Por: Miguel Ángel Pérez
En México, seguimos viviendo tiempos de turbulencia política y de incertidumbre social; tanto al interior como afuera de los centros educativos. La educación en nuestro país vive bajo un paralelismo el cual cada vez se ensancha y se aleja más de sus respectivas coordenadas.
Por un lado tenemos el círculo cerrado en la esfera gubernamental, dentro del cual sus personajes, siguen aferrados a sacar adelante una propuesta (inviable) de reforma educativa y se mantienen atentos a lo que dictan los organismos internacionales con la OCDE a la cabeza, desde ahí se intenta convencer a partir de la fuerza y la imposición de lineamientos y nuevas reglas en el trabajo educativo. En el otro carril, corre la gestión de un proyecto educativo el cual se construye desde abajo, dicho proyecto está disperso, desarticulado entre sí y con fuertes diferencias programáticas. Aquí confluyen las distintas izquierdas, las visiones con aspiración democráticas tanto al interior como cercano al magisterio, pero también confluyen infinidad de personajes sin partido pero que son gente honesta que actúa de buena fe y que no cree en el anuncio triunfalista del gobierno ni tampoco de sus instituciones.
En todo ello los intentos de mediación o de intermisión han sido pocos y pobres, por un lado desde la esfera del gobierno no se ha permitido el dialogo, “ni los veo, ni los oigo” se ha tornado en la consigna de poder desde tiempos de Chauffet, pasando por Nuño y ahora con el apaga-fuegos de Granados. En el otro lado, la beligerancia y las acciones no siempre bien pensadas han hecho que las instancias se cierren o sigan cerradas.
¿Estamos actualmente ante una disputa política y educativa en nuestro país? En estos momentos se confrontan dos proyectos de nación.
Por un lado los neoliberales que tomaron el poder hace mas 20 años y quieren seguir adelante con su proyecto de privatización y convertir a nuestro país en esa gran potencia maquiladora al servicio del gran capital y de los intereses de las empresas transnacionales, aderezado todo ello, en el descarado clima de corrupción y de abusos desde el gobierno en todos sus esferas y niveles, aquí recuerdo la célebre frase del igualmente celebre Heberto Castillo: “Si metieran a la cárcel a todos los funcionarios corruptos de este país, no habría policía que pudiera cerrar las puertas de la prisión”.
Por otro lado se teje un proyecto nacionalista que tiende a amalgamar distintas visiones y distintas tradiciones políticas y educativas que se han presentado a lo largo de nuestra historia. Se trata de hacer una compleja alianza multiclasista y multi muchas cosas, en contra de un enemigo común, el discurso aquí es el de honorabilidad y el buen gobierno pero si tanta claridad al proyecto de nación al que se aspira.
En ambos proyectos también se tejen iniciativas y concepciones educativas, por un lado está muy claro continuar con la actual iniciativa de reforma educativa hasta las últimas consecuencias, las cuales tienen que ver con un mayor control del magisterio y cambios en la regulación laboral de los nuevos docentes.
En el otro lado se encuentra una iniciativa pensada en rescatar los aportes pedagógicos de nuestro país a través de mirar la historia, rescatar de igual manera la llamada educación nacional y los aportes de los grandes (aunque pocos) pedagogos mexicanos clásicos. Rescatar el pasado para construir el futuro, teniendo al magisterio como la columna vertebral de dicho propósito.
En medio de todo esto están los críticos y los intelectuales a sueldo y al servicio del gobierno. Si bien uno de los grandes compromisos en la actual agenda educativa, es la necesidad de tener claridad en cuanto a la gestación y desarrollo de los proyectos educativos, hay personajes que gritan y vociferan por la izquierda pero que cobran y muy bien por la derecha. La corrupción de los intelectuales e investigadores es una nueva veta poco explorada por cierto.
Los pocos críticos no sólo de las ideas y de los fundamentos educativos sino también del curso de acción que se le ha dado a la misma han estado al margen de la actual disputa. Este año de transición y de experimento político sentará las bases para el periodo que viene, en donde la disputa política y pedagógica será en serio. Hoy estamos ante rounds de sombra, la gran disputa inicia en julio del presente año en el marco de la contienda electoral.
Lo importante del asunto educativo en nuestro país, es para muchos de los que estamos en educación es, el ser capaces de construir una mirada crítica que sea capaz de guardar distancia de la intimidación gubernamental y que también le de claridad, a conocer desde el fondo lo que realmente se juega y del tipo de horizonte que conviene para México en este momento. Me parece que los niños y jóvenes nos estarían muy agradecidos por darle cabida a una propuesta verdaderamente crítica para la educación en México, que le dé certeza a su formación.
Fuente del Artículo:
Critica a la educación, critica de los críticos de la educación