Siria/12 de Marzo de 2018/ACNUR
El incesante sufrimiento de la población civil siria pone de relieve una vergonzosa falta de voluntad política y el descenso a nuevos mínimos en el prolongado conflicto de Siria, que este mes alcanza un deprimente séptimo aniversario, lamentó hoy el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi.
“Estos siete años de guerra nos han dejado una colosal tragedia humana. Por el bien de los supervivientes, ya es hora de poner fin a este devastador conflicto. No hay ganadores claros en esta insensata búsqueda de una solución militar, pero resulta fácil ver quién pierde: el pueblo de Siria”, añadió.
Siete años de enfrentamientos se han cobrado cientos de miles de vidas, han forzado a 6,1 millones de personas a huir de sus hogares dentro de Siria y han obligado a 5,6 millones de refugiados a buscar seguridad en los países de la región.
Las condiciones de vida a las que se enfrenta la población civil en Siria son peores que nunca, ya que el 69% languidece en la pobreza extrema. La proporción de familias que gastan más de la mitad de sus ingresos anuales en alimentos ha aumentado hasta alcanzar el 90%, mientras que los precios de los alimentos son en promedio ocho veces más altos que los niveles previos a la crisis. Alrededor de 5,6 millones de personas se ven expuestas a situaciones que amenazan su vida en términos de seguridad, derechos básicos o condiciones de vida, y requieren asistencia humanitaria urgente.
ACNUR, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, y sus socios humanitarios están haciendo todo lo posible para brindar ayuda a las personas en situación de necesidad extrema en el país, pero el acceso a la población en las zonas sitiadas y de difícil acceso sigue siendo, desgraciadamente, insuficiente. El convoy humanitario que llevó ayuda a las personas sitiadas en Duma, en Guta Oriental, el pasado 5 de marzo supuso un positivo avance. Sin embargo, los continuos bombardeos obligaron a los camiones a salir de la zona antes de que la mitad de los alimentos destinados a la población hambrienta pudieran ser descargados y nuestros intentos por volver se han visto frustrados.
Tanto ACNUR como otros actores humanitarios se hallan preparados y deseosos de poder hacer entrega de ayuda básica a los cientos de miles de personas que la necesitan desesperadamente, dentro de Guta Oriental y de otras zonas sitiadas del país.
“Incluso en la guerra, hay reglas que todas las partes deben respetar. En Siria, hasta la posibilidad de huir de zonas en conflicto en busca de seguridad en otras partes del país está disminuyendo. Se debe garantizar el acceso de la ayuda humanitaria a las personas que la necesitan, así como la seguridad de quienes desean huir en busca de refugio, proteger a toda costa a personas e infraestructuras civiles,como hospitales y escuelas”, declaró Grandi.
Mientras tanto, la peligrosidad de la situación dentro de Siria ha apagado las esperanzas de millones de refugiados sirios que viven en Turquía, Líbano, Jordania, Egipto e Irak, y que sueñan con regresar a su casa cuando las condiciones de seguridad lo permitan.
“Mientras los combates en algunas zonas de Siria sigan siendo tan cruentos como hasta ahora, es comprensible que los refugiados tengan aún demasiado miedo para regresar”, dijo Grandi. ACNUR ha comenzado los preparativos para prestar asistencia a los retornos, pero la situación de seguridad deberá mejorar considerablemente antes de que estos puedan tener lugar.
En espera de ello, las condiciones de millones de sirios en el exilio son cada vez más difíciles, ya que en su gran mayoría viven por debajo del umbral de la pobreza. Más de tres cuartas partes de los refugiados en zonas urbanas de Jordania y el Líbano no pueden cubrir sus necesidades básicas en materia de alimentación, vivienda, salud o educación.
El porcentaje de los niños y niñas refugiados que asiste a la escuela ha aumentado en los últimos años; sin embargo, el 43% de los 1,7 millones de refugiados sirios en edad escolar sigue sin tener acceso a la educación. Los sistemas nacionales de educación pública en los países de acogida recurren a dobles turnos de clases para acomodar a los estudiantes sirios y precisan de mayor apoyo.
“Si bien la atención se centra en la devastación que sufre Siria, no debemos olvidar el impacto de la guerra sobre las comunidades de acogida en los países vecinos, ni los efectos que tantos años de exilio han tenido en la población refugiada”, recalcó Grandi. “Mientras no haya una solución política al conflicto, la comunidad internacional deberá aumentar sus contribuciones a los países de acogida”.
El Alto Comisionado hizo referencia también a la próxima conferencia internacional Apoyo al futuro de Siria y la Región, que tendrá lugar en Bruselas los días 24 y 25 de abril, sobre la que afirmó que debe concluir en un compromiso firme de proporcionar mayor apoyo financiero y al desarrollo.
La ayuda de los donantes ha sido generosa durante los años de conflicto, pero se precisa mucha más. En diciembre del año pasado, las agencias de la ONU y cerca de 270 ONG socias dieron a conocer el Plan Regional para los Refugiados y la Resiliencia (3RP) para 2018, que prevé un presupuesto de 4.400 millones de dólares para apoyar tanto a la población refugiada como a las comunidades que los acogen. Sin embargo, la brecha entre las necesidades y los recursos disponibles sigue siendo amplia. En 2017, la respuesta humanitaria internacional captó únicamente la mitad de los fondos que requería.
El Alto Comisionado se encuentra actualmente en el Líbano, donde a lo largo de tres días se reunirá con altos funcionarios del gobierno y con algunos de los cerca de un millón de refugiados sirios registrados que viven en el país. Grandi elogió la generosidad del país por acoger casi al mismo número de sirios que toda Europa en su conjunto, pero advirtió de que la insuficiencia de apoyo internacional está aumentado la vulnerabilidad de los refugiados y las comunidades que los acogen.
Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/7-anos-de-conflicto-en-siria-una-colosal-tragedia-humana/