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Argentina: Las universidades públicas del país van al paro

Este jueves pararán las federaciones de trabajadores de los claustros docentes y no docentes de las universidades públicas nacionales. La medida es respuesta a los fuertes recortes presupuestarios por parte del gobierno de Javier Milei. En Paraná se realizará una radio abierta para visibilizar el conflicto, confirmó a AIM la secretaria general del Sindicato de Trabajadores de la Docencia Universitaria (Sitradu), Sofía Cáceres Sforza.

El paro “será muy importante, porque hace mucho tiempo que no había uno de todos los gremios y sindicatos de la docencia universitaria al que se plegaron, también, los no docentes”, indicó a esta Agencia Cáceres Sforza.

En ese sentido, la politóloga señaló que la medida “responde a la situación de emergencia y de crisis que está atravesando la universidad pública, donde aún seguimos sin respuestas en relación no sólo a lo salarial, sino, también, a lo presupuestario”.

En ese marco, confirmó que, en la capital entrerriana, como en otros puntos del país, habrá actividades, por lo que se realizará una radio abierta.

Plan de lucha
El viernes en el Congreso de la Federación Nacional de Docentes Universitarios Histórica (Conaduh) en Buenos Aires “se discutirá cómo viene la situación y la necesidad de construir un plan de lucha que efectivamente dé respuesta a la crisis y emergencia que tiene la universidad pública”.

https://www.aimdigital.com.ar/politica/las-universidades-pblicas-del-pas-van-al-paro.htm

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Venezuela: Encovi. Uno de cada tres venezolanos de entre 3 y 24 años de edad no estudia

Los detalles fueron presentados por la Universidad Católica Andrés Bello este miércoles 13 de marzo.

País.- Un total de 3 millones 984 mil 517 venezolanos, con edades comprendidas entre los 3 y los 24 años, no cursan ningún tipo de estudios, según la Encuesta de Condiciones de Vida(Encovi) del año 2023, cuyos resultados fueron presentados este miércoles 13 de marzo por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
El estudio demostró, tras hacer entrevistas en 16 mil 212 hogares del país, que la demanda potencial de estudiantes es de 11 millones 597 mil 754 personas, mientras que la población escolarizada es de 7 millones 613 mil 237, lo que deja a un 34 % de niños y adolescentes desescolarizados por múltiples motivos.
Entre las razones por las que estas personas abandonan los estudios, la encuesta reveló que el 19 % de las mujeres de entre 18 y 24 años que dejan de ir a clases lo hace por «embarazo, cuidar hijos o atender el hogar».
La cobertura global de educación alcanzó el 66 % en 2023, un 3 % más que en 2022, pero menos que en 2016, cuando el 76 % de la población en edad estaban escolarizados.
La Encovi, que se aplica en Caracas y en nueve de los 23 estados del país, remarcó que solo el 14 % de los hombres y el 21 % de las mujeres de entre 18 y 24 años continúan con sus estudios.
Asimismo, el estudio reveló que el 60 % de la población estudiantil asiste regularmente a clases «con cierta normalidad», mientras que un 40 % se ausenta de las aulas por motivos que incluyen la falta de comida en el plantel educativo, las huelgas del personal por mejoras salariales, los fallos en los servicios básicos y la inasistencia de docentes.
Además, el estudio concluyó que el 62 % de los estudiantes de primaria y bachillerato reciben alimentación gratuita en las escuelas y liceos, aunque solo algunos días por semana.
Según el Gobierno, unos 8,82 millones de estudiantes comenzaron en octubre pasado el año escolar vigente en más de 28 mil 300 centros educativos, lo que deja fuera a algunas universidades, especialmente del sector privado, que marcan sus propios períodos de manera independiente.
https://www.notitarde.com.ve/sucesos/45090/uno-de-cada-tres-venezolanos-de-entre-3-y-24-anos-de-edad-no-estudia-segun-encuesta
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Es necesario hablar de educación sexual y de violencia basada en género: ¿cómo combatir los casos de abuso sexual en Ecuador?

La educación sexual se debe trabajar con los niños y adolescentes de la mano de las familias y las instituciones educativas, según una psicóloga.

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Un grupo de 68 premios Nobel advierte de que la ciencia argentina “se acerca al precipicio” por los recortes de Milei

El Gobierno responde que sólo financiará investigaciones que aporten “un beneficio directo a la sociedad”

El Conicet es el principal organismo de investigación científica de Argentina. Es además el más prestigioso de América Latina, según el ránking Scimago que evalúa a casi un centenar de instituciones del continente. Pero el trabajo de los más de 20.000 investigadores y becarios que lo integran está en riesgo por el recorte de fondos públicos aplicado por Javier Milei. Ajeno a las críticas de la comunidad científica local, el presidente argentino ha debido responder esta semana a las que han llegado desde el exterior.

“El sistema científico argentino se acerca al precipicio”, denuncian 68 premios Nobel en una dura carta dirigida este miércoles a Milei. “Vemos con preocupación la eliminación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, el despido de empleados administrativos del Conicet y otros institutos en todo el país, y la terminación anticipada de muchos contratos el próximo mes. Tememos que Argentina esté abandonando a sus científicos, estudiantes y futuros líderes de la ciencia”, subrayan los firmantes, entre quienes figuran referentes mundiales en los campos de Medicina, Química, Física y Economía.

El organismo trabaja desde enero con el mismo presupuesto que en 2023, lo que significa que en términos reales dispone de sólo un tercio de los fondos que tenía el año pasado. El motivo es la inflación: mantener el presupuesto inalterado supondría un pequeño ajuste en las cuentas de una institución de los países vecinos —Brasil cerró el año pasado con un aumento de precios del 4,62%; Chile, del 11,9%; Uruguay, del 5,1%; Bolivia, 2,12%—, pero en Argentina, con una inflación desbocada del 211,4% en 2023, supone una catástrofe.

En el mensaje a Milei, los científicos internacionales destacan que el progreso económico y social en las sociedades modernas está estrechamente vinculado a una fuerte inversión pública en ciencia y tecnología y enumeran descubrimientos argentinos con influencia mundial, como aquellos vinculados a las causas y tratamientos del cáncer, la diabetes y enfermedades cardiovasculares.

El Gobierno de Milei ha expresado su “sorpresa” por la carta, pero mantiene la decisión de redirigir recursos y limitarlos a sólo algunas áreas prioritarias. “No se va a financiar la ciencia que no aporta un beneficio directo a la sociedad”, ha declarado este jueves el portavoz presidencial, Manuel Adorni. El portavoz ha pedido que se entienda que “Argentina es un país empobrecido, con la mitad de su gente viviendo por debajo de la línea de pobreza” y por eso el esfuerzo del Conicet debe dirigirse hacia “desarrollo de la bioeconomía o en la inteligencia artificial aplicada a la medicina y no en gastar tiempo y recursos en investigaciones de dudosa utilidad, como la que abordaba la orientación sexual de Batman”.

La viróloga Andrea Gamarnik critica las contradicciones de un gobierno que cuestiona ciertas investigaciones por inútiles, pero tampoco entrega fondos para las demás. “Nuestro grupo estudia al dengue, de gran utilidad para los argentinos y para el mundo. Sin embargo no otorgan becas para esto y no podemos comprar insumos desde diciembre”, ha denunciado Gamarnik en las redes. Para el químico especializado en nanotecnología Galo Soler Illia supone un gran error enfocarse en la ciencia “que permite mejoras concretas en la sociedad” porque significa confundir ciencia con aplicaciones cuando son caminos colaborativos: “Sin la teoría de la relatividad general, no hubiera aparecido el GPS 70 años después”.

La campaña de descrédito del Conicet lanzada por Milei comenzó antes de llegar a la Presidencia. Como candidato, cuestionó la productividad de los investigadores y se mostró partidario de cerrar el organismo o privatizarlo. Los ataques continúan ahora, incluso tras haber nombrado al frente a un científico de su confianza, Daniel Salamone, al que definió como “el gran clonador nacional” por su trabajo pionero con Pampa, la primera ternera argentina obtenida por clonado de célula fetal.

“A pesar de que en 20 años se ha triplicado la cantidad de investigadores en el Conicet, Argentina está sexto en el ránking de innovación de Latinoamérica por detrás de Brasil, Chile, México, Colombia y Uruguay”, argumentó Adorni. El índice al que hace referencia mide la innovación de toda la economía, no de la ciencia.

Fuga de cerebros

El Conicet fue creado en 1958 y tuvo como primer presidente al Nobel de Medicina Bernardo A. Houssay. En las últimas décadas, las sucesivas crisis económicas del país han golpeado la investigación científica y la inversión en este ámbito ha sufrido altibajos. En los noventa, por ejemplo, durante el Gobierno del peronista liberal Carlos Menem, hubo reducciones presupuestarias y cierres de centros e institutos, además de un éxodo de investigadores. Fue en esos años que el ministro de Economía, Domingo Cavallo, mandó a una científica del Conicet que reclamaba mejoras salariales a “lavar los platos”.

Con el kirchnerismo, el discurso cambió, aumentó la inversión y el número de investigadores pasó de 3.500 a más de 10.000. Pero desde la crisis económica de 2018, los salarios han sido cada vez más bajos y la estocada de Milei ha acelerado una fuga de cerebros que había empezado ya antes.

“Todos los doctorandos a mi alrededor están pidiendo recomendaciones y buscando becas para irse a otro lado”, asegura la socióloga e investigadora del Conicet Mariana Luzzi. Desde distintas áreas del Conicet confirman los movimientos para seguir las carreras científicas en el exterior.

La biotecnóloga Sandra Pitta afirma que “siempre fue difícil hacer ciencia en Argentina”, pero ahora “se visibiliza más y todo el sistema científico está en estado de incertidumbre”. Uno de los mayores problemas, apunta, es la falta de designación del titular de la Agencia nacional de promoción de la I+D+i. Cientos de proyectos dependen de una firma y, cuanto más se retrase, más se habrán encogido los presupuestos por la inflación. Pitta, una de las científicas más críticas en público con la gestión kirchnerista, cree que es necesario mejorar el Conicet, despolitizarlo y dejar atrás la mirada de “una ciencia estatista reacia al mundo productivo”, pero en ningún caso desfinanciarlo.

La Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce), que agrupa a 89 sociedades formadas por más de 40.000 científicos y científicas de ese país, también se ha sumado a las voces contra el recorte del gasto en ciencia de Milei. La Cosce sostiene que la pandemia de covid fue la más reciente constatación de que los países que no invierten en ciencia no tienen futuro. A través de un comunicado, los científicos españoles han pedido que se reviertan todas las medidas que están ahogando el sistema argentino de ciencia y tecnología: “De no hacerse, tendrá consecuencias nefastas y probablemente irreparables para el desarrollo y la prosperidad de Argentina”. Milei por ahora desoye todos los llamados.

Fuente: https://elpais.com/argentina/2024-03-08/un-grupo-de-68-premios-nobel-advierte-de-que-la-ciencia-argentina-se-acerca-al-precipicio-por-los-recortes-de-milei.html?outputType=amp#amp_tf=De%20%251%24s&aoh=17099469493135&referrer=https%3A%2F%2Fwww.google.com

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En todos los espacios y en todas las luchas: activistas reflexionan sobre la situación del movimiento feminista en Uruguay

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Movilización en el Día Internacional de la Mujer, Montevideo, Uruguay (archivo, marzo de 2020). · Foto: Agustina Saubaber
Movilización en el Día Internacional de la Mujer, Montevideo, Uruguay (archivo, marzo de 2020).

Foto: Agustina Saubaber

En todos los espacios y en todas las luchas: activistas reflexionan sobre la situación del movimiento feminista en Uruguay

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Desde sus distintas experiencias de militancia, coinciden en que hay dificultades en el encuentro y el diálogo, aunque eso no significa que estén “desmovilizadas”.

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Leído por Andrés Alba.
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El calendario vuelve a marcar 8 de marzo, día emblemático donde los feminismos se manifiestan en todo el mundo para visibilizar las desigualdades estructurales, denunciar las violencias machistas que impactan en las vidas de las mujeres todos los días y defender los derechos conquistados.

En Uruguay, es un 8M que transcurre en pleno año electoral, todavía entre los coletazos pospandémicos, que no pierde de vista los escenarios brutales que se desarrollan en otras latitudes del planeta y que también medirá, una vez más, la potencia del movimiento feminista en las calles.

La fecha se presta así para frenar un poco y analizar cuál es la situación actual de los feminismos en nuestro país. Con esa misión en el horizonte, y en lo que pretende ser apenas un primer intento de acercamiento a la realidad, activistas feministas compartieron sus reflexiones y miradas con la diaria.

Entre la precarización y el desencuentro

“¿Dónde están las feministas?” es una pregunta que los personajes antigénero usan con frecuencia y con cinismo cada vez que algún acontecimiento sirve de excusa para atacar al movimiento. Pero también es una pregunta que surge últimamente en conversaciones cotidianas entre las propias feministas, en este caso para problematizar la realidad, generar intercambios constructivos y buscar soluciones colectivas ante posibles problemas. Si bien las respuestas son variadas, suele quedar en el aire una sensación de desestímulo o cansancio. ¿Surfeamos la cresta de la ola entre 2015 y 2018, y ahora estamos llegando a una especie de valle? ¿Nos ganó la impotencia frente a tanta violencia? ¿La precarización de la vida hizo que la militancia se enfocara en la supervivencia? ¿Cuánto tuvo que ver la pandemia?

Para Lilián Celiberti, coordinadora de Cotidiano Mujer, no hay “desmovilización”, sino, más bien, “dificultades de encuentro y de diálogo”. La referente feminista dijo que esas dificultades tienen que ver con “condiciones precarias de la vida, de tener que afrontar de mil maneras la sobrevivencia, que es la realidad de muchas mujeres y que quitan mucha energía”. En ese paquete, incluyó también la gestión de los cuidados, que sigue recayendo en las mujeres y que es un tema que “no está resuelto”.

En esa línea, consideró que “no logramos tener espacios que articulen esta precariedad de la vida con la participación”, y que esto constituye “un nudo grande para resolver”. “Los espacios en sí requieren de muchos esfuerzos para realizar algo concreto y entonces eso desmotiva, porque todas necesitamos saber que lo que ponemos en tiempo y energía reditúa rápidamente”, agregó. Al mismo tiempo, reconoció que la pandemia “tuvo muchos efectos en las pequeñas organizaciones”, que atravesaron “dificultades de participación”.

De todas formas, destacó que existen “otras transformaciones que difícilmente vuelvan atrás”, por lo que “hay que balancear lo que es el aspecto organizativo concreto con lo que tiene que ver con otros cambios subjetivos”.

“También creo que hay momentos y momentos”, matizó Celiberti, que acumula casi 40 años de militancia feminista. “Muchas veces, a lo largo de estos años, nos preguntamos ‘qué está pasando que no nos encontramos, no nos movilizamos, no estamos presentes’, y, mientras tanto, vemos el crecimiento de los cambios en las vidas de las mujeres, las conquistas de las disidencias. […] Es decir, la subversión, no en las reuniones sino en la vida cotidiana, es impresionante”, reflexionó.

De todas formas, opinó que una de las características distintivas del momento actual es presenciar “cómo la frustración y la impotencia puede generar figuras como [Jair] Bolsonaro o [Javier] Milei”. “Por supuesto que siempre hubo sectores conservadores, pero no con esta ferocidad y odio frente a la diversidad y al feminismo. Ahora destruir el feminismo es el centro de un retroceso conservador, y eso hace a un escenario nuevo”, advirtió.

En todos lados y en todas las luchas

La militante feminista y sindicalista Tamara García está segura de que, si bien actualmente “no tenemos la gran explosión de colectivas que hubo en años anteriores”, las feministas hoy están activas en todos los espacios. “Este gobierno no nos ha dado tregua y estamos en todos los espacios, porque, por lo general, las que militamos no lo hacemos exclusivamente en una colectiva; ya sea en el movimiento estudiantil, en un sindicato, en un sector político partidario o a nivel territorial, nos termina llevando a esta lógica de tener que estar en todos lados”, señaló a la diaria.

A su entender, eso es “lo interesante de esta cuarta ola de los feminismos”: “que la perspectiva feminista se está intentando transversalizar en nuestros espacios de militancia; no es exclusivamente militar feminismo, sino cómo logramos que la perspectiva feminista esté en todas las luchas y todas las reivindicaciones”.

Por otro lado, planteó como desafío la construcción de “espacios más unitarios”, que vayan más allá de la organización de una marcha específica, porque “en esto de que estamos todas en todos los espacios, no logramos encontrarnos siempre”. A su vez, dijo que es necesario desarrollar una “estrategia de acción política feminista” que, además de ser “más unitaria”, sea “más abrazadora”, para que “ninguna compañera se sienta sola cuando sufre violencia en su hogar, en su lugar de trabajo o en un espacio de representación”. García también abogó por “no perdernos en fundamentalismos” y, en esa línea, advirtió con preocupación sobre la “avanzada” de un “feminismo transexcluyente” que, “si bien sigue siendo minoritario, existe”.

“Desapasionado” e “institucionalizado”

Ivana Silvera, integrante de la Coordinadora de Feminismos, usó la palabra “desapasionado” para referirse a la situación, sobre todo después de la pandemia. En una reflexión que hizo a título personal, dijo que hubo un momento “de expansión, efervescencia y pasión sobre las cuestiones que tenían que ver con cómo organizarnos y pensarnos juntas y de, más allá de nuestras profundas diferencias, tejer entre nosotras vínculos y acciones”, pero que, “junto con la pandemia, se desinfló y muchos colectivos se desarmaron”.

La activista aseguró que, cuando terminó la pandemia y se pudo salir de nuevo al espacio público, “algunos colectivos se recompusieron, volvimos a hacer algunas cosas juntas, pero ya con un movimiento bastante desapasionado”, sobre todo respecto de “lo que fue en 2015, 2016, 2017 y aún en 2018”. En su opinión, esto no se ve sólo en los espacios feministas, sino también “en otras organizaciones sociales”, donde existe “un apagamiento, que no tiene que ver sólo con la pandemia”.

Por otra parte, opinó que el movimiento feminista “también se fue institucionalizando” y que “por eso desde hace unos años también se habla de feminismos”, en plural; “porque existen feminismos de derecha, de izquierda, anarquistas, autónomos, y a veces se puede coordinar y hacer acciones juntas, y otras veces no”.

Un contexto que “desestimula”

Para la activista transfeminista Josefina González hubo una “desestimulación” que en gran parte tiene que ver “con el impacto del contexto sociopolítico”. “Estamos bajo un gobierno que ha arremetido contra un montón de derechos, hemos dado pasos hacia atrás en conquistas y eso ha desestimulado”, puntualizó.

Además, según consideró, “las cosas surgieron de una manera tan veloz, que no dio mucho tiempo para un análisis, un detenimiento y una reacción compartida”. Como ejemplo, dijo que cuando se debatía la ley de tenencia compartida “el movimiento no salió a la calle masivamente como tendría que haber sucedido”. “Hay organizaciones que han activado y denunciado, por supuesto, pero no en conjunto, no desde una plataforma plural, interseccional y diversa”, puntualizó González.

En la misma línea que Celiberti y García, también consideró que hay un “desencuentro” que se da porque las militantes están “en un montón de cosas a la vez”.

Acerca de la participación de las mujeres trans en el movimiento, en particular, dijo que “son muy pocas” las que “activan desde los feminismos” y que, si bien “siempre está el anhelo de que cada vez seamos más”, es complicado porque tienen “otras urgencias”. En ese sentido, señaló que “si no acceden a la Justicia, al mercado laboral, al sistema educativo, está difícil que puedan saber sobre sus derechos y sobre todo tener una cercanía con cuestiones que tienen que ver con los feminismos”.

Por su parte, la activista afrofeminista Ada González, integrante de Mizangas y de la Coordinadora Nacional de Asentamientos, aseguró que, antes, “las feministas populares, de barrio, de a pie” siempre estaban “muy solas” y “no eran incluidas”, pero que el panorama se empezó a revertir “en este último tiempo”, por lo que el desafío es “seguir en ese camino”.

Las potencias

Frente a los distintos desafíos, y más allá de las amenazas externas, se impone la necesidad de poner el foco en las fortalezas y en eso que hace que hoy el movimiento feminista constituya uno de los movimientos sociales más convocantes y masivos del país.

Para Celiberti, su principal potencia es indudablemente “la transformación de las expectativas y de las vidas” de las personas. También la “potencia discursiva”, dijo, “porque nuestras formas de mirar la realidad son más amplias y articulan distintas vertientes, como el ecologismo, los problemas actuales, pero también en una lógica íntima y personal, y ahí vuelve a ser vigente que lo personal es político”.

Silvera, por su lado, consideró que la potencia fundamental es la de “seguir saliendo a la calle”, para “manifestarnos y ver desde qué lugar poder crear cosas nuevas entre nosotras y para nosotras”.

Por el mismo lado reflexionó Josefina González, que dijo que “el hecho de que hayamos logrado estos últimos años tomar las calles” es “muy poderoso, muy gráfico, pero también muy emotivo, porque no podemos quitarle a la lucha política la emoción de encontrarnos”.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/feminismos/articulo/2024/3/en-todos-los-espacios-y-en-todas-las-luchas-activistas-reflexionan-sobre-la-situacion-del-movimiento-feminista-en-uruguay/

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UNICEF: “No se puede normalizar que niños o niñas sean víctimas de la violencia que existe en sus entornos”

Organismo internacional pidió tomar acciones que permitan su protección y garanticen su seguridad.

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Comunicado de prensa

UNICEF: “No se puede normalizar que niños o niñas sean víctimas de la violencia que existe en sus entornos”

Organismo internacional pidió tomar acciones que permitan su protección y garanticen su seguridad.

06 Marzo 2024

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UNICEF Chile

SANTIAGO/CHILE, 6 de marzo de 2024 – El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, condenó los reiterados hechos de violencia en contra de niños, niñas y adolescentes, quienes han resultado muertos o heridos. Solo en esta última semana falleció un adolescente de 13 años y dos niñas, una de siete y la otra de dos, resultaron heridas.

 

En ese contexto, UNICEF solicitó adoptar a la brevedad acciones orientadas a la protección de niños, niñas y adolescentes y a reforzar la construcción de espacios protectores de la niñez. “No se puede normalizar la muerte de un niño o niña, producto de la violencia que existe en su entorno. El Estado debe ser efectivo en la protección de la niñez y ello también implica garantizar entornos libres de violencia».

 

De acuerdo con información oficial, durante este año han fallecido seis niños, niñas o adolescentes producto de la violencia ocurrida en sus entornos.

 

Según la encuesta CASEN 2022, un 43% (53% para el caso de la R.M) de los hogares con niños, niñas y adolescente en Chile han vivido o presenciado balaceras en su entorno residencial. “Esta información muestra el contexto de extrema vulnerabilidad donde muchos niños, niñas y adolescentes crecen y se desarrollan. Pero también evidencia la deuda que tiene el país con este grupo de la población, a quienes debe garantizar las condiciones para desarrollar sus proyectos de vida”.

 

La Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por Chile en agosto de 1990, y la Ley que crea el Sistema de Garantías establecen que el Estado debe contar con mecanismos que permitan proteger de manera efectiva a niños, niñas y adolescentes de cualquier forma de violencia. “No es aceptable que niños, niñas y adolescentes resulten muertos o heridos en sus propias comunidades, en sus entornos, realizando actividades cotidianas”.

Fuente: https://www.unicef.org/chile/comunicados-prensa/unicef-no-se-puede-normalizar-ninos-ninas-victimas-de-violencia

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Del sentido común, la educación y el ambiente

 «La población general no sabe lo que está
ocurriendo, ni siquiera sabe que no lo sabe».
Noam Chomsky

                                                                       “La revolución tendrá que ser en defensa de la tierra o
no habrá donde hacerla”.
Graffiti urbano.

Resulta una perogruyada a esta altura recordar que en la cadena de transmisión del conocimiento que la sociedad genera y divulga específicamente a través de la educación institucionalizada los educadores -docentes- reconocidos agentes de esa transmisión ejercen (de hecho, pero cada vez menos conscientemente, parece) un rol determinante en la conformación de la conciencia ciudadana y de una determinada configuración de la visión del mundo y la realidad (aunque esta última, de un tiempo a esta parte, haya sido secuestrada por los medios,).

Ese rol, estratégico por cierto, en términos del devenir histórico posible, parece omitido en la conciencia del colectivo educador en el presente neoliberal y desestructurante que caracteriza el momento actual, muy sintomáticamente en Argentina donde claramente “todo apunta a que, a no mucho tardar, ni el mercado ni el Estado podrán garantizar ya de forma general los servicios prometidos por el progreso que suponemos derechos irreversibles —por limitados que ahora puedan parecernos— en educación, salud, pensiones y dependencia, y no podemos saber hasta qué punto podrá cumplir mínimos decentes en alimentación, en energía, en mantenimiento de las infraestructuras o en orden público y defensa”[1].

El modelo de desarrollo ha atacado las fuentes mismas de la vida y con ello anula la posibilidad de cualquier mejora en todos los ámbitos de la existencia. “Ningún sistema puede funcionar con su fuente de alimentación deteriorada”. (Vilar, ob.cit); pero en Argentina prevalece, incluso en sectores progres, el mito de que esa fuente aun goza de buena salud y de que “arreglando la economía arreglaremos todo” como escuche decir a un joven alfabetizado e ignorante fan del anarco libertarismo.

¿Se puede ser alfabeto o profesional e ignorante a la vez? Definitivamente sí! Y es que la ignorancia  que resta, en términos de otorgar sentidos a la vida, no es aquella que denota iletradismo o carencia de “cultura”, sino aquella que extravió el sentido común mas humano. Ese que la educación debería, de mínima, garantizar. Necesitamos menos especialistas y mas buenas personas.

Si algo es evidente que como humanos hemos perdido, es precisamente el sentido común, esa intuición capaz de ordenar las capturas de los sentidos externos sin mucho reflexionar, y rápidamente adoptar, frente a un hecho pasado, presente o potencial una postura u opinión. Y digo hemos perdido porque si bien el sentido común es desde siempre moldeado por los contextos socioculturales, de un tiempo a esta parte ese moldeado ha mutado en manipulación y esa capacidad  ese “don natural” para discriminar desde cierta ética mínima lo bueno de lo malo, lo sano de lo insano, la bondad de la maldad, lo justo de lo injusto, lo prudente de lo imprudente, lo verdadero de lo falso empíricamente hablando, en fin lo razonable de lo insensato, se ha degradado y con ello la propia naturaleza humana, única presuntamente capaz de dirimir entre estos opuestos. Y por ello, aun cuando el sentido común fuese moldeado históricamente por cada cultura y aceptara o convalidara hechos o prácticas aberrantes e injustas prevalecía detrás una razón/explicación cultural (religiosa o mítica) que en general era aceptada por la totalidad del grupo social, incluso aunque no siempre desde luego, por aquellos que eran victimas de esa costumbres.

Ocurre que esta situación ya no se da y la humanidad actual actúa su existencia social y ecológica en la mayor ignorancia sin marcos culturales ordenadores del sentido común, en un caos ético o directamente en ausencia de ética alguna. Sin compromiso y solidaridad con el o los colectivos a los que pertenece, sus propios congéneres y mucho menos con “les otres” especies vivas.

No es solo desestructuración cultural sino insensibilidad suprema que convierte a la especie humana  en agente de destrucción de la vida. La guerra como práctica naturalizada, la naturalización de la pobreza y la marginalidad, de la explotación infantil y la trata de personas, la tortura, el maltrato a los animales y la destrucción de ecosistemas son ejemplos cotidianos del extravío en que ha caído el sentido común, colonizado por pulsiones de muerte naturalizadas bajo la cortísima historia del  capitalismo.

El punto es que la educación, la que se practica cotidianamente en las instituciones, allí donde (además de alfabetizarse) se modelan, presuntamente, la razón, la sensibilidad y el sentido común de los ciudadanos, lejos de contrarrestar esta cultura tanática – cultivada perversamente en el marco de las configuraciones socioeconómicas antropocentradas que objetualizaron la naturaleza e instrumentalizaron la vida-, estimula aquella y estas, por acción u omisión. La educación hermanada con la ciencia que es su referente principal, aportan fantásticos  conocimientos a la ciudadanía, mismos que pueden ser utilizados y puestos al servicio de la (pulsión de) vida o la (pulsión de) muerte, sin embargo lo cierto es que ni ciencia ni educación centran su interés y su propósito en orientar el sentido común hacia la valoración de la vida y por omitir tal fundamental componente político, contribuyen en sentido contrario, abandonando de hecho al ciudadano a la influencia de ese otro gran y hegemonizante formador del sentido común que son los medios, las redes y el algoritmo, no casualmente sino estratégicamente dominados por el poder.

La pregunta es ¿puede, todavía, la educación hacer su aporte en sentido contrario? No la educación en abstracto, ni su institucionalidad burocrática que inevitablemente serán expresión del modelo social, pero sus actores o una parte de ellos, en los escenarios educativos concretos subvirtiendo el sentido instituido?

Para re-educar y recuperar o restaurar aquel sentido común capaz de privilegiar la vida, ante todo conviene preguntarnos y responder con toda franqueza una pregunta olvidada (e independientemente de que el currículum lo mencione de alguna manera en algún lugar….) ¿educamos para…? ¿Sabrán (sabremos) esos actores hacer honor al lugar en que los coloca la historia?

Y consecuentemente proponer un “otro” Programa educativo orientado y puesto al servicio de un propósito reconstitutivo imperativo, lo cual supone recrear escenarios concretos de reproducción de vida sin importar el tamaño ni el contexto. No alcanza ya con disputar la interpretación de nuestra identidad e historia colectivas, la lucha por la emancipación requiere “asumir el carácter político del hecho educativo, en la medida en que hay no solo un orden educativo que transformar sino un orden social a ser reinventado”.[2] Proponer escenas de aprendizaje donde los valores regidores de la práctica sean la cooperación, la solidaridad, la austeridad, la dignidad, la diversidad y la tolerancia y el principal objetivo del aprendizaje la recreación de saberes y la formación de capacidades para autosatisfacer las necesidades fundamentales de la vida. Capacidades para recuperar soberanía sobre nuestras asociadas y colectivas necesidades vitales, sobre nuestros cuerpos, para abandonar la dependencia de “la maquina” y de un sistema que nos ha convertido en seres llenos de información pero vacíos de saberes elementales, sometidos a la tiranía urbana de tener que recurrir al servicio mercanitilizado para todo porque lo cierto es que la educación realmente existente no enseña a comer, a consumir, a cultivar, a cooperar, a valorar, a usar racionalmente el agua, la energía, ni a cuidar la naturaleza, ni a querer y valorar a los otros seres con los que compartimos el mundo, tampoco enseña a considerar el derecho de las generaciones venideras pues nada apunta en la educación a proteger la capacidad de la tierra de proveer bienes necesarios para la vida de una población creciente y futura. Producción de alimentos sanos (sin venenos), conservación y restauración de ecosistemas autóctonos, erradicación de especies exóticas, reformulación de las ciudades, cuidado del mar, preservación de la calidad del aire, reconocimiento de derechos de comunidades ancestrales prexistentes, son entre muchas otras, ausencias en la enseñanza instituida. En lugar de estos, la escuela incluye la educacion financiera, la formación emocional y la inteligencia artificial, se abandonan la filosofía y la historia y se refuerzan las matemáticas, la informática y la tecnología, y como correlato trágico de este mirar umbilicadamente solo el universo creado por el humano, en los medios ya aparecen ofertas tales como turismo de ultima oportunidad, una forma mas de mercantilización (gentrificación de la naturaleza?) ahora, de la extinción, a la que la misma propuesta contribuye llevando miles de turistas a visitar zonas y especies en peligro o en la certeza de desaparecer.

La ciudad como hecho cultural y material paradigmático del capitalismo y en tanto conflicto ecosocial y ambiental no es materia de reflexión alguna en ningún momento ni espacio educativo, siendo tal vez el principal componente de la crisis ecológica y psicosocial. Mucho menos es problematizado el uso del dinero o la oposición entre competencia y cooperación que podría abrir una revisita critica a las nociones de valor de uso y valor de cambio para ver que otras relaciones sociales fueron y son posibles e incluso rever la noción de competencia, falsamente legitimada como la fuerza del progreso y la evolución.

La pregunta es pertinente ¿desde los sectores educativos que reivindican otra sociedad posible, no hay nada que decir y hacer al respecto? O es que siguen creyendo posible cambiar la sociedad con el mismo manual que fue destruida?

Si algo debería hacerse desde la escuela en el momento actual (y promoverse desde la educación en cada organización social, religiosa, deportiva o cultural) es suscribir este mandato imperativo que el valor de la vida nos impone como especie: contribuyendo a rescatar la vida, la igualdad, la compasión, la dignidad, el derecho al futuro; poniendo todo el conocimiento que heredamos, supimos y podemos generar al servicio de rescatar-nos del colapso y recuperar nuestros mejores y mas amorosos valores, haciendo vida mediante practicas contraculturales, subvirtiendo el sentido común impuesto por la hegemonía cultural del productivismo capitalista. Incluyendo todo el conocimiento y todos los sujetos excluidos.

Esos actores sociales tan importantes que son los trabajadores de la educación, ¿van a seguir apenas defendiendo el piso mínimo (casi obsoleto) de su estratégico rol social y cultural (solo el salario y el trabajo) y reivindicando, aunque con todo derecho por cierto, la contención social que siempre ofrecen por fuera de su compromiso instituido, cada vez que todo se va a la mierda, y la inclusión sin horizonte, pero sin ir mas allá, sin desobedecer las reglas del Programa, sin asumir la inutilidad del mismo en el marco de destrucción presente, es decir sin proponer nada nuevo, diferente y contracultural?

Hemos superado la etapa en que aun era plausible (?) confiar en una transformación posible de la relación humanidad naturaleza dentro del esquema de las relaciones de producción capitalistas. Confianza que en rigor solo era atribuible a la fuerza cooptadora del discurso universalista que sobre todo desde foros internacionales suavizaban los datos de la crisis ecosocial, invisibilizan las realidades locales en cada territorio y reciclan constantemente las esperanzas en un posible cambio de conciencia en poblaciones, gobiernos y empresarios que fructificara en el cambio necesario.

La UNESCO se ha dedicado a este ejercicio de dilación desde hace décadas, la Carta de la Tierra mas allá de sus poéticas expresiones de principios, parece haber devenido en ONG que subsiste de cobrar sus cándidas propuestas de capacitación, que sigue difundiendo mas en ingles que en español. La Internacional de la Educación y su versión latinoamericana no agendan la crisis ecosocial entre sus prioridades políticas y tampoco sus sindicatos adheridos. Todo este tímido por no decir condescendiente posicionamiento, a contribuido a reciclar permanentemente la ilusión de que dentro del statu-quo capitalista siglo XXI tendremos gracias a la tecnociencia y a un presunto cambio de actitud social frente, sobre todo, a las consecuencias del Cambio Climático (devenido central pero en modo alguno único aspecto de la crisis ambiental) sera posible superar esta etapa crítica y encaminar el desarrollo hacia la sustentabilidad; dos conceptos a esta altura vaciados de todo significado.

Como complemento el sistema de educación pública, y en particular todos sus actores, se resisten a acusar recibo de esta realidad que en buena medida termina de sepultarlos bajo la obsolescencia que ya le impuso la tecnología de la información y comunicación. Cada vez mas lejos de ofrecer emancipación alguna el sistema educativo, incapaz de autocrítica, lastra su verdadero desafío contribuyendo a la inercia generalizada. Las experiencias educativas ambientales, que representan una irrelevante parte de los procesos educativos (contra el desmedido e ingenuo optimismo que generó la sanción de una ley de EA en 2021, sobre lo cual advertimos oportunamente), transitan una superficialidad desinformada exasperante, mientras las que acaso debieran ser mejores opciones, tales las experiencias educativas populares que se referencian en prácticas y teoría Freireana, las autodenominadas populares o aquellas que se dan en contextos de lucha socioambiental, al no cuestionar los fundamentos mismos del sistema educativo y de su edificio curricular, aun cuando incorporan sesgos con enfoques socioterritoriales, de genero, decoloniales, etc. convalidan explícita o tácitamente el modelo social hegemónico y así estiran la ilusión de su posible transformación mediante un ejercicio crítico que le interpela ocacionalmente desde la palabra, pero casi nunca subvierte la practica efectiva y con ella los fundamentos de una concepción educativa epistémicamente sometida y sometedora: no desobedecen, no cuestionan el fondo ni el contenido, apenas la forma mientras el propósito parece no requerir revisión alguna. Moralista y obediente la practica educativa toda parece confirmar lo que Iván Illich temía y vaticinaba hace 50 años (exageradamente en esos años, pero no ahora): que “el sistema escolar de hoy en día desempeña la triple función que ha sido común a las iglesias poderosas a lo largo de la historia. Es simultáneamente el depósito del mito de la sociedad, la institucionalización de las contradicciones de ese mito y el lugar donde ocurre el ritual que reproduce y encubre las disparidades entre el mito y la realidad”.

“Necesitamos la mejor ciencia y el máximo respeto a la verdad. Pero ésto sólo permite conocer el mundo, no transformarlo. Transformarlo es un juego de afectos, pasiones, identidades compartidas, mitos comunes, de alianzas, de intereses y de pericia en el ejercicio del poder. La rebeldía es un estado de ánimo que no se alimenta de ideología ni de conceptos. Es algo que arde en la certeza de sentir que la vida es el máximo don que no se puede desperdiciar. La necesidad histórica del momento es la de dar a luz una forma de producir, consumir, habitar e imaginar un mundo que deje atrás la depredación de la biósfera y adopte los principios de la cooperación y la simbiosis”[3].

Nunca como ahora, frente a la posibilidad cierta del colapso civilizatorio, educación y rebelión fueron nociones tan afines. Frente a la amenaza de disgregación nacional, destrucción cultural y depredación extrema de nuestros bienes comunes, esperamos aún que los actores educativos conscientes de su rol, asuman el papel y el poder que en ello tienen!!!


[1]https://www.15-15-15.org/webzine/2024/02/01/mesorreligion-para-una-accion-intersticial-con-sentido/

[2]Imen Pablo (2022) Pensamiento pedagógico Latinoamericano en prospectiva, en ¿Que docencia para estos Tiempos? CETERA.

[3]https://www.nodal.am/2023/12/el-colapsismo-ecologico-por-nieves-y-miro-fuenzalida/

Fotografía: desinformemonos

Fuente de la información:  https://insurgenciamagisterial.com

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