África / Sudan del sur / 10 de julio de 2016 / Por: UNESCO
Los pastores que se sentaron por primera vez en un aula para estudiar con miras a convertirse en capacitadores comunitarios se sintieron muy lejos de los campos donde pastaba el ganado. A los profesores les costó cierto esfuerzo romper el hielo. A los jóvenes les impresionó ver que una mujer dirigía el curso de formación; en la aldea, a las mujeres se les puede ver, pero no se les oye.
Los nuevos alumnos se adaptaron rápidamente al novedoso contexto cultural, en el que debían permanecer sentados largas horas y, además, lejos de la familia, los amigos y las vacas. Pasaron de contar relatos sobre cuatreros y agresiones, a escuchar atentamente, participar en debates colectivos, representar escenas dramáticas, leer en público y criticarse mutuamente. Se entablaron nuevas amistades para llenar el vacío de los ausentes. Comenzaba a surgir una familia de capacitadores.
El proyecto conjunto de la UNESCO y la FAO titulado “Enhanced Knowledge and Education for Resilient Pastoral Livelihoods in South Sudan,” [Fomento de conocimientos y educación para fortalecer los medios de subsistencia de los pastores en Sudán del Sur] se lleva a cabo en cinco condados del Estado de Lakes en Sudán del Sur, con la ayuda de fondos procedentes de la Unión Europea y el apoyo de ministerios nacionales y estatales. La iniciativa está destinada a niños, jóvenes y adultos de una zona que padece por la falta de acceso a oportunidades educativas y los conflictos generados por la inseguridad alimentaria, el desempleo juvenil y el robo de ganado.
Un premio y una bienvenida digna de un héroe
Michael, que obtuvo un premio por su labor en el curso y recibió una bienvenida digna de un héroe al volver a su aldea, afirmó: “Puedo recordar todo lo que aprendí, hasta las características y los síntomas de un animal cuando está enfermo”.
Michael cree que el logro mayor fue aprender a desarrollar sus ideas empresariales.
“En cuanto el profesor empezó la lección, yo podía ver por qué la gente que había intentado crear negocios en la aldea había fracasado y qué oportunidades había allí”, dijo.
Al volver a casa le concedieron algunos días de descanso en los que no tuvo que salir a pastorear el ganado, tarea que quizá no vuelva a realizar nunca más, porque a partir de ahora será el maestro de la aldea. De hecho, ya empezó a instruir en su propio hogar a sus hermanos y algunos vecinos con las competencias que ha adquirido.
Por primera vez se ponen en tela de juicio antiguas querellas
Cuando se le preguntó si la formación había transformado algún aspecto de su vida, Michael dijo: “Siempre odié a los maesros y ahora quiero ser uno de ellos. Además, nunca creí que hubiera motivo alguno para dejar de pelearnos y vengarnos de otras tribus, de una generación a la siguiente. Ahora soy capaz de poner en tela de juicio ese comportamiento”.
Ahora hace planes para ayudar a su comunidad en lo tocante a la cría de animales y para diversificar sus medios de subsistencia mediante la incorporación de otras actividades, tales como la horticultura y la creación de una cooperativa.
Mabut, tío de Michael, dijo que el proyecto había sido el mayor regalo que nadie hubiera podido hacer a Sudán del Sur. La mayoría de la gente hacía caso omiso de los pastores y, por ese motivo, ellos tuvieron que armarse para proteger sus propiedades.
Añadió que la educación reduciría las matanzas sin sentido en la región, porque los jóvenes propensos a la violencia tendrían otras perspectivas de vida más amplias, estarían ocupados con los estudios y hallarían otras maneras de ganar dinero.
Mabut, que es analfabeto, apenas puede esperar a que comiencen en su aldea los cursos de alfabetización y aritmética. Ya se imagina a sí mismo de alumno y dice que si la UNESCO y la FAO se retrasan mucho, le pedirá a su sobrino Michael que empiece a dar clases por su cuenta.
Jasper Okodi, coordinador del proyecto en la oficina de la UNESCO en Juba, declaró: “La mayoría de las familias pastoriles asignan el cuidado del ganado a sus hijos mejor dotados, porque los consideran un valor familiar, de modo que esos muchachos no reciben instrucción”.
La UNESCO y la FAO han unido sus fuerzas para promover el modelo de escuelas ambulantes para las comunidades pastoriles denominado PLEFS (por sus siglas en inglés), que combina la instrucción con el fomento de los medios de subsistencia, a fin de llegar a las comunidades de pastores en las zonas ganaderas. El proyecto piloto de formación de formadores se desarrolla ahora en pequeña escala, pero hay planes para ampliarlo a otras regiones cuando los fondos estén disponibles.
Fuente: http://www.unesco.org/new/es/education/resources/online-materials/single-view/news/south_sudan_cattle_herders_go_to_school_to_become_community/#.V4Jwq-vhDIU