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Informe de Ineed enciende luces rojas sobre la equidad en la educación

Artículo originalmente publicado en El País de Uruguay

“La inequidad”, dice el informe del Ineed, “implica que los logros de los estudiantes varían según su origen socioeconómico y cultural”

En el país del “naides es más que naides”, el lugar del nacimiento es casi una condena para el futuro. En la república del “todos son iguales detrás de la túnica blanca”, el contexto del centro educativo gravita en el desempeño de los estudiantes. El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) duda de que en Uruguay “los más infelices sean los más privilegiados”. Al menos en la enseñanza.

El tercer informe sobre el estado de la educación nacional evidencia que el sistema “requiere modificaciones” para que los docentes y estudiantes logren “desempeños de calidad y equidad”. En las más de 140 páginas del estudio, el Ineed vuelve y una y otra vez sobre la palabra “equidad”.

Es que los evaluadores insisten en que la marcha educativa denota flaquezas de base: en la asignación presupuestal, en la formación docente y en los resultados de los alumnos. Estas son las luces rojas que enciende, como un llamado de atención, el Ineed.

Los resultados

El 63% de los estudiantes de tercero de liceo es incapaz de realizar un promedio numérico. Y solo el 5% aplica el teorema de Pitágoras y razones trigonométricas para obtener las medidas de los lados y ángulos en triángulos rectángulos.

Hasta ahí pareciera ser “un mal de muchos”. Los resultados de las pruebas Aristas —las primeras evaluaciones nacionales de desempeño luego de dos décadas— muestran, sin embargo, que el contexto de los centros educativos es clave. Mientras ocho de cada diez estudiantes de tercero de liceo de las zonas más pobres no saben hacer un promedio, en los barrios más ricos el 70% sí sabe. En los contextos más favorables, el 17,4% de los alumnos maneja el teorema de Pitágoras, y en los más desfavorables solo uno de cada 200 liceales.

En lectura existe un poco más de equidad. Pero solo un poco. Entre los más vulnerables, el 64% es capaz de reconocer la postura del enunciador a través de supuestos. En los centros educativos más favorecidos, el 92% tiene esa capacidad.

“La inequidad”, dice el informe del Ineed, “implica que los logros de los estudiantes varían según su origen socioeconómico y cultural”.

Ya desde Primaria eso queda claro. En una escala del uno al cinco, en que a medida que se asciende de nivel también en desempeños, los escolares que asisten a colegios privados obtienen el lectura un promedio de cuatro. Los estudiantes de las escuelas Aprender (esas de los contextos más pobres), están en promedio en el nivel dos.

La distribución presupuestal

El grueso del presupuesto educativo se destina a la paga de salarios. De cada $ 100 que dispone la ANEP, $ 85 van a remuneraciones. Esos sueldos, a su vez, no son todos iguales. Y, por tanto, la asignación de recursos termina dependiendo de la oferta educativa, del tipo de centro, de la matrícula, de la conformación de los equipos y, sobre todo, del sistema de elección de horas docente.

Es un silogismo. Los docentes de mayor grado, esos que tienen mayor antigüedad y también mayor salario, eligen sus horas de clase primero. Esos profesores terminan dando clase, mayormente, en los centros educativos con menos carencias. A la inversa, los docentes menos experientes y de más bajos salarios se concentran en los institutos más carenciados. Ergo, el grueso de la inversión pública va a parar, por decantación, a los que menos lo necesitan.

¿En cifras? La mitad de los docentes grado 7 (el mayor grado) dicta clases en liceos que tienen menos carencias que el promedio nacional. La mitad de los docentes grado 1 (el de menor grado), enseña en centros educativos que están en el promedio o por debajo en el índice de carencias.

Formación docente

Otra de las alertas que enciende el Ineed refiere a la formación docente y a los salarios de los mismos. El estudio concluye que si bien los salarios han aumentado todavía son inferiores a los de otras ocupaciones que requieren menos capacitación. Asimismo plantea que quienes ingresan a la formación docente están menos calificados que quienes acceden a la Universidad de la República lo que deriva en un impacto en la calidad educativa.

El Ineed reconoce que a pesar del «importante esfuerzo fiscal realizado por el país (principalmente desde 2005)» aún persiste una amplia brecha entre las remuneraciones docentes y las de otrasprofesiones

También asegura que, incluso hasta 2014, es posible visualizar que el salario docente se encuentra entre los más rezagados junto alos de la industria manufacturera.

El informe destaca que a pesar de las pérdidas especialmente pronunciadas entre 2002 y 2005, todas las series retomaron una tendencia creciente. Pese a ello, resulta significativa la similitud en niveles que mantienen las series del salario docente y las de la industria manufacturera. El contraste entre ambas es importante teniendo en cuenta «el grado de calificación necesario para desempeñarse como docente y la menor calificación relativa del promedio de la industria».

Los que alcanzan universidad incompleta (un nivel deformación profesional no concluida) siempre tuvieron remuneraciones superiores a las docentes (hasta 60% por encima en la década de 1990). La diferencia es del 20% al final del período. Quienes se desempeñan en servicios públicos de electricidad, gas y agua también tienen promedios salariales persistentemente más elevados que los docentes: un promedio 50% mayores.

Desde el 2000 se detalla una caída en las remuneraciones correspondientes a los servicios en empresas y financieros, así como a ocupaciones con universidad incompleta. Los dos presentan un nivel y evolución de la remuneración similares. Pese a la caída, siguen ubicándose por encima de las remuneraciones docentes.

La población que opta por formación docente en lugar de por carreras universitarias se caracteriza por un mayor rezago estudiantil, desempeños más bajos en matemática y ciencias, así como por un menor estatus socioeconómico y cultural.
Se observa así un importantísimo desafío para la política educativa relativo al fortalecimiento de la formación docente.

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Insostenible desajuste

Por: El País.

El 27,7% de los jóvenes que se graduaron en 2014 no tenía trabajo cuatro años después y el 37,2% de los titulados que trabajan desempeñan tareas de categorías inferiores a su cualificación

La mejor inversión que un país puede hacer para prosperar es en educación. Cuanto mayor sea el nivel de formación de sus ciudadanos, más vitalidad tendrá su economía y mejor podrá encarar los requerimientos de un sistema productivo cada vez más complejo y tecnificado. Precisamente por la importancia estratégica de esta inversión no podemos permitirnos malbaratar una parte tan sustancial del esfuerzo realizado en formación universitaria. Que un 27,7% de los jóvenes que se graduaron en 2014 no tuviera trabajo cuatro años después y que el 37,2% de los titulados que trabajan desempeñen tareas de categorías inferiores a su cualificación indica un grave desajuste entre los recursos destinados a la formación superior y la capacidad del mercado laboral para aprovechar recursos tan valiosos.

Los datos del estudio sobre la inserción laboral de los graduados publicado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades revela que el problema es estructural y persistente en el tiempo y que no es posible atribuirlo a la coyuntura económica. No es normal que mientras en España el PIB crece más vigorosamente que el promedio de la Unión Europea, los jóvenes graduados españoles tengan una tasa de desempleo y sobrecualificación profesional muy superior a la media.
El problema no radica en la calidad de la formación, similar a la de otros países, sino en la planificación de la oferta de los estudios universitarios y las deficiencias del mercado laboral. Tras la aplicación del plan Bolonia se ha producido una proliferación de títulos que no se corresponde con la demanda laboral real. Hemos pasado de 145 titulaciones a más de 2.000 y la distribución de los alumnos no se ajusta a las salidas laborales de las diferentes carreras. La sobrecarga de estudiantes en ramas humanísticas conduce a que sus titulados acaben haciendo otros trabajos, con frecuencia menos cualificados. Los 74.000 alumnos que en diez años han perdido las carreras técnicas, pese a ser las de mayor empleabilidad, indican que algo falla en la información y los estímulos que reciben los alumnos a la hora de decidir algo tan importante como la futura profesión.

A ello hay que añadir un mercado laboral anómalo en el que solo las grandes empresas parecen en condiciones de absorber a los titulados de mayor cualificación. El tejido industrial y cierta cultura empresarial hacen que muchas de las pequeñas y medianas empresas apenas inviertan en innovación. El estudio muestra que la precariedad está afectando también a las capas de la población con mayores niveles de estudios, y dentro de ella a las mujeres en una escandalosa mayor proporción. No podemos seguir así. Este debe ser uno de los asuntos que el nuevo Gobierno tiene que abordar con mayor celeridad.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/07/04/opinion/1562260658_300737.html

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Igualdad

Por: El País.

Las variaciones en los exámenes de Selectividad no garantizan la equidad

Cerca de 300.000 alumnos de bachillerato se presentarán a las pruebas de evaluación de acceso a la universidad (Evau), la antigua Selectividad, que ayer comenzaron en Castilla-La Mancha y que en los próximos días se irán celebrando en el resto de las comunidades con contenidos y fechas diferentes. Este es precisamente el talón de Aquiles de una prueba que en términos generales cumple su función de acreditar la preparación de los alumnos para acceder a los estudios superiores. El hecho de que conste de 17 exámenes con contenidos distintos y criterios de corrección diferentes impide que se garantice la igualdad de oportunidades.

En 2018 aprobaron el examen el 93,29% de los alumnos en la convocatoria ordinaria de junio y el 75,4% de los que se presentaron en la extraordinaria de septiembre. El problema que se discute no se refiere al grado de preparación con el que llegan al examen, sino al hecho de que, al ser distintas las pruebas y los criterios de corrección, no hay garantía de que los resultados reflejen objetivamente la variabilidad en la preparación de los aspirantes. La prueba evalúa cuatro materias troncales que puntúan de 0 a 10, más un examen de la lengua cooficial en las comunidades donde la hay. Los alumnos tienen la oportunidad de presentarse a otras dos materias optativas del bachillerato que han elegido, con las que pueden intentar acercarse a la nota máxima de 14 puntos, algo imprescindible para acceder a las carreras más demandadas.

La nota de ese examen representa el 40% de la calificación final que computa para el acceso a la universidad. El otro 60% corresponde a la nota dada por el centro donde se ha cursado bachiller. El resultado final será determinante para poder acceder a la carrera elegida. Todos los estudios tienen una calificación mínima de acceso que depende de la relación entre las plazas disponibles y el número de estudiantes que demandan esos estudios. Cuanta más demanda, más alta es la nota mínima que se exige para poder acceder a ellos.

Dado que esa calificación final obtenida en cada comunidad habilita para acceder a cualquier universidad de España, puede ocurrir que un alumno que ha obtenido buena nota en un examen menos exigente o en el que se han aplicado criterios más laxos de calificación pase por delante de otros que han tenido un examen o una corrección más rigurosos. Una décima de diferencia puede ser determinante para poder acceder a carreras que tienen notas de corte muy altas, como Matemáticas o Medicina.

Resulta difícil determinar si un examen es mucho más fácil que otro, aunque en los análisis que se han hecho se han constatado importantes diferencias. Pero lo que no parece lógico es que en una misma asignatura, por ejemplo la de Lengua y Literatura Española, en Canarias hubiera en 2017 un 32,1% de sobresalientes y en Baleares apenas un 2,2%. Semejante diferencia solo puede explicarse por criterios diferentes sobre qué debe ser considerado sobresaliente.

Esta es la razón por la que debería revisarse el modelo vigente y consensuar un examen único para toda España en las materias comunes y troncales, sin menoscabo de los elementos específicos que la ley reconoce a las diferentes comunidades autónomas. Debería aprovecharse además el debate para plantear otras mejoras, como un modelo de examen que permita evaluar las competencias de los alumnos y no solo sus conocimientos.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/06/03/opinion/1559585469_801628.html

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Alfredo Pérez Rubalcaba, El ministro que no dejó nunca de vibrar con la educación

Por: El País

Ocupó durante algo más de una década cargos en la enseñanza y ahora su pasión la centraba en mejorar su universidad, la Complutense.

Alfredo Pérez Rubalcaba su paso por la cartera de Educación le dejó una fuerte huella, quizás por ser antes profesor titular de Química. Era su gran pasión y seguía aún el día a día de la política educativa. Este viernes la ministra en funciones del ramo, Isabel Celaá, recordaba esta vertiente del político tras su fallecimiento: «Siempre miró la educación con altura de Estado, considerándola clave para la modernización y el desarrollo económico, social y político de España».  La vicepresidenta en funciones Carmen Calvo ha abundado también en esta idea: «Le gustaba mucho trabajar en educación porque, como buen socialista, creía que en la educación la sociedad se lo jugaba todo».

Apenas fue ministro de Educación un año (junio 1992 – julio 1993), pero la trayectoria de Rubalcaba en el ministerio se remonta a la llegada de los socialistas al poder en 1982. Desde entonces fue encadenando puestos: jefe de gabinete técnico, director general de universidades, secretario de Estado de Educación… «Tuvo una influencia muy grande en la Ley de Reforma Universitaria y en la LOGSE [Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo de España] y la primera reforma de la FP que se hizo», cuenta el actual secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana, quien ya de niño competía con Rubalcaba en los campeonatos escolares provinciales de atletismo. «El era mejor que yo en los 100 metros», confiesa.

Tiana continúa su recuerdo con emoción: «Alfredo era un trabajador infatigable que se leía todos los textos de la LOGSE —no porque no se fiara, eh— y te los devolvía llenos de notas con una letra complicada. Pedía siempre que se fuese muy didáctico en la redacción de la ley, coherente y comprensible. ‘¡Si no lo entiende el ministro, como lo va a entender la gente!’, decía».

«Rubalcaba siempre insistía en que se sentía una persona de educación, aunque haya estado en cometidos muy importantes como el fin de ETA. Con esto vibraba mucho», rememora el secretario de Estado. Entre 2004 y 2006 Rubalcaba, portavoz en el Congreso, llevó toda la negociación parlamentaria de la Ley Orgánica de Educación (LOE) y se veía casi cada día con Tiana. La patronal de la concertada salió a las calles pues creían que la norma les castigaba, y Rubalcaba llegó a un acuerdo con esta que calmó los ánimos. Al día siguiente de la aprobación de la ley, la ministra María Jesús San Segundo fue cesada y su ley sigue parcialmente vigente.

En 2011, cuando Rubalcaba debutó como candidato a presidente del Gobierno, lo hizo con una propuesta educativa, demostrando así otra vez su implicación en una mejora de la enseñanza en España. Lanzó entonces la idea de un MIR de profesores que obligase a los candidatos a pasar un examen y un exigente periodo de prácticas antes de empezar a ejercer. La medida no ha llegado a aplicarse, pero sí es bien vista por los partidos políticos, también los de derechas.

Rubalcaba volvió hace cinco años a la Universidad Complutense de Madrid como profesor de Química Orgánica y en este tiempo no se limitó a la docencia, sino que se puso a las órdenes del hoy rector saliente, Carlos Andradas, para lo que dispusiera. «Jugó un papel importante en programas clave, como la creación del proyecto Alumni —la red de antiguos alumnos—, la recuperación del colegio mayor San Juan Evangelista y otros que desgraciadamente no va a poder culminar», se lamenta Andradas. «Su carácter de servidor público fue una de sus señas de identidad hasta el último momento».

Fuente: https://elpais.com/politica/2019/05/10/actualidad/1557495424_481851.html

 

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Fracaso crónico

Por: El País. 

 

Es inadmisible que España tenga el mayor abandono escolar de la UE

Un año más, España es el país de la UE con mayor tasa de abandono escolar, es decir, en porcentaje de alumnos que han dejado de estudiar tras la ESO y por tanto solo han cursado los estudios obligatorios. La UE estableció como objetivo bajar el abandono escolar en todos los países por debajo del 10%. Lo han conseguido 21 de los 28 Estados miembros, pero España está lejos de lograrlo y, pese a los esfuerzos realizados, sigue teniendo el peor registro: el 17,9% de los jóvenes de 18 a 24 años solo tiene, como mucho, estudios de secundaria. En cinco años se han aprobado tres planes de lucha contra el abandono escolar, pero los resultados son muy decepcionantes. Otros países han mejorado mucho más que nosotros. Particularmente sonrojante es la comparación con Portugal, que partía de una situación mucho peor y desde el año 2000 ha reducido su tasa de abandono del 44% al 11,8%

Esta es una de las grandes carencias del modelo educativo español. Sus causas hay que buscarlas en el funcionamiento del sistema escolar, pero también en las condiciones sociales del alumnado, pues la mayor parte del abandono afecta a escolares de familias con pocos recursos. Es preciso, pues, actuar sobre los condicionantes sociales que lastran los resultados académicos y trabajar aspectos individuales como la motivación, la autoestima o la capacidad de esfuerzo, cuya ausencia hace que muchos escolares fracasen en los estudios.

Para ello es preciso, por un lado, reforzar los equipos docentes con el fin de garantizar una atención personalizada a los alumnos rezagados o que tienen necesidades educativas especiales. Y, por otro, habilitar programas de refuerzo en el entorno comunitario en colaboración con los Ayuntamientos. Se trata de facilitar recursos y apoyos extraescolares para compensar las carencias que los niños que abandonan tienen en su entorno familiar. Los municipios son los que están en mejores condiciones de determinar las zonas de riesgo de fracaso y los colectivos que precisan soporte especial. Entre ellos está sin duda el de los alumnos de origen inmigrante. Una investigación del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona ha demostrado que estos escolares presentan casi el doble de fracaso escolar que los hijos de familias autóctonas.

La relación entre el modelo productivo y el formativo tampoco ayuda. España posee uno de los índices más altos de universitarios de la UE, pero la formación profesional, que en otros países es la principal estructura de cualificación para empleos técnicos intermedios, no ha conseguido los niveles de calidad, prestigio y penetración social que tiene en países de nuestro entorno. La historia del abandono escolar ha seguido las fluctuaciones de una economía demasiado dependiente de la construcción y el turismo, dos sectores que ofrecen empleo poco cualificado y que son muy sensibles a los ciclos económicos. El abandono subió durante la burbuja inmobiliaria porque muchos jóvenes encontraban fácilmente trabajo, y cayó con la crisis de 2008 por falta de alternativa. Pero la mayoría de los empleos poco cualificados que existen desaparecerán a causa de la automatización. Es preciso garantizar que todos los escolares puedan alcanzar la máxima cualificación posible si no se quiere tener una sociedad en la que una parte estructural de la población carezca de salidas profesionales.

Fuente del artículo: https://elpais.com/elpais/2019/05/05/opinion/1557068093_747223.html

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Arma arrojadiza

Por: El País. 

La educación ha irrumpido en la campaña electoral, pero no lo ha hecho de forma que se pueda suscitar un debate sereno y sosegado sobre las reformas que son necesarias para mejorar la calidad de la enseñanza y acabar con la elevada tasa de fracaso y abandono escolar, sino como arma arrojadiza entre fuerzas políticas. El fuerte componente ideológico que se observa en algunas de las propuestas que se han conocido hasta ahora no permite albergar esperanzas sobre la posibilidad de que la educación deje de ser un instrumento de lucha política y partidista.

El PP y Ciudadanos han insistido estos días en propuestas divisivas y con un fuerte sesgo político que no favorecen el clima de consenso necesario para abordar esta cuestión. Entre ellas destaca la libertad de elección de las familias que propone Pablo Casado, una medida de gran calado que altera por completo el modelo educativo y puede ir en detrimento de la fortaleza de la escuela pública. Ambos partidos abogan también por la utilización de la alta inspección para perseguir un supuesto adoctrinamiento difícil de determinar y que puede derivar en un intento de control ideológico de carácter partidista; y un tratamiento del castellano como lengua vehicular que no busca la convivencia sino la confrontación con otras lenguas cooficiales.

Estas y otras polémicas medidas desgranadas en campaña indican que la educación volverá a ser uno de los elementos centrales de la batalla política, lo que nos aleja del escenario que sería deseable para abordar de forma efectiva y constructiva los grandes desafíos del sistema educativo en las próximas décadas. Tras el fiasco de la LOMCE, precisamente por falta de consenso en su elaboración y desarrollo, deberíamos haber quedado vacunados contra este tipo de dinámicas, pero parece que no aprendemos de los errores del pasado. A causa de esos errores hemos perdido oportunidades de mejora y se ha sometido a las familias y a la comunidad educativa a una tensión innecesaria. El sistema educativo acusa ahora la decepción y el cansancio de los docentes por los constantes vaivenes legislativos y, a la vista de las propuestas que se formulan, tiene motivos para temer que seguirán bajo la ley del péndulo ideológico.

Los ciudadanos esperan que los partidos se pronuncien sobre cuestiones como el porcentaje del PIB que debe destinarse a la educación; cómo se va a extender la escolarización de cero a tres años para garantizar la igualdad de oportunidades; si se va a implantar una carrera docente con mecanismos de evaluación y formación continuada, y qué medidas concretas proponen para reforzarse las plantillas y mejorar la calidad de la enseñanza. Y que concreten si están dispuestos a trabajar por un pacto de Estado que libere a la educación de las luchas partidistas.

Fuente del artículo:  https://elpais.com/elpais/2019/04/12/opinion/1555095941_598281.html

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La pésima educación

Redacción: El País

De todos, que a todos nos afecta, y que es casi seguro que no tiene ya remedio:

Los que nos embadurnan los zapatos porque les parecen joyas las cacas de su chucho, y nunca se agachan a recogerlas. Los que nunca dan los buenos días e, incluso, ni siquiera los malos. Los que nunca solicitan los servicios por favor. Los clientes que no saben comportarse. Los que arrojan las servilletas al suelo. Los que juegan a atinar, pero nunca lo consiguen, en la taza del váter. Los que, vamos, orinan tan a gusto fuera del tiesto.

Los que devoran dos aperitivos pero pagan uno. Los que nos cobran por un humilde vino lo que les ha costado la botella. Los que nos facturan por un filete la ternera entera. Los que ordenan servirles lo más caro cuando paga el otro. Los que vocean sus miserias, sobre todo al teléfono, a grito limpio. Los prepotentes que seguro que piensan que un sabio terminará inventando un método para que ellos no casquen. Los que nos llaman en tiempos intempestivos, tras decenios desde que les despedimos en la última fiesta del colegio, para pedirnos un favor. Los que nunca, faltaría más, van a agradecérnoslo.

Los pelotas ante el poderoso y bobos perdidos ante el subordinado. Los que nunca leen. Los que tampoco aplauden. Los que viven a cuenta de quienes contribuimos, y continúan abusando. Los que adoran el tuteo pero no se lo toleran a según qué pobres. Los que se abren camino a codazo limpio. Los que desprecian cualquiera de las normas: no estacionar, no dejar basuras, no escupir, no jugar a lo que sea, no pisotear los derechos de los demás. Los que en la vida devolverán ni el más mínimo billete en unas vueltas despistadas. Los que se llevarán al fondo del abrigo el periódico que ha pagado el bar. Los que pasarán al buzón del vecino los papeles publicitarios que les han dejado. Los que se apropiarán de la carta del banco para los de al lado, porque menudo morbo conocer cómo anda la economía del 5º izquierda interior. Los que.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/03/08/opinion/1552067710_859907.html

 

 

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