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Manuel Area-Moreira: “La legislación prohibicionista de la tecnología móvil en las aulas es un error”

Por: Regina de Miguel

Prohibir el uso de la tecnología en el aula no protegerá a los menores de sus efectos dañinos; es necesario formar en su uso para que los estudiantes desarrollen una actitud crítica y responsable. Así lo cree Manuel Area-Moreira, que ha hablado de este y otros temas en esta entrevista.

El uso de las pantallas en las aulas ha ocasionado en los últimos tiempos una importante división entre aquellos que las defienden y los que que están en contra de ellas: mientras que los primeros destacan que se fomenta un aprendizaje personalizado, se desarrollan habilidades digitales o se garantiza el acceso a una mayor cantidad de recursos educativos, los segundos hablan de que los dispositivos tecnológicos afectan a la concentración o generan dependencia. Manuel Area-Moreira, catedrático de Tecnología Educativa de la Universidad de La Laguna (Tenerife) e investigador principal del Laboratorio de Educación y Nuevas Tecnologías (EDULLAB), defiende que lo que hay que hacer es formar a los estudiantes para que desarrollen un espíritu crítico, y sean capaces de interactuar con la tecnología, en especial con la inteligencia artificial, de un modo eficaz y seguro.

Pregunta: ¿Qué opina del acalorado debate que ha habido en redes y medios de comunicación en los últimos meses sobre el uso de tecnología en las aulas?

Respuesta: Hay demasiado ruido mediático y mucha confusión en este debate. Es comprensible el malestar y preocupación de las familias y de los docentes ante los efectos nocivos provocados por la sobreutilización de las pantallas por niños y adolescentes, pero considero que es un error la legislación prohibicionista de la tecnología móvil en las aulas. Lo preocupante (y criticable) es que este conjunto de regulaciones administrativas se plantea sin que ofrezcan simultáneamente medidas de actuación educativa ante los problemas enunciados. Subyace la creencia, ingenua a todas luces, que vetando o proscribiendo la presencia de las tecnologías móviles en los espacios escolares se protegerá, de forma casi mágica, a los menores de edad de los efectos dañinos de dichos dispositivos. Tampoco existe ninguna evidencia científica que impidiendo el uso de la tecnología en las aulas el alumnado mejorará su aprendizaje, o que evitará sus efectos negativos como son la tecnoadicción, el consumo de contenidos inapropiados o el ciberbullying. Estas prácticas nocivas de uso de la tecnología por adolescentes ocurren en el tiempo extraescolar, no en los centros educativos. En otras palabras, prohibir los móviles en las aulas no es la solución pedagógica más adecuada.

«Los docentes deben formar a los estudiantes como personas que tienen un equilibrio emocional para usar de manera consciente y autorregulada las redes sociales»

P: ¿Qué habilidades necesita desarrollar el profesorado ante la progresiva digitalización de las aulas? 

R: Todo docente, además de dominar el contenido o conocimiento que enseña, debe ser competente didácticamente, es decir, ser capaz de crear las condiciones para facilitar la adquisición del conocimiento por el alumnado. Tiene que ser, asimismo, competente digitalmente y poseer los saberes y las capacidades para utilizar la tecnología con fines pedagógicos. Esta competencia digital consiste en crear materiales didácticos en formato digital, planificar y desarrollar proyectos y actividades de aprendizaje a través de los recursos de Internet, tutorización y evaluar a su alumnado empleando las herramientas tecnológicas, autoformarse y colaborar online con otros colegas docentes, entre otras.

P: ¿Y los desafíos a los que se enfrenta?

R: El principal desafío docente es formar a su alumnado para que sean personas competentes, cultas y críticas que sepan desenvolverse exitosamente en la complejidad cultural y técnica de la sociedad digital. Esto es lo que se conoce como la formación o alfabetización para el desarrollo de la competencia digital del alumnado. Esta competencia no consiste solo en que los estudiantes aprendan a manejar aparatos tecnológicos y software, sino en desarrollar las habilidades intelectuales de alto nivel cognitivo (crear, analizar, comparar, seleccionar, reelaborar) que les permitan interactuar con la información y el conocimiento disponible en el ciberespacio. También debe formarse al alumnado para que sea un sujeto con actitudes, valores y compromiso con los demás. Paralelamente también implica formarles como personas con equilibrio emocional para el uso consciente y autorregulado de las redes sociales y tecnológicas.

Manuel Area-Moreira

P: ¿Qué limitaciones percibe en el uso de las tecnologías en estos momentos?

R: Más que limitaciones, diría que existen usos disfuncionales de la tecnología como son la excesiva dependencia y cantidad de tiempo conectados a la misma por parte de los menores de edad, el acceso a contenidos perniciosos o nocivos (violencia, pornografía, apuestas, acosos, etc.), difusión acelerada del narcisismo o exhibición pública de la vida privada, el consumo y aceptación acrítica de ideas y noticias falseadas… Todo esto son fenómenos preocupantes ante el sobreuso de las redes tecnológicas y necesitan respuestas educativas tanto desde las escuelas como desde los hogares.

P: ¿Cómo introduciría las TIC para garantizar un aprendizaje significativo y personalizado? 

R: Hace ya tiempo que sabemos que las TIC, por sí solas, no generan automáticamente aprendizaje en los estudiantes. Ocurre si detrás de la introducción de las TIC en el aula, el docente tiene un planteamiento pedagógico que estimule que el alumnado aprenda de forma activa, constructiva y experiencial. Esto supone articular planificaciones y metodologías didácticas donde se le pida al alumnado que sea un creador de objetos digitales de conocimiento (en formato texto, vídeo, audio…) que pueden compartirse y difundirse en Internet, favoreciendo el trabajo colaborativo y grupal tanto con sus compañeros de clase como con estudiantes de otros centros.  Las TIC deben ser utilizadas, didácticamente como recursos que facilitan y permiten al alumnado ser creadores del conocimiento y no meros consumidores del contenido que les proporcionen las pantallas.

«Las TIC garantizan un aprendizaje significativo y personalizado si el docente tiene un planteamiento pedagógico que estimule que el alumnado aprenda de forma activa, constructiva y experiencial»

P: ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de elegir plataformas y herramientas digitales?

R: En la selección de plataformas o herramientas digitales para ser empleadas educativamente debemos estar atentos a que las mismas cumplan una serie de requisitos básicos de respeto a la privacidad de los datos e informaciones personales. Necesitamos plataformas y herramientas digitales que no se apropien y exploten comercialmente los datos generados por los agentes educativos, sino que las mismas sean transparentes y estén al servicio de las necesidades del profesorado y alumnado.

P:¿Qué tecnologías tendrán un impacto mayor en la educación en los próximos años?

R: No soy profeta, pero es predecible que las tecnologías denominadas inteligentes son las que se extenderán e impactarán en los próximos años tanto en nuestra sociedad como en el ámbito educativo. Conceptos como las analíticas del aprendizaje, la tutorización automatizada, la personalización o individualización del aprendizaje, la automatización de los procesos instructivos… probablemente empezarán a estar generalizados en el campo educativo. Asimismo, creo que se producirá un aumento de las modalidades formativas híbridas que supongan una mezcla o combinación de situaciones de enseñanza presencial con espacios de aprendizaje virtuales.

P: En el caso de la inteligencia artificial. ¿Cómo puede esta tecnología mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje? ¿Cuáles son los retos más inmediatos que debe abordar?

R: Actualmente existen numerosas promesas, expectativas y herramientas sobre las aplicaciones de la Inteligencia artificial (IA) en la educación. De hecho, es muy fácil localizar actualmente en Internet cientos de apps que permiten a los docentes y al alumnado de forma automatizada y fácil crear imágenes, generar videos e infografías, traducir idiomas, elaborar resúmenes, redactar ensayos, planificar proyectos, etc.

«El peligro está en que los estudiantes plagien y asuman de modo acrítico lo que les digan las máquinas»

Mi punto de vista es que nos falta o carecemos de un planteamiento o modelo de actuación educativa para integrar didácticamente estas herramientas inteligentes en los procesos de enseñanza. No tiene sentido pedir a los estudiantes las mismas tareas intelectuales que se les solicitaba en los tiempos previos a la IA, ya que estas máquinas se las resuelven en poco tiempo y no suponen un esfuerzo cognitivo relevante en el aprendizaje.

El peligro está en que los estudiantes plagien y asuman de modo acrítico lo que les digan las máquinas. Por ello los nuevos retos formativos son que el alumnado aprenda a formular preguntas y sepa dar las instrucciones necesarias a la IA para que les ofrezca respuestas necesarias y apropiadas para resolver problemas específicos. Que el alumnado aprenda a desarrollar una actitud y de análisis crítico ante las respuestas que proporcione una IA y dialogue con la misma; que sepa que esta tecnología comete errores y por tanto debe verificarse la información que proporciona; y tome conciencia que es una herramienta de apoyo, pero que lo relevante son las personas quienes generan el conocimiento.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/manuel-area-moreira/

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La antropomorfización de la inteligencia artificial, ¿una amenaza para la madurez humana?

Por: Alberto Núñez/Emma Marie Stiwitz

«Ya no es humano». A menudo oímos esta frase cuando la gente critica el hecho de que valores sociales como la consideración y la equidad ceden cada vez más el paso a «virtudes» contemporáneas como el afán de rendimiento y la eficiencia. Solo hoy, en la era de la inteligencia artificial (IA), nos damos cuenta realmente de lo que encierran estas palabras.

«Ya no es humano». A menudo oímos esta frase cuando la gente critica el hecho de que valores sociales como la consideración y la equidad ceden cada vez más el paso a «virtudes» contemporáneas como el afán de rendimiento y la eficiencia. Solo hoy, en la era de la inteligencia artificial (IA), nos damos cuenta realmente de lo que encierran estas palabras. Las tecnologías que nos permiten deshacernos de tareas tediosas existen desde la industrialización. Tampoco el uso de la IA es una novedad en sí misma. Sin embargo, en los últimos años se ha extendido cada vez más a ámbitos que antes se consideraban parte del núcleo humano. Aunque muchos debates giran en torno a cuestiones pragmáticas, como la posible pérdida de puestos de trabajo o los efectos medioambientales, hay un tema que a menudo se deja de lado: la cuestión de qué implicaciones tiene la creciente antropomorfización de la IA para la humanidad y su autoimagen como, en palabras de Kant, un ser «maduro».

Para profundizar en esta cuestión filosófica, nos gustaría examinar algunos de los derechos fundamentales que pertenecen a la dignidad humana, como la libertad individual, la igualdad de oportunidades, y, vinculado a ello, el principio de responsabilidad humana, que nos permite adoptar medidas de reprensión y garantizar la protección jurídica entre los seres humanos.

Nuestro ordenamiento jurídico se basa en la idea de la libertad individual, que define al ser humano y su relación con la sociedad. La verdadera autodeterminación requiere la protección de la propia intimidad. El hecho de que sistemas de elaboración de perfiles como Alexa hayan establecido una divulgación socialmente aceptable de datos personales ya es preocupante de por sí. Los efectos que la vigilancia puede tener en el ejercicio de las libertades democráticamente garantizadas queda demostrado, por ejemplo, por la tendencia observable a la autocensura en sociedades como China. Una interferencia potencialmente aún más fuerte con la autonomía humana es la influencia de la información basada en perfiles y conformada sobre la propia formación de opinión. Mucho más sutil que un «nudging» convencional, podría sesgar nuestro pensamiento sin que nos diéramos cuenta. Incluso si adoptáramos un enfoque virtual centrado únicamente en modificaciones benévolas, esto va en contra de nuestra visión liberal del humano. Un reciente estudio alemán de la Universidad de Saarland ha demostrado lo importantes que son las decisiones autónomas para experimentar la autoeficacia y el sentido de la vida.

Nuestro ordenamiento jurídico se basa en la idea de la libertad individual, que define al ser humano y su relación con la sociedad

Además de los aspectos que rodean al responsable de la toma de decisiones, también la externalización de las mismas plantea cuestiones relativas a las consecuencias de los posibles errores y a los afectados.

Para lograr la legitimidad de la sociedad, la toma de decisiones requiere razonamiento. Especialmente las que afectan a los derechos de los demás requieren un alto grado de justificación para garantizar la equidad y la no discriminación. La creciente externalización de los procesos de decisión a la IA, un medio cuya inteligencia cognitiva se basa únicamente en la adquisición de datos, alberga por tanto peligros.

En primer lugar, no es posible crear una IA completamente libre de prejuicios, ya que incluso un sistema de aprendizaje solo puede procesar sobre la base del conocimiento existente. Como Harari describió una vez en una conferencia en 2022, no existe un conocimiento neutro. El nivel educativo de cada época se constituye a partir de un complejo sistema de raíces de experiencias previas. Los grupos especialmente vulnerables pueden ver desatendidos sus derechos a la participación y a la igualdad social, lo que podría verse agravado por la falta de transparencia en los procesos de IA. En una generación más consciente que nunca de su problema de discriminación estructural y frustrada por la lentitud de su superación, la perplejidad de diseñar algoritmos justos podría suponer un especial obstáculo de legitimación. Por ello, los expertos reclaman la creación de normas robustas, que proporcionen seguridad jurídica y comprensibilidad entre todos los sectores de la población.

No obstante, desde un punto de vista más filosófico, cuestionaríamos más fundamentalmente la «externalización» de las decisiones. Aunque la gente se esfuerce por ser objetiva, no debería subestimar la importancia de su sensación subjetiva como corrector decisivo. Esto enlaza con un problema jurídico central: todo nuestro sistema se basa en la asunción de responsabilidad. La culpabilidad se deriva de la acción voluntaria, a pesar de la capacidad de empatía. Este elemento del sujeto constituye la culpabilidad de las malas acciones y la justificación de las medidas de retribución. ¿Y si la IA, cuya «compasión» se limita a una categorización automatizada de los sentimientos, toma una decisión injusta? ¿Podríamos considerar la posibilidad de dotarla de agencia moral, es decir, de «personalidad jurídica»?

¿Y si la IA, cuya ‘compasión’ se limita a una categorización automatizada de los sentimientos, toma una decisión injusta?

Que se trata de consideraciones serias lo demuestra el impulso del Parlamento Europeo para «explorar las implicaciones de todas las posibles soluciones legales (…)» en 2017. Un utilitarista podría alabar la utilidad de unos procedimientos de selección más meritocráticos. Sin embargo, no hay que ignorar lo que el mayor énfasis en el rendimiento hace a nuestros valores sociales. La minimización del contacto interpersonal aumenta el distanciamiento emocional y permite a los actores eludir deliberadamente su propia responsabilidad moral. Según la ética basada en el derecho o deontológica, podría parecer suficiente alcanzar la seguridad jurídica mediante normas predeterminadas, como la responsabilidad estricta del productor, o instrumentos como la autoría vicaria o la «agencia distribuida». En la medida en que los sujetos a regulación puedan predeterminarse, se puede estar de acuerdo con ello. Sin embargo, desde una perspectiva más naturalista, debemos procurar que, al menos en las decisiones que afectan al destino del individuo, la autoridad de control última sea siempre la humana, la emocional.

En conclusión, no se puede pasar por alto que la IA ofrece muchas oportunidades a nuestra sociedad, como el aumento de la eficiencia o la reducción de costes. No obstante, estamos convencidos de que hay áreas fundamentales de la existencia humana que deberían permanecer intactas. La pregunta antes de delegar una determinada acción podría ser: ¿sigo teniendo el control de mis decisiones? ¿Conservo mi «madurez»?


Alberto Núñez es profesor del Departamento de Dirección General y Estrategia de Esade y Emma Marie Stiwitz es estudiante de Grado en Derecho de Esade Law School.

La antropomorfización de la inteligencia artificial, ¿una amenaza para la madurez humana?

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Educatrónica, autonomía comunitaria y sociedad sustentable

Lev M. Velázquez Barriga[1]

Es la primera vez en dos décadas que, siendo docente de tele-secundaria, dispongo de una televisión inteligente y un decodificador de señal para la programación de educación a distancia (EDUSAT), aunque sin internet wifi y con dificultades para acceder a la red insostenible del móvil personal. En ninguno de los centros escolares he contado con una computadora para uso pedagógico; por supuesto, no soy la excepción de los profesores y las escuelas rurales, más bien parece la regla.

En estas circunstancias, en las que las escuelas no han superado del todo las carencias de infraestructura de la tercera revolución industrial: microelectrónica, informática computacional e internet; ya están bien adentrados otros avances mundiales, científico tecnológicos de cuarta generación, que nos colocan frente a nuevas necesidades, retos y debates; los de la educatrónica, robótica e inteligencia artificial.

Sobre los tres tópicos anteriores, se desarrolló un curso-taller interinstitucional CREFAL, SEP, SEE y el IISUE-UNAM[2], al que asistimos docentes de educación básica y después alumnos de comunidades. Ciertamente se trató de un trayecto de formación donde se apremió más lo práctico que la teoría; no obstante, se pueden hacer algunas reflexiones propias y referir otras que fueron colocadas por el equipo de asesores, como posicionamientos epistémicos personales y orientaciones éticas y pedagógicas del grupo de investigadores de la UNAM.

Partimos de la necesidad de aprender de origen los lenguajes, principios y bases de la programación, robótica y la IA para el desarrollo autónomo de las tecnologías convergentes; es decir, en la independencia de los intereses mercantiles y rentables de las Big Tech[3], cuyas orientaciones fundamentales son la alfabetización 3.0 y 4.0 para el consumismo de la estantería material  y digital de Lego, Google for Education y otros mega corporativos.

Estas empresas del edunegocio, no son las únicas, pero sí las más presentes en la recolonización cultural escolar, cuyo territorio fue invadido en décadas anteriores por el enfoque de estandarización basado en competencias del Banco Mundial y de la administración gerencial escolar de la OCDE. Antes como ahora, estamos ante ese latente proceso de privatización silenciosa de la educación, a través de modelos empresariales de aprendizaje, transferencias de las economías familiares y salarios docentes a la adquisición de ferretería tecnológica, que no deja de tener un sentido instrumental u operacional de la educación y la tecnología.

Uno de los modelos pedagógicos de la privatización silenciosa más recurridos por las narrativas de multilaterales, organismos empresariales y gubernamentales, es el STEM; que para expiarse de culpas o exfoliarse de críticas, por su clara filiación al reduccionismo productivista de las empresas hegemónicas del capitalismo de la era digital, se ha propuesto agregar a este acrónimo anglosajón la A de arte y la H de humanidades; sin embargo, esto no cambia las nociones que los mega corporativos del imperio norteamericano GATAM (con inclusión de Tesla) o del este asiático BATX[4] que, tras el reseteo mundial de la educación in/pos pandémico, expanden con mayor intensidad la idea de que es urgente formar un tipo de capital humano apropiado para las economías conectadas en sus (recalco el posesivo en plural) plataformas online.

De ahí que, las alianzas estatales con sus instituciones públicas de educación superior, sea un imperativo necesario para fomentar la autodeterminación del bien común en sus sectores estratégicos tecnológicos; además, porque es posible recurrir a experiencias y construcciones propias de metodologías del aprendizaje y el desarrollo de habilidades que han sido pensadas en contextos para la resolución de necesidades humanas y endógenas; cuando esto sucede, las comunidades de aprendizaje que se apropian de los lenguajes y las bases de las ingenierías convergentes, son capaces de crear propuestas utilizando materiales accesibles, reciclables, incluso, resignificando tecnologías comunitarias, justo como sucedió en este curso con los docentes de educación básica.

Para separarse de la noción consumista de lo social, que reduce al ser y la naturaleza como insumos rentables, una vía del pensamiento epistémico es la del “homo complexus, veritas complexa”[5]; entonces, la educatrónica no tendría como objetivo crear robots o la programación de algoritmos, sino el desarrollo integral de la persona, la comprensión y el abordaje de la realidad a partir del diálogo de conocimientos y saberes, para crear soluciones posibles a problemáticas planteadas por una comunidad local/global o propuestas de bienestar social, teniendo como puente estas nuevas tecnologías.

Aquí, podemos abrir otro debate: el lugar para la enunciación de la verdad y la construcción del conocimiento y su validez, tampoco son los dispositivos de las Big Tech ni las inteligencias artificiales o los buscadores digitales de información; todos ellos se producen también desde un territorio político e ideológico de clase social, en tanto burguesías hegemónicas y emergentes del capitalismo cognitivo, digital y de plataformas. Cada sociedad plurinacional o comunidad, que es capaz de tejer alianzas con sus instituciones educativas públicas, saberes e intereses propios, puede tomar otro sentido común, en el que el conocimiento se enuncia y se valida desde el territorio de la soberanía histórico, cultural y científica de los pueblos, por encima de las oligarquías económicas.

Pese a las agendas globales para un mundo mejor, tal es el caso de los ODS[6],  discutidas y supuestamente promovidas por estos oligarcas de la tecnología que se reúnen en el Foro Económico Mundial, no sólo evaden educar para una economía solidaria, tampoco lo hacen para una ciudadanía de paz y la sustentabilidad planetaria, sin pobreza ni deterioro ambiental; baste ver los anaqueles de juguetería, repletos de lego y marvel, que son para el desarrollo de habilidades STEM, pero construyendo máquinas robóticas de guerra.

Si el actual modelo educativo de nuestro país, quiere construir una verdadera Nueva Escuela Mexicana, debería seguir fortaleciendo estas alianzas públicas, tomar distancia de la privatización silenciosa de propuestas de desarrollo tecnológico empresarial (como el STEM) y recuperar las propias, continuar con el impulso a los trayectos de formación que den sentido a la autonomía profesional de los maestros y la autodeterminación de las comunidades.

 

Referencias

[1] Doctor en Pedagogía Crítica y profesor rural de telesecundaria. Como @levmx666 en la red social X.

[2] Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL); Secretaría de Educación Pública (SEP); Secretaría de Educación en el Estado de Michoacán (SEE); Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la Universidad Nacional Autónoma de México (IISUE-UNAM).

[3] Big Tech  (Gigantes Tecnológicos).

[4] Acrónimos en español: Ciencias Tecnología Ingeniería Matemáticas (STEM);  Google Amazon Tesla Apple Microsoft Meta (GATAM) y Baidu Alibaba Tencent Xiaomi (BATX).

[5] Hombre complejo, realidad compleja.

[6] Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

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Libro (PDF): ¿Quién se apropia de qué? tecnologías digitales en el capitalismo de plataformas

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

Esperamos que la lectura de estos artículos contribuya al debate urgente sobre la direccionalidad que como sociedad queremos imprimir a nuestras prácticas a partir de la integración de las tecnologías digitales en todas las dimensiones de la vida. Para que, desde una perspectiva crítica y lúdica, podamos participar con mejores herramientas en la apropiación de estas tecnologías para la emancipación y autonomía. Del Prólogo

Autoras(es): Susana Morales. Elizabeth Vidal. [Coordinadoras]

Editorial/Edición: CLACSO. Red de Investigadores sobre Apropiación de Tecnologías. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Córdoba.

Año de publicación: 2022

País (es): Argentina.

ISBN: 978-987-813-224-2

Idioma: Español

Descarga: ¿Quién se apropia de qué? tecnologías digitales en el capitalismo de plataformas

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2588&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1652

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El uso responsable del móvil en adolescentes, una asignatura pendiente

El avance hacia una educación digital responsable, tal y como defiende el Consejo Escolar del Estado, implica establecer límites de tiempos y espacios de utilización de los dispositivos dentro y fuera de los centros. Pero, ¿cómo se incide en la juventud para un uso sano de las tecnologías?, y ¿qué papel juega la gestión emocional en todo este asunto?

En una entrevista para AHORA, Elsa Punset habla de la importancia de encontrar el equilibrio en el uso de la tecnología por parte de los niños y niñas. “La alfabetización emocional implica que el niño o niña aprende a poner nombres a sus emociones, en cambio la tecnología tiende a activar nuestras emociones y agitarlas sin enseñarnos a ponerles coto”.

La tecnología no solo es divertida o entretenida, sino que también es “adictiva”. Esas descargas de dopamina son las que provocan ese enganche, ese querer más. Es probable que a medida que se avanza en edad, se es más consciente de cuándo y cómo se deben usar los diferentes dispositivos. Pero, “un niño o una niña no está fisiológicamente preparado para resistir la tentación de sacar su móvil, no tiene una corteza frontal madura que le ayude a gestionar esas tentaciones”, apuntaba la escritora y divulgadora.

Juegos de mesa, dinámicas y cuentos

La cuestión sobre el impacto que puede tener el abuso de las pantallas en los niños y niñas ha suscitado la demanda de talleres sobre gestión emocional y prevención de adicción a nuevas tecnologías en diferentes centros del territorio. “Desde Cruz Roja en Cuenca, hemos observado que las redes sociales y el uso excesivo del móvil, pantallas o videojuegos, hace que aumente la agresividad y que además no sepan gestionar, en ocasiones, lo que les pasa”, apunta Lucía Martínez, técnica de Cruz Roja Juventud en Cuenca.

NO HAY QUE PERDER DE VISTA UN BUEN MANEJO DE LAS EMOCIONES A ESTAS EDADES

En 2023, la demanda de Talleres para la Gestión de las Emociones se ha visto incrementada en la provincia de Cuenca tanto por el número de talleres solicitados como de nuevos centros demandantes. Como resultado, se ha incrementado por dos el número de talleres impartidos -en concreto 28, frente a los 15 impartidos en 2022- y se ha pasado de 10 a 14 centros. En consecuencia, los alumnos y alumnas atendidos se han incrementado en un 147%, pasando de 304 alumnos en 2022 a 752 en el último año.

“Nuestro colegio es digital, el alumnado empieza a estudiar digitalmente a partir de 5º de primaria, por ello consideramos que para un uso correcto de las tecnologías no hay que perder de vista un buen manejo de las emociones a estas edades”, comenta Juan Carlos, director del colegio Isaac Albéniz en Cuenca. Las edades a las que van dirigidos los talleres que se imparten desde Cruz Roja Juventud van desde los 3 años hasta los 17. “Sobre todo nos enfocamos en colegios porque están detectando que muchos niños y niñas no saben identificar sus emociones y los papás y las mamás no saben cómo ayudarles o darles herramientas”, explica Lucía Martínez.

Trabajar desde la “gamificación” es por lo que apuestan estos talleres de gestión emocional. Educar a través de lo palpable, de juegos de mesa, dinámicas conjuntas, cuentos, manualidades… De esta forma se sienten parte y conectan con su propia emoción o realidad. “Les llevamos herramientas como ‘El bote de la calma’. Es un bote que junto a ellos y a ellas llenamos de agua, purpurina y bolitas con el objetivo de agitarlo cuando sientan nervios. Con esta manualidad verán cómo el agua se va calmando una vez dejan de agitar, es una forma muy visual de ver por donde transitan sus emociones”, añade.

El insulto detrás de una pantalla

Hemos observado que antes los insultos o las situaciones de acoso escolar quizás eran más fáciles de detectar o cortar porque pasaban en el propio centro; ahora no tienen por qué pasar aquí, sino fuera y a través de redes sociales. Entonces vemos como algo que ocurre fuera salpica dentro y esto es preocupante”, expresa el director del colegio Isaac Albéniz en Cuenca.

El impacto del mal uso de los dispositivos móviles en el rendimiento académico y el peligro que implica por la mayor facilidad de hacer bullying a algún compañero o compañera ha llevado a que el debate sobre la restricción de los dispositivos en las aulas vuelva a estar a la orden del día.

Desde Cruz Roja Juventud en Zaragoza se están impartiendo talleres en institutos no solo de gestión emocional, sino también de nuevas tecnologías o adicción al móvil. Una práctica inadecuada o excesiva de la tecnología puede desencadenar en ansiedad, fracaso escolar, obesidad, problemas de visión… “Estos talleres que impartimos los solemos llevar a lo práctico, a lo real. Solemos ponernos por ejemplo en la piel de algún famoso que ellos y ellas reconozcan fácilmente…yo suelo hablarles mucho de Ibai, pongo un vídeo suyo donde él cuenta que no es tan fácil ser gamer, habla de todo lo que conlleva y los límites que hay que poner a la hora de navegar por redes sociales”, defiende Ernesto Vegas, voluntario y referente de Cruz Roja Juventud en Zaragoza.

ANTES LOS INSULTOS PASABAN EN EL PROPIO CENTRO, AHORA NO TIENEN POR QUÉ PASAR AQUÍ

Sensibilizar y prevenir no es una tarea fácil, pero es la vía por la que apuesta la Organización para tratar de incidir de forma positiva en la juventud. “Estos talleres nos ayudan a conocernos mejor, nos hablan sobre los sentimientos y las emociones y cómo podemos adquirir herramientas fáciles para mejorar nuestro comportamiento con los teléfonos o tablets”, dice Inés, alumna que ha asistido a uno de los talleres de Cruz Roja Juventud.

Es un trabajo conjunto

Como defiende Elsa Punset en su entrevista para AHORA, “educar es un camino de doble sentido”. Fuera de las aulas, los y las menores pasan unas cuatro horas conectados a las pantallas, pero está claro que el control o los límites no son únicamente tarea suya, sino que los familiares y el profesorado deben remar de forma conjunta. “En el colegio trabajamos las emociones con el alumnado en la asignatura de Valores y además, a las familias les ofrecemos también talleres de gestión emocional, pero hay veces que nos cuesta llegar más allá. Desde el colegio podemos incidir hasta cierto punto, pero el trabajo también se tiene que hacer en casa para que tenga una continuidad y un avance a futuro, hay que ir de la mano”, defiende esperanzador el director Juan Carlos.

Explorar países a través de Google Earth, aprender un idioma, escuchar podcast infantiles, hacer videollamada con los abuelos… Internet ofrece a los y las más pequeñas posibilidades infinitas, educativas y positivas, pero el hilo entre los beneficios y los riesgos es muy fino a ciertas edades. De ahí, la importancia de ser ejemplo y guía en casa y en el aula. “Al final, lo que más necesitan los niños y niñas a estas edades es caerse, jugar, saltar, correr, mirarse a los ojos, no perder lo social, lo colectivo”, concluye.

https://www2.cruzroja.es/web/ahora/el-uso-responsable-del-movil-en-adolescentes-una-asignatura-pendiente

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Y lo siguen queriendo llamar educación

Por José Turpín Saorín

Recientemente se ha aprobado una ley en la Asamblea Regional de Murcia donde se prohíbe que los teléfonos móviles del alumnado estén encendidos dentro de las instalaciones del centro educativo a no ser que el profesor/a de turno lo crea necesario como herramienta “ad hoc”, para el buen desarrollo de su laborar. Una vez más, sin consulta previa a los docentes, como tantas otras, y aquí seguimos… ¿verdad? No es el tema ni cuestión a focalizar ahora, pero aviso a navegantes… ¿hasta cuándo?

Retomemos, “Prohibido los móviles en la escuela” incluso el llevarlos encendidos. Hace ya unos años, 2002, Turcke publicó el libro “La sociedad excitada” en la que explicaba un nuevo estado (ser) del sujeto, en donde la pantalla se conformaba, tanto en el trabajo como en su tiempo libre e íntimo, como parte existencial (ontológica) del sujeto. Llegando a afirmar en un momento del libro que, en tiempos actuales, si una existencia no es emitida mediática y electrónicamente, sería que no se ha dado, como si fuera una no existencia viva. En este contexto, hoy podríamos afirmar, que en el caso del móvil el consumo continuo de estímulos audiovisuales alcanza un nivel incomparable a cualquier otro producto. Cultura del teléfono móvil. Y nosotros por ley prohibiendo.

Al respecto señalar que la prohibición se basa en la construcción negativa de la ética, lo que incita a una “natural” resistencia y no implícito aquí ninguna propuesta de ética anarquista, sino el hecho de que lo que no se debe discutir, pues se discutió y se ha decidido. De alguna manera, tema zanjado. Y estarán en que la prohibición ocupa un lugar importante en la economía psíquica de la vida a la vez origen de los mecanismos de defensa y represión del poder. De hecho, el propio Aristóteles en el capítulo XIII libro primero de La Gran Moral afirmaba:

Siempre que fuera del ser humano existe una causa que los obliga a ejecutar lo que contraría a su voluntad, se dice que estos seres hacen por fuerza lo que hacen. De otra manera, el hombre que no se domina sostendrá que no es responsable de su vicio, y justificará que si comete la falta es porque se ve forzado por la costumbre, el hábito o el deseo. Ésta será, pues para nosotros la definición de la violencia y de la coacción: hay violencia siempre que la causa que obliga a los seres a hacer lo que hacen es exterior a ellos; y no hay violencia desde el momento que la causa es interior y que está en los seres mismos que obran”.

¿Qué podríamos aprehender? Debemos evitar y más en la escuela imponer “nuestro criterio” sin los otros/as y sobre todo sin esa potencial posibilidad que y desde nuestro laborar (educāre-educĕre) tenemos y debemos implementar. Pensar en términos morales del uso, los usos que hacemos de las “nuevas tecnologías” y en concreto del móvil. Pero fíjense y termino este apartado, considero que la moral no se puede enseñar pues son más los paradigmas sociales, familiares, mediáticos, pero sí, en la escuela y desde la escuela reflexionar y se piense. Y ahí entraría, entre otros, el tema que nos ocupa.

Exhorto palabras de Erich Fromm en Ética y psicoanálisis cuando afirmaba:

La ética autoritaria y prohibitiva niega formalmente la capacidad del ser humano para saber lo que es bueno o malo”.

Y en línea considero que cuando acciones tan naturales como sacar un móvil y mirarlo, para cualquiera, más en una joven de 14-17 años, y se prohíbe, en gran medida se pierde la legitimidad o la autoridad que se procura poseer como moralistas y, lo que es peor aún como previamente señalé, las prohibiciones banales conducen al rechazo de las mismas. Y termino al respecto… ¿Es la prohibición la respuesta que desde nuestra institución educativa podemos, y debemos representar? Recomiendo que más que imponer, se sugieran alternativas más convenientes… ejercer más responsablemente. Y hablar de nuestro laborar. Pues, el móvil nos conforma y nos forma, herramienta que más que necesaria, insisto, nos conforma. Y el papel de la sociedad moderna, libre y democrática es que su sistema educativo, entre otros, funcione y se adapte y cumpla con su papel formativo y educativo. Nuestro papel como docentes no pasa en ir persiguiendo, sancionando, castigando, llamando a madres, porque su hijo iba mirando el móvil en un pasillo durante un cambio de clase o en el recreo. Pues, el gesto que yo puedo hacer de mirar la hora girando la muñeca, una joven de 15 años lo hace sacando un dispositivo del bolsillo y mirándolo.

El mal uso que se viene haciendo del móvil, en lo cual podríamos coincidir, debería ser todo un reto para el laboral docente, sin embargo, la prohibición es un fracaso de ese mismo quehacer. Aseguro además que ese mal uso del móvil no es el peor de nuestros males como docentes y sí una mayor autoridad social y política sobre nuestras cuestiones y sobre nuestras actuaciones, donde se nos tuviera en cuenta y fuente donde estos poderes políticos y sociales fuesen a beber. Y no es la primera vez que lo señalo, la profesión tan necesaria, bonita e ilusionante de la docente (guía, apoyo, transmisión de valores educativos, diagnóstico, orientación) no tiene que ver nada con decisiones tipo como la que nos ocupa. Mientras no hablamos de ratios (alumnado por clase) programas, transversales, transdisciplinares y ante todo en un contexto de un tiempo de agotamiento en el que las cosas se nos escapan de las manos y no se vislumbran claramente objetivos en el horizonte. ¿Dónde ubicar la figura del/ la docente? ¿para qué hemos quedado? ¿podría ser este el final de un laborar docente, la condición de posibilidad de nuestra profesión, que tan bien señaló Hegel en la metáfora de la “Lechuza de Minerva”? Y es que los hechos no son siempre lo que parecen ni lo que deberían ser. Considero que enseñar críticamente como condiciones del diálogo democrático se convierte hoy en un fin urgente de nuestro quehacer como docentes, al tiempo que peligroso para nuestros políticos. Nosotros ya estamos siendo moldeados, seguimos… ¿y como un apéndice más moldeamos o bebemos del maestro Don Gregorio (La lengua de las mariposas) aún a riesgo de terminar como él?

Pero insisto… que “no lo llamen educación”.

 

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Mar Benegas: “Las pantallas están reemplazando la narración que el niño necesita para comprender la vida”

Autora española de más de una treintena de libros para público infantil y reconocida promotora de la lectura, habla de la importancia de las palabras y la compleja relación entre los niños y la tecnología. Es la primera entrega sobre infancia de la escritora chilena María José Ferrada para EL PAÍS.

lectores. ¿Por qué?

 

Respuesta. El primer poema que guardo lo escribí a los 10 años. Estuve en un hospital por varios días y cuando mi madre tuvo que volver a sus quehaceres, la poesía vino a hacerme compañía. Era un poema que hablaba la soledad y que buscaba consolarme. Si la poesía pudo hacer eso por mí, creo que lo puede hacer por todos los niños.

 

P. En sus visitas a escuelas, ¿ve esa soledad de la que hablaba en el poema?

 

 

R. Hay soledad, pero también hay vida y alegría. Tal vez por eso los niños conectan inmediatamente con la poesía. Una niña de 11 años después de una lectura me dijo: “He llorado y me he reído al mismo tiempo”. Creo que eso es lo que la poesía puede hacer por nosotros y especialmente por los niños: acompañarnos en el canto y la celebración de la vida, pero también ayudarnos a tomar el dolor y transformarlo en belleza. Se lo explico a los niños y ellos, independiente de la edad que tengan, lo entienden perfectamente.

 

P. ¿Cómo ve la relación de los niños con los adultos?

 

R. Veo que hay una relación productivista. Esperamos que los niños demuestren resultados correctos en cuanto a lo que deben sentir, hacer y aprender. Y de pronto ese niño escucha un poema y se pone a llorar, emocionado, porque encuentra ahí un espacio para conectar su experiencia con la de otros. La función poética es importante justamente porque ofrece un mundo simbólico habitable.

 

La escritora Mar Benegas.

La escritora Mar Benegas.

FERNANDA REQUENA

P. En su charla en Puerto de Ideas habló acerca de cómo la exposición a lo digital afecta la forma en que niños y adultos nos comunicamos…

 

R. Esa charla nació de una anécdota concreta, en un taller que trabajé durante la pandemia. Hacíamos un poema que comenzaba diciendo “Vino el virus …” y los niños lo completaban, diciendo desde cosas que los habían afectado de manera concreta –”nos dejó sin paseo de fin de curso”– a cosas más profundas, que capturaban de manera muy exacta la desesperanza que todos estábamos viviendo. Recuerdo, por ejemplo, a una niña que completó el verso diciendo: “Lo llenó todo de muertos”. La idea era que el mismo poema planteara una salida a esa oscuridad, un espacio de posibilidad. Entonces la propuesta consistía en cerrar el poema con un deseo. Y entonces un niño dijo que quería ser una pantalla, para que su madre lo mirara.

 

P. ¿Cree que las pantallas se están interponiendo entre los niños y sus padres? ¿Es tan así?

 

 

R. Entre los niños y el mundo. Porque están reemplazando la narración que el niño necesita para comprender de qué se trata la vida. No sirve que esa narración llegue a través de una voz que sale de una lata. Lo que él necesita es la voz que asocia con un cuerpo que lo mira a la cara, lo toca, juega con él y le canta. Le estamos entregando la narración a las tablet y los teléfonos. Son esos aparatos los que están calmando a los niños y no la voz y el contacto humano, que hasta el momento habían tenido ese papel. Hoy ves a niños en coche, que van pendientes de un aparato electrónico. Van tranquilos, no lloran, pero tampoco escuchan a la madre ni mira el cielo.

 

P. ¿La narración debería recordarle que el cielo está ahí para él?

 

R. Durante los primeros tres años el adulto nombra el mundo para el niño y es en esos primeros años cuando la poesía sucede. Aún no hay desarrollo de pensamiento, no hay recuerdos y vamos ofreciendo un lenguaje poético, que se sostiene en el ritmo, para ayudar al niño a introducirse en el mundo. Le cantamos los cinco lobitos –un canto tradicional– por ejemplo, y lo que hacemos es enseñarle una mano. Y el niño, siguiendo el movimiento, repara en que también él tiene una mano y por extensión, un cuerpo. Luego de los tres años ese niño necesita situarse en el tiempo. Entra en el juego simbólico y entonces le ofrecemos la narración: un inicio, un nudo y un desenlace que le cuenta de qué se trata la vida y le ayuda a situarse en ella.

 

P. ¿Por qué cree que los adultos recurren a las pantallas para calmar o entretener a los niños?

 

R. Creo que hay un problema sistémico. Adultos que trabajan muchas horas y que llegan a sus casas destruidos. En ese escenario lo más fácil es recurrir a estos aparatos. Y sucede como con la alimentación: las personas que menos recursos tienen son las que peor se alimentan. A la pobreza material se suma la pobreza simbólica. En Sillicon Valley, el centro mundial de quienes producen y venden tecnología, cada vez hay más colegios que prohíben el uso de tabletas y computadores. En otras palabras, quienes mejor entienden los posibles efectos de todo esto, han decidido dejarlos fuera del alcance de los niños.

 

P. ¿Cree que existe algún antídoto?

 

R. Palabras, cantos, juegos, lectura. Porque ese niño crecerá y no podrás pedirle que sea un buen lector si no le diste la oportunidad de experimentar, desde el principio, todo lo que las palabras pueden hacer por él.

 

P. Más de un tercio de los chilenos que hoy viven en la pobreza son menores de edad. ¿Cree que las palabras y la poesía puedan hacer algo por esos niños?

 

R. No solo pueden hacer algo, sino mucho. En palabras de Gianni Rodari: “Todos los usos de las palabras para todos. No para que todos seamos artistas sino para que nadie sea esclavo”.

 

María José Ferrada es periodista y escritora chilena. Sus libros han sido traducidos a una veintena de idiomas. Colabora con entrevistas sobre infancia, lectura y educación

https://elpais.com/chile/2023-11-18/mar-benegas-las-pantallas-estan-reemplazando-la-narracion-que-el-nino-necesita-para-comprender-la-vida.html

 

 

 

 

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