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Colombia: Informe sobre víctimas LGBTI fue presentando ante la Comisión de la verdad

América del Sur/Colombia/22-09-2019/www.publimetro.co

El documento fue socializado el pasado jueves en Montería, Córdoba.

El informe ‘¡Nosotras Resistimos!’ sobre violencias contra personas LGBTI en el marco del conflicto armado en Colombia”, fue presentado el pasado jueves a la Comisión en Montería, Córdoba. El documento cuenta, los hechos de violencia y las victimizaciones e incluye también historias de resiliencia, resistencia y de fortaleza de las personas LGBTI en el sur de Córdoba, Antioquía y la región de los Montes de María.

Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo, destacó en su intervención la importancia de la comunidad LGBT para la construcción de paz y el valor de sus luchas y su resistencia en el marco del conflicto armado.

“La Comisión tiene en su mandato trabajar con nosotros, las personas LGBTI y han estado a la altura. El movimiento LGBTI cree en la verdad, en la verdad de todos. El conflicto nos quiso acabar, pero este es un acto de reconciliación. Aquí estamos demostrando que la paz es posible porque la paz es igualdad”, aseguró.

A la presentación del informe asistieron, además del presidente de la Comisión, Francisco De Roux, las comisionadas Alejandra Miller, Lucía González, Marta Ruiz y Ángela Salazar. Así como los comisionados Alejandro Valencia y Carlos Ospina. Este es el primer informe de esta temática que recibe la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y será un gran aporte para el trabajo de la entidad.

De Roux agradeció por el material recibido y resaltó el valor de una comunidad que pese a ser victimizada y atacada por la sociedad, busca reconciliarse precisamente con quienes más daño le hicieron. “La lucha de ustedes se pone en el corazón del trabajo de la Comisión. Sentimos que hay una fractura en la dignidad de los colombianos, es una especie de incapacidad para reconocer la grandeza y la diversidad de nuestra naturaleza humana. Ustedes no se han dejado derrotar en su grandeza y se han parado frente a un mundo excluyente. Espero que podamos caminar juntos el camino por la verdad en Colombia”, expresó.

El informe analiza violencias sistemáticas y el uso de la violencia sexual como arma de guerra, lo que aportará, en muchos frentes, al trabajo de la Comisión de la Verdad.

Fuente e imagen: https://www.publimetro.co/co/noticias/2019/09/20/informe-victimas-lgbti-fue-presentando-ante-la-comision-la-verdad.html

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México, el segundo país más letal para las transexuales

Redacción: La Vanguardia

Andrés Manuel López Obrador prometió que su gobierno llevará a cabo investigaciones “efectivas” sobre los delitos de odio contra la comunidad LGBTQ, pero la horrible tendencia se mantiene.

Meses después de ser testigo del asesinato de una amiga, Kenya Cuevas recibió en su casa una corona de flores a su nombre. El mensaje estaba claro: sigue haciendo ruido sobre la muerte de mujeres transexuales y serás la próxima.

México se convirtió el segundo país más letal para las transexuales, por detrás de Brasil, con 261 asesinadas entre 2013 y 2018, según un estudio reciente de Letra S, un grupo de derechos LGBTQ.

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Andrés Manuel López Obrador, quien asumió la presidencia de del país el 1 de diciembre, prometió que su gobierno llevará a cabo investigaciones “efectivas” sobre los delitos de odio contra la comunidad LGBTQ, pero la horrible tendencia se mantiene. Dieciséis mujeres transexuales fueron reportadas muertas en los cuatro primeros meses de 2019, y al menos seis más fueron asesinadas desde entonces, según un conteo de The Associated Press de los casos recogidos en la prensa local.

Como la mayoría de los delitos en México, casi todas esas muertes quedan sin resolver y sin castigar, menos de un 3% de los asesinatos de personas LGBTQ derivaron en condenas desde 2013. Así que los líderes y activistas de la comunidad transgénero están prácticamente solos en su búsqueda de una justicia que se les ha negado durante años.

En esta imagen, tomada el 16 de agosto de 2019, la activista por los derechos de los transexuales Kenya Cuevas fuma mientras habla con otros miembros de la comunidad en un grupo de apoyo, en la Ciudad de México. Foto: AP

Cuevas se pasó al activismo el 29 de septiembre de 2016. Esta noche, su amiga Paola Buenrostro, quien como ella era una prostituta transexualse subió en el Nissan de un cliente y fue baleada varias veces. Cuando Cuevas corrió hacia el lado del copiloto del auto, el hombre la apuntó a la cabeza y apretó el gatillo. El arma se atascó.

Cuevas lo agarró y lo retuvo hasta que llegó la policía, y para entonces ya había comenzado a grabar con su celular. Pero a pesar de los múltiples testigos del homicidio y del video de Cuevas, el hombre quedó libre unos días más tarde.

Indignada, Cuevas dejó poco después la prostitución y fundó la organización Casa de Muñecas para hacer campaña en favor de la protección a las transexuales. Ahora es una de las activistas más conocidas entre un creciente coro de mujeres que buscan un cambio del gobierno mexicano.

Después llegaron las amenazas de muerteCuevas tiene ahora cámaras de seguridad instaladas en su casa y está acompañada por dos guardaespaldas gracias a un programa gubernamental que trata de proteger a periodistas y activistas.

La activista de derechos trans Kenya Cuevas sostiene un teléfono celular que muestra una imagen de su amiga asesinada Paola Buenrostro, en la Ciudad de México. Foto: AP

«Cuando pasó lo de Paola, yo me manifesté y lo hice en público, pidiendo justicia todo el tiempo”, dijo Cuevas. “No quiero trato especial. Solo que me den justicia. Hagan su chamba”.

Según Lina Pérez, presidenta de la organización Cuenta Conmigo, de apoyo a la comunidad LGBTQ, las transexuales asesinadas rara vez recién justicia porque las autoridades suelen ignorarlas.

«Es más fácil la impunidad porque las mismas personas que ejercen la ley creen que son enfermos”, manifestó Pérez.

Las activistas señalan sin embargo algunas victorias en los últimos años. Una importante se produjo en 2014, cuando Ciudad de México se convirtió en pionera en el país al permitir que los transexuales cambien su género y nombre en su certificado de nacimiento, una ley que desde entonces ha sido adoptada en seis de los 31 estados.

Este cambio estuvo impulsado en parte por el grupo activista ProDiana, encabezado por Diana Sánchez Barrios.

Antes de la ley, los transexuales tenían que recurrir a costosos procedimientos judiciales para cambiar sus documentos identificativos, explicó Sánchez Barrios. Hace una década, ella se vio obligada a pasar comprobaciones sobre su estado mental, a proporcionar una letanía de testigos de varias etapas de su vida y a gastar miles de dólares para cambiar legalmente su nombre y su género.

«Es como si estuvieras en juicio solo por ser una mujer trans”, apuntó.

Alrededor de 4,000 mujeres trans modificaron su documentación a raíz de la ley de la Ciudad de México, pero la violencia persiste.

«Somos siempre los más vulnerables. Somos el blanco perfecto para la discriminación”, dijo Sánchez.

ProDiana busca ahora reformas institucionales para evitar la discriminación en áreas clave del gobierno como la policía.

Según Sánchez, la policía «no ha sido una gran aliada para las mujeres trans». La activista describió años de extorsión y violencia a manos de agentes que se supone que deben proteger a los ciudadanos.

La vulnerabilidad es una constante en las vidas de las mujeres transexuales, que a menudo son rechazadas por sus familias y se ven abocadas a la calle. Tanto Cuevas como Sánchez se escaparon de sus casas cuando eran muy jóvenes para iniciar su proceso de transición.

Fuimos a los funerales de compañeras asesinadas y sus familiares no querían que estuviéramos” contó Sánchez. “Tenemos que estar muy lejos de unas relaciones en las vidas de nuestras amigas”.

En muchos empleos se niegan a contratar a transexuales, lo que las obliga a dedicarse a la prostitución y las expone a los peligros de la calle, según activistas.

El asesinato de mujeres transexuales refleja la lucha más amplia del país contra la violencia de los cárteles y las pandillas, con unas tasas de homicidios que alcanzan nuevos récords cada año.

La activista de derechos trans Kenya Cuevas abraza a Angie, una trabajadora sexual transgénero de 20 años, en la Ciudad de México. Foto: AP

En 2018, 53 transexuales fueron asesinadas en el país. Entre ellas estaba una mujer que apareció en un contenedor de basura con la cara tan golpeada por una piedra que era irreconocible. Una fue torturada hasta la muerte por sus captores mientras su familia escuchaba sus últimos momentos de vida por teléfono. Otra apareció desnuda y estrangulada en su cuarto. En ninguno de estos casos se identificó públicamente a los sospechosos.

El pasado 13 de agosto, una mujer trans murió tras recibir ocho puñaladas en la Ciudad de México, según reportes de la prensa local. Su agresor huyó y la policía no tiene sospechosos.

Aunque el gobierno de López Obrador se ha posicionado públicamente a favor de los derechos LGBTQ, no está claro qué protecciones podría poner en marcha ni su visión para combatir la violencia contra la comunidad.

Alexandra Haas, directora del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, dijo que la administración quiere volver a formar a fiscales y policías en el manejo de casos con prostitutas trans. El gobierno está trabajando con la fiscalía para establecer protocolos unificados en todo México.

«Lograr que a nivel de las procuradurías se tome en serio y como una herramienta de trabajo para nosotros es muy importante«, dijo Haas.

Sánchez señaló que queda mucho trabajo por hacer a todos los niveles del gobierno. Le gustaría ver cómo el ejecutivo federal aprueba una ley de matrimonio igualitario, algo que ahora se gestiona por estados, y se desafían otras decisiones locales que podrían infringir derechos como el cambio legal de género.

«Este gobierno izquierdista que tiene su mayoría en la legislativa y en el Senado y acá en la Ciudad de México, tiene que generar leyes a favor de la diversidad sexual«, manifestó la activista.

En el desfile del Orgullo celebrado en junio en la capital, Cuevas recorrió la principal avenida de la ciudad en lo alto de una carroza para llamar la atención sobre la violencia contra la comunidad trans.

La muerte no ha dejado de perseguirla. En enero, su amiga Pamela Sandoval se convirtió en la primera víctima transexual conocida con el nuevo gobierno.

Cuevas dijo que está dispuesta a soportar las amenazas de muerte si eso supone que puede ayudar a conseguir un mundo más seguro para la comunidad trans mexicana.

Fuente: https://vanguardia.com.mx/articulo/mexico-el-segundo-pais-mas-letal-para-las-transexuales

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Save the Children lanza “Alto a la guerra contra la niñez”, nueva campaña de concienciación

América del Norte/ México / 09.09.2019/ Fuente: almomento.mx.

Save the Children lanza una campaña global en redes sociales el 16 de mayo para denunciar la realidad que cada día enfrenta la niñez en zonas de conflicto con el hashtag #StoptheWarOnChildren, #AltoALaGuerraContraLaniñez. En México se suman los embajadores de Save the Children Aida Cuevas, Benny Ibarra, Camila Sodi, Hash, Javier Poza, Lila Downs, Los Daniels, Natalia Lafourcade, Osvaldo Benavides, Pandora, Paola Longoria, Tiaré Scanda, Diana Bracho o Ingrid Coronado

«Todas las guerras son guerras contra la niñez». Estas palabras que pronunció la fundadora de Save the Children, Eglantyne Jebb, hace cien años, resuenan hoy más fuerte que nunca. En estos momentos, 1 de cada 5 niñas, niños y adolescentes en todo el mundo se encuentra atrapado en conflictos armados. Conflictos en los que a menu­do, y de manera intencional, se vulneran sus derechos fundamentales con total impunidad.

Los datos que presenta Save the Children son abrumadores:

  • 420 millones de niñas, niños y adolescentes, casi una quinta parte de la población in­fantil a nivel mundial, viven en zonas de conflicto[i].
  • El informe de Save the Children, Alto a La Guerra Contra La Niñez https://bit.ly/2JBEZtO revela que el número de violaciones graves de los derechos de la niñez en conflictos armados, constatadas y denunciadas por Naciones Unidas, se ha triplicado desde el año 2010.

“Nosotros no podemos obviar la durísima realidad en que viven millones de niñas, niños y adolescentes hoy, trabajamos con ellas y ellos a diario. Las consecuencias del conflicto y la violencia son devastadoras y ponen en serio peligro sus vidas y su desarrollo. Nos vemos en la obligación de denunciarlo y de pedirle a la sociedad que escuche sus voces. Atravesamos una crisis sin precedentes,etc.” comentó Maripina Menendez, CEO de Save The Children en México.

Según el reporte, la cifra de niños y niñas afec­tados directamente por casos verificados de violaciones graves en 2017 asciende a más de 25,000[ii], la más elevada que se haya registrado en la historia. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha identificado seis violaciones graves contra los derechos de los niños y las niñas en situaciones de conflicto armado: el asesinato y la mutilación; el reclutamiento y la utilización como soldados; la violencia sexual, especialmente contra las niñas; el secuestro; los ataques a centros educativos y o hospitales; y la denegación de acceso a la asistencia.

Las atrocidades perpetradas contra la niñez son una forma especialmente impactante de aterrorizar a la población y, por consiguiente, la táctica militar preferida de los grupos y fuerzas ar­madas de los conflictos actuales. En 2017 se registraron 1,432 ataques armados contra escuelas y hospitales[iii], el año más violento para niñas, niños y adolescentes hasta la fecha.

Además, les afectan significativamente las consecuencias indirectas de los con­flictos armados. Entre ellas se encuentran los desplazamientos. La falta de acceso a la alimentación, 4.5 millones de niñas, niños y adolescentes corren el peligro de morir de hambre. La interrupción de su educación[iv], 75 millones de niños y niñas no tiene acceso a la educación por culpa del conflicto[v]. O la falta de acceso a servicios públicos básicos como la sanidad o el agua y saneamiento.

Lamentablemente, la niñez en México no es ajena a las consecuencias de la violencia que experimentan niñas y niños en zonas de guerra. Aunque México no es un país en conflicto bélico, si ocupa el primer lugar de violencia entre los países que integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Cada día mueren en el país más de tres niñas, niños o adolescentes a causa de la violencia[vi]. Las agresiones se repiten en la escuela, en la casa o en la comunidad, en forma de castigo físico y humillante, abuso sexual, omisión de atención y cuidados, u otras violaciones fruto del crimen organizado.

Una de las niñas atendidas por Save the Children explica: “Teníamos clase de computación y, de repente, se escucharon balazos en el área donde estábamos. Uno de mis compañeros resultó herido. En mi comunidad la gente piensa que la violencia es algo común y no debería ser así”.

La campaña es una de las acciones que Save the Children impulsará este año. Culminando en septiembre, con un plan detallado que permita garantizar la seguridad de la niñez en conflicto, en la Asamblea General de las Naciones Unidas. El plan se centra en 3 pilares básicos; respeto al Derecho Internacional Humanitario y las leyes que regulan el uso de la violencia en conflicto; la rendición de cuentas de aquellos que las incumplan; y la garantía de inversión y dedicación para que la niñez pueda recuperarse de los daños sufridos.

A partir del 16 de mayo, Save the Children en México, con el apoyo de Aida Cuevas, Benny Ibarra, Camila Sodi, Hash, Javier Poza, Lila Downs, Los Daniels, Natalia Lafourcade, Osvaldo Benavides, Pandora, Paola Longoria, Tiaré Scanda, Diana Bracho o Ingrid Coronado entre otros, convoca a la sociedad a que se sume a este movimiento global y diga fuerte y claro #StoptheWarOnChildren, #AltoaLaGuerraContraLaNiñez. Además, invitan a firmar esta petición para legitimar el movimiento: apoyo.savethechildren.mx/sin-violencia

Acerca de Save the Children Save the Children es la organización independiente líder en la promoción y defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Trabaja en más de 120 países atendiendo situaciones de emergencia y programas de desarrollo. Ayuda a los niños y niñas a lograr una infancia saludable y segura. En México, trabaja desde 1973 con programas de salud y nutrición, educación, protección infantil y defensa de los derechos de la niñez y adolescencia, en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas.

Contacto de prensa:

Yazmin García, Oficial de Comunicación y Relaciones con los Medios yazmin.garcia@savethechildren.org – Tel: (+52) 55 5554 3498

Nicole Barandiaran, Oficial de Comunicación y Contenidos nicole.barandiaran@savethechildren.org – Tel: (+52) 55 5554 3498

[i] El análisis emplea los datos que ha recopi­lado el Uppsala Conflict Data Programme (UCDP). PRIO comparó estos datos de conflictos con los datos de población más actualiza­dos de Gridded Population of the World y de Naciones Unidas para calcular la canti­dad de niños y niñas que viven cerca de los incidentes que causa la violencia armada en todo el mundo.

[ii] Datos de la ONU sobre violaciones graves de 2017.

[iii] Save the Children, 2018; La guerra contra la infancia

[iv] Los diez países afectados por conflictos armados que se incluyeron en el análisis fueron Siria, Afganistán, Somalia, Yemen, Nigeria, Sudán del Sur, Irak, la República Democrática del Congo y la República Centroafricana. Save the Children, Reino Unido, 2018; Hunger – a Lethal Weapon of War: The impact of conflict-related hunger on children,

[v] ODI, 2016, Education Cannot Wait: Proposing a fund for education in emergencies.

[vi] Entre 2010 y 2017 ocurrieron 10,547 defunciones por homicidios de niños, niñas y adolescentes, y alrededor de 76% de los casos corresponden a niños u hombres adolescentes y 24% a niñas y mujeres adolescentes. Lo que equivale a 1.506 muertes anuales y 4,12 diarias en los últimos 7 años. http://unicef.org.mx/Informe2018/

Fuente de la noticia: https://almomento.mx/save-the-children-lanza-alto-a-la-guerra-contra-la-ninez-nueva-campana-de-concienciacion/

 

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Representante de Unicef: “La educación sexual es una educación para la libertad”

Por: Lourdes Fernández Calvo

Directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, María Perceval, analizó la situación de la niñez en el Perú. Indicó que más de 1 millón de niñas sufrieron abuso en los países de la región

La representante de Unicef, María Cristina Perceval, analizó la situación de la niñez en el Perú y la región y pidió a los estados luchar por la igualdad de derechos.

— En el Perú hay más de 10 mil presos por abuso sexual de menores. ¿Qué refleja esa situación del país?

Indudablemente es un tema de absoluta prioridad el trabajar para una contundente erradicación de todas las formas de violencia. En América Latina y el Caribe, solo el año pasado, 1’100.000 niñas sufrieron violencia sexual. Creo en los esfuerzos que está haciendo el Perú, su sociedad, los espacios de pensamiento como las universidades, el Gobierno y el Congreso para disminuir estas cifras.


— ¿Cree que es necesario crear un ministerio que vea la protección de los menores?

Cada Estado que decida la forma que quiera, lo que importan son las políticas públicas con coherencia, coordinación y financiamiento. Coherencia con la Convención de los Derechos del Niño, y otras normas como la convención para la eliminación de discriminación contra la mujer. Se necesitan políticas públicas y una cultura social respetuosa de los derechos de todos y todas.


— ¿Por qué es necesario el enfoque de género en la educación de los niños y niñas?

Somos iguales en dignidad y derechos. Entonces, ¿cómo no se va a educar en eso?, ¿quién estaría en contra? Si nos supieran iguales, dignas y libres, en América Latina y el Caribe no estaríamos diciendo que un millón de niñas son víctimas de violencia sexual. Todas tenemos derecho a vivir libres de violencia.

Unicef

Marita Perceval visitó el Perú a mediados de año para supervisar los trabajos en favor de los niños migrantes de Venezuela. (Foto: Dante Piaggio)

— ¿Cómo enfrentamos el embarazo adolescente?

América Latina y el Caribe es la región en donde no solo no han disminuido los embarazos adolescentes, sino que vemos un incremento. Es la segunda tasa más alta a nivel mundial. La educación sexual es una educación para la responsabilidad y la libertad, es como la canción que dice: “abrir la puerta para ir a jugar”; esa es la responsabilidad de un niño, y no que me cierren las puertas para ser mamá.

— El 43,5% de niños menores de 5 años tiene anemia en el Perú. Pese a los intentos, aún no se puede reducir esa cifra.

Cuesta erradicar la desnutrición crónica y reducir la anemia, pero el Perú es reconocido por los avances realizados. Se ha bajado un montón, pero ahora estamos con un problema grave que es la malnutrición. Si hay algo que desde Unicef pedimos es que nuestro mensaje no es poner a unos en contra de otros, está inspirado por el cuidarnos. Y esto significa cuidarnos como personas, cuidar a los niños también en la alimentación.

— ¿De qué manera se debe afrontar la migración de menores venezolanos?

Hay alrededor de 7 millones de menores migrantes en la región. Sus rostros nos hablan de violencia, de discriminación, de falta de oportunidades educativas, laborales, de acceso a la salud. Unicef está trabajando con unos 400 mil niños venezolanos.

Fuente de la entrevista: https://elcomercio.pe/peru/representante-unicef-educacion-sexual-educacion-libertad-noticia-ecpm-670682

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En Pakistán, denunciar acoso sexual es una batalla interminable para las mujeres

Redacción: Global Voices

En julio de 2019, tres hombres fueron arrestados por exhibicionismo indecente.

En teoría, la ley pakistaní que penaliza el acoso sexual supone un paso adelante en la protección de los derechos de la mujer; sin embargo, la aplicación de esta ley puede ser una historia totalmente diferente. Si una mujer decide presentar una queja formal, puede enfrentar una ardua batalla en forma de interminables procesos legales, estigma social e indiferencia, ya que algunos de estos comportamientos están normalizados.

A pesar de estos obstáculos, una reciente oleada de casos de exhibicionismo indecente ha terminado en arrestos, ya que las pruebas publicadas en las redes sociales llevaron a la policía hasta los delincuentes.

En agosto de 2019, Tasina Parwaiz de Lahore grabó y publicó un video en Twitter de un hombre sentado en su moto masturbándose a un lado de la carretera. Se etiquetó a la policía de Punyab en la publicación y al cabo de unas horas el acusado fue arrestado bajo la supervisión del superintendente de policía Ahsan Saifullah, que también tuiteó sobre el arresto:

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Unas semanas antes, un caso parecido se publicó en Twitter con fotos del culpable.

Soy estudiante y debo viajar en rikshaw motocicleta con otras chicas. Hoy, cuando iba de regreso a casa, un hombre en moto empezó a seguirnos. El rikshaw estaba lleno de chicas, y cuando empezó a acercarse, nos asustamos.

Y se acercó a nosotras todo lo que pudo y comenzó a exhibir su pene. Todas las chicas temblaban de miedo, incluida yo. Sin embargo, no podía mantener mi mirada más baja y saqué el móvil e hice fotos de él y de su pene y de su matrícula.

Esta persona también fue arrestada por el superintendente de policía Ahsan Saifullah:

El tipo de historia que estoy publicando aquí es la historia de cualquier otra chica que decidió salir por cualquier razón.
——–
Hemos conseguido arrestar al acusado y hemos incautado su moto. Ahora le pido a @Alitaskywalker que se ponga en contacto conmigo para aportar detalles relevantes para redactar la denuncia contra el culpable.

En otro incidente, una cámara CCTV en la zona de Dera Ghazi Khan captó a un hombre que manoseaba a una mujer que caminaba por la calle; la policía también arrestó al delincuente.

Video insertado

Gran trabajo de la policía de Dera Ghazi Khan al identificar y arrestar a este pervertido llamado Munir Ahmed Kharal.

Las víctimas sufren presión social y reacciones negativas del público

En Pakistán, comportamientos como estos están a menudo normalizados y la gente no tiene miedo a las denuncias debido a las interminables cuestiones legales que conllevan. Tampoco les preocupa la vergüenza que esto genera. Aunque Tasina Parwaiz recibió mucho apoyo en Twitter, tuvo que eliminar su cuenta tras recibir comentarios de odio de troles en línea por haber grabado el vídeo.

Algunos incluso usan la expresión “Mera Jism Meri Merzi” (mi cuerpo, mi deseo), un lema visto durante la Marcha de las Mujeres (Aurat March) de 2018 para justificar el comportamiento de los acosadores.

Si un hombre es educado y no es una total basura, como el del viideo, ni siquiera le importaría el movimiento. Son los tipos miserables como tú los que ventilan su misoginia en casos como estos.

Se trata del “Mera Jism Meri Marzi”

Si el chico se estaba masturbando en público, ¿por qué ella estaba mirándolo?

No solo lo vio todo, sino que además lo grabó.

¿Le gustó?

Las chicas sinvergüenzas como tú dan sugerencias sexuales a los hombres y los provocan para esto.

A pesar de la ley, el acoso es una epidemia silenciosa

Según la ley, en virtud del artículo 509 del Código Penal pakistaní (PPC, por su nombre en inglés), “insultar la decencia de las mujeres o acosarlas sexualmente” es un delito. Los autores de este delito pueden ser castigados con una “pena de prisión de hasta tres años o con una multa de hasta 500 000 rupias (3120 dólares) o ambas cosas”.

En una entrevista con Global Voices, el superintendente de policía Ahsan Saifullah, que arrestó al delincuente del caso Parwaiz, dijo:

Esta es la primera vez que se han hecho arrestos (en un caso así) pero eso no significa que esos incidentes no ocurran, desgraciadamente, el acoso callejero y sexual son parte de nuestra sociedad. La única diferencia es que, esta vez, se grabó y denunció.

Además añadió:

 La campaña “Me Too” ha desempeñado un papel importantísimo para generar conciencia en las mujeres. Antes, las mujeres se quedaban calladas cuando las acosaban o agredían sexualmente, pero ahora las cosas están cambiando ya que hay pruebas gracias a las cámaras de los teléfonos móviles.

Después de que Parwaiz usara Twitter para denunciar públicamente el acto de exhibicionismo público, muchas otras mujeres contaron historias similares sobre cómo el acoso sexual ha afectado sus vidas.

Ver imagen en Twitter

Hoy a las 6 p.m., este hombre estaba cerca de Thokar Niaz Baig masturbándose mientras me miraba. Yo tenía un vestido decente, así que nadie puede decir que lo provoqué a masturbarse. Muchas chicas enfrentan esto. Por favor, difunde esto para que llegue a su familia, y tal vez las autoridades también tomen acción contra gente así.
———
Esto se ha vuelto común en las calles y parques de Lahore, incluso en la calle DHA phaze 5. Solo para evitar estas cosas, hace un año que dejé de trotar en la calle… estoy cansada de ver cosas así…

Esto me pasó a mí… cuando estaba esperando fuera de mi universidad.
Es algo común, sobre todo cerca de las instituciones educativas

Sana, profesora en Lahore, contó su experiencia a Global Voices:

Un conductor de rickshaw se paraba en la estación de autobús donde ella tomaba el autobús y se sacaba las partes privadas cuando ella pasaba. Esto siguió ocurriendo durante semanas y cuando me quejé a mi familia me pidieron que dejara el trabajo, ya que esa es la costumbre en la mayoría de las familias.

Jannat Fazal, directora de programas y psicóloga de la Fundación de Derechos Digitales, habló con Global Voices:

Estos incidentes tienen un efecto duradero en las víctimas, ya que se viola su espacio personal, se sienten vulnerables e indefensas, y normalmente no encuentran apoyo ni compensación contra estos actos perversos debido a que nuestro sistema está amañado contra las víctimas.

El exhibicionismo es una enfermedad mental en el que la persona siente la necesidad de mostrar sus genitales a adultos sin su consentimiento, pero no podemos atribuir este comportamiento a esta enfermedad mental en su totalidad, muchas veces la gente se entrega a estos actos porque obtienen placer de incomodar a los demás y también por la falta de mecanismos adecuados de denuncia para contenerlos. Aunque alguien padezca esta enfermedad, sigue siendo necesario denunciar este acto y enseñar a las personas formas mejores de lidiar con sus impulsos sexuales.

Aunque las mujeres en Pakistán están lejos de denunciar e investigar todos los incidentes de acoso, estos casos son el comienzo de una nueva tendencia.

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Sudáfrica: Una clase para frenar la epidemia de agresiones sexuales a menores

África/Sudáfrica/29 Agosto 2019/El país

Sudáfrica asiste conmocionada al incremento de la violencia sexual, que afecta como mínimo al 35% de los estudiantes. Un programa escolar trata de atajar la estructura social sobre la que se sustenta

Los alumnos del último curso de secundaria de la escuela Rauwane Sepeng, ubicada en uno de los escasos descansos orográficos que concede el corredor del platino, en el noroeste de Sudáfrica, están calculando la fricción entre dos cubos de cuatro y ocho kilogramos dibujados en la pizarra. Al poco de tocar el timbre, Lydia Ganda deja sus cosas sobre la mesa del profesor. Ella no viene a hablar de física. Ni siquiera de algo que vaya a computar para la media académica. Va a hablar de sexo.

«Antes de iniciar cualquier relación sexual necesitamos consentimiento. Tenemos que preguntar. La respuesta solo puede ser  o No. No hay proceso más correcto que el de preguntar, esperar la respuesta y respetarla», escribe para empezar en la pizarra, donde antes estaban los cubos y las fórmulas matemáticas.

—¿Y si no dice nada, si se queda en silencio? Hay que darle tiempo, se responde Lydia a sí misma.

—A lo mejor quiere decir que sí, interviene un chico sentado en medio de la clase. Es el primero que se aviene a hablar. Su compañera de atrás le da una colleja al escuchar su respuesta. Los demás ríen.

Exacto. El silencio no es consentimiento. Ningún silencio es aceptable. Solo un sí es aceptable, repite Lydia.

Hay más alumnos que quieren participar.

—Muchos chicos piensan que si nos invitan a salir a cenar fuera quiere decir que les tenemos que dar algo a cambio.

¿Acaso no es así?, bromea, o quizá no tanto, otro de los chicos. Es alto y muy delgado. Parece mayor que los demás. Varias alumnas a su alrededor le increpan, tampoco demasiado en serio.

—¿Cómo va a ser así?

—Lo que dices, —vuelve a contestar la trabajadora comunitaria del programa de educación sexual puesto en marcha por Médicos sin Fronteras en Rustenburg—, no deja de ser una coerción, aunque sea psicológica. Porque la coerción no es solo física, la que deja moretones, si también moral, la que no se ve.

—¿Y si yo solo quiero hacer hasta un punto? ¿O si de pronto aparece alguien?

Un sí es solo sí hasta aquí y hoy. No es un permiso para hacer lo que queramos cuando queramos. Tenemos que preguntar a nuestra pareja lo que quiere hacer en cada momento, porque igual solo quiere ir de la mano; o al centro comercial por si aparecen sus padres; o puede que quiera cierta intimidad sexual. Lo importante es que preguntéis y respetéis lo que quiera la otra persona, insiste Lydia. Está hablando para chicos de entre 16 y 18 años.

¿Y si ella piensa que voy muy despacio?, pregunta un chico.

—Lo que tienes es que pedir permiso para pasar a la siguiente fase.

—¿Y si acordamos algo por WhatsApp, pero luego me arrepiento?

Las preguntas fluyen una detrás de otra. Les interesa más que la clase de física

—Siempre vas a tener la posibilidad de echarte para atrás. O de decir sí a la intimidad sexual, pero no a la penetración.

—Pero si decimos que no, después nos van a hacer sentir culpables. O, por ejemplo, si vamos a casa de un chico entiende que vamos a tener sexo.

—Pero no tenéis que hacerlo. Siempre, en cualquier circunstancia tenéis derecho a parar. Si una chica dice “para” —habla ahora para los chicos de la clase— tenéis que parar.

—Y de esto, de sexo, ¿habláis con vuestros padres?

La clase se vuelve a alterar. En el grupito de chicas que ocupa los pupitres junto a la puerta se atropellan unas a otras al hablar. «Con los míos no, cada vez que se menciona algo relacionado con el sexo se vuelven locos». «La mía —dice otra— si se entera empieza a tirar cosas. Amenaza con la zapatilla».

Mientras termina de reír, la primera de las jóvenes, la más menuda de todas, vuelve a tomar la palabra: «Lo importante es que no vamos a ser como nuestros padres. Ellos entienden el sexo de otra manera, pero nosotras cuando seamos adultas vamos a hacerlo de otra forma. Vamos a ser madres más abiertas».

Lydia, que lleva desde 2015 recorriendo una veintena de escuelas de esta región minera de Sudáfrica, no esconde una sonrisa de satisfacción. Una sonrisa que es una pequeña victoria.

«Pase lo que pase, chicas, no os debéis sentir jamás culpables. Acudid al médico o a nosotros para prevenir cualquier enfermedad. Porque sabéis las consecuencias de tener conductas sexuales de riesgo, ¿verdad? No solo que podéis contraer una enfermedad sexual o VIH, sino que también os podéis quedar embarazadas. ¿Sabéis lo que eso supone? Eso también va por vosotros, chicos».

Sus palabras las animan a no tener miedo a informarse en una sociedad en la que estos temas continúan siendo tabú, pero en la que los jóvenes quieren saber y hablar. En un informe realizado por Unicef en 2017, los investigadores concluyeron, por ejemplo, que el 84% de los jóvenes encuestados quería obtener información sobre obtener salud sexual mediante sus teléfonos móviles, si era gratis. No obstante, expresaron dudas sobre si preferirían comunicarse directamente con un profesional por mensaje de texto o llamada de voz. Algunos estaban a favor del anonimato de hablar con un extraño.

Violencia sexual contra menores

En octubre de 2017, la sociedad sudafricana asistía consternada al escándalo por los supuestos abusos sexuales cometidos por un guardia de seguridad en una escuela primaria de Soweto, el histórico barrio al oeste de Johannesburgo. Hasta 87 estudiantes denunciaron haber sido agredidas, incluidas varias violaciones. Un año después, el acusado fue absuelto después de que la Corte Suprema de South Gauteng calificase de burda la cadena de errores cometidos durante la investigación policial.

“Se está produciendo un ataque a gran escala contra la infancia en Sudáfrica. Hay un gran problema en el sistema educativo, familias rotas, niños que crecen huérfanos a consecuencia de la epidemia del VIH y que no reciben la educación que necesitan porque sus padres tampoco la tuvieron… Pero también existe un problema con una policía mal pagada, profesionales sanitarios sin la preparación adecuada y un sistema judicial colapsado. Al final, los niños, que son los más vulnerables, son los que sufren las consecuencias”, resume Christina Rollin, una de las mayores expertas de un país en plena emergencia contra la violencia sexual a menores.

Un estudio publicado por The Lancet alerta de que uno de cada tres estudiantes sudafricanos ha sufrido algún tipo de agresión sexual en su vida y el propio Gobierno reconoció en el Parlamento que hasta el 9,1% de las violaciones denunciadas en el país —ya de por sí con una de las tasas más elevadas del mundo, 70,5 por cada 100.000 habitantes— correspondían a niños de nueve años o menos. Casi siempre, hasta en un 80% de los casos, los responsables son personas cercanas.

Lydia, que lleva desde 2015 recorriendo una veintena de escuelas de esta región minera de Sudáfrica, no esconde una sonrisa de satisfacción. Una sonrisa que es una pequeña victoria.

«Pase lo que pase, chicas, no os debéis sentir jamás culpables. Acudid al médico o a nosotros para prevenir cualquier enfermedad. Porque sabéis las consecuencias de tener conductas sexuales de riesgo, ¿verdad? No solo que podéis contraer una enfermedad sexual o VIH, sino que también os podéis quedar embarazadas. ¿Sabéis lo que eso supone? Eso también va por vosotros, chicos».

Sus palabras las animan a no tener miedo a informarse en una sociedad en la que estos temas continúan siendo tabú, pero en la que los jóvenes quieren saber y hablar. En un informe realizado por Unicef en 2017, los investigadores concluyeron, por ejemplo, que el 84% de los jóvenes encuestados quería obtener información sobre obtener salud sexual mediante sus teléfonos móviles, si era gratis. No obstante, expresaron dudas sobre si preferirían comunicarse directamente con un profesional por mensaje de texto o llamada de voz. Algunos estaban a favor del anonimato de hablar con un extraño.

Violencia sexual contra menores

En octubre de 2017, la sociedad sudafricana asistía consternada al escándalo por los supuestos abusos sexuales cometidos por un guardia de seguridad en una escuela primaria de Soweto, el histórico barrio al oeste de Johannesburgo. Hasta 87 estudiantes denunciaron haber sido agredidas, incluidas varias violaciones. Un año después, el acusado fue absuelto después de que la Corte Suprema de South Gauteng calificase de burda la cadena de errores cometidos durante la investigación policial.

“Se está produciendo un ataque a gran escala contra la infancia en Sudáfrica. Hay un gran problema en el sistema educativo, familias rotas, niños que crecen huérfanos a consecuencia de la epidemia del VIH y que no reciben la educación que necesitan porque sus padres tampoco la tuvieron… Pero también existe un problema con una policía mal pagada, profesionales sanitarios sin la preparación adecuada y un sistema judicial colapsado. Al final, los niños, que son los más vulnerables, son los que sufren las consecuencias”, resume Christina Rollin, una de las mayores expertas de un país en plena emergencia contra la violencia sexual a menores.

Un estudio publicado por The Lancet alerta de que uno de cada tres estudiantes sudafricanos ha sufrido algún tipo de agresión sexual en su vida y el propio Gobierno reconoció en el Parlamento que hasta el 9,1% de las violaciones denunciadas en el país —ya de por sí con una de las tasas más elevadas del mundo, 70,5 por cada 100.000 habitantes— correspondían a niños de nueve años o menos. Casi siempre, hasta en un 80% de los casos, los responsables son personas cercanas.

“En nuestras charlas tenemos que explicarles lo que es normal y lo que no lo es porque muchos menores crecen en entornos sexualizados en los que algunas acciones están implícitas. Crecen viendo a sus tíos u otros familiares tocándolas y pasando sus manos por su cuerpo”, señala Lydia. “Esto”, añade Rollin, “hace que normalicen la situación y los casos de abusos prolongados se alarguen en el tiempo. ¿Quién va a ir a preguntar a otra casa cómo se lavan los dientes si en la tuya siempre se ha hecho así?”.

Esta normalización es lo que más preocupa a los expertos como Christina Rollin. “Cuando la sociedad asume que cada caso”, como la agresión a una joven en un restaurante la capital o la de un niña huérfana de 14 años en la escuela secundaria de Aha-Thuto el pasado junio, “es solo otro caso. Otra violación más”. Es ahí donde anidan las estructuras que sustentan la violencia sexual.

La primera, la de los propios menores, también chicos. “Hay una reacción física en el hombre que hace que, aunque sea agredido, su cuerpo reaccione, lo que provoca que muchos cuestionen su identidad sexual y se culpen a sí mismos por haber disfrutado”. Asumen los abusos como un marco aceptable de comportamiento y lo transmiten al formar su propia familia: “Padres que son padres sin haber aprendido a serlo, sin haber recibido ejemplos adecuados y que vuelcan en sus hijos sus propios problemas (…) Madres, continúa Rollin, que se niegan a creer que esa violencia esté ocurriendo en su casa”.

La segunda, la del propio Estado que esconde el problema para no tener que enfrentarse a su propio espejo. Teniendo en cuenta que apenas uno de cada nueve casos son denunciadosextrapolaciones de investigadores de la Universidad de Ciudad del Cabo elevan la cifra de abusos por encima del 35% del alumnado.

“Muchas mujeres prefieren no denunciar por temor a quedarse sin fuentes de ingresos para ellos y para sus hijos; y por miedo a ser discriminadas por otras mujeres de la comunidad. No debería ser así, las mujeres deberíamos ayudarnos unas a otras, pero la realidad es que todavía son señaladas si denuncian”, apunta Jennifer, la consultora psicológica del centro de salud de Rustenburg. “Que si no vestía de forma adecuada, que si en realidad fue ella la que tentó al hombre”, traduce Lydia.

La tercera estructura, la judicial, también alimenta impunidad. Entre un 40% y un 60% de los casos denunciados son retirados antes de llegar a la Corte y cuando lo hacen suele haber pasado tanto tiempo que se han perdido testigos, pruebas o la propia vida de las víctimas. “Muchas mujeres viven con miedo mientras se instruye el caso porque las amenazan o las agreden de nuevo”, confirma Jennifer.

La justicia va con retraso y al Gobierno no le molesta. Un estudio de Médicos Sin Fronteras (MSF) —que colaboró con la logística para este reportaje— reveló que el 20% de los centros de atención a víctimas de violencia sexual, incluidos los famosos Thuthuzela Care Centers, carecían de medios para realizar pruebas clínicas forenses. “Y un centro incapaz de realizar esos exámenes y de cumplimentar los formularios necesarios”, señalan los investigadores, “obstaculiza la capacidad de los supervivientes para denunciar su caso”.

Al tiempo, cada vez hay menos enfermeras especializadas, tentadas por sueldos más altos en el golfo Pérsico; y muchos médicos evitan involucrarse, en ocasiones por miedo a los perpetradores, en otras por simple hastío en casos de violencia sexual. “Emiten informes diciendo que no habido agresión para no tener que testificar”, asegura Rollin, quien ha participado en más de 300 juicios. Por su clínica Sexual Assault Clinic, a las afueras de Johannesburgo, pasan al mes una docena de casos de víctimas de violencia sexual. “El propio sistema judicial acaba por revictimizarlas al hacerles revivir el trauma hasta cuatro años después de haber ocurrido”.

Tesultado de esta estructura social de abusos normalizados e impunidad judicial es, en palabras de Rollin, una “generación de jóvenes enfadados” que reproducen los modelos de comportamiento en los que son criados. De ahí que en clase de decimosegundo grado haya chicos que entiendan que tienen derecho a tener sexo con una chica solo por invitarla a cenar.

Abusos, enfermedades y embarazos no deseados

Afuera del despacho de atención psicológica hay más sillas vacías que ocupadas. Un grupo de jóvenes trabajadoras del centro de salud aprovechan su descanso matutino para charlar. Ahora están debatiendo acaloradamente sobre el novio que le conviene a una de ellas: “Mi hermana me dice que no salga con un hombre que no tiene coche”.

La llegada de Helena (nombre ficticio para proteger su identidad) interrumpe la conversación. El examen médico no ha encontrado síntomas de agresión, pero sí una enfermedad de transmisión sexual. “Que no se haya detectado nada no quiere decir que no haya habido una agresión. Aquí las fronteras de la coerción son muy finas”, subraya Lydia una vez cerrada la puerta de la consulta. “Por eso vamos a hacer seguimiento de su caso. Va a tener reuniones periódicas con nuestro equipo de trabajadoras comunitarias y con la enfermera. Es con ella con quien suelen sincerarse. Empiezan a hablar y a contarles lo que ha sucedido. Es entonces cuando muchas veces se dan cuenta de que han sufrido una agresión sexual”.

Helena, alumna de la escuela Rauwane Sepeng, fue la única que, tras la charla en el colegio, se acercó a las trabajadoras comunitarias de MSF. Hay días que lo hacen pequeños grupos de jóvenes, casi siempre chicas, y otros en los que no acude nadie. Pero el programa sigue en marcha porque la violencia de género tiene un efecto social devastador: embarazos no deseados en menores, estrés postraumático, enfermedades de transmisión sexual. Hasta el 16% de las infecciones por VIH en mujeres podrían evitarse poniendo freno a la violencia de género. Incluso económicamente es un suicidio para el país, que pierde a causa de la misma entre el 0,9 y el 1,3% de su PIB.

En Rustenburg, uno de esos rincones de Sudáfrica donde impera la violencia como fórmula para la supervivencia, nadie espera que las agresiones sexuales vayan a ser cosa del pasado. No al menos hasta que los estudiantes de Rauwane Sepeng hayan educado a sus hijos en ese otro habitus de las relaciones que están aprendiendo. Mientras, Lydia Ganda tendrá que seguir yendo a sus clases a hablar de lo que es Sí y de lo que es No. Y a recordarle a Helena que tiene que tomar la pastilla que le recetó el médico todos los días. “Todos los días. Acuérdate de que es todos los días”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/08/12/planeta_futuro/1565622828_385287.html

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Myanmar: Ciudadanos de ninguna parte

Asia/Myanmar/22 Agosto 2019/El país

Desde inicio del éxodo de los rohingyas, su situación como refugiados sigue siendo preocupante

Jannatul Firdous, de cinco años, está sumida en sus pensamientos. ¿Cómo describir el significado de su nombre? Jannatul Firdous significa cielo –el mejor cielo– un significado profundo, la niña lo sabe y quiere hacerlo bien. “El cielo es un lugar donde los niños pueden jugar”, empieza la pequeña mientras su mamá Salima, de 26 años, la mira con una dulce sonrisa. “Hay muchas flores”, continúa. “Hay un gran estanque de agua. El cielo es un lugar feliz”.

Jannah a menudo se traduce en el Corán como “cielo”. Jannatul Firdous es el nivel más alto de cielo del Islam.

El campamento 13 en Myanmar, donde ahora vive Jannatul, no es el cielo y dista mucho de serlo. Los niños juegan en la tierra, levantando un polvo que flota en el aire caliente de la tarde. Está muy lejos del exuberante y verde campo que rodeaba la casa de la que huyó en Myanmar; tal vez sea de ahí de donde provenga su idea del cielo. Aquí no hay estanques y Jannatul debe cargar agua en contenedores pesados desde una toma de agua relativamente cercana, por una escalera empinada hasta el refugio improvisado de su familia.

Jannatul vive en el campo de refugiados más grande y densamente poblado del mundo, en Cox’s Bazar, Bangladesh. De su casi un millón de residentes, más de la mitad son niños. La mayoría de las personas aquí son rohingya, un grupo perseguido, predominantemente musulmán y una minoría de Myanmar, que ha sufrido discriminación en su país durante varias décadas, incluyendo la denegación de la ciudadanía.

El campamento 13 es uno de los 33 subconjuntos dentro del megacampamento. Es un espacio superpoblado, hogar de 41.000 personas, ciudadanos de ninguna parte, la antítesis del lugar feliz con el que sueña Jannatul.

Refugiados de segunda

Jannatul y su madre van de un lado a otro por el campamento de refugiados. El 55% de sus residentes son menores.
Jannatul y su madre van de un lado a otro por el campamento de refugiados. El 55% de sus residentes son menores. JON WARREN WORLD VISION

Las niñas y las mujeres llegaron a Bangladesh con cicatrices físicas y emocionales que probablemente nunca terminarán de curarse. Un informe de la Alta Comisión para los Refugiados de Naciones Unidas en 2018 titulado Cultura, contexto y salud mental de los refugiados rohingya detalla cómo las mujeres sufrieron abusos, fueron violadas y obligadas a prostituirse en Myanmar.

Cuando estalló la violencia en su aldea, en agosto de 2017, la familia de Salima se separó: «Jannatul acabó conmigo, pero no sabía qué había pasado con mi esposo y mis otros hijos», dice su madre. «Más tarde, los vi muertos». Mohamed, de 30 años, recibió un disparo; su hijo, Hafej, de 2 años, y su hija, Kalima, de 1 año, también fueron asesinados. Su expresión se nubla de dolor mientras lo cuenta. En un momento del relato Salima extiende su teléfono para mostrar una foto de Kalima y Hafej, sonriendo junto a su hermana mayor, Jannatul.

¿Por qué los rohingya no son refugiados comunes?

En 1982, Myanmar aprobó una ley que excluía a muchas etnias de la condición de raza nacional oficial. Como resultado, a los rohingya se les negó la ciudadanía, lo que les convirtió en uno de los grupos de apátridas más grande del mundo, y se les sometió a restricciones en el matrimonio, el tamaño de la familia, el empleo, la educación, la elección religiosa y la libertad de movimiento. Por poner un ejemplo, en algunas ciudades del norte de Myanmar, a los rohingya se les permite tener solo dos hijos.

Ante esta situación miles de personas se vieron obligadas a huir a Bangladesh, donde están más seguros y tienen más libertad pero se enfrentan a restricciones por parte de un país que no es signatario de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Refugiados de 1951 y, por lo tanto, no les reconoce como refugiados. Sin la condición de refugiado legal, los rohingya en Bangladés no pueden trabajar, vivir fuera de los campamentos o emigrar a otros países. Los niños no pueden ir a la escuela; y las mujeres y los menores son objeto de abuso, como la trata de personas, el trabajo infantil, el matrimonio infantil, la violencia de género y otras formas de explotación.

Espacios Seguros para Niños

Jannatul llega a uno de los espacios seguros para niños, lo más parecido a un colegio que pueden tener.
Jannatul llega a uno de los espacios seguros para niños, lo más parecido a un colegio que pueden tener.JON WARREN WORLD VISION

Situado en el corazón del campamento, el Espacio Seguro para Niños al que acude Jannatul es un centro alegre, a menudo ruidoso, pintado de un color naranja chillón. Fueron los propios menores quienes decidieron llamar a este espacio –Surjoful– en honor de algo simbólico que dejaron en Myanmar: los girasoles. Según sus profesores, Jannatul sencillamente brilla en este espacio cuando tiene la oportunidad de cantar, bailar o recitar pequeños poemas.

La pequeña es una de las favoritas del personal, nos confiesa su maestra, Farjana Faraz Tumpa, de 20 años. Algunos niños prefieren quedarse con sus madres, aún son muy pequeños y necesitan sentirse acompañados por un familiar, aunque sea haciendo cola para recibir la ayuda diaria. Pero Jannatul no se pierde ni un día de “cole”, porque estos centros son lo más parecido a un colegio que estos menores han visto en muchos meses.

El 55% de los refugiados rohingya son menores. Niños y niñas que se enfrentan a diario a la violación de sus derechos; violencia física y sexual, explotación, matrimonio infantil, problemas psicosociales y de salud mental, trata y secuestro de niños, trabajo infantil y un largo etcétera. Niños de segunda, niños de ninguna parte e invisibles para el mundo.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/08/15/3500_millones/1565888791_003001.html

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