Autor: Diario El Clarín
Sanjit Bunker Roy decidió fundar en 1972, en un rincón de su patria, el Barefoot College, una universidad para los pobres.
Después de haber estudiado en los mejores y más exclusivos colegios de India, su país natal, “con el mundo rendido a sus pies” y una carrera tradicional a la vista, asistió a la peor hambruna de Bihar, en su tierra, abrió los ojos, vio morir a gente de hambre y decidió retribuir algo de lo que había recibido en su vida; para estupor de su familia, se fue a vivir a una aldea. Con una filosofía inspirada en el Mahatma Gandhi, Sanjit “Bunker” Roy, emprendedor social y educador, decidió fundar, allá por 1972, en el pueblo de Tilonia,en Rajasthan, un rincón de su patria, el Barefoot College, la Universidad de los Pies Descalzos. Nada más y nada menos, en sus palabras, que una universidad para los pobres.
Elegido en 2010 por la revista Time entre las 100 personalidades más influyentes del mundo por su trabajo con los analfabetos y semi analfabetos de poblaciones rurales de India, él mismo explicó, en una charla TED, el motor que impulsó su creación: “Entré en contacto con el saber y las técnicas más extraordinarias que tiene la gente muy pobre, que nunca son parte de la tendencia general, que no se identifica ni respeta”. Inicialmente centrado en la provisión de agua e irrigación en zonas de sequía, el proyecto pronto pasó a trabajar en el empoderamiento y la sustentabilidad. En el college son bienvenidos quienes desarrollan trabajos manuales, tienen noción de la dignidad del trabajo y demuestran poseer alguna habilidad para ofrecer y brindar un servicio a la comunidad. Construido por doce arquitectos “descalzos”, que no sabían leer ni escribir y se alzaron con el Premio Aga Khan de Arquitectura en 2002, tienen cabida allí quienes quieran desarrollar una idea, más allá de los resultados; también los fracasos se admiten. Un grupo de mujeres “impermeabilizó” la terraza, con una mezcla de elementos cuya fórmula no quieren compartir pero que hizo que no se filtrara una gota desde su fundación; un hombre con apenas ocho años de educación primaria instaló toda la red de paneles solares y, después de que un silvicultor experimentado descartara la posibilidad de lograrlo, un anciano de la aldea sugirió qué hacer para convertir la tierra árida donde erigió su establecimiento en un lugar poblado de verde.
Desde los inicios del college cientos de hombres y mujeres carentes por completo de educación tradicional, que apenas saben leer y escribir en muchos casos y no tienen posibilidad de conseguir un empleo formal, han sido instruidos para desempeñarse como maestros, dentistas, parteras, carpinteros, comunicadores, artesanos, herreros, profesores de informática, entre tantos otros. Uno de los principios que suele repetir Roy es “escuchen a la gente de los pueblos, son ellos los que tienen todas las soluciones del mundo”. Y ha puesto un foco curioso: las abuelas. “Ellas poseen las raíces más profundas, no tienen ansias de correr hacia nuevos horizontes. Con las abuelas el proyecto estará seguro”, explica. Jactándose de que la suya es la única universidad donde los profesores son alumnos y los alumnos, profesores, rastreó abuelas en Sierra Leona, Gambia, Afganistán y Cachimbo, en México, lugares donde casi todo estaba por hacerse. De este último territorio, cuatro fueron las mujeres que se formaron con los “pies descalzos”. Al cabo de seis meses de preparación, volvieron a su tierra natal convertidas en ingenieras solares y lograron el “milagro” de dar luz a su pueblo.Otra abuela iletrada es responsable de la salud bucal de siete mil chicos en Tilonia; mujeres fueron quienes construyeron la cocina solar de la que salen 120 comidas al día, y cientos de mujeres rurales replican el ejemplo, en India y en otras partes del mundo, egresadas de la particular facultad fundada por Roy.
Una frase de Gandhi guía sus pasos: “Primero te ignoran, luego se ríen de ti, después te atacan, y entonces ganas”. Lecciones para atender, del maestro de los “pies descalzos”.
Fuente: https://www.clarin.com/opinion/maestro-pies-descalzos_0_H1jLa6NWm.html