La escuela productiva y el valor del trabajo

 

El modelo de escuela productiva, siempre ha tenido en su largo historial enemigos y detractores, inclusive muchos de sus maestros de forma deliberada enfrentan dicho modelo, pues este modelo no escapa de la concepción del hombre en su conjunto y del modelo de sociedad que se aspira a construir y del ciudadano que se aspira a formar desde las aulas abiertas de una escuela inmersa en la comunidad y sus problemas.

Cuando Simón Rodríguez, por allá en 1823 arribo a Santa Fe de Bogotá, en busca de su amigo Simón Bolívar, muchos de los personajes de la época, le escucharon sin entusiasmo su proyecto educativo; habló de la necesidad de hombres nuevos, de sembrar ciudadanía en las escuelas, de enseñar a trabajar y producir, Afirmando categóricamente convencido de que “sin educación nueva, la independencia estará siempre en peligro”.

Simón Rodríguez, tuvo la ingeniosa y osada idea de hacer la escuela en un edificio destartalado, levantaron las paredes derruidas, cambiaron puertas y ventanas, acondicionaron el local y le coloco un letrero llamativo que generó contradicción entre el mantuanaje: CASA DE INDUSTRIA PÚBLICA.

Ante las intenciones del intrépido Maestro, los mantuanos le miraban desconcertados y decían que no mandarían  a sus hijos  a una escuela que los pongan a trabajar pues eso podrá servir para los mestizos y orilleros pero no para los hijos de nosotros los señores.

La intención era fundar una escuela nueva, una escuela distinta, una escuela donde los niños y jóvenes además de aprender a leer, escribir y contar, aprendan a trabajar y producir, aprender a valerse por si mismos, donde se siembren ideas de transformación, donde se aprenda la evolución de la semilla, de la raíz del fruto de los ideales.

En ese sentido, el Sistema Educativo Bolivariano fue diseñado para dar respuesta a la formación de un nuevo ciudadano y una nueva ciudadana acorde con el nuevo modelo de sociedad propuesto en los lineamientos políticos del gobierno del Comandante Chávez, respondiendo con ello al nuevo modelo de desarrollo social, político, cultural y económico sustentado en los Planes de Desarrollo Económico y Social e incorporado en el plan de la patria (el original) Esta nueva concepción educativa se orienta a un modo de vida que centra su fuerza y su empuje hacia el desarrollo del equilibrio social, a través del trabajo liberador, la cohesión y equidad territorial y la conformación de un mundo multipolar para la reconstrucción de la sociedad.

Es bueno recordar, como una visión estratégica, que luego del paro y sabotaje  petrolero del año 2002 y 2003, en esa lamentable circunstancia, nació dentro del concepto y praxis de escuela productiva el programa TODAS LAS MANOS A LA SIEMBRA, el cual contempla la importancia de la siembra y cultivo de la tierra y la siembra de la nueva soberanía; este programa a pesar de ser un lineamiento del Ministerio del Poder Popular Para la Educación según resolución 024 publicada en gaceta oficial número 39158 de fecha 15 de abril de 2009 ha sido si no, desatendida, su eficacia ha sido mermada o limitado en su accionar.

La escuela productiva será realidad cuando lo productivo no sea sólo ilusión óptica, y  se observen huertos y materos que configuran una escuela acicalada y con buen rostro. La escuela productiva tiene necesariamente que llenar ese vacío aún existente, donde estudiante, docente y comunidad asignen la valoración requerida del trabajo liberador desde la escuela, desde la familia, echando las bases de la nueva cultura del trabajo.

En consecuencia, se requiere  la escuela que su accionar vaya mucho más allá de la siembra de un determinado rubro de producción agrícola, que promueva un nuevo proceso de siembra, de un nuevo modo de vida, que su acción pedagógica supere al surco de la tierra; es la siembra de la nueva ciudadanía, de la nueva soberanía, la cosecha de los mejores ideales que formen hombres y mujeres en la comprensión y transformación amplia de la vida; sin duda que ese surco que se abra en cada lote de terreno también hará brillar el pensamiento de una juventud que asume su compromiso desde los inicios escolares que encienden como   antorcha la senda del conocimiento.

*Miembro del Frente Socialista de la Educación “Alfredo Maneiro”

hriverat1@hotmail.com

 

 

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Heriberto Rivera

Docente activo del MPPEducación, investigador.

Una respuesta a “La escuela productiva y el valor del trabajo”

  1. Es positiva la escuela del trabajo productivo, cuando se enmarca en una producción socialmente útil, cuando se organizan grupos productores de base, entre los estudiantes, que constituyan posteriormente los colectivos de la micro o pequeña empresa, con créditos semilla o rotativos para la generación, estabilidad y rentabilidad económica de sus operaciones. El trabajo, lo debemos ver, como fuente moral y espiritual de auto realización emprendedora; como medio creativo y constructivo, en que se combina la teoría y la práctica, valga decir, retomar de nuestro medio las necesidades apremiantes objetivas, desarrollar las ideas en el pensamiento abstracto, tomar decisiones, volviendo con un valor enriquecido hacia la práctica productiva, en situaciones y condiciones que respeten y revaloren al ser humano como persona.

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