«Lo importante es demostrar el valor de tu trabajo, no desde qué lugar lo haces»

 

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Leena Taimi, en la sevillana Plaza del Pan. / Foto. Manuel Gómez

Leena Taimi es directora de Estrategia y Planificación de Operaciones Globales de Nokia. Es precursora de cómo lograr vivir en Sevilla y trabajar desde su domicilio para una multinacional. Coordina por videoconferencia a un departamento con 9.000 personas

Si Sevilla apostara por incrementar su padrón y crecer económicamente captando profesionales de alto nivel (sean o no jóvenes ‘knowmads’, tendencia imparable en la sociedad global), toda vez que las telecomunicaciones hoy permiten trabajar al unísono mediante internet con cualquier jefe, socio, compañero o cliente de cualquier lugar del mundo, debe conocerse a Leena Taimi, que lo ha hecho por su cuenta y riesgo desde hace 15 años. Nadie se imagina en el entorno de la Alfalfa y la Plaza de San Leandro que esta vecina trabaja desde su domicilio coordinando a 9.000 personas de 4 continentes, y reportando directamente a jefes que son vicepresidentes de Nokia, cuyo cuartel general está en Espoo (Finlandia), a 3.329 kilómetros de Sevilla.

Cuando era universitaria, conoció en Gottingen (Alemania) al estudiante sevillano Javier López Esparza. Ahora son un matrimonio, con dos hijos, ambos nacidos en Sevilla. Él comercializa a nivel internacional frutas y hortalizas de agricultores sevillanos desde la empresa Foasat, con sede en Peñaflor. Leena Taimi nació hace 45 años en Kauhajoki, pequeña localidad finlandesa, de 15.000 habitantes. Es la mayor de tres hermanos. “Mi padre ha sido el equivalente al alcalde del pueblo, pero en Finlandia no es un puesto político, sino administrativo, como un funcionario. Mi madre ha trabajado para una entidad bancaria”.

¿Cómo fue su formación y su entrada en Nokia?

Estudié en mi pueblo hasta los 18 años. Mis estudios universitarios los hice entre Estocolmo (Suecia), Turku (Finlandia), Gottingen (Alemania) y Deusto (España), donde entré gracias a una beca. Conocí en Gottingen a Javier. Con mi formación, y hablando cinco idiomas (inglés, alemán, sueco, finlandés y español), pensaba en asentarme en España, a ser posible en Sevilla con quien era mi novio. Pero no era fácil encontrar trabajo, y fue en Madrid donde entré a trabajar en Nokia, en 1999. Me contrataron en el departamento de compras, y estuve viajando muchísimo. Tanto, que le solicité a la empresa si podía trabajar desde Sevilla los pocos días que estaba en España. Y así comencé desde Sevilla en el año 2001.

¿Cuál es su horario de trabajo?

Empiezo muy temprano, porque mi puesto directivo es global. Comienzo a hablar con los chinos a las 5 o 6 de la mañana, hora de Sevilla. Y termino por la tarde, cuando ya están activos en América y toca hablar con los que están en la costa del Atlántico o en la del Pacífico. Con la fusión entre Nokia, Siemens y Alcatel Lucent, ahora también cuento con una sede en Sevilla, donde tengo muchos buenos compañeros. Ya no tengo como única opción trabajar desde casa. Aunque muchas veces no voy porque no me cuadra con los horarios.

¿De qué medios tecnológicos dispone en su domicilio para trabajar a tan alto nivel?

Una gran pantalla, con un sistema sofisticado de videoconferencia que sirve para trabajar de modo simultáneo como si estuviésemos en una sala de reuniones. Una parte de la pantalla es para el equipo en Alemania, otro para el equipo en Finlandia, otra para el equipo en China, etc. Al ser un área global, no podemos estar físicamente juntos muchas veces al año, porque el gasto en viajes sería enorme. Una vez que nos conocemos, trabajar en multipantalla es fácil. Hablamos siempre en inglés.

Estando en casa, y teniendo hijos de corta edad, ¿cómo diferencia el tiempo de trabajo de los avatares domésticos?

Mi puesto de trabajo es de alta responsabilidad y requiere mi atención plena. No sería respetuoso por mi parte hacer dos cosas a la vez. No estoy a la vez trabajando y poniendo la lavadora, o haciendo una tortilla. En el despacho de casa, tengo un micrófono en mi mesa, y cuando está una luz encendida, mis hijos, de 9 y 7 años de edad, saben que estoy participando en una reunión virtual. Y no pueden entrar. Solo pueden pasar si es muy urgente. En ese caso, me pasan una nota escrita evitando aparecer ante la cámara. Por ejemplo: “Que en el cole me han dicho…..”. Y yo les escribo la respuesta en ese papel. Mis hijos saben cuál es el criterio, y lo respetan, ya están muy acostumbrados. Y ahora que son más mayores, también entienden que es una ventaja sentir la seguridad de que su madre está en casa. Aunque, si llama el cartero, yo no puedo atenderlo si estoy en una reunión ante la cámara. Siento que la libertad que la empresa me ha dado es grande y yo lo valoro mucho. Y lo último que yo querría es dar una imagen a mi equipo o a mi jefe de que no lo estoy tomando en serio. No se merecen eso.

¿Se siente protagonista de un modelo profesional y laboral cada vez más extendido, en el que el factor de producción no condiciona el lugar donde se elige residir?

Todavía hay muchos países y empresas donde ese concepto parece impensable. Me gustaría que hubiese más valentía para investigar e invertir en nuevas formas de trabajar. Prevalece la idea, un poco absurda, de que si no tengo al trabajador al lado, en la oficina, no va a producir. Y quien está más horas en la oficina, es el que más produce. En Finlandia y en otros muchos países desarrollados se ha impuesto el concepto de que el trabajador que se queda en el trabajo hasta muy tarde no es más bueno que los demás, porque no es capaz de sacarlo adelante durante el horario fijado.

¿Cuántas personas trabajan en el departamento que usted coordina?

Yo llevo un departamento bastante grande. Somos uno de los pilares de toda la empresa. En Operaciones somos 9.000 personas. Soy la mano derecha del vicepresidente de Nokia que es responsable de Operaciones. Como su jefa de gabinete. Al tener implantación en todos los continentes, en Operaciones nos encargamos de todo lo relacionado con la planificación, la logística, las fábricas, las compras a proveedores, la integración de nuestros equipos humanos y de nuestros sistemas tecnológicos. El área de Compras forma parte de nuestro departamento.

¿Tanto compra de materias primas como de tecnologías?

Sí, todo lo que la empresa necesita comprar. Los otros pilares de la empresa son los departamentos de Ventas e Investigación y Desarrollo.

En España, ¿cuántas personas trabajan para Nokia?

Unas 1.000 personas, de las que en Sevilla están unas 50. Teniendo en cuenta que en Nokia nos unimos a Siemens en el 2007 y ahora hemos comprado Alcatel Lucent, nuestro competidor franco-americano.

Nokia se hizo famosa a nivel mundial al convertirse en líder de fabricación de teléfonos móviles, actividad a la que ya renunció.

Dentro de Finlandia, Nokia se convirtió en una empresa de referencia por su capacidad para cambiar y producir cosas totalmente distintas entre sí. Fue una empresa de fabricación de papel, y botas de goma, y ruedas, y luego televisores…., Pero después decidió concentrarse en la telefonía móvil y en las redes. Logró la hegemonía mundial y, cuando se frenó en seco ese negocio, decidió dejar de hacerlos y le vendió los derechos a Microsoft.

¿En qué sector están ahora entrando?

Nokia sigue centrada en telecomunicaciones, redes de telefonía móvil, fija, ADSL, fibra óptica, aplicaciones de software y servicios, pero ahora nos estamos expandiendo en el de la innovación en salud por medios digitales. Por ejemplo, Nokia ha comprado la empresa francesa Withings, creadora de termómetros, básculas, relojes, etc. con dispositivos para medir y controlar datos sobre la salud de quien los utiliza.

¿Y cómo se adaptan los profesionales como usted a ponerse al día en cambios tan grandes sobre lo que han de producir?

A quienes nos gusta trabajar en Nokia nos caracteriza las ganas de estar siempre aprendiendo algo nuevo, y nos motivan los cambios. Cuando planificamos un año, ya tenemos en mente que, cuando estemos al final de ese periodo de tiempo, se parecerá poco a lo previsto. En el mundo profesional, hay personas a las que les encanta no estar trabajando solo sobre seguro, y otras echan en falta una dinámica más previsible.

¿Tiene muchos viajes de trabajo?

Sí, viajo bastante. Voy mucho a Finlandia, a la sede central. Y también viajo bastante a Alemania. Se ha incrementado el número de desplazamientos a Francia, tras adquirir Alcatel-Lucent. En años anteriores hacía muchos viajes a Estados Unidos, América Latina y China. Ahora ya son menos desplazamientos intercontinentales los que realizo, lo agradezco.

¿Envidia desde Sevilla el tráfico internacional del aeropuerto de Málaga?

Cuando estoy en su terminal y veo en las pantallas la gran cantidad de vuelos internacionales que salen y llegan, me dan ganas de llorar, porque las conexiones aéreas desde Sevilla son pocas y eso dificulta mi trabajo.

Cuando una empresa es global, ¿se olvida del liderazgo moral de la sociedad escandinava en libertades y derechos humanos, a la hora de hacer negocios? ¿Cómo articulan ustedes su red de compras, de fabricantes, etc., si se trata de países sin democracia, o con menor respeto a los derechos laborales, de las mujeres, de la infancia,…?

Es un tema importantísimo para mí. Trabajé muchos años solo para el departamento de compras, y uno de los cometidos era articular lo que en el argot se denomina ‘compliance’: garantizar el cumplimiento de los principios básicos de la ética empresarial en toda la cadena de producción. También nuestros proveedores. Y realizamos auditorías para verificar que en todo el mundo se cumplen esos procesos. Sobre todo poniendo el foco en los países donde podemos sospechar previamente que resulta más difícil. Me siento orgullosa de decir que el comportamiento interno de nuestros proveedores ha sido ejemplar. Y también me siento orgullosa de que hemos podido, en muchos países, mejorar el nivel de seguridad laboral y de prevención de accidentes laborales. Somos una empresa global, tenemos una responsabilidad global. Estamos en la posición de poder ayudar a los empleados, en tantos países, a trabajar de forma más digna y segura.

Habrá casos en los que ustedes tengan relación con empresas donde descubren que incumplen ese código de conducta. ¿Qué ocurre entonces?

Se lo explico con un símil futbolístico: les sacamos tarjeta amarilla o roja directa. Y a la segunda amarilla, adiós y dejan de trabajar con nosotros. En esto no valen medias tintas. O blanco o negro.

Y en sus relaciones profesionales en un mundo cada vez más globalizado pero tan desigual, ¿percibe que los empresarios y directivos de las multinacionales tienen por lo general ese criterio, o pesa la tentación de aprovecharse de la falta de democracia en muchos países para competir con ventaja?

Claro, hay de todo. Hay personas que comparten ese criterio de no pastelear con el cumplimiento indiscutible de los códigos éticos, y otras que son más ambiguas.

Cuando usted viaja a convenciones profesionales y empresariales, y se presenta diciendo que es finlandesa, trabaja en Nokia y vive en Sevilla, ¿qué le comentan?

Comentario número uno: ¿No has podido buscar un lugar más lejano de Finlandia?. Comentario dos: ¿Cómo aguantas el calor? También percibo que Sevilla no es tan conocida fuera de España como a mí me gustaría. A mucha gente le suena el nombre de la ciudad pero no sabe dónde situarla.

¿Qué ha logrado, que nunca hubiera ni soñado ser capaz de hacer?

Hace escasas fechas, hice una videoconferencia desde Sevilla sobre temas de nuestro departamento de Operaciones, a nuestro personal, incluido el que incorporamos, tras la adquisición de la empresa Alcatel-Lucent. Siendo tan amplio el abanico de responsabilidades y actividades que tenemos, era necesario explicar qué es lo que somos, qué es lo que hacemos, cómo es la familia de profesionales de la que ahora forman parte. Comencé por la mañana para dirigirme a quienes trabajan en Europa y China, y continué por la tarde para hablar a los compañeros en Estados Unidos y América Latina, en su horario matinal. En total, hablé a más de 3.000 personas. Cuando lo estaba preparando, no lo pensaba. Pero cuando ya concluyó, me di cuenta, reflexioné y me dije: Jamás hubiese pensado que yo, desde mi casa, iba a dar una videoconferencia a tanta gente y tan repartida geográficamente.

¿Cómo aúna en sus hábitos de trabajo y en su organización interna a personas de culturas y mentalidades profesionales tan distintas como las asiáticas, las suramericanas, las europeas…?

Para una empresa global como Nokia, ha sido importante que exista una cultura de empresa muy fuerte, porque nosotros no podemos pensar que automáticamente se va a actuar según los valores de Finlandia. Son totalmente distintos a los valores en la India, en EEUU… Es imprescindible construir una cultura de empresa y unos valores de empresa que pesen más que los valores y culturas locales. Siempre respetando a éstos, pero a la vez teniendo claro cuál es el código por el que me tengo que comportar en esta empresa. La cultura corporativa se convierte en el código común, en la referencia que permite a cualquier persona saber que está actuando de forma adecuada. Requiere mucho trabajo crear esa cultura y esos valores corporativos, y asegurar que se lleva a cabo.

¿Y a través de una pantalla se puede mandar?

Creo que en mi labor me ayuda ser una persona muy normal. No me cuesta nada empatizar, ni compartir un chiste. A la vez que siempre inculco una dinámica de mejoría contínua en nuestro trabajo. Ven que no soy excesivamente formal, y así no tienen miedo a hablar con franqueza. Saben, aunque no lo ven, que cuando estoy en contacto con ellos en videoconferencia, estoy sentada encima de una gran pelota de pilates. Como decía Unamuno, no hay que vencer, hay que convencer. Manda mucho más quien convence que quien trata de imponer.

¿Cómo percibe la evolución de la sociedad sevillana?

Sevilla ya es más abierta a la variedad, acepta mejor la variedad, está más interesada por lo que sucede fuera. Es el cambio que más me gusta. Porque cuando llegué para vivir en Sevilla, eso era más limitado. Ahora, la ciudad es de ambiente más internacional. Hay más gente deseosa de viajar. La única opción de vacaciones ya no es solo la playa cercana. Me gustaría que siguiera esa evolución, porque hace falta integrarse en el mundo.

¿Qué le disgusta más en Sevilla?

Me gustaría que Sevilla fuera una ciudad más limpia. Y que su gente, en ese sentido, fuese menos egoísta. Porque es egoísmo no andar 100 metros para depositar la bolsa de basura en su lugar. Es más fácil tirarla cerca, en la calle. Si los sevillanos dicen querer a su ciudad con locura, ¿por qué la tratan de esa forma? Es tanta la diferencia que, en un viaje que hice a Finlandia con amigas mías de Sevilla, cuando aterrizamos en el aeropuerto de Helsinki, y fueron a los aseos, se pusieron a hacer fotos de los baños, no podían creerse que estuvieran tan limpios.

Usted nació y se crió en un pueblo finlandés. Cuando está en un pueblo sevillano, ¿qué compara?

Es muy distinta la vida en los pueblos. En Finlandia, las casas están muy separadas entre sí, el municipio es una extensión enorme de viviendas dispersas. En un pueblo andaluz, la gente vive junta, saca las sillas a la calle y se reúne en la plaza. Me gusta ese grado de convivencia, de solidaridad. Estoy muy a gusto en pueblos como Peñaflor. Nos encanta estar con nuestros hijos, y también en la finca de naranjos y melocotones de mis suegros.

Entre sus amistades en Sevilla, ¿conoce a otras personas que trabajen sobre todo desde casa?

Muy pocas. Y algunas podrían hacerlo. Pero prefieren ir a la oficina, estar allí equis horas, y terminar la jornada laboral cerrando la puerta de la oficina. A veces también echo de menos eso. Hay muchos momentos en los que no puedo decir: “no estoy en la oficina”. Pero, por otro lado, aprovechando las tecnologías de la comunicación, gozo de una flexibilidad que es un privilegio.

En los últimos años, los españoles ya no solo identifican a Finlandia con Nokia sino también con Educación, por la calidad del rendimiento escolar en su país. ¿Qué aconseja para mejorar el sistema educativo en Andalucía?

Yo estoy donde estoy gracias al sistema educativo de Finlandia. Me siento muy privilegiada por haber nacido en un país donde a todos los niños nos han dado las mismas oportunidades de estudiar. No hay colegios privados, todos los colegios son públicos, simplemente porque la educación pública es de tan alta calidad que los colegios privados no tendrían alumnos. Mis padres, igual que los demás padres, no han tenido que maniobrar para elegir a qué colegio mandan a sus hijos. Da igual, al más cercano, porque no hay diferencias. Mis padres nos han podido dar a los tres hijos una carrera universitaria gracias que el sistema educativo es gratuito, y en el nivel universitario es muy barato. Es una inversión de toda la sociedad, que tiene un valor enorme. Me gustaría que en todos los países se diese ese valor a la Educación, y esa importancia. Me gustaría que la Educación, en España, estuviese en manos de educadores, y no fuera manejada por los políticos.

Cuando Manuel Chaves presidía el Gobierno andaluz, fue en el año 2002 en visita oficial a Finlandia para conocer el sistema educativo finlandés.

Si hubiese sido al revés, que Andalucía encabezara el ránking de calidad en la enseñanza, el Gobierno finlandés no hubiera enviado a su presidente a Andalucía para ver cómo funcionan los centros educativos. Hubiera enviado a profesores. Y si cambia el Gobierno, la dirección de la organización educativa no cambia. Porque en la sociedad finlandesa toda la población tiene claro que la Educación no es un tema de partidos políticos. Me encantaría que en Andalucía hubiese una gran competencia para estudiar ser maestro. Como una profesión de formación muy exigente, socialmente admirada y muy bien remunerada. Como ciudadana de Sevilla, me preocupa mucho lo que sucede con la Educación, y cambiaría muchas cosas si pudiera influir. Y señalo un error: el reparto que se hizo de ordenadores portátiles a los niños andaluces de Primaria. Me pareció absurdo. Una herramienta no remedia el fracaso en el aprendizaje. Un parche que tuvo una gran carga de publicidad.

¿Qué más le gustaría cambiar?

No quiero criticar a Sevilla, que es mi casa. Y puede entenderse un cierto egoísmo de los padres en favor de sus hijos. Pero no hasta el punto de falsificar su lugar de residencia para matricular a sus hijos en un colegio. En general, no veo que los padres, como sociedad, fomenten un diálogo y un debate a nivel nacional, ni regional, ni local, sobre el tema de la Educación. En ese contexto, debo admitir, y para mí es doloroso, que tengo a mis hijos en Sevilla en un colegio privado, con el fin de garantizar que adquieran un nivel como el que yo logré en mi infancia. Habiendo recibido yo lo que he recibido gracias a un sistema educativo público. Y teniendo en Finlandia a mi hermano, mi cuñado y mi mejor amiga como profesores, con los que converso mucho sobre Educación.

¿Les amueblan mejor la cabeza para enfrentarse a las dificultades de la vida?

Ningún país es un paraíso. Todos tienen su lado positivo y su lado negativo. También Finlandia. Pero sí veo con claridad una diferencia de actitud. En Finlandia, una vez se determina la existencia de un problema, se dedican la mayor parte de las energías y los recursos a solucionarlo. Y en España, veo que tanto la sociedad como los políticos se desgastan una y mil veces en enunciar los problemas, y apenas dedican esfuerzos a aplicar las soluciones.

fuente: http://elcorreoweb.es/sevilla/se-lo-debo-todo-a-la-calidad-de-la-educacion-publica-finlandesa-HI1956867

fuente imagen:http://elcorreoweb.es/documents/10157/0/675×450/0c25/675d400/none/10703/LTIA/image_content_18115457_20160703100127.jpg

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