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Masivas marchas en América Latina en el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Noticia/27 Noviembre 2019/Nodal

25N en México: “Somos el grito de las que ya no están”

En una sola voz miles de mujeres se unieron ante el hartazgo e indignación por las ineficientes investigaciones que nunca llegan a nada en un país donde la taza de feminicidios rompió récord y lo colocó como el segundo país de América Latina y el Caribe con más feminicidios, debajo de Brasil, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

En silencio, con gritos, vestidas de negro o con el rostro cubierto y acompañadas por un “cinturón de paz” (mujeres que trabajan en el gobierno CDMX, encabezado por Claudia Sheinbaum), salieron a las calles a gritar lo que siempre debió ser un derecho: respeto y seguridad.

Grafitis, vidrios rotos, pinta de monumentos,  fueron parte de las acciones que colectivos de grupos feministas dejaron a su paso desde la columna del Ángel de la Independencia hasta el plancha del Zócalo capitalino

Al grito “¡Violan mujeres, protegen monumentos!”, miles de mujeres reprocharon qué cerca de 2 mil 516 mujeres policías estuvieran resguardando la marcha y no su seguridad.

En México de enero a septiembre de 2019, 2 mil 833 mujeres han sido asesinadas, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

“Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en frente de la gente”; “Somos el grito de las que ya no están”; “No nací mujer para morir por serlo”; fueron parte de las consignas para exigir un alto a la violencia contra las mujeres.

La marcha por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, finalizó en el Zócalo, donde diferentes colectivos recordaron las cifras y exigieron respuestas inmediatas, a las miles de mujeres desaparecidas y asesinadas.


#25N Mujeres diversas de Paraguay salieron a las calles contra la violencia machista

Más de 3.000 mujeres rurales, activistas, bañadenses, lesbianas, trans, cis, estudiantes y trabajadoras sexuales se movilizaron por las calles de la ciudad de Asunción (Paraguay), para exigir #BastaDeFemicidios, discriminación y violencia machista. Lo hicieron bajo el “No nos callamos más”, en el Día de la eliminación de la Violencia contra la Mujer, #25N.

“Las mujeres lesbianas también sufrimos violencia, y tenemos doble discriminación. Uno de los primeros ámbitos es en la familia, cuando nosotras manifestamos nuestra orientación sexual y encontramos reproches, castigos. También sufrimos violencia en nuestro ámbito laboral donde se nos obliga a ocultar nuestra identidad o sufrimos despidos injustificados”, expresó Carol Sotelo, activista de la agrupación Lesvos.

La marcha fue convocada por la articulación feminista a las 16:00. Las concentraciones tuvieron lugar  en las Plazas O’leary y de la Democracia, donde hubo ferias de ropas, pañuelos, artesanías y comida. Cerca de las 18:00 las columnas marcharon hacia la Costanera de Asunción.

Bajo un sol intenso, cientos de adolescentes maquilladxs con glitter cantaban “che rete, che mba’e” y sobre la caída del patriarcado, mientras jóvenes vestidas de amarillo estaban encargadas de la seguridad.

“Salir del armario siendo profe es una responsabilidad para los alumnes porque llena ese espacio cultural que falta en la historia. Por ejemplo, no podemos enseñar literatura y hablar sobre Federico García Lorca sin contar que lo mataron por ser gay. A esta gente que me dice que no me meta con sus hijos les contesto que me tengo que meter porque yo les enseño, no solamente a leer y a escribir, sino también a aceptar diferencias: diferencias de cuerpos, sexuales y neurológicas”,apuntó Natalia López, mujer lesbiana y profesora de inglés del colegio de la Asunción.

Por la inclusión de las mujeres trans

Las mujeres trans también reclamaron acceso a derechos económicos, sociales y culturales para todas las mujeres en toda su diversidad. Además, exigieron justicia y reparación de los crímenes de odio contra elles, incluyendo los 61 asesinatos que se registraron en Paraguay desde el final de la dictadura en 1989 que permanecen impunes al día de hoy.

“La resistencia trans, la resistencia de las mujeres tienen que hacer que nosotras nos fortalezcamos”, dijo la activista por los derechos humanos y referente de Panambi, Yren Rotela a Presentes, consultada por el avance del sector antiderechos “Con mis hijos no te metas”. “Es es un mensaje de odio muy peligroso hacia el colectivo de mujeres diverso”, agregó.

“Ahora nuestro objetivo principal es Casa Diversa, que es un proyecto nuevo del que formo parte, dirigido por Yren Rotela. Tenemos chicas menores de edad que están albergadas en esta casa trans, y están en necesidad, en situación de calle o no son aceptadas por la familia”, continuó Tami Tozzy, activista trans de Casa Diversa.

Mujeres bisexuales, presentes!

Andrea Areco, de la organización feminista La Feroz Colectiva contó que se siente libre de asumirme como bisexual, “libre de poder visibilizar esta identidad como una identidad que no es una transición, que no es sinónimo de promiscuidad, que no es sinónimo de ninguna cosa solamente. Es una identidad con la que muchas mujeres y hombres nos sentimos identificados. Quiero decir basta de la invisibilización de la bisexualidad. Existimos, estamos, nos percibimos, nos queremos sentir libres, plenos y plenas”.

A pesar de que en Paraguay existe la Ley de Protección Integral a las Mujeres, contra toda Forma de Violencia, en lo que va del año se registró 51 casos de femicidio en nuestro país, y 164 intentos de femicidio, según los datos arrojados por el Observatorio de Violencia de Género. Siendo el último registrado el de Lidia Meza, la joven de 18 años asesinada en la Agrupación Especializada de las Fuerzas Armadas.

Entre las colectividades que marcharon ayer destacaron Aireana, Lesvos, La Feroz Colectiva, la Plataforma Universitaria Feminista (PUF), Escalando, Panambi, Conamuri, Amnistía Internacional, Fuerza Común y el movimiento de izquierda Frente Guasu. Al mismo tiempo, alrededor de 15 personas autodenominadas “pro vida” se manifestaron delante del Panteón de los héroes contra de la movilización feminista, y gritaban tímidamente “¡Que viva la religión!”. Entre elles, estaba Gabriela Vergara, conocida por la militancia antiderechos en redes sociales. “Equipo patriota defendiendo el patrimonio nacional de la marcha feminista victimista”, escribió hoy desde su cuenta de Facebook en la leyenda de una fotografía.

El final del recorrido en la Costanera desembocó en un escenario donde se leyeron los nombres, la modalidad del femicidio y el estado de la causa de las mujeres asesinadas durante 2018. En un ritual sororo, las mujeres manifestadas cantaron al unísono: “Ni una menos, vivas nos queremos”. Cuando tocó el turno de Meliza Fleitas, un grito colectivo se extendió a lo largo de toda la movilización: “No estamos todas, nos falta Meliza”.

Agencia Presentes


#NosotrasMarchamos25NOV: Declaración de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres

Como año a año, hace casi dos décadas, convocadas por la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres y otras organizaciones feministas, miles de mujeres saldremos a las calles en Chile y América Latina durante este lunes, en el marco del 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres.

En más de 50 localidades en todo el país, mujeres y niñas se organizan para levantar distintas acciones en repudio a la violencia patriarcal.

A las diversas manifestaciones de violencia machista que por décadas organizaciones feministas hemos denunciado, desnaturalizado y trabajado en erradicar, hoy vuelve a emerger con fuerza el llamado a repudiar y no tolerar la impunidad en decenas de casos de violencia política sexual, perpetrados en el actual contexto político por militares y policías con la venia del gobierno de Sebastián Piñera, mayoritariamente contra niñas y mujeres, como también niños, cuerpos racializados y disidencias sexuales.

La violencia contra mujeres es un problema político, económico, social y cultural, transversal a todos los espacios que habitamos, tanto públicos como privados. Afirmamos que la violencia contra nosotras es un problema estructural, asentado en las bases de las sociedades patriarcales como la nuestra y que produce y reproduce desigualdades entre mujeres y hombres y disidencias sexuales.

Las feministas hemos dicho incansablemente que la violencia contra mujeres es un problema urgente, que atañe a la sociedad en su conjunto y que tiene distintas expresiones: algunas más visibles como las decenas de mujeres víctimas de femicidio que durante este año ya suman 58, y otras más naturalizadas, como las dobles jornadas que recaen en las mujeres: trabajo remunerado al que se le agrega el invisibilizado e inagotable trabajo doméstico y de cuidados; las pensiones de miseria que, si son indignas de manera general, en el caso de las mujeres se profundiza; las brechas salariales, los trabajos informales, las lagunas previsionales, las isapres que castigan a las niñas y mujeres por tener útero; un sistema judicial que perjudica a las mujeres, que deja libre a agresores y violadores, que realiza investigaciones negligentes cuando desaparecemos, que nos expone a las voluntades de los fiscales, que permite que el 60% de los padres denunciados por no pago de pensión de alimentos no se pongan al día jamás.

A lo anterior se suma que en un contexto como el actual, las mujeres que viven violencia explícita están aún más expuestas: las policías concentradas en reprimir cancelan sus funciones habituales y es así como se dejan de tomar denuncias por violencia y agresiones sexuales, se paralizan los juicios en curso, dejan de funcionar las ya ineficientes medidas cautelares. Si ya antes decíamos que no había un Estado que garantizara vidas libres de violencia para mujeres y niñas, ¿qué Estado puede existir cuando es el mismo aparato el que avala la continua vulneración de derechos humanos?

Las mujeres somos parte central del movimiento social que hoy reclama en las calles por vidas dignas y libres de violencia, imposibles bajo el modelo capitalista, racista y patriarcal imperante. Es por eso que la visibilización de nuestras demandas, nuestra participación e incidencia es primordial.

No aceptaremos acuerdos entre cúpulas políticas elitistas que negocian a espaldas del pueblo movilizado, desconociendo que las demandas nacen desde la calle y los espacios territoriales de reflexión y vivencias colectivas. Se niegan las graves violaciones a los derechos humanos perpetrados desde el inicio del estallido social y se criminaliza la protesta al posicionarla como un problema de orden público.

Hoy se abre la posibilidad histórica de derribar uno de los grandes cimientos de la dictadura, como lo es la Constitución, por lo que no podemos permitir que este proceso excluya una vez más a mujeres, niñas, niños y adolescentes, disidencias sexuales, afrodescendientes, pueblos indígenas y otros grupos históricamente vulnerados. Por eso exigimos una Asamblea Constituyente paritaria, plurinacional y con escaños reservados para población LGBTI+ y personas en situación de discapacidad, cuyo funcionamiento sea resuelto al interior de la misma.

Hoy, vestidas de negro, seremos cientos las mujeres que caminaremos juntas, portando un lienzo con un mensaje claro: NINGÚN ACUERDO SIN NOSOTRAS. Y con nosotras llevaremos los más de mil nombres de las mujeres y niñas que este sistema ha permitido que sean asesinadas desde el año 2001 hasta la fecha.

Red Chilena contra la violencia hacia las mujeres


25N CONTRA LA IMPUNIDAD: La violencia sexual es violencia política

Este 25N, Día Internacional de Lucha por la Erradicación de las Violencias contra las Mujeres, los feminismos latinoamericanos salimos a la calle contra el golpe en Bolivia y contra el terrorismo de Estado en Chile. La violencia sexual es violencia política. Decimos NO a la impunidad frente a los asesinatos. torturas, secuestros, desapariciones, abusos, vejaciones y violaciones. Esta violencia tiene la intención selectiva de desarticular la potencia de los feminismos y de los movimientos disidentes. La violencia sexual es violencia política contra quienes hacemos frente al neoliberalismo, su sistema de endeudamiento, obediencia y explotación, y experimentamos, inventamos o recuperamos formas de encontrarnos que encienden el deseo, y la necesidad de otra vida.

Mientras nos levantamos en los territorios , los ejércitos han vuelto a las calles de América Latina. La cacería es evidente. Los gobiernos dan vía libre y amparo a las fuerzas de “seguridad”, habilitándolas a mutilar y violar con saña específica a mujeres y a cualquier identidad disidente de la heterosexualidad normativa, impuesta también a bastonazos. La policía, en tanto, dispara a los ojos de pueblos que han vuelto a levantar irreversiblemente la mirada. Los ejércitos y la policía militarizada en las calles, desde Bolivia a Haití, desde Chile a Ecuador, desde Wallmapu y por todo Abya Yala, abren las heridas no cicatrizadas del funesto y orquestado Plan Cóndor y de los terrorismos de Estado impuestos hace cuatro décadas en cada territorio de nuestra América. No perdonamos ni olvidamos ningún golpe. La impunidad actual es expresiva de la impunidad histórica de democracias que pactaron justicia en la medida de lo posible. Impunidad sobre la que se acordó la continuidad del régimen neoliberal impuesto a sangre y shock, y que ha garantizado la permanencia del terrorismo del Estado en los territorios.

Las feministas decimos NO al acuerdo que consagra la impunidad del gobierno asesino de Piñera. Exigimos su renuncia ya. Decimos NO al golpe de estado racista y fundamentalista en Bolivia que va detrás de la consolidación de un modelo extractivista transnacional asesino.

Hoy, con la narrativa de combatir el narcotráfico y de imponer la seguridad interior, también se militarizan nuestros barrios y nuestras calles. Consagrando las tropas a la Biblia, como cruzados medievales, apuntan contra las organizaciones horizontales de los territorios que defienden la tierra, el agua, el aire, las plantas y los animales como parte de una cosmovisión que consideran “superada”, pero que resulta subversiva para el neoliberalismo extractivista. El asesinato de lideresas territoriales, y especialmente de referentas de comunidades indígenas y afrodescendientes, no se detiene ni en Colombia ni en Nicaragua, ni en Chile, ni en Brasil. Somos también la tierra que quieren saquear, somos el agua que privatizan, y somos las plantas y animales que explotan y torturan. Somos nosotras contra la deuda, como dicen las feministas en Puerto Rico. Por eso gritamos desde todas las regiones de nuestro continente: ¡no somos sus recursos disponibles ni somos superficies dóciles de normalización! Denunciamos la alianza entre el extractivismo, el racismo y los fundamentalismos religiosos que nos disputan el control de nuestros cuerpos-territorios: ahí es donde se anuda el racismo con la avanzada neocolonial.

Mientras se agudiza la precarización de la vida, se recrudece la violencia machista que atraviesa las relaciones en que esa vida se sostiene y se renueva cada día. Los alfiles ideológicos de las derechas, las religiones nuevas y viejas, quieren volver a encerrarnos en nuestras casas, donde nos matan y nos explotan. La violencia sexual es violencia política, lo repetiremos hasta que nos oigan. La familia cerrada e idealizada que defienden las religiones como paradigmas del orden es muchas veces directamente nuestra tumba y tantas otras la finca de esclavas donde los estados capitalistas extraen de nuestro tiempo el valor de un trabajo no remunerado: los cuidados que damos, las redes que sostenemos, los servicios que proveemos; en fin: la reproducción de la vida. Esa familia cerrada con la autoridad paterna decadente y celebrada es el caldo de cultivo donde se cuecen los femicidios y el abuso sexual, donde se reproduce la violencia machista. Nos matan en nuestras casas e intentan convencernos de que el peligro está afuera, y que los milicos están para cuidarnos. Hoy, dentro y fuera del hogar, crece el peligro para nosotres.

Las revueltas y desobediencias plurinacionales que vivimos han descompuesto la normalidad neoliberal y las continuidades coloniales. La guerra se intensifica ahora contra toda rebeldía. Decimos NO al pacto de caballeros que nos endeuda, nos empobrece, nos excluye y nos quiere sumisas. Decimos NO a la intervención del FMI que nos hipoteca y modula nuestras formas de vida. Decimos NO a los pactos por arriba y a espaldas de los movimientos, que clausuran nuestras formas deliberativas y de decisión política. No queremos la falsa felicidad del consumo irrestricto sostenido en nuestra pobreza estructural y en nuestra imposibilidad de decisión. La violencia política sexual hoy nos quiere como botín de guerra. Pero estamos alerta, hemos tejido nuestros acuerdos y nuestras divergencias, lejos de dividirnos, nos fortalecen, porque sabemos que la política que hacemos no es vertical, porque no buscamos disciplinarnos sino abrir sentidos, pensar juntes y cambiarlo todo. Como decían las feministas chilenas en los 80: hoy, más que nunca, somos +.

Ahora que estamos juntes, nos acuerpamos para enfrentar este mundo que da terror. Para desarmarlo. Porque estamos para nosotres y nos mueve el deseo de una vida que valga la pena vivir

Fuente: https://www.nodal.am/2019/11/masivas-marchas-en-america-latina-en-el-dia-de-la-eliminacion-de-la-violencia-contra-la-mujer/

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Corto A quien dices amar: Un corto para mostrar la manipulación psicológica

Por: Natalia Marcos.

El canal Cosmo produce por segundo año consecutivo una película que muestra diferentes facetas de la violencia machista

Ella y él están separados por un cristal. Ella contesta al teléfono y repasa en voz alta una vida en la que ha estado sometida a la manipulación constante de él, pequeños detalles que parecían normales pero no lo eran tanto. Escuchándose a sí misma, se va dando cuenta de que otra vida era posible y ahora ha reunido el valor para emprenderla. En menos de diez minutos, el corto A quien dices amar invita a reflexionar sobre situaciones cotidianas en las que cualquiera, ellas y ellos, se puede ver reflejado.

Este es el segundo año en que el canal COSMO produce un cortometraje con el que se une al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, que se celebra hoy. Si el año pasado Animal mostraba el abuso psicológico, este año A quien dices amar (que se estrena hoy a las 23.00 en COSMO y se puede ver también en su web y en los servicios de vídeo bajo demanda de los operadores de pago) pone el foco en la manipulación más cotidiana.

Para Ana Polvorosa, protagonista de esta historia junto a Miki Esparbé, el corto explica «de una manera muy sutil, muy respetuosa y elegante, cómo la base de cualquier tipo de agresión física o psicológica puede estar en la manipulación, que puede ser algo muy chiquitito que puede convertirse en algo muy grande». Para ella, la gran virtud de esta producción es que invita a pensar. «Al verlo te das cuenta de que algo así no se puede normalizar. Es muy fácil caer en la manipulación emocional. Todos la hemos vivido o hemos sido partícipes de ella», dice la intérprete.

Un corto para mostrar la manipulación psicológica

La también actriz Nadia de Santiago —compañera de reparto de Polvorosa en Las chicas del cable— es una de las responsables de A quien dices amar a través de la productora La Breve Historia. El guion y la dirección son responsabilidad de Inés Pintor y Pablo Santidrán, también productores de la cinta. «Queríamos hablar de algo muy sutil, que está muy normalizado pero que sigue siendo violencia, y hacerlo a través de personajes con los que pudieras empatizar por lo terriblemente normalizado que está», explica De Santiago. «Si la mujer no puede pedir ayuda es porque está atrapada en un círculo vicioso sin salida y ha aceptado cosas que no son normales. También hay que concienciar al hombre de la situación», añade.

Ambas se encuentran rodando la temporada final de Las chicas del cable. La primera serie española de Netflix se despedirá con una última entrega dividida en dos partes. En ella, Ana Polvorosa interpreta a un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer. «Me ha hecho madurar muchísimo, diría que más personalmente que como actriz incluso. Lo he vivido como una absoluta novedad para mí y me ha servido para empatizar más, ser mejor persona, entender más el mundo. A nivel interpretativo ha sido muy complejo», dice en una pausa del rodaje.

Mira aquí el corto A quien dices amar, de COSMO:

Fuente del documento: https://elpais.com/cultura/2019/11/23/television/1574521100_932403.html?rel=str_articulo#1574760337560

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Así le hemos contado las manifestaciones contra la violencia de género en toda España

Europa/ España/26.11.2019/ Fuente: elpais.com.

Las protestas, a las que han acudido decenas de miles de personas, se han celebrado en más de una treintena de ciudades con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Decenas de miles de personas se han manifestado este lunes contra la violencia machista en toda España con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Las protestas, organizadas por asociaciones y colectivos feministas, se han llevado a cabo en más de una treintena de ciudades, entre ellas Madrid, que ha acogido esta tarde una gran manifestación desde el Paseo del Prado a la Puerta del Sol bajo el lema El machismo mata. Según la Policía Nacional, han acudido unas 8.000 personas. En Barcelona, la segunda ciudad del país, han protestado en la marcha unas 10.000 personas, según la Guàrdia Urbana. En Valencia, según fuentes municipales, ha habido 20.000 manifestantes. En Sevilla, la cuarta ciudad del país por población, la protesta ha arrancado a las 20.00 y se han concentrado entre 2.000 y 3.000 personas, según fuentes policiales. También ha habido movilizaciones, entre otros sitios, en Alicante, Ávila, Burgos, Cartagena, Castellón, Ciudad Real, Bilbao, San Sebastián, A Coruña, Pontevedra, Gijón, Zaragoza, Lleida, Girona, Huesca, Huelva, Jaén, Lanzarote, Logroño, Salamanca, Santander, Segovia o León, donde bajo el lema No te calles se ha realizado un acto que ha contado con la intervención del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Así le hemos contado las protestas

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Entrevista a Mariana Carbajal: “Quiero que los varones entiendan por qué estamos tan enojadas cuando salimos a la calle”

Entrevista/24 octubre 2019/Autora: Alejandra Agudo/El país

La periodista y escritora argentina Mariana Carbajal, una de las fundadoras del movimiento #NiUnaMenos, ha publicado ‘Yo te creo, hermana’, en el que recopila historias de violencia de género

Mariana Carbajal (Buenos Aires, 1969) empezó a escribir sobre violencia machista y criminalización del aborto cuando estos problemas apenas aparecían en los medios argentinos. «Tengo una nota en papel de 1998 muy similar a una reciente sobre una niña de 11 años que fue violada», asegura. «Quiero que me saquen lo que el viejo me puso adentro», repite la periodista y escritora las palabras de la pequeña a quien su agresor había dejado embarazada.

Carbajal fue una de las periodistas que fundó el movimiento #NiUnaMenos en Argentina para denunciar los feminicidios —en aquel país sucede uno cada 27 horas, según las últimas cifras extraoficiales que recopilan organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres— y pedir políticas públicas para frenarlos.

El detonante, rememora la reportera, fue una sucesión de asesinatos machistas que tuvieron gran repercusión en los medios de comunicación, sobre todo, el de Chiara Páez, una adolescente de 14 años que apareció enterrada en la casa de los abuelos de su novio. «Prendió la llama». Un grupo de comunicadoras feministas, en el que se encontraba Carbajal, organizó una maratón de lecturas con víctimas de violencia machista invitadas. «Fue cuando usamos por primera vez el lema #NiUnaMenos», relata. «Fue un grito colectivo».

Después, pensaron que había que ir más allá y llamar a la sociedad a las calles para protestar. «Invitamos a famosos a que se hicieran una foto con el hashtag para impulsar la convocatoria. Y la respuesta fue espectacular». Carbajal todavía se muestra sorprendida del apoyo que recibieron: numerosos deportistas, actores, artistas… se unieron a su causa.

Mientras todo eso sucedía, al hijo de Carbajal le diagnosticaron leucemia. La manifestación que habían convocado coincidía con su primera sesión de quimioterapia. Ante la elección difícil de asistir a la protesta o acompañar a su primogénito, él le dio la respuesta. «¿Cómo no vas a ir si has luchado por esto toda tu vida?», le dijo. «Me fui un rato a la marcha con esa carga», reconoce ella. De la movilización de aquel 3 de junio de 2015, Carbajal todavía recuerda lo emocionante que fue. «Por la cantidad de gente. Había niñas con sus mamás, con carteles hechos a mano. Fue impactante e inesperado».

En Argentina hay un feminicidio cada 27 horas, según las últimas cifras extraoficiales que recopilan organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres

Algunos de los reclamos que se hicieron en aquella multitudinaria movilización y las que la sucedieron se han materializado en políticas públicas. «Hasta entonces, se contaban solo los casos de feminicidios publicados en los medios. Ahora ya hay un registro a partir de las causas judiciales», comenta Carbajal. «Aunque todavía hay que hacer ajustes, porque no se contabilizan los asesinatos cuando el perpetrador se suicida, porque se extingue la responsabilidad penal». Otras muchas demandas están todavía por abordar.

A falta de leyes y políticas públicas para frenar la sangría de feminicidios, Carbajal celebra que la sociedad argentina ha tomado conciencia sobre este problema. «Y se empezaron a visibilizar otras violencias machistas como el acoso, las agresiones sexuales…», subraya. El #NiUnaMenos dejó entonces de pertenecer a un grupo de personas y se convirtió en un movimiento de muchos colectivos por todo el país. «Fue un empuje para la organización de las mujeres en los distintos territorios y ámbitos».

Pese a que Argentina cuenta con una larga tradición de movimientos feministas —desde hace 34 años organizan encuentros nacionales de mujeres —, el #NiUnaMenos supuso una revitalización, en opinión de Carbajal. Y otras causas en favor de los derechos de las mujeres han enraizado en el país latinoamericano después. La que más impulso ha tomado en los últimos años ha sido la defensa por el aborto legal, seguro y gratuito. El pañuelo verde que simboliza esta lucha ha trascendido su significado. «Las adolescentes, las hijas del #NiUnaMenos, lo llevan como un grito de libertad», afirma la periodista, que participó en un encuentro de organizaciones de la sociedad civil en La Antigua Guatemala para contar, precisamente, el impacto de las protestas en la ciudadanía y la política.

Nunca pensé que hubiera una contradicción entre mi profesión periodística y mi activismo feminista

Carbajal no ve incompatibilidad entre su activismo y la profesión periodística. «Nunca pensé que hubiera una contradicción. Mi activismo feminista es a través de los medios de comunicación, para ampliar las voces de los movimientos, de las víctimas», expone. Nunca, remarca, ha tergiversado la realidad. «Solo le he puesto una lupa gigante a estos temas para que se vieran».

También lo hace con sus libros. «El primero que publiqué, en 1999, fue La seducción permanente: verdades y mentiras de la cirugía estética«, recuerda. Diez años después, lanzó su segundo título, sobre el aborto. «Una década antes del debate que se dio en Argentina», anota. Y su Maltratadas, escrito en 2013 y publicado en 2014, también fue un adelanto de lo que estaba por venir con el #NiUnaMenos en el invierno argentino de 2015.

Este 2019, Carbajal ha publicado Yo te creo, hermana (Aguilar), sobre las violencias de género. «Todo lo que nos pasa por ser mujeres. Lo que nos hace el machismo», resume el contenido. Los relatos recogidos por la autora, en primera persona, tratan desde los abusos sexuales en la infancia hasta los llamados micromachismos, también en la profesión periodística. Con esta obra siente una responsabilidad especial porque es la primera que han leído sus hijos, el chico de 18 y la niña de 13.  «Quiero que sea una espejo en el que las mujeres se saquen la culpa. Y que los varones también entiendan por qué estamos tan enojadas cuando salimos a la calle», zanja.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/10/21/planeta_futuro/1571669036_406243.html

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Entrevista a Margo Glantz y Yolanda Segura: “El cuerpo femenino siempre está abierto a la agresión. La batalla no está ganada nunca”

Entrevista/24 octubre 2019/Autor: Pablo Ferri/El país

Una vez, cuenta Margo Glantz, un periodista «amigo» escribió una reseña de un libro que acababa de traducir, Historia del Ojo, de Georges Bataille, un clásico de la literatura erótica. En la reseña, el periodista dedicó un curioso adjetivo al trabajo de la autora. Escribió que su traducción era «piernabierta». Dice Glantz: «Yo creo que nunca a un hombre le habrían dicho eso de una traducción. Es muy definitivo en cuanto a un concepto de la escritura femenina». La autora mexicana, que en enero cumple 90 años, lo cuenta con una naturalidad sorprendente. A su lado, la también escritora Yolanda Segura, de 29, asiente como si entendiera el asunto tan bien como la otra.

Glantz y Segura, 60 años de distancia y una comprensión subterránea, conectada, de la agresión machista. Sentadas en la terraza de un hotel en Oaxaca, la conversación parece atraer esa conexión, amasada por el intercambio. Las dos han coincidido esta semana en la Feria del Libro de Oaxaca, FILO, que este año dedica buena parte de su programación al trabajo literario de las mujeres. Al trabajo y lo que hay detrás: las dificultades, las afrentas, la diferenciación que se pretende del canon masculino, competitivo por definición.

Glantz asegura que está «muy atenta» al momento histórico que vivimos, la nueva ola feminista, las reivindicaciones. «Me doy cuenta de que el cuerpo femenino siempre está abierto a la agresión. Por más que peleemos, la batalla no está ganada nunca. Eso lo decía mucho Simone de Beauvoir».

No se conocían en persona, pero Glantz, lectora voraz, explica que hace tres años leyó el primer libro de Segura, O reguero de hormigas, un poemario que gira en torno a la menstruación. Desde entonces quiso conocerla y ahora acaba de hacerlo en la FILO.

La conversación empieza por una frase que Segura y otras mujeres, todas jóvenes, incluyeron en un texto que guía esta edición de la FILO. Se titula Escrituras para reinventar la vida y plantea que la literatura es un territorio en disputa.

Pregunta. El texto dice: «La insurrección de las mujeres alrededor del mundo e intervenciones feministas recientes en el medio literario y las artes en general nos obligan a considerar la literatura como un territorio en disputa: ese espacio en el que se construyen algunos de los modelos de quiénes somos y, más importante aún, de quiénes podríamos ser». ¿Usted qué piensa de esto, Margo?

Margo Glantz. Me parece que siempre lo ha sido un poco. De alguna manera la literatura es siempre política. Inevitablemente es política la posición que uno tiene en la literatura.

Yolanda Segura. Sí, en el sentido de que no puedes desprenderte del cuerpo desde el que estás escribiendo. La corporalidad te obliga a considerar la dimensión política de lo que haces, desde dónde se articula el discurso. En ese sentido la literatura es un territorio en disputa. Es claro que hay un tipo de corporalidad, el hombre blanco heterosexual que tradicionalmente ocupa espacios literarios. Y en ese sentido la disputa es conseguir espacios para nosotras, sin quitarle espacio a los demás. No es arrebatar sino extender.

M.G.  A mí me costó trabajo ingresar al mundo literario por el tipo de escritura que practicaba. Había un profesor muy importante, un novelista, Agustín Yáñez. Él me decía que mi escritura era como cuentas sueltas y tenía que enhebrarlas. Y me costó mucho enhebrarlas, hasta que hice lo que yo quería y funcionó. Tardé muchísimo. Publiqué mi primer libro de ficción a los 47. Mis primeros dos libros los publiqué a cuenta de autor. No les parecían libros funcionales. Un editor muy importante, hijo de exiliados españoles, Díez- Cabero, me dijo, «Margo, ¿usted cree que le puedo publicar esas cosas? Son como juguetitos».

Y.S.  Ahora escuchándote, Margo, me preguntaba si te sentías sola en ese espacio.

M.G. Yo era profesora de literatura. Hacía ensayos y los publicaba en diarios y así. Había pocas mujeres que escribían, Elena Garro, Nelly Campobello, que tardó muchísimo en ser reconocida. Ella fue la única escritora de la revolución. Era maravillosa. Elena Garro tardó en publicar. Los Recuerdos del Porvenir salió en 1963, fue anterior a García Márquez. Estaba Amparo Dávila, Elena Poniatowska… Había poetas también, pero éramos escasas las que escribíamos y menos las que publicábamos.

Y.S. Es que justo lo que creo es que en este momento sí hay una comunidad de mujeres escritoras. Es más fácil el acceso, llegas y saludas a las que están en la fiesta, no es hacer la fiesta tú sola. Eso no significa que sea fácil ahora, pero está cambiando por el trabajo colectivo. Si fueran muchas individualidades trabajando juntas no sería lo mismo. Trabajar desde la unión y no la competencia. No podemos estar compitiendo, tenemos que darnos la mano.

P. Margo, y entre ustedes, ¿cómo era?

M.G. Yo fui muy individual en ese sentido. Era yo compañera de ellas, pero ninguna me apoyó mucho. Elena Poniatowska me hizo alguna entrevista en un momento en que yo era bastante tímida. Ella fue generosa, pero no fue como ahora, que hay una red de mujeres en América Latina, en España, mujeres que se apoyan unas a otras. En mi caso era aislado.

Y.S. Corrígeme si me equivoco, pero entiendo que había una onda de que, para entrar a ciertos espacios, como eran tan masculinos, había que modular el hecho de ser mujer. Que no se notara tanto. En mi propia experiencia, al principio, cuando trataba de acceder a los grupos, me decían que no se notara tanto que fuera mujer.

Fuente e imagen: https://elpais.com/cultura/2019/10/22/actualidad/1571772742_272231.html

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Libro(PDF): «Revolución feminista y políticas de lo común frente a la extrema derecha»

Reseña: CLACSO

El feminismo y la política de lo común es hoy el mejor Fruto de las contradicciones del neoliberalismo globalizador y de la connivencia de partidos conservadores, so- nanciera y el capital especulativo, la extrema derecha se ha presentado como una resistencia de fácil acceso contra los desmanes de las oligarquías políticas y las élites económicas. No hay duda de que hay quien ha sabido aprovechar la fuerza de estos vientos para vehicular la rabia y el resentimiento, pero también hay quien ha sabido canalizarla hacia una contestación de signo diferente. La misma conciencia de la vulnerabilidad y la dependencia que ha dado lugar a la extrema derecha, ha encontrado en el feminismo un tejido bien trabado que ha puesto en contraste la polí Si la extrema derecha apela a un imaginario de lo común – nismo lo reivindica poniendo en valor la revolución de los cuidados y de los afectos.

Autores (as):  María Eugenia Rodríguez-Palop

Editorial/Editor: Icaria. CLACSO.

Año de publicación: 2019

País (es): España

Idioma: Español

ISBN: 978-84-9888-882-9

Descarga: Revolución feminista y políticas de lo común frente a la extrema derecha

 

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Gritar “¡fuego!” no “¡socorro!” y otros trucos de autodefensa feminista

Reseñas/17 Octubre 2019/El país

Cada vez más municipios ofrecen talleres gratuitos para que las mujeres aprendan a protegerse de posibles agresiones

Jóvenes temerosas de volver a casa de noche. Octogenarias que se niegan a ser la presa fácil del agresor. Víctimas de violaciones y acoso callejero. El perfil de las mujeres que quieren aprender a defenderse es variado, pero su miedo es el mismo. Un miedo que ha hecho proliferar los cursos municipales de autodefensa en todo el país. En Madrid, centenares de mujeres se acercan a los más de 20 centros públicos donde se imparten estos talleres gratuitos desde 2016. Hace unas semanas, en Santa Cruz de Tenerife, Francisco Javier Yanes, profesor de yudo y jiu-jitsu, y María del Pilar Machín, psicóloga experta en violencia de género, inauguraron el primer curso en Canarias que combina defensa personal y empoderamiento femenino. En Galicia, 60 municipios –de 313– tienen iniciativas parecidas; 32 concellos más que en el 2018, año en el que más de 2.600 mujeres se inscribieron en este tipo de talleres solo en la Comunidad de Aragón. A todas les une un único denominador común: aprender las herramientas para vivir sin miedo.

Los datos de violencia machista justifican el aumento en la demanda. En lo que va de año, 46 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas. Ya son 1.021 las víctimas mortales desde que comenzó el registro de los asesinatos machistas en 2003. La violación grupal de la Manada o el asesinato de Laura Luelmo resuenan en la memoria de estas mujeres que se apuntan a los talleres «por miedo a ser las siguientes».

Van llegando al polideportivo de Aluche con leggins de colores y botellas de agua. Se saludan tímidas y esperan descalzas en un rincón a que Óscar Sánchez (Madrid, 35 años), profesor de hapkido y taekwondo, empiece la clase. Él carga decenas de paraguas y bolsos vacíos para la temática de hoy: los llamados «útiles de fortuna». Las 23 asistentes –de las cuales nueve son menores de edad–, aprenderán a utilizar los elementos que suelen llevar consigo para defenderse de un posible agresor: una mochila puede servir de escudo, un pintalabios puede alejar a un agresor. Todo vale para ganar tiempo.

Laura González Moro, madrileña de 26 años, vuelve al curso por tercer año consecutivo. Esta vez como monitora. Graduada en psicología y con cinco años de formación en hapkido –arte marcial coreano–, fue víctima de violencia doméstica de pequeña por parte de su padre biológico (con el que ya no mantiene contacto). «Me dije a mí misma que nadie más me volvería a poner la mano encima», explica con la mirada firme. González es una de las dos únicas profesoras –entre los 17 del Ayuntamiento de Madrid– en proceso de formación para impartir métodos de defensa personal. «Nos dimos cuenta de que a las alumnas les chirría que estas clases las dé un hombre», cuenta su compañero Óscar Sánchez. «Por eso estamos intentando formar a más mujeres, aunque cuesta. No hay muchas que tengan formación en artes marciales o autodefensa. También ahí hay cosas que trabajar».

«Agarrad bien los paraguas. Por este lado de aquí para no lastimarte», explica Sánchez a una de las alumnas. Todas están separadas por parejas y se van turnando para interpretar ambos roles: el de agresor y el de víctima. La timidez inicial se disuelve y se van creyendo sus papeles. Gloria Soubrie, de 47 años le dice a su compañera: «Pero agárrame cuando no me lo espere, a ver si me sale de manera natural». Es el segundo curso al que se apunta y cuenta sorprendida cómo el viernes pasado un compañero de trabajo quiso gastarle una broma abalanzándose a sus espaldas sin que ella lo esperara. «Conseguí apartarle con una técnica que aprendí aquí. Me salió de manera instintiva», señala.

Además de la parte física, los talleres también tratan la temática psicológica. De hecho, de las cuatro horas del seminario que imparten Sánchez y González, casi tres se dedican a hablar sobre la violencia de género. Ambos coinciden: «Lo importante no es dar puñetazos. Queremos que entiendan la psicología del agresor y se adelanten a sus pasos». Consejos tan sencillos como gritar «¡Fuego!» en lugar de «¡Socorro!» para atraer la atención de los demás o dónde colocarse dentro de un ascensor en caso de un intento de agresión son algunas de las claves que explican. «También tratamos los ciclos de la violencia machista para que identifiquen si están en alguna situación de riesgo», añade González.

Se acaba la clase por hoy. Vuelven a calzarse y recogen sus botellas vacías. Salen del seminario con algo más de seguridad aunque con un sabor agridulce. Sara Espinosa, mexicana de 34 años le pone palabras: «Ojalá no tuviéramos que ser nosotras las que aprendemos a defendernos. Ojalá ellos supieran respetarnos. Pero bueno, al menos ya no me bloqueo al salir a la calle».

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/10/08/actualidad/1570530440_333506.html

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