Page 349 of 454
1 347 348 349 350 351 454

Entrevista a Marx Gómez: Esa extraña mercancía llamada conocimiento

Entrevista a Marx Gómez, investigador del «Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas»
Esa extraña mercancía llamada conocimiento

 

Tatuytv

Aprovechamos la visita del sociólogo e investigador del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) Marx Gómez, que realizara recientemente a Mérida, en el marco del décimo aniversario de la Fundación CENDITEL, para abordar un tema no menos complejo, y aunque invisible para muchos, es de una importancia cardinal para entender el alcance geográfico y nivel de penetración del capitalismo en los distintos ámbitos de la existencia humana, específicamente en el del conocimiento, al que el capitalismo ha identificado como una preciada y particular mercancía.

Para Gómez, la categoría Conocimiento Libre puede interpretarse «como una tautología, en tanto el conocimiento en sí mismo es libre, y al ser libre va hacia su socialización, su divulgación, su constante transformación (…), pero aunque parezca tautología, es más una condición de denuncia a ese Conocimiento Libre entendido como oxímoron, como si fueran cosas contradictorias, porque ahí es donde entra todo ese discurso de la propiedad intelectual que asume al conocimiento y la libertad como cosas disonantes»

Gómez amplía el debate reconociendo las tensiones históricas basadas en la «posibilidad del uso y apropiación [del conocimiento] con fines de conquista o con fines de liberación (…) pero concretamente esta discusión de Conocimiento Libre se inserta en una crítica a lo que llaman Capitalismo Cognitivo» que se constituye en una categoría mucho más clara de lo que «otras personas llaman sociedad de la información o sociedad del conocimiento olvidando que se trata de una sociedad capitalista».

Así, Marx Gómez retrata el proceso lógico e histórico en que el Capitalismo Cognitivo se constituye como una modalidad capitalista, que arranca desde finales del siglo XIX con los primeros instrumentos jurídicos tendientes a la privatización del conocimiento hasta el aceleramiento privatizador sufrido en la década de los 70′ y 80′ del siglo XX. Este esquema capitalista está sostenido en la idea de la Propiedad Intelectual y sus mecanismos jurídicos (Propiedad industrial, derechos de autor, patentes, etc) que ha venido robusteciéndose y consolidándose mientras que se expande geográficamente a través de toda una supranacionalidad concretada en instituciones como por ejemplo, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).

Sin embargo, existen una serie de movimientos, gobiernos y organizaciones que han venido denunciando y oponiéndose a esta lógica de privatización del conocimiento, preconizando la idea del sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos al plantear que no puede hacer Justicia Social sin una Justicia Cognitiva, idea que Gómez amplía en la entrevista al aclarar que «al hablar de una crisis del capitalismo, y si aceptamos que esa crisis del capitalismo tiene múltiples factores, (…) pero que en última instancia es una crisis civilizatoria, una crisis del modelo occidental de sociedad, de política, de economía, de cultura, etc., pues el conocimiento que nos llevó a esta sociedad que está en crisis civilizatoria no está eximido de una revisión crítica; en pocas palabras, crisis civilizatoria es crisis del conocimiento también, y entonces al ser crisis de conocimiento, los procesos de justicia social por otro mundo posible son también por justicia cognitiva».

Vídeo de la entrevista

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=220769&titular=esa-extra%F1a-mercanc%EDa-llamada-conocimiento-
Imagen: http://reporteinsular.com/las-consecuencias-de-pensar-demasiado/
Comparte este contenido:

“Se ha sido demasiado permisivo con los criterios de calidad de algunas universidades privadas” Entrevista a Pilar Aranda Ramírez

Europa/España/26 Diciembre 2016/Autor: Daniel Sanchez Caballero/Fuente: Diario de la Educación 

Pilar Aranda Ramírez (Zaragoza, 1958) se convirtió en mayo de 2015 en la primera mujer en dirigir la Universidad de Granada (UGR) en sus 500 años de historia. Hasta hace seis meses también pertenecía al exclusivo club de las mujeres rectoras de una universidad pública en España: estaba ella sola hasta que se unió Margarita Arboix en la Autónoma de Barcelona. Hablamos con esta catedrática de Fisiología sobre el estado de la universidad en España (“hay demasiadas privadas”, asegura) y lo que supone ser mujer en un mundo tan masculino.

Es la primera rectora de la UGR y una de las dos que hay en una pública entre más de 50 centros…
Soy la primera en una universidad en España con más de cien años. Pero esto va a ir acabando. Espero que deje de ser noticia, que se normalice que las mujeres ocupen los puestos que corresponden en todos los niveles del sistema.

Pero el que caso es que no acaba de ocurrir.
Es la realidad. En las privadas sí, hay siete rectoras.

En la universidad más de la mitad de los estudiantes son mujeres, pero luego su presencia va cayendo. Las profesoras son un 40%, las catedráticas un 20% y dos rectoras. ¿Qué ocurre?
No se presentan, no se dan las circunstancias, a lo mejor tienen otras prioridades, no se hacen visibles en los espacios públicos…

Alguien me contaba que un problema es que para ir ascendiendo hay que dedicarse mucho a ello, hacer relaciones… ¿Penaliza esto a la mujer?
Hay mucha competitividad. Hay que echar muchas horas, estar muy inmersa, conocer los problemas… Hasta que la conciliación sea realmente una realidad tenemos otras prioridades. La sociedad esta estructurada de otra manera.

¿Ha sentido personalmente alguna traba por ser mujer?
La traba la he sentido en mi propia formación a la hora de mis estancias en el extranjero. Realicé una con un hijo de 9 meses en el 85-86. Fue muy duro. Luego a veces te encuentras en lugares con determinados comportamientos. Por ejemplo, tú tienes una opinión que manifiestas primero, luego la manifiesta un hombre y cuando se hace una referencia a ella, se hace como si fuera del hombre. Tenemos que estar muy alertas. También tengo discriminación positiva y soy defensora de ella.

¿En qué forma?
En la batalla por las listas, los nombramientos, la ley de igualdad integral, la paridad en las comisiones… Eso ha sido una discriminación positiva necesaria para eso tan importante que es hacer visible el trabajo que realizan las mujeres y a las propias mujeres en sí. Esto arrancó pero cuando ves determinadas fotos… que fuera la única rectora de una universidad pública hasta mayo es llamativo. Me reúno en determinados sitios y soy la única mujer. Voy con empresarios y lo mismo.

Financiación universitaria. ¿Necesita una revisión el sistema? ¿Es partidaria de ligarla a objetivos?
Totalmente, soy muy partidaria de ligar la financiación a resultados. Asegurando una parte de funcionamiento de los gastos estructurales, el resto debe ir ligado a resultados. Funcionamos con dinero público, a la sociedad hay que rendirle cuentas de lo que estamos haciendo.

Usted habla de buscar fondos “en otros lados” ajenos a la financiación pública. ¿Dónde?
De la inversión privada, de la inversión pública que está en otros lugares a los hasta ahora no se acudía. Hay que trabajar en temas de cátedras. Nos están financiando algunas empresas, no solo los contratos de investigación sino financiación de determinadas actividades… También hemos recurrido al micromecenazgo.

Cátedras financiadas, micromecenazgo… En otros centros ha habido críticas por, se ha dicho, “mercantilizar la educación”. ¿Le ha ocurrido?
No mucho porque esto ya se venía haciendo desde hace mucho tiempo. Es cierto que somos una universidad pública y el 90% de los fondos vienen de ahí. Es nuestra obligación buscar financiación privada y si hay empresas o grupos que aportan para programas específicos estamos abiertos. Este tema de la mercantilización y las empresas en la universidad se ha quedado un poco obsoleto. Y si nos comparamos con las universidades a las que nos queremos parecer, las europeas y americanas, hace tiempo que tienen un 80% de financiación privada. Universidades públicas. En España no tanto, pero va aumentando la financiación privada, también para la investigación, deben implicarse y está aumentando.

Últimamente hay muchos expertos que vaticinan la desaparición de muchas universidades a medio plazo. ¿Coincide con esta visión?
No lo comparto, y menos siendo rectora de una universidad con cinco siglos de historia. Siempre ha habido momentos malos, si alguien repasa la historia de las universidades había momentos en que se entraba en una lucha con la academia, por ejemplo. ¿Que alguna universidad privada tenga que cerrar, que haya que reconducir grados que se haciendo en las públicas para hacer un sistema más eficiente? Posiblemente sí. Pero de momento no contemplo que haya que cerrar.

Pero, academia aparte, que no es una amenaza actual, las universidades sí que afrontan ciertos riesgos…
En este país yo estoy totalmente en contra de que se hayan abierto 30 privadas. Somos 50 públicas y 30 privadas. Se ha sido un poco permisivo con la creación de tanta universidad privada. Las hay muy buenas, de una excelencia alta, pero otras que no lo son tanto. Se ha creado una competencia frente a la pública que no comparto, aunque defienda que deben existir. Es buena la competencia, pero siempre que tengan un rigor y una calidad como corresponde.

¿Se está haciendo negocio con la educación?
Yo creo que sí. Ahí está la creación de tantas privadas. Hay grupos inversores que han considerado que la educación superior era un negocio. En pocos años se han creado muchísimas universidades privadas. A lo mejor podía haber tantas, pero de calidad. Hay que exigirles unos mínimos de calidad.

En los últimos años se habla de que la universidad es insostenible, que hay demasiados estudiantes, sobrecualificación laboral… ¿Se ataca a la universidad?
Sí. He leído declaraciones en tiempos anteriores donde parecía que en la universidad ni se cumplían con las obligaciones docentes, ni se investigaba… es una falacia. La universidad pública, aún teniendo que mejorar mucho, que hacer más crítica, cumple con una función importante, que es generar conocimiento, transferir ese conocimiento y sobre todo formar ciudadanos y ciudadanas críticos, con capacidad de dar respuestas a los problemas de la sociedad, pero también para hacerse interrogantes sobre lo que está ocurriendo en la sociedad y lanzarnos estas preguntas a todos.

¿Sería partidaria de la gratuidad de la universidad?
Me gustaría tender a ella en grado y posgrado. Pero habría que plantear unos niveles de exigencia que se pudiesen presentar resultados a la universidad. Un tema importante es de dónde se detraerían los recursos disponibles. Creo en la justicia social y mi ideal sería que la educación superior fuese gratuita.

¿Tenemos demasiados universitarios en España?
Para mí no. Soy una defensora del valor transformador de la educación. Si llegan y quieren estudiar en la universidad me parece extraordinario. También defiendo que es importante la formación profesional en todo lo que representa de cualificaciones de personas que no quieren o no tienen idea de llegar a la universidad. Hoy en día se están equiparando estudios de FP con grados universitarios.

Menciona el “valor transformador de la sociedad”, pero los estudiantes -y más gente- hablan cada vez más de que se está perdiendo esta función de ascensor social de la universidad.
En la permanente de la CRUE hablando de este tema. Queremos organizar un seminario para analizarlo, porque puede estar pareciendo que se está perdiendo. Allí defendíamos que en algún aspecto se pierde y en otros no. Pero es real que ha sido un gran ascensor social y debe seguir siéndolo. La crisis ha aumentado la desigualdad y la universidad tiene que tender a volver a forzar ese valor igualitario e inclusivo que tenía.

¿El futuro de la universidad pasa por los posgrados?
Sí. Lo que va a diferenciar universidades va a ser el posgrado, tanto en máster como en doctorado. El postgrado tiene un componente investigador muy importante que marca los perfiles de las universidades.

Llevamos cinco años del plan Bolonia. ¿Cómo le ha sentado a la universidad?
Lo estamos evaluando ahora. Los grados se han verificado, han ido bien. Los resultados en líneas generales han sido satisfactorios, pero hay que corregir. El sistema de evaluación continua para el alumnado es muy bueno, permite ir asentando conocimientos para adquirir los siguientes.

¿Mejoras?
Una mayor implicación del estudiante en su aprendizaje, que haya más dinamismo, romper con estructuras obsoletas de enseñanza o plantear una redefinición de la clase magistral real y poner más trabajo en grupo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2016/11/15/pilar-aranda-se-ha-demasiado-permisivo-los-criterios-calidad-algunas-universidades-privadas/
Comparte este contenido:

Carolina Vásquez Araya: “Para inspirarse no hay mejor entorno que nuestros países en crisis constante»

Por Pressenza

Quisimos entrevistar a otra columnista permanente de nuestro medio, la chilena Carolina Vásquez Araya, radicada en Guatemala desde hace años.

Pressenza: ¿En qué valores te formaste, cuáles resultaron ser para tí los temas más importantes, intransables, que buscan abrirse paso a través de tus lineas?
Carolina: Nací y crecí en Chile, un país que en los años 50 y 60 estaba concentrado en sí mismo, en su propio desarrollo y en donde la educación tenía un gran valor, un país hasta cierto punto aislado del resto del mundo y donde el modelo a seguir era Europa y su cultura. De hecho, en mi familia predominaba una visión de futuro en función de las cualidades intelectuales y no se consideraba importante la posibilidad de embarcarse en otras actividades, tales como la tecnología o los negocios. De ese modo, en mi niñez todo parecía girar alrededor de una valoración extrema de ciertos principios, siempre en función de lo que podías lograr por medio de una formación eminentemente académica.
Esa etapa marcó mi visión de las cosas de manera bastante particular, pero también me prestó una perspectiva crítica de la vida y de los acontecimientos, algo muy útil en los tiempos que vivimos. De ese germen fue creciendo un interés particular por los temas culturales, predominantes en mi trayectoria durante muchos años, evolucionando hacia un enfoque mucho más integral de la realidad.
Pressenza: ¿Cómo haces para inspirarte y ponerte ante el teclado con tanta frecuencia?
Carolina: Durante algunos años escribí y publiqué una columna sobre temas culturales de lunes a sábado y no podía –ni quería- dejar de hacerlo. Eso, quizá, más la rutina del trabajo periodístico y la presión de escribir a diario sobre distintos temas, me ayudó a crear un hábito que se fue transformando en una vía indispensable de expresión. Mi columna en un periódico guatemalteco de gran influencia tiene ya 25 años de existencia y hasta finales de 2015 se publicó 2 veces por semana. Desde enero de este año tiene frecuencia semanal.
En cuanto a la temática, para inspirarse no hay mejor entorno que nuestros países en crisis constante. El crimen, la violencia, la discriminación y el racismo, las profundas desigualdades y el abuso de poder de ciertos sectores configuran un escenario al cual no te puedes sustraer. Te invade, te impulsa a sumarte a la denuncia porque de otro modo de nada sirve tu capacidad para elaborar un texto. Es una gran responsabilidad para quienes tenemos el privilegio de ver nuestro pensamiento plasmado en la prensa escrita o en un archivo digital.
Pressenza: ¿De qué modo percibes a quienes te leen con regularidad, recibes algún feed-back, o imaginas a esos lectores? ¿Para quién escribes?
Carolina: Recibo comentarios y por lo general son muy positivos. Cuando alguien reacciona de manera negativa a mis escritos intento comprender el porqué de esa reacción. Todo escrito refleja una visión personal de quien lo elabora y no representa necesariamente el sentir universal de los lectores. De ahí que debo ser extremadamente sensible a las reacciones para no traspasar esa línea entre mi concepto de la verdad y el de los demás. Evitar esa forma de arrogancia resulta esencial para mantener la cordura.
Pressenza: ¿Has publicado alguna vez tus columnas en formato libro, o solamente las difundes por nuestra agencia y por otros plataformas virtuales?
Carolina: Alguna vez, hace ya mucho tiempo, edité un libro con columnas sobre cultura. Ahí lo tengo guardado y jamás terminé el proyecto, nunca lo mandé a imprimir. Han sido muchos años de escribir con una frecuencia tan estricta que prácticamente se ha vuelto un estilo de vida al cual he dedicado mucha energía, pero no estoy segura de que una selección de columnas de opinión tenga valor literario en sí misma. Sin embargo, no dudo de su valor como espejo de una época en la cual han sucedido acontecimientos de enorme trascendencia. Quizá sea ése mi gran proyecto futuro. Desde hace algunos años alimento un blog con mis escritos (http://www.carolinavasquezaraya.com), con la esperanza de que algún día despierte el interés de quienes deseen conocer mi pensamiento.
Pressenza: ¿Qué sería para tí lo más importante, la aspiración mayor a lograr con tus palabras en el año entrante?
Carolina: Durante años he observado la vida política y social de Guatemala y de otros países de nuestro continente, por lo cual puedo decir con total convicción que las palabras no bastan para alcanzar cambios significativos en sociedades tan complejas y trastornadas como las nuestras. Los problemas sobrepasan cualquier iniciativa de cambio en niveles mucho más estructurados, como son los sistemas de justicia, los controles administrativos del Estado, la fiscalización de la recaudación tributaria o la reforma de los sistemas de salud y educación. En este sentido, la prensa solo puede contribuir a informar, analizar y denunciar, pero la verdadera incidencia en los cambios corresponde a la ciudadanía.
Pressenza: Finalmente, Carolina, cómo percibes tu a Pressenza y qué tal ha sido tu relación hasta ahora…
Carolina: Pressenza es ejemplo de una plataforma moderna, orientada hacia un público diverso. El gran valor de un medio digital como Pressenza es su enorme potencial divulgativo y su capacidad para brindar espacio a quienes enfocan su análisis en el desarrollo de nuestros pueblos. Es una plataforma solidaria a la cual agradezco la publicación de mis columnas y le deseo el mayor de los éxitos.
Pressenza: ¿Hay algo más que quisieras decirnos?
A veces, nuestros esfuerzos parecen estériles y en algún momento sentimos impotencia ante la enorme labor que nos espera. Sin embargo los avances existen, se perciben en cambios muchas veces insignificantes pero reales. El solo hecho de expresarnos libremente es un derecho que hace tres décadas no teníamos en la mayoría de nuestros países. Siempre miremos hacia el pasado para redondear nuestra perspectiva y dar sentido a nuestras metas. Gracias, Pressenza, por darme la oportunidad de compartir con ustedes esta travesía.
Pressenza: ¡Muchas gracias a ti, Carolina!
Comparte este contenido:

César Bona: «Si tu hijo te dice que no quiere ir al colegio, ¡escúchale!»

Por RAQUEL QUELART, Barcelona

Tras convertirse en todo un referente en su profesión con la publicación del libro La Nueva Educación y la obtención de varias distinciones, el maestro zaragozano César Bona (Ainzón, 1972) ha visitado siete escuelas que están revolucionando el panorama educativo español. En estos centros, adscritos a un proyecto pionero dirigido por la Fundación Ashoka, lo más importante no es que los alumnos aprueben, sino escucharlos, motivarlos y formarlos para que sean personas socialmente responsables. En algunos de ellos no hay deberes ni exámenes; en otros, las materias nacen de las preguntas que formulan los propios niños, y tienen como común denominador el promover valores relacionados con el compromiso social en detrimento de la competitividad feroz que domina el mundo actual.

Con gran modestia, Bona asegura que no le gusta que le digan que es el mejor maestro de España, a pesar de que su labor le ha hecho merecedor de dos premios del Ministerio de Educación, quedó entre los cincuenta mejores profesores del planeta en el galardón internacional Global Teacher Prize –llamado Nobel de los profesores- y la mismísima Jane Goodall, primatóloga, Premio Príncipe de Asturias y Embajadora Mundial de la Paz, le pone como ejemplo de pedagogo fuera de serie.

Pero no todo son elogios. Los planteamientos del docente también han levantado ampollas entre algunos de sus colegas de profesión con una visión más convencional de la educación. Muestra de ello es el libro de Alberto Royo Contra la nueva educación. Pero a pesar de las críticas, César se mantiene firme en su compromiso por una educación mejor y más humana. También reconoce que “ha sido un regalo” este paréntesis que se ha tomado en su carrera como docente –está de excedencia desde 2015 de la escuela pública donde trabaja – con el objetivo de difundir cómo es el día a día en los centros educativos que protagonizan su nuevo libro: Las escuelas que cambian el mundo. Porque una nueva educación no es un sueño, es una realidad.

¿Qué recuerdos guarda de su etapa como alumno?

Supongo que los mismos que tienen los lectores que nos leerán: el ir a la escuela, tener que leer un libro de texto y, luego, soltarlo en un examen, olvidarte e ir al siguiente tema; lo que sigue sucediendo ahora años después. Y, claro, las cosas van cambiando en todos los ámbitos de la vida y la educación no debería ser diferente.

¿Cuál es el fallo de la educación convencional?

Nos tenemos que dar cuenta de que somos seres sociales, pero seguimos educando a seres individuales. Es necesario que el conocimiento ya no parta solo del maestro, sino que sea un factor compartido y no sea usado exclusivamente de forma individual.

¿Qué carencias educativas arrastramos la generación EGB?

Sobre todo sociales. Si echas la vista atrás, ¿qué importancia se le daba a las relaciones humanas en la escuela en la que nosotros vivimos?¿O qué cultura ecológica se nos inculcó?¿Cuántas veces escuchamos cuando éramos niños que las diferencias entre nosotros enriquecen? Vida y Escuela han de ser indisolubles.

¿En qué consiste el proyecto ‘changemarker’ al que están adscritas las escuelas en las que se basa su nuevo libro?

En escuchar a los niños, porque tienen mucho que aportar, invitarles a mirar a la sociedad donde viven e intentar mejorarla. Se trata de convertirles en agentes de cambio. Los alumnos de estos centros celebran asambleas, deciden qué colegio quieren. Y esto no significa que se suban a las barbas, sino que están más a gusto en un lugar donde pueden tomar decisiones, algo que nos sucede también a los adultos.

Usted critica que en el sistema imperante se escucha poco a los alumnos.

En realidad no es una crítica, es un hecho. Los niños y niñas en la escuela siguen recibiendo información que luego van a tener que repetir. La educación tiene que evolucionar: lo más importante para educar o enseñar es escuchar.

¿Qué diferencias hay entre los siete centros ‘changemarker’ de España?

No todos hacen lo mismo. Tenemos, por ejemplo, una escuela rural en Zaragoza –Alpartir, que tiene 39 alumnos- con una relación maravillosa con el pueblo que la acoge: los vecinos de la localidad entran en el colegio y los niños participan en el Ayuntamiento.

Interesante.

En el instituto de Sils (Gironès) y en la escuela Sadako (Barcelona) tienen muy en cuenta el compromiso social. En el colegio O Pelouro, de Galicia, conviven niños de distintas capacidades y no se tienen en cuenta las etiquetas. En el centro Padre Piquer, en Madrid, los chavales de secundaria, bachillerato y FP evalúan a los profesores -también su nivel de empatía-.

Se aprende lo que se siente

¿Qué otras singularidades de estas escuelas le han llamado más la atención?

En Amara Berri, en San Sebastián, los niños rigen sus propios medios de comunicación y comparten sus proyectos y trabajos con los demás compañeros y con la sociedad. Otro ejemplo es el curso de mediación de conflictos de segundo de ESO que imparte la escuela Sadako. En este colegio los mayores apadrinan a los pequeños creando una relación muy especial. Además, es maravilloso ver cómo proyectos que pueden durar semanas nacen de una pregunta sencilla de un niño.

¿Otras peculiaridades interesantes?

En Amara Berri no se les enseña a hacer operaciones de matemáticas para que luego las plasmen en un papel, sino que las aprenden a través del juego: van a su tienda donde hacen de tenderos, negocian, compran pescado, galletas… ¡Que es como realmente aprenden los niños! En La Biznaga (Málaga) deciden todo por consenso en asambleas y da gusto verles hablar.

Pero la escuela no es un juego.

Cuando la gente lea “aprenden jugando” pensarán que estos centros desvirtúan la educación, y es justo lo contrario: lo que nos sucede es que miramos a la infancia con ojos de adulto y se nos olvida cómo aprenden los niños.

¡Ilumíneme!

Deja un niño suelto y obsérvalo un rato y verás como siempre tiene la curiosidad a flor de piel. Tenemos que saber aprovechar la esencia de los niños -curiosos, creativos…- para sacar lo mejor de ellos.

Alumnas de una escuela de primaria escriben mensajes de despedida en la pizarra de su aula al finalizar las clases
Alumnas de una escuela de primaria escriben mensajes de despedida en la pizarra de su aula al finalizar las clases (Archivo LV)

¿Y memorizar?¿También es importante para la educación?

Sí y tenemos que saber estimular y usar la memoria, pero no podemos olvidar que se aprende también lo que se siente. Lo que sucede en nuestro sistema educativo es que se busca que los chicos den una respuesta que previamente les hemos dado. Ahí está la clave: si tú te implicas en el proceso, te quedas mejor con lo que aprendes.

¿Cómo se evalúa en estos centros?

Evaluar es importante en la vida: evaluamos constantemente cada día lo que hacemos, aprendemos de los errores, al igual que hacen los niños de estas escuelas, donde hay buenos resultados académicos y sociales, que es una parte no menos importante.

¿Pero hay exámenes?

En algunos sitios, sí; en otros, no. Pero en cualquier caso el aprendizaje sí existe.

Pero al acabar el instituto o en la universidad tendrán que pasar todos ellos exámenes.

Todos estos alumnos están preparados para la vida y para pasar pruebas porque es mucho más fácil volcar la información en un papel cuando sabes buscarla. La diferencia es que normalmente se enseña a decir: “Mira, tú tienes que estudiar esto para mañana y luego me vas a demostrar que te lo has aprendido”. A los dos días eso está olvidado. Pero aquí se les invita a investigar, a compartir con los compañeros, a debatir, y eso se queda dentro. Otra cosa es el tema de la reválida…

Decir que a la escuela se va a aprender y no a ser feliz es un error

¿Qué opina de la reválida que establece la Lomce?

La reválida es un viaje en el tiempo, pero hacia atrás. Si realmente piensan que poniendo más exámenes se va a conseguir mejorar la calidad educativa están cometiendo un error: miles de estudiantes se quedarán fuera del sistema educativo. Si pretenden eso, lo conseguirán.

Hace unos días usted fue recibido por el recién estrenado ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo. ¿Le trasladó sus reticencias a la nueva ley?

Estuvimos hablando un rato. En cualquier caso, no creo que fuera nada trascendente.

¿Pero le mostró su incomodidad por la reválida?

Sí, como cualquier maestro…

Pero usted no es como cualquier maestro. El Ministerio de Educaciónse refiere a usted como “el mejor profesor de España”.

No, yo no me considero el mejor de España. Y esto como titular ni se te ocurra ponerlo porque no me considero así, porque hay muchos profesores que he conocido que son maravillosos. Fui allí como un maestro y le dije (al ministro): “Que sepas que cuando se marchó Wert, todos sentimos una mezcla de esperanza y de alivio”. A ver si escuchan a los maestros, a las familias y a los niños. Así empezaría a cambiar la cosa.

¿A favor o en contra de los deberes?

Estoy a favor de que los niños tengan tiempo para sí mismos, para incluso aburrirse. ¿Qué tiene de malo aburrirse? Los niños tienen derecho a disfrutar de su infancia y las familias, de sus hijos. Habrá niños que quizá necesiten algo de repaso, otros que solo necesiten investigar, pero si hubiere deberes, debería ser para que los niños investigaran o para completar lo que hacen en clase. No tienen la culpa de que el currículo sea largo. ¡No tienen que acabar en casa lo que no da tiempo de hacer en clase!

Los deberes en casa, a debate
Los deberes en casa, a debate (Getty Images/Catherine Delahaye)

De hecho, muchos padres se quejan de que no tienen fines de semana por culpa de los deberes.

La gente desea que llegue el viernes para tener tiempo libre, pero muchos niños no lo tienen. “¿Tenéis dos días? ¡Tomad caña!”. Pero lo que no veo bien es que se haga una huelga contra los deberes porque para mí es un error. Secundaría un diálogo, pero esta huelga, no. No es acertada. Ya estamos otra vez enfrentados: padres y maestros…

¿Qué piensa sobre las críticas que ha recibido su propuesta educativa, como la que plantea Alberto Royo en su libro ‘Contra la nueva educación’, donde acusa a su modelo de despreciar el conocimiento y la cultura y apostar por la felicidad ignorante?

Primero, le felicito por la tipografía de su libro porque es copia exacta del nuestro; segundo, decir que se desprecia la cultura y el conocimiento es no tener ni idea de educación, es tener los ojos cerrados, es querer vivir en una educación de hace 30 o 40 años; tercero, decir que a la escuela se va a aprender y no a ser feliz es un error; y cuarto, estar en contra de la evolución es una equivocación.

¿Ninguno de los antiguos dogmas del sistema educativo son útiles?

Hay cosas que se hacen hace 40 años que sirven perfectamente ahora. No hablo de innovación, sino de sentido común. Que los niños se sientan implicados en su propia educación, que se sientan escuchados y queridos. Una obviedad tremenda.

¿Qué se consigue con ello?

Que los niños y niñas tengan ganas de volver al día siguiente, dejarles con ganas de aprender. Ahí entra también el tema de los deberes, por supuesto. Si estás saturado con tu trabajo, es imposible que al día siguiente vayas contenta y con ganas. A los niños les sucede lo mismo. Es lógico.

Sí.

Seguramente hoy habrá miles de padres o madres que lleguen con su hijo a casa y le digan: “Ahora tienes que hacer extraescolar, deberes, no se cuánto más y, luego, a cenar y a dormir. ¡Y la infancia vuela! No tengo hijos pero cuando los tenga, disfrutaré de ellos: pondré la pausa y los llevaré al parque, a la biblioteca, a la librería y no sólo aprenderán, también vivirán.

Y si mi hijo por la mañana me dice: ‘¡Mamá, no quiero ir al colegio, es que no quiero!, ¿qué es lo que falla?

¡Escúchale! y estate un buen rato hablando con ella. Pregúntale: “¿por qué?¿qué ocurre?”. Habla con la maestra o el maestro y dialoga todo lo que sea necesario. Al día siguiente tenéis que conseguir que el niño vuelva al colegio con ganas. La motivación por la escuela ya está en todos los niños, hay que saber cómo encontrarla.

Pasadas las Navidades, muchos padres empezarán a buscar escuela para el curso que viene, ¿qué les aconseja?

Antes los llevábamos en el colegio más cercano, ahora existe más interés en ver qué tipo de educación se ofrece en cada centro. Y esto significa que la gente está más preocupada por la educación de sus hijos. Hay padres que preferirán una educación más clásica y, otros, una educación que tenga en cuenta el compromiso social. Pero si yo tuviera que llevar a mi hijo a una escuela, sería un lugar donde participara en la sociedad, se le invitara a mirar su entorno e intentar cambiarlo y mantuviera intacta la curiosidad innata de los niños.

Fuente: http://www.lavanguardia.com/facebook-ia/20161128/412108186383/entrevista-cesar-bona.html

Comparte este contenido:

El futuro de la escuela. La visión de tres transformadores

Por Graduate SXXI

Para mirar el futuro quizás hay que comenzar por quienes lo están “practicando”, transformando sus escuelas en espacios educativos fascinantes para los alumnos. Ese es el caso de Jorge Yzusqui, de las Innova Schools en Perú, y Mónika Horch, del Colegio Monserrat en España. Un tercer invitado a la conversación fue Alfredo Hernando Calvo, autor del libro Viaje a la escuela del Siglo XXI (con más de 200 mil descargas), luego de recorrer escuelas innovadoras de todo el mundo.

Los entrevistamos en un encuentro de innovadores educativos organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo en San Francisco. Sus visiones mezclan realidades posibles con sueños en construcción. Son parte de una nueva conversación educativa que cruza la tecnología, la pedagogía y la escuela del futuro. Así inauguramos una serie de entrevistas con actores decisivos del mundo de la innovación educativa en este blog.

¿Cuáles deberían ser los fines, la dirección que priorice la educación escolar en los próximos años?

Alfredo: La clave pasará por poner al alumno en el centro de la educación. La gran pregunta que se hacen las escuelas que han logrado transformarse a sí mismas para crear un ambiente educativo donde los alumnos disfrutan aprender es: ¿cómo hacemos para que la escuela ponga en disposición todos sus recursos para que cada alumno se desarrolle en todo su potencial? En esas escuelas el objetivo central no es repetir contenidos sino ampliar el horizonte de cada alumno.

Jorge: Mi primera pregunta siempre es ¿cómo va a ser el mundo dentro de 15 años para saber cómo preparo a los alumnos para ese mundo? Como no sabemos cuál es la respuesta, pese a que tenemos muchos indicadores, lo que tenemos que hacer es preparar al alumno para adaptarse a un mundo cambiante y que sepa administrar el conflicto del cambio constante.

Un desafío cada vez mayor es preparar a los alumnos para enfrentar nuevos dilemas éticos, que van a venir de la tecnología de las ciencias, de la genética. La escuela tiene que acentuar más que nunca la formación de valores y principios. Tenemos que preparar a los alumnos para situaciones nuevas que todavía no existen.

Mónika: Hay que prepararlos para convivir en un mundo globalizado y multicultural. Hoy todo el mundo es tu casa en cierto sentido. Hay que vivir en la diversidad y aprender de la diversidad. A esto se suma la incertidumbre sobre el futuro: como no sabemos lo que vendrá tenemos que generar la motivación de querer aprender toda la vida, no sólo durante la escuela.

¿Qué deberían cambiar las escuelas para viajar en esta dirección? ¿Hasta qué punto se necesitan ciertas disrupciones para lograr esos fines? ¿Cuánto hay que crear un cambio profundo?

Alfredo: Hay un falso debate entre escuelas innovadoras y escuelas tradicionales. En realidad hay escuelas en proceso de crecimiento, que van a distinta marcha. La innovación es una forma más de crecimiento, como muchas otras maneras de mejorar.

Jorge: Yo veo la creación de un caldo de cultivo, no es una disrupción, es un cambio de época que se va materializando en innovaciones. Creo que estamos en un tipping point donde hay escuelas eficientes pero ineficaces: están haciendo bien lo que tienen que hacer pero no están haciendo lo que deberían hacer. Hay escuelas que enseñan bien los contenidos tradicionales, pero ya no es eso lo que debería definir el rol de una escuela, sino la formación de las competencias del siglo XXI.

Mónika: La tecnología ha cambiado todo: el conocimiento está a la mano y las neurociencias nos han mostrado una revolución del campo científico de la educación. No es suficiente mejorar sino transformar la escuela, de manera sistémica, toda la escuela entera. Hay que combinar el cambio en currículum, pedagogía y evaluación. Esto cambia por completo el rol del docente y el rol de la escuela. Cambian los tiempos, los ritmos y los espacios, incluyendo los espacios digitales.

¿Cuáles son las claves, los elementos decisivos, los secretos de sus escuelas que son tan transformadoras?

Jorge: Un ejemplo lo tenemos con la clase invertida, donde los alumnos ven un video sobre contenidos y luego trabajan en clase sobre ese material. El principal problema que teníamos cuando empezamos es que algunos profesores no lo aguantaban, porque no sabían qué responder a los alumnos. Entonces los acompañamos y ellos se empezaron a preparar más, se pusieron a estudiar para poder responder a las nuevas preguntas que traían los alumnos. El cambio empieza cuando generamos en los mismos alumnos mecanismos para que ellos generen la demanda de conocimiento, de nuevas formas de enseñanza.

Mónika: En nuestro caso no hay dudas que es una combinación. Por un lado es un liderazgo, que en nuestra escuela tiene Monserrat del Pozo, pero es también el equipo docente que está con la cabeza mirando el mundo. Es un equipo que se interroga, que se hace preguntas, que lee, que busca nuevas respuestas. Es antes que nada cambiar el orden quieto de la cultura escolar y crear una espiral de crecimiento continua. Es crear la capacidad de dudar de lo que uno hace y mirar al mundo, entender qué está pasando.

Jorge: Un disparador del cambio educativo es el director. Un director activo es un transformador, necesitamos líderes pedagógicos que puedan impulsar cambios sin imponerlos, inspirando y motivando a los demás.

Mónika: Para nosotros han sido equipos directivos que muestran a partir del ejemplo. Ellos son los primeros que hacen innovaciones en el aula y demuestran que se puede y no alguien de afuera que viene de la teoría. El equipo directivo lo demuestra en la práctica y arrastra a los demás de esa manera.

Alfredo: Hay líderes colectivos, que se sienten parte de una trasformación que excede a la escuela: tienen la idea de que el mundo puede ser modificado. Eso genera una búsqueda, la necesidad de transformar el mundo desde el aula, se activa en ellos la pregunta de qué están haciendo otros, qué es lo nuevo, qué funciona. Así se genera una actividad constante de mejora basada en la evidencia y en buenas prácticas.

¿Cómo se imaginan que serán las escuelas en 10 años? ¿Habrá un cambio profundo de las escuelas, vendrán cambios por fuera de las escuelas, serán unas pocas las que generarán transformaciones? ¿O se irán los alumnos de las escuelas hacia el aprendizaje digital?

Alfredo: Yo tengo una visión optimista que las escuelas se irán transformando. Las escuelas faro, las que están conduciendo los cambios, serán claves para mostrar caminos. Pero en el medio habrá dilemas porque vendrá un posible choque entre la introducción exitosa de la tecnología para aprender y la resistencia de parte de las escuelas a repensar su modelo.

Jorge: No sé si en 10 años América Latina va a tener un cambio importante. Creo que va a cambiar mucho la escuela secundaria porque allí la tecnología va a aumentar mucho y no tanto en jardín de infantes o en la primaria. Un cambio radical que veo venir es la ruptura de las disciplinas como compartimentos estancos con horarios cerrados. Yo me imagino en 10 años una escuela donde un alumno llega a la escuela y tiene 10 proyectos para hacer y van a trabajar en grupos interdisciplinarios con distintos modelos, no encerados en aulas, con diversos horarios y formatos, como lo está haciendo el Colegio Monserrat y muchos otros.

Mónika: Yo me imagino las escuelas del futuro como lugares de encuentro. Quizás en el futuro no desaparezca la escuela pero sí el aula, como un lugar encerrado. La escuela debe ser un espacio completo, un espacio vivo, donde todo el tiempo se están desarrollando proyectos.

Jorge: En última instancia en el futuro, cuando cambien los trabajos porque se va a automatizar mucho de lo que hacemos hoy, ¿qué es lo que va a quedar para formar desde la escuela? Las cosas que las máquinas no podrán reemplazar: las artes, la sensibilidad, el amor, la empatía, la comunicación humana, las facultades que forman la cultura. Quizás eso pase a ser el centro de la escuela del futuro.

Fuente: http://futuroeducativo.com/el-futuro-de-la-escuela-la-vision-de-tres-transformadores/

Comparte este contenido:

Los sistemas educativos pretenden que el alumnado conozca la realidad

ENTREVISTA

Sharún Gonzales entrevista a Jurjo Torres Santomé

Foto: Alex Fernández

La pregunta que suelen hacer los estudiantes, sobre todo en la escuela, es para qué me sirve esto. Hay conocimientos que cobran utilidad solo cuando son integrados a la realidad en la que se vive. El Dr. Jurjo Torres, catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de A Coruña (España), asegura que es posible hacer el proceso inverso a través del currículum.

¿Qué propone el currículum integrado?

El currículum integrado es una respuesta que organizamos desde el sistema educativo para poner en contacto al estudiante con la realidad. Todos los sistemas educativos pretenden que el alumnado conozca la realidad y le presentamos esa realidad muy fragmentada en asignaturas. Cada asignatura es una forma de ver la realidad. Puedes hablar de la realidad históricamente, geográficamente, matemáticamente, artísticamente, literariamente. El problema que tiene el currículum tradicional  es que, al final, acabas viendo esas distinciones que no existen en la realidad. El currículum integrado lo que hace es coger una parcela de la realidad, algo que sea relevante o significativo, y la investiga, así trae a colación ese conocimiento disciplinar y ve cómo está relacionado.

.

¿El currículum integrado no solamente se refiere a la formación en la escuela, sino a todo proceso de formación?

Todo el mundo necesita tomar en cuenta el mayor número de perspectivas en todos los análisis que hace de la realidad, en las decisiones que toma respecto a qué comprar, dónde vivir, cómo vivir. En la escuela, los estudiantes sienten que la información que reciben no sirve para nada o no tiene sentido en ese momento. Son aprendizajes cuya funcionalidad y, por lo tanto, comprensión se aplazan permanentemente, hasta que construyen lo que algunos llamamos el conocimiento escolar. Este conocimiento te permite pasar de primero a segundo, de segundo a tercero, pero, en tu vida cotidiana, muy rara vez utilizas. Solo sirve para aprobar la asignatura. El currículum oculto beneficia o perjudica a alguien. Finalmente, el conocimiento es producido por seres humanos que somos falibles, tenemos intereses, prejuicios, sesgos, manías.

.

¿A qué se refiere con currículum oculto?

Son aquellos aprendizajes que los estudiantes aprenden y que los profesores no tiene intención de enseñar. Por ejemplo, todos queremos que los estudiantes sean sinceros. Pero muchísimos estudiantes engañan al profesorado copiando en los exámenes y saben muchos trucos. Un aprendizaje que realiza todo estudiante, que es muy difícil, es aprender a ser estudiante. Lo que más le cuesta a un estudiante para adaptarse a una escuela no es ponerse al día en cuestión de conocimientos, sino saber qué está permitido, qué se espera de él, cómo se puede relacionar con sus compañeros y compañeras.  El primer año de universidad suele ser difícil porque no sabes ese tipo de rutinas.  Son conocimientos que se van aprendiendo y que no están en el currículum.

.

¿Eso también se relaciona a cómo aprendemos otras cosas en la escuela, como estereotipos y prejuicios?

Además, aprendes a no ver muchas cosas de la realidad y a fijarte solo en algunas. Los niños y niñas del aula no aparecen como parte de la realidad en los libros de texto escolares. El texto les dice que ellos no existen. En los libros españoles, por ejemplo, todos los niños son de clase media. No hay personas pobres, no hay personas discapacitadas, no hay personas de otras etnias, de otras razas y cuando hay están estereotipadas. No ves personas enfermas, no ves personas de la tercera edad.

.

¿Este sesgo es consciente? ¿Se da a propósito por parte del sistema educativo?

No, porque si fuimos educados en un sistema educativo que es racista, clasista, sexista, todos vamos a salir así. Cuando alguien me dice que no es racista ni sexista, me pregunto en qué planeta fue criada esa persona porque en este, todos lo somos. Dejar de serlo exige un ejercicio de consciencia muy fuerte de saber a través de qué manifestaciones, de qué rutinas, qué comportamientos lo somos. Ese es un nivel de autoanálisis importante, nadie lo es conscientemente.

.

Entonces, ¿sí forma parte de un discurso?

Forma parte de una ideología que funciona así. Una ideología es un discurso que intenta vender cómo es la realidad y para vender eso va a tratar de convencer a todas las personas que es lo lógico. Eso va conformando un sentido común y hace que las personas consintamos situaciones de opresión, injusticia y discriminación porque no las vemos. Al revés, nos parece que son lógicas. Cuando vemos alguna incluso culpamos a la víctima. Se dice que todos somos iguales, pero algunas personas no se esfuerzan lo suficiente. Ese es el mantra que se utiliza ahora para convencer a la gente de que todas las cosas son posibles si te esfuerzas. Algunas, de hecho, se esfuerzan muchísimo y no lo logran. ¿No habrá más cosas? Ese mantra está queriendo convencer a la sociedad de que, en realidad, ya tenemos igualdad de oportunidades.

.

Sin embargo, está el contexto de cada alumno, el acceso a libros, referentes, recursos…

Hay estudiantes que pueden dedicarse solo a estudiar, otros tienen que trabajar al mismo tiempo y, cuando llegan a casa, no tienen condiciones porque tienen una familia con muchas dificultades o conflictos muy graves. Lógicamente, ese estudiante está en peor condición que uno que lo tiene todo y viene de una familia que lo estimula. Eso tiene que ver con la educación. Nosotros como profesores también debemos considerar ese tipo de cuestiones porque somos profesionales, ciudadanos y ciudadanas, y, por lo tanto, tenemos exigencias cívicas, como luchar por construir un modelo de sociedad más justa.

 

Fuente de la Entrevista:

“Los sistemas educativos pretenden que el alumnado conozca la realidad”

Comparte este contenido:

Amparo Tomé: “Hay que educar tanto en el aula como en el patio”

23 de diciembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Amparo Tomé

¿Hay sexismo en las aulas?
Sería muy extraño que no existiera sexismo en las aulas, si el sexismo consiste en las diversas formas de manifestarse el sistema patriarcal que favorece y perpetúa las desigualdades y las jerarquías en el trato que reciben las mujeres teniendo en cuenta sólo su diferencia sexual. Si toda la sociedad está impregnada por la plaga del sexismo, afectando la vida de todos los seres humanos, todas las instituciones, formas culturales y relaciones, podemos asegurar que la escuela está afectada.

¿Con qué edades aparecen las manifestaciones sexistas en las niñas y los niños?
Tanto las niñas como los niños aprenden a ser niñas y niños y a formar parte de la sociedad (se socializan), mimetizando, imitando, copiando los modelos, las formas de ser y de estar en el mundo de las personas que son referentes en sus vidas: las madres, los padres, abuelas, abuelos, hermanas, hermanos, otros familiares, profesorado, etc. y posteriormente los medios de comunicación y sus amigas o amigos. La mayoría de estas y estos agentes no saben en qué consiste el sexismo y por lo tanto lo producen, lo reproducen y lo perpetúan sin ser conscientes de ello.

¿Nos puede poner algún ejemplo?
Para empezar, aprenden a hablar utilizando sólo el masculino. Además, sin que nadie se lo explique, saben que los niños en las aulas de infantil se mueven más que las niñas, que hablan y gritan más y más fuerte, que se visten de forma diferente… Ellos no llevan nada de color rosa, suelen llevar el pelo corto, visten siempre pantalones, no llevan aderezos en el pelo, ni pulseras, ni collares. Las niñas visten de colores, incluido el rosa, pueden vestir pantalones o faldas, se adornan la cabeza, las muñecas… Todas estas diferencias físicas, en el trato, en los juegos y juguetes, en el valor que le dan las personas adultas a lo que saben unas y otros,  se acaban convirtiendo en desigualdades con el tiempo, tanto en la escuela como en la vida familiar y social. Este proceso de diferenciación y desigualdades comienza a ser visible a partir de los 2 años, tanto en las niñas como en los niños.

¿Somos conscientes de ello?
No podemos ser conscientes debido a que el sexismo está normalizado, naturalizado y por lo tanto nos aparece como normal, natural y tanto sus manifestaciones como sus consecuencias son invisibles a nuestros ojos, ya que son manifestaciones que hemos mamado y vivido desde que llegamos al mundo. Esta es una de las dificultades que nos encontramos para diagnosticarlo y eliminarlo.

¿Por dónde empezar?
En todos los procesos de desaprendizaje del sexismo existe un momento en el que parece que el sexismo nos acecha desde una posición de superioridad cual aguilucho que descubre un lagarto. Te encuentras acechada por cualquier programa de televisión, la publicidad, los videojuegos, los cuentos infantiles… Todo lo que hemos visto y vivido como “normal” se vuelve agresivo, insoportable, dañino. ¿Cómo plantarle cara a un fenómeno tan intenso, extenso y universal? Desnormalizar el sexismo es una tarea que requiere de una profunda toma de consciencia, de la voluntad de querer luchar en su contra, y del análisis de sus causas y las consecuencias de sus manifestaciones para todas las mujeres y la mayoría de los hombres.

¿Qué actitudes lo refuerzan?
Para empezar, la falta de reflexión social respecto los orígenes y perpetuación de las desigualdades sociales. Las jerarquías y las desigualdades parece que son inevitables. También afecta la falta de espíritu crítico en todas y cada una de las instituciones sociales, especialmente las educativas, que educan las formaciones de las subjetividades y las identidades de niñas y niños que más tarde serán madres, padres, doctoras, maestros, ingenieras, cocineros…

¿Y en las aulas?
El exiguo conocimiento por parte del profesorado y de las familias de las nuevas identidades femeninas y masculinas. Cuando las familias se interesan por sus hijas e hijos les suele interesar las cualificaciones, los rendimientos académicos, los comportamientos; pero no suelen ni sospechar que sus hijas e hijos sufran por el sexismo en la escuela. También debemos tener en cuenta la creencia y aceptación generalizada de que los modelos masculinos ostentan más valor, más visibilidad, más concreción que los femeninos. O la creencia y aceptación generalizada de que los privilegios que heredan y disfrutan los hombres son justos.

¿A qué edad o en qué momento se empiezan a intuir o a reflejar los roles en los juegos?
Existe un trabajo de investigación que hoy día está recogida en un vídeo que ilustra a la perfección cómo las expectativas de las personas adultas respecto a lo que implica ser una niña o un niño siendo aún un o una bebé, pueden marcar las vidas de unas y otros. En un primer momento la distinción es algo tan simple como el color de la ropa que visten: rosa la bebé y azul el bebé. En segundo lugar,  los hombres y las mujeres que han de interaccionar con la bebé y con el bebé lo cogen en brazos, acunan, hablan, ríen de forma totalmente distinta si el bebé es niña o niño.  Y en tercer lugar, se da por supuesto que si son niños han de ser fuertes para poder ser futbolistas, o bomberos, y si son niñas han de ser guapas para ser bailarinas o actrices. ¿Cuándo empiezan a aprender sus roles sexuales? Diría que desde que están en el vientre materno.

¿Es posible diferenciar si los niños y las niñas escogen espontáneamente esos juegos o si están siendo influenciados por la sociedad y el mundo adulto?
Este debate sigue estando vigente como una fuerte resistencia a admitir que la biología por ella misma no tiene mucho sentido si no va acompañada de los criterios aprendidos en la cultura, si hablamos de la libertad de elección. No es posible que la biología nos marque a los hombres con un gen violento y con el gen del cuidado a las mujeres.

En los momentos de recreo que los chicos y chicas tienen en la escuela, ¿cómo se divierten? ¿Es algo espontáneo?
El patio de la escuela es el lugar más público de la escuela y posiblemente es el espacio donde chicas y chicos se comportan más libremente. Es un espacio ideal de observación de algunos aspectos que nos dan mucha información respecto a las manifestaciones del sexismo. El uso del espacio de juego, quién juega a qué, cómo juegan y con quién juegan.

¿Qué información tenemos?
Sabemos que el patio está ocupado mayoritariamente por chicos jugando al fútbol, el resto del espacio lo ocupan los chicos que no son buenos jugando al futbol, y todas las chicas. Las chicas se agrupan por amistad y charlan lejos de los lugares de riesgo. A las edades entre los 11 y los 14 se ven algunas parejas de chicos y chicas enamorados, se aprecian peleas o “ajustes de cuentas”. El profesorado interviene regularmente cuando ocurre algo que se considera “grave”, ya que es su recreo también y no se contabiliza como hora lectiva.

Si los adultos intervenimos en sus espacios de juego, ¿se modifican las conductas?
Hemos observado en las investigaciones desde hace más de veinte años y las realizadas en estos momentos que si modificamos, por ejemplo, el centro del patio y no permitimos el fútbol como único juego y ampliamos la posibilidad a otros juegos colectivos, efectivamente cambian las pautas de comportamiento del alumnado tanto masculino como femenino y se crean nuevos grupos de juego y amistades. No es que las criaturas elijan los juegos, son las tendencias y el valor que tienen lo que marcan la “espontaneidad” y la pasión por unos juegos y no por otros.

¿Los profesores o monitores responsables de estos ratos deben intervenir en organizar estas franjas de tiempo?
Por supuesto que han de intervenir por un justo uso del espacio del patio: dar valor a otros juegos que no sea el fútbol, corregir o admirar los comportamientos en las canchas de juegos… Hay que educarlos tanto en el aula como en el patio, es erróneo pensar que tanto niñas como niños se autorregulan en el patio y no lo saben hacer en el aula.

¿Debemos dejar tiempo y espacio para su espontaneidad aunque veamos que reproducen roles sexistas?
Pues no, a no ser que haya una intencionalidad de corregir o hacerles ver dónde estriban las injusticias de esas manifestaciones sexistas.

¿Qué se podría hacer al respecto?
Es hora de cambiar los patios grises por jardines de esparcimiento en los que aprender a cuidar los árboles, las plantas o el huerto como formación en valores y que forme parte de sus conocimientos vitales.

¿Prohibir los balones es una solución?
No hay porque prohibir los balones: los juegos con las pelotas son ideales para desarrollar estrategias de juego, fortaleza ante los fracasos, agilidad mental y física… Pero no puede monopolizar los demás juegos. Nos admiramos de la capacidad espacial que tienen la mayoría de los chicos y no lo correlacionamos con su facilidad de controlar el espacio.

¿Cuáles son los principales retos a los que nos enfrentamos para reducir el sexismo en las aulas?
Ya que los gobiernos en nuestro país siguen sin querer desarrollar las leyes que ya existen para poder afrontar este reto como prioritario, ha de ser el profesorado u otros agentes sociales quien se encargue. Algunas comunidades autónomas con sentido del deber educativo han elaborado leyes que introducen el género como reto importante en la vida escolar. Desafortunadamente, tan pronto como cambian las o los consejeros o el partido que gobierna, todos los esfuerzos se deshacen como el hielo bajo el sol.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/amparo-tome-hay-que-educar-tanto-en-el-aula-como-en-el-patio/

Comparte este contenido:
Page 349 of 454
1 347 348 349 350 351 454