España / 11 de febrero de 2018 / Autor: Jesús Parra Montero / Fuente: Nueva Tribuna
“Pese a ser la española una de las economías de la UE con mayor crecimiento, los incrementos de renta se están distribuyendo injustamente;
se concentran en manos de una minoría”
“¿Realidad o ficción?” Informe de Oxfam Intermón
«No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana».
UNICEF: Convención sobre los derechos del niño
“La pobreza es como las serpientes: sólo muerde a los descalzos”.
Monseñor Óscar Romero, arzobispo de San Salvador, asesinado en 1980.
Al hablar de educación, cuántas veces hemos escuchado a todos los políticos: “Queremos una educación universal, equitativa y de calidad” Confunden los deseos con la realidad. Como dice el título de este artículo, cuando se vive en pobreza, la educación ni es equitativa ni puede ser de calidad. En su último informe Oxfam Intermón afirma que, si se continúan aplicando las mismas políticas en 2022 que se están aplicando hasta ahora, el 40% de la población española estará en riesgo de exclusión social. Hoy, casi 13 millones de personas en España se encuentran en riesgo de pobreza o de exclusión social. La cifra exacta en nuestro territorio nacional es de 12.989.405 personas: el 27,9% de la población (¡¡¡cuatro puntos y medio por encima de la media europea!!!).
Carlos Susías, presidente de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español, califica de “invisibles” a los que se encuentran en esta situación. ¿Por qué les llama invisibles?: porque dentro de nuestros hipócritas estereotipos vinculamos la pobreza con el perfil de un mendicante que “pide en la puerta de la iglesia” y no con el perfil de la realidad; en esta invisibilidad es necesario marcar una línea entre pobreza y miseria; caemos en el engaño de ver con claridad sólo la miseria, pero no percibimos la pobreza. Estamos tan ciegos, o permitimos que nos engañen, o nosotros mismos nos engañamos, que son pocos los ciudadanos que ponen caras (a hombres, mujeres, niños o niñas…) detrás de estos números. Los que abundan en la riqueza, ni siquiera piensan que existen: ni pisan ni pasan por los mismos sitios; viven en otro mundo; es ese frívolo mundo que llamamos “de los ricos”. La calle oculta a las víctimas de la pobreza y de la exclusión social que se ceba en la población más joven e infantil: “uno de cada tres niños está en esta situación”. De hecho, los alumnos más desfavorecidos de familias pobres tienen un riesgo hasta 11 veces mayor de repetir curso y o de abandono escolar.
A la difícil posibilidad de que un alumno pobre pueda alcanzar resultados positivos por encima de las expectativas predecibles por su estatus económico, la OCDE en 2015 le puso nombre: resiliencia; en psicología es la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas o nada favorables. Pau Marí-Klose, profesor de Sociología de la Universidad de Zaragoza, en un estudio sobre la resiliencia, sostiene que “desde muy temprano, en entornos desfavorecidos, se advierten diferencias académicas en la escuela. Tienen más posibilidades de terminar haciendo itinerarios académicos con menos proyección social que el resto”. La resiliencia no se debe tanto al talento y capacidad de los alumnos sino a entornos sociales desfavorecidos y de pobreza. Los estudiantes sin recursos se enfrentan a 2,9 más opciones de sacar peores resultados académicos que los más privilegiados socioeconómicamente.
No obstante, y esto es esperanzador, hay un porcentaje variable de alumnos que puede sobreponerse y superar estas pesimistas estadísticas”: ¿Cómo?:
- cuando padres y profesores son capaces de inyectar confianza e ilusión en las posibilidades de sus hijos o alumnos;
- cuando los padres se implican en su educación, fomentan la comunicación y exigencia y crean un entorno afectivo favorable;
- cuando los centros educativos cuentan con un profesorado entusiasta, estimulado y estimulante, inculcando en sus alumnos una forma de ver el mundo en positivo y son capaces de corregir en sus alumnos trayectorias de desafección por el esfuerzo y el trabajo, posibilidades éstas que aparecen muy temprano.
La desigualdad, la pobreza y la exclusión social están íntimamente ligadas en España al empleo y a la educación. El aumento del paro y del abandono escolar han hecho crecer la brecha entre ricos y pobres. Es importante destacar que, a tal fin, y con cierto éxito, el gobierno socialista en 2004 puso en marcha el Plan PROA (Programa de Refuerzo, Orientación y Apoyo); era un proyecto de cooperación entre el Ministerio de Educación y las Comunidades Autónomas; pretendía abordar las necesidades asociadas al entorno sociocultural del alumnado mediante un conjunto de programas de apoyo a centros educativos con el fin de respaldar y ayudar a los alumnos más excluidos; a pesar del éxito el inepto y soberbio ministro popular José Ignacio Wert dejó de financiarlo en 2013.
En este sentido, no es banal recordar que no damos importancia y nos pasa desapercibida la abundancia de medios, calidad de materiales y cuidado diseño cuando se construyen edificios, dependencias o despachos oficiales para los altos cargos de los gobiernos, nacional, autonómico o municipal; como ejemplos claros de dispendio y ostentación política que no percibe ni la miseria ni la pobreza de la sociedad, tenemos como modelos censurables las remodelaciones faraónicas que Gallardón hizo en Cibeles como sede para su despacho de alcalde o en la Real Casa de Correos de Puerta del Sol como Presidencia de la Comunidad de Madrid para su despacho cuando fue presidente, o un tal “Fabra” que construyó un aeropuerto para su nieto, sin aviones ni pasajeros; y mientras se constata la cantidad de centros públicos de educación envejecidos o en barracones destartalados, sin las condiciones mínimas de calidad en su construcción, materiales, medios didácticos o condiciones higiénicas saludables.
La recuperación económica en España y esa enfermiza y precaria creación de puestos de trabajo, que tanto “cacarean y se pavonean Rajoy y esa cohorte de palmeros populares con fanfarria y castañuelas”, ha favorecido cuatro veces más a los más ricos, según Oxfam Intermón: el 1% más rico de la población concentra 1 de cada 4 euros de la riqueza española. El 1% más rico obtuvo el 40% de la riqueza generada entre 2016 y 2017, mientras que el 50% más pobre apenas consiguió repartirse un 7% de este incremento. Las retribuciones más altas subieron un 15% durante ese período mientras que los salarios más bajos redujeron ese mismo porcentaje entre 2008 y 2016. Y lo que es más gráfico y sangrante a la vez: un empleado medio tiene que trabajar 29 años para cobrar lo mismo que un directivo en un año. Sólo en el último año, cuatro nuevos multimillonarios españoles entraron a formar parte de la lista de la revista Forbes, que ya incluye 25 multimillonarios españoles entre las mayores fortunas mundiales.
Y mientras Rajoy y el PP se enorgullecen de esa “disfrazada, engañosa y desigual recuperación económica”, según un informe de CC.OO. -que recoge Nueva Tribuna-, el gobierno popular “ha privatizado” 180.000 empleos públicos. Este trasvase de empleo público y el aumento de su precariedad han sido consecuencia directa de la prohibición por parte del ministro Montoro de contratar personal en las Administraciones Públicas. Según este informe,“la reforma laboral de 2012 y las políticas neoliberales del Gobierno del PP han provocado un trasvase de empleo del sector público al privado, que se ha visto acompañado de un trasvase de recursos públicos y de un deterioro de la calidad del empleo en este sector, con un aumento de la precariedad en 2,1 puntos”.
Y puesto que estas reflexiones hacen referencia fundamentalmente al sector educativo, en la educación pública, a la que suelen acudir los sectores económicos menos favorecidos y más tocados por la crisis y la reforma laboral del PP, hay 59.144 profesionales menos ocupados, mientras que en la educación privada el aumento ha sido de 71.009 profesionales más. Actualmente, frente a ese “mantra falaz y engañoso que repite el gobierno popular de que quieren una educación pública, universal, equitativa y de calidad”, en el sector de la educación pública las personas ocupadas representan el 61,4% y en el sector privado, el 38,6%.
Hasta RTVE, “vocero servil y oficial del gobierno popular”, en un alarde de inusual y contradictoria sinceridad, publicaba el lunes 22, como información previa a la apertura del Foro Económico Mundial en Davos que “la recuperación económica en España está en manos de una minoría», e insistía en que “el aumento de la desigualdad registrado en España nos convertía en el tercer país más desigual de toda la UE, sólo por detrás de Rumanía y Bulgaria”.
No es, pues de extrañar que, desde su sólida y documentada experiencia en la lucha contra la pobreza, Oxfam Intermón alerte y recomiende a Rajoy y su gobierno, tan torpe, ciego, fatuo, engreído, ignorante, repetitivo, disléxico y displicente, como demostró ser en la entrevista que Carlos Alsina le hizo el día 24 en la emisora de Onda Cero, que frene esta situación y, saliendo de su torpe parálisis política, tome algunas medidas como, por ejemplo: invirtiendo en las personas, dando prioridad al estímulo económico, la creación de empleo y la ayuda oficial al desarrollo; invirtiendo en los servicios públicos: educación y atención sanitaria públicas, universales y de calidad para todas las personas; fortaleciendo la democracia institucional con mayor participación, mayor transparencia y mayor democracia en el ámbito laboral.
La población española es muy consciente de esas desigualdades, tal y como muestra una encuesta de Oxfam incluida en el informe sobre España: un 73% está de acuerdo en qué la distancia entre ricos y pobres es demasiado grande, y un 68% considera que es imposible que los ingresos se incrementen cuando se trabaja con sueldos de miseria, por lo que el 67% de españoles aboga y exige al “parado y plasmático Rajoy” que, en lugar de “echarse alabanzas inmerecidas”, actúe contra la desigualdad y la pobreza de manera eficaz y urgente. Para más inri y desparpajo, “la bien pagá”, la diputada del PP, Celia Villalobos, ha tenido la desvergüenza de asegurar en Los Desayunos de TVE que “tenemos la obligación de decirles a los que hoy tienen 45 años: ¡cuidado, preocupaos del ahorro!… porque hay ya un número importante de pensionistas que está más tiempo en pasivo, es decir, cobrando la pensión que en activo, trabajando”. Y lo dice ella, la del “Candy Crush” que no ha dejado de vivir del erario público; por no hablar de la ministra Báñez, ministra de Empleo y Seguridad Social, que pasará a la historia como la artífice de la reforma laboral más agresiva y más lesiva para los trabajadores, que jamás ha cotizado en empresa alguna ni ha aprobado ninguna oposición para obtener un empleo público, según figura en los datos de la web del Ministerio. Una ministra que a los jubilados les escribe en carta oficial y orgullosa les repite un año más que “ellos, los del PP, han revalorizado las pensiones”. Ignora esta señora qué significa en castellano ese verbo transitivo “revalorizar”. Pues según la RAE significa: “hacer que aumente el valor de una moneda u otra cosa o devolver a cierta cosa o persona el valor o la estima que había perdido”. ¿Se puede, entonces llamar, a un 0,25% revalorización cuando en 2016 el IPC, oficialmente, creció 1,6% y en 2017 un 1,2%? ¡Hay tantas “bien pagás”, dentro del PP, amantes de la peineta, el lujo, las mansiones y los recortes…! Han saqueado la hucha de las pensiones y ahora recomiendan planes privados a trabajadores asalariados que no llegan a fin de mes.
Y puesto que hablamos de educación, pobreza y exclusión social, no quiero dejar de hacer alguna reflexión sobre los llamados “niños de la llave”; esos niños obligados a convertirse en adultos con apenas 10 u 11 años; niños que se quedan demasiado tiempo solos en casa mientras sus padres y madres (algunos o algunas monoparentales) trabajan porque ni siquiera con dos salarios les da para vivir dignamente. Menores “de la llave” que muchos llevan incluso colgada al cuello para evitar que se pierda; niños que cuando viene del colegio deben de cuidar de sus hermanos menores asumiendo tareas de responsabilidad.
La ONG “Educo” ha querido alertar del riesgo de desamparo y soledad que viven más de medio millón de niños de entre seis y 13 años, que tendrán que quedarse solos en casa muchas horas debido a las interminables jornadas de trabajo de sus padres. En esta precaria situación viven en España ocho de cada diez familias pobres, que no tienen quien pueda ocuparse de sus hijos mientras trabajan. Muchos, pero no todos, tienen en cambio la suerte de contar con la inestimable y no recompensada ayuda de los abuelos. Son niños de entre seis y 13 años que pasan las tardes solos en casa o el día entero cuando llega el verano; niños, que como sostiene “Educo”, desayunan, comen e incluso cenan solos. Que no tienen quienes les espere a la salida del colegio, ni quien se ocupe de ellos al llegar a casa. Y no porque sus padres no quieran sino porque la situación económica de la familia es tan precaria, que se ven obligados a trabajar en jornadas interminables para poder salir adelante, sin ningún tipo de ayuda económica, familiar o social.
En estas condiciones ¿pueden estos niños tener una educación equitativa y de calidad? Rotundamente NO; de ahí que “Educo” advierta de los peligros a los que se enfrentan estos niños al quedarse solos en casa sin ningún tipo de atención ni cuidado:
- Pasan buena parte del tiempo frente a la televisión, expuestos a todo tipo de programación y publicidad sin filtros;
- No pueden contar a nadie sus problemas o preocupaciones. Al no haber un adulto a su cargo, pierden la necesidad de comunicar algo importante para ellos en un momento dado; y esta situación se complica especialmente entre los 11 y los 12 años, coincidiendo con el paso a esa complica etapa de la ESO;
- A lo problemas emocionales derivados del aislamiento y la soledad, se unen otros potenciales peligros como el alcohol y las drogas;
- Uno de cada cinco adolescentes de 15 años, afirma la ONG, se convierte en “usuario extremo” de Internet, sin ningún tipo de filtro ni vigilancia adulta
- Con el paso al instituto, dejan de comer en el comedor escolar y pasan a ser responsables de su propia alimentación, con el riesgo para su salud de no tener una alimentación adecuada.
- A los “niños de la llave” de familias con bajos recursos, la soledad se acrecienta en verano, pues se da la particularidad de que la mayoría de los ingresos familiares proceden de trabajos de alta temporalidad de la época estival. Con los riesgos añadidos de que: a) las vacaciones escolares obligan a los menores a estar en casa todo el día mientras sus padres trabajan; b) Al no haber recursos económicos, las familias no pueden pagar campamentos de verano, excursiones o actividades lúdicas y la mayoría de ellos carece de vacaciones familiares; la pobreza no se lo permite.
Mientras no se fomenten políticas de conciliación, mientras no se ofrezcan más ayudas económicas y sociales a familias con bajos recursos, mientras aumente la desigualdad y la pobreza, la educación ni será equitativa ni de calidad, incluso, hasta es posible que no haya educación. Estaremos creando un mundo discriminatorio y excluyente donde no todos los niños y niñas puedan disfrutar de sus derechos y de una vida digna; y la cifra de “los niños de la llave” seguirá, tristemente, aumentando en nuestro país. Porque como decía al inicio en palabras de monseñor Oscar Romero, “la pobreza es como las serpientes: sólo muerde a los descalzos”.
Fuente del Artículo:
http://www.nuevatribuna.es/opinion/jesus-parra-montero/situacion-pobreza-educacion-publica-ni-es-equitativa-ni-puede-ser-calidad/20180128112744147846.html