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Libro: La enseñanza de la investigación

Fuente: Open Libra

Como docentes de la materia de grado Investigación Social en la carrera de Trabajo Social y en carreras de posgrados, guía la organización de este libro el propósito de poner en diálogo los contenidos teóricos y metodológicos del proceso de investigación, a partir de socializar las experiencias concretas de investigación de los diferentes autores. En su totalidad, somos integrantes de la cátedra.

Este libro, entonces, es un producto colectivo y el resultado de continuas discusiones y reflexiones sobre temas, autores, investigaciones, fuentes y las modalidades pedagógicas de organización de las clases de la materia Investigación Social I, de la Licenciatura en Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata.

Sin lugar a dudas, la formación de posgrado de los autores, conjugada con los trayectos laborales en el campo social, con la docencia universitaria y con la investigación, le imprime a la obra una riqueza y diversidad importante y fundamental en los relatos de las investigaciones.

Nuestro punto de partida es concebir la investigación como un proceso de construcción de conocimiento dinámico que supone una posición de interdependencia en la relación entre el sujeto que conoce y el sujeto a conocer. Esta perspectiva se distingue de una visión instrumental y técnica que centra sus preocupaciones solo en aspectos metodológicos y despoja la investigación de marcos referenciales y de reflexión epistemológica.

En este sentido, la tarea de enseñar a investigar implica un proceso complejo que incluye la trasmisión de una lógica, un lenguaje y las destrezas y habilidades que pueda desarrollar el estudiante.

Desde esta aproximación, las contribuciones de los autores apuntan a propiciar la reflexión sobre el oficio de hacer y enseñar investigación social a partir del análisis de las propias experiencias de investigación, contribuyendo así al campo de la formación profesional y propiciando la investigación como una herramienta fundamental para el oficio del trabajador social.

Para leer, descargue aquí: https://openlibra.com/es/book/download/la-ensenanza-de-la-investigacion

Fuente: https://openlibra.com/es/book/la-ensenanza-de-la-investigacion

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Libro Técnicas de investigación social: Cuaderno de Cátedra

Este libro, pensado fundamentalmente para los estudiantes de la cátedra Técnicas de Investigación Social dictada en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata, constituye una guía acerca del proceso de producción de conocimiento en las ciencias sociales, profundizando particularmente en los estudios sobre el deporte. Es por eso que todo el andamiaje teórico se apoya en explicaciones y ejemplos provenientes de la experiencia sobre el campo deportivo. El recorrido comienza enmarcando la temática con las diferentes formas de expresión del conocimiento, haciendo hincapié en aquel generado por la ciencia. Luego, en medio de la discusión sobre la construcción objetiva que plantean las metodologías propias de las ciencias naturales, se da cuenta de la complejidad de delimitar, explicar y comprender un objeto de estudio desde las ciencias sociales. Así, tomando en cuenta el desafío de producir conocimiento desde ese lugar, se aborda la investigación social como medio para lograrlo, desglosando tres conceptos clave relativos a la misma: el proceso, el proyecto y el diseño. Finalmente, se hace foco en las metodologías y técnicas de análisis cualitativas como herramientas para indagar acerca de la producción, reproducción y circulación de sentidos en el ámbito deportivo.

Fuente: https://libros.unlp.edu.ar/index.php/unlp/catalog/book/736

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Libro: Manual de metodología. Construcción del marco teórico, formulación de los objetivos y elección de la metodología

Argentina / 22 de octubre de 2017 / Autor: Pablo Dalle y otros / Fuente: SIUBDU

Autores Principales:Dalle, Pablo – Autor/aElbert, Rodolfo – Autor/aBoniolo, Paula – Autor/aSautu, Ruth – Autor/a

Formato:No definido

Libro Electrónico

Publicado:CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales 2010-07-19
Buenos Aires
Argentina

Series:Campus Virtual

Materias:

Acceso en línea:http://biblioteca.clacso.edu.ar/gsdl/collect/clacso/index/assoc/D1532.dir/sautu2.pdf

Fuente:

http://cosechador.siu.edu.ar/bdu3/Record/CLACSO–oai:clacso:clacso:D1532

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Libro: Técnicas y Estrategias en la Investigación Cualitativa

09 octubre 2017/Autoras: Patricia Schettini y Inés Cortazzo/Fuente: Openlibra

Este texto reúne trabajos realizados por las integrantes de la cátedra de Investigación Social II de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata y del Laboratorio de Investigación Movimientos Sociales y Condiciones de vida. Hace más de 20 años que venimos realizando un trabajo de equipo donde las distintas docentes nos hemos especializado, investigado y profundizado diferentes temas de esta vasta asignatura dedicada a la investigación social de carácter cualitativo.

Muchos son los documentos en los que hemos expresado la falsa dicotomía cuantitativa y cualitativa en la investigación social. Nunca admitimos las críticas acerca de los señalamientos que se le han realizado a la metodología cuantitativa tildándola de conservadora y asimilándola así a una ideología. Sentencia de una comunidad académica pobre o por lo menos empobrecida. Entendemos que esa pobreza terminó obturando y cancelando la posibilidad de comprender su riqueza, su importancia y la fuerza de ese tipo de información cuantitativa para los estudios de la sociedad.

En la tradición positivista, existía una suerte de deslumbramiento por la estadística, hoy el deslumbramiento pasa por lo cualitativo. Nombramos cualitativo y pareciera que está todo dicho, pareciera que es respeto por el sujeto, sinónimo de autenticidad, de participación, de concientización, metáfora sobre lo que es políticamente correcto, al extremo de llegar a pensarse que la multiplicación de las historias de vida, de las historias orales, de los grupos de discusión o una buena entrevista son como la multiplicación de los panes, algo mágico, la técnica o el método apropiado que con una varita mágica nos hace comprender el todo (de los grupos, las familias, la sociedad). Este deslumbramiento puede llevar al investigador a un entusiasmo extremo y acrítico más que a un modo de investigar.

Para leer, descargue aqui: https://openlibra.com/es/book/download/tecnicas-y-estrategias-en-la-investigacion-cualitativa

Fuente: https://openlibra.com/es/book/tecnicas-y-estrategias-en-la-investigacion-cualitativa

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Entrevista a Silvia Rivera Cusicanqui: La urgente necesidad de descolonizar la investigación social Latinoamericana.

La nueva ciencia social debería abandonar la camisa de fuerza de la sociedad, dejar de limitarse a cosas humanas, a relaciones y a conflictos sociales, y convertirse en una más de las ciencias de la vida.

Por Maristella Svampa

“Cuestiones de Sociología” convocó a cuatro destacados intelectuales y académicos latinoamericanos para que respondieran preguntas acerca de los alcances de la dependencia intelectual y los dilemas que atraviesa la teoría social latinoamericana. Ellos son Silvia Rivera Cusicanqui, de Bolivia; Jose Mauricio Domingues, de Brasil; Arturo Escobar, de Colombia y Enrique Leff de México. Publicamos acá las de Silvia.

Maristella: Muchos autores han insistido en que uno de los rasgos fundamentales de la teoría social latinoamericana es la dependencia intelectual o epistémica, respecto de los conceptos y marcos teóricos elaborados en los países centrales. Algunos han dado estatus teórico a dicha dependencia a través del concepto “colonialidad del saber” (Quijano, Lander). ¿Cuál es su mirada sobre esta problemática? ¿Qué significa entonces pensar las ciencias sociales desde América Latina en el siglo XXI, en el marco de la modernidad avanzada y en el actual sistema de dominación? ¿Existe una perspectiva latinoamericana para pensar las problemáticas actuales desde el marco de la teoría social?

Silvia: Esa formulación no es nada nueva, y si por “status teórico” te refieres a la instalación de esta idea en los centros académicos hegemónicos, te podría decir que se trata de una academia muy desmemoriada. En varios territorios de América Latina, y también en los Andes bolivianos, la crítica a la colonización mental de las élites tiene una larga trayectoria. En el caso nuestro, con Rossana Barragán intentamos una síntesis de dicha genealogía en el libro que publicamos en La Paz sobre los estudios de la subalternidad en la India. En la presentación del texto entretejimos nuestra lectura del grupo Subaltern Studies con una reflexión sobre los aportes de la historiografía social argentina, la etnohistoria y la antropología peruanas, y el vital aporte mexicano y africano (1997) en la producción social e historiográfica boliviana de los ‘80 y ‘90.

Recientemente, he remontado esta genealogía propia hasta inicios del período colonial en la obra del escritor chinchaysuyu Waman Puma (Rivera, 2015). Creo que su obra, a través del montaje texto-imagen, es un ensayo visual teórico. En otras palabras, Waman Puma compone una sintaxis para exponer su teoría de la dominación colonial, a la vez como descripción etnográficamente densa y como irrefutable crítica teórica a la ilegitimidad de ese sistema y sus falacias.

Me gustaría exponer brevemente un ejemplo que pertenece al horizonte liberal del colonialismo (1870- 1920). Un libro de Franz Tamayo (1879-1956) aborda autocríticamente el mestizaje boliviano como síndrome psicológico de encrucijada, que él llama bovarysmo, aludiendo a la novela de Flaubert, Madame Bovary. Esta noción me servirá como metáfora para comprender el bloqueo que nos impide ser memoriosos con nuestra propia herencia intelectual1, pues resulta paradójico y lamentable que tengamos que legitimar nuestras propias ideas recurriendo a autores que han puesto de moda los asuntos del colonialismo, desconociendo o ninguneando los trabajos teóricos anteriores, que si bien no usaron las mismas palabras, interpretaron e interpelaron la experiencia del colonialismo intelectual con profundidad y acierto. En La Creación de la Pedagogía Nacional, el autor llamaba bovarystas a los intelectuales de escritorio que traían programas educativos franceses para instalar para instalar en el país una pedagogía elitista e imitativa, moderna sólo en apariencia. Desde su sitial de poeta prestigioso (aunque oscuro y mal comprendido), su rigor argumentativo y su gesto polémico provocaron una interpelación radical a las prácticas y los estilos de ser de esa intelligentsia criolla que lo rodeaba, admiraba, despreciaba.

A contrapelo de lo que sucede hoy, cuando todo se escribe-habla y los círculos hegemónicos de habladores letrados crean satrapías políticas (el parlamento, la judicatura) o espectáculos mediáticos para engatusarnos, en la época de Franz Tamayo lo central era una cultura oral-gestual que se traducía en códigos corporales tácitos pero inteligibles a escala social: códigos de comunicación que también estructuraban jerarquías y desprecios solapados. Tamayo no discute lo que sus contemporáneos escribían: lo consideraba un vulgar aglomerado de citas de autores europeos, ni siquiera bien hiladas. Pero no era que él rechazaba la herencia de Europa – su poesía de formato griego lo atestigua – sino que reclamaba un gesto más autónomo e inteligente hacia ella, tal como lo haría Veena Das un siglo más tarde. Tamayo se inspiró también en Nietzsche y en el vitalismo alemán de su tiempo, además de una vasta biblioteca filosófica y literaria francesa, lo que no empaña para nada su acercamiento a las realidades multiétnicas (como diríamos hoy) de su entorno. Era su gesto corporal y su mirada, además de su reflexivo conocimiento del aymara, lo que lo hacía diferente a sus contemporáneos.

Lo que rechaza Tamayo no son las ideas y principios básicos de la episteme europea sino el modo en que se los adopta en países como el nuestro: de boca para afuera, de modo sumiso y reverencial. Su análisis, por el contrario, se sustenta en escudriñar el alma del mestizo realmente existente en su espacio / tiempo, como un ser esquizofrénico, dividido y bipolar, incapaz de crear una nación propia o habitar un territorio propio. Este diagnóstico es vital en Tamayo y sienta las bases para hacer del double bind mestizo una potencia creativa, en lugar de profundizar el binarismo y con ello la disyunción colonial que nos impide ser nosotros mismos.

La genealogía que intento trazar del colonialismo en la cultura letrada boliviana está, por ello mismo, conectada con las urgencias del presente. Qué pertinente resulta Tamayo, leído desde el aquí-ahora. Define el bovarysmo como un estado de “insatisfacción novelesca” que se mueve en “un contexto de represión y convencionalismo social”. ¿No es eso lo que está sucediendo con los escándalos protagonizados recientemente por Evo Morales, que la prensa internacional se encarga de condimentar a su manera? ¿No se descarga la sociedad boliviana de sus propias culpas y dolores familiares, privados, e incluso inconscientes, al hacer de la vida de Evo Morales un motivo de diatriba moral y sexual? Lo hace, pero no se da cuenta de que el primero en ser juzgado y apuntado con el dedo debería ser el indio que llevamos adentro.

Fausto Reinaga, en los años 1960-1990, se explayó en la crítica a la “intelligentsia del cholaje boliviano”, una aguda radiografía del colonialismo intelectual en Bolivia, y ello le valió ser estigmatizado como un personaje intratable y ultrarradical. No es un dato menor que fuera Reinaga – y no Sartre o Balandier – quien introdujo en el debate político boliviano de los ‘70 la obra de Frantz Fanon y otros autores de la descolonización africana. Con honrosas excepciones2, los ahora de moda “decoloniales” o “postcoloniales” no atinan a escudriñar con tanta profundidad el ethos del intelectual colonizado como lo hizo Reinaga, y eso se revela en las rutas propias que hemos venido recorriendo a la hora de comprender los procesos de liberación india y las luchas descolonizadoras en nuestro continente.

Maristella: ¿Qué significa entonces pensar las ciencias sociales desde América Latina en el siglo XXI, en el marco de la modernidad avanzada y en el actual sistema de dominación?

Silvia: Yo creo que hay que hacer otra ciencia social, que no divorcie el cerebro del cuerpo, la ética de la política, el hacer del pensar. La ciencia social realmente existente no difiere mucho de la que criticaba Tamayo. Y las obras de Reinaga abundan en conceptos / metáfora en cuyo bricolaje yo entreveo otro tipo de teoría sobre el colonialismo intelectual en América Latina, y sobre el colonialismo en general. Por otra parte, la modernidad que experimentó Tamayo no difiere mucho de la de hoy: sigue siendo una estructura de saqueo y colonización mental. Con un agravante: en las primeras décadas del siglo XX había en La Paz mucha más gente urbana, mestiza y de élite, que hablaba perfectamente el aymara3, mientras que hoy la dimensión simbólica de lo indio se ha vuelto pigmentocrática y basada en simulacros, lo que nos muestra que estamos perdiendo la batalla lingüística. En cuanto a la colonización mental, la ciencia social – junto a varias otras – debería enfocarse en crear las herramientas conceptuales, técnicas y materiales que permitan resistir el saqueo, tanto de recursos materiales como de personas (manos, cerebros) o, por lo menos, ayudarnos a sobrevivir a él.

Además del saqueo, esta modernidad impostada se sustenta en la cultura de la ley. La ciencia social3hegemónica tiene que vérselas con una brecha muy honda entre la normativa y su práctica, entre la letra y la violación de la letra. Situarse a rajatabla en uno de los polos de ese binario es una actitud de suicidio colectivo, que se transfiere al conjunto del pensar público. Frente a ese estado de confusión, lo que la ciencia social debería estar haciendo es revolucionar la episteme. Crear un campo de juego entre la herencia europea y la herencia propia, en el que podamos, con autonomía, recrear un pensamiento y un gesto capaz de superar el double bind o la esquizofrenia colonial de la que hablaba Tamayo. Y hay que hacer esto por cualquier medio, no sólo en la ciencia social sino también en las matemáticas, en la agronomía, en la ingeniería y en la multiplicidad de disciplinas que son necesarias para el aquí-ahora de la humanidad y del planeta, no sólo de la ciencia.

Por sobre todo, la nueva ciencia social debería abandonar la camisa de fuerza de la sociedad, dejar de limitarse a cosas humanas, a relaciones y a conflictos sociales, y convertirse en una más de las ciencias de la vida. Por eso yo me siento muy insatisfecha con las ciencias sociales realmente existentes, las considero satrapías. Aclaro que me puedo dar el lujo de decirlo porque ya me libré de la universidad, me jubilé y con varixs compañerxs y amigxs hemos creado un espacio en el que auspiciamos una “cátedra libre” en verano y en invierno, entre muchas otras actividades4. La generación más joven de intelectuales y académicxs que trabaja en la universidad tiene que vérselas con cosas más jodidas, como las revistas indexadas –que tuve la suerte de no conocer– o el exceso de carga administrativa que se impuso en las universidades con el neoliberalismo. Pero entrar y salir de la academia no equivale a decir entrar y salir de la modernidad. Lo que entiendo como el principal desafío es ser auténticamente modernos y conectarnos a la vez con lo más antiguo, para que, a partir de esa contradicción o anacronismo, podamos armar – dentro y fuera de la universidad– una esfera pública inclusiva, democrática e intercultural (por decirlo en términos convencionales). Para mí es central reconocer que la teoría no basta, la ciencia social no basta, la universidad y la academia no bastan para comprender el mundo que nos ha tocado vivir hoy. Y creo que, en todo Abya Yala, este proceso de “entrar y salir de la academia” está permitiendo la renovación del pensamiento y su mejor articulación con las prácticas comunitarias, populares, colectivas. En la frontera entre el mundo universitario y su afuera están proliferando iniciativas como la que acabo de relatar, y lo he visto en varios países de nuestro continente.

Maristella: ¿Existe una perspectiva latinoamericana para pensar las problemáticas actuales desde el marco de la teoría social?

Silvia: No. Al menos no dentro de ese marco, tal como parece estar definido en tu primera pregunta. Una teoría / praxis social descolonizadora es un proceso en curso, pero su verbalización está por construirse; es aún balbuceante y dispersa. No está claro siquiera el formato que adoptará ese discurso, en un contexto de proliferación y democratización de las comunicaciones satelitales. Creo que lo que se hace en las redes, o en el teatro, o en el arte latinoamericano, es mucho más sensible que la academia universitaria o para-estatal, en términos conceptuales, frente a las realidades multifacéticas y abigarradas del espacio social que vivimos.

También han surgido nuevos espacios de producción de teoría / praxis social: espacios marginales y fronterizos, pero a la vez proliferantes. Iniciativas callejeras, luchas contra la impunidad, plataformas en torno a los derechos sexuales y una diversidad de iniciativas prácticas en defensa del medio ambiente constituyen escenarios ideales para la “investigación acción” o la “investigación militante”, además de resultar útiles para las propias comunidades y organismos de base. También me refiero a intelectuales –como Silvia Federici, Rita Segato, Márgara Millán, Verónica Gago, Suely Rolnik y tú misma– que dialogan a varios niveles de abstracción con lxs intelectuales de base en sus respectivos espacios o países. Todas estas redes son lo más cercano a una “ecología de saberes” que he podido observar. Pero con un aditamento: son también “ecología de sabores”, y me refiero a las redes de soberanía alimentaria, plataformas ambientales, etc., que están pensando los problemas no sólo a través de la investigación y la publicación de sus trabajos sino también de profusa participación en ferias, espacios de comida consciente, cooperativas de alimentos y muchas otras actividades.

No tengo suficiente acceso a todo lo que ocurre en las universidades y centros de investigación de varios países del continente como para sopesar los avances teóricos que estos nuevos fenómenos han suscitado, pero puedo decirte que en los últimos años he leído con mayor interés que antes los debates latinoamericanos en ciencias sociales y humanas, y celebro el que muchos de ellos se vayan por la tangente o abiertamente descarten el antropocentrismo –y su vástago, el eurocentrismo– dominantes.

Fuente: http://www.territoriocesch.com/noticias-4/iuk6svrt49/Entrevista-a-Silvia-Rivera-Cusicanqui-La-urgente-necesidad-de-descolonizar-la-investigaci%C3%B3n-social-latinoamericana

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Investigación ética desde la filosofía crítica y metodología de ciencias sociales

Por: Agustín Ortega Cabrera

Como se ha estudiado, las ciencias sociales como es la sociología nacen con la conocida como cuestión social en la época moderna e industrial donde va dominando el capitalismo con sus desigualdades e injusticias sobre los obreros, las familias y los pobres. Frente a esta realidad, se van desarrollando corrientes de filosofía y pensamiento social que tratan de analizar, investigar todas estas patologías de las desigualdades e injusticias de la sociedad industrial y del capitalismo. Estamos en la génesis de la ciencia social y de la sociología con sus fundadores y clásicos. Lo que se pretende es explicar las causas de estos males y problemas sociales con las estructuras y sistemas que inciden, o comprender el sentido de la acción de las personas en sus inter-acciones sociales con la razón, carisma e ideales o valores. Un pensamiento social con conciencia, con carácter ético y crítico que explica la cohesión o el conflicto social con las estructuras y sistemas sociales que bien cohesionan o dominan y causan la desigualad, explotación laboral e injusticias sociales como es el empobrecimiento; que comprende a la razón y sus patologías, que re-fluyen con estas estructuras o sistemas, producidas cuando lo que impera es la racionalidad formal e instrumental que quiere lo utilitario, mercantilista y burocrático. Y olvida los fines y valores últimos como es la razón crítica-ética en la justicia con las víctimas.

Es pues una ciencia e investigación que quiere conocer, mejorar y transformar la realidad social e histórica con una praxis emancipadora de toda dominación, desigualdad e injusticia. Una práctica investigadora para la transformación humana, personal y social que se orienta y manifiesta los valores e ideales de justicia e igualdad, solidaridad y libertad. Comprendiendo y asumiendo los conflictos sociales, estratificación e injusticias entre los grupos económicos con las desigualdades, políticos con el poder y sociales con el estatus o prestigio. En donde el capital subsume al trabajo, al trabajo vivo negando así la vida de las personas que laboran y que son fines, no medios. Con la expropiación y alienación del valor real de su trabajo y salario, de la misma vida con sus necesidades y capacidades. La mercancía y el capital con su uso se convierte en fetichismo, que aliena a la persona con su valor, que convierte los bienes y al trabajo vivo, la misma vida, en mero instrumento de cambio, de lucro y rendimiento productivo. Lo que, como auténtica idolatría, diviniza al capital y al mercado que exige siempre el sacrificio de la vida del trabajador, de las personas y de los grupos sociales más oprimidos.

La investigación social crítica y ética siempre tiene como clave epistemológica el conocimiento real, inteligente y vital (asumir y sentir) la realidad de sufrimiento, desigualdad e injusticia u opresión que padecen las personas, los grupos sociales y víctimas. Como son los obreros, trabajadores, pobres (empobrecidos) y excluidos que se les priva de la satisfacción de sus necesidades vitales (privaciones sociales); que se les expolian los recursos y bienes que están al servicio de dichas necesidades o capacidades, deben servir liberadoramente a la vida y fin-dignidad de las personas. Con un destino y uso común, universal de los bienes, en este reparto y distribución justa de dichos recursos con solidaridad, equidad y carácter social de la propiedad-capital. La investigación social se lleva a todos los planos de la realidad, tanto el personal como el socio-estructural, en su crítica de todas estas patologías, contradicciones, asimetrías y desigualdades que generan los males e injusticias.

El análisis crítico-ético abarca la totalidad de la vida social, la realidad global de la persona con su vida social e histórica, que con su razón o conciencia y corazón puede alumbrar e idear malos sueños que se transmutan en pesadillas y monstruos como los patológicos de la modernidad. Los totalitarismos de los fascismos, del liberalismo economicista con el capitalismo y su mala repuesta como es un comunismo colectivista, el colectivismo estatalista de tipo leninista-stalinita, tienen unos presupuestos filosóficos, antropológicos y metafísicos más latentes o explícitos. Son esos reduccionismos y relativismos antropológicos que convierten metafísicamente la realidad humana en simple materialidad económica (economicismo), en colectivo amorfo estatal o en raza-nación. Son las idolatrías del mercado, capital, estado, partido y nación que como falsos dioses aniquilan antropológicamente al ser humano. Devorando metafísicamente a las personas que, despojadas de su sentido y condición de sujetos personales, se convierten en un mero objeto de cambio e instrumento de producción, dominio y apropiación por parte de este capital económico, político, racial, nacional y simbólico.

La razón formal e instrumental, que pervierte a la modernidad generando dichas patologías, se convierte en mecanismo de dominación de la naturaleza y del ser humano, de explotación del hombre por el hombre. Con la insaciable voracidad de dominio, utilitarismo, mercantilismo y burocracia que impide la memoria compasiva (sentida) y de la justicia liberadora con las víctimas de historia, que niega a la esperanza y liberación integral de todo mal, muerte injusticia. Esta ciencia social crítica con su filosofía humanista, ética y liberadora muestra que las personas no son objetos sino sujetos protagonista y gestores de toda la realidad social, política, económica y cultural, del mercado y del estado. Articula y asienta bien la justicia e igualdad en la sociabilidad solidaria de la persona, frente al capitalismo, con la libertad y participación (autogestión) democrática en contra del colectivismo estatalista que, en realidad, es un capitalismo de estado. Para una correcta comprensión de la inter-relación inseparable de la persona con la comunidad social/mundo en donde, lejos de todo dualismo u oposición, se fecundan mutuamente dichas realidades de la persona y lo social e histórico.

Como vemos, la ciencia social crítica se hace cargo (carga y se encarga) de lo real de la negatividad, de los sufrimientos e injusticias que padecen las víctimas u oprimidos. Con la materialidad de las condiciones de promoción de la vida y del bien común que son negadas por estos ídolos del capital económico (riqueza-ser rico) y político-estatal (el poder). Esta negatividad y materialidad, la negación de la vida digna a los seres humanos y a los pobres o excluidos, junto a una praxis liberadora de todo mal e injusticia con los oprimidos (pobres), son los criterios que constituyen a la ciencia (como es la social) en crítica. Y que analizan, juzgan o valoran como injusto, inmoral e inhumano a todo sistema, instancia real e ideología que niegue esta condición y naturaleza de la vida humana, que impida la vida digna e integral (en todas sus dimensiones o fases). Tal como impone el capitalismo o el colectivismo que son, por tanto, perversos, deshumanizadores y van en contra de esta ética socia crítica.

Por tanto, en la investigación social crítica se estudia toda esta desigualdad e injusticia causada por la acumulación del capital y los bienes en pocas manos, la de los rico y poderosos con sus sistemas e ideologías como el capitalismo y el colectivismo. Se observa y analiza como el capital crece exponencialmente, con dicha acumulación desigual e injusta, en detrimento de (contra) los bienes del trabajo, del trabajador, de las personas con sus familias y de los pueblos; como se alquila y se práctica la usura con todo, con los créditos e intereses y los bienes en general, negando este valor del destino universal y uso común de los bienes como es la propiedad para todos. Lo que endeuda para el presente y futuro a las personas, familias y pueblos con el cierre de todo desarrollo humano e integral. En esta línea, en nuestro mundo globalizado se investiga como este capital, sobre todo especulativo-financiero e irreal, genera un casino planetario. Con una economía de burbuja, tóxica y basura que especula con todo, genera las crisis y arruina a los pueblos, que pincha y estalla produciendo un estado de shock o colapso global.

Más esta ciencia social crítica, asimismo, articula la investigación con la acción-participación. Con la praxis protagonista y esperanza liberadora de los pueblos, pobres y movimientos u organizaciones populares, sociales y ciudadanos que buscan ese otro mundo posible. Una mundialización en la solidaridad, paz y justicia socio-ambiental e intercultural frente a la globalización del capital, de la guerra y la competitividad insostenible, anti-ecológica. Es la auténtica alternativa de la ecología integral en el desarrollo personal, humano, social y ambiental. La civilización del trabajo, la dignidad del trabajador con una economía al servicio de las necesidades de las personas, de los pueblos como clave del desarrollo integral; frente a la del capital, del lucro y beneficio. La civilización de la pobreza solidaria en comunión de vida, bienes y luchas liberadoras por la justicia con los pobres de la tierra como principio de humanización frente a la de la riqueza-ser rico, del tener y poseer por encima de este ser solidario.

Agustín Ortega Cabrera, Trabajador Social y Doctor en Ciencias Sociales (Departamento de Psicología y Sociología, ULPGC), Experto Universitario en Moral, Doctor en Humanidades y Teología (UM-ITM). Es profesor e investigador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y en el Centro Universitario de Estudios del Seminario Diocesano de Ibarra. Investigador en la Universidad Loyola Andalucía.

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Sierra Leona: ¡Más de 700 abuelas se educan para dar electricidad a sus aldeas rurales!

Sierra Leona/29 de Mayo de 2017/Lanegraepoca

¡Para traer electricidad a sus aldeas, más de 700 abuelas increíbles se convierten en ingenieros solares!

Las abuelas son comúnmente conocidas por su comida deliciosa, las historias que cuentan y los suéteres de punto y calcetines que regalaran. Pero hay abuelas que no sólo cocinan comidas deliciosas, sino que también dan ayuda pueblos enteros, ¡increíble pero cierto!

¿Confuso?

El renombrado activista social Sanjit Bunker Roy ‘Barefoot College’ en Rajastán es un centro de trabajo e investigación social que alberga a miles de mujeres analfabetas pertenecientes a los sectores rurales pobres de la sociedad.

Fundador de Barefoot College, Sanjit "Bunker" Roy (L) y Presidente y CEO Vital Voices Global Partnership, Alyse Nelson habla en el escenario durante la Cumbre Mundial sobre las Mujeres celebrada en Nueva York el 23 de abril de 2015 en Nueva York.

Fundador de Barefoot College, Sanjit “Bunker” Roy (L) y Presidente y CEO Vital Voices Global Partnership, Alyse Nelson hablan en el escenario durante la Cumbre Mundial sobre las Mujeres celebrada en Nueva York el 23 de abril de 2015 en Nueva York. ( Andrew Toth / Getty Images)

Al colegio asistían mayormente gente humilde que ni siquiera podía pagar las zapatillas, de ahí el nombre de ‘Barefoot College’. Es aquí donde las mujeres de diferentes edades se congregan para aprender acerca del “desarrollo sostenible”. Esto implicó la formación de las mujeres para ser competentes en habilidades vocacionales en diversas áreas como energía solar, salud, educación, artesanía.

A pesar de ser un graduado del muy reconocido St. Stephens College, la Universidad de Nueva Delhi, Sanjit Bunker Roy sintió los cambios sólo cuando estaba trabajando en Tilonia, Rajasthan, como un obrero bombeando agua desde el suelo.

“Mi educación elitista casi me destruyó. De hecho, las razones más grandes por las que los pobres siempre seguirán siendo pobres son los hombres y mujeres alfabetizados -productos del sistema de la educación formal. Este sistema le hace mirar hacia abajo a los pueblos”, sostuvo Sanjit a The Better India.

¡Para traer electricidad a sus aldeas, más de 700 abuelas increíbles se convierten en ingenieros solares!

Foto: Barefoot College

Aquellos bendecidos con las comodidades de la estabilidad financiera y educativa, rara vez pasan a dar todo en la búsqueda del bien humanitario. Pero el tiempo de Sanjit como trabajador en Tilonia dejó una impresión duradera en su mente, que le permitió cambiar las vidas de muchos para mejor.

“Vivía con personas muy pobres y corrientes bajo las estrellas y oía las sencillas historias que tenían que contar sobre sus habilidades, conocimientos y sabiduría que los libros y la educación universitaria nunca pueden enseñarles. Mi educación verdadera comenzó cuando vi a gente asombrosa -los adivinos del agua, los boneetters tradicionales y las parteras- en el trabajo. Ese fue el humilde comienzo del Barefoot College “, describe.

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Después de su creación en 1972, la universidad se centró principalmente en proporcionar soluciones a los problemas de agua de la India rural; su misión pronto cambió al desarrollo sostenible y a la ayuda hacia aquellos con menos medios a través de la educación. Fue en 2003 que la universidad comenzó a impartir conocimientos sobre el aprovechamiento de la energía solar para las mujeres rurales analfabetas.

La noticia se extendió como un reguero de pólvora cuando tres mujeres fueron llevadas de Afganistán para ser entrenadas. Después de regresar, fueron las únicas responsables de dar a luz a la primera aldea alimentada por energía solar en Afganistán, ¡con el número creciendo a 100 pueblos con energía solar!

Mujeres de origen africano aprendiendo a integrar placas de circuito para luces solares en el Colegio Descalzo en la ciudad de Tilonia, en el estado indio de Rajasthan. El Barefoot College de la India fue fundado por el empresario social Sanjit "Bunker" Roy en 1972 y ha estado rompiendo tabúes desde entonces, educando a las mujeres que son a menudo ciudadanos de segunda clase desalentados de recibir educación. (ROBERTO SCHMIDT / AFP / Getty Images)

Mujeres de origen africano aprendiendo a integrar placas de circuito para luces solares en el Colegio Descalzo en la ciudad de Tilonia, en el estado indio de Rajasthan. El Barefoot College de la India fue fundado por el empresario social Sanjit “Bunker” Roy en 1972 y ha estado rompiendo tabúes desde entonces, educando a las mujeres que son a menudo ciudadanos de segunda clase desalentados de recibir educación.

Las abuelas de Sierra Leona, África, fueron entrenadas de una manera similar y fueron el incentivo para ayudar a la primera aldea del país.

Desde entonces la universidad ha experimentado un nivel de proliferación sin precedentes, entrenando a mujeres de países como Afganistán, Bhután, Sierra Leona, Mozambique, Fiji y alardeando de la colocación de 700 ‘Mamas Solares’ en casi 70 países con pobre desarrollo.

Al eliminar la desigualdad entre los ricos y los pobres a través de la educación y subvertir las convenciones patriarcales mediante el empoderamiento de las mujeres rurales con el empleo, Sanjit Bunker Roy junto con Barefoot College ha dejado una diferencia para muchos.

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