Por: Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo.
Deseo hacer algunas reflexiones sobre la crítica como ejercicio de una sociedad sana, de una sociedad que no teme mirarse sus errores para rectificar el camino. Sin la sana crítica toda sociedad humana irá a su propia corrupción. El peor peligro de toda razón es creerse con toda la razón. Sin embargo, todas las críticas no son iguales ni cumplen los mismos objetivos.
Es sabido que la crítica es un ejercicio que se ha identificado con lo que la sociedad capitalista burguesa denomina democracia. Resulta atinado partir de esta premisa para comprender que una sociedad que se organiza sobre la lógica de la explotación de grandes masas estará viciada a la hora de hablar honestamente de democracia. La democracia en al capitalismo neoliberal es solo el derecho de unos de explotar a otros amparados por las leyes y, consecuentemente, la libertad de expresión es solo poder decir aquello que no afecte al sistema.
En el capitalismo neoliberal los medios se privatizaron y por tanto la libertad de expresión está limitada a los intereses del dueño y del apoderado. No estamos frente a la opinión publica sino frente a la opinión publicada que no es lo mismo. El pueblo exprimido por el capital no tiene ni televisoras ni periódicos que se ocupen de denunciar sus miserias por la simple razón de que los dueños de los medios no viven en la miseria, más bien, lucran con ella.
Como el capitalismo neoliberal necesita convencernos a todos de su justicia incuestionable y su prudencia a la hora de lidiar con opiniones enfrentadas; permite que la algarabía de la crítica superficial y vanidosa llene todos sus espacios mediáticos y llama a esto periodismo. El periodismo de Loret de Mola no es periodismo pues está totalmente subyugado por el sistema del capitalismo neoliberal y su lógica. Los periodistas que realmente se enfrentaron al neoliberalismo quedaron en las fosas o sin trabajo como Carmen. En el capitalismo neoliberal la libre expresión es solo un eslogan, una apariencia falsa de la realidad. Los medios se llenan de tontería en tanto el supuesto periodista se desgarra las ropas en críticas superficiales. No olvidemos aquella frase: “Hoy hace un día soleado”.
De esta manera aparecen aparentes periodistas (perrodistas al servicio de su amo) que en su crítica lo que hacen es validas delante de toda la sociedad incrédula y estupefacta, la capacidad del sistema aceptar la libertad de diversas opiniones cuando en realidad se asesinan a aquellos que en sus posturas pueden dañar los intereses, siempre intocables, del gran capital.
No confundamos la crítica del periodista profesional, o la del periodista de investigación con el balbuceo temeroso del que cobra grandes salarios para escupirle a su pueblo la mentira en el rostro como si fuese la verdad. Crear estados de opinión falsos y serviles al despojo es una tarea permanente del perrodista al servicio de su amo.
La crítica que el capitalismo en la voz de estos perrodistas ejerce tiene ciertas características muy notables:
1. Es una crítica superficial que nunca busca las causas reales de los problemas sociales, sino que se entretiene y conforma con la forma. Por ejemplo, se critica la mala practica de la atención a la niñez de la calle por una institución cualquiera y no se discute cómo se producen esos niños de la calle por la practica de un sistema de expropiación y despojo.
2. Es una crítica saturada de argumentos fútiles que embotan la mente del público y no le permiten comprender lo esencia. Por ejemplo, se critica que en Oaxaca se den plantones y bloqueos constantemente y que ello afecta a la población y al buen desarrollo económico sin atender las verdaderas razones de estas actitudes: como pudieran ser la falta de espacios para dirimir los conflictos, la pobreza, la insalubridad y la cultura del enojo.
3. Es una crítica en la que se atacan los aspectos positivos como si fuesen negativos para desacreditar y confundir al gran público. Por ejemplo, a un presidente que por primera vez se reúne con la prensa y escucha pacientemente sus preguntas, algunas realmente insidiosas y otras muy mediocres, y que responde con mucha educación se le acusa de dictador, o de mesiánico.
4. Es una crítica que implica la no critica instalando falsas teorías supuestamente científicas. Un ejemplo excelente sería el documental “De panzazo” en el que se hace una aberrante interpretación de la escuela como si esta fuese una institución separada de la sociedad y al margen de ella. En este documental totalmente intencionado se hace responsables a los educadores mexicanos de efectos que emergen de la pobreza, el despojo y la explotación a la que son sometidos más de sesenta millones de mexicanos. Se asume a la escuela como la institución de la que emergerá la nueva y buena sociedad que soñamos sin que se diera una redistribución de la riqueza. En este seudo documental se supone que la escuela erradicará las problemáticas que se han acumulado por siglos por la simple voluntad de los educadores organizados. Esto serpia como pretender que la resistencia del aire anule la gravitación sobre los cuerpos.
5. Es una crítica que no permite que lo bueno crezca y fructifique en una cultura de la comunicación y lo positivo. Si el pueblo está creciendo en saberes y conciencia crítica el perrodista tratará de robarle la verdad, hará que lo bueno muera en el intento para reinstalar la cultura de lo superfluo a la que tanto se acostumbró. Citaremos como ejemplo algunas palabras Víctor Trujillo, en su personaje de «Brozo”:
«Ya llegó Andrés Manuel, qué bueno que llegó, ya es gobierno. Y se le tiene que tratar como al gobierno. No como a un santo, no como a un ícono, no como a alguien venido de las estrellas, no como alguien parido del centro de la Tierra. Sangra y caga. Al poder se le revisa, no se le aplaude»(…)
Acá se unen en una sola cita varios errores muy peligrosos para un pueblo que busca salir de la ignorancia de los siglos y construir su emancipación. En primer lugar, se está asumiendo que AMLO es el nuevo poder con lo cual se logra continuar des empoderando al pueblo trabajador que lo puso donde está. El pueblo logro la hombría histórica de derrotar a los dueños de los medios y llevar a la presidencia a la persona que encarnó sus esperanzas por mucho tiempo. El pueblo debe saber que el poder es él, que sin su unidad y accionar esta realidad de hoy no sería posible. Es el pueblo el que está en el gobierno y esto debe ser explicado una y mil veces para que la gente comprenda que cuando AMLO dice que no lo dejemos solo no está haciendo otra cosa que definiendo otra lógica en lo que se concibe como poder.
El otro error es pensar que al poder se le critica por el solo hecho de serlo con lo cual los argumentos salen volando. Ninguna crítica que emerja basada en prejuicios y creencias puede reclamar para sí
el respeto1 del que se hace acreedora la crítica fundamentada y objetiva. Si comprendemos que el pueblo es poder y que el presidente lo que está haciendo es mandar obedeciendo como reflexiona DUSSEL entonces comprenderemos que la función del periodista comprometido con su tiempo no es criticar por criticar al gobierno; sino criticar para ubicar aquellos espacios en los que debemos mejorar, criticar para comprometerme más con el camino de la trasformación y el cambio. A los perrodistas a favor de su patrón, el capitalismo neoliberal, les permitimos y les respetaremos el espacio de expresarse; solo le exigiremos que sean objetivos en sus señalamientos. Siempre que manipulen y mientas los descubriremos ante el pueblo para que este conozca quienes trabajan para sus antiguos opresores. El pueblo sabrá sacar sus propias conclusiones.
La crítica del periodismo en esta cuarta transformación debe ser la luz que nos diga por dónde y por qué. Periodistas que investiguen, que busquen aquellos recodos que no enderezamos aún. Que alumbren aquellas oscuridades que se nos olvidan porque en estas urgencias podemos y vamos a cometer olvidos y errores. El periodista es para el pueblo en emancipación lo que el maestro para su alumno. Educa la crítica racional, objetiva y comprometida. Un periodismo que nos acompañe y nos ayude a no errar y a corregir es una verdadera bendición en esta 4t.
En la lógica de Víctor, debemos criticar todo para poder estar en la postura correcta, debemos criticar al poder; sea quien sea y haga lo que haga. Él no lo dijo exactamente así, pero así entiendo lo que leo cuando dice “al poder se le revisa, no se le aplaude”. Creo que lo correcto, en mi postura claro está, sería decir: al gobierno del pueblo se le revisan los errores y se le acompaña en la rectificación. Un periodista comprometido no solo utiliza la crítica como herramienta de clarificación sino como arma para la educación del pueblo. En este sentido me atrevo a sugerirle a Víctor: menos groserías que los niños están escuchando y más objetividad. La banalidad, la falta de educación y buen gusto no deben ser el racero que norme nuestro trabajo periodístico. Educar al pueblo en las buenas maneras y formas de expresión es también función del periodismo. No digo que en algunas oportunidades estas pintorescas maneras de expresión no sean necesarias para dibujar plenamente una situación. Lo que digo es que la grosería no debe ser el producto periodístico que le sirvamos a un pueblo que quiere caminar de la oscuridad a la luz.
Por otro lado, podría uno preguntarse; ¿Si un periodista en su postura, evidencia apoyo al trabajo que se viene realizando debemos entonces descalificarlo, demonizarlo? Nadie debe ver lo positivo, ningún periodista que se respete aplaudirá el buen trabajo del gobierno porque en la lógica de “Brozo” al gobierno de le debe criticar. En esta lógica nunca podremos salir de la mediocridad y la dominación a que conduce tan inconsecuente actitud. La objetividad, la crítica fundamentada de un periodista no implica falta de compromiso sino todo lo contrario.
Ser objetivo implica lo uno y lo otro: esto es, señalar lo que podemos mejorar y reconocer lo que hemos logrado. Estoy en contra, como Víctor, de cualquier aplauso lambiscón. La conducta abyecta es contraria a la profesionalidad que debe acompañar a un periodismo comprometido con el momento histórico que le tocó vivir. La 4t no debe ser, nunca, un acto social de arrodillarse ante sujetos o creencias. El hombre libre porta conciencia histórica, y con ello, no teme reconocer el trabajo de otros cuando se ha realizado con entereza y responsabilidad.
La correcta autoestima no usamos la palabra respeto para referirnos a los argumentos no a las personas pues estas deben gozar de él en todas las condiciones se avergüenza del logro de los otros; por sana, puede entonces disfrutar aplaudiendo el buen desempeño de un compañero o de un presidente.
No debemos olvidar cuando los “dinosaurio” alega que no tenemos libertad de expresión en esta 4t que las tumbas están llenas de compañeros periodistas que jugaron su papel en la historia y pagaron con su vida el precio por ello. El capitalismo neoliberal no respeta la libertad de expresión su vocación real es el despojo y el asesinato de los que eleven una palabra contraria a ello. Creo que en este punto debemos seriamente diferenciar entre la crítica del enemigo histórico y la del compañero de lucha.
La crítica del compañero de lucha que se compromete con el cambio de nación con el que todos soñamos es una crítica que no hiere ni descalifica ni lacera. El compañero sabe que el cambio es de todos y de todos es lo que hagamos bien y también lo que no. Habrá errores, eso es inevitable.
Por otro lado, frente a los errores debemos ser inclaudicables, pero protegiendo la obra construida y recuperando al compañero. Se critican las faltas no a las personas. Si arremetemos contra los compañeros cuando cometan una falta nos quedaremos solos. No podemos cometer el error de echar todo abajo cada vez que nos equivoquemos en una u otra cosa ni que poner en peligro la necesaria unidad. Para los compañeros de lucha en esta 4t, la crítica deberá convertirse en un arte: el arte de sanar, de acompañar en la rectificación, el arte de edificar un mundo mejor partiendo de aciertos y errores.
La crítica del enemigo histórico, a diferencia de la anterior, viene llena de malas intenciones, de veneno; no viene a sanar sino a destruir. No se critica para mejorar sino para denostar, se apunta con saña contra la persona. No se critica para ubicar aquellos aspectos en los que debemos continuar trabajando sino para demostrar la incapacidad del criticado. La crítica del enemigo histórico y sus métodos de destrucción y desunión jamás deben tener cabida entre compañero de lucha.
¿Qué es lo que se pretende con estas denostaciones a AMLO y nuestro proyecto de nación?
Se le hace responsable hasta del aire que respiramos pues se intenta destruir la credibilidad que el pueblo depositó en él y que tanto esfuerzo costo. Sí, debemos decirlo sin miedo, no hay proceso de cambio sin que la gente acopie alguna cantidad de sueños y utopías. Robarle los sueños y las utopías al pueblo es la misión histórica de los enemigos de México. A eso se dedicarán en estos seis años por venir. Ellos saben que será muy difícil que conquisten nuestra alma porque estamos hartos y decepcionados de su desempeño, por eso su apuesta es quitarnos los sueños para que regresemos al rincón de la historia rumiando que todos son iguales, en definitiva; el mismo finquero. Un pueblo sin utopías no está dispuesto a los sacrificios necesarios para emanciparse, no debemos olvidar esto.
Seré muy claro: AMLO; como persona, como ser humano, como sujeto que nunca se rindió merece el respeto y el reconocimiento de su pueblo agradecido. Criticar los errores que cometamos tanto él como nosotros es un deber de todos, pero salvando la esperanza, la necesaria unidad y la utopía.