Por: EducaBolivia
La Educación Alternativa está orientada a completar la formación de las personas y posibilitar el acceso a la educación a los que por diversas razones no hubieran iniciado o concluido sus estudios en la Educación Formal.
Esto se constituye en una nueva oportunidad para personas jóvenes y adultas que por diversos motivos no pudieron concluir su educación regular, como indica en el Art. 21 de la Ley 070, la Educación Alternativa “Comprende las acciones educativas destinadas a jóvenes y adultos que requieren continuar sus estudios; de acuerdo a sus necesidades y expectativas de vida y de su entorno social, mediante procesos educativos sistemáticos e integrales, con el mismo nivel de calidad, pertinencia y equiparación de condiciones que en el Subsistema Regular”.
Esta es la oferta educativa a la que pueden acceder personas desde los 15 años, siendo de carácter técnico-humanístico.
Las formas de aprendizaje propias de jóvenes y adultos están basadas en la experiencia; aprenden de la realidad, con ritmos de aprendizaje diversos y poseen conocimientos empíricos. Son personas con necesidades educativas específicas. El papel de su experiencia de vida juega un rol protagónico en su aprendizaje, por lo que éste debe producirse observando, comparando, relacionando lo conocido con lo nuevo por conocer, lo cual significa un mayor esfuerzo y tiempo para apropiarse del conocimiento.
Hombres y mujeres enfrentan barreras para acceder y mantenerse en los procesos de aprendizaje, asociadas a sus roles en la familia y la comunidad. Además, para ambos sus responsabilidades impiden incorporarse a modalidades educativas de larga duración y de funcionamiento rígido, así como asimilar conocimientos de aprendizaje que nada tienen que ver con su realidad familiar, comunitaria, productiva y de desarrollo ciudadano, ya que son poseedores de un sentido práctico para la vida.
Requieren de un clima especial de aprendizaje, siendo un factor determinante la/el maestra/o popular quien debe despertar confianza y ayudarle a superar la ansiedad, el miedo, la angustia y la inseguridad ante las actividades de aprendizaje.
En todo caso, los jóvenes y adultos aprenden de manera muy distinta a niños y niñas. De ahí que el modo de relacionarse con ellos y los métodos utilizados para producir aprendizajes, también tienen que ser diferentes. En función de eso, la Educación de Jóvenes y Adultos debe orientar sus contenidos, habilidades y capacidades a la gestión de la transformación de la comunidad, del desarrollo productivo a partir de las necesidades, demandas y potencialidades del contexto.