Ernesto A. Holder
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Una de las cosas que entenderemos al final (o al principio de alguna nueva etapa que desconocemos aún) es que la cultura, la memoria y la historia común, y el trabajo constante por aprender de las lecciones que nos han heredado es lo que nos mantendrá de alguna manera unidos; ojalá, enfocados en la construcción de una nueva realidad social que nos beneficie a todos.
Tal como experimentamos en estos momentos y desde hace ya varias décadas, tanto en lo local como a nivel internacional, el deterioro de la condición humana es irreversible desde las perspectivas y con los parámetros generales que se nos imponen. No están funcionado; por más que nos digan que las economías están creciendo o que la expectativa de vida va en aumento: ¿las expectativas de vida de quién?
Algunos nos pintan un mundo mejor, pero no ofrecen igualdad de condiciones sociales para todos. El fanatismo ideológico-religioso que intenta imponer creencias esotéricas al conjunto de la sociedad, lo hace, muchas veces, desde posturas peligrosamente agresivas. No será el dinero lo que nos una. Ese apetito enfermizo por tener más y más de lo que no se puede ni consumir ante la mirada de los que apenas tienen para sobrevivir.
La discusión y análisis del tema sobre la Sociedad Fracturada ( Fractured Society ) tuvo espacio en la reunión del Foro Económico Mundial en Davos, a finales de enero pasado, en donde el tema fue visto y analizado desde varias perspectivas, incluyendo la educativa, la sociocultural y las amenazas del cambio climático, entre otros.
El joven Parvathi Santhosh, de la organización internacional Global Shapers, sobre las ciudades, y tomando en cuenta lo que en estos últimos años hemos vivido aquí en Panamá, sugirió que: ‘Para crear un futuro compartido en un mundo fracturado, necesitamos activar el potencial sin explotar de los niños y las familias que luchan por tener éxito, reorganizando los sistemas y la infraestructura de la ciudad para que sean más personalizados e interconectados, de modo que cada niño en cada comunidad tenga una oportunidad en un futuro brillante’. El tiempo que pasamos yendo y viniendo, poca oportunidad le concede a los jóvenes y niños para que puedan explorar su creatividad e ingenio en la búsqueda de mejoramiento en las cosas que les inquietan y, por el poco tiempo que pasan juntos, lo más posible es que sus progenitores lo desconocen.
Esa reflexión (que debemos tomar unos minutos para internamente examinar) nos lleva a lo que Sarah Al Charif sustentó: ‘Necesitamos educar a nuestros hijos sobre la empatía, necesitamos integrarlo en nuestros sistemas educativos. La empatía es la respuesta para construir la cooperación en un mundo fracturado hoy y en el futuro’. Tomen nota de la creciente impaciencia y poco espacio que le damos al otro para que se equivoque. La chispa violenta en las calles ante la imprudencia de algún semejante, enciende las reacciones más enérgicas, so pretexto de la defensa del espacio y el derecho individual, téngase la razón o no.
Como tercer ejemplo, me hago eco de lo expuesto en Davos por el joven Umair Pervez, de la empresa Calgary Hub, quien muy atinadamente señala que: ‘Como regla general, debemos preguntarnos: ¿esta decisión mejorará el mundo para las generaciones futuras? Si una decisión no pasa esta simple prueba, probablemente sea hora de reconsiderarla’. Esta sencilla pregunta aplica para YA. Que nos veamos parte de una sociedad en peligro… que enseñemos a nuestros jóvenes a pensar de manera colectiva y abandonar las mezquindades individualistas.
Por donde miramos, aquí, en esta sociedad fracturada nuestra, el futuro no se ve muy bien y muy pocas son las señales de que los que trabajan conscientemente por el bien común, tenga el camino despejado para lograr sus objetivos.
Para los que toman decisiones y conducen las cosas del Estado, desde el Gobierno o la empresa privada, las señales que emergen de Davos apuntan a otras responsabilidades para que podamos corregir los problemas existentes y allanar el camino hacia el futuro. Para los que no lo saben y/o prestan atención, en Davos también se reúnen algunos de los líderes culturales más importantes del mundo. Su misión es la de dar forma y sentido a la realidad en el marco de visualizar el bienestar futuro. Tomen nota, que por allí es la cosa.
Fuente del Artículo:
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