practican abortos y de ginecólogos ofrecen la amniocentesis, no solo en las grandes urbes, sino también en ciudades pequeñas. Interrogados por activistas, los médicos reconocen abiertamente que la amniocentesis tiene efectos secundarios nocivos para la salud de las mujeres. No obstante, contrariamente a la ética médica, los facultativos han realizado pruebas de selección de sexo y abortos de fetos femeninos.

Preguntados por las activistas, han señalado sin rodeos que “prestamos un servicio que demanda la sociedad”. Los médicos, considerados los más educados y la “crema” de la sociedad india, entienden que es una manera de conseguir dinero fácil.

La gente corriente, hombres y mujeres, piensan ahora que en vez de criar a una hija y pagar una dote para su matrimonio posterior, vale más la pena gastarse un dinero en una prueba de determinación del sexo. Claro que esta prueba también la utilizan ampliamente personas de clase media educadas, deseosas de tener una familia “equilibrada”. La clase media educada se adhiere a la norma de las familias pequeñas, pero no desean familias pequeñas solo con hijas. Así, las pruebas de determinación del sexo han adquirido popularidad en todas las castas, clases sociales y grupos religiosos de India.

Hay economistas que dicen:“¿Por qué luchar contra esto? A medida que descienda la oferta de mujeres, su estatus aumentará automáticamente.” Sin embargo, en este terreno no funciona la ley de la oferta y la demanda. La proporción entre sexos en India es negativa y disminuye: a comienzos de este siglo era de 972 mujeres por 1 000 hombres y ahora es de 927 mujeres por 1 000 hombres. En zonas en que esta proporción es extremadamente negativa, por ejemplo en regiones de Rajastány Bihar, la poliandría forzosa es una forma creciente de opresión de las mujeres, que se ven forzadas a mantener relaciones sexuales con todos los miembros masculinos de la familia. A medida que siga disminuyendo la proporción, la violencia contra las mujeres –acoso, violación, etc.– irá en aumento.

Para más inri, a menudo se habla del feticidio femenino como una medida de control de la población. El gobierno indio está recibiendo actualmente enormes presiones por parte del Fondo Monetario Internacional y de los países occidentales de cuya ayuda depende para que aplique medidas de control demográfico. Los argumentos a favor de tolerar el feticidio femenino ganan terreno porque el aborto de fetos femeninos reduce la población de dos maneras: menos niños y menos futuras madres. De este modo, el gobierno indio elude la cuestión crucial de la distribución de recursos y se preocupa más de limitar el crecimiento demográfico que de abordar cuestiones fundamentales como el desempleo, la sanidad y la reforma agraria. Los gobiernos occidentales tienen sus propios motivos para cerrar los ojos ante las pautas de consumo que profundizan la divisoria entre países pobres y ricos.

Para corregir estos desequilibrios, para mejorar la vida de las mujeres, para asegurar que estas puedan vivir con dignidad y con las necesidades básicas de la vida cubiertas, nuestras luchas no pueden limitarse a la escala local. Las fuerzas a que nos enfrentamos son globales. El “nuevo orden mundial” exige nuevas respuestas y una acción política más creativa, capaz de abarcar a las mujeres de todos los rincones del planeta.

* Publicado originalmente en: PennyDuggan, HeatherDashner (eds.), Women’sLives in the New Global Economy (Amsterdam, IIRF/IIRE). Traducción de Viento Sur.

 Notas

1/Entre las fuentes en que se basa este artículo, además de las que se citan en las siguientes notas al pie, cabe señalar: V.1. Pavlov, HistoricalPremisesforIndia’sTransition to capitalism (1973); André Béteille, Caste, Class and Power (1971); C.J. Fuller, TheCamphorFlames (1992); AmiyaKumarBagchi, ThePoliticalEconomy of Underdevelopment (1982); Romilla Thapar, India, vol. 1 (1966); VeenaPooncha (ed.), UnderstandingViolence (Bombay: Research Centre forWomen’sStudies, 1992); GovindKelkar, “ViolenceagainstWomen” en NirojSinha (ed.), Women and Violence (Nueva Delhi: Vikas, 1989); VibhutiPatel, Towards a Feminist Critique of Theories of Violence (enero de 1985); NeeraDesaiy MaitheyiKrisnaraj, Women and Society (Nueva Delhi: Ajanta, 1987); y MadhuKishwar, Dowrycalculations, Manushi n.º 78 (Nueva Delhi, 1993). Agradecemos la ayuda deMoly Jacob, sin cuya ayuda este artículo no habría sido mecanografiado ni terminado.

2/NandhiGhandiy NanditaShah, Theissues at Stake (1992).

3/Maria Mies, Patriarchy and Accumulationon a WorldScale (Londres: ZedBooks, 1981), citado en Gandhi and Shah, op.cit.

Fuente: http://www.vientosur.info/spip.php?article11499#sthash.kUsQmUVs.dpuf

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=214605&titular=el-efecto-del-desarrollo-capitalista-en-la-violencia-de-g%E9nero:-dote-y-feticidio-femenino-

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Unesco: Violencia de género y bullying homofóbico

21 julio 2016/ Autor y Fuente: Unesco

 

Estudios realizados por la UNESCO han dado cuenta de cómo el clima escolar es uno de los factores más importantes en el logro de los aprendizajes (Vea Factores asociados a logros cognitivos de estudiantes de América Latina y El Caribe, PDF). Esto significa que una persona que es víctima de violencia en la escuela, o que es testigo de situaciones de violencia que son reiteradas, ve afectado su rendimiento académico a mediano y a largo plazo. La violencia en la escuela puede motivar también la expulsión y/o la deserción del sistema educacional, vulnerándose con ello el derecho a la educación. Es por ello que la violencia escolar es uno de los principales obstáculos para el logro de los compromisos globales de Educación para Todos y los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

El bullying o matonaje escolar es definido como situaciones repetidas y permanentes de injusticia y abuso de poder (psicológico o físico), que implican y tienen consecuencias distintas, aunque igualmente negativas, para todos los estudiantes  que participan de tales prácticas. La violencia entre pares suelen ser invisibilizada por los docentes y por el sistema escolar, situándola a veces como parte de la interacción entre estudiantes, especialmente entre varones. Es importante considerar, además, que existe un importante componente de género tanto en el fenómeno del bullying en general como en las formas de afrontarlo desde el sistema escolar.

El bullying homofóbico es un tipo específico de violencia sexual que está basado en la orientación sexual y/o identidad de género, percibida o real. Generalmente se trata de violencia producida entre estudiantes, aunque también ocurre desde los docentes y otro tipo de personal que trabaja en las escuelas hacia ciertos estudiantes que son percibidos con orientación sexual y/o identidad de género diferentes al patrón cultural predominante.

Las personas jóvenes que son homosexuales o bisexuales tienen cuatro veces más probabilidades de cometer suicidio que una persona joven heterosexual (PDF). Estudios realizados en Estados Unidos  por la LSEN han relacionado esta situación con haber sufrido bullying o acoso en la escuela, motivado por la orientación sexual o identidad de género diferente al patrón establecido.

 Miedo al otro

El Liceo Intercultural Alcalde Jorge Indo de Santiago de Chile es conocido por luchar contra el bullying homofóbico. Aquí en la ceremonia de reconocimiento por el Premio Mundial UNESCO al diseño de afiche sobre VIH/SIDA. Foto: © UNESCO/ Carolina Jerez

La violencia de género y el bullying homofóbico limitan el encuentro entre estudiantes de diferentes contextos y culturas, lo que afecta la integración y la cohesión social. Contribuye además a instalar el “miedo al otro”, promoviendo temor y odio hacia todas las personas que se consideran diferentes al grupo o que se aparten de las normas socialmente establecidas. Con ello, se pulveriza la riqueza de la diversidad cultural y se sientan las bases de la violencia escolar.

Un estudio realizado durante 2011 en México (encuesta desarrollada por la organización internacional Youth Coalition for Sexual and Reproductive Rights y la Coalición de Jóvenes por la Educación y la Salud Sexual -COJESS-) encontró que tres de cada cuatro jóvenes homosexuales han sido víctimas de bullying, principalmente a través de burlas e insultos, aunque también se reportaron golpes y abusos sexuales. Un 48% señaló que los profesores no prestaban atención a los ataques y un 10% consideró que los docentes fueron “cómplices de la homofobia”.

En un mensaje emitido el 8 de diciembre de 2011, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, declaró que el bullying homofóbico es «un escándalo moral, una grave violación de los derechos humanos y una crisis de salud pública .

En reconocimiento de la magnitud del problema, y reflejando su compromiso con los principios y objetivos de la Educación para Todos (EPT), la UNESCO ha estado trabajando para sensibilizar a los Estados respecto de la necesidad de diseñar políticas públicas y estrategias gubernamentales para abordar la violencia de género y el bullying homofóbico, promoviendo en las comunidades escolares una cultura de la paz y no violencia que permita a estudiantes, docentes y apoderados comprender, valorar y defender los derechos humanos.

Fuente noticia: http://www.unesco.org/new/es/santiago/education/sexuality-education-for-hiv-prevention/gender-violence-and-homophobic-bullying/

Fuente imagen: http://blog.pucp.edu.pe/blog/diego-fernandez-castillo/wp-content/uploads/sites/693/2015/06/066-diego-fernandez.jpg

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