Centro América/Guatemala/28 Junio 2018/Fuente: Prensa Latina
La evaluación abarca desde 2002 hasta 2016 y refleja que la tasa neta de escolaridad en ese periodo descendió del 60,3 al 56 por ciento en todos los niveles.
De acuerdo con el CIEN, a la reducción de la cobertura educativa se suma una baja inversión en infraestructura, pues la mayor parte del presupuesto se destina a salarios de los docentes.
En 2016, el 88 por ciento de los recursos se dedicó principalmente al pago de sueldos de maestros y personal administrativo, en tanto solo 0,9 por ciento fue a parar al mejoramiento de aulas y escuelas.
Precisamente la víspera la viceministra de Educación, María Eugenia Barrios, dio a conocer que más de 17 mil edificios educativos carecen en el país de certeza jurídica, lo cual impide que puedan tener inversión por parte del Ministerio de Educación (Mineduc).
El informe del CIEN se basa en datos del propio Mineduc, al que los expertos recomiendan definir una nueva política educativa.
Parte del problema radica en el poco interés de los maestros en emplearse en el sector público junto al deficiente proceso de selección de estos por parte del Mineduc, señalan.
El panorama se complica porque Guatemala tiene la inversión en educación más baja de Latinoamérica con menos del tres por ciento del Producto Interno Bruto, cuando los demás países asignan 5,3 por ciento como promedio.
Según el informe Actualización del estudio de políticas docentes en Guatemala, del CIEN, mejorar con esos indicadores es difícil, pues ‘la educación que tenemos sigue sin ser la que queremos’, a juicio de la investigadora Verónica Spross.
Entre las debilidades se señalan el bajo resultado en las pruebas nacionales que se aplican a los alumnos a pesar de que el Mineduc ha buscado superar estas carencias. Según datos de la Dirección General de Evaluación e Investigación Educativa (Digeduca), el pasado año solo 32 de cada 100 jóvenes que concluyeron el diversificado obtuvieron el logro mínimo en lectura y únicamente 10 de cada 100 lo vencieron en matemáticas.
Las deficiencias no solo tocan a los estudiantes, pues evaluaciones internacionales destacan también dos grandes lagunas en la formación de maestros enfocadas en deficiencias en la enseñanza del uso de la tecnología como herramienta en las aulas e insuficiente práctica supervisada en el proceso formativo.
En muchos casos, los aspirantes a ocupar plazas en preprimaria y primaria se someten a una prueba diagnóstica cuyo tope es 60 puntos para ingresar en la nómina de elegibles, pero el resultado no es vinculante para la contratación, alertaron expertos.