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Argentina: 8M, por un paro general feminista

América del Sur/ Argentina/ 25.02.2019/ Fuente: www.izquierdasocialista.org.ar.

 

En todo el mundo comenzaron las reuniones y asambleas para organizar el tercer paro mundial feminista en un contexto de crisis económica y ajuste que golpea especialmente a las trabajadoras. Frente a los femicidios, la violencia sexual, la trata y los intentos de avanzar sobre el derecho al aborto, el gran movimiento que ganó las calles tiene el desafío de lograr una nueva jornada internacionalista, anticlerical, antipatriarcal y anticapitalista que arranque las reivindicaciones por las que viene luchando.

En nuestro país también comenzaron las asambleas para organizar esta gran jornada que será de denuncia a Macri y los gobernadores como responsables de la situación de las mujeres. Ajuste, precarización laboral, femicidios y aborto clandestino es la política del gobierno que las mujeres estamos dispuestas a enfrentar.
Sin embargo, las organizaciones de mujeres, lesbianas, travestis y trans referenciadas en el kirchnerismo (Vamos, Movimiento Evita, La Cámpora, La Poderosa, NiUnaMenos, AMMAR, entre otras) han comenzado a expresar con fuerza su política para frenar el avance de nuestra pelea. Es así que en diferentes asambleas desarrolladas en el conurbano bonaerense vienen planteando que el 8M no hay que movilizarse a Plaza de Mayo a golpear en el centro del poder político, sino que solo habría que fortalecer las acciones barriales. Además, en cuanto al paro, llaman a la “creatividad”, a que solo paremos en las tareas domésticas en las casas y a que cada sindicato decida la modalidad (paro efectivo, cese de actividades o simplemente un afiche o foto sobre el tema). Se oponen enfáticamente a reclamar a la CGT y a las CTA lo que venimos planteando las feministas socialistas desde la izquierda junto con una gran cantidad de activistas independientes: un paro general feminista en donde todas y todos paremos por las reivindicaciones de las mujeres, lesbianas, travestis y trans.
Pero lo que es aún más grave, es que llaman al movimiento feminista a encarrilarse detrás del proyecto de Cristina. La misma que ya gobernó para las patronales durante doce años profundizando la feminización de la pobreza y que no nos garantizó el derecho al aborto ni ningún otro derecho mientras promovió la precarización laboral con planes y contratos basura. La misma que hoy llama a bajar la bandera del aborto, a unirse con el Vaticano y que se comprometió a “honrar” la deuda externa a costa del hambre del pueblo trabajador. Frente a esta postura, desde Isadora e Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda, consideramos que para que de verdad conquistemos nuestros derechos y derrotemos al macrismo y a los gobernadores del ajuste debemos seguir movilizadas en las calles y construir una alternativa política sin patrones, de las trabajadoras y trabajadores junto con los sectores oprimidos. Por eso proponemos que el 8M se pronuncie en contra del ajuste de Macri y los gobernadores, por el aborto legal ya, por plata para la emergencia en violencia de género y no para la deuda externa. Construyamos una alternativa política de las trabajadoras. Sigamos haciendo crecer esta ola de luchas feministas y seamos miles en las calles. No debemos parar hasta que el capitalismo y el patriarcado caigan juntos.

Fuente de la noticia: http://www.izquierdasocialista.org.ar/index.php/noticias/mujeres/8499-8m-por-un-paro-general-feminista-2

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La niñez descalza

Por: Carolina Vásquez Araya

En nuestra ignorancia celebramos imágenes cuya crudeza debería golpearnos

Las redes sociales suelen funcionar como un buen termómetro social. En ellas se suceden comentarios e imágenes, los usuales despliegues de una visión particular del mundo en el cual vivimos. En ellas la infancia tiene por lo general una fuerte presencia, aunque desde esa visión patriarcal que la ubica en un plano subordinado y dependiente. Algo que no logramos entender desde nuestra posición de adultos, es nuestra responsabilidad respecto de la seguridad y el respeto por los derechos de ese inmenso sector de niñas, niños y adolescentes cuyo presente y futuro depende íntegramente de las decisiones de otros y cuyo destino suele estar marcado desde un nacimiento rodeado de privaciones.

Las caritas sonrientes frente a la cámara, de niñas y niños descalzos y pobremente vestidos, deberían avergonzarnos y no ser motivo de comentarios superficiales teñidos de compasión. Hemos normalizado la miseria de la infancia hasta el extremo de usarla en postales, como si esa injusticia fuera una parte legítima de nuestro entorno social, del mismo modo como hemos normalizado el embarazo en niñas y adolescentes y la violación sexual en el seno del hogar, en la escuela o en los ámbitos eclesiásticos. La sociedad se ha blindado contra la agresión de su propia naturaleza y, revistiéndose de supuestos principios morales, ha condenado a sus nuevas generaciones a toda clase de vejámenes cuyas consecuencias las marcan de por vida. Por ello, esa resistencia a comprender y sobre todo, aprehender el significado profundo de los derechos humanos y su impacto en las decisiones cotidianas y la relación con los demás también constituye una forma de agresión transformada en estilo de vida.

La niñez posee instrumentos de protección integral avalados por la inmensa mayoría de países del mundo, los cuales no constituyen siquiera un llamado de atención para quienes deciden y priorizan las políticas públicas y el uso de los recursos de las naciones. La Convención sobre los derechos del Niño es uno de ellos y señala con claridad meridiana los alcances y la importancia de garantizarles un ambiente apropiado para crecer y desarrollarse, bajo la responsabilidad plena de los Estados y, por supuesto, con la colaboración de toda la sociedad.

Esta Convención es uno de los mandatos fundamentales –en concordancia con ciertos artículos de las Constituciones Políticas y otros acuerdos de carácter obligatorio- cuyo objetivo es proteger a la niñez y, de ese modo. erradicar toda forma de discriminación y violencia en su contra; mandato ignorado de manera irresponsable por los gobernantes latinoamericanos, cuyo privilegio de ostentar el control político, económico y social de sus países pareciera otorgarles el derecho de condicionar a su antojo las condiciones de vida de sus pueblos, pero sobre todo las condiciones en las cuales sobrevive la niñez.

Como una de las mayores injusticias cometidas contra este amplio sector de la población es el acuerdo político teñido de fundamentalismo religioso cuyo objetivo es condenar a millones de niñas y adolescentes a mantener embarazos y maternidades no deseadas, producto de la violencia sexual. Estos embarazos representan una de las mayores causas de la feminización de la pobreza en nuestros países, en donde el respeto por los derechos de las mujeres continúa siendo uno de los temas pendientes más urgentes de sus agendas, pero también uno de los que provoca mayor rechazo desde los grupos de poder. Esto, precisamente por representar un factor de cambio en todos los ámbitos de la vida ciudadana empezando, claro, por dar a la niñez el lugar que merece.

Fuente. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252149&titular=la-ni%F1ez-descalza-

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“Supe que no podía seguir callada más tiempo”: conoce a las mujeres que luchan contra la violencia sexual en Nepal

Asia/Nepal/20 Febrero 2019/Fuente: Amnistía Internacional

Es la temporada de premios en Hollywood, y ha pasado un año desde que una ceremonia de los Oscar dominada por #MeToo convirtiera el acoso sexual en tema de conversación en todo el mundo. La crítica estará pendiente para ver qué ha cambiado, en su caso, en la industria del cine desde que estalló el escándalo de Harvey Weinstein.

Pero el movimiento #MeToo ha tenido efectos mucho más allá de Los Ángeles. Lejos del centro de atención, hay muchas mujeres extraordinarias que luchan contra el sexismo, el acoso y la violencia, y hacen frente a la discriminación y al estigma en su búsqueda del cambio.

Punjita, Rashmila y Ashmita, tres activistas de Nepal, encarnan este espíritu de determinación.

En julio de 2018, una colegiala de 13 años llamada Nirmala Pant fue violada y asesinada en el distrito nepalí de Kanchanpur. Este crimen brutal y la ausencia de una investigación efectiva por parte de las autoridades desencadenó una oleada de protestas en todo el país. Mientras tanto, dos mujeres acusaban al ex alcalde de Katmandú de acoso sexual, lo que inspiró a otras a contar sus historias.

Punjita, Rashmila y Ashmita explican aquí por qué es tan importante hablar del acoso y de la violencia, y por qué Nepal necesita un movimiento #MeToo.

Punjita Pradhan es cofundadora de Utkarsha Nepal, que apoya a víctimas de violencia sexual

“Las protestas tras el asesinato de Nirmala hicieron que los medios de comunicación dijeran que Nepal tenía su ‘momento #MeToo’. Aunque hay paralelismos con los movimientos globales, algunos de los problemas en los que trabajo son específicos de Nepal, que es uno de los países más pobres del mundo. Por ejemplo, hay miles de niños y niñas en Nepal que viven y trabajan en la calle y que son especialmente vulnerables a los abusos sexuales. Estos niños y niñas no pueden contar con que las autoridades vayan a protegerlos.

“Aunque Nepal tiene leyes contra la violencia y el acoso por motivos de género, se denuncian muy pocos casos. Estos casos suelen terminar con un acuerdo extrajudicial, pero las víctimas siguen teniendo que lidiar de por vida con el estigma. Culpar a la víctima sigue siendo la repuesta automática de muchas personas en Nepal.

“Se supone que hay una pena mínima de seis meses de cárcel por violencia en el ámbito familiar o abusos sexuales, pero en realidad los perpetradores suelen salir en libertad después de una sola noche. Así que, incluso si la víctima denuncia un caso, no hay nada que garantice su seguridad después.

“Yo trabajaba como periodista y sufrí acoso sexual por parte de la policía, el ejército y mis colegas, experiencias que —me di cuenta— compartimos muchas mujeres. Una amiga me contó una historia que no pude olvidar. En su barrio había una mujer que se había casado hacía poco y a la que manoseaba constantemente su nuevo cuñado. No quería denunciarlo: tenía miedo de que se rompiera su matrimonio, de que la culparan a ella de incitar a ese hombre y de tener que vivir toda la vida con la vergüenza.

“Historias como esta me impulsaron a dejar mi trabajo de periodista y poner en marcha Utkarsha Nepal. Nuestra meta es crear conciencia sobre el acoso y los abusos sexuales y eliminar el estigma. Muy pocas personas en Nepal están dispuestas a hablar abiertamente de estos problemas. Trabajamos en escuelas y universidades promoviendo conocimientos sobre el consentimiento mutuo y unos límites personales sanos. También ofrecemos asistencia psicológica, curación y apoyo jurídico a las víctimas.

En mi experiencia como terapeuta, he visto que muchas mujeres con depresión o ansiedad han sufrido abusos sexuales al menos una vez y, por lo general, múltiples veces en su vida. Cuando no hay justicia, su trauma se prolonga.

“Es importante que incluyamos a los hombres también en este debate. Los hombres que han experimentado abusos sexuales podrían ser más proclives a abusar a su vez de otras personas. Esta es una de las razones por las que es esencial que las víctimas sientan que tienen a alguien con quien hablar.

“Ha habido recientemente algunas mejoras en cuanto a conciencia y es genial que estas conversaciones estén saliendo a la luz, especialmente con mujeres que cuentan públicamente sus experiencias con hombres conocidos. Pero queda mucho por hacer. En noviembre, un ministro del gobierno citó a los editores de cinco periódicos estatales y les ordenó que no publicasen ninguna crítica a la respuesta del gobierno al asesinato de Nirmala Pant. El gobierno sigue teniendo mucho miedo de hablar de estos temas”.

Rashmila Prajapati trabajaba para el ayuntamiento de Katmandú. Ahora gestiona una ONG que lucha contra la violencia sexual y enseña defensa personal a mujeres y niñas.

“En octubre de 2003, recibí una carta de mi empleador, la Alcaldía de Katmandú, diciendo que me rescindían el contrato. No me dieron ninguna explicación, a pesar de que llevaba seis años trabajando allí. En los siguientes días, empezaron a aparecer artículos en los diarios locales y nacionales que decían que me habían despedido por corrupción. Fueron momentos terribles.

“Yo sabía el motivo real por el que perdí mi empleo. Unos años antes me había resistido a reiteradas avances sexuales de mi jefe. Éste insinuaba una y otra vez que me ascenderían si estaba a solas con él. Intentó tomarme de la mano y tocarme de formas que no me gustaron. Le dije directamente que eso no iba a pasar y poco después terminó su mandato. Pero cuando se reincorporó en 2003, una de las primeras cosas que hizo fue despedirme.

“Cuando me despidieron, mis amistades me sugirieron que emprendiera actuaciones judiciales, pero yo no estaba segura de que iba a obtener justicia. No había entonces ninguna ley contra el acoso sexual y mi acosador era lo bastante poderoso como para crear ‘pruebas falsas’ de mi corrupción a pesar de que yo era inocente. Así que me callé. Durante quince años.

“Entonces, en 2018, leí un estado en Facebook: una periodista denunciaba acoso sexual por el mismo hombre. Supe que no podía seguir callada más tiempo. Así que conté mi historia en Facebook. Quería demostrar que las víctimas de acoso no carecen de voz.

«Mi publicación se difundió ampliamente en las redes sociales y salió en todos los periódicos al día siguiente. Incluso entonces, hubo personas poderosas que trataron de encubrir a mi acosador y de mostrarme como una mentirosa. El hombre al que acusé de acoso, que ocupaba un cargo muy poderoso, amenazó con demandarme y repitió las acusaciones de corrupción contra mí. Él ya no está en el cargo, pero no se trata de un solo hombre. Nepal tiene muchos depredadores en serie que abusan de su poder y de sus cargos durante años. Entre ellos hay políticos, burócratas, actores, escritores, empresarios y otros. Ya es hora de que los pongamos en evidencia.

“En cierto modo tuve suerte. Pude resistirme a las insinuaciones de ese hombre porque la posición económica de mi familia era fuerte y tenía otras opciones de trabajo: daba clases en la universidad. Pero no dejaba de pensar en las mujeres que no tenían opciones como las mías. Por eso en 2012 cofundé una organización llamada Women Empowerment Nepal, que trabaja contra la violencia sexual y enseña defensa personal a mujeres y niñas.

“Hemos trabajado con expertos y expertas en artes marciales de fama internacional y todos nuestros instructores e instructoras son cinturones negros. La defensa personal no consiste en luchar, sino en infundir confianza en una misma. Hasta ahora hemos enseñado a más de 3.000 mujeres y niñas. Además de las tácticas físicas, ayudamos a las mujeres a identificar riesgos y les enseñamos las leyes y sus derechos.

Nuestra meta es hacer que las mujeres crean que pueden y deben defenderse del acoso y la violencia sexuales. Las participantes suelen ser tímidas al principio, pero desde luego avanzan.

“Aunque no pude luchar contra la injusticia que sufrí yo entonces, estoy decidida a alzar mi voz contra la violencia sexual ahora. Quiero contribuir a crear una sociedad que sea segura y libre para todas las personas”.

Ashmita Sapkota es responsable de campañas en Amnistía Internacional Nepal, que trabaja para educar a mujeres de todo el país sobre sus derechos

“A través de nuestras campañas sobre la violencia contra las mujeres y nuestro programa de educación en derechos humanos, Amnistía Nepal sensibiliza sobre el acoso sexual y la violencia de género.

“Algunas personas que viven en grandes ciudades conocen el movimiento global #MeToo, pero la inmensa mayoría de las mujeres de las zonas rurales —que son las que más riesgo corren de sufrir acoso y abusos— no conocen estas conversaciones.

“Hay muchas dificultades a la hora de hablar de estos problemas en el contexto nepalí. El acoso sexual no se toma en serio, lo que significa que las mujeres no tienen mucha fe en el sistema de justicia y son reticentes a hablar. Además, muchos de los perpetradores son personas poderosas, lo que lo hace aún más difícil y significa que a menudo se termina culpando y estigmatizando a las víctimas.

“Ha habido algunos cambios positivos recientes. Ha habido muestras públicas de solidaridad, tanto de hombres como de mujeres, con las mujeres valientes que han hablado.

“Pero para que haya una auténtica igualdad de género en Nepal, necesitamos empoderar a las mujeres económica y socialmente. Tenemos que luchar contra la mentalidad patriarcal de nuestro país que considera que las mujeres son inferiores a los hombres, y eso significa educar tanto a los hombres como a las mujeres.

“Es muy importante que las mujeres estén en la vanguardia de las conversaciones sobre estos asuntos. Somos quienes mejor conocemos los problemas y dificultades que causa la discriminación, y esa es la razón por la que animo a las mujeres de Nepal a que se impliquen en el activismo de derechos humanos. Es difícil, por supuesto, pero hasta un cambio pequeño nos da esperanza y satisfacción”.

Imagen tomada de: https://neu-cdn-amnesty-org-prd.azureedge.net/cache/2/a/4/6/6/f/2a466fd58c72a3a180f2a0e8fb11def1e82ae256.jpg

Fuente: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2019/01/i-knew-i-couldnt-stay-silent-anymore-meet-the-women-fighting-sexual-violence-in-nepal/

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Entrevista a Enrique Stola: “Cuando no hay educación sexual integral a los chicos los educa la pornografía”

Redacción:  Redacción

Enrique Stola, médico, psiquiatra, psicoanalista y especialista en casos de violencia de género habló con El Grito del Sur sobre las violaciones grupales, la importancia de la educación sexual integral y la complicidad de la Iglesia con los curas violadores.

 

¿Cómo empezaste a trabajar con casos de género?

Cuando me recibí, en dictadura, comencé a trabajar con víctimas de torturas, compañeros que tenían que irse al exilio o familiares de detenidos desaparecidos. Ya al regreso de la democracia empezó a aparecer lo que en ese momento se llamaba “violencia familiar”. Yo tenía claros algunos aspectos del machismo y desde ese entonces ya me empecé a definir como feminista. En el 2002 participé en el caso Grassi, donde había testimonios de abuso sexual. Todo eso fue un entrenamiento que varió mi perspectiva como psiquiatra.

Respecto al caso Grassi, ¿creés que la sociedad justifica más los abusos dentro de la iglesia?

La sociedad, desde diferentes lugares, sostiene todas la violencia contra las mujeres, niños niñas y el colectivo LGTBIQ y dentro de ello las violaciones, sino no ocurrirían. Cuando se supo que el Bambino Veira había violado un chico en las canchas se cantaba a favor de él: eso es apoyo social. En los abusos intrafamiliares pasa lo mismo. Cuando se “parte” una familia significa que hay un grupo de personas que están sosteniendo culturalmente una violación, aunque nunca lo van a reconocer.

¿Hay una diferencia entre las violaciones a hombres y a mujeres?

No, en general las mujeres son más violadas. En los casos de los varones se trata de ámbitos intrafamiliares o en instituciones eclesiásticas, que son muy protectoras de abusadores y machos violentos

¿Crees que el régimen del celibato propicia la violencia sexual ?

La iglesia es una institución criminal y sostiene el celibato, pero no es el celibato el problema en sí. El celibato prohíbe la genitalidad pero todos ejercen su sexualidad igual , con mujeres, con varones, se masturban, pero en secreto. Se genera una cultura de la clandestinidad en la que los pedófilos se mueven como pez en el agua.

Planteás que no existe un perfil psicológico específico por el cual los violadores puedan distinguirse de otras personas antes de cometer el crimen ¿Eso significa que en esta sociedad cualquier hombre es un potencial violador?

Si haces un psicodiagnóstico de alguien que cometió un delito sexual pueden saltar una serie de componentes – una sexualidad inmadura, mal manejo de los impulsos- que también pueden estar en el de alguien que no violó. Yo creo que los hombres violadores son aquellos que llevan el mandato de una forma de ser macho al extremo. Hay gente que se enoja porque yo digo que el violador no es un enfermo, pero se olvidan que al ponerlo en la posición de enfermo lo vuelve in imputable.

¿Cuales son las diferencias de los ataques sexuales grupales y los realizados por un solo individuo?

La violación es siempre una conducta moralizante. Una característica de los violadores es que quieren compartir lo que hicieron, ya sea en la cárcel o con algún amigo: lo van a hacer y van a erotizarse de eso. Cuando ocurre en grupo, todos son espectadores y participantes, es ahí donde se refuerza la pertenencia de grupo, la complicidad del acto compartido y la posición de machos.

Muchos chicos son escrachados en redes porque ejercen violencia simbólica, o se propasan y aprovechan de situaciones que comenzaron siendo consentidas ¿Esto supone que ese chico es un potencial violador? ¿Hay una conducta reiterada ?

No. En Alemania hay un programa que trabaja con chicos de entre 8 y 17 años y el porcentaje de recuperación es altísimo solamente con psicoeducación.  Lo que pasa es que cuando no hay educación sexual integral a los chicos los educa la pornografía. La tecnología hace que chicos y chicas muy pequeños tengan acceso a la pornografía. Entonces nos encontramos con chicas de 13, 14, 15 años que denuncian a compañeros que han tenido conductas abusivas pero con psicoeducación esto se resuelve y no van a ser abusadores. Lo que falta es educación sexual integral. Estructuralmente los mismos que se benefician de la estructura social machista se oponen a que se aplique la ESI.

¿Por que en los delitos sexuales se duda de la víctima?

Se duda de la víctima si es mujer, porque si es varón se le cree. La palabra del varón no se cuestiona, la que está siempre en sospecha es la mujer, incluso para la justicia. Por eso se hace hincapié en la víctima: es la mujer juzgada desde la mirada masculina y el mundo está organizado en base a esa mirada. Aparte, en temas de género, muchas veces los jueces califican en base a su experiencia personal. Si se cae un puente van a recurrir a ingenieros e ingenieras, pero si es un tema de abuso sexual o violencia contra la mujer anteponen su subjetividad y no recurren a los estudios de psicología y psiquiatría.

¿Es posible recuperarse de un abuso sexual?

Si, se tienen que dar muchas condiciones. Es fundamental que se les crea a las víctimas cuando hablan, que haya contención familiar, tratamiento y justicia. También tiene que ver con las condiciones personales de cada uno. Lo que es real es que varias veces durante su vida la persona se va a reconectar con esta situación dolorosa, como pasa con todo hecho traumático. Hay que desterrar el concepto de “le cagó la vida” y trabajar para que la víctima perciba que puede construir un presente diferente permanentemente.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=251586

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Una infancia de todos y de nadie

Por: Sandra León

El fracaso de las actuales iniciativas legislativas no sólo representaría una mala noticia para el desarrollo y la protección de los menores, sino también un claro indicador del deterioro institucional del país

En los cuentos infantiles se infunde miedo a los niños con seres desconocidos que llegan para asustarlos o llevárselos, como el coco o el hombre del saco. Estos personajes del folclore infantil reflejan bien la idea de protección en la que se socializan los niños: una concepción de la seguridad que se basa en la desconfianza hacia los desconocidos, en protegerse frente a los extraños. Sin embargo, la realidad nos enseña algo bien distinto: los datos sobre violencia infantil indican que el coco de los niños suele estar en casa. Según la Fundación ANAR, en la mayoría de casos de violencia registrados a través de su teléfono de ayuda el agresor pertenece al entorno familiar.

Quien se aproxime al problema de la violencia contra la infancia en España quedará impactado por su magnitud y el alcance de sus consecuencias. El Consejo de Europa estima que uno de cada cinco menores —especialmente las niñas— es víctima de violencia sexual. Sin embargo, las denuncias en España sólo representan el 4% de los casos totales, según cálculos de la Fundación Educo. Además, en los últimos años han aumentado los casos de violencia familiar y de acoso escolar. Es posible que una parte de este incremento se deba a una mejora de los mecanismos de denuncia. Pero los casos que llegan al sistema representan la punta del iceberg de un fenómeno soterrado cuya magnitud real es difícil de conocer, debido tanto a la heterogeneidad en los registros como a las dificultades para detectar los casos.

Las consecuencias de la violencia infantil son devastadoras. Las víctimas padecen sus efectos durante la vida adulta porque la violencia compromete su desarrollo: lastra su educación y afecta negativamente a su salud mental y física. La prevención es la principal medida para combatirla. Y la detección temprana es fundamental para minimizar sus secuelas. El problema es que en muchos casos la denuncia nunca llega. Los menores que sufren una agresión sexual tienen problemas para reconocerse como víctimas, bien por su corta edad, porque en muchos casos están afectados por algún tipo de discapacidad intelectual, o por el propio trauma que causa la violencia. Además, el hecho de que en la mayoría de casos la violencia sexual sea intrafamiliar dificulta la denuncia e impide que el sistema pueda actuar.

Teniendo en cuenta la magnitud y efectos de la violencia contra la infancia ¿qué impide a una sociedad erradicar un fenómeno que es moralmente inaceptable y que lastra su capital humano futuro? Uno de los motivos es la consideración de la infancia como una etapa transitoria sin derechos plenos. Los menores son percibidos como adultos en proyecto, como mini-personas con derechos incompletos. Esta concepción social del menor ilustra la brecha existente en muchos países entre la norma social y la norma legal, pues la regulación internacional sobre infancia establece muy claramente que la protección de los niños frente a toda forma de violencia es un derecho fundamental.

Otro de los factores que explica la incapacidad de una sociedad para proteger a su infancia es la persistencia de una concepción patrimonialista del menor. Para ilustrarla sirve la anécdota que cuenta en sus charlas Jorge Cardona, uno de los miembros del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, quien se vio obligado a abandonar un centro comercial tras intentar impedir que una madre pegase a su hijo. Que se amoneste a quien denuncia el maltrato y no a quien lo ejecuta evidencia bien la creencia de que los niños pertenecen a sus progenitores y que las relaciones dentro de la familia conciernen a una esfera privada en la que nadie debe inmiscuirse. Esta cuestión fue objeto de debate en España hace más de una década durante la discusión de la llamada “ley del cachete”, que planteaba eliminar la cobertura legal del uso “moderado” del castigo corporal. Aunque la aprobación de la ley contribuyó a reforzar la idea de que la protección de la integridad física de los menores es también una responsabilidad de los poderes públicos, todavía existe margen para mejorar la jurisprudencia existente sobre el maltrato infantil y la sensibilización de la sociedad acerca del mismo.

Combatir la violencia contra la infancia no es fácil. Se necesita una acción contundente de los poderes públicos que sea capaz de contener su tendencia a reproducirse, pues los niños que sufren violencia son más propensos a convertirse en su vida adulta en responsables de infligirla. Sin embargo, como cualquier otra política que esté destinada a combatir los factores que lastran el desarrollo de la infancia, la lucha contra la violencia infantil representa una inversión con un amplio retorno social. No sólo compensa la pérdida de productividad y de ingresos que se deriva de su impacto negativo sobre el progreso profesional y personal del individuo. También contribuye a reducir los costes de atender a un grupo de la población que muestra peores niveles de salud mental y física y mayores niveles de criminalidad. Se estima, por ejemplo, que la violencia sexual supone un coste de 979 millones de euros para las arcas públicas.

Proteger a la infancia de la violencia o el maltrato —y de la pobreza, la discriminación o la exclusión de cualquier forma de participación social que otorgue mayores oportunidades vitales— contribuye a preservar el futuro capital humano, económico y social de un país y también su dignidad como sociedad. Aunque en España se han dado pasos importantes para equiparar nuestro ordenamiento jurídico a la regulación internacional en materia de protección del menor, la infancia no se concibe como un bien público. Se dice a menudo que la protección de los menores es responsabilidad de todos. Pero la infancia no necesita tanto simpatizantes de su causa, como alguien que se apropie de ella. Sin prioridad en la agenda política, ni estructura institucional que facilite una actuación integral para impulsar su desarrollo, la infancia de todos acaba siendo la infancia de nadie, y la efectividad de las políticas se pierde en un mar de intervenciones sectoriales no siempre coordinadas.

Esta realidad puede transformarse si se culminan algunas de las iniciativas legislativas que se han puesto en marcha recientemente. Todos los grupos parlamentarios ratificaron hace unos días una proposición no de ley para un Pacto de Estado por la Infancia. Y en el último Consejo de Ministros de 2018 se aprobó el anteproyecto de ley integral para erradicar la violencia contra la infancia, dando respuesta a las repetidas exigencias de las entidades del tercer sector y del Comité de los Derechos del Niño, quienes llevan tiempo requiriendo a los poderes públicos una ley integral que garantice una mejor protección del menor en todo el territorio.

En todo lo relativo a la infancia debería prevalecer una colaboración sostenida en el tiempo entre actores políticos, administraciones públicas y el tercer sector. Un consenso resistente a los ciclos políticos y ajeno a la confrontación que caracteriza el debate ideológico en otros ámbitos. Por eso, el fracaso de las actuales iniciativas legislativas en materia de infancia no sólo representaría una mala noticia para el desarrollo y la protección de los menores, sino también un claro indicador del deterioro institucional del país.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/01/14/opinion/1547468209_825109.html

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Cómo los celulares distorsionan la visión de los jóvenes sobre el sexo en India

Por: BBC MUNDO. 

En un país donde los jóvenes no reciben educación sexual, preocupan los efectos de la propagación de vídeos violentos de índole sexual

A principios de año, un vídeo que mostraba a un grupo de adolescentes intentando arrancarle la ropa a una joven fue ampliamente compartido en India a través de WhatsApp.

Esos vídeos de violaciones que frecuentemente se vuelven virales en la India están llevando a algunos a creer que los teléfonos inteligentes, además del porno violento y la falta de educación sexual, pueden estar alimentando la violencia sexual.

En la grabación compartida a comienzos de 2018, la mujer les pide que se detengan, pero ellos se burlan, se ríen y, claramente, disfrutan.

Una vez el vídeo se popularizó, la policía pudo determinar que se había filmado en el estado norteño de Bihar. Los adolescentes acusados fueron arrestados.

Las detenciones causaron revuelo en la aldea en la que habitaban, Jehanabad, a cuatro horas en auto de la capital del estado, Patna, y los ancianos de la aldea culparon a los teléfonos inteligentes de todo el incidente.

Este caso despertó la preocupación de que, en un país donde no hay educación sexual y las tarifas de datos son cada vez más bajas, los celulares de bajo coste estén exacerbando el problema.

Imagen representativa de jóvenes con el celular.

Getty Images
Crear o compartir material pornográfico es ilegal en la India.

Los muchachos del pueblo admitieron a la BBC que habían visto vídeos donde había abusos sexuales y violaciones. Un joven de 16 años dijo que había visto más de 25 y que sus amigos solían compartirlos a través de sus celulares.

“La mayoría de los chicos de mi clase ve estos vídeos, ya sea solos o en grupo”, admitió.

Los expertos aseguran que para adolescentes y hombres indios, esta es una forma muy común de iniciarse en la vida sexual.

Pareja joven india

Getty Images
Muchos jóvenes en India no saben cuáles deberían ser las bases de una relación amorosa y sexual.

“No hemos recibido una educación sexual ni tenido conversaciones adultas sobre estas cosas”, dice la cineasta y escritora Paromita Vohra.

Vohra dirige el sitio web Agentes de Ishq (Romance), que fomenta las discusiones abiertas sobre sexo.

“Cuando la gente solo ve contenido sexual violento, resulta muy problemático porque comienzan a creer que la violencia es la única forma de obtener placer y que el consentimiento de la mujer no es relevante”.

En India 400 millones de personas tienen un celular inteligente y más de la mitad de ellos usa WhatsApp, que es el medio que a menudo se usa para compartir dichos vídeos.

Una mano masculina agarrando un celular con el logo de Whats App.

Getty Images
WhatsApp es el medio preferido para la propagación de este tipo de videos.

En un comunicado a la BBC, WhatsApp declaró lo siguiente:

“Estos vídeos horrendos con violaciones y pornografía infantil no tienen cabida en nuestra plataforma. Por eso hemos facilitado la comunicación de problemas de este tipo para así poder tomar las medidas adecuadas, incluida la cancelación de cuentas. También estamos respondiendo a las solicitudes de la policía india que se ajustan a la ley para ayudarles en la investigación de delitos”.

Preocupado por un caso en el que unos jóvenes violaron a una niña de una escuela después de que presuntamente hubieran visionado vídeos porno a través de sus celulares, un tribunal estatal solicitó al gobierno federal que restableciera una ley de 2015 impuesta por la Corte Suprema de prohibir los sitios web que contienen pornografía violenta.

Crear contenido pornográfico o compartirlo ya es ilegal en India.

Un hombre joven con un celular

Getty Images
Muchos creen que la falta de una educación sexual está en la base de las violaciones y abusos sexuales perpetrados por jóvenes.

La normativa había sido revocada casi de forma instantánea por la oleada de protestas.

La prohibición solo se aplica a unos 800 sitios web que contienen vídeos violentos o abusivos, pero no parece que haya tenido mucho impacto.

Pocos días después del inicio del bloqueo, uno de los sitios web de pornografía más grande del mundo ya había creado otro site espejo con una URL diferente para su mercado indio.

Pero, ¿es prohibir el porno la respuesta?

Muchos creen que la falta de educación sexual es lo que realmente está alimentando el apetito por vídeos violentos y misóginos. A menudo, ni las mujeres ni los hombres del país saben realmente cómo debería ser una relación o un encuentro sexual.

El gobierno intentó cambiar esto en 2009, cuando inició su Programa de Educación para Adolescentes (AEP). Su intención era instruir sobre los cambios que se producen en la adolescencia y disipar los mitos en torno a cuestiones de género, sexualidad, enfermedades de transmisión sexual y abuso de drogas.

Niño en una escuela rural de la India.

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Los críticos creen que estos videos difunden la idea de que la voluntad de la mujer no importa cuando se trata de sexo.

Pero la implementación del programa sigue siendo a día de hoy un desafío. En una escuela de niñas en Jehanabad, por ejemplo, el director ni siquiera había oído hablar de él.

Falta de voluntad

Sunita Krishnan, fundadora de Prajwala, una organización en la ciudad sureña de Hyderabad que se ocupa de temas de violencia sexual y trata de personas, dice que estos videos violentos refuerzan la vieja creencia de que la voluntad de una mujer es insignificante y no tiene poder de decisión.

Krishnan, víctima ella misma de una violación, ha llegado a recibir este tipo de videos y ha hecho campaña para que se verifique de dónde provienen.

De hecho, la prohibición de las webs pornográficas de la Corte Suprema de 2015 fue el resultado de sus esfuerzos.

Primer ministro de la India acompañado del portavoz del parlamento y el primer ministro de Sri Lanka.

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Algunas mujeres indias que trabajan por los derechos de la mujer reclaman que la educación sexual sea una prioridad en la agenda polítíca del país.

A pesar de que ha logrado eliminar algunos de esos videos, asegura que es casi imposible conseguir borrar por completo algo de internet.

Ranjeet Ranjan, que es una de las tres mujeres que hay entre los 40 diputados de Bihar, dice que la falta de preocupación sobre tales videos es alarmante.

“A nadie le importa realmente. Si la gente tuviera un poco de respeto por estas chicas, habrían ido a la policía en lugar de compartir esos videos”, sostiene.

A Ranjan también le preocupa lo que ella ve como “una competencia” para hacer ese tipo de videos.

“Si continúan circulando y seguimos sin tener una buena educación sexual, entonces propiciará el pensamiento de que una mujer puede ser tratada como un objeto, como una fuente de entretenimiento”.

Fuente del artículo: https://laopinion.com/2018/12/28/como-los-celulares-distorsionan-la-vision-de-los-jovenes-sobre-el-sexo-en-el-segundo-pais-mas-poblado-del-mundo/

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África: La violencia sexual en las escuelas amenaza a casi 250 millones de niñas y adolescentes cada año

Redacción: Europa Press/12-12-2018

ONU Mujeres llama a aprovechar el ámbito educativo para «formar actitudes, creencias y prácticas» en favor de la igualdad

La violencia machista tiene múltiples rostros y escenarios y, entre los más preocupantes, está la que tiene por cara a un profesor y por contexto una escuela. Naciones Unidas estima que 246 millones de niñas y adolescentes sufren algún tipo de violencia por razones de género dentro o en las inmediaciones de un centro educativo cada año.

La igualdad entre hombres y mujeres y el desarrollo de una educación de calidad figuran entre los Objetivos de Desarollo Sostenible (ODS) establecidos para 2030 y, con intención de aunar ambas metas, ONU Mujeres y el Fondo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) cuentan con una guía dedicada expresamente a la violencia en las aulas, los patios o el camino a clase.

Los expertos estiman que una de cada tres mujeres sufrirá violencia en algún momento de su vida, pero cuando se trata de la escuela, los abusos no solo amenazan la salud física y emocional de las víctimas, sino que también lastran su desarrollo cognitivo y educativo a medio y largo plazo, perjudicando por tanto la capacidad de las niñas de romper el «círculo».

Dina Deligiorgis, experta de ONU Mujeres para la erradicación de la violencia, advierte en declaraciones a Europa Press de que las estadísticas demuestran que la violencia contra niños y mujeres no reflejan solo «actos aleatorios» cometidos por unas pocas personas, sino que evidencian un patrón que se cuela en familias, lugares de trabajo o centros educativos.

Se trata de un fenómeno global especialmente preocupante en contextos de vulnerabilidad, donde las víctimas no solo sufren los abusos sino el estigma que conlleva, como le ocurrió a Angela, una joven keniana que a sus 20 años cuenta su caso a Human Rights Watch (HRW), dentro de una investigación sobre la discriminación que sufren las adolescentes embarazadas en África.

Para ella, todo empezó cuando estaba en octavo curso y necesitaba dinero para presentarse al examen final. Su padre había abandonado a la familia para casarse con otra mujer y su madre no tenía dinero. «Conocí a un hombre que trabajaba como profesor a tiempo parcial y le conté mis problemas. Me dijo que me daría el dinero. Comencé a tener relaciones sexuales con él y así es como me quedé embarazada», explica.

Por aquel entonces tenía 16 años y, tras su embarazo, se convirtió en la «burla» de su entorno y sufrió el rechazo de sus compañeros. Reconoce que «casi» tiene que dejar las clases, pero el director del centro la alentó a seguir y su madre luchó para que pudiese completar una formación que la ha llevado incluso a cursar estudios superiores.

En su informe, HRW insta a todos los gobiernos de África a garantizar la investigación y procesamiento de los casos de acoso y abuso que cometen profesores, conductores de autobús o trabajadores de centros y que amenazan la educación de la mitad de la población.

Un informe similar del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) sobre la violencia sexual en Tanzania advertía en 2011 de que uno de cada cuatro incidentes ocurren en el camino de ida o vuelta a la escuela, mientras que al menos el 15 por ciento de las chicas encuestadas reconocía que había sufrido algún acto de violencia dentro del complejo del centro educativo.

DEBATE GLOBAL

El debate está abierto también en Malasia, donde un reciente informe de la Comisión Anticorrupción (MACC) evidenció la existencia de casos de abusos sexuales en la escuela, en concreto de profesores a alumnas a cambio de promesas sobre subidas de notas. El Gobierno ha prometido tomar medidas al respecto.

La representante de UNICEF en Malasia, Marianne Clark-Hattingh, ha advertido en un comunicado de que «los profesores deben ser modelos de conducta y fomentar el aprendizaje y el desarrollo de los niños, no el abuso». «Ningún niño debería tener miedo de ir a clase», ha remachado.

Clark-Hattingh ha emplazado a Naciones Unidas, las ONG y las empresas a trabajar con el Gobierno malasio para que las menores comprendan los desafíos y se protejan ante posibles amenazas, si bien los defensores de los Derechos Humanos admiten que la solución pasa por un enfoque transversal que implique a todo tipo de actores.

«La violencia es una expresión de poder y control. Es una expresión del poder y el control de los hombres sobre las mujeres y las niñas», lamenta Deligiorgis, que denuncia «desequilibrios sociales y estructurales» que aún mantienen «privilegios» para una cierta parte de la población. «Si entendemos la violencia de esta forma, podemos comprender lo que es necesario para prevenirla», ha añadido.

GARANTIZAR LAS MISMAS CONDICIONES PARA LAS NIÑAS

En el ámbito educativo, la experta de ONU Mujeres considera necesario romper con las estructuras tradicionales para garantizar que las niñas puedan llegar en las mismas condiciones que sus compañeros varones al menos hasta el final de la educación secundaria.

«Esto también pasa por aprovechar los marcos educativos para formar actitudes, creencias y prácticas de los jóvenes», de tal forma que los profesores y otros miembros del personal sean los primeros en potenciar «nociones de igualdad, el respeto por la diversidad, la masculinidad positiva y la no violencia», remacha Deligiorgis.

Existen ejemplos de que la situación se puede al menos contener, sino erradicar. La agencia de cooperación estadounidense (USAID) lanzó entre 2003 y 2008 un proyecto pionero en Malaui y Ghana para mejorar la sensibilización del personal docente y de los estudiantes en relación a la violencia sexual, en un intento por potenciar la prevención.

En el caso de Ghana, por ejemplo, la proporción de profesores que aceptaban que las niñas podían ser víctimas de acoso en la escuela pasó del 30 al 80 por ciento. Ellos al menos ya saben lo que Deligiorgis quiere ahora dejar claro: «Las niñas están más expuestas y sufren mayores niveles de violencia sexual en el entorno educativo y todo simplemente porque son niñas».

Fuente: https://www.europapress.es/internacional/noticia-violencia-sexual-escuelas-amenaza-casi-250-millones-ninas-adolescentes-cada-ano-20181208082234.html

 

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