ElInformador/23 de abril de 2016/ESPECIAL / V. Arias
México ocupa el décimo cuarto lugar en mortalidad infantil absoluta
Los aspectos negativos del mundo impactan con especial crudeza en los niños, personas inexpertas e irreflexivas
La infancia puede ser una etapa asombrosa. Por definición de la ONU, un niño es un ser humano que tiene pocos años, inexperto e irreflexivo. Pensar en la niñez es remontarnos a los juegos, la imaginación, las risas y donde la única preocupación es no aburrirse. Pero solo pocos son los afortunados, o deberíamos decir que muchos son los afectados.
En México es difícil subsistir, las condiciones económicas, la desigualdad social, las violaciones a los derechos humanos, la violencia y la falta de educación, son factores que afectan de alguna u otra manera a todos los ciudadanos. Pero cuando se es niño, a su vez, se es vulnerable, inexperto y se está indefenso. Entonces México se vuelve un lugar hostil y aún más arbitrario para la infancia. A los niños, todos estos problemas les dan una doble bofetada en la cara.
Nuestro país ocupa el décimo cuarto lugar en mortalidad infantil absoluta. 1,759 niños mueren por cada 100 mil que nacen. Pero si el problema terminara ahí, sería menos trágico. Hay niños en las calles que viven en condiciones de pobreza, y abandonan los juegos y la recreación para irse a trabajar. Ellos se enfrentan todos los días a explotación laboral, con jornadas completas y con salarios muy por debajo del mínimo, o incluso sin remuneración alguna.
Hay niños y niñas que deben prostituirse, y por si fuera poco, a precios que son ínfimos. En las calles también hay niños que mueren de hambre, 2.6 millones están en condiciones de desnutrición. Y el 46% abandona la escuela y la recreación para enfrentarse al mundo real. Sí, estos niños dejan sus juegos, el desarrollo íntegro, tanto cognitivo como emocional, para enfrentarse a una sociedad cruel, que muchas veces los deja fuera, y ellos deben abrirse camino a cualquier precio.
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