Por: Hugo Aboites
la Universidad Nacional es vuestra obra, pero también decía que
no, no será la Universidad una persona destinada a no separar los ojos del telescopio o del microscopio, aunque en torno a ella una nación se desorganice, no la sorprenderá la toma de Constantinopla, discutiendo sobre la naturaleza de la luz del Tabor( dgb.gob.mx/libros/ dgb/ 771870_1.pdf pág. 44). En otras palabras, la universidad debía reaccionar con vigor –como centro del conocimiento–, cuando la nación lo requiriera. A Sierra, por conservador, sus propias clarividentes palabras no le sirvieron: no pudo ver el despojo y el encono que unas semanas más tarde, en noviembre, se convertiría en una rebelión armada y nacional que haría renunciar al presidente y cambiaría al país. Hoy, un siglo más tarde, la nación está paralizada, pero la temerosa conducción del sistema educativo y de la universidad pública sólo atinan a tratar de conservar el orden y el control y para que nada cambie; imponen continuar con el programa de estudios, cumplir con el calendario y, con la magia de la tecnología privada y comercial, seguir como si nada pasara.
Sin embargo, sí hay un cambio, pero es de raíz profundamente conservadora: no se abren las puertas y ventanas del país y las instituciones para fortalecer la unidad y participación de todos en torno al quehacer del conocimiento, no se establece una nueva agenda temporal y emergente de qué es lo que hay que investigar y qué conocimientos el que hay que construir con todos para llenar y fortalecer las vidas de niños, niñas, jóvenes, familias, organizaciones, comunidades, barrios y colonias. En China construyeron un hospital en un par de semanas, en México el Conacyt ya fabrica ventiladores, pero en educación se acentúa el conservadurismo y ni siquiera se nos pregunta a las y los maestros si estamos de acuerdo con la ruta de la SEP-Anuies, si tenemos propuestas alternativas (como las que brillantemente proponía ayer aquí mismo la maestra Garduño) , como las que, por las rendijas, surgen de los maestros, con los temas más importantes y los caminos para alcanzar a todos nuestros estudiantes, aun a los más pobres y desprovistos de tecnología. Nada. Y lo mismo dentro de las instituciones. En la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), por ejemplo, en estricta coincidencia con la instrucción desde la SEP y la Anuies, se cita con urgencia a sesión del Colegio Académico –órgano de conducción de la UAM– para aprobar el comienzo de la educación remota
y el cambio de calendario. Sin embargo, los estudiantes resisten la prisa burocrática (aunque, dicen, ya nos pusimos de acuerdo los rectores
) y demandan tiempo. A pesar de ser los más en la institución (55 mil), los estudiantes son los menos en la conducción de ese órgano (15) y las autoridades (22) tienen el control. Porque, además, los doctores (académicos) (15) la respaldan. De nada valen los argumentos estudiantiles, ni el hecho de que son ellos y ellas quienes más tienen que perder. Y, además de la insensibilidad, son víctimas de burla, de la prisa y de los votos de autoridades y académicos. Pero ya no debería ser así. Si en 1910 el Justo conservador creó la vuestra universidad
con un Consejo ( Ibidem, págs. 65-66) que tenía una proporción similar de estudiantes a la que hoy existe en la UAM, en más de un siglo deberíamos haber avanzado mucho más en democracia y respeto para ellos.
Así, aprovechando estructuras conservadoras y obsoletas en la educación e instituciones, la emergencia de salud está sirviendo para acendrar el autoritarismo, aumentar las responsabilidades y cargas sin sentido a maestros y agraviar a los estudiantes. Éstos, o serán excluidos por los requisitos informáticos o quedarán sujetos al ritmo y naturaleza del trabajo que impone una tecnología privada, comercial, excluyente e inadecuada, incluso para una simple discusión, como ocurrió en Colegio: https://www.facebook.com/1279924 685429258/posts/ 2912784315476612/ . Se fortalecen, además, los rasgos de insensibilidad de la autoridad central: no sólo el desdén por la demanda estudiantil, también la negativa a mantenerles el salario a todos los académicos temporales. Y con eso hacen crujir la estructura; a tal punto que, inédito, autoridades menores sólo en jerarquía hoy organizan colecta para apoyar a los académicos sin sueldo. En suma, la educación remota
es precisamente eso, lejana y vertical, propiciatoria de un confortable poder central y del olvido de lo que ven estudiantes nuestros. Habla la ex alumna, doctora Ávila, investigadora: https://m.facebook.com/ story.php? story_fbid=23595820764501 2&id=100036925031554 . Sí, mucho más cómodo seguir mirando al Monte Tabor.
*UAM-Xochimilco