Por: Carlota Fominaya
La situación sanitaria que estamos viviendo en estos momentos está repercutiendo en la vida social y educativa de muchos estudiantes como Jimena.
Jimena es una adolescente madrileña de 16 años estudiosa y responsable, que se ha adaptado sin problemas al obligado «home-schooling» debido al coronavirus. Se sigue levantando a las 7:00, se asea, se viste, desayuna, y se pone a estudiar siguiendo los mismos horarios que lleva en su colegio. Curiosamente, lo hace vestida con «el chándal del colegio. Ponerme el uniforme en casa es una forma de delimitar el tiempo de estudio, con el de ocio de la tarde. Es un consejo que nos dieron en el colegio. Todos mis compañeros de clase lo siguen, lo veo cuando hacemos videoconferencias«. «La verdad es que no le ha costado el cambio -reconoce Rocío, su madre- en parte porque ya estudiaban con medios tecnológicos y, en parte, porque Jimena es muy consciente de que tiene que delimitar cuál va a ser el tiempo de trabajo, de ocio y el dedicado a tareas domésticas para una correcta organización de la rutina familiar».
La situación sanitaria que estamos viviendo en estos momentos está repercutiendo en la vida social y educativa de muchos estudiantes como Jimena, y enfrentándonos a todos a nuevos retos, sobre todo el campo educativo, donde muchos colegios están adaptándose al «home schooling» que tan rigurosamente cumple esta adolescente. Ana Herrero, psicóloga y coordinadora del departamento de orientación del grupo Brains International Schools, comparte sus impresiones sobre las ventajas y desventajas del «home schooling» y ofrece algunos consejos para que otros padres, niños y profesores lo integren en su día a día.
Ana Herrero incide en la necesidad de realizar a primera hora una reunión familiar donde organicemos qué vamos a hacer en el día. En casa de Jimena, lo hacen durante el desayuno, que hacen todos los componentes de la familia. “En este momento tan excepcional, una correcta organización será clave para aumentar la motivación de los alumnos. Para ello, los padres deberán facilitar un espacio adecuado de trabajo, así como un horario en el que quede bien diferenciado el tiempo de estudio, el de descanso y el de ocio”, explica esta experta.
Rutinas familiares
En cualquier caso, el tiempo de ocio no debe faltar. De hecho, continua esta experta, dentro de la rutina establecida por cada familia, el tiempo de ocio debe ser igual de importante que el tiempo dedicado al estudio. «A los alumnos puede afectarles la ausencia de sus amigos, y echarán en falta la posibilidad de jugar con estos. Para ello, se les puede facilitar hablar con sus amigos a través de videoconferencias para que puedan contarse sus impresiones y ponerse al día». Es lo que hace Jimena, aunque reconoce que echa de menos «el contacto con mis profesores y amigos de Brains»».
«Podemos aprovechar esta oportunidad para disfrutar del tiempo en familia, hacer una obra de teatro, manualidades, cocinar un bizcocho, etc.», sugiere la psicóloga y coordinadora del departamento de orientación del grupo Brains International Schools.
Otra de las sugerencias de esta profesional es involucrar a los hijos en las tareas domésticas en función de sus edades. «Esto es siempre recomendable, y más cuando se pasa mucho tiempo en casa, para enseñarles a colaborar en familia. Además, el hecho de hacerles responsables de una tarea concreta cada día hará que los niños sientan que su participación es importante».