Por: Ignacio Zafra y Ana Torres Menárguez.
Expertos, profesores y padres reclaman una ley consensuada e inversión como punto de inicio de amplias reformas
Más de ocho millones de alumnos acaban de empezar el curso en enseñanzas no universitarias en España, un sistema educativo que emite múltiples señales de necesitar reformas. ¿Cuál es la más urgente? EL PAÍS ha trasladado a una decena de expertos y miembros de la comunidad educativa la cuestión —que constituirá también la primera pregunta del Foro de Educación que este periódico abre para los lectores hoy en su web—. Casi todos los entrevistados coinciden en dos elementos que consideran capitales: el sistema necesita estabilidad normativa con una nueva ley consensuada y un aumento del gasto que repare las heridas que los años de recortes dejaron en las plantillas e instalaciones escolares.
¿Cuánto dinero hace falta? Los responsables de enseñanza de los sindicatos CC OO y UGT, Francisco García y Maribel Loranca, creen que el objetivo de llegar al 5% del PIB anunciado por el Gobierno en funciones (actualmente España destina el 4,3%) es adecuado a corto plazo, para una legislatura. Pero a medio y largo plazo estiman que el gasto conjunto del Ejecutivo, comunidades y Ayuntamientos debe alcanzar el 7% del PIB, unos 24.800 millones más de la cantidad actual.
Unos fondos que servirían, afirman, para reducir las ratios de alumnos por aula y la carga lectiva del profesorado, aumentar las ayudas escolares, ampliar las plazas de Formación Profesional, desarrollar la carrera profesional docente y acortar la distancia en materia de abandono educativo temprano que separa a España (donde el 17,9% de los jóvenes de 18 a 24 años solo acaba la Educación Secundaria Obligatoria) de la media de la UE (10,6%).
Después de décadas de vaivenes, los consultados coinciden en que la estabilidad normativa debe ser producto de un gran acuerdo. Pero la dificultad para alcanzarlo es fácil de comprobar: buena parte de los entrevistados consideran que el primer paso debe ser derogar la LOMCE, la norma que el PP aprobó en solitario hace seis años. Leticia Cardenal, presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnado (CEAPA) afirma que la nueva ley debe elaborarse “con la comunidad educativa” y con el objetivo de que en esta ocasión resista los cambios de color político en el Gobierno. Se trataría de la octava norma educativa de la democracia.
Ni medios ni preparación
La situación política hace altamente improbable que el pacto educativo y el aumento del gasto vayan a concretarse de momento. Por debajo de esas dos urgencias, Antonio Solano, director del instituto Bovalar de Castellón y autor del blog Re(paso) de Lengua, señala otras. “La escolarización obligatoria no ha solucionado problemas de exclusión social que se siguen manteniendo, sobre todo porque educación y bienestar social no trabajan conjuntamente para evitar el abandono o fracaso escolar ligados a sectores sociales desfavorecidos. Muchos centros educativos asumen la función de asistencia social, sin medios ni preparación para ello”, lamenta.
La brecha entre la realidad de los profesores y la de los alumnos es otro gran reto que debe afrontarse de forma urgente, opina María Acaso, jefa del área de Educación del Museo Reina Sofía. “Hay un nuevo lenguaje en las herramientas que usan los alumnos, como Instagram, que los profesores desconocen. Son dos culturas que no se reconocen y deben convivir ocho horas en un aula”. Cree que esa falta de entendimiento en los códigos, consecuencia de la falta de programas de formación para los docentes, genera que los alumnos entren en un espacio en el que no se sienten interpelados.
La necesidad de reformar la carrera profesional docente es uno de los grandes retos del sistema. El informe Talis 2018, de la OCDE, reflejó que España está a la cola en formación del profesorado. Solo el 26% de los docentes afirmaron haber participado en algún proyecto de tutoría con otros colegas profesores, cuando la media en la OCDE fue del 38%. Participar en esos programas es importante, según la organización, tanto para el desarrollo de su trabajo como para el rendimiento de los estudiantes. “Este tema no se ha abordado en ninguna de las leyes educativas de las últimas décadas; no hay una formación sólida del profesorado”, lamenta Lucas Gortázar, impulsor de REDE, una red de expertos para elaborar propuestas “consensuadas” para después elevarlas a los gobernantes.
Currículum más moderno
Ainara Zubillaga, directora de educación y formación de la Fundación Cotec, destaca la necesidad de reformar el currículum escolar: “Tiene que reflejar la cultura actual, y los programas están anticuados tanto en contenidos como en competencias, no les preparan para la sociedad actual: la convivencia con las máquinas y las aptitudes que nos diferencian de ellas, como el trabajo en equipo o la capacidad de innovar”.
Carles López, presidente de la confederación de estudiantes Canae, cree que el mayor problema es de índole social. “Hoy, demasiados alumnos se quedan atrás”, critica. Considera urgente invertir en programas de refuerzo y potenciar la Formación Profesional (que en España solo cursan el 12% de los estudiantes frente al 26% de la OCDE). “La ESO es demasiado academicista, muy teórica y memorística, por eso muchos alumnos se quedan ahí. Está concebida para acceder al bachillerato y eso nos limita como país; hay muchos alumnos que quieren otra vía más práctica”. Conseguir que se sientan cómodos y no abandonen el sistema. “Ahí es donde tenemos que ir”, opina.
Fuente del artículo: https://elpais.com/sociedad/2019/09/21/actualidad/1569091688_303897.html