Por: Luis Bonilla-Molina/CII-OVE
En estos días se ha roto el acostumbrado silencio mediático internacional sobre lo que ocurre en Paraguay. Pareciera como si el fantasma de Stroessner siguiera imponiendo un velo comunicacional a la lucha de clases en ese país. Esta opacidad ha sido resistida a través del tiempo por distintas organizaciones de la sociedad civil e individualidades, desde las ligas cristianas campesinas, el movimiento sindical y el profesorado organizado, hasta personalidades icónicas como Margarita Durán Estragó y profesionales de distintas áreas entre los que se cuentan Alfredo Boccia, Andrés Colmán o Milda Rivarola. Hoy es el Frente Sindical y Social quien resiste a este embate neoliberal de querer modificar el régimen de pensiones y jubilaciones.
La propuesta de Ley procura generar un “borrón y cuenta nueva” a las deudas que tiene el Ejecutivo de ese país con la Caja del Seguro Social, quebrar definitivamente los menguaos rastros del régimen solidario de pensiones y abrir camino al aumento de la edad de jubilaciones de 60-62 años a 75 años de edad, aunque lo que hay de fondo es una exigencia del Fondo Monetario Internacional para otorgar créditos soportados en los ahorros de jubilación. Pero este despropósito ha conseguido resistencia en las calles.
Un país con menos de ocho millones de habitantes ha visto despertar a su clase trabajadora clasista y dejado caer la careta del sindicalismo burocrático, pues las cinco centrales sindicales han suscrito el pacto con el gobierno contra la clase trabajadora. Tanto la histórica CUT, como su deriva la CUT-A, como la CNT, CGT, CPT firmaron un acuerdo para vender la seguridad social de la clase trabajadora paraguaya
El pasado martes 12 de diciembre las fuerzas sociales y sindicales clasistas se plantaron frente al parlamento para exigir que no se aprobara el proyecto de Ley. Al final del día, las fuerzas policiales arremetieron contra los manifestantes deteniendo a 31 militantes del combativo sindicato SITRANDE. Durante horas. Los manifestantes resistieron y se replegaron a una distancia prudencial para exigir la liberación de los detenidos. En horas de la noche, la insistencia de los gremios, entre los cuales destaca la Organización de los Trabajadores de la Educación Pública – Sindicato Nacional (OTEP-SN) y SITRAFACSO de la Universidad del Paraguay, lograron que se liberaran los detenidos. A la salida de prisión Adolfo Villalba, máximo dirigente de SITRANDE, gritaba a los cuatro vientos que nunca se había sentido tan orgulloso como en esta oportunidad, por haber ido a la cárcel por una causa popular justa.
Al día siguiente, el 13 de diciembre a primera hora entrevistamos a la presidenta de la OTEP-SN la profesora Blanca Ávalos, mientras los manifestantes se autoconvocaban a partir de las 8 de la mañana frente al parlamento. A media mañana un grupo de diputados, rompiendo el quorum necesario se acercaron a los manifestantes a escucharlos. Sin embargo, horas mas tarde, el Ejecutivo aliado con los parlamentarios del expresidente neoliberal Cartes, hicieron un despliegue sin precedentes, que incluyó traer en aviones rentados a diputados que se encontraban al interior del país, para lograr quorum y en sesiones breves y continuas aprobar la deplorable Ley de Superintendencia de Jubilaciones y Pensiones.
Esta situación abre una nueva etapa en la lucha social en el Paraguay, mientras las fuerzas sindicales clasistas trazan una estrategia para impedir la aplicación y efectos de la aprobación de la Ley, convocando a una reunión unitaria y clasista para el lunes 18 de diciembre. Lo novedoso es la rearticulación del Frente Sindical y Social, del cual han decidido ahora formar parte el Frente de Funcionarios Públicos en su mayoría base social de la actual administración del gobierno paraguayo, veremos si logran superar las presiones que vendrán.
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El fin de año y los primeros meses del año 2024 parecieran presagiar una creciente conflictividad en las calles para frenar las políticas neoliberales e la alianza del viejo Partido Colorado con los seguidores del expresidente Cartes y la burocracia sindical.