España: Pedagogía contra el terrorismo

Por: www.elperiodico.com/08-09-2017

En los centros educativos se impone la necesidad de tratar el problema con naturalidad, sin excesos y sin ocultar la verdad.

El enorme impacto emocional causado por los atentados del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils también ha afectado a niños y adolescentes, incluso con más virulencia y desamparo puesto que no disponen de los mecanismos que los adultos utilizan ante circunstancias tan trágicas. No hay que olvidar, en este sentido, la desazón que produce el hecho de que entre las víctimas se cuenten también menores de edad. Después del verano, casi un mes después de la herida terrorista, llegará el curso escolar, y  con él la socialización de los sentimientos vividos, desde la estupefacción al miedo, desde el intento de comprensión a la proximidad del dolor. En los centros educativos se van a vivir días difíciles, porque, más allá de las explicaciones que los jóvenes han recibido de sus familias, se impone la necesidad de tratar el asunto con la mayor naturalidad, sin excesos pero sin ocultar la verdad, intentando razonar sobre las causas y procurando que la presencia del docente sea un punto de encuentro que reconforte y que posibilite el diálogo y la reflexión.

Todos los especialistas consultados llegan a la conclusión de que los atentados yihadistas del 17-A deben tratarse en clase de manera proactiva. Estimulando la reacción y creando un espacio en el que puedan plantearse todos los temas sin cortapisas, con un criterio que abogue por un lenguaje sencillo y sin exceso de dramatismo y que, al mismo tiempo, incida en las directrices que se establecen en los protocolos genéricos contra el odio y la discriminación.

Hay que tener en cuenta, por supuesto, las edades y la procedencia social de los alumnos, así como la composición del aula. En los más pequeños, se trata de responder con sensibilidad a sus dudas. Los mayores deben llevar a cabo un trabajo constante de concienciación en pro de la convivencia. Y es evidente que, en función del origen y de la estructuración del centro, las dificultades de la labor pedagógica pueden aumentar. Para que una sociedad reaccione con entereza ante el terror, la labor de la escuela es capital, con el afán de no trivializar y de ofrecer, al mismo tiempo, mecanismos de defensa psicológica y con voluntad cohesionadora. Será un reto para los enseñantes. El conocido ‘No tinc por’ pasa también por asumir con racionalidad las raíces del miedo y luchar por una sociedad inclusiva y tolerante.

*Fuente: www.elperiodico.com/es/opinion/20170901/pedagogia-contra-el-terrorismo-editorial-de-el-periodico-6259503

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