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Libro: Teaching colonial history and national identity development among palestinian students in Israel

Teaching colonial history and national identity development among palestinian students in Israel

Resisting colonisation through student activism

Ibrahim Makkawi. [Autor] 

Sur-Sur. 
ISBN 978-987-722-302-6
CLACSO. CODESRIA. IDEAs.
Buenos Aires.
Diciembre de 2017

This research project explores the colonial hegemony and pedagogical contradictions imbedded within the process of collective-national identity development among Palestinian students in the Israeli formal educational system through inductive examination of the dialectical interplay between the three agents of the formal educational process; namely, the formal curriculum, the students and the teachers. The study utilised Grounded Theory (Glaser & Strauss, 1967) as a qualitative research method and used three sets of data: (a) the formal curriculum of history used in grades 7-12 in Palestinian schools in Israel, (b) in-depth qualitative interviews with 7 History Palestinian teachers who are officially employed by the Israeli government and teach Palestinian students in the segregated Palestinian schools in Israel, (c) in-depth interviews with 14 Palestinian college students who are graduates of this formal educational system. The three sets of data were analysed separately, then compared and contrasted to depict an overall picture of the findings of the study.
Resumen: Este proyecto de investigación explora la hegemonía colonial y las contradicciones pedagógicas incrustadas en el proceso de desarrollo de la identidad colectiva nacional entre los estudiantes palestinos en el sistema educativo formal israelí a través del examen inductivo de la interacción dialéctica entre los tres agentes del proceso educativo formal; a saber, el plan de estudios formal, los estudiantes y los profesores. El estudio utilizó Grounded Theory (Glaser y Strauss, 1967) como un método de investigación cualitativa y utilizó tres conjuntos de datos: (a) el currículo formal de la historia utilizado en los grados 7-12 en las escuelas palestinas en Israel, (b) en profundidad entrevistas cualitativas con 7 profesores palestinos de historia que están oficialmente empleados por el gobierno israelí y que enseñan a estudiantes palestinos en las escuelas segregadas palestinas en Israel, (c) entrevistas en profundidad con 14 estudiantes universitarios palestinos graduados de este sistema educativo formal. Los tres conjuntos de datos se analizaron por separado, luego se compararon y contrastaron para representar una imagen general de los hallazgos del estudio.
Fuente: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1336&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1273
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Ecuador: Amauta presentará proyecto educativo en Cartagena de Indias

Ecuador/Noviembre de 2017/Fuente: La Hora

La Escuela de Educación Básica ‘Amauta’ fue reconocida con el Premio Iberoamericano de Educación en Derechos Humanos ‘Oscar Arnulfo Romero’, gracias a su proyecto para desarrollar capacidades y habilidades de resolución de conflictos, a través de estrategias de convivencia cotidiana.

Elsa Tapia Castro, directora de la Escuela de Educación Básica Amauta, dice que gracias al esfuerzo de estudiantes y alumnos se hicieron acreedores al primer lugar del concurso Iberoamericano de Educación en Derechos Humanos ‘Oscar Arnulfo Romero’, capítulo Ecuador. “Ahora nos preparamos para ir a Cartagena de Indias para presentar nuestro proyecto, el mismo que representará al país”.

“En la ponencia se determinó que la propuesta educativa confluye en la forma de trabajar y en el estilo de relacionamiento que existe dentro de la escuela, generamos un aprendizaje cooperativo, trabajamos con pedagogía intergrupal y eso nos permite compartir experiencias”, sostiene.

Según Elsa Tapia, el proyecto ganador fue aplicado en la institución durante 15 años. “Esa ha sido nuestra propuesta pedagógica y este premio significa para nosotros el reconocimiento a la labor desarrollada, pero, sobre todo nos señala el camino a seguir, aquí educamos con prácticas de respeto y responsabilidad, son nuestros mismos niños los que hacen las propuestas para elaborar los proyectos”.

La subsecretaria de Innovación Educativa y Buen Vivir, Mónica Reinoso, dice que la Escuela Amauta “es un ejemplo en los temas de protección de derechos de convivencia armónica y cultura de paz, por sus metodologías y procesos de enseñanza”.

Fuente: https://www.lahora.com.ec/loja/noticia/1102113518/amauta-presentara-proyecto-educativo-en-cartagena-de-indias

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El Aporte de la Sistematización a la Renovación

Por Oscar Jara

“…el nuevo escenario de este fin de siglo ha puesto en cuestión las prácticas y las concepciones teóricas de los movimientos sociales y las ciencias sociales latinoamericanas. Nos enfrentamos a nuevas preguntas y a desafíos inéditos. Es un momento histórico privilegiado para la creación, pero las respuestas a las nuevas preguntas no van a surgir de ningún otro lugar sino de la propia experiencia histórica acumulada. Lamentablemente no hemos acumulado aún los aprendizajes necesarios contenidos en esas experiencias.

La sistematización, como ejercicio  riguroso de aprendizaje e interpretación crítica de los procesos vividos, sigue siendo una tarea pendiente y hoy –más que nunca- puede contribuir de forma decisiva a recrear las prácticas de los movimientos sociales y a renovar la producción teórica de las ciencias sociales, desde la experiencia cotidiana de los pueblos de América Latina, en particular de aquellas comprometidas con procesos de educación y organización popular…”

Con estas afirmaciones, presentábamos en 1994 (2) el reto más importante que debía enfrentar nuestra propuesta teórica y práctica de sistematización, la cual había surgido de un rico intercambio de experiencias y de reflexiones con amigas y amigos de varios países latinoamericanos con quienes nos encontrábamos en la misma búsqueda.

Hoy, en este nuevo encuentro latinoamericano (3), podemos afirmar que la sistematización de las experiencias está comenzando a dejar de ser tarea pendiente; que la labor insistente de muchas personas e instituciones, entre las que se cuentan los esfuerzos del Programa Latinoamericano de Apoyo a la Sistematización del CEAAL, el Programa Regional de Formación Metodológica de ALFORJA, el Taller Permanente de Sistematización del Perú, y varios otros, está sembrando inquietudes y posibilidades que ya comienzan a dar frutos.
Cuanto más personas, en más lugares, avancemos en la puesta en práctica de procesos de sistematización, de formas muy diversas -incluyendo las aún inimaginables- más elementos tendremos para respondernos las preguntas actuales, y mayores incentivos tendremos para ahondar en la reflexión teórica y en la elaboración de propuestas de futuro.
Entre las experiencias más importantes que requieren ser sistematizadas, se encuentran los procesos educativos y organizativos de carácter popular (4)  surgidos al calor de las dinámicas económicas, sociales y políticas que han marcado nuestro continente en las dos últimas décadas.
Recientemente, por ejemplo, se ha planteado la vital importancia de elaborar una reflexión conceptual y metodológica sobre ciudadanía y educación ciudadana, a partir de la sistematización de experiencias relevantes: la experiencia por el plebiscito en Chile; la campaña por la democratización en Paraguay; la afirmación de la paz en Colombia; las campañas por los derechos de las mujeres en prácticamente todos los países; la sensibilización frente a la problemática indígena en México y Ecuador; la apropiación de los acuerdos de paz en El Salvador y Guatemala; la campaña contra el hambre en Brasil y tantas otras experiencias de educación y participación ciudadana. (5)
Asimismo, se plantea la necesidad de sistematizar experiencias de construcción de movimientos sociales y políticos amplios, para rescatar lo innovador de sus formas y métodos de organización e identificar nuevas maneras de pensar y hacer la política, así como de construir propuestas alternativas desde la perspectiva popular. Experiencias significativas como la de los Sin Tierra de Brasil, las Comunidades en Resistencia de Guatemala, el Movimiento Indígena Zapatista en Chiapas, son una clara muestra de las potencialidades que se encuentran en la práctica social de nuestro continente, cuyas enseñanzas urge procesar y compartir.(6)
En ese marco, quisiera referirme en forma breve a una experiencia apoyada recientemente por la Coordinación ALFORJA
en Guatemala:

LA SISTEMATIZACIÓN DE LA EXPERIENCIA EDUCATIVA Y ORGANIZATIVA DE LAS POBLACIONES DESARRAIGADAS DE GUATEMALA (7)

Esta experiencia, proceso inédito en el ámbito educativo centroamericano, se llevó a cabo a nivel nacional en Guatemala, durante los meses de setiembre 1995 a octubre 1996.
En las décadas pasadas, producto de la situación de represión que se vivía en el país, cientos de miles de personas, principalmente comunidades indígenas mayas, tuvieron que migrar forzosamente de los lugares donde vivían. Así, tuvieron que buscar otras formas de sobrevivencia, sea como personas refugiadas en otros países, o como personas desplazadas  al interior de Guatemala.
En esas circunstancias de desarraigo, las poblaciones crearon espacios y modalidades educativas que respondieran a sus necesidades y a las condiciones que estaban enfrentando. Estos espacios y modalidades, a su vez, les permitieron desarrollar capacidades y posibilidades para el futuro.
Por todo ello, valorando lo significativo de estas experiencias, a partir de los Acuerdos de Paz (8)  y en el marco del mandato de la Unesco, se decidió recoger sus aprendizajes de forma colectiva y ordenada, con el fin de aportarlos a la elaboración de propuestas educativas futuras. Ahí nació la idea de esta Sistematización. Su principal intencionalidad era, por tanto, el potenciar una experiencia colectiva de recuperación, análisis e interpretación de la propia historia, vivida antes, durante y después del desarraigo.
La propuesta metodológica era esencialmente participativa, quedando en manos de la población desarraigada y sus organizaciones, las decisiones fundamentales y la responsabilidad de la ejecución  del proceso de sistematización.
Por eso, sus principales actores fueron las doce organizaciones de población desarraigada de Guatemala, miembros de la Asamblea Consultiva de la Población Desarraigada ACPD:
a) Del grupo de refugiados y retornados: La Asociación de Educadores Noroccidentales, AEN; la Asociación de Maestros Educativos Rurales de Guatemala, AMERG; la Organización de Maestros y Educadores Retornados/Vertiente Sur Guatemala, OMERVESG (Todas ellas trabajando con refugiados reconocidos, generalmente agrupados en campamentos en Chiapas, Campeche y Quintana Roo). La Asociación de Refugiados Dispersos de Guatemala ARDIGUA (quien trabajaba con refugiados no reconocidos, generalmente dispersos en el territorio mexicano).
b) Del grupo de organizaciones de defensa de los Derechos Humanos: La Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala, CONAVIGUA; El Consejo de Comunidades Etnicas Runujel Junam, CERJ; El Consejo Nacional de Desplazados de Guatemala CONDEG; el Grupo de Apoyo Mutuo GAM, y  la Organización de Mujeres Mamá Maquín.
c) De la población desplazada interna: Las Comunidades de Población en Resistencia CPR IXCAN Y CPR SIERRA; Las Comunidades de Población en Resistencia CPR del PETEN.
La Coordinadora Educativa de la Población Desarraigada, CEPD, tuvo una fundamental participación y acompañamiento constante a lo largo de todo el proceso.(9) 

El proceso

La sistematización se llevó a cabo en cinco etapas:
Primera: La presentación de la propuesta metodológica por parte de SERJUS-ALFORJA a las organizaciones de la Población Desarraigada y la aceptación de la misma. A partir de allí, cada organización paso a delimitar qué parte de su experiencia iba a sistematizar y a definir los objetivos que se propondría alcanzar.
Segunda: La capacitación metodológica de las personas de las organizaciones que animarían la sistematización, para la realización de la recuperación histórica de sus experiencias. Se realizó por medio de un taller de una semana.
Posteriormente (a lo largo de dos meses) ellas harían esa labor en sus comunidades y organizaciones, con el acompañamiento de técnicos de las ONGs y del Equipo de Coordinación Metodológica (Talleres, entrevistas colectivas e individuales, dibujos, llenado de cuadros, poemas, cuentos…)
Tercera: Una segunda capacitación en torno a la tarea de interpretar las experiencias. Igualmente iniciando con un taller general, que diera pautas para realizar la interpretación (a lo largo de un mes y medio), en las comunidades u organizaciones. En esta etapa cada organización va construyendo de manera individual el producto de su propia sistematización. (Talleres con autoridades, mujeres, niños y niñas, sacerdotes mayas, jóvenes, responsables de educación, ancianos y ancianas… para tomar opiniones de toda la gente).
Cuarta: Se realizó un nuevo taller general para elaborar conclusiones, partiendo de las sistematizaciones particulares hasta obtener elementos generales. De esta forma se alcanzan productos a dos niveles: un resultado por organización y un producto colectivo. (Conclusiones particulares, comparación de distintas situaciones, propuestas y recomendaciones…)
Quinta: La última etapa consistió en la elaboración colectiva del documento final, con momentos de redacción individual, talleres, consultas, revisiones y validaciones. Finalmente, presentación a la dirección de la Asamblea Consultiva de Población Desarraigada, ACPD. (10)

Objetivos y ejes de esta sistematización

En términos generales, este proceso buscaba “Realizar una recuperación y valoración crítica de las experiencias educativas y organizativas de la Población Desarraigada de Guatemala, que permita:
a. Identificar sus riquezas y limitantes.
b. Conocer, intercambiar y difundir lo más importante de ellas.
c. Aportar a la elaboración de propuestas educativas en el futuro.
d. Mejorar las propias experiencias con las enseñanzas que se obtengan del proceso”.

Además, como se dijo, los resultados de esta sistematización deberían servir como insumos para la elaboración de un Plan Específico de Educación para la población desarraigada, como aporte surgido desde su propia experiencia vital.
En conjunto con todas las organizaciones se precisó un Eje Central común, donde debían converger los aportes específicos de cada organización. Este era:
“Potencialidades y limitaciones de la educación en el desarraigo”

Con base en él, cada organización precisó un eje particular. Por ejemplo:

  • “La formación de promotores en Educación, Salud, Derechos Humanos y su repercusión en la vida del refugio disperso”
  • “El caminar de las mujeres de la organización Mamá Maquin”
  • “Factores que contribuyen o no en el aprendizaje de los niños y niñas de la CPR-S”
  • “Programas y métodos de la AEN”

A su vez, cada eje fue desagregado en sus principales componentes, orientando así los elementos a recuperar y a interpretar.

Algunas Enseñanzas

  • El principal reto metodológico lo constituyó el hecho que la mayoría de promotores, sistematizadores, técnicos intermedios, aprendieron a conocer el método al mismo tiempo que lo fueron aplicando. Con todas las dificultades que ello implicó, “era la única forma de ser coherentes con nuestra afirmación de que fueran los actores de la experiencia los protagonistas de la sistematización” (11)
  • Un aspecto crucial de lo anterior lo constituyeron las dificultades para procesar las entrevistas y ordenar tanta información que se recogía de forma desordenada. Sin embargo, “gracias al seguimiento permanente del Equipo de Coordinación Metodológica y el esmero de los sistematizadores, aprendieron a ordenar ellos mismos la información y a hacer síntesis de ésta. Desde el primer ejercicio de recordar el pasado, ordenar los diferentes eventos, analizarlos y luego sintetizarlos, y, finalmente, buscar sus sentidos, fueron prácticas que favorecieron el crecimiento personal de los participantes y contribuyeron a la adquisición de capacidades de análisis, síntesis y redacción, de traducir de su propio idioma al español” (12)
  • La recuperación colectiva de la historia vivida, permite objetivar los distintos elementos que intervinieron, valorarla y reconocer los factores de identidad que se han mantenido pese a todos los cambios ocurridos:

“…nos cortaron las hojas y las ramas,
cortaron nuestros troncos,
pero nuestras raíces nunca lograron cortarlas”
Ardigua

  • El tener un eje de sistematización central en el que confluyeran los ejes particulares, así como el tener como guía la reconstrucción histórica en tres etapas: antes del desarraigo, en el desarraigo y después de él, fue muy útil para construir un espacio común para compartir y aprender unas organizaciones de otras, a la vez que respetar las dinámicas y aspectos específicos de cada organización. Fue clave para la interpretación de las enseñanzas comunes y las recomendaciones generales.
  • La experiencia reafirmó la validez de un proceso de interpretación integral y dialéctico, en particular los siguientes elementos:
    – Entender la experiencia con todas nuestras capacidades humanas (mentales, sensibles, emotivas, intuitivas…)
    – Entender las diferentes etapas, los cambios más importantes, las razones de esos cambios y sus efectos. La lógica de todo el proceso.
    – Entender cómo los momentos de más dificultades contribuyeron a que tuviéramos mayor creatividad para buscar soluciones.
    – Entender la relación entre lo pequeño y lo grande; lo particular y lo general.
    – Entender la particularidad de las experiencias dentro de la estructura económica, social, política e ideológica del país.
    – Entender cómo se ubica nuestra experiencia en el transcurso de la historia.
    – Entender cómo los elementos culturales y que marcan nuestra identidad están presentes en cada experiencia.
    – Entender, a partir de varias experiencias particulares, factores que pueden apuntar a hacer ciertas generalizaciones y reflexiones teóricas.

“…preguntándole a la realidad,
estamos interpretando.
Por eso, somos nosotros
quienes tenemos que interpretar nuestra historia.
Como la hemos vivido nosotros, se nos hace más fácil:
podemos ordenarla y entender por qué han ocurrido ciertos hechos.”
(Opinión recogida durante el 2º taller,  junio 1996)

Desde el inicio, nuestra propuesta metodológica consideraba el proceso de sistematización, tan importante como el producto, en la medida que incorporaría activamente a personas de la propia población desarraigada como los principales sujetos del proceso, promoviendo así roles de mayor protagonismo en la vida social y política del país.
Al concluir esta etapa podemos afirmar que efectivamente la manera de hacer la sistematización ha sido decisiva: la recuperación histórica, las tareas de ordenamiento, análisis y síntesis, no sólo fortalecieron la capacidad interpretativa de las propias organizaciones (que se apropiaron y valoraron críticamente sus experiencias), sino que fortaleció su capacidad propositiva, teniendo ahora más elementos, más argumentos y más sentido de unidad para presionar a favor de su propia propuesta educativa, sustentada y avalada por la experiencia.

INTERPRETACION CRÍTICA Y PRÁCTICA TRANSFORMADORA

La experiencia  reseñada de forma muy breve y esquemática en el punto anterior, fue muy enriquecedora y compleja. Constituye una verdadera muestra de las enormes posibilidades y potencialidades que puede tener la sistematización como ejercicio teórico-práctico de interpretación y transformación de la realidad, como proceso constructor de pensamiento, de identidad, y de sentido, como factor de unidad y de edificación de propuestas alternativas, como aporte a la renovación de la teoría y la práctica de los procesos educativos y organizativos.
Nuestra concepción de sistematización va más allá de la recuperación histórica y el ordenamiento de información: apunta a constituirse en una profunda interpretación crítica del proceso vivido, desde donde busca lanzar perspectivas para lograr cambios cualitativos en la realidad. Veamos esto con más detalle:

La sistematización como ejercicio teórico de producción de conocimientos

El ejercicio de sistematizar experiencias es un ejercicio claramente teórico; es un esfuerzo riguroso que formula categorías, clasifica y ordena elementos empíricos; hace análisis y síntesis, inducción y deducción; obtiene conclusiones y las formula como pautas para su verificación práctica.
La sistematización relaciona los procesos inmediatos con su contexto, confronta el quehacer práctico con los supuestos teóricos que lo inspiran. Asimismo, el proceso de sistematización se sustenta en una fundamentación teórica y filosófica sobre el proceso de conocimiento y sobre la realidad histórico-social.
La sistematización crea nuevos conocimientos a partir de la experiencia concreta, pero, en especial -en la medida en que su objeto de conocimiento son los procesos sociales y su dinámica- permite aportar a la teoría algo que le es propio: explicaciones sobre el cambio en los procesos.
Con base en estas características propias, como ejercicio intelectual que permite elaborar conocimientos desde lo cotidiano y explicarse los factores de cambio en los procesos, es que la sistematización puede contribuir de forma decisiva a la recreación y a la construcción de teoría, dinamizando dialécticamente la relación entre el conocimiento teórico ya existente –como expresión de saber acumulado- y los nuevos conocimientos que surgen de las nuevas e inéditas situaciones de las experiencias que vivimos. Este es un aporte propio de la sistematización.

El “contexto teórico”

Afirmamos que todas las personas que vivimos una experiencia y queremos sistematizarla, utilizamos un conjunto de categorías de análisis que nos sirven de referencia para iniciar la sistematización: todos aquellos conceptos y conocimientos con los que fundamentamos la práctica, con los que sustentamos lo que hacemos, con los que hemos definido sus objetivos, prioridades y procedimientos (nuestra apuesta institucional, nuestra visión del contexto y la coyuntura, nuestras afirmaciones sobre el sentido del trabajo que realizamos, etc.). A ello lo denominamos “contexto teórico” para diferenciarlo del tradicional “marco teórico” con el que se acostumbra iniciar muchas investigaciones y que consiste, en un cierto porcentaje de casos, en la identificación de citas de autores en los que la persona o el equipo sustentan su análisis e interpretación.
En una palabra, el “contexto teórico” (más o menos explícito, más o menos riguroso, más o menos fundamentado) significa que ya contamos con análisis e interpretaciones antes de iniciar la sistematización. Es con ese bagaje con el que nosotros vamos a definir los objetivos de la sistematización, vamos a delimitar su objeto, precisar el eje, formular los criterios de ordenamiento y, también es la base fundamental de la que surgirán las categorías para la interpretación.
Si la Sistematización la entendemos como “La interpretación crítica de una o varias experiencias, que a partir de su ordenamiento y reconstrucción, descubre o explicita la lógica del proceso vivido, los factores que han intervenido en dicho proceso, cómo se han relacionado entre sí y por qué lo han hecho de ese modo”, vemos que –en definitiva- la interpretación crítica es el elemento más sustancial de la sistematización.
Dicha interpretación, no será realizada con otro “marco” teórico, más que el proveniente de nuestro propio “contexto teórico”, aunque esto no significa que vamos a utilizar de manera rígida y dogmática los conceptos y categorías con los que ya contamos en el punto de partida. Precisamente, una sistematización bien hecha nos podrá llevar a cuestionar nuestros conceptos y categorías, en particular los que se revelen como insuficientes para dar cuenta de los fenómenos y factores que se expresan en la experiencia sistematizada. De ahí que, muchas veces, una sistematización nos obligue a repensar nuestros planteamientos, revisar nuestras concepciones,  y a la necesidad de buscar enriquecer nuestros conceptos y buscar nuevos elementos teóricos. Es, quizás, la primera manifestación del aporte que una reflexión crítica sobre la práctica puede hacer a las formulaciones teóricas: ponerlas en cuestión.

La historicidad de la interpretación

“La esperanza es un ingrediente indispensable de la experiencia histórica.
Sin ella, no habría historia, sino sólo determinismo.
Sólo hay historia donde hay tiempo problematizado y no pre-asignado.
La inexorabilidad del futuro es la negación de la historia”
Paulo Freire

De acuerdo a lo señalado en el acápite anterior, afirmamos que no se trata de llegar a “la” interpretación, única e indubitable de los procesos. Que, siendo nuestra propia práctica la que se ha convertido en objeto de sistematización, tenemos que reconocer que estamos cargados de toda la riqueza de nuestra subjetividad cuando nos proponemos interpretarla. Nuestras interpretaciones siempre estarán, pues, “preñadas” de práctica. Siempre serán aproximaciones intelectuales históricamente determinadas.
Esto tiene, por supuesto, ventajas y riesgos. Las ventajas tienen que ver con la utilidad concreta que la sistematización nos aporta para entender de mejor manera lo que hacemos, motivándonos y provocándonos interés desde nuestras propias necesidades, ya que estamos plenamente involucrados en ser sujetos –y a la vez objetos- de interpretación. Los riesgos principales provienen de la posibilidad de no hacer una interpretación crítica, cuestionadora, rompedora de esquemas, sino, por el contrario, una “interpretación” justificadora, condescendiente, una mera  explicación pasiva de lo que hacemos.
El contexto actual promueve esta segunda opción, por medio del discurso dominante que insiste en convencernos que esta realidad  es la única posible y que no tiene sentido pensar en la posibilidad de transformar la historia. Así, esta pereza mental y vital, esta cobardía intelectual y anímica, esta complacencia tan acorde con los tiempos neoliberales y autoritarios en los que vivimos, que nos reducen al acomodamiento sicológico y a la mansedumbre del alma, que matan la rebeldía, la curiosidad, la inquietud y la sospecha, dificultan el ejercicio de una verdadera interpretación crítica, auténticamente histórica.
Para la sistematización de experiencias, el desafío principal consiste en poder superar los aspectos narrativos y descriptivos que surgen de la reconstrucción de la experiencia vivida.  Superarlos, en el sentido de ir a las raíces de los fenómenos, no perceptibles de forma inmediata: las determinaciones estructurales, las interrelaciones entre los diferentes elementos, la vinculación entre lo particular y lo general, entre las partes y el todo.  Además, poder identificar las contradicciones y tensiones que marcaron el rumbo de la experiencia, en la medida que significaron dilemas sobre los que hubo que tomar opciones en determinados momentos y que ahora les buscamos explicación: por qué pasó lo que pasó y no otra cosa; por qué hicimos lo que hicimos y no otra cosa.
La historicidad de la interpretación, en definitiva, supone entender la lógica de la experiencia particular, entrando en lo más profundo del proceso de ella misma, para descubrir los hilos invisibles que la relacionan con la integralidad del momento histórico del que forma parte y al que contribuye desde su originalidad. Así será posible descubrir continuidades y discontinuidades, coherencias e incoherencias, similitudes y diferencias con otros procesos, reiteraciones y hechos inéditos… “tiempo problematizado” como dice Paulo Freire, que nos permite mirar siempre “la historia como posibilidad y no como determinación”.

La “objetividad” de la sistematización

El mundo no es. El mundo está siendo.
Para mí, como subjetividad curiosa, inteligente,
que interfiere en la objetividad con la que dialécticamente me relaciono,
mi papel en el mundo no es sólo de quien constata lo que ocurre
sino también el de quien interviene como sujeto de lo que ocurrirá.
No soy sólo un objeto de la historia, sino, igualmente, su sujeto”
Paulo Freire

Este tema ha sido y es causa de mucho debate e inquietud. Muchas personas se preguntan si habrá suficiente “objetividad” para analizar una experiencia de la cual ellas son protagonistas.
Al margen de considerar que esto amerita una reflexión epistemológica de mayores alcances, podemos decir que –en realidad- la sistematización de experiencias no aspira a “mirar las experiencias con objetividad”, sino a objetivar la experiencia vivida, lo cual nos coloca en un lugar totalmente distinto en cuanto  sujetos de conocimiento. Se trata de describir, ordenar, clasificar, los hechos, situaciones, pensamientos, intuiciones con los que hemos actuado en la práctica, para tomar distancia de ellos, para “sacarlos” de nosotros mismos y proyectarlos fuera, objetivando sus características y condiciones.
Es como si proyectáramos una película de lo vivido, para luego interpretar su ritmo, su secuencia, la trama de sus procesos. Y ahí respondernos a las preguntas de por qué pasó eso que pasó y por qué no pasaron otras cosas. Así, de manera honesta e intelectualmente rigurosa, podemos desbrozar los componentes y los trayectos, relacionar las partes y el todo, lo particular y lo general de nuestras experiencias, desde una mirada procesual.
La interpretación seguirá siendo una aproximación “subjetiva” para explicarnos nuestra práctica objetivada. Nunca dejaremos de pertenecer a dicha práctica ni ella a nosotros. Pero, en la sistematización, nos relacionaremos de manera distinta con la práctica realizada, convirtiéndola en objeto de conocimiento y de transformación.

La interpretación y el sentido de la experiencia

La interpretación, como parte de un proceso de sistematización, permite descubrir el sentido de una experiencia, o –más precisamente aún- “construye” su sentido. Pero al hacerlo, la interpretación pasa a ser, ella misma, parte de una nueva práctica. Nunca será posible mirar de la manera anterior nuestra experiencia, una vez que la hemos sistematizado. Podríamos decir que la sistematización (como “interpretación crítica…”) se convierte en un inédito y privilegiado lugar del camino, desde el cual ya no es posible volver inocentemente atrás, porque hemos visto de tal manera el trayecto andado, que nunca más lo podremos recorrer igual. De ahí en adelante solo cabe seguir caminando a nuevos horizontes, iluminados por el sentido de la interpretación realizada.
Por supuesto que la interpretación no existe sin construcción de discurso. Y un discurso que debe tener coherencia y consistencia. No simplemente frases y conceptos propios de las fases descriptivas y de ordenamiento, sino discursos cargados de la fuerza de afirmaciones, negaciones o interrogantes fundadas en las interrelaciones realizadas por medio del ejercicio intelectual y teórico de análisis y síntesis. El discurso interpretativo es el punto más complejo y profundo del proceso de conocimiento de nuestra experiencia, porque se constituye como abstracción directa de lo concreto vivido (es ahora, “lo concreto pensado”).
Pero no se trata de un discurso acabado. Tampoco se trata de un monólogo. El discurso interpretativo es un discurso abierto –necesariamente- a otras experiencias y a otras interpretaciones. Es, como interpelación de la práctica, también discurso interpelador de otros discursos y, asimismo, objeto de interpelación. Casi podríamos decir que el discurso interpretativo de la sistematización es una provocación a pensar y a debatir; es una verdad por indagar más que dogma definitivo, es pista para seguir buscando.
Por eso, desde la sistematización de experiencias, no puede existir interpretación sin diálogo, sin confrontación. Porque, además, la interpretación -historizada y marcada a fuego por la práctica- no existe sin la experiencia y su devenir. No es sólo interpretación del pasado, sino de lo que está aconteciendo con nuestra práctica, de lo que hemos hecho que suceda… y por tanto, es testimonio de una parte del trayecto, que no se agota en mirar hasta el hoy de la experiencia, sino que deriva naturalmente en la pregunta por el mañana, por el qué hacer, por el cómo continuar, por el con quién seguir adelante.

Desarrollar capacidades para cambiar las relaciones de poder

Entendida así, la interpretación crítica sólo puede ser completa, si deviene en práctica transformadora. Por eso, la sistematización de experiencias debe cerrar siempre cada ciclo de su espiral, con un retorno a la práctica, enriquecido con los elementos teóricos. Por eso también, para nosotros (como se vio claramente en la experiencia con la Población Desarraigada de Guatemala), el proceso de la sistematización es –en sí mismo- un proceso de educación popular.
Esto significa que la sistematización se constituye en un factor de formación de nosotros y nosotras mismas. Una formación integral que nos ayuda a constituirnos como sujetos críticos y creadores,  desarrollando nuestras capacidades para comprender, proponer y actuar en todos los campos de la vida económica, social, política y cultural. Procesos político-pedagógicos a través de los cuales se construye diversas formas de  protagonismo popular. Pero hay precisiones y autocríticas importantes que hay que hacerle a esta afirmación. Por ejemplo, muchas veces se entendía esa intencionalidad política como una mera «transmisión de ideología» ó como un aporte a la «toma del poder» de la administración del Estado. Se entendía que el Estado era el único o el principal constructor de sociedad y que, por tanto, logrando acceder a su administración, se podría cambiar la sociedad.
Hoy necesitamos recalcar en las múltiples formas de manifestación y ejercicio del poder; insistir en que se deben construir nuevas relaciones sociales, desde  todos los espacios de la sociedad civil y que es preciso fomentar un encuentro entre ésta y la sociedad política, para que la representación, la gobernabilidad, la dinámica de cambios en el Estado, esté alimentada por la dinámica viva de los procesos y los sujetos sociales.
Se trata, por tanto, no sólo de buscar cómo acceder al poder formal, ni sólo de acceder a él de otra manera, sino de construir otro tipo de poder: un poder construido y ejercido con otra lógica y otros valores, que se ejerza desde la ciudadanía, desde los espacios locales, desde nuevas formas de pertenencia y participación en las organizaciones sociales, movimientos y partidos políticos; desde formas diferentes de gobernar.
Se trata, en síntesis, de desarrollar capacidades para poder ejercer nuevas relaciones de poder, que no sean autoritarias, excluyentes, de dominación, de discriminación. sino relaciones equitativas, justas, respetuosas de la diversidad y de la igualdad de derechos. Relaciones que apunten a la constitución de una cultura democrática, que atraviese todas las dimensiones de la vida: la pareja, la familia, el barrio, la comunidad, el municipio, el país, el mundo.
En conclusión, los procesos de sistematización de las prácticas de los sujetos y movimientos sociales latinoamericanos, tienen el desafío de constituirse en factores de interpretación crítica y práctica transformadora, aportando a la construcción de un futuro distinto, entre otros campos:

  • en las iniciativas de sobrevivencia, para fortalecer la autogestión;
  • en las instancias comunitarias y municipales para fortalecer la toma de decisiones colectivas y representativas;
  • en la formulación y ejecución de proyectos integrales de desarrollo para enriquecerlos con mayor capacidad de análisis, de propuesta y de proyección;
  • en la educación ciudadana amplia que permita fundamentar la defensa de los derechos económicos, sociales, civiles y políticos;
  • en las instancias organizativas y políticas para renovar los métodos de conducción con una formación más integral de la dirigencia y la base.

Las pistas están abiertas; muchas experiencias, en distintosrincones de América Latina, nos muestran las potencialidades de este esfuerzo. Sigamos caminando en esa dirección. (13) 

San José, Costa Rica, Centroamérica
agosto de 1998
 


(1) Educador Popular y Sociólogo. Coordinador Regional de ALFORJA, una red que aglutina siete centros de educación popular de México y Centroamérica (Imdec, Ceaspa, Cep, Cantera, Funprocoop, Cencoph, Serjus). Actualmente coordina el Programa Latinoamericano de Apoyo a la Sistematización del CEAAL.
(2) Jara, Oscar: “Para Sistematizar Experiencias”, 1ª. Ed, Alforja, San José, 1994. Presentación.
(3) Esta ponencia fue presentaLa responsabilidad metodológica fue asumida por un Equipo de Coordinación Metodológica, conformado por educadoras y educadores populares de Guatemala y otros países, conducido por SERJUS y la Coordinación Regional de Educación Popular ALFORJA. Se contó con el apoyo técnico de varias ONGs Guatemaltecas que venían trabajando con población desarraigada: ADEPAC, COMADEP, CEMPERAC, PRODESSA, SERCATE. Además, se contó con el apoyo y participación activa de la oficina de UNESCO MAYA en Guatemala, quien hizo posible también el financiamiento básico de todo este proceso, que involucró directamente a cerca de 90 promotores y promotoras y a cientos de participantes de las organizaciones y comunidades de Población Desarraigada.da al Seminario Latinoamericano de Sistematización de Prácticas de Animación Sociocultural y Participación Ciudadana en América Latina,  Medellín, Colombia, 12 a 14 de agosto, 1998, organizado por la Fundación Universitaria Luis Amigó y el CEAAL.
(4) Entendemos por “popular”, la referencia a todo aquel proceso social que busca superar relaciones de dominación, de opresión, de explotación, de discriminación, de inequidad, de exclusión. Visto positivamente, todo aquel proceso que busca construir relaciones  equitativas, justas, respetuosas de la diversidad y la igualdad de derechos. Siguiendo a Helio Gallardo, afirmamos que entendemos lo popular en dos sentidos, poniendo el acento en el segundo de ellos: a) El referido al “pueblo social”, es decir a los sectores que “sufren las asimetría  La responsabilidad metodológica fue asumida por un Equipo de Coordinación Metodológica, conformado por educadoras y educadores populares de Guatemala y otros países, conducido por SERJUS y la Coordinación Regional de Educación Popular ALFORJA. Se contó con el apoyo técnico de varias ONGs Guatemaltecas que venían trabajando con población desarraigada: ADEPAC, COMADEP, CEMPERAC, PRODESSA, SERCATE. Además, se contó con el apoyo y participación activa de la oficina de UNESCO MAYA en Guatemala, quien hizo posible también el financiamiento básico de todo este proceso, que involucró directamente a cerca de 90 promotores y promotoras y a cientos de participantes de las organizaciones y comunidades de Población Desarraigada.s sociales” (de cualquier tipo). b) El referido al “pueblo político”, es decir a los sectores que “se movilizan para cancelar dichas asimetrías”. Los procesos educativos y organizativos de “carácter popular”, son siempre procesos transformadores, integrales, propositivos y estratégicos, cuyos protagonistas son aquellas mujeres y varones, de cualquier edad, que se organizan para construir nuevas relaciones de poder en todos los terrenos de la vida.
(5) Propuesta de proyectos de sistematización de experiencias, presentada por Carlos Zarco,  Secretario General del CEAAL al Comité Directivo, febrero de 1998.
(6) Igual a la nota anterior.
(7) Todo este acápite está basado directamente en: Luz, Mara y Ana Bickel: “Documento interno de reflexión sobre la experiencia de sistematización con la población desarraigada”, Alforja, Programa Regional de Formación Metodológica, mayo y setiembre 1997. También en: Cepd/Unesco/Serjus/Alforja: “Informe final de sistematización de las experiencias educativas y organizativas de las poblaciones desarraigadas de Guatemala”, edición limitada, Guatemala, noviembre 1996.
(8) “Las partes solicitan a la Unesco, la elaboración de un plan específico para apoyar y dar continuidad a los esfuerzos de educación de las poblaciones en las áreas de reasentamiento, incluyendo la continuidad de los esfuerzos realizados por las comunidades durante el desarraigo” (Acuerdo para el reasentamiento de las Poblaciones Desarraigadas por el Enfrentamiento Armado, cap. II, inc. 6). Recordemos que la guerra interna desangró al país por 36 años. Causó 150 mil muertos, 50.000 personas desaparecidas, un millón de desplazados internos y más de 100.000 refugiados en el exterior.
(9) La responsabilidad metodológica fue asumida por un Equipo de Coordinación Metodológica, conformado por educadoras y educadores populares de Guatemala y otros países, conducido por SERJUS y la Coordinación Regional de Educación Popular ALFORJA. Se contó con el apoyo técnico de varias ONGs Guatemaltecas que venían trabajando con población desarraigada: ADEPAC, COMADEP, CEMPERAC, PRODESSA, SERCATE. Además, se contó con el apoyo y participación activa de la oficina de UNESCO MAYA en Guatemala, quien hizo posible también el financiamiento básico de todo este proceso, que involucró directamente a cerca de 90 promotores y promotoras y a cientos de participantes de las organizaciones y comunidades de Población Desarraigada.
(10) El “Informe Final” es un documento de 402 páginas, constituido por los siguientes capítulos: 1) Panorama histórico del desarraigo en Guatemala. 2) Violencia, desarraigo y desarticulación: los desafíos para la educación en la construcción de la paz. 3) Las experiencias educativas en el desarraigo. 4) Potencialidades y limitaciones de la experiencia educativa de la población desarraigada. 5) Recomendaciones para el futuro. (NOTA: Lamentablemente aún no ha sido editado en un tiraje suficiente para ser distribuido amplia y masivamente entre las organizaciones y comunidades participantes, pero se espera que pronto pueda hacerse).
(11) Mara Luz y Ana Bickel: “Documento interno de reflexión sobre la experiencia..”, Programa Regional de Formación Metodológica, Alforja, mayo y octubre 1997.
(12) Igual a la nota anterior.
(13) Quienes tengan interés en vincularse con los esfuerzos del Programa Latinoamericano de Apoyo a la Sistematización del CEAAL, pueden consultar en Internet:  
http://www.alforja.or.cr/sistem

Fuente: http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:http://www.panuelosenrebeldia.com.ar/content/view/287/245/&gws_rd=cr&ei=9XxZWbz7PIL1mAHRnZeYBg

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Entrevista a Eduard Muntaner: “Los profesores tienen miedo a las nuevas formas de enseñar”

“Los profesores tienen miedo a las nuevas formas de enseñar”

Semana Educación habló con el experto español Eduard Muntaner sobre la metodología innovadora que ha creado y que une a escuelas de India con otras de España para que sus estudiantes se conviertan en agentes de cambio.

En su primera visita a Colombia, Eduard Muntaner, ingeniero informático y miembro del grupo UdiGitalEdu de la Universidad de Girona, España, relató su experiencia en India como docente y como facilitador del intercambio cultural. También explicó de qué se trata su proyecto Invertors4change por medio del que une colegios de la India y España empleando para ello las nuevas tecnologías.

“Estamos abriendo una escuela a otra escuela, pero también estamos abriendo un país a otro país con herramientas digitales básicas”. El experto fue uno de los conferencistas invitados por la Escuela de Ciencias de la Educación de la Universidad (Icesi), en Cali, a Edukatic 2017, un evento en la capital del Valle del Cauca que promueve las habilidades en el uso de la tecnología.

En su conferencia explicó por qué los docentes le tienen miedo a las nuevas formas de enseñar, y cree que el error es que se están preparando para un cambio tecnológico, pero “el cambio verdadero es metodológico”.

Semana Educación (S.E.):¿Cómo usar la tecnología para formar pensamiento crítico?

Eduard Muntaner (E.M.):  Existen tareas como programar que ya de por sí ayudan a pensar de una forma crítica, pero si hablamos de la tecnología general, creo que esta es solo una herramienta, por lo tanto la debemos de unir a un objetivo, a una temática, a una actividad que nos haga pensar de esta manera. Por ejemplo, las temáticas de programación o aplicaciones para el cambio social, son una manera de usar la tecnología para tratar de ayudar al mundo.

E.: ¿ Invertor4change es eso?

E.M.: La idea es conectar a niños de diferentes partes del mundo y promover que se conviertan en agentes del cambio. ¿Cómo lo hacemos? Aplicamos una metodología durante unos cuantos meses: al principio los niños investigan un tema. Cuando tienen los resultados, usan un blog colaborativo, comparten aquello que han encontrado.

Una vez hagan esta investigación y se han conocido a través de videos y chats, empieza el trabajo colaborativo real. Un equipo de India queda asociado con un equipo de Cataluña. Y a partir de herramientas como Scratch (una herramienta de programación gratuita para crear historias interactivas, juegos y animaciones) hacemos historias que les ayuden a entender el mundo.

S.E: ¿Qué países hacen parte del proyecto?

E.M: En este momento tenemos activas cinco escuelas en India y tres en España. Ahora vamo a replicar el proyecto en Europa (Rumania, Italia, España, Inglaterra), pero la idea final es hacer una apertura online, es decir que muchas escuelas podrán participar del proyecto sin necesidad de entrar físicamente en contacto con nosotros.

S.E: ¿Cuál es el gran valor de Inventor4change?

E.M: Hay multitud de efectos, pero uno es el intercambio cultural. Estamos abriendo una escuela  a otra escuela, pero también estamos abriendo un país a otro país, una cultura a otra cultura. Durante los intercambios virtuales o videoconferencias sin tan solo provocarlo, los niños enseñan palabras locales, se enseñan bailes, muestran su contexto.

Pero lo interesante es que puedes ir más allá del intercambio cultural y lograr que colaboren o que construyan en un determinado tiempo un proyecto en común, usando un ordenador y una temática global, como el cambio climático.

S.E: ¿Hacen investigación en estas escuelas?

E.M: Lo que intentamos desde nuestra iniciativa es que las escuelas se conviertan en laboratorios de creación y en estos laboratorios tienen que investigar, explorar, antes de ponerte a trabajar. Por ejemplo, cuando hicimos el proyecto de la crisis de los refugiados, antes investigamos qué era. En las escuelas españolas que participaron en este proyecto hay mucha migración y son de estratos sociales bajos, con pocos recursos económicos, y cuando empezaron a buscar qué son los refugiados, de golpe un niño en una clase de cuarto de primaria dijo: «nosotros somos refugiados» porque no veían la diferencia de un migrante por razones económicas y el refugiado que lucha por razones de guerra, incluso la frontera es difusa.

S.E: Si para aplicar este aprendizaje en cualquier escuela no requiere grandes aportes de la tecnología, ¿por qué los docentes siguen enseñando “a la antigua”?E.M: El maestro normalmente tiene mucho miedo de salir de la zona de confort y tirarse al agua, porque siente que pierde el control, pero no es así.  Los mismos docentes buscan excusas para no lanzarse al agua, porque creen que sus estudiantes saben más que ellos, y le temen a eso, no piensan que la educación gire alrededor del aprendizaje, osea que si el maestro está aprendiendo con sus alumnos es vergonzoso y no fantástico.

Realmente las experiencias que hemos contado de educación global tampoco tienen tantos requisitos tecnológicos: un ordenador, Internet que más o menos todas las escuelas tienen. Sé que muchas no, yo trabajé en India rural y hay escuelas que no tienen conexión. Pero la mayoría sí, y a veces el cambio verdadero es un cambio metodológico no tanto tecnológico.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/nuevas-metodologias-de-aprendizaje-invertors4change/527891

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Pedagogía, colonialismo y psicopolítica. El caso mapuche en Chile

Por Sergio Caniuqueo Huircapan

La pedagogía es un producto cultural, adecuado a las transformaciones históricas de un pueblo, desarrolla aspectos epistémicos y ontológicos de una sociedad a partir de estructuras, en la cual la información, conocimiento y saber se distribuyen en agentes y espacios, estableciendo procesos de veracidad, fiabilidad, legitimación, transmisión y construcción de contenidos. La pedagogía es un sistema amplio, donde el aprendizaje y enseñanza ha sido definido bajo estructuras de poder, para proyectar una sociedad determinada, bajo socializaciones específicas.

La sociedad mapuche construyó sistemas pedagógicos, que se fueron adecuando a sus transformaciones históricas, así los familiares de los niños/as, por línea paterna, eran los primeros educadores, cada contenido era la síntesis de las relaciones sociales y con la naturaleza en un nicho ecológico. La información, entendida como la construcción de datos, el conocimiento, como una forma significativa de integrar datos para a ser utilizados en la vida práctica, el saber, como acción reflexiva y base para construir nuevos conocimientos, se iban desarrollando desde una perspectiva territorial, de acuerdo a los hitos que vivía cada comunidad y su interacción con otras comunidades. La visión de mundo respondía a un consenso de información, conocimientos y saberes, existiendo cosmovisiones fundadas en el dialogo de saberes.

Las sociedades estatales, incaicas e hispanas, no lograron someter ni seducir al mundo mapuche en sus pedagogías. La sociedad mapuche desarrolló conocimientos y saberes diferenciados, a nivel comunidad como de estructuras mayores, complementándolos a partir de una división social del trabajo. La historia muestra como los mapuche se desplazaban por diversas fronteras, indígenas e hispanas, viviendo diversas experiencias. Estas fronteras hispanas no fueron limitante para adquirir nuevos conocimientos, incluso en el siglo XVIII existió la escuela de naturales para los hijos de líderes indígenas.

La invasión del estado chileno al país mapuche, construyó un antagonismo hacia las pedagogías mapuche, instalando una dictadura del conocimiento, estableciéndose la imposibilidad de dialogo, estructurando a la escuela como un mecanismo ideológico de la subordinación colonial, que instalaba el sentimiento de inferioridad en el mapuche. Esto no impidió la socialización de los sujetos mapuche en su cultura, en situación de subordinación y minimizada por las condiciones sociales y materiales que la sostenían.

En estos últimos años, la escuela ha pasado de su función disciplinar colonial, a ser la administradora de los subjetivismos, agenciando la identidad, a partir de la educación intercultural.  De la biopolítica, como control social del sujeto, ha pasado a la psicopolítica, un control de la psique del sujeto, con un reconocimiento a la diferencia, institucionalizando a la cultura, como nueva forma de dominación colonial. Así la impronta zapatista “Es necesario hacer un mundo nuevo. Un mundo donde quepan muchos mundos, donde quepan todos los mundos.” puede ser tomada por el mercado para expresar “United Colors of Benetton”. La capacidad de subjetivar del mercado ha permeado al Estado, la cultura pasa a ser un bien de consumo, generando un reconocimiento al subalterno, con una escuela basada en criterios comerciales, donde un niño es un usuario, un cliente del sistema escolar, que consume su cultura, desprovista de un sentido crítico, pero articulado al mercado.

Sin embargo, hay esperanza en aquellas pedagogías mapuche, hoy marginales, que pueden decir que tipo de niños mapuche socializados quieren para un nuevo proyecto de sociedad, en espacios urbanos y rurales. Las pedagogías mapuche enfrentan la necesidad revitalizar y construir nuevos contenidos, agentes y espacios, con nuevos diálogos de saberes y horizontes utópicos para una modernidad alternativa.

En revista NovAmerica  N° 149, pág. 53. Brasil

[1] Historiador Mapuche. Centro Interdisciplinario de Estudios Interculturales e Indígenas, Pontificia Universidad Católica de Chile. Proyecto CONICYT/FONDAP 15110006.

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Entre la pedagogía freireana y el pensamiento decolonial

Por Inés Fernández Moujan,

Universidad Nacional de Río Negro

Poner en diálogo el pensamiento crítico de Paulo Freire y algunas de las discusiones que viene elaborando el proyecto decolonial en torno a la colonialidad, se torna de primordial importancia, si de lo que se trata es de realizar un debate pluralista de ideas desde el pasado y con el análisis del presente. Siendo que la propuesta freireana es un antecedente y fuente ineludible del pensamiento decolonial[1], estas reflexiones tienen como objetivo principal presentar algunas de las líneas centrales de la discusión que plantea el pedagogo latinoamericano sobre la concepción ético-política de la educación, los desarrollos teóricos y prácticos en torno a la educación, la relación opresor oprimido, la relación poder/saber, la vía de la liberación.

Los desarrollos teóricos de Paulo Freire participan en el contexto de debate del pensamiento latinoamericano y cada uno de ellos constituye hoy un aporte substancial a la corriente crítica de la pedagogía latinoamericana y del mundo en general. Al poner el foco en el cuestionamiento sistemático a las formas de poder que se presentan en el acto educativo Freire señala que este ejercicio del poder paternalista y vertical se encuentra estrechamente ligado a las relaciones sociales y culturales de dominación colonial opresor/oprimido. En este sentido su mirada crítica de la realidad, sus escritos y toda su praxis muestran que las determinaciones de poder que se presentan claramente en la relación educativa no son unilineales ni unidireccionales, sino heterogéneas, discontinuas, conflictivas y que detrás de ellas está permanentemente presente la marca de la condición colonial, el lado oscuro de la modernidad.

Desde esta perspectiva se concluye que el retorno actual al pensamiento freireano asume la condición colonial como el lado oscuro de la modernidad y la entiende como intrínsecamente anudada a ésta. Con la “educación liberadora” se asume la ética y la política dejando atrás la “no-ética colonial”, se transita hacia una praxis de descolonialización, inspirada en una “ética otra”, ética de generosidad humana y la responsabilidad. Es la Ética que restituye la palabra negada y silenciada de los pobres, de los desarrapados del mundo, de los “condenados de la tierra”.

Para sostener lo antes planteado es primordial situar en primera instancia a Paulo Freire como un intelectual crítico[2], que asume con total compromiso la voz de los que no tienen voz. Sujeto que encarna el sufrimiento de los oprimidos, que no se limita a ser un simple profesional sin rostro que únicamente se interesa de cuidar el lugar de privilegio que ocupa. El maestro “es un individuo dotado de la facultad de representar, encarnar y articular un mensaje, una visión, una actitud, una filosofía u opinión”[3] para y a favor de los oprimidos[4], con una misión específica que es hacer públicas las críticas a las situaciones conflictivas, complicadas, oponiéndose a la ortodoxia y al dogma, y con un actuar que subvierte el orden establecido siendo su razón de ser representar a los “condenados de la tierra”[5].

En concordancia con lo expresado Enrique Dussel argumenta: “Desde las ciencias sociales críticas el criterio de demarcación se define desde la comunidad de víctimas, cuando interpelan convocando a la solidaridad, a la re-sponsabilidad de los intelectuales orgánicos a colaborar responsablemente en la critica científica del sistema que los oprime. Dicha interpelación pone a dichos intelectuales en posición de exterioridad […] con respecto al orden social establecido desapareciendo doblemente el espectador desinteresado[6]

Por su parte Freire como pensador crítico realiza un aporte invalorable al pensamiento latinoamericano en todo su sentido, porque es una figura representativa que se compromete con su punto de vista, lo representa y supera las barreras que se le imponen. Es un hombre con “vocación para el arte de representar, ya sea hablando, escribiendo, enseñando”[7] que cree en aquello que expresa, “escribir para mi es tanto un placer como una tarea política que es preciso cumplir[8], no duda en transmitir su experiencia, sus ideas, “no importa por qué razón despertamos un día en tierra extraña. El hecho de experimentarlo trabaja, con el tiempo para que nuevas situaciones nos re-pongan en el Mundo[9], su tarea intelectual es un compromiso con su tiempo, en el dar la cara confronta, se compromete con el conflicto, con la realidad que le toca vivir no tolerando el cinismo que hiere en lo más profundo del ser, por esto subraya en Pedagogía de la Esperanza: “soy sustantivamente político y solo adjetivamente pedagogo[10].

Con su discurso y su práctica Freire interpela y se deja interpelar, se dispone al “Otro[11], subjetiva y objetivamente “salimos para el exterior no para descubrir el secreto de los otros, sino para descubrir el secreto de nosotros mismos[12], tarea ética y política que desoculta, desentraña lo que alguien -el opresor, el poderoso, el rico, el blanco, el europeo, el pensamiento hegemónico del ser- oculta. Recuperar, entonces, la matriz intelectual crítica de Freire es posible si se sitúa en primera instancia la reflexión en el contexto cultural, social, político y económico de surgimiento de su teoría, dado que Paulo Freire -tal como lo describe uno de sus biógrafos[13], Moacir Gadotti[14]– fue un hombre de su tiempo, el pensamiento de Paulo Freire es una teoría del conocimiento de su tiempo, para entender la misma es necesario señalar el contexto social en que surgió, el inicio de su praxis , la cual se sitúa en el Nordeste brasileño, donde en la década de 1960, la mitad de sus habitantes eran analfabetos. Es desde allí donde Freire sostiene que es necesario que el analfabeto pronuncie su propia palabra, la palabra oprimida, para ser dueño de su propio destino, resistir y superar el estado de opresión y sojuzgamiento[15]. La condición de posibilidad de la liberación se encuentra en la exterioridad a la totalidad[16], exterioridad que es encarnada por el oprimido, situación desde la cual es posible elaborar un pensamiento crítico. De esta manera la liberación es posible desde las clases explotadas, es viable si se asume la propia condición, si se la apropia críticamente para generar otros discursos y otras prácticas tendientes a la transformación de un mundo injusto. Esta operación liberadora necesariamente debe reconocer la deshumanización como realidad histórica:¿Quién mejor que el excluido para comprender la necesidad de la liberación?¿Quién sentirá mejor que ellos los efectos de la opresión?¿Quién más que ellos para ir comprendiendo la necesidad de la liberación”[17]. Asumir la inconclusión dentro de un contexto real y concreto afirmarse en la pretensión de libertad, de justicia los oprimidos recuperan “su humanidad despojada”.[18]

Paulo Freire denuncia la colonialidad. Comparte con Dussel y Mignolo el locus de enunciación, participando del reclamo de los oprimidos, de los pobres del mundo. Es así como en continuidad con la línea trazada por Freire, Dussel y Mignolo desde el proyecto decolonial, realizan una crítica sostenida a la modernidad eurocéntrica, e incluyen en su agenda la cara negada de la modernidad, la colonialidad. Desde este lugar de conflicto sugieren caminos alternativos posibles en donde poner en cuestión desde la exterioridad, los supuestos epistémicos que constituyeron la hegemonía europea. En efecto los tres pensadores latinoamericanos comparten la denuncia a la modernidad/colonialidad.

Por ello Dussel en su texto “Sistema –Mundo y Transmodernidad[19], en el marco de la Filosofía de la Liberación sitúa la importancia de la crítica a la modernidad y la contextualiza. Proponiendo como eje una vía crítica de pensamiento de acción ante la globalización eurocéntrica-norteamericana. Señalando que ante el impacto de la modernidad eurocéntrica las distintas culturas irrumpen dando respuestas variadas y renovadas “en un horizonte cultural más allá de la modernidad”[20]. Por otro lado argumenta Dussel la propuesta de un sistema/mundo se afirma a partir del siglo XVIII y se origina con la invasión al continente americano por parte de Europa (1492, tornándose hegemónico mundialmente recién a partir de la Revolución Industrial (Francia, Inglaterra, Alemania), “la visión del sistema-mundo intenta demostrar que desde fines del siglo XV Europa por el descubrimiento de América comenzó a desplegar dicho sistema-mundo como imperio-mundo[21] en este momento nace una “economía-mundo-europea[22]. Junto con Freire, Dussel reacciona proponiendo un pensamiento otro, la transmodernidad, nueva interpretación crítica del fenómeno moderno. Este “más allá” que Dussel va a denominar transmodernidad, interpretando desde la exterioridad el fenómeno de la modernidad para contar lo no contado, “subsumiendo lo mejor de ella pero fuera de ella a los componentes esenciales de las culturas excluidas. Máxima exterioridad, momentos culturales situados fuera de la modernidad[23]. Afirma entonces que la modernidad/colonialidad operó con la exclusión de lo no europeo como criterio civilizador. Por ello se hace necesario un pensamiento crítico desde la exterioridad, la “transmodernidad más allá del mundo y del ser”[24].Transmodernidad punto de arranque desde la exterioridad de la modernidad, desde lo que la modernidad excluyó, ignoró, alteridad opacada, salvaje, incivilizada, negra, india. La transmodernidad de este modo denuncia la exclusión por parte de la modernidad de la mayoría de la humanidad, señalando que a pesar de negación las mayorías resisten y tiene un potencial importantísimo de invención. El “más allá (trans)” indica el punto de arranque desde la exterioridad de la modernidad desde lo que la modernidad excluyó, negó, ignoró, como insignificante, sinsentido, bárbaro, “diversos nombres puestos a lo no humano, a lo irrecuperable, a lo sin historia, a lo que se extinguirá con el avance arrollador de la civilización”[25].Tal como plantea -en la tesis inicial del texto citado- “la modernidad opera hegemónicamente desde hace solo 200 años, poco tiempo para haber penetrado en el “núcleo ético-mítico de las estructuras intencionales culturales milenarias”[26] es por ello que la toma de conciencia por parte de las culturas ignoradas va en aumento, operando el descubrimiento de su identidad negada, esto permite bosquejar para el siglo XXI “un mundo cultural, más allá de la pretensión homegeneizadora de la globalización capitalista actual y de su cultura pretendidamente universal y aún de la afirmación de la diferencia posmoderna a la que le cuesta imaginar otras universalidades culturales”[27]. Se trata desde la transmodernidad asumir lo mejor de la revolución tecnológica, para ponerla al servicio de mundos culturales diferentes “antiguos y actualizados, con tradiciones propias y creatividad ignorada”[28].

Por otra parte en articulación con la propuesta de Dussel, Mignolo –desde la ciencias sociales- en su texto “Paradigma otro, pensamiento fronterizo, colonialidad del poder” nos comunica que se ocupará de “bosquejar un paradigma otro de pensamiento crítico, analítico y utopístico”[29] . Así es como su propuesta tiene sus fundamentos en el grito del sujeto, “en las vidas que gritan a través del sujeto, las miserias a las que fueron llevadas por años de colonialismo y de civilización neoliberal[30]. Por ello argumenta que el paradigma otro es necesario para conectar formas de pensamiento emergente asentado en la experiencia marcadas por la colonialidad. En efecto el paradigma otro se propone denunciar el agotamiento del proyecto moderno. Locus de enunciación que piensa el conocimiento como geopolítica. Lugares de memoria, historia, dolor, lenguas que ya no son lugares de estudio sino de pensamiento, lugares epistémicos. Paradigma otro, argumenta Mignolo, que se conecta con “una experiencia histórica común: el colonialismo; y por un principio epistémico que ha marcado todas sus historias: el horizonte colonial de la modernidad. Esto es, la lógica histórica impuesta por la colonialidad del poder[31].

Desde esta perspectiva la colonialidad que es la cara oculta de la modernidad que con el proyecto neoliberal adquiere nuevas formas de colonización. Por otra parte -continúa Mignolo- “se gestó como relación dialógica y asimétrica de poder en el siglo XVI y sirvió de fundación a la modernidad/colonialidad hasta hoy[32] Pero la colonización europea produjo necesariamente, como resistencia un pensamiento otro que se hizo presente en el “silencio que grita detrás de cada páginas” de autores indígenas , castellanos, y latinoamericanos que denuncian la conquista y colonización de América (Waman Poma, Las Casas, Cesaire, Fanon, Dussel, Quijano, entre otros). Es así como “la geopolítica del conocimiento necesita tener en cuenta las relaciones, por un lado, entre conocimiento y colonialidad y, por el otro, las existencias entre los diferentes “rangos (lengua, epistemología, economía, poder)”[33]. Paradigma otro que tiene en común la crítica a la modernidad desde la colonialidad “no ya la modernidad reflejada a sí misma en el espejo, preocupada por los horrores del colonialismo, sino vista por la colonialidad que la mira reflejase a si misma en el espejo”[34]. Asimismo el Paradigma otro –argumenta Mignolo- se gesta en emancipación de las colonias, de las mujeres de color, en la selva amazónica, que emerge de la colonialidad afirmándose en el conflicto que implica la diferencia colonial que resiste a todo tipo de“globalización localizada y localización globalizada”[35].

De lo que se trata es pensar, discutir, reflexionar las diferencias coloniales y no de diferencias culturales tal como nos fueron inculcadas para enmascarar la injusticia, para ocultar la colonialidad del poder –argumenta Mignolo-. Inscribir a Paulo Freire en la línea de pensamiento crítico, de paradigma otro, se torna de importancia dado que su praxis no pretende transformar la diferencia colonial en objeto de estudio sino de hacerse cargo del grito desesperado de los condenados de la tierra, de los desharrapados del mundo. Por otro lado corresponde ubicar la pedagógica freireana dentro del “pensamiento fronterizo” dado que grita desde “el rumor de los desheredados de la modernidad, aquellos para quienes sus experiencias y sus memorias corresponden a la otra mitad de la modernidad, esto es, a la colonialidad”.[36]

En efecto esta pedagógica surge de la toma de conciencia y del análisis de la colonialidad del poder, dispositivo de reproducción de la diferencia colonial, lugar epistémico de enunciación que describe y legitima un poder atravesado por la dominación, el conflicto y primordialmente como por la idea de raza –como sostiene Anibal Quijano- “clasificación, operación epistémico de los seres humanos en escala de inferior a superior”[37]. Pedagogía crítica que surge desde la subalternidad colonial, que no ignora el pensamiento de la modernidad pero no se somete a él, y coexistiendo y asumiendo el conflicto que ello implica.

En articulación con lo antes dicho la educación liberadora es un acto político, como propuesta pedagógica se inscribe dentro de un paradigma ético-crítico que se piensa desde la exterioridad. Paulo Freire para enriquecer y darle potencia a supedagogía de la liberación recurre a las denuncias que realiza Frantz Fanon[38], quien saca a la superficie la situación de opresión que viven los condenados de la tierra. Fanon refiere a los oprimidos como los condenados de la tierra, los desheredados de esta manera politiza las relaciones sociales. Efectivamente tal como lo advierte Alejandro De Oto, las palabras de Fanon siguen siendo hoy el centro de una fuerte interpelación al colonialismo, el lugar de una voz dura, poderosa, encarnada en la urgencia política y moral y en el proyecto cultural y político”[39] y este Fanon se lee con claridad en la letra de Pedagogía del Oprimido,las formas de ser y de comportarse de los oprimidos reflejan en diversos momentos la estructura de la dominación[40].

Por otra parte alertar, sobre el riesgo que corre el oprimido producto de su alienación en el opresor, y en consecuencia su imposibilidad de ser, de asumirse tal cual es “colonizado” es tarea imprescindible –sostiene Freire – para recorrer el camino de la liberación. En la etapa emancipatoria el colonizado –advierte Fanon- pasa de la inmovilidad a desear el lugar del colono que es el es lugar de la supervivencia con un poder. “No hay colonizado que no sueñe cuando menos una vez al día en instalarse en el lugar del colono[41].Freire también entiende junto con Frantz Fanon que la resistencia a la colonización no es suficiente para recorrer el camino de la liberación y por ello insiste: “en tanto marcados por su miedo a la libertad, se niegan a acudir a otros prefiriendo la adaptación[42].Siguiendo las huellas de Fanon Paulo Freire –insiste- el oprimido debe asumir su lugar en el mundo, hacerlo consciente para transitar a partir de allí el camino y la lucha por la liberación.

De este modo Freire denuncia a través de su teoría y práctica pedagógica la situación de sometimiento del oprimido “Solo en la medida que descubran que alojan al opresor podrán contribuir a construcción de su pedagogía liberadora[43]. Por ello Freire continuando la línea trazada por Fanon politiza las relaciones educativas. El oprimido para ambos es aquel que“emerge del mundo marcado por la colonialidad del ser«[44]. Colonialidad que legitima la violencia moderna, aquella que Maldonado Torres denomina “no-ética”, porque es la negación de la diferencia del otro. El Otro no-es (sujeto) está invisibilizado y deshumanizado, es objeto de la violencia del opresor, del colonizador, del poderoso, del rico. Recorrer el camino de la liberación de la descolonización -afirma Fanon- es “creación de hombres nuevos. Pero esta creación no recibe su legitimidad de ninguna potencia sobrenatural, la ´cosa´ colonizada se convierte en hombre en el proceso mismo por el cual se libera. En la descolonización hay, pues, exigencia de una replanteamiento integral de la situación colonial[45]. De esta manera aparece el Otro como otro entre otros. La justicia pues, crea a partir de la relación vertical entre subjetividad y otredad relaciones horizontales entre yo y otros”.[46] De esta manera lo trans-ontológico sirve de fundamento a lo ontológico, de este modo la Ética precede a la ontología. Freire y Fanon acuden y asumen al grito/llanto del condenado. Efectivamente restauran la ética “dándole lugar humano a las diferencias ontológicas y trans-ontológicas”[47].

Por otra parte la lucha por la liberación no se justifica sólo por el hecho de tener libertad para comer, sino que es necesaria la liberación para crear y construir, para admirar y aventurarse. Tal libertad requiere que todo hombre y mujer, niño y niña, sean creativos, activos responsables, no autómatas. El resultado de la transformación, de la liberación, es el amor a la vida.[48]. ¿Por qué no arriesgar un acto de amor, reconociendo al otro como ser humano?, se interroga Freire. El amor es compromiso con los hombres. Dondequiera que exista un hombre oprimido el acto de amor radica en comprometerse con la causa de su liberación y este compromiso con su carácter amoroso es dialógico, ético y político[49]. Espacio de la ética que se inscribe en el “cara a cara”[50].

De este modo hombres (y mujeres) radicales, comprometidos con la liberación no se dejan aprisionar por la realidad, por el contrario, se insertan en ella para conocerla y transformar y no temen enfrentar, no temen escuchar, no temen el descubrimiento del mundo. No temen el encuentro con el pueblo, no temen el diálogo con éste, de lo que resulta un saber cada vez mayor para ambas partes. No se sienten dueños del tiempo, ni dueños de los hombres, ni liberadores de oprimidos. Se comprometen con ellos, en el tiempo para luchar con ellos por la liberación de todos[51]. En palabras del Maestro “nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo. Los hombres se liberan en comunión” [52] Es así como la preocupación de Paulo Friere por la educación y por hacer de ella un espacio de crítica y de resistencia a la propuesta hegemónica, es un tema que lo desvela y pone de manifiesto su compromiso con los otros desde los inicios de su praxis. En este contexto de discusión Freire plantea como punto de partida para pensar su propuesta pedagógica que el espacio educativo se sostiene creando espacios de reflexión y diálogo que permitan al oprimido reconocer su situación de sojuzgamiento para así motorizar la búsqueda de su liberación, reconocimiento que este proceso no puede darse sino es con los otros, hombres y mujeres.

De esta manera la formulación del concepto “educación liberadora”, es un elemento central para poder desarrollar una reflexión en torno a la pedagógica freireana. Cabe en este punto la siguiente aclaración, la referencia a esta denominación –pedagógica[53]– es para afirmar que la propuesta de Paulo Freire se encuentra ligada a la reflexión filosófica. Esta conceptualización amplia y crítica de la pedagogía, es acuñada por Enrique Dussel, quien sostiene que la “pedagógica” es parte de la filosofía, en ella se piensa la relación cara-a-cara del maestro-discípulo, filósofo-no filósofo, político-ciudadano. En ella se asume que el maestro es “solo un sujeto pro-creador”[54]. Desde este punto de vista se argumenta que Paulo Freire como pedagogo nos define las condiciones de posibilidad del surgimiento del nivel del ejercicio de la razón ético-crítica como condición de un proceso educativo integral. Se trata de una revolución copernicana[55] -señala Dussel, enÉtica de la liberación en la era de la exclusión y la globalización– que está lejos de ser comprendida en el campo de la pedagogía. Freire parte del oprimido, del marginal, del analfabeto. Del educando en el límite, en cuanto tal, de aquel que necesita como nadie ser educado. Freire se sitúa en la máxima negatividad posible en la exterioridad a la totalidad, en la exterioridad negada y excluida por la expansión moderna de la Europa hegemónica. Así es como Freire tiene muchas denominaciones para el punto de partida negativo: la conciencia ingenua, la cultura del silencio, la mitificación de la realidad, etc. Se trata, estrictamente del pasaje de una conciencia sometida, masificada o fanática, a una conciencia critica. Desde la conciencia ingenua emerge la conciencia crítica, ante la cultura del silencio el poder hablar, ante la mitificación de la realidad la desmitificación, ante la deshumanización la humanización, ante el racismo el “cara a cara” [56]

En la medida que se descubran -sostiene Freire- que reconozcan que la deshumanización es una realidad histórica, los oprimidos podrán preguntarse por la otra viabilidad, la de su humanización:

“En verdad, si admitiéramos que la deshumanización es vocación histórica de los hombres, nada nos quedaría por hacer sino adoptar una actitud cínica o de total desespero. La lucha por la liberación, por el trabajo libre, por la desalineación, por la afirmación de los hombres como personas, como “seres para sí no tendrían significación alguna. Ésta solamente es posible porque la deshumanización, aunque sea un hecho concreto en la historia, no es, sin embargo, un destino dado, sino resultado de un orden injusto que genera la violencia de los opresores y consecuentemente el ser menos. Ambas, en la raíz de su inconclusión, se inscriben en un permanente movimiento de búsqueda[57]

Humanización y deshumanización, dentro de la historia, en un contexto real, concreto, objetivo, son posibilidades de los hombres como seres inconclusos y conscientes de su inacabamiento. Como así mismo la liberación será posible a través de la praxis de su búsqueda. Por otra parte en el proceso de liberación el sujeto deja de ser objeto de otro, en tanto el oprimido deja de ser emocionalmente dependiente del opresor y puede pasar de un estado de conciencia mágica/ingenua, a una conciencia crítica / política. Se trata de buscar en nuevas palabras, no para coleccionarlas en la memoria, sino para decir y escribir el mundo. De esta manera, el sujeto piensa el mundo, lo juzga, toma la palabra, se percibe testigo de la historia y se hace reflexivamente responsable de su historia.

Así es como Freire se propone realizar una crítica sostenida a la educación bancaria. Desde esta perspectiva la educación moderna ilustrada/eurocéntrica desde sus orígenes remite a una concepción alienante, que inmoviliza. Por otra parte en ella el que enseña tiene el saber que deposita en aquel que aprende y el que se educa recibe pasivamente aquello que se le da. Educación bancaria que es mera narración, discurso y disertación ante un otro pasivo, quieto, silenciado. En ésta el sujeto que narra, transmite una palabra vacía, ajena a la vida real de él y de sus educandos, desvinculada del contexto, con contenidos que son solo retazos de la realidad, “palabra hueca de verbalismos alienantes»[58]. De este modo la subjetividad del que aprende con la memorización, con la repetición, en la mecanización de sus palabras y acciones se somete. Se convierte en un mero depositario de un saber que le es ajeno, que lo deja al margen de la búsqueda, del encuentro con el mundo, con los otros, al margen de la praxis, que lo remite a un espacio vacío, en donde no puede ser ni estar. Asimismo en esta educación alienante y sabionda, en esta educación bancaria, los educadores y los educandos se someten al saber colonizador/colonial quedando al margen de toda posibilidad de una práctica creativa, crítica y comprometida: “En la visión bancaria de la educación, el saber, el conocimiento, es una donación de aquellos que se juzgan sabios a los que juzgan ignorantes. Donación que se basa en una de las manifestaciones instrumentarles de la ideología de la opresión: la absolutización de la ignorancia, que constituye lo que llamamos alienación de la ignorancia, según la cual ésta se encuentra siempre en el otro. El educador que aliena la ignorancia, se mantiene en posiciones fijas, invariables. Será siempre el que sabe, en tanto los educandos serán siempre los que no saben. La rigidez de estas posiciones niega a la educación y al conocimiento como procesos de búsqueda”[59]

Como argumenta -Enrique Dussel-en la visión bancaria de la educación “el maestro dominador tiene como fundamento de su ethos una profunda desconfianza de su discípulo[60]. Por ello no logra instaurar mediaciones educativas en libertad. De esta manera la injusticia se manifiesta en el magisterio por la actitud permanentemente jactanciosa.”Lo más grave es que frecuentemente no existe en la conciencia ideológica la menor culpabilidad por el acto docente encubridor, falso”[61]. El maestro del sistema vigente realiza una operación de ocultamiento de la exterioridad. “Solo lo acepta como no-ser, como nada, como tabula rasa, como huérfano, como ignorante, como materia a ser formalizada: como objeto”.[62]

Muy por el contrario en la pedagogía de la liberación, lo que se funda es escuchar la palabra del Otro, esta praxis de liberación pedagógica se practica como “ethos de amor-de-justicia[63]. De esta manera en el relato liberador de Freire lo que se lee es la intención de refutar supuestos epistemológicos de producción de saber que solo se enmarcan dentro de cánones y paradigmas establecidos por la ciencia occidental, saberes que niegan toda posibilidad de formas de “pensamiento otro[64] siendo que la educación bancaria encarna la colonialidad y tal como argumenta Nelson Maldonado Torres[65] la colonialidad: “se mantiene viva en manuales de aprendizaje, en el criterio para el buen trabajo académico, en la cultura, el sentido común, en la auto-imagen de los pueblos, en las aspiraciones de los sujetos (…) La colonialidad no es simplemente el resultado o la forma residual de cualquier tipo de relación colonial. Esta emerge en un contexto socio-histórico, en particular el descubrimiento y conquista de las Américas (…) relación económica y social que se conjugó con formas de dominación y subordinación, que fueron centrales para mantener y justificar el control sobre sujetos colonizados[66], asimismo la educación bancaria es una herramienta de reproducción de pensamiento colonial que opera como re-productora del conocimiento que es considerado válido por la ciencia europea-norteamericana.

En contraposición a ésta –educación bancaria-, la pedagogía de la liberación propone que educador y el educando, ambos en una relación dialéctica se eduquen mutuamente. Y es la educación liberadora como espacio de diálogo, la que permite la toma de la palabra, y a partir de ella leer el mundo críticamente, rebelarse contra la domesticación y resistir la opresión dentro de un horizonte utópico, horizonte tal que Freire deja abierto, no definiendo ni limitando a la manera de un pensamiento único. El diálogo opera constituyendo una comunidad de comunicación que historiza la intersubjetividad histórica, establece relación con los otros, y en él nadie tiene la iniciativa absoluta. En la dialógica freireana los participantes observan el mundo, se apartan de él y con él coinciden, en él se ponen y oponen.

De esta manera el diálogo no es un mero producto histórico sino la propia historización. Lo dialogal permite cobrar conciencia del ser en el mundo con los otros, con la realidad, como condición indispensable para el proceso de conocer en donde la dicotomía entre objetividad/ subjetividad, acción /reflexión, práctica/teoría, no tiene lugar. De este modo en el proceso reflexivo y crítico se descubre la realidad social como algo que está comenzando a ser, como algo que se está haciendo. La educación para la liberación se ubica así como un acto de conocimiento, como un acto político de aproximación crítica a la realidad, como un acto transformativo en tanto y en cuanto el sujeto consciente de si mismo interviene en la realidad para transformarla, y no toma a la realidad como un dado imposible de cambiar.[67]

La propuesta de educación liberadora es un instrumento conceptual para pensar el proceso de liberación del oprimido, siendo la educación para la libertad un camino posible para junto a otros transitar el camino de la transformación de la realidad injusta, desigual y opresora. La apuesta freireana es un desafío a la renovación de la pedagogía tal como se vino pensando hasta ahora, pues su intención, es interpretar la propuesta moderna ilustrada-totalizadora, eurocéntrica y etnocéntrica desde situarla en el dominio de lo cultural, sometiendo a discusión la relación opresor/oprimido, educando/educador y proponiendo una educación real política, centrada en la acción permanente de transformación de la realidad. Esta educación así pensada es una praxis que se reconoce en la hacer con otros en pos de una transformación creativa de la realidad, en donde el conocer implica búsqueda, descubrimiento, acción y reflexión. El acto de conocimiento puesto en práctica por una educación así concebida se da en la unidad de la práctica y la teoría, de donde resulta, de manera cada vez más urgente, la necesidad de que su fuente sea el trabajo de los educandos y de los educadores.

Con la educación liberadora se asume la ética y la política dejando atrás la no-ética colonial, se transita hacia una praxis de descolonialización, inspirada en una ética otra, ética de generosidad humana y la responsabilidad. Es la Ética que restituye la palabra negada y silenciada de los pobres, de los desarrapados del mundo, de los condenados de la tierra. “Se trata, pues, de una ética de la descolonización o de la liberación, que orienta una política radical de oposición a la colonialidad en todas sus formas”[68]

Tal como afirma Fanon: “La descolonización no pasa jamás inadvertida puesto que afecta al ser, modifica fundamentalmente al ser, transforma a los espectadores aplastados por falta de esencia en actores privilegiados. Introduce un nuevo lenguaje, una nueva humanidad”[69].Se trata de un pensamiento crítico y decolonial pues implica a la deshumanización presente en la colonialidad, considera la resistencia y las luchas en contra de la colonialidad pensando no solo desde su paradigma, sino desde la gente y sus prácticas sociales, epistémicas y políticas[70] y por otro lado asume una ética en donde el sujeto en la posición de esclavo no busca el simple reconocimiento –del opresor- sino que ofrece algo. De esta manera se establece una donación y un reconocimiento entre los oprimidos practica y actitud epistémico- crítica que opera desde la resistencia[71] asumiendo la marca de la experiencia de la herida colonial en toda su complejidad.

Desde lo reseñado precedentemente se puede re-afirmar que Paulo Freire desde la educación liberadora, Fanon desde los condenados de la tierra, Enrique Dussel desde la Filosofía de la liberación y Walter Mignolo desde paradigma otro,comparten la crítica a la modernidad europea desde la periferia de la modernidad, el Sur, y piensan a la colonialidad desde la colonialidad misma. Y tal como afirma Mignolo en el final de su texto “la geopolítica del conocimiento nos ayuda a comprender que no toda crítica a la modernidad y al capitalismo está revuelta en el mismo saco, indistinto y guiado por la marcha triunfante y celebratoria del posestructuralismo[72]

En continuidad con la línea trazada se afirma que: teniendo en cuenta los aportes del pensamiento decolonial, la operación de una pedagogía critica será entonces restituir la identidad negada despojada, que fue reemplazada por una identidad racial colonial y negativa. Denunciar y politizar las relaciones educativas, humanizarlas y contrarrestar la fuerza y legitimidad de un sistema histórico impuesto (la modernidad europea)[73]. Llevar adelante acciones guiadas por deseo de restaurar la ética dándole un lugar humano a las diferencias ontológicas, con el oprimido y no para él tiene que ser el objetivo primordial de una pedagogía que participa activamente en la lucha por la permanente recuperación de la humanidad negada[74], que reconoce la acción pedagógica como lucha por la liberación.

Es así como hoy se puede inscribir y enmarcar la propuesta freireana dentro del giro decolonial dado que su pensamiento crítico recorre las preocupaciones de la colonialidad del poder, del saber y del ser. Operando política y éticamente cuestiona el poder colonial en tanto denuncia que el mismo se impone desde la lógica de la dominación y la opresión. Por otro lado expresa una critica contundente al saber colonial que establece jerarquías (docente/alumno, sabio/ignorante, saber científico/saber cotidiano) y solo permite que algunos produzcan conocimiento. Y finalmente comparte con el proyecto de-colonial su quehacer epistémico tanto como ético- político, porque plantea la necesidad transitar el camino de la liberación a partir del compromiso permanente del oprimido consigo mismo y con los otros en la acción transformadora de un mundo injusto.

Desde esta perspectiva se concluye que el retorno actual al pensamiento freireano asume la condición colonial como el lado oscuro de la modernidad y la entiende como intrínsecamente anudada a ésta. Asumiendo la exterioridad, la interpelación y la construcción conjunta de saberes se integran nuestras vivencias culturales, tanto en lo académico como en lo cotidiano, estableciéndose así un punto de “resistencia semiótica capaz de resignificar las formas hegemónicas de conocimiento[75]. Epistemes de frontera, zonas de contacto, espacio trans-moderno en el cual se conjugan las experiencias geopolíticas y las memorias de la colonialidad, en donde se crean “formas alternativas de racionalidad ética y también nuevas formas de utopía[76].

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[1] Como referentes teóricos principales podemos situar a Dussel, Mignolo, Quijano, Maldonado Torres, Castro Gómez, Grosfoguel, , Walsh entre otros. Decolonial, refiere al concepto crítico que cuestiona la centralidad epistemológica , del ser y del poder europeo-norteamericana, y recupera en su mismo desarrollo la historia negada de la “América Profunda” y se propone irrumpir con la palabra y el silencio desde un pensamiento otro. Movimiento intelectual que es crítica de la superioridad asignada al conocimiento europeo, conocimiento etnocéntrico que desconoce y excluye los conocimientos subalternos ignorándolos, omitiéndolos y silenciándolos. Es un andar y des-andar la colonización para desde allí asumirla. Es poner la diferencia colonial en el centro del proceso de la producción de conocimiento. Véase Castro Gómez y Grosfoguel (2007, p.20).

[2] Se toma como referencia para desarrollar este punto lo planteado, Edward Said en su libro Representaciones del intelectual, cuando plantea que es primordial afirmar que el intelectual es un individuo con un papel público específico en la sociedad que no puede limitarse a ser un simple profesional sin rostro, que únicamente se preocupa de cuidar el lugar de privilegio que ocupa. Desarrolla de esta manera la línea trazada por Gramsci Véase Eduard Said (1996)

[3] Véase Eduard Said (1996,p.30)

[4] Pobre, excluido/a, sin techo, analfabeto/a, distintos nombres para la exterioridad

[5] Se hace referencia a la expresión acuñada por Fanon para nombrar a los oprimidos.

[6] Dussel Enrique[1998]2002, p.445]

[7] Véase Eduard Said (1996,p.31)

[8] Véase Freire Paulo, (1996,p.17)

[9] Véase Freire Paulo[(1970)2002, p.21]

[10] Véase Freire Paulo, [(1993) 1996, p.5]

[11]Hacemos referencia a la conceptualización de Emmanuel Levinas en relación al sentido del ser que para este teórico solo puede ser hallado en la relación con el otro. La preocupación por la relación sujeto objeto desaparece y aparece la preocupación por la presencia del Otro, el Otro que es irreductible al yo, y que debe ser respetado porque sin el Otro el yo no puede ser Sujeto. Según el análisis de Emanuel Levinas, en el reconocimiento del “Otro en tanto Otro”, la ética precede a la ontología, es una responsabilidad que se origina en el “cara a cara” con el “Otro”, el pobre, el huérfano, la viuda, el oprimido, el niño y la niña hambrientos.

[12] Véase Freire, Paulo. (1986. p.102 )

[13] Véase estas referencias pertenecen al libro Paulo Freire, una biobibliografía cuyos compiladores son Moacir Gadotti y Carlos Torres con la colaboración de Ana María Araujo Freire, Ángela Antunes Ciseski, Francisco Gutiérrez, Heinz –Peter Gerhardt, José Romao y Paulo Padilha, editada en 2001. Allí realizan un pormenorizado recorrido por la obra de Freire teniendo en cuenta su biografía, sus escritos y los escritos sobre él.

[14] Moacir Gadotti fue discípulo de Freire a quien conoce en el exilio del maestro en Ginebra en el año 1967.

[15] Véase Freire Paulo

[16] Dussel, Enrique. 2004, pp.220-221

[17] Véase Freire Paulo , [ (1970) 2002,p. 34]

[18] Véase Freire Paulo, [(1970)2002,p.36]

[19] Véase Dussel Enrique ,(2004,p. 201-226)

[20] Véase Op Cit., (2004p. 201)

[21] Véase Op Cit., (2004p. 203)

[22] Ibid., (2004,p.203)

[23] Véase Op Cit.,( 2004,p. 205)

[24] Véase Op Cit.,( 2004,p. 221)

[25] Véase Op Cit., (2004,p. 222)

[26] Ibid., (2004,p.222)

[27] Véase Op Cit., (2004,p. 223)

[28] Ibid, (2004,p.223)

[29] Véase Mignolo, (2003, p. 19)

[30] Véase Op Cit.,( 2003,p. 20)

[31] Véase Op Cit.,( 2003, p.23)

[32] Véase Op Cit.,( 2003, p.24)

[33] Véase Op Cit.,( 2003,p.26-27)

[34] Véase Op Cit.,( 2003,p.27)

[35] Véase Op Cit.,( 2003,p. 57)

[36] Véase Op Cit.,( 2003,p.27)

[37] Véase Op Cit.,( 2003,p. 39)

[38] Médico y escritor de Martinica (1925-1961). Los Condenados de la Tierra junto con Piel negra máscaras blancas forma parte de los escritos principales de Frantz Fanon. Escrita y publicada en 1961.

[39] Véase De Oto, A. (2003,p.19)

[40] Véase Freire Paulo[(1970)2002, p.57)

[41] Véase Fanon Fantz [(1961) 1974, p. 34], sobre el tema resulta sustancial tener en cuenta lo desarrollado por Alejandro De Oto, Las huellas del sujeto: historicidad y liberación en Frantz Fanon.(2003)

[42] Véase Freire Paulo[(1970)2002, p.38]

[43] Véase Freire Paulo Op. Cit. p.35

[44] Maldonado Torres, Nelson (2007, p.151)

[45] Véase Fanon Fantz [(1961) 1974, p. 31]

[46] Maldonado Torres, Nelson (2007, p.151)

[47] El término “trans-ontológico” Maldonado Torres se refiere a Ética planteada por Emanuel Levinas interpretando que “la introducción de la justicia contiene el exceso de la demanda ética por el Otro y la divide igualmente entre todos los otros”. Véase Maldonado Torres (2007,p.152)

[48] Véase Freire Paulo[(1970)2002, p. 65]

[49] Véase Freire Paulo, ([1970]2002 pp. . 101-110)

[50] Expresión que ocupa un lugar central en el pensamiento de Emanuel Levinas.

[51] En Pedagogía de la Esperanza, Paulo Freire realiza una autocrítica respecto al uso del genérico “hombre” para denominar tanto a hombres como a mujeres. En este libro explicita claramente su postura respecto a las cuestiones de género.

[52] Véase Freire Paulo[(1970)2002, pp. 26-29]

[53]Veáse Dussel, E.( 1988 p. 125)

[54] Véase Dussel, E. (1975,p. 169)

[55] A la manera de un giro porque ya no es solo el maestro el que enseña y el alumno el que aprende. Ambos en una relación dialéctica, educando educador se educan mutuamente. Esto no quiere decir que olvida la asimetría en la relación sino que el educador también aprende cuando enseña. Ya no es más el educador quien deposita en el educando todo su saber y el educando pasivamente recibe aquel saber que se le da. En la propuesta freireana ambos construyen conocimiento. El educador en el mismo proceso de enseñar aprende.

[56] En este punto Enrique Dussel establece una relación entre Freire y el sentido del ser para Levinas que solo puede ser hallado en la relación con el otro. En este sentido la preocupación por la relación sujeto objeto desaparece y aparece la preocupación por la presencia del otro, el otro que es irreductible al yo, y que debe ser respetado porque sin el otro el yo no puede ser si mismo. Véase Dussel Enrique (2002,pp. 430-435).

[57] Véase Freire Paulo [1970 (2000)p. 31-32]

[58] Véase Freire Paulo [(1970) 2000, p. 20]

[59] Véase Freire Paulo, [(1970)2002,p. 73]

[60] Véase Enrique Dussel, (1975, p.161)

[61] Ibid, p.161

[62] Ibid, p. 161

[63] Ibid, p. 161

[64] Esta expresión es una conceptualización acuñada por Walter Mignolo para establecer un posicionamiento crítico al pensamiento eurocéntrico y moderno implantado por el colonialismo; esta actitud asume en toda su complejidad el lado oscuro de la colonialidad y en consecuencia de la modernidad. Véase Mignolo, Walter. (2003 p.19)

[65] Nelson Maldonado Torres, es un filósofo puertorriqueño contemporáneo, que inscribe sus reflexiones teóricas dentro de la corriente de pensamiento decolonial.

[66] Véase Maldonado Torres (2007, p.131)

[67] Véase Freire Paulo, [(1970)2002,pp.71-98]

[68] Véase Maldonado Torres (2007 pp.155-156)

[69] Véase Frantz Fanon ([(1961) 1974, p. 31)

[70] Walsh (2005, p. 23-24).

[71] Véase Maldonado-Torres N. (2007, p. 158)

[72] Véase Mignolo, (2003, p.57)

[73] Véase Maldonado-Torres N. (2007, p.147)

[74] Véase Freire Paulo, [1970]2002 pp. . 34

[75] Véase Castro Gómez, S. y Grosfoguel Ramón (2007,p.20)

[76] Véase Castro Gómez, S. y Grosfoguel Ramón

Fuente: http://www.cecies.org/articulo.asp?id=224

Imagen tomada de: http://www.espaiperformatiu.udl.cat/wp-content/uploads/2016/02/johana16.jpg

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Retazos (para descolonizar la pedagogía)

Por Facundo Ferreiros

Los retazos son pedazos de tela. Desechados, quedaron fuera de los cortes que serán algo alguna vez. Estos Retazos descolonizadores son un esfuerzo por librarnos de las formas egocéntricas y logocéntricas de escritura que nos impone el artículo académico. Estos retazos buscan decir algo, pero no todo, esperando que otros retazos se unan en un tapiz de muchas voces abigarradas.

 

Fuente: http://descolonizarlapedagogia.blogspot.com/
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