Colombia: Entrevista con Alex Beard: «Ser maestro debe ser el trabajo más importante del siglo XXI»

Entrevista con Alex Beard: «Ser maestro debe ser el trabajo más importante del siglo XXI»

Alejandro Millán Valencia

Alex Beard era maestro en una escuela en el sur de Londres hasta que, después de un tiempo de sentirse estancado en su oficio como profesor, decidió partir en búsqueda de nuevas alternativas.

Y ese viaje, que incluyó más de 20 países, le sirvió a Beard para encontrarse con escuelas que incuban los principales métodos para afrontar los retos que presenta el siglo XXI.

Su recorrido terminó en el libro «Otras formas de aprender» (Natural Born Learners), en el que no solo recoge los ejemplos más destacados sino también reflexiona sobre lo que tal vez son los temas más importantes que afrontará la educación en las próximas décadas.

«La creatividad, la capacidad de resolver problemas y la importancia de los maestros son los grandes desafíos de las escuelas. Y todo esto, envuelto bajo la gran incógnita de cómo manejar las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial», señaló.

Esta es la entrevista de Beard con BBC Mundo con motivo del Festival Hay en Cartagena.

¿Cuáles son los peores errores que se están cometiendo en educación estos días?

Es una buena pregunta, que nos tenemos que hacer con urgencia. Mira, yo comencé como maestro en una escuela del sur de Londres, en Kent Road -que, para que te des una idea, en el juego Monopolio es la propiedad más barata- y ahí me golpeó el hecho de que enseñaba con los métodos que utilizaba Sócrates en el ágora hace unos 2.000 años a unos niños que tenían sus celulares y vivían en el futuro.

Creo que ese es el mayor error que estamos cometiendo actualmente: las escuelas se quedaron en el pasado y, bajo estos métodos caducos, nos pasamos 12 años dentro de las aulas, por lo que es muy difícil cambiar nuestras ideas sobre cómo debe ser la escuela.

El segundo reto que afronta la educación de hoy es que no sabe con claridad en qué debe enfocarse, en qué debe centrarse teniendo en cuenta el futuro. Cuando me veo de nuevo en un aula de clases, me veo como un profesor que entrena a los niños para que superen un examen.

Para que saquen una nota aceptable, que es lo que necesitan, si hablamos en términos prácticos, para pasar de grado en el colegio.

«Las escuelas está viviendo en el pasado y bajo estos métodos nos pasamos 12 años dentro del colegio, por lo que es muy difícil cambiar nuestras ideas sobre cómo debe ser la enseñanza».

Y eso no tiene nada que ver con formar profesionales del futuro…

Exactamente, los estamos entrenando para empleos y oficios que en el futuro van a poder hacer los robots. Me queda claro que no los estoy preparando para nada de lo que viene. Y el error que estamos cometiendo es que ponemos mucha de esa culpa en los maestros.

Lo que creo que debemos hacer es convertir al maestro o maestra en una de las personas más importantes de la sociedad. Porque al final son ellos los que van a moldear nuestra creatividad, nuestra cohesión social, los que van a sentar las bases que lleven a crear una economía fuerte y sostenible.

Debemos esforzarnos por darles autonomía y fortalecer su profesionalismo, en vez de culparlos porque las generaciones más jóvenes no dan la talla.

En ese sentido, ¿qué habilidades deben enseñar los maestros en las aulas para afrontar el futuro?

Creo que los niños requieren tres cosas. La primera es aprender a pensar, pero de una manera acorde a los retos del futuro. Deben pensar de forma crítica sobre el mundo, sobre el rol que quieren ejercer a partir de un conocimiento profundo de ellos mismos.

Lo segundo es aprender a actuar, pero especialmente cómo ser unas personas creativas. Ahora estamos afrontando retos inmensos en cuestiones ambientales, el aumento de la desigualdad, un escenario donde los trabajos actuales serán reemplazados por máquinas… Así que allí vamos a necesitar que los niños desarrollen a fondo su creatividad.

Y eso significa que los niños no solo deben aprender a ser creativos, sino también a trabajar, con la ayuda de las nuevas tecnologías, en conjunto con otras personas.

¿Los maestros serán reemplazados por robots? Beard cree que no será así.

Y lo tercero, aplicar esa creatividad en la resolución de problemas que afronta el mundo moderno. Para cuidarse a ellos mismos y a las personas que los rodean.

Mientras la sociedad se polariza cada vez más, los estudiantes necesitan desarrollar su inteligencia emocional para ser capaces de conectar y sentir empatía con otras personas, ya sean de su comunidad o a nivel global.

Pero sobre todo que aprendan a comprender su propio desarrollo emocional, para que sean capaces de manejar su bienestar en un mundo en el que cada día es más difícil vivir.

Hay un tema que está presente en su libro «Nuevas formas de aprender»el papel de la educación en ayudar a buscar «el sentido en las cosas que estamos haciendo».

Una de las cosas que está transformando la forma en que entendemos la educación es la investigación sobre cómo funciona nuestro cerebro, en el campo de la psicología, el desarrollo temprano e incluso la neurociencia.

Y una de las cosas que los científicos cognitivos han encontrado es que hay una jerarquía en nuestras experiencias cuyos resultados nos llevan a aprender. Si insistimos en repetir y memorizar, entonces vas a retener una cierta cantidad de conocimiento y vas a aprender en alguna medida.

Pero, pero si las cosas que estás aprendiendo te causan una reacción emocional – o sea, te hacen sentir entusiasmado, triste, confundido, te estremecen y así- es posible que retengas más conocimiento que a través de la memorización.

Robot educador

«Las escuelas hoy en día no saben con claridad en qué deben enfocarse, en qué deben centrarse teniendo en cuenta el futuro»

Lo más importante de eso es que tanto los investigadores como los psicólogos han llegado a la misma conclusión: que si ese aprendizaje tiene un sentido para los estudiantes, es entonces cuando realmente ocurre.

¿Y qué significa que el aprendizaje tenga sentido?

Puede que una enseñanza tenga sentido porque hay un trabajo en particular que quieres tener y quieres que las cosas que aprendes te ayuden a conseguirlo y a ejecutarlo.

Pero esa es una visión muy estrecha del aprendizaje. Puede tener mucho sentido para ti porque es algo que amas hacer. Es importante para ti como persona. Tal vez ames las matemáticas, aprender nuevos idiomas, la música.

Y, cuando comienzas a hacer estas cosas que amas, tienen sentido para ti porque tienen que ver con tu identidad y tu manera de expresarte.

La gente incluso puede encontrar su propia autoexpresión en crear códigos. Por ejemplo, donde esta idea se convierte en una búsqueda creativa o donde puedes encontrar significado en lo que haces al ver que ayuda a resolver un problema sobre cosas que te importan en el mundo.

Por lo tanto, es posible que te interese el cambio climático, que te importe la creciente desigualdad dentro de la sociedad y si puedes aplicar el aprendizaje que se está llevando a cabo en el aula a intentar resolver problemas relacionados con esos temas que a ti te importan, entonces encontrarás significado en el aprendizaje y en la aplicación de ese aprendizaje.

Uno de los únicos recursos ilimitados que tendremos en el futuro será nuestra creatividad.

El libro habla de la conexión entre el aprendizaje, la tecnología y la inteligencia artificial ¿es posible que el ser profesor pueda ser considerado una profesión obsoleta en el futuro?

Bueno… una de las razones por las que emprendí este viaje es que cuando trabajaba como profesor en Londres sentía que estaba estancado.

Veía cómo las nuevas tecnologías, las redes sociales y el surgimiento del big data estaban tomándolo todo alrededor y, de un momento a otro, mi principal interés fue saber cómo esas nuevas tecnologías, entre las que se cuenta la inteligencia artificial, se aplicaban en el campo de la docencia. Si realmente las nuevas tecnologías podían transformar el modo en que aprendemos.

Por eso, si la premisa era que los robots nos iban a quitar nuestro trabajo, mi primer destino fue Silicon Valley. Yo pensaba que, tras la estrepitosa derrota de Gary Kasparov ante Deep Blue en 1997, la inteligencia artificial iba a arrasar con todo.

Pero mi visita al Silicon Valley me enseñó otra cosa. Y allí vi por primera vez a un robot profesor. Y no era un androide que estaba de frente a un salón de clases: era, en cambio, un software de inteligencia artificial dentro de un ambiente de aprendizaje por internet.

«El problema es que yo enseñaba con los métodos que utilizaba Sócrates en el ágora hace unos dos mil años a unos niños que tenían sus celulares y ya viven en el futuro»

¿Cómo funcionaba eso?

Ellos tenían un laboratorio de enseñanza donde había un profesor y unos diez niños de 5 años, cada uno frente a un computador, con audífonos. Todos los niños estaban callados, concentrados en su computadora, donde había programas diseñados para ayudarles con su aprendizaje de lengua o con la solución de problemas matemáticos.

Lo interesante allí era que mientras el programa ayudaba a los estudiantes, a la vez «aprendía» con los datos que obtenía en cada sesión cuáles eran las debilidades y fortalezas de esos niños y automáticamente adaptaba esa experiencia para la siguiente sesión.

Así que al final se ofrecía un trabajo casi personalizado de aprendizaje, a la vez que estos datos se pasaban a los profesores, que contaban así con más información sobre cada uno de sus estudiantes.

Este es un ejemplo de lo que ha ocurrido: la inteligencia artificial no ha sobrepasado a los maestros, sino que se ha convertido en una herramienta útil, en un complemento muy necesario.

Otro ejemplo: en 2013, un estudio de la Oxford Martin School reveló que había 700 profesiones que podrían ser reemplazadas por robots en el futuro, pero ninguno de los trabajos relacionados con la docencia -o sea, maestro de primaria, preescolar, profesor bachillerato e incluso universitario- iban camino a desaparecer. Y es verdad. Y eso ocurre porque enseñar es el proceso humano definitivo.

«Silicon Valley es sede de grandes avances en el tema de la educación para el futuro.»

¿Y no hay riesgos en esas convivencias con los datos y la inteligencia artificial?

Aunque haya inteligencia artificial o robots, la educación depende de la interacción humana. Aprendemos de manera natural, pero nacemos para aprender en sociedad. Nosotros conocemos las cosas de otras personas. Y en el futuro, vamos ver muchos avances tecnológicos, pero van a ser incorporados y utilizados por los maestros.

El gran riesgo es que esa inteligencia artificial logre ser mejor que los peores maestros en algunas zonas del mundo. Y el riesgo existe porque la inteligencia artificial es barata. Y tal vez no sea la mejor educación que un maestro pueda dar, pero al menos va ser más barata. Y eso es un gran peligro.

Pero esa es mi versión pesimista del futuro. Yo creo que podemos evitarla si invertimos más en los maestros, en su formación, que dé como resultado profesores más expertos y mucho más capaces de manejar adecuadamente las herramientas tecnológicas.

Pero hablando de eso, varias veces has dicho que los profesores son bastante reacios a aceptar esas nuevas maneras de enseñar, ¿por qué ocurre esto y cómo se puede resolver?

Creo que, en primer lugar, la enseñanza va ser el trabajo más importante del siglo XXI.

Estamos viviendo una era en la que los recursos de la Tierra se están agotando, nos estamos quedando sin nada.

Y lo único que es ilimitado, el único recurso ilimitado que tenemos, es la inteligencia humana, el ingenio humano, nuestra capacidad para resolver problemas. Los maestros son los que cultivan ese potencial humano.

Maestro ayudando a un niño

«El único recurso ilimitado que tenemos es la inteligencia humana, nuestra capacidad para resolver problemas y los maestros son los que cultivan ese potencial humano»

Así, sostengo que enseñar es el trabajo más importante de nuestro siglo. No tengo ninguna duda al respecto, pero por el momento no estamos preparando a los maestros para que tengan el mayor índice de éxito posible en ese trabajo.

Podemos tomar el caso de Finlandia: el curso más difícil de acceder es el de maestro de primaria. Y si entras, la carrera en sí es bastante rigurosa. Es difícil de aprobar y graduarse.

En mi mundo ideal, yo formaría a los profesores de la misma manera en que se enseña a los médicos. Es decir, los profesores se graduarían de la universidad y después deberían pasar tres años combinando la enseñanza con el aprendizaje de otros profesores más experimentados.

De ese modo, en su primer día como maestros no solo estarían aplicando lo que recibieron en la universidad, sino que además continuarían con su proceso en compañía de otro profesor que le ayudaría a mejorar sus capacidades.

Para Beard, la educación siempre va a necesitar el elemento humano para ser efectiva.

Hablando de la región, ¿cuál crees que son los principales desafíos que enfrenta la educación en América Latina?

El principal es el tema de la inequidad. Creo que el sistema educativo en América Latina es significativamente desigual en el mayor nivel con relación al de los niveles más bajos.

Hay unos colegios excelentes, pero la gran mayoría de ellos solo son accesibles para el sector pudiente de la sociedad. Y al mirar hacia el otro lado del espectro, tienes unas escuelas que realmente están luchando por sobrevivir.

Esa desigualdad es mucho más evidente entre centros urbanos y zonas rurales. Y ése es un desafío al que debe prestarse atención no solo de manera integral, sino urgente.

El otro gran desafío creo que es el acceso a la educación misma para muchos niños. Ya ni hablar de educación de calidad: hay lugares donde los niños solo tienen acceso a cinco años de colegio, no más.

Y el tercer punto, creo que el más crítico, son los maestros. Que es el mayor desafío también alrededor del mundo. Hay que resolver los problemas de formación, pero no solo eso, sino de capacitación, de fomento de la vocación y de que no dejen el oficio por otros trabajos mejor pagos.

Creo que tenemos que hacernos la preguntas sobre varios aspectos: ¿cómo podemos formar mejores maestros dentro de las escuelas?¿Cómo podemos hacer que la enseñanza sea una profesión atractiva para las personas?

«En América Latina hay unos colegios excelentes, pero la gran mayoría de esas instituciones solo son accesibles para la parte pudiente de la sociedad»

Muchas de las escuelas en América Latina tienen un cariz religioso o confesional, ¿eso no es un obstáculo para un proceso de aprendizaje óptimo?

Bueno, creo que hay dos elementos que son fundamentales en el trabajo que realiza la escuela hoy en día.

Por un lado, ayuda a los estudiantes a entender quiénes son como ciudadanos, como miembros de una comunidad. Y transmite los valores de esa comunidad.

Y por otro lado, está el objetivo de formar personas creativas y comprometidas con la sociedad y que deseen acceder a la mayor cantidad de conocimiento posible.

Los colegios religiosos, en la mayoría de los casos, hacen muy bien lo primero, pero el error en el que no pueden caer estos colegios es el de limitar la ejecución de proyectos educativos excitantes que ayuden a desarrollar las habilidades necesarias para afrontar el siglo XXI.

La capacidad de crear proyectos colaborativos serán fundamentales para los desafíos que trae el siglo XXI.

Yo estoy convencido de que lo pueden hacer. También sé que es difícil porque requiere un cambio cultural, pero si logras separar estos aspectos es posible que puedas llegar a desarrollar proyectos maravillosos.

Por ejemplo, hay un colegio en Barcelona que se llama «Escola Nova 21», que es dirigido por religiosas pero a la vez es una de las escuelas más futuristas e interesantes de todas las que visité para documentar el libro.

Allí están verdaderamente conectados con el tema de la tecnología, con que los estudiantes lleven a cabos proyectos basados en temas de la vida real, donde aprenden a colaborar entre ellos para resolver problemas en un entorno de aprendizaje natural.

Pero, a la vez, todas las maestras son monjas. Y ellas viajan por el mundo hablando sobre la educación en el siglo XXI, sobre cómo preparar a los jóvenes para afrontar desafíos económicos y sociales actuales, como la inequidad y el calentamiento global.

Otro de los proyectos del que hablas en tu libro es la Academia Khan, que en América Latina funciona, por ejemplo, en algunas lugares del Amazonas.

Sí, uno de los retos que constantemente enfrentan los lugares como América Latina es que hay algunos lugares donde el acceso desde los centros urbanos es casi imposible.

Por esa razón se deben crear nuevos modelos, para que los niños y jóvenes puedan tener una buena educación en lugares donde es muy difícil que lleguen los maestros

En mi mundo ideal, yo formaría los profesores de la misma manera en que se le enseña a los médicos»

Y el ejemplo de la Academia Khan es muy bueno porque logra utilizar de forma adecuada las nuevas tecnologías para crear proyectos de educación a distancia, que les funcionan muy bien y que pueden ayudar al buen desempeño de los estudiantes.

Pero lo cierto es que la idea de la Academia Khan necesita de una infraestructura de acceso a internet para funcionar. Y además, aunque tengas la infraestructura, uno de los grandes desafíos que enfrentaba este lugar es la baja retención que tenían los cursos de educación a distancia.

Así que es revolucionario lo que están haciendo allí, porque entendieron el proceso de educación a distancia pero no se olvidaron de la importancia de los maestros para optimizar la educación que se imparte.

«Nos estamos moviendo hacia una sociedad que comparte sus ideas, desde una fuente de conocimiento sin restricciones», esa es una frase tuya, ¿cómo se traduce ese concepto en la educación del futuro?

Uno de los grandes problemas que tiene el sistema educativo actual es que establece una especie de competencia constante entre los estudiantes.

En Corea del Sur -que es uno de los países que visité para escribir el libro- hay un ejemplo extremo de esto: los estudiantes practican un examen a los 18 años para establecer un rango nacional que casi decide cuál es el trabajo que puedes tener y a qué universidad puedes ir.

Básicamente, toda tu salud, riqueza y felicidad, y todo el sistema educativo hasta ese momento es esencialmente una carrera para llegar tan alto como sea posible.

Y esto causa una serie de comportamientos terribles. Los cuatro o cinco años antes del examen, los jóvenes deben pasar estudiando 15 horas diarias los días de semana y el fin de semana, 12 horas. Se vuelven muy competitivos en estos centros de entrenamiento.

El siglo XXI debe ser el inicio de proyectos menos competitivos y mucho más colaborativos.

Allí no comparten el conocimiento. No hay colaboración. Les aterra la idea de hacer un proyecto alterno, porque eso significa que en el tiempo que ellos dedican a eso, los otros están preparando el examen.

Y eso crea un ambiente cerrado, de poca creatividad, nula colaboración. Y ahora sabemos que esos tres valores, apertura, creatividad y colaboración, son fundamentales para el mundo actual.

Estamos enfrentándonos a desafíos que solo podrán ser superados mediante la colaboración y la imaginación humana. Eso nos obliga a contar con personas que estén diseñadas para desarrollar una inteligencia colectiva más allá de una inteligencia individual.

Pero todavía vemos que en nuestros sistemas educativos los estudiantes no comparten el conocimiento ni colaboran porque están compitiendo. Incluso hay maestros que no aceptan que nadie venga a decirles cómo pueden hacer su trabajo mejor.

Una de las cosas que más me impactó cuando era maestro es que ningún colega venía a mi salón de clase y yo tampoco iba al salón de otros colegas. Parece que lo que estamos haciendo es tan vergonzoso que no merece que lo vea nadie. Personalmente, creo que hay que abrir nuestras aulas.

Hay muchos estudios y muy serios que demuestran la efectividad de los sistemas abiertos, donde se fomenta la creatividad, donde se generan más ideas, Y eso nos lo enseña la propia naturaleza: mientras un animal va creciendo, logra ser mucho más efectivo a la hora de concretar y canalizar la energía que necesita para sobrevivir.

Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad colombiana entre el 30 de enero y el 2 de febrero de 2020

Fuente de la Infformación: https://www.bbc.com/mundo/noticias-51229314?fbclid=IwAR1UwBPTA-kTqyQtcrVO68KE7bOerNl-7o54f4J-mzQzmsaRx-dMverZXjI

 

 

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Estados Unidos: What Can We Do About Our Racial and Pandemic Educational Issues?

What Can We Do About Our Racial and Pandemic Educational Issues?

Nine years ago, I began writing this Finding Common Ground blog for Education Week. It started out as a blog focusing on social-emotional learning with about 200 readers a month. As important as social-emotional learning is, especially these days, it wasn’t the only topic I wanted to focus on. If you’re like me, there are countless educational topics you’re interested in, and we never seem to be able to find them in one place. With that in mind, my editor and I started to expand on the topics I wrote about.

It seems as though the last few months have been a surreal experience. When scrolling through my Instagram feed one day, I saw an advertisement for a T-shirt that said, «2020 Sucks.» I understand that many people have that sentiment because of the pandemic and our societal unrest, but the reality is that this is our current reality, and I would rather we learn from it than have it all go away and get back to normal. The other part of that reality is our normal from before the pandemic wasn’t that great for everyone, and the pandemic and societal unrest is bringing about discussions for changes that are badly needed.

Take these for example…

A couple of months ago, I wrote a blog about six reasons students were not showing up for online learning, which you can read here. During that time, it was so easy to blame students and their families for their lack of engagement in school, but I felt that there were deeper reasons why, and the blame game never particularly works when trying to figure out a situation.

A few weeks later, after surveying several hundred students from four countries, I wrote a blog addressing what they wanted us to know about pandemic teaching and learning, which you can read here. Let’s face it, what we experienced during March, April, and May in many school districts around the world was pandemic teaching and learning, not true remote learning. We just were not prepared. Student surveys provided important insight into what they want in their pandemic teaching experience.

We have certainly heard from the adults when it comes to pandemic teaching and learning. 

As we move to the summer, many adults talk about how much they hate online learning at the same time they talk about their concern for students falling behind. The problem is that we have some control over both situations. We know that remote learning will never be as good as in-person learning for most of us, but if we go into these situations always talking about how bad it is, it will indeed continue to be bad.

And lastly, the other vitally important topic we are facing right now is that of racial discrimination and hatred in the U.S. This is not a new topic, although many would rather sweep it under the rug than talk about it. It’s important to note that the police may be at the heart of the discussion after the death of George Floyd, but the reality is that many of our schools have not addressed the racial discrimination that takes place every single day in classrooms. We know that zero-tolerance policies are discriminatory, but we also know that the curriculum we teach and the ways we teach it are also discriminatory.

As much as people in other countries would like to point at the U.S. because of our issues (for good reason), we are not the only country that has racism and discrimination. Just ask many indigenous populations around the world.

After the death of George Floyd, we saw widespread protests around the world, and of course, we also saw looting. There were many people who did not want to protest because they don’t feel comfortable protesting, so a recent blog post focused on what else we can do besides protest. Each of us can make changes in our behavior that will lead to a better living situation for everyone.

And that brings me to the next steps forward. 

Addressing Our Issues
These days, it’s easy to post our distaste around these issues on social media and move on to the next topic. I’ve seen people call others out for not posting their opposition to issues, but I always wonder if those who post end with just posting. Meaning, they really don’t do anything other than post from the safety of their own home.

I would like to do more than post. So, starting this week, we here at Education Week will have a new web show called «A Seat at the Table,» and I will be the moderator. The show will run every other week from 2:00-3:00 p.m. Eastern (it will also be recorded and available for viewing). My first guest will be Tom Guskey, and we will talk about grading and assessment, both from a pandemic view but also an in-person view. Guskey wrote a very powerful article for Finding Common Ground on grading and assessment during the pandemic, which you can find here. Sign up to gain access to our discussion here.

On July 1, my guest will be Zaretta Hammond. Hammond’s work focuses on culturally responsive teaching and the brain, which you can read more about here. Due to the increasing focus on white privilege, the discussion will surely make some of us uncomfortable, but I believe it’s time for us to be uncomfortable and move on to make sure that we are fighting for equity and equality in our schools and communities. Sign up for access to our discussion here.

In July, I will be moderating a conversation with Carol Dweck. A few years ago, I wrote a blog called Why a Growth Mindset Won’t Work, and Dweck wrote a response Revisiting the Growth Mindset. I believe this will be a very deep conversation. So many teachers and leaders are misusing the growth mindset, and we need to explore how to change that. Basically, we need to have a growth mindset around the growth mindset.

«A Seat at the Table» will be a place where we can talk about race, gender, sexuality, and also focus on instructional strategies, student engagement, and how to build collective efficacy among staff. Each guest will bring something different to each educational conversation, and we will not just talk philosophy, but action.

Student and Teacher Voice
Within the show, one of the areas we will explore are questions from students and teachers. One of the ways we will do that is with a short segment called A Question From Tevyn. Tevyn is finishing up 7th grade, and we have a lot to learn from him. It’s important not to just hear the questions from Tevyn but also to understand how they relate to what happens in our classroom.

I am inviting teachers to ask questions as well. We will choose a few teachers for each segment to send in a video question. We are looking for questions that get to the heart of our topic, and lead us to a place where we can take actionable steps after learning from our guest. And given all that we have endured during the pandemic, I believe it’s time to take actionable steps toward improvement.

In the End
The show is not about selling the books of authors. The show is about taking major issues we are facing in education, and talking to the people who have the research, or are taking the actionable steps, to solve them. Guests will be researchers, leaders, and practitioners.

I am excited about this show because I am an education geek. Talking about education is one of my favorite things to do, but taking actionable steps after those conversations is now more important than ever. We have enough talk these days. Let’s explore ways to take action.

Peter DeWitt, Ed.D. is the author of several books including his newest release Instructional Leadership: Creating Practice Out Of Theory (Corwin Press. 2020). Connect with him on Twitter or through his YouTube channel

Fuente de la Informción: https://blogs.edweek.org/edweek/finding_common_ground/2020/06/what_can_we_do_about_our_racial_and_pandemic_educational_issues.html

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El presidente del Consejo Asesor de la OEI reflexiona sobre las reformas educativas en Iberoamérica

Iberoamérica / 3 de marzo de 2019 / Autor: Redacción / Fuente: OEI

El 96% de los niños y niñas de Latinoamérica acceden a la escuela primaria y el 76% a la secundaria. Sin embargo, 3 de cada 4 estudiantes no alcanzan el nivel básico de competencias, según datos de informes como PISA y TERCERankings como el último de The Times sobre las 1.260 mejores universidades del mundo, también indican que, excepto 6 universidades latinoamericanas que figuran en los primeros lugares, el resto de la región aparecen por debajo de las 600. Una década y media después de que comenzaran las reformas educativas modernas, en la región iberoamericana quedan tres grandes retos por afrontar: mejorar la calidad educativa, impulsar la movilidad de los estudiantes y contribuir a crear una auténtica economía del conocimiento que mejore la competitividad.

Estas son algunas de las conclusiones sobre la situación educativa actual en Iberoamérica a las que ha llegado Otto Granados, presidente del Consejo Asesor de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Con una extensa trayectoria política, diplomática y en el sector educativo, ha ocupado el cargo de secretario de Educación Pública de México hasta finales de 2018 y fue el impulsor de la que está considerada como una de las mayores reformas educativas emprendidas en América Latina.

 

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Durante su participación en el conversatorio «Las reformas educativas en Iberoamérica: entre la realidad y la utopía”, que ha tenido lugar esta tarde en Casa de América, Granados ha explicado que en los años 70 la diferencia de retribución o premio salarial entre personas con la educación primaria finalizada y quienes completaban estudios universitarios oscilaba entre el 95 y el 115%. A día de hoy, esa diferencia se ha reducido hasta el 70%. Un exceso de oferta (solo en México hay 4.000 instituciones de educación superior frente a las 83 de España) o una falta de capital humano formado en nuevas tecnologías e innovación que aporten más valor agregado apuntan como principales razones de esta precarización el empleo, según el experto.

«En el momento actual, en el que cada 13-15 meses se duplica el conocimiento existente, algunos países de América Latina producen en sus universidades en un año menos patentes que solo la Universidad de Chicago en el mismo período. Y eso, que podría parecer a priori una grave desventaja, es en realidad un área de oportunidad», asegura Granados.

El presidente del Consejo Asesor de la OEI apuesta una segunda generación de reformas educativas centradas en la búsqueda de calidad, el desarrollo profesional docente y nuevos modelos educativos basados en la innovación y las humanidades. 

Asimismo, Granados ha destacado la necesidad de que las políticas públicas educativas tengan un período de maduración y sean sostenibles en el tiempo, más allá de los cambios de Gobiernos. En este sentido, ha destacado que «organismos como la OEI son esenciales porque contribuyen a la integración y armonización de las políticas educativas a nivel supranacional para alcanzar un mayor impacto».

El conversatorio ha contado con la participación de Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, quien ha expuesto que «no se puede llegar a un gran pacto educativo que pretenda abordarlo todo a la vez, hay que buscar acuerdos parciales de amplio espectro». Enguita también ha expresado que el sistema educativo debe reflexionar sobre temas como la Inteligencia Artificial.

Por su parte, Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, a cargo de la moderación del conversatorio, ha expresado que la educación superior ha entrado con fuerza en la agenda de las políticas públicas en Iberoamérica, una región donde hay más de 30 millones de nuevos estudiantes universitarios, muchos de los cuales son los primeros de sus familias en ir a la universidad. Esto obliga a gestionar las expectativas de esta clase media en expansión para evitar frustraciones.

Fuente de la Noticia:

https://www.oei.es/Oei/Noticia/reformas-educativas-en-iberoamerica

ove/mahv

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 3 de marzo de 2019: hora tras hora (24×24)

3 de marzo de 2019 / Autores: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 3 de marzo de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – El presidente del Consejo Asesor de la OEI reflexiona sobre las reformas educativas en Iberoamérica

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01:00:00 – Radio FAPA. Somos escuela 326. Decreto de convivencia (Audio)

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02:00:00 – Panamá: Sistema educativo está colapsado

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302765

03:00:00 – El sitio del magisterio (Artículo de Manuel Gil Antón)

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04:00:00 – Paraguay: Organizaciones de sociedad civil presentan Observatorio Educativo Ciudadano (Audio)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/302752

05:00:00 – Entrevista a el docente argentino finalista del premio Nobel de educación +Info (Video)

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06:00:00 – Libro: Sistematización de materiales educativos para la prevención del embarazo adolescente, Chile (PDF)

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07:00:00 – Hilos de Twitter sobre educación que te harán reflexionar (Artículo de Miriam Egea)

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08:00:00 – Libro: Nuevos desafíos en educación. Una mirada interdisciplinaria (PDF)

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09:00:00 – Pedagogías críticas y educación popular – Seminario virtual CLACSO (Video)

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10:00:00 – Libro: Educadores con perspectiva transformadora (PDF)

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11:00:00 – Ecuador: ‘Revolución educativa’ y Educación Popular (Artículo de Rosa María Torres)

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12:00:00 – ¿Cuánto cuesta el material escolar en Chile y en otros países de la región?

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13:00:00 – El Lado Educativo De Youtube

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14:00:00 – Perú: Solo 6 de 48 lenguas originarias están incluidas en el plan nacional educativo del país

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15:00:00 – Ignorancia política, ¿otro fallo del Sistema Educativo? (Artículo de Mireia Long)

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16:00:00 – Argentina: Congreso de Ajedrez educativo y discriminación a las ajedrecistas

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17:00:00 – Pablo Poó: “Hay mejores métodos de evaluación que los exámenes tradicionales”

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18:00:00 – Nicaragua supera a sus docentes para reforzar sistema educativo

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Aida Terrón: «La sociedad empuja al profesor a formar consumidores»

España / 21 de enero de 2017 / Autor: Óscar Pandiello / Fuente: El Comercio

La experta en Historia de la Educación habló sobre educación y valores en una de las actividades del grupo docente Eleuterio Quintanilla

Aprender tanto de las desgracias y como de los aciertos que ofrece la historia es uno de los aspectos básicos de la formación del alumno. Esta es una de las premisas sobre las que trabaja el Grupo Eleuterio Quintanilla, creado en 1994 por profesores de distintas etapas educativas con el objetivo de fomentar la tolerancia y la interculturalidad en las aulas. A lo largo de estos días, el grupo ha rescatado en el Antiguo Instituto de Gijón material didáctico elaborado hace diez años bajo el título ‘Pensad que esto ha sucedido. Lecciones del Holocausto‘.

Ayer, la proyección de la película ‘La profesora de historia‘ sirvió para poner en común entre profesores y alumnos algunas de estas enseñanzas que deja una de las mayores desgracias de la humanidad y, al mismo tiempo, debatir sobre algunos de los mayores problemas a los que se enfrentan los docentes.

«En la película se muestra cómo una profesora francesa logra movilizar a un grupo de alumnos marginales y con poca predisposición al estudio con un trabajo sobre el Holocausto. Hace que ellos mismos se impliquen y se motiven con el trabajo a través de un modelo educativo por proyectos, lo que podría dar una pensar una cuestión básica: ¿Por qué no todos los profesores optan por este tipo de métodos en vez de modelos más clásicos?», se pregunta Aida Terrón, experta en Historia de la Educación de la Universidad de Oviedo que ayer presentó la película.

Ella misma, sin embargo, aporta una respuesta a esta problemática: «La solución no es técnica. No sirve de nada que la educación se afane en dar respuestas y ofrecer valores cuando al final parece que el entorno social en el que se desenvuelve el joven contradice todo lo que se dice en las aulas. Parece que la sociedad está empujando al profesor a formar consumidores», subraya Terrón.

En la película visualizada ayer, la profesora que saca adelante este proyecto sobre el Holocausto parece la «única que pide comprometerse en una institución rígida» como el instituto en el que se desenvuelve. Esto, trasladado a las aulas actuales, genera el llamado «síndrome del profesor quemado», es decir, aquel que se desengaña del sistema educativo y pierde la motivación por aplicar nuevos modelos educativos que enganchen al alumno.

Barbarie en la civilización

El papel de la educación a la hora de evitar nuevas catástrofes, sin embargo, genera algunos interrogantes. «¿Cómo es posible que la Primera o la Segunda Guerra Mundial estallasen en las poblaciones más cultas del mundo? Son pueblos escolarizados que no pudieron evitar el conflicto», reflexiona. Conocer la historia, pese a ello, supone un punto de partida necesario para convertir al niño en un «sujeto moral» capaz de posicionarse, en primer lugar, dentro del aula, donde convive con compañeros de procedencias y sensibilidades muy diversas.

Fuente de la Reseña:

http://www.elcomercio.es/gijon/conferencia-aida-terron-holocausto-gijon-20180116000813-ntvo.html

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Álvaro Marchesi: «La innovación pedagógica ha de ser un medio, no un fin en sí mismo»

El objetivo debe ser conseguir avances significativos en la personalización del aprendizaje, según este catedrático.

Innovar no es estar a la última moda o tendencia educativa. Es más, para Álvaro Marchesi, catedrático de Psicología evolutiva y de la educación, para conseguir esta transformación en el modelo de aprendizaje que demandan la sociedad y la escuela actuales es fundamental llevar a cabo una reflexión previa «para diseñar una estrategia pedagógica en la que la innovación ha de ser un medio, no un fin en sí mismo». El objetivo debe ser, sugiere, «conseguir avances significativos en la personalización del aprendizaje, donde el alumno sea el centro y donde la clave está en que el profesor aprenda a gestionar la singularidad de cada uno de sus alumnos para conseguir el máximo potencial de todos».

Sentido y sensibilidad ante las emociones

«Demasiadas veces a nuestros docentes se les bombardea con recetas mágicas, recursos, pautas pedagógicas muchas veces no contrastadas o no ligadas a una evaluación o a un resultado concreto». Entre tanta confusión y tanta urgencia de cambio para Marchesi, hay que destacar entre todas las competencias a desarrollar «dos grandes olvidadas que resumen la importante tarea de nuestros docentes: la del sentido de la educación, y la de la sensibilidad ante las emociones y dificultades de los otros. Estos dos elementos me parecen fundamentales en la escuela del mañana».

Así pues, a su juicio una escuela innovadora es «un proyecto colectivo integral comprometido con la mejora de la calidad y la equidad educativa en la que es necesario un trabajo participativo y reflexivo de todo su claustro, en aras de conseguir alumnos más competentes y que sepan gestionar sus emociones y relaciones afectivas».

Metodologías activas

La respuesta está para Marchesi en las metodologías activas. «Estas metodologías son una herramienta comprobada de gran utilidad para atender y desarrollar la individualidad de cada alumno, y son imprescindibles para que nadie se quede atrás en el aula».

Porque, como apunta el también ex secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), «estas metodologías atraen la atención y la motivación por el aprendizaje de los alumnos, puesto que el interés moviliza los esquemas cognitivos y construyen nuevos conocimientos». «Estos nuevos modelos favorecen las conexiones entre las dimensiones cognitivas, sociales y emocionales implicadas en el proceso de aprendizaje», añade.

Nuevos modelos educativos

En definitiva, concluye Marchesi, «nuevos tiempos requieren de nuevos modelos educativos y nuestros profesores demandan una formación práctica, consistente y eficaz para poder integrar nuevas herramientas pero de una forma pautada, medida y natural, no impuesta ni forzada. Y para integrar esta nueva estrategia educativa, los docentes necesitan del apoyo de todos los agentes sociales, no solo de las instituciones, para reforzarles en su trascendente labor de formar a los ciudadanos del mañana». Sin duda, añade, «debería existir muchísimo más apoyo al profesorado, más orientación, más desdoblamientos, más docentes en cada área… o cualquier aspecto que les confiera la importancia que tienen».

Sin duda el desarrollo profesional de estos, añade por último, «debería estar incluido el Pacto Educativo. Y también un mecanismo de reconocimiento de méritos educativos por su dedicación docente». Pero la escuela del futuro, advierte este catedrático, «se construye lentamente, en función de las condiciones socioeducativas del país. De hecho, ya estamos en ello. Pero la escuela del mañana es el horizonte al que nunca se llega».

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Cuáles son las metodologías más modernas que se aplican en las escuelas a nivel mundial.

6  de diciembre de 2016/Fuente: tn.com.ar/

No tan lejos, la escuela tradicional valoraba la lección oral, aunque sólo fuera para memoriosos. El silencio era el mejor modo de trabajo y “señorita”, el primer nombre de las maestras. Los bancos permanecían inmóviles y salir del aula era toda una expedición.

Desde aquellas prácticas representativas de otra época, con el tiempo, comenzaron a aparecer nuevos modelos educativos que replantearon la forma tradicional de enseñanza, pensando en los cambios necesarios para una escuela de este siglo.

Esas experiencias cuestionan una enseñanza basada en la transmisión de información y proponen nuevas metodologías, la inserción en el mundo digital, alumnos que participen en el aprendizaje, que construyan sus conocimientos en forma colaborativa y docentes que acompañen ese proceso y logren lo mejor de cada uno.

De Finlandia a Corea del Sur: las experiencias en el mundo

Diferentes colegios en el mundo han puesto en práctica proyectos centrados en un aprendizaje innovador y personalizado, con herramientas de la tecnología, adaptados a los avances del conocimiento y las neurociencias, con entornos más amenos y espacios que ofrezcan una mayor autonomía a los alumnos.

Inaugurada en 2010, la escuela Saunalahti en Espoo, al oeste de Helsinski, Finlandia, es un buen ejemplo. El edificio está diseñado para fomentar el uso de aulas no tradicionales que faciliten la interacción, colaboración y el aprendizaje grupal.

Todos los espacios son potenciales lugares de aprendizaje y cuenta con puertas y entornos de vidrio que potencian el ingreso de la luz natural, evitan la sensación de encierro y hacen visible el trabajo en los talleres. Además, el edificio fue pensado como un espacio abierto a la comunidad: cuenta con un centro de día para ancianos, guardería, gimnasio y biblioteca pública.

El proyecto pone el acento en el aprendizaje del arte, la práctica de actividad física y el trabajo manual -porque mejoran el rendimiento académico en otras áreas- y el modo de aprender es “haciendo”.

Una de las aulas en la escuela moderna Saunalahti, de Finlandia.

Las escuelas finlandesas se encuentran en los primeros puestos en los informes PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) junto a países de Asia como Corea del Sur, Singapur, Hong Kong, Shanghai, en China, con resultados que los ubican entre mejores sistemas educativos del mundo.

En Holanda, siete escuelas están implementando un modelo innovador denominado Steve Jobs School que se caracteriza por aprender a través de iPads. El plan de estudio que tiene cada alumno es personalizado y los programas de aprendizaje web adaptados según sus resultados.

Cada niño avanza a su ritmo y definiendo sus propias metas de aprendizaje, siendo el maestro el “guía de sus talentos”. En estas escuelas no se utilizan cuadernos y los chicos pueden continuar sus aprendizajes en cualquier lugar y enviar sus avances al docente a través de una captura de pantalla. Existe, además, un espacio de aprendizaje en colaboración.

En Inglaterra, el colegio Shireland Collegiate Academy, la enseñanza se realiza a través de clases invertidas o Flipped Learning, un sistema en el que el alumno hace la tarea antes de que se dicte la lección, utilizando la tecnología para responder las preguntas planteadas por el maestro sobre el tema que se verá en la clase.

El acercamiento previo facilita la comprensión de los contenidos y le permite al docente centrarse en el análisis de los temas. También, incentiva el compromiso del estudiante con su aprendizaje y el uso de la herramienta digital como fuente de información.

En la región, a partir del año próximo, abrirá sus puertas en Punta del Este, Uruguay, International College, una institución bilingüe que incorporará a alumnos en los niveles preescolar, primario y secundario. El proyecto pone el acento en las áreas artística, deportiva y tecnológica.

El establecimiento cuenta con tecnología avanzada en materia educativa. Todas las aulas tendrán pizarrones inteligentes que se reproducen en la tableta de cada uno de los chicos, integrando la tecnología al proceso de enseñanza.

Los alumnos interactúan con el docente a través de un software que permite la autoevaluación de los aprendizajes en forma constante y personalizar la tarea según sus resultados. “Desde el kinder, trabajamos en proyectos con tecnología robótica e informática a través de todo el período de primaria”, explica Iara Lindemann, directora general del instituto.

Para elaborar el proyecto educativo se basaron en modelos de escuelas innovadoras y de vanguardia de diversos países. “Hemos hecho un compendio para sacar un producto único en la región, para lograr estándares altísimos a nivel educativo y en la formación en valores”, precisa el doctor Daniel Reta, presidente del Consejo Educativo del International College.

El proyecto incorpora, además, la materia educación ambiental para fomentar el desarrollo sustentable y un programa sobre valores, “Aprender a amar”. Además del aprendizaje de inglés y portugués, en los cuatro primeros años del nivel secundario, la institución enseña chino mandarín. “No sólo porque es el idioma con más futuro en el mundo de los negocios, sino porque tiene una complejidad diferente a las lenguas latinas y ejercita ambos hemisferios del cerebro”, especifica Reta.

Otro aspecto destacable es la visión de la institución acerca del rol de los padres. “Tradicionalmente, los padres están de la reja para afuera. Nosotros los integramos al proceso educativo, queremos que sean parte, que se involucren, porque es esencial para que los chicos tengan un mejor rendimiento”, asegura el presidente de la institución.

Entre las propuestas, ofrecen a los padres cursos de formación académica, participar en coros con sus hijos, almorzar con ellos o realizar actividad física, porque el centro deportivo funciona como un club integrado al colegio. “La familia va a tener la posibilidad de incluirse dentro de los programas de nivel educativo de actividad física y de deportes”, señala Andrés Barrios, profesor de Educación Física y director deportivo.

El complejo –un área total de 50.000 m2- contará con un campus deportivo con canchas reglamentarias para niveles superiores de competencia de diversos deportes y un gimnasio con equipamiento de última generación.

El predio tendrá, también, un área destinada a alojar a alumnos de lugares distantes del país o del exterior y para profesores extranjeros. La biblioteca será pública, de libre acceso. Inclusive podrán incorporarse a las actividades deportivas aquellos que no opten por el proyecto educativo. “El colegio está concebido para que sea utilizado por la comunidad”, enfatiza Reta.

Fuente: http://tn.com.ar/salud/lo-ultimo/como-educar-un-cerebro-en-el-siglo-xxi_758358

Imagen: cdn.tn.com.ar/sites/default/files/styles/650×365/public/2016/12/03/58436222487ac1203_escuela_inglesa_g.jpg

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