30 de agosto de 2017 / Fuente: http://pcnpost.com
Por: Cesar Augusto Viloria
Luego de 50 años de conflicto interno en Colombia, se llegó al momento histórico en que se firmó un acuerdo de paz entre el gobierno y el grupo rebelde más antiguo y se empezaron a implementar los distintos puntos de este acuerdo que han permitido la dejación de armas, el avance del desminado y otros logros más.
Sin embargo, es difícil que se alcance una verdadera paz estable y duradera si como nación dejamos de hacer inversiones que sean acordes al desarrollo del país. Y cuando hablo de desarrollo, me refiero a cualquier apellido que pueda tener este término. Desarrollo social, desarrollo económico, desarrollo digital, desarrollo comunitario y cualquier otro en el que podamos pensar.
Para eliminar cualquier contexto político (o politiquero) en la lectura de este artículo, quiero aclarar que no está encaminado a reclamar ningún incumplimiento en promesas en contraprestación a la implementación del acuerdo de paz. Aquí no se trata de reclamar que “votamos por el sí y ahora no nos están cumpliendo”. Se trata de alzar la voz y recordar que es inverosímil pensar que vamos a construir un nuevo país con paz, equidad y educación y al mismo tiempo se reduzca en un 42% el presupuesto asignado a actividades de ciencia y tecnología.
Para empezar y para no tratarnos tan mal, hago una primera comparación con América Latina, en donde sólo superamos a 4 países en inversión en Ciencia y Tecnología (proporcional al PIB), lejos de países como Brasil y México, de los cuales conocemos los resultados en cuestión de desarrollo. Ahora, ¿qué tal si nos comparamos con países del “primer mundo”? Colombia quiere entrar al OCDE, en donde los países invierten en promedio el 2.4% del PIB en I+D+i, pero lo quiere hacer invirtiendo poco más del 0.1%. ¿Seremos el hazme reír del grupo?
Aquí entra el interrogante: ¿los países son desarrollados por invertir en ciencia y tecnología o invierten en ciencia y tecnología porque son desarrollados?
Singapur, China y otros países, entendieron en su momento que para ser un país desarrollado, debían primero industrializarse. Y para esto, debían hacer una gran inversión en I+D+i. Así lo hicieron y hoy son países que se pueden considerar como desarrollados.
Para lograr una paz estable y duradera se necesita generar desarrollo se necesita hacer investigación. Para hacer investigación se necesita profesionales formados en alto nivel académico (maestría y doctorado). Según cifras del mismo Colciencias, para lograr la competitividad que tienen países como Chile y Brasil, se requiere formar unos 3.000 doctores al año, de los cuales solo están llegando unos escasos 400. ¿Saben cómo se financia la gran mayoría de la formación a estos niveles? Una parte con los programas de formación en maestrías y doctorados de Colciencias y otra a través de proyectos de investigación financiados por Colciencias. Es decir, casi siempre con el presupuesto que está quedando casi en la nada.
¿Lograremos en la comunidad científica que no se haga este recorte? Llevamos varias semanas moviendo el HT #CienciaSinRecorte en redes sociales, pero al parecer no ha sido suficiente para el gobierno. Los deportistas lograron lo suyo, pero yo me rehúso a pensar que tocaría hacer un video con un reconocido científico del país (de los muy pocos que hay) diciendo vulgaridades, a ver si así nos prestan atención.
Colombia es un país rico en recursos naturales. Muchos nos consideran como el mejor café del mundo, las mejores flores, tenemos buenas reservas de carbón y muchos recursos más. Tenemos un gran talento para innovar.
Pero nada de esto servirá de mucho si no hay una política de Estado clara y contundente para invertir en ciencia y tecnología, con el fin de potencializar al máximo los recursos que tenemos para ser de verdad un país industrializado, y luego desarrollado. Y si no se logra esto, el acuerdo de paz no será más que un papel firmado que terminó un conflicto, pero verdaderamente no se construirá la tan anhelada paz.
Fuente artículo: http://pcnpost.com/cesar-viloria-sin-ciencia-no-hay-paz/