La equidad, la asignatura pendiente de la escuela catalana.

La gestión de Meritxell Ruiz al frente de Ensenyament no supo poner fin a las escuelas gueto, aunque hizo avances en materia de inclusión.

Por: María Jesús Ibáñez.

Los recortes que la educación sufrió en el quinquenio 2010-2015 siguen pasando factura a las escuelas catalanas, pese al esfuerzo hecho los dos últimos años por la Conselleria d’Ensenyament por empezar a revertir la situación. Los años de la crisis han dejado un sistema educativo con más guetos escolares, que no acaba de garantizar la igualdad de oportunidades para los alumnos con menos recursos económicos y socioculturales. El profesorado ha envejecido, los edificios escolares son insuficientes en secundaria (una etapa en la que crece y crecerá el número de alumnos en los próximos cursos) y, pese a que el fracaso escolar se ha reducido significativamente, hay informes que dicen que el inicio de la recuperación económica puede poner de nuevo en riesgo la permanencia de los jóvenes en el sistema educativo si antes no se reforma en profundidad la educación secundaria obligatoria (ESO).

Con esta fotografía de la situación, el balance que arroja la gestión hecha esta última legislatura por Ensenyament (primero, con Meritxell Ruiz al frente, y desde el pasado julio con Clara Ponsatí, nombrada para asegurar la logística del referéndum del 1-O) es más bien desigual. Quizás la mejor noticia que ha tenido el sector es la convocatoria de oposiciones para cubrir 2.000 plazas de docentes de primaria y secundaria. Estas pruebas, las primeras de este tipo en ocho años en Catalunya, permitirán empezar a reducir la alta tasa de interinidad de las escuelas públicas, situación en que se encuentran unas 24.000 personas (un 34% de la plantilla).

Además de poner marcha este concurso público, la consellera Ruiz puso fin en el 2015 a la tendencia iniciada por su predecesora, Irene Rigau, de reducir las plantillas de maestros. También recuperó, aunque tímidamente, la inversión destinada a la formación del profesorado, que Rigau prácticamente había eliminado durante la crisis. Después de sufrir en total una pérdida presupuestaria del 21,7% desde el 2010, «el año 2015 fue el primero en que Ensenyament incrementó su presupuesto (un 9%). Esta tendencia se ha confirmado con el presupuesto inicial de este 2017», constata la Fundació Jaume Bofill, una entidad de referencia en el análisis del panorama educativo catalán.

Aumento de presupuestos

«Es cierto que en los últimos tiempos, Ensenyament ha hecho un esfuerzo por reconducir la situación y ha aumentado los presupuestos, pero la desinversión de los años anteriores, la contención y los recortes de las etapas previas, todavía están teniendo impacto», advierte Xavier Bonal, profesor de Sociología y director del grupo de investigación Globalització, Educació i Polítiques Socials de la UAB.

Especialmente preocupante ha sido, en opinión de la Fundació Bofill, la decisión de la Generalitat de dejar de hacerse cargo de las escuelas infantiles o guarderías, cuya financiación cayó más de un 50% entre el 2013 y el 2014 (esos años, incluso, se desvió a la escuela concertada dinero inicialmente presupuestado para las guarderías), hasta desaparecer en el 2015 y ser traspasada la responsabilidad a las diputaciones provinciales.

Ni Ruiz ni tampoco Ponsatí han puesto remedio a esta situación, pese a que los expertos recuerdan con insistencia lo importante que es esta etapa educativa, no solo por razones pedagógicas y de conciliación para las familias, sino también porque sirve para paliar, desde el minuto cero, las desigualdades que existen entre los hijos de familias con recursos y los que no los tienen.

Silencio en el ‘caso Maristas’

Tampoco fue demasiado diligente la reacción de la Conselleria d’Ensenyament en una de las crisis más graves que ha vivido la escuela catalana los últimos dos años: el conocido como ‘caso Maristas’ en el que 43 personas denunciaron haber sido víctimas, cuando eran niños, de abusos sexuales por parte de una docena de profesores de las escuelas que la congregación tiene en Barcelona y en Badalona. La primera respuesta del departamento fue la de guardar silencio. No fue hasta que el Síndic de Greuges denunció la cadena de negligencias que siguió a la primera denuncia, cuando Ensenyament decidió modificar el protocolo de actuación en casos de pederastia. Con todo, el pasado septiembre, la consellera Ponsatí aún felicitaba a los Maristas por su labor, con motivo del segundo aniversario de la orden.

En cambio, uno de los legados que deja Meritxell Ruiz y que más satisface a la comunidad educativa, es el decreto por el que se modifica el modelo de escuela inclusiva en Catalunya, una norma pionera y avanzada que prevé que todos los niños con necesidades educativas especiales sean escolarizados en centros convencionales, sin tener que ser separados del resto de alumnos. Esto y las medidas adoptadas para combatir el acoso escolar o bullying han sido algunas de las decisiones más celebradas por las familias en los últimos tiempos.

Con la LOMCE del ministro Wert prácticamente descafeinada (sin reválidas y sin separación de los alumnos a los 15 años) y con una quincena de escuelas a las que los jueces han ordenado impartir un 25% de los temarios en lengua castellana, el final de la legislatura en educación ha venido marcada por las acusaciones de adoctrinamiento. Las organizaciones de padres de alumnos, los movimientos de renovación pedagógica, las universidades y todos los sindicatos educativos niegan que a los niños se les esté instruyendo con ideologías políticas, pero son varias las denuncias de familias que están en los juzgados. El Ministerio de Educación ha mandado tres requerimientos a Ensenyament para que investigue medio centenar de demandas por la vía administrativa.

Fuente: http://www.elperiodico.com/es/politica/20171213/balance-legislatura-catalana-equidad-asignatura-pendiente-escuela-6483086

Imagen: http://estaticos.elperiodico.com/resources/jpg/6/2/1512758135026.jpg

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Maria Jesus Ibañez

Periodista. Trabaja en el Periódico de Catalunya, en el área de Educación