Costa Rica/07 diciembre 2017/Fuente: El Mundo
El tema del aborto ha tenido una transformación notoria en la historia de la educación costarricense. Desde un inicio el MEP ha defendido el derecho humano a la vida, y en el campo de la educación sexual, el documento más notorio son las “Políticas de Educación Integral de la Expresión de la Sexualidad Humana” (2001). Dicha Política está vigente y está fundamentada en el ordenamiento jurídico costarricense (art. 21 de la Constitución Política, arts. 2 y 50 del CNA, art. 4.1 del Pacto de San José, y art. 31 del CC). En ella se indica que el ser humano es persona desde el momento de la concepción. Literalmente define que la persona es un “ser humano –considerado desde su fecundación– con sentido de trascendencia, dignidad, amor, convivencia, ternura y disposición para ejercerlas y expresarlas” (MEP, 2001, p. 17). Asimismo, establece que los docentes deberán ser capacitados para el “desarrollo de metodologías participativas […] en el contexto de los valores fundamentales sobre la vida, el respeto, el amor y la familia” (p. 20).
La dignidad de la vida humana desde la concepción empezó a ser atacada en el MEP hasta el mandato de Leonardo Garnier. Todo esto se presentó con el advenimiento de lo que llegaría a ser el primer programa exclusivo sobre educación sexual. Las primeras noticias del deseo de formular este programa iniciaron en el 2008. Un año después, cuando en el Consejo Superior de Educación (CSE) se hablaba formalmente del tema, el señor Guillermo Vargas, quien fue el ministro de Educación que dio a luz a la Política antes mencionada, expresó lo siguiente: “Un elemento central que yo quiero ver claramente establecido en esta propuesta, tal y como lo dice la política integral de la sexualidad humana, es el postulado esencial del respeto absoluto a la vida humana desde su concepción y hasta su muerte natural” (Acta 54-2009, art. 4).
Años más adelante, y a pesar de la oficialidad de la Política y la solicitud expresa hecha en el seno del CSE, en el acta 17-2012 el ministro Garnier expresa su negativa a reactivar los lineamientos establecidos de la siguiente forma: “Ese documento, aunque tuve conocimiento de él en algún momento, ahora no lo tengo presente. Me preocupa que en esta misma sesión aprobemos un programa y al mismo tiempo reactivemos un documento que podría estar vigente, esto sí puede confundir a la gente […] agradecería tal vez no explicitarlo en este momento para evitar confusión” (art. 3).
El resultado del cuestionamiento del valor de la vida intrauterina fue devastador. En el Programa de Afectividad y Sexualidad Integral del 2012, se determinó que en clases había que conversar sobre “la necesidad de la prevención del aborto tomando en cuenta la etapa de formación que tiene un bebe a las 12 semanas (que es el tiempo máximo consignado para abortar en aquellos países donde es legal)” (MEP, 2012, p. 107). Ahora ya no solo era posible hablar a favor del aborto, sino que se traían a considerar las leyes extranjeras.
Ya en los programas de sexualidad del 2017, varios elementos facilitan la discusión a favor del aborto, como una actividad en donde “cada estudiante portará un cartel que contendrá una pregunta como la siguiente: ‘¿Cree usted que el decidir si quiero tener o no hijos/as es un DERECHO HUMANO?’ […] A partir de dichas respuestas se […] aclara cuáles efectivamente son derechos sexuales y derechos reproductivos y cuáles no lo son” (MEP, 2017, p. 46). La actividad es ambigua en su intencionalidad y puede usarse para justificar una enseñanza proaborto, al ser el docente quien decide si es o no es un derecho.
Como si fuera poco, en un Manual de Actividades del MEP (2016) para complementar los programas de tercer ciclo, viene una “Carta de Derechos Sexuales y Reproductivos” (pp. 11-12) de la IPPF, el centro abortista más grande del mundo.
¿Es esta la Costa Rica que queremos? ¿Estamos siendo consecuentes con las leyes de nuestro país? Ya lo decía Mauro Fernández, “legalizar el aborto es un proceder que todavía no cala en el ser del costarricense y suele generar severos conflictos psicosociales” (1-11-2017, párr. 4).
Fuente: https://www.elmundo.cr/analisis-pedagogico-2-aborto-los-programas-educacion-sexual/