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Polo Castellano: Desafíos culturales de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad. México

Borrar la memoria; rehacer la historia; despojar de sus territorios a los pueblos originarios; desarticular la organización de frentes y movimientos artísticos y culturales; precarizar al artista y al trabajador de la cultura; reconfigurar los imaginarios colectivos; simular el respeto a los derechos humanos de trabajadoras y trabajadores del sector cultural; apropiación de las expresiones colectivas; banalización de la producción artística de comunidades indígenas y pueblos originarios; creación de aparatos teóricos de lo políticamente correcto para el arte; discriminación y estigmatización de las y los artistas, la censura y hasta su persecución, son tan solo algunas de las atrocidades que hoy se encuentran dentro del perverso arsenal que usa el capitalismo salvaje y el neoliberalismo contra los pueblos que resisten.

 

Una guerra contra el arte y la cultura de pueblos milenarios que se resisten a desaparecer. Desde la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto el saqueo y exterminio de las culturas es una constante. Sin ir tan lejos, desde el nacimiento de la Panamerican Union, antecedente de la Organización de Estados Americanos, con su departamento de artes, los designios del imperialismo y el poder hegemónico comenzaron la construcción de una extensa red de agentes al servicio del imperio y con la tutela de la CIA a través de tapaderas y frentes culturales que ocupan museos y hasta centros e institutos de investigación desde donde se abrió otro frente del colonialismo contra los pueblos del mundo. El frente cultural. La guerra cultural.

 

Hoy, ya no es tan necesario invertir en estas redes de agentes ya que han logrado minar de tal manera las estructuras de los países que son objetivos políticos, económicos y geográficos, con políticas de gobierno y de desarrollo que convengan y beneficien al capitalismo y sus mandatos. Y una prueba contundente son las actividades y directrices que desarrolla el Departamento de Estado a través de la USAID: la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Que llevan a cabo con la venia y autorización de los gobiernos en los países donde operan, influyendo y creando programas en áreas estratégicas de estas naciones: economía, salud, educación, agricultura, política, derechos humanos y cultura. En el caso mexicano, por ejemplo, son los encargados de la Iniciativa Mérida y hasta asesores de derechos humanos de la Secretaría de Gobernación. Sin mencionar los programas y manuales de educación que circulan para capacitación docente en las universidades públicas entre otras cosas.

 

En materia de arte y cultura, todo este arsenal, además, llega a meter sus larga garras para dictar lo políticamente correcto para el ejercicio de la creación artística que será auspiciada por los estados. Y en los que hemos observado hasta una reconfiguración de conceptos a modo, como por ejemplo la producción comunitaria y colectiva, ahora vacía de sus orígenes y objetivos, minimizando una de las acciones de resistencia más efectivas que tienen los pueblos. Volviéndola así, un instrumento de ejecución vertical donde participa mucha gente pero que desvía las prácticas del diálogo, de horizontalidad, de construcción y de resistencia que genera la colectividad.

 

La apuesta también es imponer una cultura hegemónica, ¡qué terror! además el arte y la cultura están siendo utilizados de ariete para violar la soberanía y autodeterminación de los pueblos, solo recordemos el ejemplo del concierto masivo en el 2019 «Libertad para Venezuela» organizado por Estados Unidos en complicidad con sus títeres golpistas Juan Guaidó y Leopoldo López, concierto de cantantes figurines de la sociedad del espectáculo, pagados y comprados al servicio de los gringos, para que desde territorio colombiano, se violara la soberanía de la República Bolivariana de Venezuela pretendiendo introducir contenedores con supuesta ayuda humanitaria. También, los ataques contra la Bienal de la Habana para desde ahí intentar una más de las acciones contra revolucionarias en el largo historial de frustradas acciones contra el heroico pueblo de Cuba. Inmediatamente las redes culturales internacionales y los distintos capítulos de la Red de Intelectuales y Artistas respondimos desenmascarando a seudoartistas y seudointelectuales en las múltiples redes sociales y reventando también los eventos que la contra, desde supuestos agentes culturales pretendieron implementar en distintos países. En el caso de México las redes de resistencia, hasta denuncias penales por violaciones al artículo 33 de la Constitución mexicana implementamos contra estos siniestros personajes que operaron desde México.

 

Desde Martí hasta las y los muralistas mexicanos, entre cientos de ejemplos de mujeres y hombres trabajadores del arte y la cultura y de todas las disciplinas artísticas en todo el mundo, no solo desde su trabajo intelectual y creador son generadores del pensamiento crítico, también, son parte de los motores de las grandes revoluciones de los pueblos, aunque el imperialismo lo niegue, aunque no le guste y aunque no quiera. Por eso, uno de los grandes desafíos que enfrenta hoy esta Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad es seguir articulando, seguir construyendo redes, no solo de resistencia sino de vanguardias que adelanten a las acciones que nulifican y apuestan al exterminio de los pueblos. Redes que hagan frentes comunes de batalla con los movimientos sociales legítimos libertarios y revolucionarios y no solamente trincheras en defensa de la humanidad. Si algo hermoso tiene la humanidad es su infinita diversidad de expresiones artísticas y culturales construidas y acumuladas durante los miles de años de su existencia y que son el resultado de su alma generosa y colectiva. La humanidad necesita hoy más que nunca volver a tocar su amor, sus emociones y sus formas libres de expresarse, volver a tocar sus fibras más íntimas de fraternidad entre sus semejantes y sobre todo de hermandad entre los pueblos.

 

Ciudad Universitaria, XX Aniversario de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, 25 de octubre de 2023.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Desafíos culturales de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad

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Economía: El lado oscuro del algoritmo

El lado oscuro del algoritmo

Por Alejandro Marcó del Pont

Algoritmo, una palabra para que los errores de los programadores sean aceptables

Vivimos en la época de los algoritmos. Las decisiones que afectan a nuestras vidas no están hechas por humanos, sino por modelos matemáticos. Estos esquemas se diseñaron para permitirnos, entre otras cosas, ahorrar tiempo, pero además se los popularizó como procesos más justos y objetivos. Antes estas técnicas la resolvían seres humanos, trabajadores ineficientes, según el progreso por estar dotados de un cúmulo de problemas: familia, horarios, prejuicios, arbitrariedades, etcétera, escarbando en montaña de papel para obtener un ¡deficiente! resultado.

Gracias a estos imperdonables e inútiles resultados nos vendieron la innovación, programas de computadora capaces de procesar miles de datos de manera rápida e “imparcial”. Nadie sabe bien cuál es el objetivo del progreso, ni cuál la prisa, menos aún la necesidad imperiosa del avance tecnológico. Como decía Hegel, “Tengan cuidado, hombres de acción, porque ustedes son meros instrumentos de los hombres de pensamiento”, y claramente la mayoría no está entre estos últimos. Los beneficios de los algoritmos son para los que piensan, no para los que lo ejecutan.

Para tratar de optimizar algo, reducir la incertidumbre, predecir el futuro, transformar plomo en oro, se ha echado mano a una antigua disciplina filosófica que combina elementos, la tan mentada alquimia, que en la actualidad, y dada la modernidad, su nombre mutó al de “modelos matemáticos”. Estos pueden ser opacos, oscuros e irrefutables, sobre todo esto último, yo diría incuestionables, incluso cuando están equivocados, pero esa es una de sus mayores virtudes. Lo más llamativo es, aunque la gente no lo sepa, que apuntalan a los afortunados y castigan a los oprimidos: bienvenido al lado oscuro del big data.

La matemática Caty O’Neil nos presenta los modelos que dan forma a nuestro futuro, no solo como individuos sino como sociedad. Estas “armas de destrucción matemática”, como titula su libro, califican a maestros y estudiantes, ordenan currículos, niegan préstamos, evalúan a los trabajadores, dirigen a los votantes, monitorean nuestra salud, las redes sociales y las inversiones, entre otras cosas. Gracias a los extraordinarios poderes de las matemáticas combinados con la tecnología pueden de manera científica multiplicar el caos y la desgracia y promoverse con casi nula controversia como: provechosa.

Uno podría pensar que esta mujer es algún tipo de apóstata de la modernidad, pero no es así. Fue profesora de universidad de Barnard College, que compartía con la Universidad de Columbia el departamento de Matemáticas. Decidió cambiar radicalmente su carrera profesional y comenzó a trabajar como analista cuantitativa para D. E. Shaw, un destacado fondo de cobertura. Con el tiempo, y con la crisis del 2008, entendió que se afianzaba un mal uso de las matemáticas, los algoritmos se ponían más de moda y se extendían a un creciente número de áreas. Comprendió que funcionaban veinticuatro horas al día procesando inmensas cantidades de información, en gran parte datos extraídos de las redes sociales o de páginas web, como dejamos expuesto en el artículo Big Tech, el dominio de la economía del siglo XXX.

En lugar de prestar atención a los movimientos de los mercados financieros mundiales, se dedicaban cada vez más a analizar a los seres humanos. Los matemáticos y los especialistas en estadísticas estudiaban nuestros deseos, nuestros movimientos y nuestro poder adquisitivo. Predecían nuestra solvencia y calculaban nuestro potencial como estudiantes, trabajadores, amantes o delincuentes. Esta era la economía del big data, y prometía ganancias espectaculares.

En 1997, el Banco Central sueco concedió el premio a las ciencias económicas en honor a Nobel, a Myron Scholes y Robert C. Merton por “un nuevo método para determinar el valor de los derivados”. Por cierto, un derivado es un producto financiero cuyo precio parte del precio de otro activo, futuros del petróleo, por ejemplo, y dependen del valor del activo principal, el barril de petróleo.

Estos señores habían fundado tres años antes –junto con John Meriwether, antiguo vicepresidente de Salomon Brothers– un fondo de inversión de carácter especulativo, Long Term Capital Management o LTCM. ¿Se acuerdan de él? Obtuvo elevados rendimientos en los primeros años, por lo que todo el mundo los consideraba unos genios. Pero en 1998, sus modelos de riesgo se fueron al garete: el fondo perdió 4.600 millones de dólares en menos de cuatro meses, provocando la intervención de la Reserva Federal de los Estados Unidos, el rescate por otras entidades financieras y el cierre a comienzos de 2000.

En el 2019, un estudio publicado en la revista Science reveló que era mucho menos probable que un algoritmo de predicción de atención médica, utilizado por hospitales y compañías de seguros en los EE. UU. para identificar a los pacientes que necesitaban programas de “gestión de la atención de alto riesgo», fueran afroamericanos. En cambio, el algoritmo recomendaría pacientes blancos para estos programas y no a pacientes negros. El estudio encontró que el algoritmo usaba el gasto en atención médica como un indicador para determinar la necesidad de atención médica o el puntaje de un individuo, lo que anulaba, para obviar largas razones, a hombres y mujeres de color.

Como se ve, trabajos, inversiones y salud, al menos con los ejemplos expuestos arriba, están condenados por los algoritmos. Pero la idea es que entendamos cómo se fabrica el modelo y así comprender lo que sucede. El ejemplo que da en su libro Caty O’Neil es muy ilustrativo y simpático. Sería como diseñar la estructura de cómo detener a Messi, pero en beisbol, un deporte que deja marcas más fáciles de explicar y no el regateo que puede tener el mediocampista, y cuya tendencia es indeterminada.

Antes de comenzar quisiera destacar una aclaración que da la misma autora, y es que el cerebro humano realiza las mismas tareas que un algoritmo. Ella da una explicación acerca de la preparación de la cena para sus tres hijos, lo que expone un modelo informal de algoritmo cerebral que como madre emplea a diario. Cada noche, cuando se pone a cocinar de manera intuitiva, piensa recabando información cuánto apetito tendrá cada uno de los miembros de mi familia. Sabe además que uno de sus hijos comerá solo la pasta, que el otro comerá pollo y el último es fanático de las hamburguesas. Los datos de entrada del modelo son la información que tiene sobre su familia, los ingredientes que tiene en la cocina, el tiempo, las ganas, etc. La evaluación del éxito será cuánto cenen o cuánto dejen. El problema radica en su ausencia, si ella sale y sus hijos se quedan con la abuela, ¿se puede transmitir el algoritmo, toda la información obtenida en él para que la abuela haga la cena?, la verdad, no.

Para afianzar este punto enfoquémonos en cómo hacer para parar a un jugador específico en el beisbol. Un equipo cambio de posición a sus jugadores porque descubrió que la tendencia de bateo de quien les había hecho daño en el primer partido era la misma, siempre al mismo lugar, siempre a la derecha, supongamos, así que puso a su mejor jugador a la derecha para que atrapara los batazos del contrario. En la actualidad todos los equipos lo hacen, de hecho, el algoritmo se va nutriendo con las estadísticas de cada bateo, de cada juego. Y todas las preguntas que se nos ocurren son las que nutren el modelo. La respuesta del modelo es ejecutar diferentes escenarios en cada coyuntura para dar con las combinaciones de respuestas óptimas en cada instancia del partido. El problema está en las preguntas que lo alimentan.

Si las respuestas son los gastos en salud y estos gastos dan puntajes para ingresar a ciertos programas, los afroamericanos que no gastan en salud, por no tener recursos, harán que el algoritmo los deje fuera, porque se nutre de gastos para decidir y brindar puntaje, es decir, el diseño de las variables que nutre las estadísticas está pensado para dejarlos fuera. Eso sí, de manera matemáticamente justificada, imparcial y científica. Y aquí está el centro de la mentira y ella da un ejemplo en el que señala sus características destructivas poco a poco.

El nuevo alcalde de Washington decidió corregir la situación de las escuelas deficientes de la ciudad, las que tenían malos alumnos, de los cuales muy pocos llegaban a graduarse del primario. La teoría generalmente aceptada por el neoliberalismo era que los alumnos no aprendían lo suficiente porque sus profesores no trabajaban bien. De modo que, en 2009 se planteó un plan para extirpar del sistema a los docentes de bajo rendimiento. ¿Cómo?, pues evaluando a los profesores con una prueba llamada IMPACT, deshacerse de los peores y colocar a los mejores donde se pueda producir el mayor efecto positivo posible.

Una de las evluadas era Sarah Wysocki, maestra de quinto grado, que llevaba trabajando solo dos años en el colegio MacFarland, pero el director del colegio y los padres de sus alumnos tenían ya una excelente opinión de ella. Elogiaban lo atenta que era con los niños; “una de las mejores maestras con las que he tratado nunca”. La maestra Wysocki sacó una penosa puntuación en su evaluación de IMPACT, esa puntuación, generada por un algoritmo, la dejaba debajo del umbral mínimo, por lo que ella y 205 maestros más fueron despedidos. Obviamente, Sarah Wysocki pensó que los números eran terriblemente injustos y quiso saber de dónde venían.

¿Cómo estaba diseñado el algoritmo?, ¿qué lo nutria? Bien, el primer problema fue que la ciudad contrató una consultora que tenía un sistema llamado Mathematica y dicha consultora no podía revelar su formato, porque la habían contratado porque tenía el conocimiento para hacer la evaluación. El modelo en sí es una caja negra, su contenido, un secreto corporativo fieramente guardado. De este modo, las consultoras con sistemas como Mathematica pueden cobrar más, aunque este secretismo sirve también a otros propósitos. Intentar puntuar la eficacia de un docente analizando los resultados de una prueba de solo veinticinco o treinta alumnos no tiene solidez estadística y es, incluso, ridículo. Pero ¿cómo puede confirmar el sistema que su análisis fue correcto? No puede. Una de las variables que alimentaba al algoritmo era los resultados de años anteriores. En ellos los docentes ayudaron a sus alumnos a realizar pruebas para que el establecimiento quedara bien parado; con esta profesora, eso no pasó.

Lo que nutre el algoritmo es lo que se llama “bucle de retroalimentación” Las empresas, por ejemplo, utilizan cada vez más las calificaciones de solvencia crediticia para evaluar a los posibles candidatos para un trabajo. Se basan en la creencia de que las personas que pagan pronto sus facturas tienen más probabilidades de llegar puntualmente a su puesto de trabajo y de cumplir las normas. Pero buenos trabajadores tuvieron la desgracia de quedarse desempleados porque su empresa cerró, por lo que tardan en pagar facturas, lo que hace que tengan una mala calificación crediticia. No obstante, esta idea de que dicha mala calificación está relacionada con un mal rendimiento en el trabajo hace que las personas que tienen una calificación más baja tengan menos probabilidades de encontrar trabajo. El desempleo los empuja a la pobreza, lo que a su vez empeora aún más sus calificaciones de solvencia, con lo que les resulta aún más difícil encontrar trabajo.

Un algoritmo procesa un montón de estadísticas y produce como resultado una cierta probabilidad de que una persona concreta pueda ser un mal empleado, un prestatario de riesgo, un terrorista o un pésimo maestro. Esa probabilidad se condensa en una puntuación, que puede llegar a destrozar la vida de alguien. Y, sin embargo, cuando esa persona decide defenderse, las “sugerentes” pruebas en contra del veredicto son insuficientes para aclarar las cosas.

Después de la terrible sorpresa de su despido, Sarah Wysocki solo estuvo unos cuantos días desempleada. Había mucha gente dispuesta a responder por su trabajo como maestra, entre ellas su director, y en seguida la contrataron en un colegio privado de un próspero distrito al norte de Virginia. La consecuencia final fue que, gracias a un modelo altamente cuestionable, un colegio pobre perdió a una buena maestra, y un colegio rico, que no despedía a los docentes por las puntuaciones que obtuvieran sus alumnos, ganó una.

Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2023/10/29/el-lado-oscuro-del-algoritmo/

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Coalición por el Acceso al Conocimiento contra el cobro por préstamos en bibliotecas públicas

Coalición por el Acceso al Conocimiento contra el cobro por préstamos en bibliotecas públicas

Por Red en Defensa de los Derechos Digitales

 

La Coalición por el Acceso al Conocimiento (A2K) ha hecho público su rechazo a que se discutan los cobros por “derechos de préstamo” en la 44ª sesión del Comité Permanente de Derecho de Autor y Derechos Conexos (SCCR) de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), a realizarse del 6 al 8 de noviembre en Ginebra.

La Coalición A2K ─de la cual R3D: Red en Defensa de los Derechos Digitales forma parte─ está compuesta por organizaciones que representan a educadores, investigadores, estudiantes, bibliotecas, archivos, museos, además de otros usuarios del conocimiento y comunidades creativas de todo el mundo. Los miembros comparten la visión de un sistema de derechos de autor justo y equilibrado que se sustenta en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El grupo presentó un análisis de los principales puntos del día que se abordarán en la sesión, entre los que destaca una propuesta de estudio propuesta promovida por tres países acerca del pago por el derecho al préstamo público, que no es más que una exigencia de que las bibliotecas públicas paguen una “compensación” por el préstamo no comercial de libros y otras obras de sus colecciones.

El análisis insta a los miembros del Comité de la OMPI a “no dedicar valioso tiempo” en esta discusión, ya que considera que este tipo de prácticas solo existen en un pequeño número de países ─concentrados en Europa, Australia, Canadá, Israel y Nueva Zelanda─ y muchos funcionan como parte de la política cultural estatal, no de los derechos de autor.

La Coalición también considera que el cobro por préstamo público implicaría el pago de tasas a autores extranjeros y nacionales, lo que podría significar que los países en desarrollo terminen pagando importantes montos a las editoriales del Norte Global.

Así mismo, la Alianza de la Sociedad Civil Latinoamericana para el Acceso Justo al Conocimiento ─donde R3D también es partícipe─ publicó recientemente una posición similar, la cual defiende la naturaleza del préstamo público como mecanismo imprescindible para garantizar el derecho fundamental de acceso y participación en la cultura.

Entre los otros puntos abordados por el análisis de la agenda de SCCR, la Coalición A2K apoya la implementación de la propuesta del Grupo Africano para mayores excepciones y limitaciones al derecho de autor frente al derecho a la educación y el derecho de acceso a la cultura.

Así mismo, la coalición también mostró su oposición a la propuesta del Tratado de Radiodifusión, sugiriendo que se elimine de la agenda. Este tratado pretende establecer nuevos “derechos exclusivos” para los radiodifusores, de modo que abarquen las transmisiones por Internet y, por ende, generen nuevas regalías.

“No existe ningún racional para un tratado antipiratería para contenidos que ya se encuentran protegidos por otros tres tratados digitales de la OMPI, así como el cifrado de señales”, señala el análisis.

Fuente: https://r3d.mx/2023/10/05/la-coalicion-por-el-acceso-al-conocimiento-se-posiciona-en-contra-del-cobro-por-prestamo-publico-a-bibliotecas/

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Incierto clima de negocios en la Franja de Gaza

Incierto clima de negocios en la Franja de Gaza

Alejandro Marcó del Pont

 

¿Cómo nos piden que nos retiremos de los Territorios Ocupados? Si allí no vive nadie (Golda Meir 1969)

Suena algo extraño que se hable en medio de una guerra del clima de negocios en la franja de Gaza, pero apelando a las estrategias neoliberales utilizaremos sus eufemismos y demás artilugios idiomáticos que han servido de herramienta apropiada a los adeptos de la postmodernidad capitalista (léase neoliberalismo) para engañar, falsificar y distorsionar la realidad, porque no nos serviría a nosotros. A nadie se le podría ocurrir hablar de inversión extranjera directa, estabilidad macroeconómica, clima de negocios o protección de derechos de propiedad, eso que llaman seguridad jurídica, menos en Palestina. Pues se equivocan. El Departamento de Estado de los Estados Unidos, a través de su oficina de Asuntos Económicos Empresarios, realizó un estudio sobre “Declaraciones sobre el clima de inversión para 2023: Cisjordania y Gaza”donde evalúa, antes de los misiles, of course, las posibilidades de invertir en Palestina

 

Comencemos con los detalles del lugar donde se tendría que invertir. Un pueblo, como ha explicado el escritor palestino-estadounidense Ra’fat Al-Dajani, donde la deshumanización para el mundo se basa en dos principios ampliamente difundidos entre los medios occidentales: «Los palestinos son violentos por quienes son, por algo intrínseco a su propia naturaleza y la cultura”. Como corolario sostiene: “dado que los palestinos carecen de estándares básicos de moralidad… la única manera de interactuar con ellos es mediante el uso de la fuerza, ya sea fuerza patrocinada por el Estado, por parte de las fuerzas de seguridad israelíes, o por actores no estatales, como los colonos israelíes. La fuerza es el único idioma que entienden”. Esta construcción perversa hace que los civiles palestinos no sean considerados víctimas inocentes de la guerra, sino que siguen siendo, en gran medida, responsables de sus propias muertes y destinos desesperados, por lo que invertir, generar empleo, y hasta explotar a estas personas es tentador, pero es todo un tema.

Innumerables vidas perdidas, constante robo de terrenos y tierras, medios de vida y tradiciones antiguas destruidos en un ciclo agotador de reconstrucción de utopías, sueños e infraestructura, para luego ver cómo toda las promesas y posibilidades de prosperar se convierten, en un instante, en polvo y escombros por un misil. Imaginar el desarrollo económico de un pueblo encarcelado, encerrado como ganado detrás de muros y cercas de alambre de púas, donde el agua, la electricidad, los alimentos y el combustible se encienden y apagan según el capricho de una potencia colonial, es realmente difícil.

La actividad económica que miraremos tendrá lugar en una carcel que tiene un muro de hormigón que bordea totalmente la Franja de Gaza con una longitud de 65 kilómetros. Se hunde hasta 20 metros en el suelo para obstruir los túneles que construyen las milicias de Hamás. Enfrente hay 41 kilómetros de mar, en un territorio sin barcos, y dos fronteras, una al norte, Israel, y Egipto al sur. El distrito del norte de Gaza comparte una frontera de 10 kilómetros con Israel. Cualquiera que se acerque a 1 kilómetro de esta barrera corre el peligro de recibir un disparo del ejército israelí, que patrulla las fronteras norte y este de Gaza.

En la frontera sur, que podría ser la puerta de escape o de circulación de ese cautiverio, lo que se llama el cruce Rafah (Egipto), estuvo abierto solo 125 días en 2021. Todo el tráfico marítimo hacia y desde Gaza está prohibido. Si bien en virtud del derecho internacional y de los Acuerdos de Oslo de 1993, Gaza tenía una zona de pesca de 20 millas náuticas de ancho desde su costa, ahora tiene una zona reducida a 3 millas por Israel a partir de enero de 2009, y el acceso está prohibido a los pescadores palestinos en sus franjas septentrional y meridional. En este contexto, las pescas han disminuido de más del 60%. No obstante, este sector económico es vital para Palestina. En síntesis, nada entra, nada sale.

En esta caja de experimentos económicos no existe moneda nacional, lo que deja a la Autoridad Palestina sin la posibilidad de recurrir a políticas monetarias y cambiarias para compensar los desequilibrios macroeconómicos. Los esfuerzos en general son plasmados como austeridad, siguiendo la lógica de los acuerdos basados en tres monedas convertibles: el shekel israelí, el dinar jordano y el dólar de los Estados Unidos. O sea, no existe emisión, no hay devaluación competitiva, no existen incentivos, el crédito es escaso debido a la reticencia del sistema bancario a conceder préstamos a largo plazo debido a los riesgos derivados de la dificultad de igualar la denominación monetaria de sus activos y pasivos.

Como el régimen israelí fiscaliza las fronteras, controla el tránsito de mercancías y también los ingresos fiscales palestinos basados ​​en las importaciones que cobran los israelíes y posteriormente transfieren a la Autoridad Palestina, a la que se le encomendó la tarea del gasto público. El presupuesto de la Autoridad Palestina depende desproporcionadamente de los impuestos a las importaciones recaudados por Israel en su nombre. Sólo en un contexto político tan retorcido puede surgir un acuerdo peculiar mediante el cual el régimen israelí recauda impuestos de importación de los territorios que ocupa y posteriormente transfiere estos ingresos al organismo palestino local encargado de administrar esos territorios, consiguiendo, además de sojuzgar a Palestina, al manejar a placer la temporalidad de la distribución de los ingresos, deformar la estructura fiscal por la ausencia de soberanía.

Como ilustramos, los ingresos por liquidación de impuestos sobre las importaciones que primero deben ingresar a través de una frontera controlada por Israel generaron el 65% del presupuesto total de la Autoridad Palestina. Por el contrario, las fuentes restantes de ingresos de la Autoridad Palestina bajo su control directo de recaudación (como los impuestos sobre la renta internos, los impuestos sobre la propiedad y los ingresos no tributarios) constituyeron el 25.2% de sus ingresos en 2022. Es muy inusual que un estado obtenga la mayoría de sus ingresos de impuestos relacionados con las importaciones en lugar de impuestos internos.

La generación y recaudación de impuestos internos es una función de la productividad económica y la soberanía, dos cosas de las que carece la franja de Gaza, y el prolongado confinamiento y control de los palestinos bajo ocupación militar por parte del régimen israelí ha devastado la capacidad de la Autoridad Palestina para imponer la recaudación de impuestos. A su vez, sin independencia fiscal o monetaria, la Autoridad Palestina ha sido incapaz de dirigir políticas hacia las necesidades de desarrollo local, debilitando aún más su legitimidad entre el pueblo palestino.

Las principales exportaciones de Palestina son a Israel, que concentra el 80.5% de ellas, y casi 9% a Jordania, los demás países hacia donde van sus exportaciones, de unos 1.47 millones, son marginales. Pero importa por casi 7 mil millones de dólares, de los cuales el 60% proviene de Israel, lo que genera un déficit comercial relevante. El transporte de personas es casi imposible, pero el de mercaderías no se queda atrás. Desde el 2006, cuando inició el bloqueo de varios cruces, quedando sólo disponible el cruce Kerem Shalom, la selectividad, velocidad y cantidad de transporte ingresante o saliente va a gusto del ocupante. En el 2005 ingresaban a Gaza 10.400 camiones por mes, del 2007 a 2010 sólo 2.400 por mes, una reducción del 23%; en el primer semestre del 2022 ingresaron 6.087, es decir, sólo en 50% de las necesidades. Lo mismo pasa con los camiones de exportaciones, en 2005 salían 833 por mes, en 2022, 139 mensuales.

Durante casi 17 años Israel ha impuesto un bloqueo asfixiante a la Franja de Gaza, que afecta a todos sus sectores vitales (sociales, económicos y humanitarios). A pesar de que la situación humanitaria de Gaza ha alcanzado un deterioro sin precedentes y de la sucesión de siete gobiernos israelíes desde el comienzo del bloqueo, Israel ha mantenido su política de castigo colectivo contra más de 2,3 millones de habitantes de esa zona de una manera que expone claramente la intención de infligir grandes cantidades de impacto material y daños morales.

El bloqueo provocó la multiplicación de los indicadores de crisis humanitaria en Gaza. Por ejemplo, la tasa de desempleo ha aumentado del 25,6%, antes de la imposición del bloqueo en 2005, al 45,2% del desempleo juvenil a finales de 2021, una de las tasas más altas del mundo. Asimismo, la pobreza se disparó drásticamente debido a las restricciones israelíes del 40% en 2005 al 69% en 2021. Los largos procedimientos de cierre, la prohibición de exportaciones e importaciones y la destrucción de fábricas e instalaciones económicas durante los ataques militares dejaron grandes pérdidas en todos los sectores económicos y productivos. Sólo el ataque militar más reciente, ocurrido en mayo de 2021, destruyó cientos de instalaciones económicas, con una pérdida total de alrededor de 400 millones de dólares, y no estamos hablando de los ataques actuales.

A pesar de estas vicisitudes, el PBI cayó solamente a menos de la mitad. Venía de crecer un 7% al salir de la pandemia, cayó al 3.9% en el 2022 y se proyectaba un crecimiento del 2.5%, que será realmente incierto, para fines del 2023. El sector agrícola es uno de los sectores económicos más importantes de Gaza. Unas 40.000 personas trabajan en este campo y se estima que indirectamente emplea a unas 200.000 personas. El control de las autoridades israelíes se extiende, como ya dijimos, a las tierras agrícolas imponiendo una zona de amortiguación de 1.000 a 1.500 metros de ancho a lo largo de la valla de separación. Esta zona constituía aproximadamente el 17% de Gaza y el 35% de sus tierras agrícolas, con lo cual los agricultores se exponen a graves peligros al acercarse a esa zona y, por tanto, no pueden realizar sus actividades con normalidad.

Los pescadores de Gaza sufren la imposibilidad de ejercer libremente su trabajo en la zona en la que tienen permitido navegar y trabajar como consecuencia de los repetidos ataques israelíes, limitando la zona de pesca, además de prohibir la pesca y el ingreso de suministro de equipos. Debido a restricciones, ataques periódicos y prohibiciones a la entrada de abastecimientos necesarios para que los pescadores continúen su trabajo, el número de personas que trabajan en la pesca disminuyó de aproximadamente 10.000 en el año 2000 a aproximadamente 4.000 en 2022, lo mismo sucede con alrededor de unos 500 trabajadores de profesiones relacionadas con el ramo, como pescaderos, mecánicos, electricistas, constructores de barcos y comerciantes de equipos de pesca que se quedaron sin trabajo.  Estas personas mantienen a unas 50.000 más, lo que significa que amenazar el sustento de estos pescadores lo hace también con las vidas de decenas de miles de ciudadanos en Gaza.

Una de las últimas escalas del experimento económico nos lleva a la crisis energética, que se remonta al 28 de junio de 2006, cuando el ejército israelí bombardeó la única central eléctrica de la Franja de Gaza durante una de sus operaciones militares. Esto provocó la destrucción de seis transformadores principales de la estación. Desde entonces, Gaza ha sufrido un gran déficit energético, y por lo tanto de agua.

La prohibición israelí de la entrada de combustible a Gaza significa que la producción de electricidad está gravemente limitada. En 2023, Gaza tenía sólo 13 horas de electricidad al día. Esto, a su vez, ha causado graves problemas con el suministro de agua y el saneamiento, los constantes apagones han impedido que las plantas de tratamiento de agua funcionen correctamente. Los acuíferos de Gaza, su principal fuente de agua, también están casi agotados y contaminados por aguas marinas y residuales. Una parte importante de todas las enfermedades reportadas en la zona es causada por el acceso deficiente al agua potable. El bloqueo también ha afectado a las instalaciones médicas de la franja. Los hospitales carecen de suministros, equipos e infraestructura básicos y no pueden atender casos graves ni brindar atención adecuada a los enfermos crónicos.

Hundir la Franja en una completa oscuridad y hacer imposible seguir proporcionando todos los servicios básicos de vida, no hablemos de la producción, todos los cuales dependen de la electricidad, que es posible operar parcialmente con generadores, y la imposibilidad de suministrar combustible, generará una crisis humanitaria para todos los residentes de la Franja de Gaza. Es decir, las represalias de Israel serán uno de los mayores crímenes colectivos contra civiles indefensos en la historia moderna.

Para la OIT, en su informe “La situación de los trabajadores en los territorios árabes ocupados 2023”, la salida del Covid marcó el reinicio de los mercados laborales en todo el mundo, menos en Palestina, donde otras restricciones y limitaciones juegan más allá de la pandemia. La ocupación de 55 años restringe la circulación de personas, los derechos laborales dada la limitada creación de empleo. Esta idea ya derivó hacia el derecho internacional humanitario, por lo que la ONU solicitó a la Corte Internacional de Justicia que determinara las consecuencias jurídicas de la continua violación de los derechos del pueblo palestino y sus consecuencias. La corte laudó a favor de Palestina y propuso que se terminara tal atropello. La contestación israelí fue apropiarse de 40 millones de dólares que cobra por impuesto a las importaciones y desviarlo a familias israelíes asesinadas por ataques palestinos. Imagínense la inversa.

Lo anterior fue sólo una muestra que un sitio bloqueado por tierra, mar y aire, con mínimo apoyo internacional, es un lugar complejo para generar trabajo y un blanco perfecto para explotarlo. Un día de trabajo en Gaza, sin contar la cantidad de horas, es de 13 dólares y en Israel de 80 dólares, por lo que aspirar a trabajar en Israel es el deseo de cualquier palestino, aun y cuando se le pague la mitad. En el 2022 se expidieron 27.000 permisos laborales para que los habitantes de Gaza pudieran trabajar en Israel, la cifra más alta desde el bloqueo, determinación que ayudó a la economía de Gaza y que será elimina en la actualidad.

Uno de cada dos habitantes económicamente activos en Gaza está desempleado, para jóvenes y mujeres la situación es desesperante. El incremento de la inflación se ha deglutido el 10% de los ingresos de los trabajadores de esta región, ya que los alimentos representan el 38% de los gastos del 10% más pobre. La falta de moneda y de una política fiscal laxa, que ayude a las pequeñas empresas a generar trabajo o producir los alimentos y bienes necesarios por las limitaciones de ingresos al país, vuelve a la franja de Gaza un recipiente de pobreza e inmovilidad.

Los liberales suelen denominar a los países que carecen de libertad económica autárquicos. En el caso de Palestina, el carcelero es quien impide la movilidad de bienes, inversiones y personas. Bloqueado por tierra, mar y aire, sin moneda ni capacidad tributaria, sin permiso a probar suerte en otro lugar del mundo, sin trabajo, luz, agua, sanidad, ayuda social, sin poder sembrar, exportar ni producir, los malos hombres de este mundo se encuentran en Gaza. Eliminar, arrasar, destruir, borrar, hambrear, dejar sin medicamentos o alimentos a los combatientes de Hamas, solo esa idea en el siglo XXI es algo inverosímil de aceptar, de digerir. Que medios mundiales hablen sueltos de cuerpo, sin la más mínima reacción social de las futuras humillaciones, de crímenes a Hamas para toda la sociedad civil palestina, es la aceptación del trayecto de los indignos escalones que llevan a la humanidad a la cima de la vergüenza.

Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2023/10/15/incierto-clima-de-negocios-en-la-franja-de-gaza/

Fuente de la Información: https://rebelion.org/incierto-clima-de-negocios-en-la-franja-de-gaza/

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Las Escuelas Normales Rurales, patrimonio del pueblo de México

Las Escuelas Normales Rurales, patrimonio del pueblo de México

Luis Hernández Navarro es sobre todas las cosas un rescatador de historias de lucha del México profundo. Una pluma comprometida con el poder de encontrar aquellas anécdotas que logran captar esencias.

En La pintura en la pared (Fondo de Cultura Económica, 2023) por medio de historias heroicas de algunos normalistas rurales, nos acerca a la comprensión de las Normales y los normalistas rurales como sujetos históricos.

La pintura en la pared es un libro que viene a dar la batalla cultural en defensa de los normalistas y las Normales Rurales. A través del rescate de historias brillantes del normalísimo rural combate a las campañas negras en su contra. Mostrando la actualidad y urgencia de estas escuelas como formadoras de los profesores de las comunidades campesinas de nuestro país. Profesores y profesoras de una madera especial, forjados en la vida de Normales Rurales, en sus aulas, sus comedores y sus internados. Conocedores de las comunidades campesinas e indígenas a las que pertenecen. Formados en el saber necesario para dar clases, pero también en hábitos de vida, en las tareas del campo, en capacidades de organización y en las artes.

Pero el aporte de las Normales Rurales no solamente se centran en lo educativo, sino que han sido desde su nacimiento semilleros de líderes y luchadores sociales. Participes en los movimientos sociales más importantes de nuestro país. De esta faceta da cuenta Luis Hernández Navarro, recorriendo biografías de profesores rurales que han hecho de la lucha social, una forma de vida. Algunos de ellos perdiendo la vida en la lucha.

Son ya más de 100 años de existencia de las Normales Rurales y son también cien años de resistencia. Ya que las características de los normalistas rurales los hace que sean perseguidos y reprimidos. La violencia en su contra es una constante a lo largo de su historia, desde la primera normal rural, pasando por 1968 a Ayotzinapa y hasta nuestros días.

Luis Hernández Navarro presenta una constelación de puntos brillantes que permite acercarse a las Normales y normalistas rurales. Historias, anécdotas y biografías que permiten observar cómo en esas escuelas, hombres y mujeres se cargan de futuro y abren horizontes para un mejor país, igualitario, justo y democrático. Resistiendo y persistiendo en su papel como sujetos históricos. La pintura en la pared logra el cometido de adentrarnos en la comprensión y en la valoración de esta experiencia heroica que es ya patrimonio del pueblo mexicano.  ¡Gracias compañero!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/las-normales-rural-patrimonio-del-pueblo-de-mexico/

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El papel de la filosofía en la revolución democrática de la educación

Por Christian Laval

Traducción de Richard Saint Jean. Revisión de Sara Oportus

De la escuela neoliberal a la educación democrática

Introducción

Partiré con una reflexión bastante fundamental de Kant sobre la educación:

“He aquí un principio del arte de la educación que los hombres, especialmente los que planean la educación, deben tener ante sus ojos: no debemos solamente educar a los niños según el estado presente de la especie humana, sino según su estado futuro, posible y mejor” (Kinder sollen nicht dem gegenwärtigen, sondern dem zukünftig möglich bessern Zustand des menschlichen Geschlechts), es decir, conforme a la Idea de humanidad y a su destino total. Este principio es de gran importancia. De ordinario, los padres educan a sus hijos sólo en vista de adaptarlos al mundo actual, aunque sea corrupto. Más bien, ellos deberían darles una mejor educación, para que un mejor estado pueda salir en el futuro»1.

Vivimos tiempos particularmente oscuros para la democracia. No solamente en países totalitarios o sometidos a regímenes o gobiernos autoritarios. Incluso en las antiguas democracias liberales y representativas las libertades públicas se ponen en cuestión. La causa más profunda de esta crisis bastante general de la democracia contiene a todas las formas de miseria social, al despojo político, al crecimiento de las desigualdades en la fase neoliberal de la organización política y económica.

Para los educadores, los tiempos son, entonces, particularmente difíciles. No solamente por su situación económica, sino también a causa de las presiones políticas que ellos sufren, las denuncias injustificadas, a veces de la violencia o de la represión del Estado.

Estos tiempos oscuros exigen una fuerte reacción de todos los que creen en la democracia, la verdadera democracia, aquella que John Dewey nos ha enseñado a comprender cómo la democracia radical. A él le importó rehacer por todos los medios el vínculo entre educación y democracia y entre filosofía, educación y democracia.

Podemos pensar quizás que reflexionar en una educación democrática en estos tiempos tan oscuros para la democracia es una curiosa paradoja, o una tentativa a contratiempo.

La crítica de lo que existe o la crítica de las reformas de inspiración neoliberal son necesarias pero insuficientes, porque ellas son reactivas, defensivas. Sin embargo, es conveniente mantener el rumbo del futuro, mantenerse en una lógica de transformación y de revolución. Nada es más importante que hacer las proposiciones ofensivas a fin de no soportar la agenda de los enemigos de la democracia. Y porque se trata de preparar el futuro de las nuevas generaciones, como lo pensaba Kant.

Propuestas ofensivas, ¿en qué dirección? Para repensar y refundar la educación sobre las bases realmente democráticas. Y para eso debemos rehacer colectivamente, pero de una forma nueva, lo que hizo John Dewey hace un poco más de un siglo cuando escribió este monumento del pensamiento, que continúa siendo su obra maestra, Democracia y Educación de 1916.

Revolución escolar

La revolución escolar que debemos pensar ahora es un componente de una revolución democrática más general. Necesitamos una revolución democrática y no solamente una defensa de las instituciones existentes. Y esta revolución, sabemos hoy en día que ella debe ser democrática, social y ecológica. La magnitud de las desigualdades comparables a aquella de finales del siglo XIX, la irracionalidad total del gobierno, de las sociedades por el lucro y la competencia, el colapso del clima y de la biodiversidad, todos estos fenómenos están ligados. Ante las amenazas que pesan sobre los ecosistemas de los que los seres humanos forman parte, no son solamente los modos de consumo o de trabajo que deben cambiar, sino los valores colectivos, la forma de las relaciones sociales, las instituciones políticas.

Es, por tanto, en la perspectiva de esta ruptura que debemos considerar el contenido de la indispensable revolución escolar. Yo diría incluso que es en el posneoliberalismo, en el poscapitalismo que debemos imaginar la educación democrática.

Es tiempo de preguntarnos cómo la escuela y la universidad van a formar individuos que serán mañana capaces de asegurar el control de su destino y la responsabilidad del mundo, una educación para abrir un futuro deseable y devolver una tierra habitable.

Podemos enunciar el sentido general de la transformación deseable: avanzar hacia una sociedad que, en todos los ámbitos, ampliará las capacidades políticas de sus miembros, asegurará su igualdad social y garantizará el respeto de los entornos de vida. Imaginar lo que debería ser la institución de la educación en una democracia social y ecológica del siglo XXI, tal es la tarea colectiva a la que aquí se trata de contribuir.

Criticar los objetivos de la educación neoliberal

El primer gran problema para nosotros hoy es la finalidad social y política de la educación. Hoy la finalidad es la economía. Esta es la razón última de la educación neoliberal. Y todos los cálculos en términos de inversión y de beneficio están ahí para sostener este significado central de la educación hoy en día: la finalidad neoliberal de la educación es la adaptación de los sistemas educativos a los imperativos económicos, y más precisamente, a la lógica de la economía de mercado.

El neoliberalismo escolar es el primado de la economía, según un discurso falsamente democrático, en realidad a la vez utilitario y malthusiano. Los saberes serían demasiado abstractos y muy alejados de la “vida real” (es decir, de la vida profesional), sería apropiado centrar los aprendizajes sobre la adquisición de las competencias útiles para la sociedad, en relación lo más que posible con las empresas. Dicho de otro modo, la concepción utilitarista de los estudios y el objetivo de la empleabilidad sería la vía democrática por excelencia. Un nuevo maltusianismo escolar vergonzoso se ha impuesto poco a poco, el de las “competencias” y los “fundamentos básicos”, lo cual está vinculado al productivismo dominante.

De hecho, en el discurso oficial sobre la educación, es cada vez menos cuestión de “espíritu crítico” o de la “educación del ciudadano” y de cada vez más de “capital humano” y la “cultura de la empresa”, de las “competencias”, de “skills”. La educación es cada vez más considerada como un bien mayormente privado, supeditado a un discurso económico estandarizado; el alumno y el estudiante son vistos como “recursos humanos”, de la pura y simple fuerza de trabajo. El objetivo de la eficacia económica triunfa sobre el de la emancipación humana. En suma, la escuela, como el hospital y como la mayoría de los servicios públicos, está sometida a la lógica invasora de la rentabilidad y la competitividad a la que se han dedicado los responsables políticos de derecha como de izquierda.

Desde finales del último tercio del siglo XX, la problemática neoliberal se ha ido imponiendo poco a poco en el campo escolar a nivel mundial, según “un nuevo orden educativo mundial”. Esto ha representado un viraje muy importante. Por supuesto, las finalidades económicas nunca estuvieron completamente ausentes de los períodos anteriores, pero durante mucho tiempo la educación tenía por finalidad la construcción del Estado nación. La finalidad era política, y más o menos democrática, según los casos. Hemos fabricado la nación por la escuela, reproduciendo para una buena parte de la sociedad, según un dualismo social muy firme, con la escuela de las élites y la escuela de las masas.

El giro neoliberal a finales del siglo XX corresponde, por tanto, a un momento muy particular: el Estado está él mismo comprometido en la competencia económica generalizada que caracteriza la mundialización económica. Y es por eso que la finalidad de la educación cambia al beneficio de la economía. En una palabra, la producción de capital humano se vuelve más importante que la formación del ciudadano nacional. De ahí el carácter central de las “competencias”.

En realidad, en la mayoría de los casos, estamos ante una fórmula de compromiso, donde las dimensiones económicas (como la primacía de las «competencias») y las dimensiones patrimoniales y nacionales, incluso las dimensiones nacionalistas y autoritarias, en casos cada vez más numerosos, en la medida en que el neoliberalismo ofrece una cara cada vez más estatista, autoritaria y brutal.

La transformación de esta escuela, ampliamente sujeta a los imperativos económicos es acompañada de una cierta despolitización de la cuestión escolar, de una tecnificación de los problemas y de las “soluciones”.

Necesitamos, por lo tanto, repolitizar la cuestión de los fines de la escuela y, por eso, ir en a contracorriente de todos los discursos que quieren abstraer la escuela de la sociedad y quieren ver en las crisis de la institución una cuestión de métodos y contenidos pedagógicos, incluso de gestión burocrática. Pero es conveniente igualmente de oponerse a la repolitización reaccionaria a la que estamos asistiendo hoy. Un discurso conservador quisiera obstruir la crisis de la escuela con métodos autoritarios, referencias patrióticas, una disciplina “a la antigua” combinada a veces con un cientificismo “neuronal” como lo hemos visto un poco en todas partes en el mundo.

Democracia social, ecológica, cosmopolita

La gran pregunta, y que no es nueva, es aquella que ha inspirado a numerosos pensadores de la educación, notablemente a numerosos socialistas desde el siglo XIX, es la de saber lo que es la educación para la democracia.

Pero, ¿qué es una democracia radical hoy día y qué reclama ella de la educación? La democracia designa para nosotros la característica de una sociedad en la que el principio del autogobierno es extendido a todas las instituciones territoriales y productivas, a todas las actividades colectivas, ya sean económicas, culturales, asociativas, educativas. La democracia así entendida supone la capacidad de los ciudadanos para reflexionar sobre las instituciones deseables, su poder colectivo para cambiarlas si no les convienen más. En una palabra, la democracia es para nosotros el sinónimo del poder instituyente de los ciudadanos y de los productores, lo que no va sin la auto- reflexividad en el seno de todas las instituciones de la sociedad, ya sean políticas o económicas.

Comprendemos entonces el rol central de la educación en una sociedad que hace del autogobierno su principio general. Ella no debe solamente «socializar» los jóvenes, como lo dice la sociología, debería, además, darles el deseo y los medios para participar en el desarrollo de reglas colectivas, de comprometerse en la discusión y la toma de decisión en común. Una sociedad realmente democrática es específica en que la institución social y política se refleja conscientemente como resultado de un colectivo instituyente. La tarea de la educación democrática es, por lo tanto, no solamente hacer sentir a cada individuo que es miembro de un grupo hacia el que tiene obligaciones, sino también enseñarle a convertirse en un participante activo a la determinación colectiva de las reglas de la vida en común y más generalmente, un participante activo en la vida social y cultural, en su renovación, en su creatividad. Y podemos añadir: un ser plenamente responsable del mundo en el que va a vivir.

La gran pregunta práctica es saber lo que debe ser “la experiencia democrática” en la escuela. Hacer la experiencia de la democracia en la escuela es hacer la experiencia de la inteligencia colectiva con relación al actuar en común, es aprender a cuestionar los saberes y el mundo en conjunto y abrir las vías a sus transformaciones. En una palabra, ella debe ayudar en la formación de “mentalidades democráticas”, según la fórmula de Paulo Freire.

La originalidad de una educación democrática, por consiguiente, es permitir a los alumnos y estudiantes hacer la experiencia de la autonomía individual y del autogobierno colectivo. Esto no es una cuestión de doctrina, sino de práctica pedagógica y de organización institucional: “todo proceso de educación que no visualiza desarrollar al máximo la actividad propia de los alumnos es malo”, señala a justo título, Castoriadis2.

La educación como bien común

Ha llegado el momento de pasar de movilizaciones defensivas a proposiciones ofensivas. Los movimientos de resistencia a las reformas neoliberales en el campo escolar y universitario, y ellos han sido numerosos en todo el mundo desde al menos dos décadas, ellos mismos han sentado, además, el principio básico de una alternativa a la privatización y la sumisión a los imperativos capitalistas: el conocimiento es común, él no debe estar reservado ni a una élite, ni ser objeto de ninguna forma de “cerco” por dinero o lugar de residencia.

Más allá de los motivos iniciales de las movilizaciones, el sentido de todos estos movimientos descansa sobre “el principio de los principios” según el cual “la educación es un bien común, no una mercancía”.

La pregunta es precisamente saber qué implica tal exigencia. ¿Cuáles son sus condiciones y sus implicaciones concretas, sobre los contenidos escolares, sobre la pedagogía, sobre la arquitectura institucional?

Antes cómo debemos entender este tipo de proposición que hemos escuchado en todo el mundo: la educación como “bien común”. Hacer de la educación, de la cultura o de la salud, y de otras áreas de la vida humana y social, un «bien común» remite a una visión política directamente contraria a la concepción propietaria dominante de estas áreas y de estas actividades, dimensión que no se entiende jamás cuando hablamos de “capital humano” o de “capital de salud”. Decir que la educación es un “bien común”, es decir, que ella es inapropiable, que ningún individuo, ningún grupo, ningún Estado no se puede decir ni hacerse el propietario. Ella pertenece a todos por principio. Pero este “bien común” educativo puede encontrar consistencia únicamente en una institución con características muy particulares. Para que la educación sea verdaderamente un “bien común”, hace falta que la institución educativa ella misma sea concebida como un común, es decir, como un espacio institucional a la vez autogobernado por los co-participantes a la actividad educativa, y regido por el derecho de uso ejercido por una colectividad sobre los recursos educativos producidos, mantenidos y puestos a disposición por esta institución.

El primer tema se refiere a la condición primordial de la educación democrática: defender la libertad del pensamiento, cuya traducción institucional se llama las libertades académicas. La escuela debe estar enteramente emancipada de los poderes que hasta ahora han buscado subyugarla e instrumentalizarla, ya sean las religiones, los gobiernos, las empresas capitalistas. En este sentido, toda la educación, desde el jardín de infancia hasta la universidad, debe regirse por la regla absoluta de la libertad de la mente, condición de todo conocimiento racional, y para ello, ella debe ser integrada en una institución independiente de los poderes que hemos llamado la Universidad Democrática.

La educación democrática exige la más completa libertad de pensamiento con respecto a los poderes organizados en la sociedad, sean estos religiosos, partidistas, económicos, ideológicos y estatales. La educación democrática es ante todo una educación libre. Esta es la condición absoluta. Su primera máxima es heredera de la Ilustración: «Sapere aude», Atrévete a usar tu entendimiento, como pide Kant en el opúsculo ¿Qué es la Ilustración?, en 1784. La prohibición de usar la razón equivale a la privación de libertad por sumisión a las mentiras, supersticiones y, más generalmente, a la «dirección de otros».

La educación libre debe ser con respecto a la religión, pero también a los gobiernos y a las empresas.

La “economía del conocimiento” no introdujo más libertad, sino más control en nombre de la finalización productiva de las actividades del conocimiento. Cuanto más se ha integrado la educación en la lógica económica, menos libertad han tenido los profesores e investigadores para elegir sus temas de investigación y el contenido de su enseñanza. Las condiciones de trabajo en el ámbito docente y sus libertades se han deteriorado poco a poco al imponerse una “gestión” de tipo empresarial, que ha burocratizado considerablemente su profesión. El alargamiento del tiempo de trabajo, el aumento y multiplicación de tareas, la presión recurrente de la evaluación y la competencia entre establecimientos y, en la educación superior, los laboratorios para la obtención de créditos han reducido lo que debería ser la condición fundamental de una profesión del conocimiento, la verdadera autonomía.

Se debe extraer una lección para una escuela verdaderamente libre: los contenidos de la enseñanza supone siempre una distancia justa con la realidad económica y social y nunca debe responder a los imperativos de eficacia inmediata. Condorcet dio el principio: “el objetivo de la educación ya no puede ser consagrar las opiniones establecidas, sino, por el contrario, someterlas al libre examen de las sucesivas generaciones, cada vez más ilustradas”3. Asimismo, la escuela debe ser concebida como una institución de contrapoder frente a todos los poderes sociales, económicos, religiosos o políticos dominantes que buscan en la sociedad imponer sus intereses y sus ficciones.

El rol de la filosofía en la enseñanza

Dos roles: promover la libertad de pensamiento y redefinir una nueva coherencia antropológica.

El primer papel de la filosofía es de preservar la independencia de la institución escolar de las intrusiones de los poderes. Se hace un contrasentido sobre la idea republicana en materia de educación al identificarla a su control por el Estado. Condorcet creía en la legitimidad de las sociedades cultas, las únicas, a su juicio, capaces de adecuar la educación a las “verdades más probables” de una época: “Es la única manera de asegurar que la educación se regulará sobre el progreso sucesivo de las ilustraciones, y no en interés de las clases poderosas de la sociedad y privarlas de la esperanza de obtener del prejuicio, lo que la ley les niega”4. Kant se hacía una idea republicana de la universidad. En la introducción de la primera sección del Conflicto de las facultades (1794), Kant define la Universidad como “una especie de república culta” (das gemeine Wesen) compuesta por todos los “profesores públicos” nombrados en los diferentes sectores científicos. Esta república debería poseer su autonomía porque “sólo los eruditos pueden juzgar a los eruditos como tales”. La Universidad formaría así un «cuerpo de eruditos» junto al cual podrían existir «eruditos libres» que no pertenecen a este cuerpo, pero que constituyen ciertas corporaciones libres, llamadas academias o sociedades científicas, o bien que viven en «el estado de naturaleza del conocimiento» y se ocupan como aficionados de la ampliación o difusión del conocimiento.

Recordemos, más allá de los rasgos de una época pasada, esta idea tan importante: la educación es parte de un espacio institucional que le es propio, que tiene sus reglas, sus valores, su ética. Es, en mi opinión, Jacques Derrida quien dio plena dimensión a esta afirmación de libertad de pensamiento que ya hemos encontrado de manera limitada en Kant o Condorcet.

Para Derrida, todo maestro releva en su profesión un espacio de libertad donde todo puede ser interrogado y discutido incondicionalmente. Es lo que él llama «la universidad incondicional»: «esta universidad exige y debería verse reconocida en principio, además de lo que se llama libertad académica, una libertad incondicional de cuestionamiento y de proposición, incluso, más aún, el derecho a decir públicamente todo que exige una búsqueda, un saber y un pensamiento de la verdad5. Para Derrida, esta universidad debería ser, a partir de ahora, por las prácticas propias de sus miembros, el indispensable “lugar de resistencia crítica – y más que crítica – a todos los dogmáticos e injustos poderes de apropiación”6. Esta resistencia incondicional es suficiente para definir el espíritu de la Universidad democrática si le sumamos dos dimensiones: la universalidad de su acceso, no solamente a las generaciones más jóvenes, sino a todos los ciudadanos que deseen dedicarse al aprendizaje y a la investigación; y su carácter cosmopolita, es decir, su apertura a la cooperación de todas las naciones y a la libre circulación global del conocimiento. La Universidad así concebida es un lugar de oposición, en el sentido que la entendió Derrida: “incondicional, tal resistencia podría oponer la universidad a un gran número de poderes: a los poderes del Estado (y, por tanto, a los poderes políticos del Estado-nación y su fantasía de soberanía indivisible: en que la universidad sería de antemano no solamente cosmopolita sino universal, extendiéndose así más allá de la ciudadanía global y del estado-nación en general), a los poderes económicos (a las concentraciones de capital nacional e internacional) , a los poderes mediáticos, ideológicos, religiosos y culturales, etc., en definitiva a todos los poderes que limitan la democracia por venir”7.

El derecho a los conocimientos y el derecho político de controlar los gobernantes, a deliberar, a decidir, a actuar en común están vinculados. Esta Universidad democrática, que debe ser a la vez protegida como institución, pero extendida en principio a toda la sociedad, debe en definitiva hacer causa común con democracia directa y real, dando a todos los medios para juzgar, deliberar, proponer, decidir. No hay razón para limitar el principio de libertad incondicional solo a la educación superior, o a la enseñanza de la filosofía en la última clase de la escuela secundaria. Es toda la escuela la que debe disfrutar de esta libertad de cuestionamiento.

El segundo rol de la filosofía es contribuir a dar una nueva coherencia antropológica a la educación.

La escuela hoy en día está ordenada por dos lógicas más complementarias que contradictorias: el neoliberalismo y el viejo nacionalismo autoritario. ¿Cómo podría la democracia dar una nueva coherencia a los saberes enseñados? ¿Qué “principio educativo” para retomar la fórmula de Gramsci debe gobernar la educación? Los modelos religiosos, positivistas, productivistas del hombre, todas estas figuras antropológicas, ya no tendrán ninguna pertinencia en una sociedad democrática y ecológica. El desafío de la democracia futura es vincular el conocimiento de los hombres en sociedad y el de los procesos naturales. Para decirlo en una palabra, lo que se denomina “Antropoceno” y que algunos denominan más acertadamente “Capitaloceno”, requiere una nueva coherencia de saberes en la era de las catástrofes climáticas engendradas por el capitalismo neoliberal.

La transformación deberá llevar sobre el “espíritu” de la educación: modificar la imaginación industrialista y productivista que hacía creer que los hombres podían ser sin consecuencias sobre los ecosistemas, los “dueños y poseedores de la naturaleza”. La situación actual invita a una nueva «antropología» que subyacería la articulación razonada de la filosofía, de la historia-geografía, las ciencias sociales y de las ciencias de la vida y de la tierra. La gran novedad de tal antropología sería la importancia que ella acordaría al estudio objetivo de los diferentes sistemas sociales, culturales y económicos que componían la historia humana hasta el presente, haciendo espacio para las diversas relaciones, según las culturas y las creencias, de las sociedades con los entornos naturales. Ella haría incluso de estas relaciones de sociedades y sus entornos naturales el nuevo hilo conductor de la educación, en ruptura con las tradicionales concepciones occidentales basadas en el dominio tecnocientífico de la naturaleza concebida como reservorio de recursos disponibles, visión hoy en día por lo menos inadecuada a las cuestiones que surgirá para las nuevas generaciones. No estamos proponiendo aquí de agregar «un componente ecológico» a las enseñanzas existentes, sino que reconocer y cuestionar la especificidad de la «ontología» occidental, para retomar el concepto de Philippe Descola, en su vínculo con la organización económica capitalista, para comprender las consecuencias de su expansión en el planeta durante cinco siglos.

Toda la conciencia histórica está afectada por el capitaloceno porque la finitud es a partir de ahora la marca en lugar y en espacio de la eliminación del desarrollo de las fuerzas productivas y de la extensión de los mercados, y son todos los saberes que se han trastornado paso a paso. Ahora bien, desde este punto de vista, ya no es posible considerar la “naturaleza” exterior, como si estuviera compuesta únicamente por procesos totalmente independientes de la historia humana. Es en este espíritu que se podría reconsiderar el enlace entre las partes divididas de la cultura, entre las ciencias naturales y las ciencias del hombre, y es a esta recomposición de los saberes que se podría dedicar la filosofía en la enseñanza.

Esta conferencia fue presentada el 23 de mayo de 2023 en un Conversatorio, transmitido virtualmente, sobre «La eliminación de la filosofía y el enfoque por competencias. Experiencias en el mundo». Fue organizado por el Grupo de Investigación Filosófica de la UNMSM de Perú. Título original: «De l’école néolibérale à l’éducation démocratique: le rôle de la philosophie dans la révolution démocratique de l’éducation». Se han conservado las citas a pie de página en su idioma original.

Christian Laval es profesor emérito de Sociología, Laboratorio Sophiapol de la Universidad Paris Nanterre.

El traductor, Richard Saint Jean, es estudiante de Economía, Universidad de Buenos Aires. La correctora, Sara Oportus, es estudiante de Filosofía, Universidad de Buenos Aires.

Notas:

1 Kant, Réflexions sur l’éducation, Paris, Vrin, 1980 (1803), p. 77.

2 Cornelius Castoriadis, « Psychanalyse et politique», Le Monde morcelé, Les Carrefours du labyrinthe III, Seuil, Paris, 1990, p. 146.

3  Condorcet, Cinq mémoires sur l’instruction publique, Garnier-Flammarion, Paris, 1994, p. 86- 87.

4 Op.cit., p.170

5 Jacques Derrida, L’Université sans condition, Galilée, Paris, 2001, p. 11-12.

6 J.Derrida, ibid., p. 14.

7 J.Derrida, ibid., p. 16.

Fuente: https://rebelion.org/de-la-escuela-neoliberal-a-la-educacion-democratica-el-papel-de-la-filosofia-en-la-revolucion-democratica-de-la-educacion/

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Miles de mujeres chilenas realizan velada en La Moneda

Miles de mujeres chilenas realizan velada en La Moneda

El presidente Gabriel Boric destacó que «las mujeres de Chile, una vez más, como siempre, dándonos a todos una lección».

Miles de mujeres llegaron vestidas de negro y portando una vela, al frente del Palacio de La Moneda, en el centro de Santiago, este domingo por la noche para conmemorar a las víctimas de la dictadura encabezada por Augusto Pinochet de 1973 a 1990.

El presidente Gabriel Boric emitió un mensaje en sus redes sociales en el cual destacó que «las mujeres de Chile, una vez más, como siempre, dándonos a todos una lección».

Las participantes se congregaron en la vereda de la calzada norte de La Alameda, en el marco de una convocatoria realizada por la agrupación «Mujeres por el Nunca Más».

La vigilia forma parte de «Nunca+ la democracia bombardeada» y fue convocada por más de 50 organizaciones de la sociedad civil y de derechos humanos.

«Esta fue una convocatoria que se hizo hace un tiempo atrás a todas las mujeres en las organizaciones feministas. Esto implica conmemorar el asesinato de mujeres, mujeres embarazadas, madres, y que, en estos 50 años no han aparecido, y que aún doloroso para Chile», comentó una de las participantes.

En el patio que se encuentra a la salida del Palacio, muchas mujeres entraron de manera oficial a La Moneda y colocaron velas en el recinto.

Por otra parte, a las afueras de dicho patio, en la vereda de la Alameda, se encontraba una gran cantidad de personas esperando para poder entrar al Palacio y participar de la ceremonia.

Desde la organización aclararon que el acto se trata de una ocasión «separatista», por lo que pidieron que los hombres no ingresen al menos al acto interior del Palacio, y que den el paso para las mujeres que vienen a participar de esta actividad.

La ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Arrendondo, participó del acto de conmemoración acompañada de la subsecretaria de la Cartera, Noela Salas.

«Lo importante de participar de las distintas actividades que se han desarrollado durante estos días, es que quienes asistimos compartimos el sentimiento común de defensa irrestricta de la memoria y de la democracia, en desmedro de los hechos de violencia que marcaron a Chile ese triste 11 de septiembre de 1973», sostuvo la ministra.

La cita de este domingo superó todas las expectativas, tanto de las organizadoras como de las participantes. Una hora y media después del inicio de la actividad, aún había mujeres haciendo la fila para colocarse en algún lugar de la escena.

Fuente de la Información: https://www.telesurtv.net/news/mujeres-realizan-velada-chile-20230911-0004.html

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