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Una infancia de todos y de nadie

Por: Sandra León

El fracaso de las actuales iniciativas legislativas no sólo representaría una mala noticia para el desarrollo y la protección de los menores, sino también un claro indicador del deterioro institucional del país

En los cuentos infantiles se infunde miedo a los niños con seres desconocidos que llegan para asustarlos o llevárselos, como el coco o el hombre del saco. Estos personajes del folclore infantil reflejan bien la idea de protección en la que se socializan los niños: una concepción de la seguridad que se basa en la desconfianza hacia los desconocidos, en protegerse frente a los extraños. Sin embargo, la realidad nos enseña algo bien distinto: los datos sobre violencia infantil indican que el coco de los niños suele estar en casa. Según la Fundación ANAR, en la mayoría de casos de violencia registrados a través de su teléfono de ayuda el agresor pertenece al entorno familiar.

Quien se aproxime al problema de la violencia contra la infancia en España quedará impactado por su magnitud y el alcance de sus consecuencias. El Consejo de Europa estima que uno de cada cinco menores —especialmente las niñas— es víctima de violencia sexual. Sin embargo, las denuncias en España sólo representan el 4% de los casos totales, según cálculos de la Fundación Educo. Además, en los últimos años han aumentado los casos de violencia familiar y de acoso escolar. Es posible que una parte de este incremento se deba a una mejora de los mecanismos de denuncia. Pero los casos que llegan al sistema representan la punta del iceberg de un fenómeno soterrado cuya magnitud real es difícil de conocer, debido tanto a la heterogeneidad en los registros como a las dificultades para detectar los casos.

Las consecuencias de la violencia infantil son devastadoras. Las víctimas padecen sus efectos durante la vida adulta porque la violencia compromete su desarrollo: lastra su educación y afecta negativamente a su salud mental y física. La prevención es la principal medida para combatirla. Y la detección temprana es fundamental para minimizar sus secuelas. El problema es que en muchos casos la denuncia nunca llega. Los menores que sufren una agresión sexual tienen problemas para reconocerse como víctimas, bien por su corta edad, porque en muchos casos están afectados por algún tipo de discapacidad intelectual, o por el propio trauma que causa la violencia. Además, el hecho de que en la mayoría de casos la violencia sexual sea intrafamiliar dificulta la denuncia e impide que el sistema pueda actuar.

Teniendo en cuenta la magnitud y efectos de la violencia contra la infancia ¿qué impide a una sociedad erradicar un fenómeno que es moralmente inaceptable y que lastra su capital humano futuro? Uno de los motivos es la consideración de la infancia como una etapa transitoria sin derechos plenos. Los menores son percibidos como adultos en proyecto, como mini-personas con derechos incompletos. Esta concepción social del menor ilustra la brecha existente en muchos países entre la norma social y la norma legal, pues la regulación internacional sobre infancia establece muy claramente que la protección de los niños frente a toda forma de violencia es un derecho fundamental.

Otro de los factores que explica la incapacidad de una sociedad para proteger a su infancia es la persistencia de una concepción patrimonialista del menor. Para ilustrarla sirve la anécdota que cuenta en sus charlas Jorge Cardona, uno de los miembros del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, quien se vio obligado a abandonar un centro comercial tras intentar impedir que una madre pegase a su hijo. Que se amoneste a quien denuncia el maltrato y no a quien lo ejecuta evidencia bien la creencia de que los niños pertenecen a sus progenitores y que las relaciones dentro de la familia conciernen a una esfera privada en la que nadie debe inmiscuirse. Esta cuestión fue objeto de debate en España hace más de una década durante la discusión de la llamada “ley del cachete”, que planteaba eliminar la cobertura legal del uso “moderado” del castigo corporal. Aunque la aprobación de la ley contribuyó a reforzar la idea de que la protección de la integridad física de los menores es también una responsabilidad de los poderes públicos, todavía existe margen para mejorar la jurisprudencia existente sobre el maltrato infantil y la sensibilización de la sociedad acerca del mismo.

Combatir la violencia contra la infancia no es fácil. Se necesita una acción contundente de los poderes públicos que sea capaz de contener su tendencia a reproducirse, pues los niños que sufren violencia son más propensos a convertirse en su vida adulta en responsables de infligirla. Sin embargo, como cualquier otra política que esté destinada a combatir los factores que lastran el desarrollo de la infancia, la lucha contra la violencia infantil representa una inversión con un amplio retorno social. No sólo compensa la pérdida de productividad y de ingresos que se deriva de su impacto negativo sobre el progreso profesional y personal del individuo. También contribuye a reducir los costes de atender a un grupo de la población que muestra peores niveles de salud mental y física y mayores niveles de criminalidad. Se estima, por ejemplo, que la violencia sexual supone un coste de 979 millones de euros para las arcas públicas.

Proteger a la infancia de la violencia o el maltrato —y de la pobreza, la discriminación o la exclusión de cualquier forma de participación social que otorgue mayores oportunidades vitales— contribuye a preservar el futuro capital humano, económico y social de un país y también su dignidad como sociedad. Aunque en España se han dado pasos importantes para equiparar nuestro ordenamiento jurídico a la regulación internacional en materia de protección del menor, la infancia no se concibe como un bien público. Se dice a menudo que la protección de los menores es responsabilidad de todos. Pero la infancia no necesita tanto simpatizantes de su causa, como alguien que se apropie de ella. Sin prioridad en la agenda política, ni estructura institucional que facilite una actuación integral para impulsar su desarrollo, la infancia de todos acaba siendo la infancia de nadie, y la efectividad de las políticas se pierde en un mar de intervenciones sectoriales no siempre coordinadas.

Esta realidad puede transformarse si se culminan algunas de las iniciativas legislativas que se han puesto en marcha recientemente. Todos los grupos parlamentarios ratificaron hace unos días una proposición no de ley para un Pacto de Estado por la Infancia. Y en el último Consejo de Ministros de 2018 se aprobó el anteproyecto de ley integral para erradicar la violencia contra la infancia, dando respuesta a las repetidas exigencias de las entidades del tercer sector y del Comité de los Derechos del Niño, quienes llevan tiempo requiriendo a los poderes públicos una ley integral que garantice una mejor protección del menor en todo el territorio.

En todo lo relativo a la infancia debería prevalecer una colaboración sostenida en el tiempo entre actores políticos, administraciones públicas y el tercer sector. Un consenso resistente a los ciclos políticos y ajeno a la confrontación que caracteriza el debate ideológico en otros ámbitos. Por eso, el fracaso de las actuales iniciativas legislativas en materia de infancia no sólo representaría una mala noticia para el desarrollo y la protección de los menores, sino también un claro indicador del deterioro institucional del país.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/01/14/opinion/1547468209_825109.html

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Cómo los celulares distorsionan la visión de los jóvenes sobre el sexo en India

Por: BBC MUNDO. 

En un país donde los jóvenes no reciben educación sexual, preocupan los efectos de la propagación de vídeos violentos de índole sexual

A principios de año, un vídeo que mostraba a un grupo de adolescentes intentando arrancarle la ropa a una joven fue ampliamente compartido en India a través de WhatsApp.

Esos vídeos de violaciones que frecuentemente se vuelven virales en la India están llevando a algunos a creer que los teléfonos inteligentes, además del porno violento y la falta de educación sexual, pueden estar alimentando la violencia sexual.

En la grabación compartida a comienzos de 2018, la mujer les pide que se detengan, pero ellos se burlan, se ríen y, claramente, disfrutan.

Una vez el vídeo se popularizó, la policía pudo determinar que se había filmado en el estado norteño de Bihar. Los adolescentes acusados fueron arrestados.

Las detenciones causaron revuelo en la aldea en la que habitaban, Jehanabad, a cuatro horas en auto de la capital del estado, Patna, y los ancianos de la aldea culparon a los teléfonos inteligentes de todo el incidente.

Este caso despertó la preocupación de que, en un país donde no hay educación sexual y las tarifas de datos son cada vez más bajas, los celulares de bajo coste estén exacerbando el problema.

Imagen representativa de jóvenes con el celular.

Getty Images
Crear o compartir material pornográfico es ilegal en la India.

Los muchachos del pueblo admitieron a la BBC que habían visto vídeos donde había abusos sexuales y violaciones. Un joven de 16 años dijo que había visto más de 25 y que sus amigos solían compartirlos a través de sus celulares.

“La mayoría de los chicos de mi clase ve estos vídeos, ya sea solos o en grupo”, admitió.

Los expertos aseguran que para adolescentes y hombres indios, esta es una forma muy común de iniciarse en la vida sexual.

Pareja joven india

Getty Images
Muchos jóvenes en India no saben cuáles deberían ser las bases de una relación amorosa y sexual.

“No hemos recibido una educación sexual ni tenido conversaciones adultas sobre estas cosas”, dice la cineasta y escritora Paromita Vohra.

Vohra dirige el sitio web Agentes de Ishq (Romance), que fomenta las discusiones abiertas sobre sexo.

“Cuando la gente solo ve contenido sexual violento, resulta muy problemático porque comienzan a creer que la violencia es la única forma de obtener placer y que el consentimiento de la mujer no es relevante”.

En India 400 millones de personas tienen un celular inteligente y más de la mitad de ellos usa WhatsApp, que es el medio que a menudo se usa para compartir dichos vídeos.

Una mano masculina agarrando un celular con el logo de Whats App.

Getty Images
WhatsApp es el medio preferido para la propagación de este tipo de videos.

En un comunicado a la BBC, WhatsApp declaró lo siguiente:

“Estos vídeos horrendos con violaciones y pornografía infantil no tienen cabida en nuestra plataforma. Por eso hemos facilitado la comunicación de problemas de este tipo para así poder tomar las medidas adecuadas, incluida la cancelación de cuentas. También estamos respondiendo a las solicitudes de la policía india que se ajustan a la ley para ayudarles en la investigación de delitos”.

Preocupado por un caso en el que unos jóvenes violaron a una niña de una escuela después de que presuntamente hubieran visionado vídeos porno a través de sus celulares, un tribunal estatal solicitó al gobierno federal que restableciera una ley de 2015 impuesta por la Corte Suprema de prohibir los sitios web que contienen pornografía violenta.

Crear contenido pornográfico o compartirlo ya es ilegal en India.

Un hombre joven con un celular

Getty Images
Muchos creen que la falta de una educación sexual está en la base de las violaciones y abusos sexuales perpetrados por jóvenes.

La normativa había sido revocada casi de forma instantánea por la oleada de protestas.

La prohibición solo se aplica a unos 800 sitios web que contienen vídeos violentos o abusivos, pero no parece que haya tenido mucho impacto.

Pocos días después del inicio del bloqueo, uno de los sitios web de pornografía más grande del mundo ya había creado otro site espejo con una URL diferente para su mercado indio.

Pero, ¿es prohibir el porno la respuesta?

Muchos creen que la falta de educación sexual es lo que realmente está alimentando el apetito por vídeos violentos y misóginos. A menudo, ni las mujeres ni los hombres del país saben realmente cómo debería ser una relación o un encuentro sexual.

El gobierno intentó cambiar esto en 2009, cuando inició su Programa de Educación para Adolescentes (AEP). Su intención era instruir sobre los cambios que se producen en la adolescencia y disipar los mitos en torno a cuestiones de género, sexualidad, enfermedades de transmisión sexual y abuso de drogas.

Niño en una escuela rural de la India.

Getty Images
Los críticos creen que estos videos difunden la idea de que la voluntad de la mujer no importa cuando se trata de sexo.

Pero la implementación del programa sigue siendo a día de hoy un desafío. En una escuela de niñas en Jehanabad, por ejemplo, el director ni siquiera había oído hablar de él.

Falta de voluntad

Sunita Krishnan, fundadora de Prajwala, una organización en la ciudad sureña de Hyderabad que se ocupa de temas de violencia sexual y trata de personas, dice que estos videos violentos refuerzan la vieja creencia de que la voluntad de una mujer es insignificante y no tiene poder de decisión.

Krishnan, víctima ella misma de una violación, ha llegado a recibir este tipo de videos y ha hecho campaña para que se verifique de dónde provienen.

De hecho, la prohibición de las webs pornográficas de la Corte Suprema de 2015 fue el resultado de sus esfuerzos.

Primer ministro de la India acompañado del portavoz del parlamento y el primer ministro de Sri Lanka.

Getty Images
Algunas mujeres indias que trabajan por los derechos de la mujer reclaman que la educación sexual sea una prioridad en la agenda polítíca del país.

A pesar de que ha logrado eliminar algunos de esos videos, asegura que es casi imposible conseguir borrar por completo algo de internet.

Ranjeet Ranjan, que es una de las tres mujeres que hay entre los 40 diputados de Bihar, dice que la falta de preocupación sobre tales videos es alarmante.

“A nadie le importa realmente. Si la gente tuviera un poco de respeto por estas chicas, habrían ido a la policía en lugar de compartir esos videos”, sostiene.

A Ranjan también le preocupa lo que ella ve como “una competencia” para hacer ese tipo de videos.

“Si continúan circulando y seguimos sin tener una buena educación sexual, entonces propiciará el pensamiento de que una mujer puede ser tratada como un objeto, como una fuente de entretenimiento”.

Fuente del artículo: https://laopinion.com/2018/12/28/como-los-celulares-distorsionan-la-vision-de-los-jovenes-sobre-el-sexo-en-el-segundo-pais-mas-poblado-del-mundo/

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África: La violencia sexual en las escuelas amenaza a casi 250 millones de niñas y adolescentes cada año

Redacción: Europa Press/12-12-2018

ONU Mujeres llama a aprovechar el ámbito educativo para «formar actitudes, creencias y prácticas» en favor de la igualdad

La violencia machista tiene múltiples rostros y escenarios y, entre los más preocupantes, está la que tiene por cara a un profesor y por contexto una escuela. Naciones Unidas estima que 246 millones de niñas y adolescentes sufren algún tipo de violencia por razones de género dentro o en las inmediaciones de un centro educativo cada año.

La igualdad entre hombres y mujeres y el desarrollo de una educación de calidad figuran entre los Objetivos de Desarollo Sostenible (ODS) establecidos para 2030 y, con intención de aunar ambas metas, ONU Mujeres y el Fondo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) cuentan con una guía dedicada expresamente a la violencia en las aulas, los patios o el camino a clase.

Los expertos estiman que una de cada tres mujeres sufrirá violencia en algún momento de su vida, pero cuando se trata de la escuela, los abusos no solo amenazan la salud física y emocional de las víctimas, sino que también lastran su desarrollo cognitivo y educativo a medio y largo plazo, perjudicando por tanto la capacidad de las niñas de romper el «círculo».

Dina Deligiorgis, experta de ONU Mujeres para la erradicación de la violencia, advierte en declaraciones a Europa Press de que las estadísticas demuestran que la violencia contra niños y mujeres no reflejan solo «actos aleatorios» cometidos por unas pocas personas, sino que evidencian un patrón que se cuela en familias, lugares de trabajo o centros educativos.

Se trata de un fenómeno global especialmente preocupante en contextos de vulnerabilidad, donde las víctimas no solo sufren los abusos sino el estigma que conlleva, como le ocurrió a Angela, una joven keniana que a sus 20 años cuenta su caso a Human Rights Watch (HRW), dentro de una investigación sobre la discriminación que sufren las adolescentes embarazadas en África.

Para ella, todo empezó cuando estaba en octavo curso y necesitaba dinero para presentarse al examen final. Su padre había abandonado a la familia para casarse con otra mujer y su madre no tenía dinero. «Conocí a un hombre que trabajaba como profesor a tiempo parcial y le conté mis problemas. Me dijo que me daría el dinero. Comencé a tener relaciones sexuales con él y así es como me quedé embarazada», explica.

Por aquel entonces tenía 16 años y, tras su embarazo, se convirtió en la «burla» de su entorno y sufrió el rechazo de sus compañeros. Reconoce que «casi» tiene que dejar las clases, pero el director del centro la alentó a seguir y su madre luchó para que pudiese completar una formación que la ha llevado incluso a cursar estudios superiores.

En su informe, HRW insta a todos los gobiernos de África a garantizar la investigación y procesamiento de los casos de acoso y abuso que cometen profesores, conductores de autobús o trabajadores de centros y que amenazan la educación de la mitad de la población.

Un informe similar del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) sobre la violencia sexual en Tanzania advertía en 2011 de que uno de cada cuatro incidentes ocurren en el camino de ida o vuelta a la escuela, mientras que al menos el 15 por ciento de las chicas encuestadas reconocía que había sufrido algún acto de violencia dentro del complejo del centro educativo.

DEBATE GLOBAL

El debate está abierto también en Malasia, donde un reciente informe de la Comisión Anticorrupción (MACC) evidenció la existencia de casos de abusos sexuales en la escuela, en concreto de profesores a alumnas a cambio de promesas sobre subidas de notas. El Gobierno ha prometido tomar medidas al respecto.

La representante de UNICEF en Malasia, Marianne Clark-Hattingh, ha advertido en un comunicado de que «los profesores deben ser modelos de conducta y fomentar el aprendizaje y el desarrollo de los niños, no el abuso». «Ningún niño debería tener miedo de ir a clase», ha remachado.

Clark-Hattingh ha emplazado a Naciones Unidas, las ONG y las empresas a trabajar con el Gobierno malasio para que las menores comprendan los desafíos y se protejan ante posibles amenazas, si bien los defensores de los Derechos Humanos admiten que la solución pasa por un enfoque transversal que implique a todo tipo de actores.

«La violencia es una expresión de poder y control. Es una expresión del poder y el control de los hombres sobre las mujeres y las niñas», lamenta Deligiorgis, que denuncia «desequilibrios sociales y estructurales» que aún mantienen «privilegios» para una cierta parte de la población. «Si entendemos la violencia de esta forma, podemos comprender lo que es necesario para prevenirla», ha añadido.

GARANTIZAR LAS MISMAS CONDICIONES PARA LAS NIÑAS

En el ámbito educativo, la experta de ONU Mujeres considera necesario romper con las estructuras tradicionales para garantizar que las niñas puedan llegar en las mismas condiciones que sus compañeros varones al menos hasta el final de la educación secundaria.

«Esto también pasa por aprovechar los marcos educativos para formar actitudes, creencias y prácticas de los jóvenes», de tal forma que los profesores y otros miembros del personal sean los primeros en potenciar «nociones de igualdad, el respeto por la diversidad, la masculinidad positiva y la no violencia», remacha Deligiorgis.

Existen ejemplos de que la situación se puede al menos contener, sino erradicar. La agencia de cooperación estadounidense (USAID) lanzó entre 2003 y 2008 un proyecto pionero en Malaui y Ghana para mejorar la sensibilización del personal docente y de los estudiantes en relación a la violencia sexual, en un intento por potenciar la prevención.

En el caso de Ghana, por ejemplo, la proporción de profesores que aceptaban que las niñas podían ser víctimas de acoso en la escuela pasó del 30 al 80 por ciento. Ellos al menos ya saben lo que Deligiorgis quiere ahora dejar claro: «Las niñas están más expuestas y sufren mayores niveles de violencia sexual en el entorno educativo y todo simplemente porque son niñas».

Fuente: https://www.europapress.es/internacional/noticia-violencia-sexual-escuelas-amenaza-casi-250-millones-ninas-adolescentes-cada-ano-20181208082234.html

 

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“No le tengo miedo a romper el silencio”: Erlendy Cuero

Redacción: Natalia Martínez/Plubimetro

CUARTA ENTREGA DEL ESPECIAL ‘VOCES A PRUEBA DE BALAS’.

Hablé con Erlendy y desde el inicio comprendí que era una mujer guerrera con carácter fuerte, pero risueña y feliz. Trabaja en Afrodes, la organización de afrodescendientes más grande del país. Está radicada en Cali, pero su vida no empezó allí. Sus amores y sus recuerdos más emocionantes y más tristes están en el puerto, en Buenaventura.

Conocí del puerto las historias de sus habitantes en el paro que hicieron en 2016. El paro fue tan grande, que el presidente Juan Manuel Santos tuvo que negociar y fingir que le cumplía a uno de los municipios en donde se hacen más negocios millonarios de Colombia, pero uno de los más pobres, más abandonados estatalmente.

Erlendy nació en Buenaventura. En medio de la pobreza que vivía su comunidad, asegura que tenía para vivir: “No tenía que pagar para comerme un pescado, simplemente iba y lo pescaba. Si quería un banano o un plátano, iba y lo agarraba. Ya cuando uno sale a una gran ciudad, es otra cosa”, cuenta Erlendy, que no muestra tristeza ante todos los hechos dolorosos de su vida, sino que se ríe irónicamente.

Fue desplazada cuando los paramilitares asesinaron a balazos a su papá a finales de los años ochenta. Dice que esto la impactó mucho. Llegó cuando su padre agonizaba y se murió en sus brazos. Ya había perdido a su mamá y tuvo que irse.

“No sabía qué era conflicto armado, ni desplazamiento. Uno no cae en cuenta de lo que le están haciendo, pero hoy puedo decir que sí fui víctima del conflicto y desplazada por la guerra”, cuenta.

Fue víctima de la violencia sexual, del machismo y de la criminalidad. A los 22 años fue abusada. Tuvo que vivir en Cali, en una metrópoli gigante, enfrentando indiferencia. Con dos hijos en brazos, conoció el hambre.

“Uno aguanta, pero no tener para darle un pan a un hijo, o un vaso de agua es muy duro. Me acuerdo que lloraba y lloraba. Intenté suicidarme, decía: ‘Dios, ¿por qué no me llevaste con mis papás?, ¿por qué no me llevas contigo y con ellos?’”. Lloré mucho, señala.

¿Hasta cuándo vamos a llorar?

Nos reuníamos con las comunidades y llorábamos. Contábamos las historias y llorábamos. Un día dije: ‘¿Hasta cuándo vamos a llorar?, ¿hasta cuándo vamos a sufrir?’”, cuenta Erlendy, que empezó a trabajar para dejar de llorar y empezar a hacer.

En 2008 trabajaba en una ONG como secretaria. El presidente de la organización, su tío, no sabía escribir, ella sabía y fue la única salida laboral que encontró. Empezó a vincularse con el trabajo social y nació una líder que lucha por los dineros de las víctimas, por la reivindicación de los derechos de las comunidades afro y contra el microtráfico. Las primeras amenazas llegaron por el machismo y, desafortunadamente, eso la obligó a emprender la huida. Su único pecado fue reivindicar los derechos de las mujeres.

Hay muchas violencias 

Recuerda con un tono de sorpresa y asombro, cómo uno de los esposos de las mujeres con las que empezó a trabajar, la persiguió con un cuchillo por las calles, porque “era una mala influencia para su mujer”. Recuerda que sacar a las mujeres del machismo, le ha costado mucho miedo.

También vivió el dolor de la violencia económica. La pobreza como forma de victimización; el analfabetismo como segregación… Vivió  la violencia urbana, que no es la misma rural, pero que golpea a los mismos: a los pobres. Conoció la violencia sexual y se topó con la violencia étnica y la discriminación a los negros.

“Elegí ser negra… ¡más negra!”: Erlendy

No sabía que era negra. Es raro, pero la realidad es que descubrí que era negra cuando ya era adulta. En una reunión una líder de Afrodes me decía hermana. Yo no entendía por qué si no éramos de la misma comunidad. Hablamos sobre nuestra comida, sobre nuestros ritos, nuestra cultura, nuestra música y dije: ‘Yo soy negra’”, cuenta Erlendy, que empezó a reivindicarse en su etnia.

Se encontró con juicios definitivos sobre su raza. Se encontró con personas que le dijeron que no parecía negra, porque “era bonitica”, porque era ordenada, porque era “limpia”…

“Yo decía que mi familia era negra y a mí me parece bonita. Que los negros no somos cochinos, que los negros somos ordenados e inteligentes. ¡Yo quería ser más negra!”, cuenta Erlendy, que se apropió de los turbantes y conoció la historia de su raza.

“Este pueblo sufre de amnesia. No nos acordamos de nada y una de las cosas que no tenemos muy presente es la esclavitud en Colombia. Fui a Estados Unidos, estudié y volví mucho más consciente de mis ancestros, de su historia, con la mente abierta”, apunta Erlendy, quien asegura que las amenazas llegan de todos lados, hasta de los propios liderazgos.

Si Erlendy no hace daño, ¿por qué la amenazan?

A modo de denuncia, señala que hace cuatro meses una líder social atentó contra ella. La envidia y el recelo por sobresalir empezó a jugar en contra de los líderes.

“Me han amenazado con mensajes de texto, con panfletos, me persiguieron. Hace cuatro meses buscaron sicarios para matarme, una líder social. Y esto es duro de decir, pero muchas amenazas, ¡Dios mío!, (suspira), vienen de la institucionalidad, porque estoy reclamando dineros que se suelen perder”, cuenta Erlendy, quien asegura que no tiene miedo.

Vencer al miedo rompiendo el silencio

Muchos líderes prefieren no ser mediáticos. Prefieren callar y no volverse objetivos. Para Erlendy, la respuesta es la opuesta. “No le tengo miedo a romper el silencio. Si no hablamos, somos blanco fácil. Si nos quedamos callados nadie escucha nuestra voz y es más fácil matarnos. Un líder solo es una muerte segura, si nos unimos, somos muchas ‘Voces a prueba de balas’, señala Erlendy con sonrisa y esperanza.

Líder social
Fuente: https://www.publimetro.co/co/noticias/2018/12/06/especial-voces-a-prueba-de-balas-entrega-4.html
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Educación sexual en el colegio: El antídoto contra las «Manadas»

Por: otromundoesposible.net/05-12-2018

ESPAÑA ES DE LOS POCOS PAÍSES QUE NO ACEPTA LA EDUCACIÓN SEXUAL COMO ASIGNATURA, A PESAR DE LAS RECOMENDACIONES DE LA UNESCO. EXPERTOS ASEGURAN QUE PODRÍA EVITAR CASOS COMO EL DE LA MANADA.

«La educación sexual en los colegios es esencial para la igualdad de género y la salud reproductiva». No lo dice un teórico, un sexólogo ni ninguna institución interesada. Es la conclusión a la que llegó Naciones Unidas, más concretamente la Unesco, en un informe publicado hace apenas tres años. La Organización Mundial de la Salud ya había advertido, a principios de este siglo, de la necesidad de que «los programas de educación sexual se inicien tempranamente, sean específicos para cada edad y constituyan una actividad continua de promoción de la salud durante los años escolares. Deberían empezar en la familia, con los niños en edad preescolar, y estar en conexión con la escuela».

El 80% de los países analizados por la Unesco para su estudio contaba con algún programa que contemplaba la educación sexual como materia en los colegios. España no está entre ellos. Más allá de iniciativas individuales en algunos centros, no existe, en nuestro país, obligación legislativa de incluir en el currículum escolar ninguna asignatura con un contenido relacionado con la sexualidad, bien sea a nivel biológico, social o psicológico.

Respecto a la situación mundial, la especialista principal en Educación para la Salud del Programa de la Unesco, Joanna Herat, declaró en la presentación del análisis que «a pesar del aumento de la voluntad política, sigue habiendo una brecha importante entre las diversas políticas regionales y mundiales vigentes y su aplicación sobre el terreno. Por ese motivo, a los jóvenes se les deniega a menudo hasta la información más elemental sobre su salud y sus derechos en materia de sexo y reproducción».

En España ni siquiera estamos en la fase de «voluntad política», más allá de que algunos gobiernos regionales y municipales organizan charlas puntuales en institutos, dirigidas a adolescentes. En varias de ellas ha participado el sexólogo José Bustamante, que considera estas iniciativas del todo insuficientes: «Son solo un par de horas, y no asimilan lo que les contamos, no se les impregna porque no tienen la continuidad de una asignatura. Además, tienes que luchar contra la otra parte de la balanza, la educación patriarcal de muchas familias, y la televisión».

El especialista cree que impartir una materia así en los colegios es absolutamente necesaria en España, y que en casos como el de La Manada tiene mucho que ver esa carencia. «Es la educación en salud sexual, pero no solo higienista, la que se refiere a enfermedades de transmisión sexual o embarazos, sino la que también abarca el conocimiento y asimilación de la libertad propia y la del otro», matiza Bustamante.

La pocas veces que se ha iniciado un debate en España, los sectores conservadores lo han frenado. «Piensan que educar sexualmente es incitar a practicar el sexo desde pequeños, ser promiscuos, a frivolizar sobre un tema tan serio. Pero ya hay muchos estudios científicos, como los de la propia Unesco, que dicen todo lo contrario», explica este experto.

En España, la educación sexual no ha estado regulada de manera expresa en ningún periodo legislativo. La LOGSE de 1990 lo incluía en la «educación para la salud», una materia transversal. Con la Ley Orgánica de Educación (LOE) de 2006, se incluyeron algunos contenidos sobre sexualidad en la asignatura Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, con el PSOE en el Gobierno. Con la llegada del PP y la siguiente reforma educativa en 2013 (LOMCE), se eliminó todo contenido relacionado con la sexualidad en el currículum académico español.

Bustamante concluye, en este sentido: «Está demostrado empíricamente que quienes reciben educación sexual desde pequeños le cogen más respeto, suelen pensárselo más y, sobre todo, aprenden a respetar la intimidad y la postura de la otra persona. Debemos ceñirnos más a lo que dice la ciencia, y dejarnos de ideologías».

*Fuente: https://www.otromundoesposible.net/educacion-sexual-en-el-colegio-el-antidoto-contra-las-manadas/


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Así es ser niña en Chad, entre matrimonios forzosos y ablación

Por: Tiziana Trotta. 

Sifa Kaite, coordinadora del programa de protección a la infancia del Servicio Jesuita de Ayuda a Refugiados y Entreculturas en el país africano, habla de las principales amenazas para las más jóvenes

Sifa Kaite (República Democrática del Congo, 1982) quería ser abogada, pero un viaje a Sudáfrica trastocó sus planes. Conocer de primera mano la vida en los suburbios, la violencia a la que se enfrentaban día tras día sus habitantes, los abusos a las chicas le hicieron ver claro que lo que quería era dedicarse a defender los derechos humanos, en especial los de la infancia. Cambió una vida cómoda en Bélgica, donde se había mudado con su familia, por Chad, donde ya lleva cinco años y ahora coordina el programa de protección a la infancia de la ONG Entreculturas y el Servicio Jesuita de Ayuda a Refugiados.

“Todo empieza con los niños y niñas. Si podemos trabajar para mejorar su situación, la sociedad en su conjunto se va a beneficiar del cambio”, explica desde la sede de Entreculturas en Madrid, adonde ha venido para participar en la presentación del informe Niñas libres de violencia: derecho a la educación como garantía de igualdad.

Mudarse al país africano no fue fácil para ella. “Dejé atrás un entorno confortable y una manera de trabajar que conocía para asomarme a un sistema patriarcal, donde he encontrado muchos obstáculos por ser mujer y extranjera. Al principio fue muy complicado imponerme, pero creo que esto me ha fortalecido. Entendí que no hacía falta representar causas enormes para obtener lo que quiero: progreso hacia los derechos humanos”.

Kaite en la actualidad coordina las actividades de protección de la infancia de su organización en el este del país, en Gozbeida, Iriba, Guéréda y Koukou. En esta zona, viven alrededor de 430.000 refugiados huidos de la violencia de Darfur, en Sudán. Más de la mitad (58%) son niños. Más de una década después del estallido del conflicto, la situación de los refugiados sudaneses está a riesgo de convertirse en crónica. Los peligros para la infancia, explica la experta congoleña, son enormes, en especial para las niñas. Estas son víctimas de una discriminación doble, por ser mujeres y refugiadas, en un país que no se lo pone nada fácil: Chad es el séptimo peor lugar del mundo para ser niños, según la clasificación anual deSave the Children. Los chicos y chicas de distintas edades entrevistados para la preparación del informe de Entreculturas destacaron, en particular, siete amenazas para las niñas chadianas.

Matrimonio temprano

Solo en la región de Sila, donde se encuentra Gozbeida, un 37,5% de las mujeres entre 20 y 24 años, ya estaban casadas a los 15, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas. “Algunos creen que es la mejor opción para la niña y para la familia, una herramienta para controlar la sexualidad de la mujer y evitar que pueda deshonrar a sus parientes”, señala Kaite. La ley chadiana fija la edad mínima para casarse en 18 años, algo que las familias saben muy bien y, por eso, intentan esconder estas uniones. “Dicen que solo quieren designar al marido para que ningún chico se acerque a sus hijas, pero que el matrimonio no se consumirá hasta que ella alcance los 18 años. Es imposible comprobar lo que de verdad ocurre”. Estas prácticas, asegura, están muy arraigadas en la cultura y por eso son muy difíciles de erradicar. Otro obstáculo consiste en la falta de acceso a la justicia en algunas zonas del país, a pesar de que Chad haya firmado todas las convenciones internacionales sobre el tema. “Sin embargo, soy positiva”, dice Kaite. “Hace ya 15 años que las ONG tienen una fuerte presencia en el este del país y su trabajo de sensibilización contribuye a mejorar la situación”.

Matrimonio forzoso

“En el caso de las más jóvenes, obligarlas a casarse con alguien al que no han escogido es una clara vulneración de sus derechos, porque no tienen capacidad para dar el consentimiento”, indica, pero para las adolescentes hay más matices. “A veces mantienen una actitud pasiva, que se interpreta como un consentimiento implícito a casarse. No quieren a ese hombre, pero aceptan que su familia que lo haya elegido, que así es su cultura, que hay que casarse de todas formas”.

Sifa Kaite, coordinadora de Protección de la Infancia en los campos de refugiados de Chad del Servicio Jesuita de Ayuda a Refugiados y Entreculturas, posa en la sede de la ONG en Madrid.
Sifa Kaite, coordinadora de Protección de la Infancia en los campos de refugiados de Chad del Servicio Jesuita de Ayuda a Refugiados y Entreculturas, posa en la sede de la ONG en Madrid. ANDREA COMAS

Violencia sexual

Como en el caso de los matrimonios forzosos, ante este tipo de violencia se vuelve a presentar el problema del consentimiento. “Hace poco tuvimos el caso de una chica que estaba siendo cortejada por un coetáneo que quería mantener relaciones sexuales con ella. Un día salen a dar un paseo y acaban en casa de él, pero, una vez allí, ella se niega a acostarse con él, entonces el chico la fuerza. Es un caso claro de violación, pero el juez ha estimado que ella había dado su consentimiento por el simple hecho de haber ido a casa del chico, sabiendo lo que esto iba a suponer”. Este episodio no se reconoció como violación.

Tareas domésticas

Desde pequeñas, las niñas saben que van a tener que trabajar mucho para ayudar a la familia. Incluso aquellas que frecuentan la escuela: se levantan temprano para ocuparse del hogar, vuelven antes de clase para preparar la comida… No le queda tiempo para estudiar y pueden acabar abandonando los estudios. “Y la niña que no va a clase pierde la protección de la escuela y se enfrenta a un enorme riesgo”.

Negligencia

La negligencia puede manifestarse en muchas formas: los padres, por ejemplo, no llevan una niña al centro de salud a no ser algo extremadamente grave. O no le permiten estudiar, porque lo consideran una pérdida de tiempo. Pero también existe negligencia afectiva y, advierte Kaite, puede tener un coste muy elevado. “La niña que no beneficia de atención en el seno de la familia, la busca fuera. Allí está el peligro. Se dirige a los chicos y para ella recibir un halago de un chico significa mucho más. Por muy poco que reciba, puede dar mucho. Algunas incluso acaban en la prostitución”.

Mutilación genital femenina

Se estima que dos de cada cinco mujeres en Chad han sido víctimas de algunas formas de mutilación genital femenina, según datos de Unicef. “Los padres no tienen la sensación de estar llevando a cabo una violencia sobre su hija: es la cultura, la tradición, el rito para iniciarse a la edad adulta. Si no estás mutilada, no te puedes casar, es decir, que quedas fuera de la sociedad. No entienden por qué deberían dejar de hacerlo”, sostiene Kaite. El único argumento capaz de disuadirlos es el peligro que la ablación presenta para la salud.

Abandono escolar

En Chad, hay 193.872 niños y niñas refugiados en edad escolar, pero solo 86.000 están inscritos, según Acnur, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Hay muchos factores que pueden empujar una niña a dejar los estudios: el matrimonio, las tareas domésticas, el trabajo. Kaite lamenta que aún no se hable lo suficiente del impacto que tiene la higiene menstrual. Todas las chicas entrevistadas en los grupos de discusión para el informe admitieron que se sentían solas y avergonzadas durante los días del ciclo y que en ese período faltaban a clase. “Cada mes pierden cuatro o cinco días y van acumulando lagunas en el aprendizaje. Muchas creían que estaban enfermas. No saben qué es la menstruación porque nadie se lo ha explicado. Hablar de esto significa hablar de sexualidad y las madres son reacias a abrir la puerta a demasiada información. Cree que si las hijas conocen todo esto, igual quieren experimentarlo”. Para retenerlas en las aulas, explica la experta, es necesario fomentar la formación, incluyendo también a los niños y a los profesores. Entreculturas y el Servicio Jesuita de Ayuda a Refugiados también distribuyen productos de higiene como compresas y jabón, ya que muchas mujeres aún utilizan trapos viejos o trozos de colchón, lo que facilita las infecciones. En 2016, menos de una de cada cuatro escuelas chadianas disponía de servicios básicos de agua, algo que dificulta la gestión de la regla.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2018/10/10/planeta_futuro/1539166878_623646.html

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Documental: La escuela del silencio

Presenta: Youtube

Documental que evidencia las dificultades de niñas en escuelas rurales.

Proyecto presenta la problemática de las niñas en las escuelas del Perú. … Además, señaló que “La escuela del silencio” representa el silencio social de ser niña en comunidades quechua-hablantes o aymara-hablantes con bajos recursos; por lo que existe un tema cultural que hay que abordar y transformar.

“Hoy las niñas y los niños acuden a la escuela primaria en similares porcentajes. Lo hacen en condiciones distintas que sus congéneres de las zonas urbanas. Conforme crecen las brechas se acentúan, y las niñas rurales y de barrios periurbanos van quedando rezagadas, con menos posibilidades de hacer realidad su proyecto de vida”, comentó.

El documental que ha sido producido por César Hildebrandt Chávez por encargo de UNICEF y con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Comercio y Desarrollo de Canadá, relata la historia de niñas que a pesar de vivir en entornos muy distintos – comunidades amazónicas, alto andinas y un asentamiento humano de Ventanilla – tienen un sueño común y enfrentan similares barreras para cumplirlos.

Ellas anhelan culminar la escuela y convertirse en profesionales. Estas niñas a su corta edad deben asumir el cuidado de sus hermanos menores y labores domésticas propias de una persona adulta; además deben trabajar para colaborar con la economía familiar; y día a día soportar la discriminación de género y la violencia en sus casas y colegios.

Miles de niñas y adolescentes están asumiendo responsabilidades que no les corresponden. Son niñas cuidando a otros niños y alejándose de la escuela; niñas trabajando para contribuir a la economía familiar. Deserción escolar, repitencia, bajos logros de aprendizaje y maternidad precoz suelen ser el resultado de esta situación.

Al referirse a “La Escuela del Silencio” la Embajadora de Canadá comentó “el video que comparte hoy UNICEF ayuda claramente a asegurar el derecho a la educación de las mujeres, desde un enfoque que articula género y diversidad cultural, reconociendo que la pobreza es un factor que dificulta fuertemente este ejercicio”.

Finalmente el representante de UNICEF señaló la necesidad de que Estado, cooperación internacional, sociedad civil y comunidad educativa aborden este problema con enfoque de género para garantizarles a las niñas el derecho a culminar su educación secundaria. Puntualizó que sólo así ellas podrán incorporarse en mejores condiciones al mercado laboral y romper con la cadena de pobreza que arrastran sus familias de generación en generación.

A tomar en cuenta:

  • Según el MINEDU el promedio urbano femenino de conclusión oportuna de la secundaria es superior al masculino. Sin embargo, se mantiene una brecha importante de más de 30 puntos, entre lo urbano y rural. El 76.9% de las adolescentes entre 17 y 18 años del área urbana han culminado la secundaria. En el área rural lo han hecho el 42.5%.
  • En el área urbana el 8.5 de las niñas que culminan sexto grado y el 9% de las adolescentes que culminan secundaria tiene atraso escolar. En el área rural ocurre lo mismo con el 28.9% y 26.8 % de las escolares, respectivamente. En el caso de la población indígena el promedio de atraso es de 33.4% al concluir la primaria y el 35.5% al terminar la secundaria.
  • El embarazo adolescente aumenta cuando menor es el nivel educativo. El 34,9% de las adolescentes que solo cuenta con nivel primaria está embarazada. Entre las adolescentes que tienen estudios superiores el porcentaje de embarazadas es de 4,5%.

Para mayor información en UNICEF, por favor contactar a Marilú Wiegold teléfono 613-0706 celular 99757-3218, e-mail mwiegold@unicef.org y Sandra Esquén, celular 99901-7866, e-mail sesquen@unicef.org  

Link. https://www.youtube.com/watch?v=wBG3jUvTMCs

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