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La Institución Educativa Técnica Agropecuaria de Villanueva, Bolívar, es un claro ejemplo de la precariedad y las pésimas condiciones en que muchos niños del país deben recibir su aprendizaje.
En el municipio de Villanueva, Bolívar, 1.500 jóvenes reciben sus clases en precarias e inhumanas condiciones. Una radiografía de lo que sucede en muchos municipios de este departamento y del país.
En la Institución Educativa Técnica Agropecuaria, el hacinamiento, la miseria, el abandono y la inseguridad rondan el derecho a la educación. Hace 5 años el alcalde tumbó la institución y se pignoraron recursos por 1.500 millones de pesos para construir un megacolegio. No obstante, a la fecha y con una acción de tutela interpuesta no se conoce del proyecto sino 4 paredes.
“En junio presentamos una tutela que falló a favor de la institución para que se reubicarán los estudiantes. Sin embargo, esto se hizo solo a medias por lo que fue necesario que la Secretaría de Educación departamental presentara varias apelaciones, que tampoco llevaron a que se solucionara la situación. De ahí, que en los últimos meses se haya procedido a interponer una acción de desacato, a la cual estamos en espera de una respuesta”, expuso Dubis Margarita Zúñiga, docente y presidenta de la Subdirectiva del Sudeb Villanueva.
La estudiante de grado 11 Madis Martínez habló sobre su parte: “los estudiantes hacemos un esfuerzo grandísimo porque es muy difícil para nosotros recibir clases en un salón todo partido, sin luz y sin ventiladores”.
En verano, los estudiantes soportan temperaturas de hasta 35 grados, los ventiladores son un peligro a punto de caerse. Cuentan con dos baterías de baños para 400 estudiantes por jornada. Están expuestos a la inseguridad de la zona, pues no hay rejas, así que cualquiera puede ingresar y utilizar el colegio, vender fritos o apoderarse de la cancha de futbol.
“El colegio no tiene seguridad, las tapias están prácticamente en el suelo, lo que conlleva a que personal ajeno ingrese a la institución, hagan sus necesidades, lancen animales muertos y hasta pongan en riesgo la vida de los estudiantes y los mismos docentes”, agregó la docente Zúñiga.
“A los docentes nos toca trabajar con las uñas, con material casero y en precarias condiciones, porque el gobierno no ofrece garantías para el ejercicio de la profesión y mucho menos para garantizar el derecho a la educación. En este sentido, nos sentimos desplazados e ignorados por parte del gobierno”, indicó el profesor de biología y química, Gabriel Eduardo Maturana.
“Creo que nosotros no nos merecemos recibir clases en condiciones así, pese a que los docentes hacen un esfuerzo grandísimo, esto no es suficiente”, planteó la estudiante Madis Martínez.
El municipio de Villanueva está a una hora de Cartagena. En la total miseria y abandono, los recursos y promesas se esfuman como el derecho de los niños. No hay dolientes sobre este tema y, lo peor, les han dicho que deben implementar la jornada únicas
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