Argentina/20 septiembre 2016/Autora: Paola Bruno/Fuente: mendozapost
Una posibilidad de recuperar una mala nota tras otra. En febrero, mayo, julio, octubre, diciembre y la lista se sigue engrosando con “múltiples opciones”. Y el adolescente que va a la secundaria tiene claro (yo diría, clarísimo) que cuando le va mal en un tema, no importa que materia sea, tiene muchas oportunidades de volver a rendir ese tópico y no toda la materia. Es decir, si tiene mil posibilidades, las usa todas.
Esta supuesta “flexibilidad” del sistema (que ayudaría al alumno) ha traído un fracaso educativo tras otro y de calidad, ni hablar. En la actualidad, hay pocos alumnos que construyan más contenidos y sumen competencias comunicativas, por el contrario, sienten que la escuela secundaria no les sirve para el mundo del trabajo.
Ella es clara: “Hacer cada vez más laxo el sistema no contribuye con la cultura del esfuerzo”. Ella es Agustina Blanco, consultora en temas de mejora escolar y magister en Relaciones Internacionales de la Universidad de Nueva York, Estados Unidos. La especialista llegó a Mendoza para participar del Pre Foro de Calidad Educativa 2015, que se realizó el 2 de julio en el Hotel Diplomatic.
– ¿Por qué no funciona el sistema de evaluación en la secundaria?
– Soy muy escéptica a estar permanentemente bajando la vara, los chicos son muy vivos, saben que si les dan diez mil oportunidades las van a aprovechar hasta el final. Hacer cada vez más laxo el sistema no contribuye con la cultura del esfuerzo.
– ¿Qué habría que hacer para mejorar?
– Primero, tener un enfoque integral de la evaluación. Por ejemplo, detectar en forma temprana a los chicos que no están a nivel para acompañarlos desde el lado de la pedagogía, tras el objetivo que estén mejor. Nadie quiere perder a la mayoría de los chicos porque les va mal.
En segundo lugar, hay que inyectarle un poco de rigor a los profesores y a los alumnos. No hay que bajar la vara y sí hay que subir las expectativas sobre los docentes y los estudiantes.
– Pero la vara está baja. Hoy, por ejemplo, los chicos escriben “bida” y no “vida”, no interpretan lo que leen e igual pasan de año.
– Da mucha tristeza. Uno quisiera que los chicos puedan recibir en la escuela tanto lo cognitivo como las habilidades blandas. Que todos se reciban con esto para desarrollar una vida plena en el futuro; y eso tiene que ver con tener juicio crítico, poder decidir por sí mismo.
– ¿Cómo se cambia este sistema educativo?
– Con un enfoque integral. Y uno de los aspectos fundamentales es la formación docente y el aumento de las expectativas, tanto en los alumnos como en los docentes. Tenemos que volver a “enamorar” a los alumnos con el conocimiento, tenemos que invitarlos a que se fascinen con lo que les enseñamos.
– ¿Cómo se hace para volver a “fascinar” a los alumnos con la escuela?
– Con un sistema educativo integral, pero sobre todo con un docente altamente calificado. Pienso en un profesional que ingresa con un bagaje interesante de conocimientos y competencias. Pero después, en el día a día, estudia constantemente, se actualiza, trabaja en equipo (esto de pensar juntos) y es parte de un proceso en el que se tomen decisiones. Así se forma a un verdadero profesional, no solo en educación, en todos los ámbitos.
– ¿Por qué los chicos creen que hoy la escuela no les sirve para el mundo laboral?
– Los chicos le encuentran poco sentido a la escuela. Sobre todo por lo que ellos piensan que pueden necesitar en el futuro. También me parece que hay poca articulación entre la escuela y el mundo laboral, debiera haber más diálogo respecto de las necesidades de los chicos. Creo que hay un tercer factor que tiene que ver con la capacitación docente, ya lo dije, hace falta modernizar el sistema y que se adapte más a nuestra actividad.
«Los chicos le encuentran poco sentido a la escuela».
– ¿Por qué en la Argentina no van de la mano la equidad y la calidad educativa?
– Me parece que las últimas décadas en la Argentina hubo una gran cantidad de alumnos que ingresaron al sistema educativo formal, esto es lo positivo. Lo que creo es que no se ha dado es un acompañamiento simultáneo de profesionales bien formados que se requieren para poder recibir a estos chicos y estar bien preparados frente al aula y enseñar a un alto nivel.
– Muchos docentes se quejan y dicen que la escuela es una guardería, es decir, los chicos van pero no aprenden los conocimientos y habilidades básicas.
– Y mientras no haya una inyección muy fuerte en la formación docente va a ser muy difícil ver un cambio. Hay mejora en algunas provincias, por ejemplo Salta. La esencia del sistema educativo de calidad está en la formación de buenos docentes y directores. Con esto se logra no solo retenerlos, también hay que garantizar el piso de aprendizaje de los chicos para que tengan un futuro mejor.
La formación docente de calidad, ¿incluye al profesor taxi?
– Claramente, no. Los profesores tienen que estar al menos un turno completo en una escuela y tener espacios de diálogo y reflexión, capacitaciones rentadas de planificación, eso es lo que hace a un profesional. Si no es pedirle que sean héroes y que lleguen a sus casas y empiecen a pensar cómo armar una clase, qué didáctica fantástica generar para que los alumnos se interesen. Muchos docentes están superados, abrumados y es comprensible.
Para construir calidad
Agustina Blanco también es licenciada en Administración de Empresas, coautora del libro La Escuela Protagonista (Temas, 1999) y miembro de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés. En la actualidad es miembro del consejo asesor de Educar 2015 y está trabajando en el desarrollo de una plataforma digital para la formación de Directores de Escuela para América Latina.
La especialista llegó a Mendoza y disertó en el Pre Foro de Calidad Educativa, que por primera vez se realizó en territorio mendocino. El encuentro estuvo organizado por el Proyecto Educar 2015, la Mesa de Encuentro por la Educación de Mendoza y el Consejo Empresario Mendocino.
El foro fue un momento de reflexión para mejorar el sistema educativo, sobre todo para hablar sobre la calidad.
Participaron prestigiosos profesionales y autoridades del Gobierno escolar. En este sentido, Blanco analizó el caso de Finlandia, país que se ubica en la excelencia de la calidad educativa.
– ¿Qué hizo Finlandia para ser número uno?
– Fue un proceso a largo plazo y tuvo un consenso republicano muy amplio. Fueron trazando objetivos y respetaron los tiempos del proceso. Llegaron a un alto nivel; ellos lograron equiparar equidad y excelencia academia en la mayoría de los alumnos.
Cuando vieron los resultados de los exámenes PISA (Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Programme for International Student Assessment) fue una gran sorpresa. Repito, el proceso fue gradual y comenzó en 1974.
– ¿Cuáles fueron los pilares de este sistema educativo?
– Cambiaron a lo largo del tiempo, pero básicamente son: profesionalismo de los docentes, confianza, colaboración y responsabilidad compartida.
¿Se podrá lograr en la Argentina?
– Se puede debatir el modelo, lo que es clave es que el núcleo central es garantizar una formación docente de excelencia. También se necesita un gran involucramiento de la sociedad para que realmente el sistema educativo se pueda transformar.
– ¿Cómo trabajan otros países de la región?
– Y, por ejemplo, Argentina y Chile hace unos doce años estaban equiparados, los resultados PISA daban más o menos igual (400 y 410); ahora, hay una brecha importante. Lo que hizo Chile es ser más riguroso con la formación docente y la evaluación; hoy evalúa a sus docentes, fue un diálogo difícil con los gremios, pero finalmente aceptaron. Se definieron los estándares de la buena docencia y eso repercute. Tuvieron algo claro “todos los chicos pueden estar en el sistema”.
– Los países con alta calidad educativa, ¿cómo atienden la diversidad?
– Tienen aulas heterogéneas porque saben que tienen chicos con distintos ritmos de aprendizaje, tienen planificaciones para cada caso. Un docente que tuvo mentores, que tuvo muchas prácticas, logra poner a trabajar a los chicos en equipo; se sabe que es mucho más estratégico juntar a los estudiantes que tienen el mismo grado de dificultad y que se las arreglen hasta que solucionen la consigna. Y a los que están más avanzados juntos, y quizá después pueden cambiar. Se hace en todas partes del mundo.
– Y la tecnología, ¿que rol cumple?
– A la tecnología hay que incorporarla, entenderla y quererla. Los chicos la necesitan porque el mundo laboral se lo va a pedir.
Fuente: http://www.mendozapost.com/entrevista/13601/