Redacción: Página 12
Después de que el Incaa decidiera levantar el film de Juan Mascaró programado en la sala Gaumont, ahora se lo puede ver los lunes en el Centro Cultural de la Cooperación.
Dirección y guion: Juan Mascaró
Música: Colectivo Escuela Nº 32 de Moreno
Duración: 68 minutos
Se exhibe únicamente en la sala del Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543, los lunes a las 20.
Dada la incomodidad que el asunto genera en autoridades nacionales y provinciales, la gestión actual del Incaa decidió levantar esta película de cartel, después de haberla programado en el cine Gaumont. De modo que a partir de este lunes Escuela bomba, dolor y lucha en Moreno se exhibe todos los lunes a las 20 en el Centro Cultural de la Cooperación, que funciona así como “sala de acogida”. Producida por el Departamento de Educación de la Universidad Nacional de Luján, la película escrita y dirigida por el documentalista Juan Mascaró es lo que podría llamarse documental “de denuncia”. Aunque lo que denuncia no es desconocido. Estrenada justo un año después de sucedido el episodio, Escuela bomba, que se estrena con el auspicio del colectivo de documentalistas DOCA, trata sobre el recordado caso de pérdida de gas, explosión de una garrafa y muerte de la vicedirectora y un auxiliar docente de la escuela Nº 49 de Moreno, el 2 de agosto de 2018. Como se sabe, el estallido fue producto de la negligencia de las autoridades educativas y provinciales, que en el marco de la política de Estado Ausente tienen a las escuelas públicas en un estado de desatención que puede conducir, como en este caso, lisa y llanamente a la muerte de inocentes.
Lo que denuncia Escuela bomba es conocido, pero la película da uno o varios pasos más en relación con la cobertura que la televisión dio al episodio en su momento. El film, de cuya hechura participó la propia comunidad afectada, hurga hacia atrás, en las raíces del problema, y hacia delante, viendo en la reacción del vecindario de Moreno un posible modelo a seguir. Bucea también hacia el fondo del asunto, al indagar en el dolor de compañeros de trabajo, docentes y parientes de Sandra Colomano y Rubén Rodríguez, víctimas de la conflagración.Ese paso que da la película se ve expresado en términos visuales en el plano inicial. Primero se ve la pantalla de un televisor, informando del hecho a primeras horas de la mañana de ese día 2. Luego otras pantallas con otros noticieros y finalmente la superposición de todas las voces, en una suerte de Torre de Babel sonora en la que no se entiende nada. Recién entonces el documental dirigido por Juan Mascaró inicia su narración.
Escuela bomba, título tomado de boca de uno de los testimoniantes (que describe a las escuelas de la Provincia de Buenos Aires como bombas de tiempo) es un documental tan urgente como la propia explosión. Documental militante también, como evidencian las consignas de los créditos finales. La película dirigida por Mascaró (de quien hace unas semanas se estrenó Bazán Frías, elogio de un crimen) no pretende ser sumamente elaborada o sofisticada. Es una herramienta. Una herramienta de conocimiento, en primera instancia. Conocimiento proveniente de los testimonios de maestrxs de la escuela, de la compañera de Rodríguez (que también es docente), de militantes de organizaciones docentes, de directores de escuelas, funcionarios educativos y especialistas en políticas laborales. Basándose en estadísticas oficiales, el laboralista Oscar Martínez aporta un dato: en Argentina muere, por accidentes laborales, un trabajador cada 20 horas. 400 por año. Colomano y Rodríguez fueron dos de esos cuatrocientos.
“Esto no fue un accidente, fue un asesinato”, sostiene Hernán Pustilnik, maestro de la escuela Nº 49, que afronta un doble duelo. “Es duro aceptar que uno viene a la escuela a morirse”, sostiene a su turno la secretaria de la escuela, Karina Rabinovici, ante la información de que de ochenta escuelas inspeccionadas, 78 no tenían sus instalaciones de gas en condiciones. “Hablan pero no saben lo que es la escuela pública”, levanta la voz Mabel Zurita, viuda de Rubén Rodríguez, aludiendo a las autoridades educativas en el acampe popular que duró varios meses. “No-saben-lo que es-la escuela pública”, repite, para que quede claro. Tal vez sí lo sepan: la escuela pública es ese lugar en el que se cae. Tanto como para seguir cayendo, los títulos finales informan que noventa escuelas de la Provincia de Buenos Aires permanecen cerradas, por no tener las instalaciones en regla. Escuelas-bombas de tiempo, en las que se cae y a veces se muere.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/210302-escuela-bomba-un-documental-urgente-y-militante