Mientras los directivos siguen con la oferta de elevar el salario en un 18 por ciento a pagar en cuotas atadas al índice de inflación, los educadores exigen un 35 por ciento para compensar el alza inflacionaria, que en 2016 llegó al 40 por ciento.
El conflicto docente ocupó titulares en estos últimos días, mientras los padres se mantienen en vilo a la espera de que se destrabe la situación.
Los maestros piden un salario digno, pero también reclaman mejores condiciones laborales y una educación de calidad.
La decisión del Gobierno de dejar en manos de las provincias la definición del incremento del sueldo de los maestros y garantizar con su asistencia el actual salario mínimo de nueve mil 672 pesos (unos 600 dólares) es uno de los puntos del conflicto.
Mientras, la contraparte reclama que se vuelva a aplicar el formato de negociación federal para definir el mínimo salarial de los educadores a nivel país y no como se pretende, que cada gobierno local lo resuelva según sus posibilidades, y piden una negociación nacional, conocida aquí como paritarias.
En declaraciones a la prensa el ministro del ramo, Esteban Bullrich, se mostró optimista para que desde el próximo jueves comience a mejorar la situación y reiteró que el Gobierno ‘no puede violar la ley madre que es la ley de presupuesto’.
Los maestros están dispuestos a ganar su lucha por un salario digno, pues aseguran que lo que cobran hoy no alcanza siquiera para pagar el reciente tarifazo (aumento de las tarifas) de la electricidad.
Por lo pronto la apertura del nuevo ciclo escolar en este país está en pausa con la sombra de una huelga.