EEUU / www.univision.com / 30 de Noviembre de 2016
No está claro qué tan lejos pueden ir las universidades para frenar las deportaciones de sus estudiantes.
Los estudiantes en universidades en todos los EEUU les están pidiendo a los líderes de sus escuelas que establezcan los llamados ‘campus santuario’ después de la victoria del presidente electo Trump. La idea detrás de estas peticiones es proteger a los jóvenes que se sienten amenazados por su victoria. Pero no está exactamente claro lo que significa el término ‘campus santuario’ ni qué tan lejos irán las universidades en cumplir con este pedido.
Sin embargo, algunas universidades ya se están moviendo para definir y adoptar el término. Hace dos semanas —después de consultar a los abogados de la universidad y el consejo de administración—, el presidente de la Universidad Wesleyan dijo que ésta se convertiría en un campus santuario, según dijo el periódico estudiantil. La escuela es una de las primeras en adoptar esta identidad y presuntamente ha creado dos cláusulas que explican que parte que no ayudaría con su propia voluntad con los esfuerzos del gobierno de deportar a estudiantes, profesores ni personal indocumentados. Así lo explica el periodico Wesleyan Argus:
“La intención de estas cláusulas es darle respaldo legal a la universidad con motivos constitucionales en una variedad de casos. El más inmediato sería prevenir a cualquier personal de la universidad en ayudar a las autoridades en esfuerzos de deportación. Las declaraciones de la universidad también la cubren contra una demanda federal potencial o una confiscación de fondos, de los cuales el gobierno provee aproximadamente 200 millones de dólares a la universidad cada año.
No está clara hasta cuál punto se aplicaría la cláusula sobre ‘asistencia voluntaria’ si las autoridades federales fueran al campus [de la universidad], pero sí aparentemente asegura que no se hará que recursos como Seguridad Pública y la oficina del secretario de admisiones ayuden a una fuerza de deportación potencial”.
Entre otras cosas, Trump ha prometido deportar a millones de inmigrantes indocumentados que son delincuentes y ponerle fin a un programa de la administración de Obama que otorga alivio temporal de la amenaza de remoción obligatoria a algunos jóvenes que están en EEUU sin papeles. Además, en otro momento Trump propuso prohibirles la entrada al país a todos los musulmanes, aunque desde entonces esa promesa cambió y otra se tratará de “verificación extrema” de inmigrantes de ciertas partes del mundo. En respuesta, los estudiantes en EEUU están pidiendo a sus universidades que apoyen a los estudiantes indocumentados y a otras personas que pudieran ser vulnerables bajo una administración Trump al convertirse en ‘campus santuario’. Sin embargo, ese término no tiene una definición estándar. Y si bien Wesleyan ha tomado pasos para adoptarlo, otras escuelas están cuestionando qué tan viable sea convertirse en un campus santuario.
El término se deriva del concepto de una ‘ciudad santuario’, la cual también varía en cuanto a su sentido. En general, ciudades grandes como Chicago y Nueva York han dicho que servirán de ‘santuarios’ para inmigrantes, normalmente al decir que no entregarán a los inmigrantes indocumentados a las autoridades federales de inmigración. Por ejemplo, hace dos décadas San Francisco prohibió a la policía local detener inmigrantes indocumentados si no tienen cargos en su contra o si no tienen antecedentes de crímenes severos de violencia.
Los estudiantes les han pedido a docenas de universidades a lo largo del país que aseguren que emplearán procedimientos parecidos. Quieren que las universidades se nieguen a entregar los nombres de estudiantes indocumentados, por ejemplo, y muchos le han pedido a sus universidades a proveer consejería confidencial y servicios legales para tales estudiantes.
Durante su campaña Trump prometió que las ciudades que optasen por no cooperar con las autoridades migratorias “ no recibirán dólares de los contribuyentes”. Trump no puede llevar esta represalia a cabo por sí solo; requeriría aprobación del Congreso y la razón por la retención de fondos federales de las ciudades probablemente tendría que vincularse con su uso propuesto. En años anteriores los demócratas han frenado esfuerzos por los republicanos de cortar fondos federales. Pero como los republicanos ya controlan la Cámara, el Senado y la Casa Blanca, hay una posibilidad de que sean exitosos los intentos futuros de limitar financiamiento para esas ciudades.
¿Podría una administración Trump —con el respaldo del Congreso— también amenazar con retenerles los fondos federales a las universidades al rehusar la emisión de préstamos estudiantiles a los estudiantes en campus santuarios? ¿Podrían retener subvenciones federales destinadas para financiar la investigación académica? Actualmente es difícil determinar si se podrá hacer esto.
Por ejemplo, el sistema estatal universitario de California recientemente reiteró que seguirá siendo un espacio donde se recibirán a los estudiantes indocumentados. Pero en una reunión reciente con el consejo de administración, parece que el canciller Timothy White reconoció que legalmente se le podría obligar al sistema a entregar información. Según el Los Angeles Times, “a no ser que la ley se lo obligue, la Universidad Estatal de California no ‘entrará en acuerdos con agencias policiales estatales o locales, con Homeland Security ni ningún otro departamento federal para la aplicación de la ley migratoria federal’”.
El cuerpo docente en Trinity College en Hartford, Connecticut —el cual quisiera ver la universidad convertirse en un campus santuario— se reunió hace poco con administradores para “entender mejor lo que son sus expectativas para un campus santuario”, dijo Joanne Berger-Sweeney, presidente de la universidad. Los académicos expresaron interés en la opción de que la universidad rehusara pasar información migratoria a las autoridades federales y en establecer una red de ex-alumnos que estarían dispuestos a ofrecer ayuda legal gratis a los estudiantes indocumentados.
Si bien Berger-Sweeney dice que quisiera apoyar a los estudiantes —entre ellos los indocumentados— en una conferencia reciente que los presidentes universitarios discutieron el concepto del campus santuario y, de acuerdo a la autoridad, “reconocieron que todavía no estamos seguros de lo que se nos está pidiendo”. La represalia financiera es “por supuesto, una preocupación”, dijo. Muchos de los presidentes de universidades que asistieron también reconocieron su obligación de consultar a consejos de administración cuando una decisión —como la de convertirse en campus santuario— conlleva “implicaciones fiduciarias”. Berger-Sweeney indicó que estaría hablando con el consejo de administración de su universidad sobre lo que significaría volverse un campus santuario.
Berger-Sweeney dijo que se sentía razonablemente cómoda en negar la entrega de información sobre estudiantes indocumentados a las autoridades federales de inmigración. Facilitar información entraría en conflicto con los derechos de privacidad de los estudiantes. Pero si una administración Trump propusiera alguna acción que afectaría a muchos más estudiantes —la universidad calcula que menos de un 1% de sus estudiantes son indocumentados— “creo que tendríamos todos tendríamos que pensar en dónde pondremos los límites”, dice Berger-Sweeney.
Y los que están a favor de políticas que limitan inmigración les han advertido a las universidades que tengan en cuenta la seguridad de todos los estudiantes al responder a peticiones que se establezcan como campus santuarios. “Si existiera alguien que presentara un problema en el campus, digamos potencialmente un individuo que la FBI y la ICE saben que está involucrado en el terrorismo y que posiblemente esté planeando un ataque terrorista, y si a lo largo de sus investigación [estas agencias] quieran saber a cuál tipo de cosas este estudiante tiene acceso o cuál es su horario de clases o algo así que formara parte del avance de una investigación que podría salvar vidas, esperaría que las autoridades universitarias verían esto claramente y verían la necesidad de tener una prohibición general en dar información a las autoridades migratorias”, le dijo Jessica Vaughan —directora sénior de estudios de políticas en el Centro para los Estudios de Inmigración— a la publicación académica Inside Higher Ed al describir el peor de los panoramas a nivel hipotético. “Creo que es importante que los administradores universitarios no tomen decisiones arbitrarias en este momento que sean inspiradas por consideraciones políticas o bien por simpatía por estudiantes indocumentados”.
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Sin embargo, muchos autoridades citaron preocupaciones particulares sobre lo que las políticas potenciales significan para estudiantes indocumentados. Si bien Trump ha dicho en días recientes que priorizaría la deportación de inmigrantes que son delincuentes, por lo general la aplicación de leyes migratorias ha sido un tema popular entre su base de votantes y dirigir los esfuerzos hacia estudiantes universitarios que han recibido aplazamientos temporales de deportación sería una manera fácil de identificar a los inmigrantes indocumentados, porque existe una base federal de datos con todos sus datos. “Esto es lo inquietante”, dijo Tim Cresswell, el presidente del cuerpo docente de Trinity y vicepresidente de asuntos académicos.
Varios legisladores demócratas le han pedido al presidente Obama a que utilice un indulto presidencial (que no podría ser anulado por el Congreso ni un nuevo presidente) para proteger a los jóvenes que han recibido alivio de deportación bajo su administración. Pero la Casa Blanca se negó a hacer esto y notó que el indulto no les daría estatus legal a estos jóvenes. Sólo el Congreso podría hacer eso.
Cresswell también señaló una diferencia importante entre escuelas y ciudades. Si bien las ciudades santuario tienen cuerpos policiales que teóricamente podrían enfrentarse con autoridades migratorias, las universidades no tienen esa gran cantidad de policías. En ese sentido, entonces, identificarse como un campus santuario “realmente no significa mucho”, reconoció.
Otras universidades han dicho más o menos lo mismo en respuesta a las peticiones de los estudiantes para espacios santuario. En una declaración a Inside Higher Ed, la Universidad de Wisconsin dijo que “los policías del departamento policíaco de la Universidad de Wisconsin y del departamento policíaco de Madison tienen autoridad completa de la legislatura estatal de hacer cumplir leyes y regalas aplicables en el campus sin pedirle permiso a la universidad”.
Según el Washington Post, como respuesta a una petición por estudiantes en la Universidad Brown, la portavoz universitaria Cass Cliatt escribió lo siguiente en un correo electrónico: “Basado en una consulta de los abogados de la universidad, entendemos que universidades privadas no tienen protección legal de la incursión por parte de los miembros de agencias policíacas o de la agencia de Cumplimiento de Leyes sobre Inmigración y Aduana”.
Pero Cresswell y Berger-Sweeney también sugirieron que a lo mejor haya fuerza en la unión. Si muchos campus abiertamente se identifican como campus santuario, ¿qué tan realista será la expectativa de que la administración de Trump intentará imponerles sanciones a todas?
Ramona Hernández —directora del Instituto de Estudios Dominicanos en la City University de Nueva York (CUNY) y profesora de Sociología en su campus de City College— dice que apoyar abiertamente a los estudiantes que están buscando un espacio seguro es importante no sólo para universidades sino también para los miembros de la comunidad. (Vincent Boudreau —presidente interino de la universidad— mandó una nota por el campus el día después de las elecciones que hizo eco a la expresión de Hernández).
Hernández —quien reconoció que le preocupa la posibilidad de estudiantes temerosos abandonando sus estudios universitarios— dijo que más allá de centrarse en la legalidad de convertirse en un campus santuario, en los próximos meses será importante que la gente en puestos de liderazgos reafirme que el campus es un lugar receptivo. Según dijo Hernández, en sus vidas diarias los estudiantes quizás experimenten agresión de personas comunes y la preocupación fundamental de los defensores es que los estudiantes “no sientan miedo sobre desplazarse a lugares dentro del campus para recibir servicios”. Actualmente esos servicios incluyen ayudar a los estudiantes indocumentados con preguntas sobre la inmigración, entre otras cosas. Hernández quiere asegurar que esos programas sigan siendo financiados.
En la Universidad Comunitaria de Naugatuck Valley en Waterbury, Connecticut —la cual recientemente se convirtió en una Hispanic-Serving Institution o institución que atiende a los hispanos— la profesora adjunta Julia Petitfrere dijo que el cuerpo docente ha discutido la posibilidad de declararse “educadores sin miedo”. “En mi caso particular, si puedo servir de consuelo o proveer algún recurso, sin duda ven donde estoy yo”, dijo Petitfrere. Reconoce que es probable que la universidad no tendría la autoridad de negarles la entrada a los agentes de inmigración que lleguen al campus.
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En la Universidad Harvard los estudiantes se reunieron con autoridades de la universidad hace poco. Han instado a los líderes universitarios a designar y proteger a un edificio particular como un espacio santuario adonde pudieran ir los estudiantes enfrentando preguntas sobre su estatus migratorio o la deportación.
No es una nueva idea. En algunos casos, las iglesias han servido de espacios santuarios y han recibido a la gente enfrentando la deportación. Hace poco un hombre cuya deportación a México ya estaba programada tomó refugio en una iglesia en Filadelfia en lugar de entregarse a las autoridades de inmigración. Hace unos años una inmigrante indocumentada de Honduras buscó refugio en otra iglesia de la ciudad, la cual también se identifica como una ciudad santuario. Al final las autoridades acordaron en frenar la deportación de esa mujer por al menos unos cuantos años.
El año pasado la Universidad de California en Davis abrió un espacio santuario en su campus que provee asesoramiento legal y otros tipos de apoyo a los estudiantes indocumentados.
Sin embargo, aún no está claro qué tan lejos pueden llegar —o estén dispuestas a llegar— las ciudades, iglesias y escuelas para mantenerse con santuario o hasta dónde llegará la administración Trump para prevenir eso. Hay más preguntas que respuestas en cuanto a la idea de campus santuario en este momento. Pero Berger-Sweeney —presidente de la Universidad Trinity— dijo que ella y otros líderes universitarios seguirán explorando lo que pueden hacer para apoyar a los estudiantes indocumentados, lo cual incluye instarle a Trump a que apoye el alivio continuo de la deportación para estudiantes. “Creo que todos estamos en el proceso de avanzar en lo que se siente como un área desconocido”, dijo. “Ese es nuestro trabajo y seguiremos atentos y le prestaremos atención a ese asunto y más que nada les daremos todo el apoyo posible a nuestros estudiantes”.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en The Atlantic, como parte del proyecto Next America: Higher Education, el cual es respaldado por subvenciones de la Fundación Bill & Melinda Gates y la Fundación Lumina.