Cuba / 20 de mayo de 2018 / Autor: Lisandra Fariñas Acosta / Fuente: Granma
«Cuba es un país seguro, la escuela cubana es segura, la familia tiene confianza en ella, y justamente lo que buscamos con estas campañas es sensibilizar, inquietar, brindar educación y orientación a la población», dijo a Granma Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual
Dígase escuela y se habrá dicho eso, y más, porque no puede pensarse en esta institución de otro modo. Los esfuerzos para eliminar toda forma de violencia en la sociedad y particularmente en el ámbito escolar, son entonces bienvenidos.
Es este uno de los mensajes que traen las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia. ¡Me Incluyo! Por escuelas sin homofobia ni transfobia, que en su 11na. edición –cuya sede es la provincia de Pinar del Río– no solo promueve el respeto a la libre y responsable orientación sexual e identidad de género, como ejercicio de justicia y equidad social, sino que escoge para ello un escenario estratégico, el escolar.
«La violencia emocional y la exclusión generan sufrimiento, y no es algo que pueda permitirse por ninguna razón», dijo a Granma Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
«Si partimos de que la homofobia y la transfobia están enraizadas en la cultura, las dinámicas institucionales y las relaciones entre las personas, lo que dificulta su visibilización como problema social y su necesidad de prevención, puede entenderse fácilmente que ambos fenómenos estén presentes en las escuelas, como reflejo de una realidad social en transformación, que requieren una actuación social más efectiva», explicó.
De ahí el énfasis en estos tipos de discriminación, lo cual no significa que no se trabaje el resto de las causas, pero es innegable que debemos incidir en aquellos ámbitos donde se inicia la «educación» de la homofobia, agregó la doctora Castro Espín.
«Cuba es un país seguro, la escuela cubana es segura, la familia tiene confianza en ella, y justamente lo que buscamos con estas campañas es sensibilizar, inquietar, brindar educación y orientación a la población, a partir de datos probados científicamente en estudios que realizamos en el Centro y en otras instituciones en torno al tema, y que nos alertan de la necesidad de visibilizar cualquiera de estas expresiones, para poder brindar en consecuencia la respuesta adecuada», refirió la experta.
EN BUSCA DE HERRAMIENTAS CONTRA LA VIOLENCIA
De acuerdo con fuentes académicas del Cenesex, «solo algunas investigaciones abordan la violencia que tiene su origen en los prejuicios y estereotipos asociados a los papeles de género, aquellos que las culturas dominantes les asignan a los hombres y las mujeres para mantener el orden
social funcional a los intereses económicos de las clases dominantes», sostienen.
En ese sentido, la doctora Castro Espín especifica que, en el caso de los niños y niñas, estos no trabajan o manejan conceptos como orientación sexual o identidad de género, sino que los prejuicios se ejercen desde la expresión de género, la cual se construye también a partir de lo que enseñamos como roles asignados históricamente a lo masculino y femenino.
Pero hay que entender, dijo, que la violencia homofóbica y transfóbica que se ejerce afecta a todas las personas que están inmersas en esa situación: víctimas, victimarios y testigos.
Tiene asimismo un impacto significativo sobre la salud física, mental y el bienestar de la comunidad educativa, y repercute de manera adversa en el acceso a la educación, los logros académicos y las perspectivas de trabajo. «Estas situaciones crean un clima de inseguridad, miedo y descontento en la comunidad escolar, disminuye la confianza en el personal educativo y en la institución, aumenta el riesgo de conductas autolesivas y
obstaculiza la construcción de relaciones enriquecedoras y libres de prejuicios», señalan estudiosos del tema.
«El ambiente emocional positivo que debe crear la escuela es fundamental para el aprendizaje», sostuvo la especialista, quien señaló que la política educacional del Estado cubano tiene la
responsabilidad de continuar fomentando los valores de la inclusión», dijo.
Buscar herramientas pedagógicas oportunas y efectivas que permitan
abordar estos fenómenos no solo en el alumnado, sino en docentes y familiares, es hoy uno de los principales desafíos que se propone el Cenesex. Constituye además una respuesta a la convocatoria que formulara la Unesco a los estados, para indagar y tratar dentro de sus políticas los temas de acoso o bullying, en el contexto de la violencia en el ámbito escolar, comentó la directora de este centro.
Manuel Vázquez Seijido, subdirector del Cenesex, apuntó que la Resolución 139 del 2011 es una norma jurídica emanada del propio Ministerio de Educación, la cual ordena e introduce la educación de la sexualidad desde el tratamiento curricular. Es un elemento educativo que puede convertirse en un marco que garantice escuelas sin homofobia ni transfobia, si se enfatiza en estos elementos en el proceso formativo.
PISTAS NECESARIAS
En Cuba, refieren expertos del
Cenesex, las investigaciones que han abordado la violencia homofóbica y transfóbica en las escuelas lo han hecho de manera indirecta. Asimismo, otro elemento común de estos estudios en nuestro país ha sido la parcelación de las muestras en la población lgbti (lesbianas, gays,
bisexuales, transexuales e intersexuales), lo que impide el análisis integrado y la sistematización de los resultados.
Al respecto, plantean que las investigaciones de carácter retrospectivo, realizadas con muestras de activistas lgbti adultos, ofrecen entre los principales
elementos: las dificultades en los procesos de adaptación y permanencia escolar de las personas trans; las experiencias de rechazo a las personas trans, al no aceptar sus expresiones de género; la incapacidad para iniciar o continuar estudios superiores por las contradicciones entre sus expresiones de género y las normativas institucionales; y la tendencia a situaciones de exclusión social de las personas trans.
De igual modo, los actos homofóbicos más frecuentes referidos por estas personas son burlas, gestos e insultos…
«Tales evidencias ponen de manifiesto que resulta imprescindible sensibilizar a las organizaciones estudiantiles para que funcionen como redes de apoyo ante situaciones de violencia en el escenario escolar. Es de vital importancia potenciar la formación de docentes y del personal no docente para la identificación y prevención de la violencia homofóbica y transfóbica», sostienen los expertos del Cenesex.
«Prevenir y enfrentar estas manifestaciones de discriminación en las escuelas contribuye a garantizar uno de los principios del Sistema Nacional de Educación en Cuba: el acceso a la educación libre de discriminación, por lo que será necesario promover no solo políticas y normativas específicas, sino también cambios sociales y culturales».