Círculo vicioso en la educación

Celia Rosado Romero

Es un hecho, ante la aprobación de la Cámara de Diputados, que cada plantel educativo podrá ajustar su calendario escolar, en el nivel básico y normal. Tal propuesta fue provista por el Secretario de Educación, Aurelio Nuño Mayer, como una nueva estrategia para cumplir los lineamientos que establece la dependencia, en relación a los múltiples factores, tanto climáticos como burocráticos, que reducen el ciclo escolar.

Las políticas educativas han sufrido infinidad de cambios, sobre todo desde la época de Luis Echeverría, siempre buscando cumplir con el mínimo de horas 185, a un máximo de 200, y al mismo tiempo, abatir el rezago educativo y el alfabetismo que a la fecha no se cumple.

Muy a pesar de que el Presidente Enrique Peña Nieto felicitó a los legisladores por apoyar la iniciativa, en donde los Consejos Escolares de Participación Ciudadana, puedan opinar al respecto, no es una acción que dé como fruto mejora en la enseñanza.

La llamada flexibilidad del calendario escolar bajo el esquema de mayor autonomía dentro del Plan de Nueva Escuela, fue pensada en la localización de los planteles. Sobre todo en regiones con climas adversos, resulta con posibilidades de ser aplicable en beneficio de la salud de los infantes, pero, la experiencia demuestra que es complicado juntar las opiniones de padres de familia y los docentes.

Superando los obstáculos que presentaba la Ley General de Educación, en un debate con resultado de 364 votos a favor, 10 abstenciones y 59 en contra, pasó a manos del Ejecutivo de la Nación para ser publicado en el Diario Oficial de la Federación.

Para las zonas donde los disidentes que no aceptaron la Reforma Educativa, podría ser la salida para retomar el programa y sacar adelante a los alumnos, cumpliendo las horas que se marcan como necesaria para la enseñanza del grado.

Sin embargo, el reto que enfrenta México para dar calidad en la educación, requiere no sólo cambios de horarios, sino de afrontar el desafío económico social para brindar a la población estudiantil calidad de vida.

Un alumno al que no se le proporciona lo elemental: alimentación, vivienda, salud, lo básico para su crecimiento, es la razón que las estadísticas proporcionadas por la OCDE, en su evaluación, arrojen datos en sus habilidades de insuficientes. La mitad de los jóvenes de 15 años de edad no alcanzó el nivel básico 2 de PISA. Y en lo referente a la educación media superior, un alto porcentaje de jóvenes no la termina.

Bajo ese esquema, México necesita desarrollar una estrategia educativa a largo plazo para garantizar un nivel general de habilidades y conocimientos más altos, lo que facilitará el crecimiento económico y mejores condiciones de vida para todos los mexicanos, es una de las propuestas de la OCDE.

Señalar la flexibilidad de los horarios no es la mejor estrategia. Se requiere además apoyo a las escuelas, directores y docentes para mejor los resultados de las escuelas y los estudiantes

Fortalecer los multifactores que incentivan a mejorar el nivel, van desde la eficiencia escolar, liderazgo, gestión y participación social. Mientras, sólo las autoridades escolares se apropien de las políticas y no acepten recomendaciones de los actores que influyen en la enseñanza, no habrá cambio.

El sistema educativo mexicano, a pesar de los resultados del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educativa –INEE-, cuyo objetivo fue retomar la evaluación con el sentido de mejorar la calidad educativa, sino es acompañada del crecimiento económico del país, no funciona.

Existe una reflexión colectiva de la sociedad sobre la expectativa de encontrar la explicación del porqué no se logran lo estándares educativos y mantienen al país en el rezago, sobre todo en entidades como Oaxaca, Chiapas, Yucatán y Veracruz donde se concentra el 46.9 por ciento de la población indígena del país, según informa el INEGI.

Ellos, los indígenas, cuya oportunidad de ingresar al sistema básico y medio superior, es menor, y ni siquiera considerar el nivel superior.

Es de meditar lo que los datos del XII Censo de la Población y Vivienda del 2000 señalan como ingreso per cápita anual de escasos 3 mil 500 dólares en las zonas marginas; en comparación a lo percibido por los habitantes de la Ciudad de México que es de 22 mil dólares.

Una diferencia que refleja la existencia de calidad de las clases sociales, con una desigualdad que se imprime en toda América Latina.

Por eso no extraña que las mejores escuelas y los maestros mejor capacitados están destinados a las familias e ingresos medios y altos, con lo que no se cumple lo que establece el Artículo Tercero de la Constitución Mexicana, circulo vicioso que debe romperse.

Habrá de entender que una política eficaz e integral es la verdadera solución al problema educativo.

Fuente del articulo: http://www.cambiodigital.com.mx/mosco.php?columna=10075

Fuente de la imagen: http://hoy.com.do/wp-content/uploads/2004/10/540CBC53-0DAF-4A39-96AF-3582387708EC.jpeg

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Celia Rosado Romero

Egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicacion de la Universidad Veracruzana México