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Los fines de la educación

Por: Robert M Hutchins

Robert M. Hutchins criticó en 1941 los principales problemas en la educación universitaria: escepticismo, presentismo, cienticifismo y antiintelectualismo. Defiende que una universidad que se precie no debe aspirar a formar al hombre por completo, sino enseñarle a pensar, para lo que se necesita de la metafísica. Su enseñanza es más actual que nunca.

ace seis años (1) tuve el honor de dirigirme a mis colegas de Yale hablando sobre La educación superior en América. Me sorprendió ver que esas lecciones no tuvieron el efecto que pretendí que lograran. Por el contrario, todas las actitudes que se calculaba que esas lecciones podrían cambiar, siguieron adelante con fuerza o fueron consolidadas con firmeza.

En ellas ataqué la trivialidad, y cuarenta y dos estudiantes se apuntaron al curso breve de jefes de tambores en Oklahoma University.

En ellas ataqué que la universidad se convirtiera en formación profesional, y la University of California anunció un curso en cosméticos diciendo que: «La profesión de esteticista es la que crece más rápidamente en este Estado». Me quejé de los cursos dedicados a proporcionar información caduca, y uno de los más distinguidos sociólogos de Estados Unidos anunció que nuestro nivel de información crece tan rápidamente que para volcarla entera en nuestros estudiantes tendríamos que prolongar la adolescencia hasta los cuarenta y cinco años de edad.

Sostuve que la educación superior debería ser primordialmente intelectual, y el rector del New York State College for Teachers dijo: «La educación no es en primer lugar intelectual. La educación es el proceso por el que se socializan tus emociones».

Un profesor, casi por casualidad, estaba de acuerdo conmigo. E hizo estos comentarios escandalosos en un libro: «Siempre quedarán», decía, «ciertos valores permanentes que debe cultivar la educación, como la honestidad intelectual, el amor a la verdad, la habilidad para pensar con claridad, las cualidades morales». El hecho de que fuera de Teachers College, Columbia, y que se pudiera suponer que estaba solamente haciendo una broma, no le salvó. Fue reprendido agudamente por otro profesor de la Ohio State University que dijo que en este punto debía «discrepar de este libro, por lo demás sin duda interesante, porque hace sospechar que su autor tiene todavía algo de absolutista». Y es que este quería que la educación cultivara la honestidad intelectual, el amor a la verdad, la capacidad de pensar con claridad y las cualidades morales.

Resulta que la sabiduría y la bondad son el objetivo de la educación superior.

No negaré que una o dos personas prestaron alguna atención a mi libro. Uno de estos, que en su tiempo libre es profesor de Yale, resumió todo el asunto diciendo que el problema conmigo era mi intenso idealismo moral. Lógicamente esa cualidad desenfocaría a cualquiera su visión de la educación. ¿Un rector de universidad culpable de idealismo moral? ¿A dónde vamos a llegar? Me vinieron a la cabeza algunos de los comentarios de uno de nuestros antiguos alumnos que en una discusión reciente en la University of Chicago dijo que todo lo que yo había dicho sobre el fútbol era perfectamente lógico. «Pero», señalaba, «si la universidad elimina el fútbol, mi hijo, que ahora tiene quince años, no querrá ir allí». En otras palabras, ‘lógico’ es un término de reproche, y la University of Chicago debería aspirar a ser iló- gica porque uno de sus antiguos alumnos tiene un hijo ilógi- co. Incluso he escuchado la palabra ‘educativo’ con la misma connotación difamatoria cuando un graduado de Princeton escribió a Woodrow Wilson diciendo: «Ya no tendré más relación con Princeton. Usted está convirtiendo mi querido viejo collegeen una institución educativa». Un rector universitario del que se sospecha que está interesado en la moral, el intelecto, o incluso en la educación, se merece la mayor de las condenas por parte de aquellos que tienen auténtica preocupación por los verdaderos intereses por nuestro país.

Pero todas estas cosas se quedan en nada si las comparamos con la amenaza de la metafísica. He sugerido suavemente que la metafísica podría unificar a la universidad moderna. Sé que se trataba de una palabra muy larga, pero pensaba que mi audiencia formada por críticos bien educados conocerían su significado. En cierto modo quedé muy sorprendido al encontrarme con que para ellos metafísica era como una serie de globos, flotando sobre la superficie de la tierra, que eran traídos hacia abajo por gente de mente viciosa y débil cada vez que querían ganar una discusión. La explosión de uno de estos globos, o la suelta de los gases que contuviera, podría silenciar pero no convencer a un hombre sabio. El hombre sabio se marcharía murmurando «Palabras, palabras, palabras», o «Contrario a la ciencia», «Reaccionario» o incluso «Fascista». Sabiendo que no puede haber nada verdadero a no ser que la ciencia experimental lo haga verdad, el hombre sabio conoce que la metafísica es simplemente el vocablo técnico de la palabra superstición.

El papel de la filosofía en la educación

Podría enfrentarme ahora contra todo esto. Me interesa la educación, la moral, el intelecto y la metafísica. Incluso voy lo suficientemente lejos como para sostener que hay una relación necesaria entre todas estas cosas. Quiero afirmar que si falta una de ellas no podemos tampoco tener las demás, y que sin las otras no podríamos lograr aquello que me importa de forma principal, la educación.

Por otra parte, insisto en que todo lo que ocurre hoy en el mundo confirma la necesidad inmediata y urgente de ponernos a una y entrar en directo a considerar estos temas. El mundo está probablemente más cerca de la desintegración ahora [segunda guerra mundial] que en ningún otro momento desde la caída del Imperio Romano. Si nos quedan algunas fuerzas, aunque sean leves y poco efectivas, para clarificar y unificar criterios, deberían ponerse en marcha, movilizarse ya, o aquello que conocemos como la civilización occidental podría desaparecer.

Incluso si asumimos que las condiciones ordinarias se restaurarán pronto, debemos aceptar que nuestro país se ve afectado por problemas que, aunque aparentemente no tienen solución, deberían resolverse si es que quiere conservarse o en caso de que merezca la pena conservarlo. No hablo de problemas materiales. Debemos tener fe en los grandes recursos de nuestra tierra. Nuestros problemas son de carácter moral, intelectual y espiritual. La paradoja de morir de hambre en mitad de la riqueza ilustra la naturaleza de nuestras dificultades. Esta paradoja no se resolverá con habilidades técnicas o datos científicos. Se resolverá, si es que eso es posible, por medio de la sabiduría y la bondad.

Resulta que la sabiduría y la bondad son el objetivo de la educación superior. ¿Cómo podría ser de otra manera? La sabiduría y la bondad son los fines de la vida humana. Si discutes esto, estás en ese momento entrando en una discusión metafísica, pues te encuentras debatiendo sobre la naturaleza del ser y la naturaleza del hombre. Así debería ser. ¿Cómo podríamos conocer el destino del hombre si no nos preguntamos lo que el hombre es? ¿Cómo podemos hablar de preparar hombres para la vida si no nos preguntamos cuál debería ser este fin? En la base de la educación, así como en la base de toda actividad humana, se encuentra la metafísica […].

Lo mismo pasa con la ética y la política. Queremos llevar una vida buena. Queremos un buen gobierno como un medio para conseguir esa vida. De nuevo, para encontrar la buena vida y el buen gobierno, debemos investigar la naturaleza del hombre y los fines de su existencia. En el momento en que hacemos eso nos hacemos metafísicos a pesar de nosotros mismos. Y la solidez de nuestras conclusiones morales depende de si somos buenos o malos metafísicos […].

Abrir el currículo a las buenas asignaturas condujo de modo natural (a Eliot, rector de Harvard) a permitir también las malas para al final destruir ambas.

Y lo mismo ocurre con la educación. En este asunto el gran criminal fue Mr. Eliot quien, como rector de Harvard, dedicó su genio, habilidades y su larga vida a la tarea de robar a la juventud americana su herencia cultural. En el momento en que sostuvo que no había buenas o malas materias que estudiar, su laudable esfuerzo por abrir el currículo a las buenas asignaturas lo condujo de modo natural a permitir también las malas para al final destruir ambas. Hoy, para conseguir educarse en una universidad americana, un hombre tendría que ser realmente brillante y saber mucho, si es que tiene la intención de hacerse con aquello que realmente no necesita. Nuestras instituciones dan completo apoyo a aquella frase de Gibbon de que «la instrucción raramente es eficaz exceptuando aquellos temperamentos felices en los que resulta casi superflua». Hoy el joven americano abarca solo de forma accidental la tradición intelectual de la que forma parte y en la que debe desarrollar su vida: porque sus fragmentos dispersos y carentes de unidad se encuentran desparramados de un lado al otro del campus […].

El error principal es el de sostener que nada es más importante que lo demás, que no puede darse un orden entre los bienes ni un orden en el terreno de lo intelectual. No hay nada central y nada periférico, nada primario y nada secundario, nada fundamental y nada superficial. El camino del estudio se rompe en pedazos porque no hay nada que lo mantenga unido. Trivialidad, mediocridad y formación profesional lo conquistan todo porque no tenemos ninguna medida objetiva desde la que juzgar […].

Vemos entonces que la metafísica juega un doble papel en la educación superior. Desde ella los educadores deciden qué educación deberían ofrecer. Desde su metafísica sus estudiantes deben construir los fundamentos de su vida moral, intelectual y espiritual. Por medio de la metafísica yo llego a la conclusión de que la finalidad de la educación es la sabiduría y el bien, y que los estudios que no nos acercan a estos objetivos no tienen cabida en una universidad. Si tienes una opinión diferente deberías mostrar que tienes una metafísica mejor. Por medio de la metafísica, los estudiantes podrían recuperar una visión racional acerca del universo y de su papel en él. Si niegas esta proposición, cae de tu lado la responsabilidad de defender que la visión racional del universo y el papel que uno tienen en él no es mejor que una visión irracional o la ausencia total de cualquier visión.

Educación y mejora social

A la luz de estos principios vamos a estudiar la relación entre educación y la mejora de la sociedad. Todos queremos que la sociedad avance, y queremos que haya graduados universitarios por su educación para mejorar la sociedad y porque aprenden cómo hacer eso. Las diferencias aparecen cuando discutimos sobre el método con el que se pueden alcanzar estos objetivos […]. Discutiré únicamente el modo por el que una institución puede desarrollar en sus estudiantes un conocimiento social y una conciencia social.

En una primera mirada parecería que todos estaríamos de acuerdo en que para hablar sobre la sociedad o su mejora deberíamos ahondar en la naturaleza de lo social, en las características comunes y perdurables de la sociedad, y en aquellos animales tan especiales que la componen, llamados hombres. Querríamos examinar sus objetivos, los distintos caminos para alcanzarlos y la medida en que cada uno de ellos ha triunfado o fracasado. Pero para hablar de éxito o fracaso necesitamos algunas nociones sobre lo que significa ser una buena sociedad. Sin tales conceptos no podríamos valorar las sociedades que tendríamos que poner en consideración ni aquella en la que vivimos. Necesitaríamos alguna concepción de buena sociedad para decidir cuál es el significado de mejora; pues todos sabemos que a veces hemos dado la bienvenida como beneficiosas a medidas que, una vez adoptadas, parecían dejarnos en una condición tan insatisfactoria como la que teníamos antes. Si nos enfrentamos a la gran tarea de mejorar la sociedad sin prejuicios, deberíamos también tratar de entender la naturaleza, el propósito y la historia de las instituciones que ha creado el ser humano. La búsqueda de la mejora social es una búsqueda perpetua. Desde que existe la sociedad el ser humano ha pretendido mejorarla. Podemos pensar que las ideas y la experiencia de la humanidad debería colocarse en las manos de la generación venidera pues esta continúa con la búsqueda perpetua.

Nadie puede pensar sobre un problema práctico, como es el problema de cómo mejorar la sociedad, si no conoce los hechos. Y no podrá hacerlo si no tiene un nivel básico de crítica y acción.

Esto significa que si queremos que un estudiante tenga un sentido de responsabilidad social y deseo de sacar adelante sus obligaciones, debemos haberle proporcionado, para lograr esta meta, lo mismo que le hemos entregado para otros propósitos. Una educación en historia y filosofía, junto con las disciplinas que se necesitan para entender estos campos. Para hacer de él alguien que acreciente la sociedad hemos de tener la esperanza de convertirle, aunque sea de forma modesta, en maestro en la sabiduría política de su estirpe. Si carece de cualquier intuición de esto, no podrá entender el problema de la sociedad. Tampoco podría criticar ninguna institución social. Estaría sin las armas necesarias para atacarlas o defenderlas. No podría distinguir una buena de una mala. No podría pensar de forma inteligible sobre ninguna.

Nadie puede pensar sobre un problema práctico, como es el problema de cómo mejorar la sociedad, si no conoce los hechos. No podrá aportar comentarios útiles sobre la situación en Alemania, a no ser que conozca cómo es esta situación. Y no podrá hacerlo si no tiene un nivel básico de crítica y acción. Este criterio no puede ser, por supuesto, una fórmula matemática o alguna máquina intelectual automática y milagrosa que, una vez aplicada a los hechos, produzca de forma inmediata e infalible la respuesta correcta. El mundo práctico es un mundo de cosas singulares y contingentes y no un sistema matemático. Nadie ha subrayado este aspecto con tanta fuerza como Aristóteles. Pero esto no le supuso un freno para intentar descubrir en la Ética y en la Política los principios generales de la vida buena y del estado justo, o para intentar mostrar la utilidad de esos principios en su sociedad y, según pienso, en cualquier otra.

El mundo práctico es un mundo de cosas singulares y contingentes y no un sistema matemático.

En consecuencia, si vamos a tener principios para la crítica social y la acción social, y si estos quieren ser algo más que principios emocionales, deben provenir del estudio filosófico e histórico y del hábito del pensamiento correcto. Sería una cosa maravillosa si todos estuviéramos tan condicionados que nuestros reflejos trabajaran al unísono en la dirección adecuada cuando nos enfrentáramos a la injusticia social o económica, si hubiéramos sido entrenados desde la infancia para reconocerla y luchar contra ella. Pero aun en el caso de que pudiéramos llegar a la adolescencia en esta situación feliz, me temo que nuestros excelentes hábitos se derrumbarían bajo la presión. Se necesita algo para mantenerlos, y eso es la capacidad de comprender. Esta es otra manera de decir que el intelecto manda sobre la voluntad. Nuestros padres deberían dedicar todos los esfuerzos posibles durante nuestra infancia para moderar nuestras pasiones y habituarnos a la justicia y a la prudencia. Pero el papel de la educación superior, en esta conexión, debe ser la de proveer de fundamentos firmes y duraderos que sostengan esos hábitos cuando los problemas de la vida adulta golpeen contra ellos.

Cuatro falsos cultos

Me parece obvio que urge la clase de educación que favorezca el desarrollo del conocimiento social y de la conciencia social. ¿Por qué esto no es evidente para el resto de la gente? La primera razón, pienso, es lo popular que es el culto al escepticismo. He defendido que quiero dar al estudiante conocimiento sobre la sociedad. Pero nos hemos metido en tal situación mental que cualquiera que no se dedique a la ciencia natural que diga que conoce algo, se convierte en un dogmático y en un autoritario […].

Sería una cosa maravillosa si todos estuviéramos tan condicionados que nuestros reflejos trabajaran al unísono en la dirección adecuada cuando nos enfrentáramos a la injusticia social o económica.

Si no podemos conocer nada sobre la sociedad, si solo podemos tener opiniones sobre ella, y si la opinión de un hombre es tan válida como la de cualquier otro, entonces podemos decidirnos a conseguir lo que queremos de una forma irracional sirviéndonos de medios irracionales, es decir, por la fuerza. En un mundo escéptico apelar a la razón es algo vano. Esa apelación solo puede tener éxito si aquellos a los que se apela tienen algunos puntos de vista racionales sobre la sociedad de la que forman parte.

Otra razón por la que algunos dudan de la utilidad social de la educación que yo apoyo, es que pertenecen al culto de la inmediatez, a lo que puede ser llamado presentismo. Desde este punto de vista, la manera de comprender el mundo consiste en lidiar con lo que tú descubres sobre ti. Recorres los almacenes y las plantas de acero y entiendes el sistema industrial. No existe el pasado. Cualquier referencia a la Antigüedad o a la Edad Media muestra que no te interesa el progreso social. La filosofía solo es una actividad de su tiempo y su lugar. Vivimos en un tiempo diferente y, por lo general, en un lugar distinto. De ese modo, los filósofos que vivieron ayer no tienen nada que decirnos hoy a nosotros.

Sin embargo no podemos comprender nuestro entorno con solo mirarlo. Este se presenta ante nosotros como un desorden incomprensible de cosas. Si nos limitamos a coleccionar esas cosas no nos formaremos un criterio […]. Nos enfrentamos a problemas viejos sin saber que son viejos y caemos en los mismos errores porque no sabemos que ya se ha caído en ellos […].

El culto a la ciencia

El escepticismo y el presentismo se relacionan con un tercer «ismo» que desenfoca nuestra visión del método de educa- ción para la mejora social. Este «ismo» es el culto a la ciencia, un culto al que, de modo suficientemente curioso, pertenecen muy pocos científicos naturales. El cienticifismo es un culto compuesto por aquellos que confunden la naturaleza o el papel de la ciencia. Dicen que la ciencia es moderna; que la ciencia es provisional; que la ciencia es progresiva. Cualquier cosa que no sea ciencia les resulta anticuada, o por lo menos irrelevante. Un escritor del International Journal of Ethics nos ha invitado a que sigamos a la ciencia en nuestra búsqueda de la vida buena, y el hecho de que este autor sea un filósofo sugiere que el culto al cienticifismo ha encontrado devotos en los lugares más insospechados. Porque es claro que aunque podamos y debamos usar la ciencia para mejorar nuestra sociedad, no podemos seguirla hacia este destino. Y la razón es que la ciencia nunca nos contará dónde tenemos que ir. Los hombres pueden usarla para propósitos buenos o malos, pero son los hombres los que tienen los propósitos, y estos no se aprenden gracias a los estudios científicos.

La ciencia nunca nos contará dónde tenemos que ir. Los hombres pueden usarla para propósitos buenos o malos, pero son los hombres los que tienen los propósitos.

El cienticifismo es un mal servicio a la ciencia. El crecimiento de la ciencia es el hecho más importante de la vida moderna. No se debería permitir que ningún estudiante completara su educación sin entender esto. Las universidades podrían y deberían apoyar y animar la investigación científica. De una educación científica podemos esperar una mayor comprensión de la ciencia. De una investigación científica podemos esperar conocimiento. Pero confundimos el asunto si exigimos respuestas a aquello que no tenemos derecho a preguntar, si lo que buscamos aprender de la ciencia son los fines de la vida humana o de la organización social.

Por último tenemos el culto al antiintelectualismo, que por extraño que parezca tiene un surtido grupo de miembros. Ellos van desde Hitler, que piensa con sus glóbulos rojos, hasta los miembros de los tres cultos a los que me acabo de referir (escepticismo, presentismo, cienticifismo), pasando por los hombres de buena voluntad que, dado que solo son hombres de buena voluntad, se encuentran en el polo opuesto a Hitler pero que no pueden ofrecer una justificación racional de por qué están allí […].

El sentimentalismo es un deseo irracional de ser de ayuda para nuestro prójimo. A menudo parece una cualidad digna de alabanza o redentora en aquellos que no pueden o no quieren pensar. Pero el sentimental es en realidad una personalidad peligrosa. Desconfía del intelecto, pues este podría mostrar que el sentimental está en el error. Cree en la primacía de la voluntad, y eso es lo que lo hace tan dañino. No sabe lo que debería querer; no sabe tampoco por qué quiere lo que quiere. Pero sabe que lo quiere.

De una educación científica podemos esperar una mayor comprensión de la ciencia. Pero confundimos el asunto si lo que buscamos aprender de la ciencia son los fines de la vida humana o de la organización social.

Fácilmente esto deriva hacia la idea de que porque tú lo quieres, deberías tenerlo. Y tú eres un hombre de buena voluntad, de modo que por definición los que se opongan a ti no lo son. Ya que deberías tener lo que quieres, deberías obtenerlo si te haces con el poder. Y de ese modo el camino desde el hombre de buena voluntad hasta Hitler se cierra.

De hecho, esta es la postura en que los miembros de los cuatro cultos (escepticismo, presentismo, cienticifismo, antiintelectualismo) se encuentran cuando plantean preguntas sobre la mejora social. En la medida en que no pueden saber, tienen que sentir. Lo único que nos cabe esperar es que se sientan bien. Pero no podemos estar demasiado esperanzados. ¿De dónde viene la buena voluntad? Hace tiempo que la campaña anterior al plebiscito de Austria nos dio las primeras noticias de la primera vez en que Hitler se dejó guiar por una revelación especial. Muchos hombres de buena voluntad no reclaman ese contacto íntimo con la deidad. Pero son uniformemente misteriosos acerca de la fuente de su inspiración. Si esta no es el conocimiento, y por consiguiente filosófica, tiene que ser un hábito, y un hábito de la clase más irracional. Una universidad no puede tener nada que ver con hábitos irracionales, excepto para intentar moderar los malos y apoyar los buenos. Pero si por hipótesis no podemos hacer eso por medios racionales nos vemos forzados a concluir que una universidad debe ser como una guardería que con cariño trata de conservar los buenos hábitos antes de sufrir un shock, con la esperanza de que estos puedan ser conservados durante el tiempo suficiente para que aguanten a lo largo de la vida, aunque sin ningún tipo de fundamentación racional […].

La pretensión de educar al hombre completo

Difícilmente nos ayudaría decir aquí, como hacen muchos antiintelectuales, que la educación debe educar al «hombre completo». De todas las frases sin sentido que hay en la discusión sobre educación esta se lleva la palma. ¿Acaso quiere decir que la educación debe hacer ella sola el trabajo de convertir el «niño entero» en un «adulto entero»? […] ¿Nos vemos obligados a asumir que nuestros estudiantes no pueden aprender nada de la vida o que no tenían una vida antes de venir a nosotros y no la tendrán después? Estamos buscando un criterio para saber dónde poner la importancia que debe tener la educación superior. Hablar del hombre completo parece implicar que el educar no debería tener ningún tipo especial de énfasis. Todas las «partes» del ser humano tienen la misma importancia: vestir, comida, salud, familia, negocios. ¿Debe la educación recalcar todas ellas? […] ¿Sería decir demasiado defender que si podemos enseñar a nuestros estudian- tes a llevar la vida de la razón haremos todo lo que puede esperarse de nosotros y, al mismo tiempo, haremos lo me- jor que puede hacerse para el hombre completo? La tarea de la educación es ayudar a que los animales racionales sean más perfectamente racionales.

El sentimental es en realidad una personalidad peligrosa. Desconfía del intelecto, pues este podría mostrar que el sentimental está en el error. Cree en la primacía de la voluntad.

Vemos, en consecuencia, que la búsqueda de la mejora social no tiene término. Los hombres siempre han querido una sociedad mejor, no diferente. Qué sea una sociedad mejor y cómo llegar a ella ha sido uno de los problemas permanentes de la filosofía y uno de los principales asuntos de la tradición del mundo occidental. Solo aquellos que reconocen el lugar fundamental que ocupa la filosofía y la sabiduría de la tradición en la educación de los ciudadanos pueden esperar formar hombres y mujeres que puedan contribuir a la mejora de la sociedad y que quieran hacerlo. El culto al escepticismo, al presentismo, al cienticifismo y al antiintelectualismo nos llevarán hacia la desesperación, no solo de la educación, sino también de la sociedad.

 


© de la traducción: Javier Aranguren.

© de la imagen principal: Wikimedia Commons (La Hutchinson Commons de la Universidad de Chicago en noviembre de 2014).

(1) Los fines de la educación es una conferencia que Robert M. Hutchins (1899–1977) pronunció en 1941 en la Universidad del Estado de Louisiana en la que critica los cuatro principales problemas en la educación universitaria de su tiempo (que parecen ser los nuestros): escepticismo, presentismo, cienticifismo y antiintelectualismo. Su tesis es que una universidad que se precie no debe aspirar a formar al hombre por completo, sino limitarse (y ya sería mucho) a enseñarle a pensar. El papel de la filosofía (de la metafísica) en esta tarea es fundamental. Esa conferencia se recogió en el libro  Education For Freedom, p. 19 y ss., publicado por primera vez en 1943. 

Fuente: https://www.nuevarevista.net/destacado-principal/los-fines-de-la-educacion/

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Metabolismos del ego

Por: Fernando Buen Abad

Si la medida de la salud (suponía Freud) es “la capacidad de amar y la capacidad de trabajar”[1], todo se desfigura cuando la capacidad se reduce a sólo amarse a sí mismo y la capacidad de trabajar radica en esforzase sólo para sí sometiendo, además, el trabajo de otros al beneficio de uno solo. Reina el amor por el individualismo para romper con la comunidad. El ego es inseparable de la lucha de clases, y los opresores han encontrado -siempre- argumentos de sobra para justificar su preminencia sobre los oprimidos. O se creen dioses o se creen semidioses; o se creen emisarios de la (o las) divinidades o de plano se creen mejor dotados por la “raza”, la “genética”, las “bellezas”, la “inteligencia” o la “suerte”… con todas sus combinaciones. Y no hay quién les aguante el ego[2].

La egolatría es una enfermedad inclemente. Un mundo enfermo de belicismo rentable, enfermo de usura bancaria, enfermo de guerras mediáticas… sufriendo hambre, analfabetismo, corrupción, represión y humillaciones infinitas contra los más desposeídos. Un mundo destazado por terratenientes, exhausto de contaminantes, atrofiado de mercantilismo y bañado en sangre de todas las violencias del poder dominante… es un mundo enfermo al que le ha costado demasiado encontrar el remedio para todos sus males: la superación del capitalismo que se adueñó del poder del dinero, del poder de las armas, del poder de los medios y del poder del insulto contra los dominados. El principio de comunidad demolido por la individualidad de los ególatras.

El ego inflamado, de sí y por sí, es uno de los sub-productos más odiosos, que rompe el cúmulo de las relaciones sociales y se produce en ese punto donde se patologízalo individual cuando domina la negación del conjunto. Son muchas las fuentes y las causas por las cuales una persona sube a las cumbres de sí mismo para quedarse a vivir ahí donde el paisaje es perfectoporque todo lo que ve es el reflejo de su persona en todas “sus obras”. Incluso en las que no existen. Son muchas las argucias del sistema económico e ideológico dominante que, incapaz de inspirar respeto por sus valores morales, se empeña en imponer amor por lo puramente individual incluso cuando su mérito único, a falta de contribución al bien común, radique a en amarse a sí mismo. Y son interminables las invenciones de la clase dominante para ahogar en ego todo sueño de vida buena en comunidad. Con la moraleja del “rico que se hace solo”, del talento que “nada le debe a otros”, del “golpe de suerte” como destino inmutable para los que nacen “en buen cuna”… tenemos un fanatismo histórico empeñado en postrar a la comunidad humana ante los atrios del “ego” que se adueñó de todo.

Para el ego se filman películas, se imprimen revistas con sus portadas, se editan libros, se escriben canciones y se despliega una parafernalia descomunal planetaria que hoy ya es, además de un daño severo por contaminación visual y sonora, un asco mundial por el regodeo de la nadería a cambio de la fachada del individualismo. Desde las empresas y los gobiernos hasta las familias, las escuelas, las oficinas y las iglesias. Egos para toda ocasión, para todo lugar y para cada momento. Egos desorbitados en las campañas políticas y en las campañas publicitarias… egos en los libros de historia y en las histeria de los libreros. Egos para la dama y egos para el caballero. Niños y niñas, ancianos y ancianas. El ego es el opio de los pueblos. También.

Nadie se salva, unos más y otros menos, la inflamación de los egos es una pandemia que debemos atender, mientras podamos, y antes de que lleguemos al delirio cotidiano de pensar que todo lo que ocurre, lo que se habla o lo que se calla, sucede por nuestra persona y en función de nuestras muchas (autoproclamadas) “virtudes”. Urge intervenir antes de que toda conversación, propia o ajena, creamos que se refiere a nosotros y que tenemos siempre el derecho de intervenir en cualquier charla, contando los anecdotarios más individuales, aunque no venga al caso o aunque a nadie le importe pero creamos, absolutamente convencidos, que vienen al caso y que a todos les importa. Y no hay vacunas en el mercado porque el mercado, precisamente, está intoxicado de ego virulento. Es su garante.

No es lo mismo el aprecio profundo por los valores y por las luchas que, encarnadas en personas, representa a comunidades o pueblos. No es lo mismo el orgullo o el honor que experimenta aquel que todo lo da para el beneficio de la comunidad sin esperar encumbrar su ego con lisonjas de ocasión. No es lo mismo el respeto de los compañeros por aquel que se desprende de sí para fundirse en lo común haciendo de lo individual pieza indisociable de la colectividad. En la teoría y en la práctica de todos los días. No es lo mismo, en suma, la lucha del que se entrega a la lucha de todos por una comunidad organizada para sí y en ella hace su identidad para que lo identifique el colectivo como un ser de lo colectivo. Eso es nuestro conjuro contra el ego convertido en ideología por la clase dominante.

Si como Marx pensaba la “personalidad” es el producto del conjunto de las relaciones sociales, estamos obligados a desplegar herramientas para la crítica de tales relaciones sociales envueltas por las relaciones de producción dominantes. Estamos obligados a propiciar los escenarios y las experiencias donde, cada día y a cada hora, recordemos que somos lo que somos gracias a la historia que han forjado los pueblos sobre los hombros de sus luchas, mientras han padecido todos los desplantes del ego y el individualismo generados desde la clase dominante como la moral en la que debemos forjarnos. Como si eso fuese un triunfo moral. Estamos obligados a desplegar todas las herramientas del pensar crítico que es una de las más grandes conquistas sociales de la humanidad porque el grado de desarrollo social depende del grado del desarrollo y diversidad del pensamiento en la práctica. Pero es necesaria la igualdad y la justicia para que pensamiento y desarrollo no sean privilegio de unos cuantos. Piénsalo sin el ego de la clase dominante.

[1]Aproximación al Concepto de Salud Mental Vigente desde una Perspectiva Psicoanalítica https://revistas.unc.edu.ar/index.php/aifp/article/viewFile/13197/13397

[2]http://dle.rae.es/?id=EQoDoir

Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Metabolismos-del-ego-20180910-0006.html

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La indiferencia y su efecto bumerán

Por: Ilka Oliva Corado

Más que miedo y desconocimiento es pereza. Más que miedo es individualismo. Más que miedo es complicidad por conveniencia. Más que miedo es indiferencia en las sociedades devastadas por la mediocridad. Sociedades infestadas de racismo, clasismo, homofobia, estereotipos, haraganería, fascismo, cachurequería y doble moral.

Millones de burbujas flotantes donde habitan seres plagados de insensibilidad y desprecio, que piensan que están a salvo del horror de la miseria, la exclusión y la violencia porque ellos no son los otros; esos otros que ellos con su mediocridad y dogmas sentencian, excluyen y vulneran en nombre de las clases sociales, la mezquindad y el avasallamiento. Sociedades pasivas sin memoria que con su inacción solapan turbas de corruptos, ruines y genocidas; que violentan a los otros, siempre a los otros. Una inacción a conveniencia, siempre.

Los violentados son los otros: los que denuncian, los que luchan por la justicia, los que sueñan, los que abren caminos, los que tienen memoria, los que buscan la unidad de los pueblos, los que siembran esperanza: ellos son el enemigo por instinto. Por puro instinto saben que estar del lado de los vasallos les permitirá permanecer en la comodidad de sus burbujas flotantes. Hediondos todos al germen rancio de la infamia. Se lamen entre ellos, para impregnarse unos a otros de la peste de la insensibilidad y la desmemoria, para que la miseria de los otros nunca los alcance, pero saben perfectamente que los miserables son ellos, solamente ellos.

Estas sociedades cómplices, escogen a quienes los representarán en el gobierno, para que el sistema no se mueva ni un ápice de su lugar, para que los cimientos del patriarcado, la misoginia, el machismo, el racismo, el clasismo y la homofobia sigan intactos. Creen que sus burbujas son intocables y que sus dogmas los mantendrán a salvo, creen que nunca los alcanzarán: la miseria, el abuso y la exclusión. Creen que nunca necesitarán de los otros más que para que carguen en sus hombros las burbujas flotantes donde estos destilan la pestilencia del sopor del solapador. Creen que nunca pisarán el suelo de los mancillados, ellos los mancilladores.

Creen que jamás serán violentados, excluidos y empobrecidos. Creen que sus dogmas jamás se les voltearán. Que jamás enfrentarán la justicia de la vida. Que la mancilla no tocará a sus puertas. Que jamás se verán en la necesidad de un aborto clandestino. Que el amor que es el amor no respetará sus géneros ni sus clases sociales. Que el dolor no alcanzará sus burbujas. Que la violencia jamás las atravesará.

Creen que esas clicas criminales son leales y que jamás las traicionarán, se equivocan rotundamente. Esas sociedades mediocres también son utilizadas por la enorme maquinaria del status quo precisamente por sus dogmas. Son más utilizables que las masas que desconocen. Las burbujas flotantes aunque no lo soporten también son parte de ese todo que conforma el hilar de la humanidad.

Pero ya las está alcanzando el efecto bumerán que estas mismas han creado, pensando ilusoriamente que la destrucción masiva la vivirán los otros, simples burbujas flotantes. Y cuando la violencia, la injustica, el dolor, la exclusión y el escarnio partan en dos las débiles burbujas flotantes donde se resguardan, conocerán en carne propia lo que han obligado a vivir a los demás. Y no habrá grito que sea escuchado, y el dolor de la pérdida de un ser querido por la violencia que estas mismas han creado y solapado las hará corcovear de dolor. Y buscarán a sus desaparecidos desesperadamente. Tocarán mil puertas sin que se abra ninguna.

Y clamarán por justicia y gritarán hasta el cansancio y más. Y llorarán hasta quedarse sin lágrimas y se arrastrarán, vencidas, pudriéndose en sus dogmas; dogmas por las que fueron utilizadas por los enormes tentáculos del capital. Y verán por primera vez en sus vidas su vulnerabilidad de simples partículas de nada. Y aún así no aprenderán, por instinto, por ego, por dogmas seguirán arrastrándose imaginándose dentro de aquella burbuja flotante llena de mierda.

El efecto bumerán ya está en marcha.

Fuente: https://www.aporrea.org/ddhh/a269089.html

 

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Los científicos advierten: el capitalismo es inviable

Por: Eduardo Martínez de la Fe/Tendencias 21

La crisis climática nos obligará a cambiar de sistema económico

 

La crisis climática nos obligará a cambiar de sistema económico, según un informe científico elaborado a petición de la ONU. No podemos esperar a que los mercados la resuelvan. Se necesita una política proactiva que nos conduzca a una nueva era económica.

Un informe desarrollado por un grupo de científicos finlandeses a petición de Naciones Unidas asegura, en un borrador que será publicado el año próximo, que la muerte del capitalismo está próxima y que nos esperan años turbulentos.

Añade que el cambio impulsado por el calentamiento global, alejado de los combustibles fósiles, significa que la economía mundial tendrá que cambiar. Sugiere que debemos considerar seriamente la posibilidad de hacer cambios drásticos en nuestros sistemas económicos, que están en el origen de la crisis planetaria actual.

El informe destaca que el cambio climático y la extinción de especies se están acelerando, al mismo tiempo que las sociedades humanas experimentan una creciente desigualdad social, altos niveles de paro, lento crecimiento económico, elevados niveles de deuda y gobiernos incapaces de resolver este conjunto de problemas: no tienen las herramientas de gestión que demandan los nuevos tiempos.

En transición

Los autores de este informe señalan asimismo que la presente situación señala el inicio de una transición a una nueva era económica, alejada de la producción ineficiente de combustibles fósiles y de los drásticos efectos del cambio climático.

Para estos científicos, el pensamiento económico capitalista no puede explicar, predecir o resolver los problemas de la economía global en la nueva era en la que estamos. Destacan al respecto que es la primera vez en la historia humana que las economías capitalistas están cambiando a fuentes de energía menos eficientes, ya que las sociedades deben abandonar los combustibles fósiles debido a su impacto en el clima del planeta.

El informe señala también que la transición hacia las economías renovables, si bien ayudará a resolver el desafío climático, no generará los mismos niveles de energía que el petróleo convencional barato.

Por este motivo, si queremos atender nuestras necesidades energéticas, básicas y no básicas, tendremos que realizar un esfuerzo mayor que lo que supone en la actualidad atender nuestras demandas de energía. Estas demandas crecen sin parar conduciéndonos a un callejón sin salida: el mayor consumo genera más impacto ambiental y más residuos, lo que requiere mayores inversiones y agrava la crisis.

“Las economías mundiales han agotado ya la capacidad de los ecosistemas planetarios de gestionar los residuos generados por el uso de la energía y los materiales”, sentencia el informe.

El informe profundiza en el problema del pensamiento económico actual. Destaca que no es suficiente gravar las emisiones de carbono para contener el calentamiento global y plantea la necesidad de un compromiso político más profundo y una gestión proactiva de la transición energética para superar la situación actual.
Denuncia también que la idea básica que sustenta todo el pensamiento económico, según la cual vivimos en un mundo con recursos infinitos, ha quedado totalmente obsoleta, ya que la evidencia científica plantea que vivimos en un mundo con recursos limitados que además se deteriora por la presión del desarrollo económico, tal como está planteado.Insisten los autores en que hasta la fecha no se han desarrollado modelos económicos válidos para la era venidera, sino que se está paliando la crisis ambiental con medidas que lo único que consiguen es aliviar la carga de la acción humana sobre los recursos naturales.

Destacan que los mercados, la base del credo liberal que hoy rige la economía global, no pueden llevar a cabo la transición porque la política que se requiere para atender el desafío climático está en contradicción con los intereses privados y tributarios. Y concluyen: “los modelos económicos convencionales ignoran casi por completo las dimensiones energética y material de la economía.”

Evocan como ejemplo el caso del programa espacial norteamericano Apolo, que pudo llevarse a cabo gracias a una política proactiva del Gobierno que definió con claridad la misión y obtuvo los recursos. De la misma forma, no podemos esperar hoy a que los mercados resuelvan la crisis climática.

Clamor científico, social y técnico

El informe, denominado Global Sustainable Development Report 2019 drafted by the Group of independent scientists, está siendo elaborado por un grupo independiente de 15 científicos designados por el secretario general de la ONU.

La versión final no se publicará hasta el 2019, pero lo que ha trascendido de su desarrollo (el capítulo sobre la transición económica aportado por los académicos finlandeses)  constituye una nueva advertencia científica sobre la deriva de nuestra civilización, que  se suma a los sucesivos avisos sobre los minutos que faltan para el fin del mundo.

También está en la misma línea que los diversos llamamientos firmados por miles de científicos apelando a la responsabilidad humana para detener la carrera hacia el abismo. Un nuevo llamamiento está gestando en estos círculos científicos, según ha sabido Tendencias21.

Por último, este fin de semana, más de 700 científicos franceses, con motivo de las marchas por el clima que movilizaron a miles de personas en diferentes ciudades de 100 países, han firmado otro manifiesto en Libération, en el que advierten que la Tierra ya ha entrado en el futuro climático y piden a los políticos pasar de los discursos a la acción para alcanzar la profunda transformación social que demanda el desafío climático.

También  comienza hoy en San Francisco la Cumbre Mundial de Acción Climática,  organizada por el gobernador de California en respuesta a las políticas de Donald Trump, en la que participan líderes políticos, sociales y empresariales de todo el planeta con la finalidad de denunicar la inacción política ante la urgente necesidad de limitar las emisiones de gases de efecto invernadero.

El círculo se está cerrando en torno a la urgente necesidad de acometer la transición energética: según señalan los expertos de Carbon Tracker en un informe publicado ayer, el principio del fin de la producción de energías fósiles comenzará en 2023.

Atendiendo a toda esta inquietud sobre el cambio climático, el Club Nuevo Mundo, que reúne a un grupo de científicos, profesionales y expertos en diferentes especialidades, publica este mes el I Informe sobre el Impacto Antrópico, que recoge 34 medidas para mitigar la huella ecológica de municipios, comarcas y regiones.

Referencia

Fuente: https://www.tendencias21.net/Los-cientificos-advierten-el-capitalismo-es-inviable_a44741.html
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Es necesario evaluar el estrés y agotamiento docente

Por Christian Guijosa

La actividad docente es más demandante de lo que se piensa. Un estudio apoya la teoría de que los profesores trabajan bajo estrés y agotamiento constantes, situación que parece afectar el desempeño de los alumnos.

Investigadores de la Universidad de Missouri, realizaron un estudio para valorar la forma en la que los profesores lidian con la adversidad en su profesión y cómo esto afecta el desempeño de los estudiantes. El 93% de los encuestados señaló que trabaja sometido a altos niveles de estrés. A su vez, los estudiantes de estos profesores reportaron bajo rendimiento en materias como matemáticas y pobre desarrollo de conducta prosocial. ¿Quién es el culpable?

Estrés y agotamiento docente

Los investigadores señalan que la ineficacia y descontento docente es, en cierta medida, resultado de demandas excesivas y recursos insuficientes para satisfacer esas demandas. Situación que genera actitudes negativas tales como frustración ausentismo o deseo de cambiar de trabajo.

Además, los maestros a menudo son los más afectados en la rendición de cuentas. Reciben presión de los administradores, los padres y la sociedad en general para aumentar el éxito de los estudiantes, mientras que en la mayoría de los casos reciben pocos recursos para lograrlo.

Por otro lado, algunos profesores trabajan en ambientes escolares adversos; por ejemplo, si un maestro percibe que no domina el comportamiento antisocial o agresivo de los alumnos, puede afectar su estado emocional impidiéndole aplicar instrucciones efectivas.

Las causas del agotamiento docente son cuantiosas. La realidad es que se debe tomar acción para lograr más éxitos educativos.

Es necesario el apoyo a docentes

Los investigadores proponen evaluar a los maestros según sus niveles de estrés, afrontamiento y agotamiento para identificar a quienes necesitan apoyo. Se debe concientizar a la detección voluntaria o autoevaluativa con el fin de promover la conciencia de la salud mental y la promoción de la salud.

La evaluación puede realizarse mediante folletos con escalas de estrés y afrontamiento, una rúbrica de puntuación simple y un menú de recursos para tomar acción (libros, talleres y contactos de instituciones de atención a la salud).

Aunado a lo anterior, es transcendental invertir recursos para desarrollar la capacidad de adaptación de los docentes. Dotarlos con habilidades de afrontamiento, y mantener a las escuelas con los recursos suficientes para una operación correcta.

Fuente: https://observatorio.itesm.mx/edu-news/evaluar-el-estres-y-agotamiento-docente

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Cuando se lee poco, se dispara mucho

Por Darío Balvidares 12/09/18

La simbología de la elección del título de este artículo se relaciona estrechamente con el vínculo que establece el gobierno de la Argentina con la educación.

Desde el principio de su gestión, tanto los funcionarios electos (presidente, gobernadores de la alianza Cambiemos), como los no electos (ministros de educación y de seguridad, entre otros), han establecido como norma, la confrontación con todos los sectores del trabajo que no se rindió a sus políticas destructoras; y esencialmente contra la comunidad educativa. Contra los sindicatos docentes, “conspiración kirchenero-trotskysta”, dijo el ministro de educación de la nación, el abogado y magister en educación en la elitista Universidad de San Andrés, Alejandro Finocchiaro; el menosprecio de los estudiantes, “que caen en la escuela pública”, sentenció el presidente, Mauricio Macri, ingeniero civil, egresado de la Universidad Católica Argentina (UCA) y la afirmación de clase, “… los pobres no llegan a la universidad…” de la gobernadora, con estudios en Ciencias Políticas y Relaciones Exteriores, también en la UCA.

Tampoco podemos olvidar el pensamiento del actual senador y exministro de educación, el licenciado en sistemas, Esteban Bullrich, egresado de la universidad CAECE con un máster en la universidad Kellogg de los Estados Unidos. Una de sus frases había sido que “la escuela era una máquina de hacer chorizos”, claro que después habló del compromiso de la “gallina” y el “cerdo”, en una apreciación surrealista sobre el “compromiso del cerdo” (porque, por supuesto, el cerdo debe morir para hacer chorizos); pero lo importante es ver cómo se desarrolla esa lógica mecanicista de fábrica o máquina en términos siempre peyorativos en la comparación con la escuela pública.

Otra de las intervenciones, tiene que ver con una entrevista realizada por la agencia Télam, al entonces ministro Bullrich, en la que pidió que la escuela no expulse a los jóvenes para que no se transformen en delincuentes y terminó diciendo: “No se va a cambiar con planes sociales: a ese pibe le podes dar un plan social, pero esa plata la va a usar para comprar balas”. Así como sus afirmaciones sobre la “incertidumbre como valor”, es decir que la incertidumbre, debe ser uno de los valores que enseñe la escuela para “crear” determinado tipo de ciudadano.

Por otra parte (o por la misma), la ministra de seguridad, licenciada en humanidades y ciencias sociales con orientación en comunicación en la universidad de Palermo, Patricia Bullrich, tenía afirmaciones como esta: “… (la) policía de la Ciudad estaba parada y los docentes les pegaban patadas”, en ocasión del armado de la carpa docente en abril de 2017 y “La carpa docente fue una excusa para otro día más de paro”, de esa manera justificó la represión.

Digresión: ¿Qué tipo de humanidades y ciencias sociales se estudiarán en la universidad de Palermo? Fin de la Digresión.

No necesitamos mucho más material que este que circuló por los medios y por las redes sociales para entender cuál es el pensamiento de los principales funcionarios sobre lo que hace a la educación, es más que obvio que la educación debe ser privatizada en el imaginario gubernamental, pero no en el sentido tradicional, sino en el sentido que la reforma propone históricamente. Y de la que los funcionarios argentinos son fieles discípulos porque además hacen sus propios negocios parasitarios con el sistema educativo. Formar Foundation (buscar en Open Corporates – Panamá Papers), presidente, Esteban Bullrich y su socio es el actual ministro de educación de la provincia de Buenos Aires y ex director del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), el economista, recibido en la Universidad de San Andrés, Gabriel Sánchez Zinny, también extitular de Kuepa (una empresa que presta servicios educativos como plataformas digitales), entre otras.

Veamos, en los ’90 el crecimiento de la escuela y universidad privada ha sido exponencial, ese es el proceso de endoprivatización, es decir, al interior del sistema. Tiempo después las ONG y fundaciones corporativas comienzan a tener mayor injerencia en el desarrollo de las políticas reformistas, estrategia formulada por las “recomendaciones” de los organismos internacionales desde donde se incentiva y alienta el fin del régimen docente como régimen especial regulado por los estatutos, la aparición de las pruebas internacionales, las consultoras prestadoras de servicios educativos; comienza el proceso de exoprivatización.

Para ese trabajo, los funcionarios de turno deben elaborar el discurso sobre la “crisis” educativa, que esencialmente se produce en la educación pública (ya hemos visto cuales son las apreciaciones de nuestros políticos, incluido el presidente).

Ese discurso de descalificación permanente y de puesta en crisis no es novedad, es el mismo que se usó en los ’90 para lograr el negocio de las privatizaciones de los servicios y activos públicos.

Si hacemos memoria, cosa que ya es un esfuerzo para los reformadores, recordaremos que la escuela entra en “crisis” en el preciso momento en que se declara la reforma educativa a nivel mundial con el eslogan de “Educación para Todos”. Es decir que cuando se hace público el gran negocio corporativo mundial con la educación, cuando la educación se transforma en un producto de mercado, es cuando se declara la “crisis educativa” con toda su parafernalia de los docentes “mal preparados”, los saberes ya no forman parte de la educación del siglo XXI y se reemplazan por las llamadas “competencias”, los estatutos docentes son “obsoletos”. En síntesis, se declara la obsolescencia educativa. Debilitar el sistema de educación pública es la estrategia rectora de la desposesión educativa, de la desposesión del conocimiento.

Desfinanciar la educación, una de las competencias del Estado del siglo XXI

Haber decidido hacer desaparecer las paritarias nacionales, rebajar, paulatinamente, el fondo compensador para las provincias e ir desligándose del Fondo de Incentivo Docente es una política de Estado, que por supuesto figura en el llamado Plan Maestro, que todavía no fue debatido en el parlamento, por lo tanto no es ley. Sin embargo el estado avanza con resoluciones y decisiones administrativas sobre estos temas, hasta deshacerse por completo de estas obligaciones.

Financiar a las fuerzas represoras, otra de las competencias del Estado del siglo XXI, pero con dineros de la educación.

Hablando de decisiones administrativas, esta es una de ellas: “Que se amplían los créditos vigentes de la POLICÍA FEDERAL ARGENTINA, actuante en el ámbito del MINISTERIO DE SEGURIDAD (…) Que el incremento citado en el considerando precedente se financia con la reducción de los presupuestos del MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA y la SECRETARÍA NACIONAL DE NIÑEZ, ADOLESCENCIA Y FAMILIA del MINISTERIO DE SALUD Y DESARROLLO SOCIAL”.

Más adelante, la publicación también realiza el ajuste siguiente: “Que es necesario ajustar el presupuesto vigente del CONSEJO NACIONAL DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Y TÉCNICAS (CONICET), para atender el gasto de los estipendios de los becarios de investigación y los acuerdos paritarios aprobados en el presente ejercicio.

Que el incremento mencionado en el considerando anterior se financia con una reducción de los créditos del presupuesto del MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA y de la COMISIÓN NACIONAL DE ACTIVIDADES ESPACIALES (CONAE).

Que asimismo se incrementan los créditos y recursos con financiamiento externo de la COMISIÓN NACIONAL DE ACTIVIDADES ESPACIALES (CONAE), para otorgar anticipos financieros a la Empresa INVAP S.E.

Que en el MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA se propone compensar créditos dentro de la jurisdicción a fin de incorporar aportes provenientes de la Donación de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI)1.

Una de las mejores “habilidades” que presenta el estado del siglo XXI es la de ajustar. Pero, transferir dineros del ministerio de educación, la secretaría de niñez y adolescencia y salud, al ministerio de seguridad, cuando se le niegan los aumentos a los docentes para salir de salarios de pobreza, producto de las políticas económicas que llevaron la inflación de este año a más del 40%, es cínico. Seguramente, el perfil del estado del siglo XXI.

El desplazamiento presupuestario no deja sin ajustar la investigación científica y recurre al financiamiento externo; más créditos y, sobre todo, destaca en la publicación, “compensar” con donaciones de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), la moderna “Oficina de Indias”, que desde los ’90 promueve la figura del docente como “facilitador”.

Los sesgos neocoloniales son el perfil del estado del siglo XXI, que con sus políticas amplía la cantidad de pobres, de desempleados privados y por mano propia.

El estado “tercerizado”, en manos de los ceos y multimillonarios, ha deslegitimado los derechos, se han apropiado de lo público antes, por la corrupción burocrática de todos los gobiernos burgueses y ahora porque son el gobierno “Forbes”2.

Lo público, para los forbes-boys y sus lacayos, no es más que el coto de caza que les otorga más poder económico con sus acciones de apropiación. Los forbes-boys son insaciables, necesitan el control de todo para apoderarse de todo y apoderarse de los sistemas educativos es una estrategia más para poner al resto de la humanidad a su servicio.

La lógica que los anima es la que se mueve en la dialéctica de la apropiación/desposesión y para que esa lógica funcione deben aceitar el dispositivo represivo y deslegitimar el conocimiento. Desfinanciar la educación para financiar la (in)seguridad es como pretender saber algo de la escuela de la ignorancia que están reproduciendo y la prueba es, justamente, que “cuando se lee poco, se dispara mucho”.

1 Decisión Administrativa 1605/2018. DA-2018-1605-APN-JGM-Modificación Presupuestaria. Publicada el 10/09/18 en el Boletín Oficial de la Nación.

2 Publicación que se ocupa de relevar a los multimillonarios.

Articulo enviado por su autor a la redaccion OVE

Imagen tomada de https://www.pinterest.com/pin/560064903633985640/?lp=true

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La educación superior y su diversidad

JOSÉ DE JESÚS REVELES

Una reflexión reciente de los sistemas nacionales de educación superior se moviliza en torno a dinámicas simultáneas de diversificación, diferenciación y convergencia. No es de extrañar, en consecuencia, que el reconocimiento del papel estratégico de estas instituciones en el enfrentamiento de los retos del siglo XXI se acompañe de preocupaciones acerca de la calidad, la eficiencia, la pertinencia y el potencial de respuesta de la formación educativa superior.

Para nadie es nuevo que existen instituciones que atraviesan diferentes problemáticas, que van desde los temas de control, supervisión y coordinación de los sistemas universitarios en sus diferentes modalidades.

En las últimas tres décadas el sistema de educación superior en México ha desarrollado profundas dinámicas de cambio en prácticamente todas sus dimensiones y componentes. Un primer rasgo de transformación está relacionado con los procesos de crecimiento, expansión, descentralización y diversificación del sistema.

Entre los elementos relevantes de tal dinámica cabe mencionar la creación de nuevas IES públicas en los estados. A través de la creación de los sistemas de universidades tecnológicas, universidades politécnicas, universidades públicas de apoyo solidario y universidades interculturales, la oferta de educación superior pública en México incentivó procesos de diferenciación de la oferta y de diversificación institucional.

A la par del crecimiento y la diferenciación del sistema, se han registrado modificaciones importantes en el ámbito de su gestión, las cuales guardan estrecha relación con las fórmulas que se han desprendido de la transición política nacional bajo las pautas del federalismo democrático.

Además de la renovación de los métodos y fórmulas de asignación del gasto público para las instituciones de educación superior, un proceso de gran importancia en la renovación de enfoques en el ámbito de las políticas de educación superior coordinadas por la Federación, se ha derivado del trabajo de formulación de propuestas, de mediano y largo plazo, elaborado por la ANUIES.

A partir de esa visión, la Asociación plantea líneas estratégicas de desarrollo a mediano y largo plazos, que coadyuvan al fortalecimiento de las IES asociadas y del sistema de educación en su conjunto.

En conclusión, el conjunto de instituciones que integran el sistema de educación superior en México tiene como rasgo principal la heterogeneidad y la diversidad. Incluye instituciones de diferente tipo, con distintos regímenes y formas de sostenimiento, como las autónomas y no autónomas, públicas y particulares, estatales, federales, universitarias, tecnológicas, normales e interculturales; incluye el nivel de licenciatura y el de posgrado.

Estimado lector, agradezco de antemano la atención prestada al presente y espero que haya sido de su interés. ¡Viva la Vida!

Fuente: https://www.elsoldezacatecas.com.mx/analisis/la-educacion-superior-y-su-diversidad-1989127.html

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