Operativo Aprender: concepción bancaria, mercantilista y meritocrática de la educación

Por: Ana Belinco

El 18 y 19 de octubre el macrismo busca implementar, en todo el país, una nueva evaluación externa ¿Para qué una nueva evaluación? ¿Cuáles son los objetivos reales del Operativo aprender?

Las evaluaciones externas y los discursos gubernamentales tendientes a desvalorizar la educación pública y a los trabajadores de la educación no son una novedad.

La ley Nacional de Educación, sancionada durante el kirchnerismo, no sólo no modificó el sistema descentralizado instaurado por la Ley Federal de Educación implementada por el menemismo, dejando a los gobiernos provinciales desangrados a cargo del sistema educativo, sino que presenta el marco legal que habilita este tipo de mecanismos evaluadores con el supuesto objetivo de garantizar y tender hacia una mayor ¨calidad educativa¨. Este argumento esconde el discurso del Banco Mundial que, tras una supuesta búsqueda de calidad, apunta a extender las políticas neoliberales al ámbito educativo impulsando una concepción bancaria, mercantilista y meritocrática de la educación.

Estigmatizando a la educación pública

Cristina Fernández de Kirchner, durante su presidencia, no se cansó de sostener que los problemas educativos son producto del ausentismo docente y de que la docencia, al adoptar medidas de fuerza, se queja de lleno dado que los maestros trabajan cuatro horas, tienen tres meses de vacaciones y cobran sueldos privilegiados. Siguiendo esta línea deformadora de la realidad que atraviesan los trabajadores de la educación, el Ministro de Educación Nacional Esteban Bullrich, sostiene que la docencia exagera, por motivaciones políticas oportunistas, cuando sale a denunciar las medidas de vaciamiento de la escuela pública en beneficio de las escuelas privadas y las condiciones de precarización del trabajo docente.

El gobierno macrista, siguiendo la línea de estigmatización de la docencia en clara búsqueda de trasladar las culpas del sistema económico y político hacia la institución educativa, busca implementar el Operativo Aprender en el próximo mes de octubre. Es una evaluación externa más de las tantas que ya han intentado aplicar dentro de las escuelas públicas porteñas. Estos mecanismos evaluadores son confeccionados por técnicos que no trabajan dentro del aula y representan líneas empresariales tecnocráticas que buscan atar los contenidos curriculares al mercado laboral.

Hasta la actualidad la docencia viene rechazando sistemáticamente estos mecanismos evaluadores porque son ajenos a la experiencia real de las escuelas, porque no tienen en cuenta los contextos educativos ni los tiempos propios de aprendizaje de cada estudiante; porque caen en una concepción reproductivista de contenidos vaciados y carentes de construcción creativa y fructífera; y porque no respetan lo establecido en el diseño curricular en torno al sentido de la evaluación como análisis de un proceso de construcción de aprendizaje sostenido en el tiempo. Para vencer esta resistencia el gobierno macrista busca convertir en aplicadores y veedores del Operativo Aprender a los propios trabajadores de la educación a cambio de $ 1.000 a pagar en tres meses. Dicen estar resolviendo, por medio de este mecanismo, una demanda histórica de la docencia en torno a las evaluaciones de este tipo dado que siempre se denunció el hecho de que fueron tomadas por aplicadores ajenos al ámbito educativo. La realidad, es que este ofrecimiento remunerativo esconde otros objetivos implícitos que deben ser analizados.

¿Qué esperan comprar con $ 1.000?

El interrogante abre varias aristas posibles de ser analizadas.

Un objetivo claro, como ya se planteó anteriormente, es quebrar la resistencia docente, comprar la voluntad a cambio de miseria en negro. Este punto es insultante dado que nos quieren pagar a los docentes por hacer un trabajo que nos saca de nuestra función educativa convirtiéndonos en aplicadores y veedores, mientras por otro lado nos diezmaron el sueldo a base de ajuste, tarifazos y negación de reapertura de paritarias. Parte de lo que ellos nos sacaron nos lo quieren devolver, para comprar nuestra voluntad convirtiéndonos en administradores del mecanismo que el día de mañana busca atar nuestro salario y nuestra estabilidad a resultados descontextualizados.

Así se abre una segunda arista en el análisis. Si aceptamos hoy ser aplicadores y veedores, ¿cómo vamos a salir a reclamar cuando busquen implementar el sueldo atado al mérito y a resultados? De esta forma no sólo compran la voluntad de la docencia para quebrar la resistencia sino que atan nuestra posibilidad de acción, reacción y movilización a futuro. Otra arista que no puede no ser considerada es que buscan poner a trabajadores contra trabajadores, buscan que nos convirtamos en evaluadores censales de nuestros propios compañeros en una espantosa casa de brujas interna dentro de la docencia misma. Lo macabro de pauperizar, flexibilizar y golpear el poder adquisitivo de los trabajadores y luego aprovecharse de la dificultad económica para llegar a fin de mes, pagar impuestos con tarifas desorbitadas o llevar el plato de comida a la mesa es indignante. Nos precarizan para animalizarnos azuzándonos a explotados contra explotados por monedas.

Usando términos altamente autoritarios como “Operativo”, “Aplicador”, “Veedor” nos quieren hacer creer que buscan mejorar la calidad educativa y que vienen a instaurar ¨la cultura de la evaluación¨ dado que la docencia se rehúsa a ser evaluada. A claras luces mienten. Olvidan que ya hay vigentes instancias de evaluación internas de la práctica docente dado que las conducciones nos evalúan a fin de año y a ellas las evalúan las supervisiones. Los docentes, al mismo tiempo, hacemos un seguimiento anual de nuestros estudiantes, evaluando un proceso de aprendizaje sostenido, contextualizado, adaptado y acorde a los tiempos de cada niño. Si quieren hacer estadísticas para mejorar la calidad educativa tienen que venir a las escuelas y hablar con los que día a día estamos en ellas. La información ya está. No necesitamos solventar negociados millonarios salvo que lo que en verdad se esté buscando es extender, sobre la educación pública, las concepciones neoliberales, elitistas y mercantilistas del Banco Mundial.

¿Por qué la docencia rechaza el Operativo Aprender?

Los trabajadores de la educación rechazamos abiertamente este mecanismo evaluador porque denunciamos que no redundará en una educación de calidad sino que viene a profundizar aún más los circuitos educativos diferenciados con escuelas para ricos y otras para pobres por medio del establecimiento de un ranking de escuelas que premiará a aquellas que logren obtener buenos resultados y castigará a aquellas que no los alcancen. No importa si la escuela evaluada tiene población de niños hambreados, con déficit habitacionales o explotados en el mercado laboral; o si tiene pibes con sus necesidades básicas cubiertas. Si rinden bien o mal las evaluaciones es responsabilidad exclusiva de los maestros que supieron o no supieron enseñarles a los pibes a sumar, restar, multiplicar o dividir con corrección. Los docentes de las escuelas donde los estudiantes no logren alcanzar resultados satisfactorios tenderán a querer trasladarse si se ata el salario y la estabilidad a los mismos. Por otra parte, la educación de conjunto se empobrece, dado que se buscará adiestrar a los niños, al mejor estilo de los perros de Pavlov, para que respondan correctamente las consignas. Por otra parte agudiza el premio al mérito, porque este tipo de evaluaciones, en otros países donde ya se están implementando, se usan como filtro para el acceso a la universidad generando una selección elitista del alumnado universitario con el objetivo de reducir la inversión en la educación universitaria dado que es considerado un costo o un derroche.

Al denunciar estos puntos no estamos haciendo futurismo ni especulaciones probables. Sólo basta analizar los modelos educativos de Chile, México o EE UU para demostrar que lo que plantea la docencia es real.

Por todo esto los maestros nos organizamos, desde las aulas y en las calles, para defender a la escuela pública, para decirle al macrismo que no pasará. No permitiremos que desarrollen sus negociados a costa de nuestros pibes y de los trabajadores. No aceptamos ser veedores ni aplicadores, como así tampoco que nos quieran convertir en nuestros propios verdugos poniéndonos compañero contra compañero. En pie de lucha y resistencia nos plantamos frente a los diferentes gobiernos burgueses y les gritamos: ¡la escuela pública no es tu empresa!

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Ana Belinco

Periodista. Columnista en la Izquierda Diario