Entrevista al Dr. Hugo Casanova Cardiel sobre el “Diálogo Nacional por la Educación”
Noticias de la resistencia magisterial en México
por Agustín Cano
Reseña de la entrevista:
Entrevista al Dr. Hugo Casanova Cardiel realizada el 18 de abril de 2016 en el Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación de la Universidad Nacional Autónoma de México (IISUE-UNAM). El Dr. Casanova Cardiel es investigador en dicho instituto e integra el grupo promotor del «Diálogo Nacional por la Educación», iniciativa ciudadana promovida por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), estudiantes, intelectuales y académicos comprometidos con la educación pública mexicana. En la nota se realiza un breve análisis de la coyuntura actual de la resistencia magisterial a la reforma educativa en curso en México, antes de ingresar a la entrevista con el Dr. Casanova Cardiel, quien profundiza en la iniciativa del Diálogo y la problemática educativa mexicana.
Dice el adagio popular que en ocasiones una imagen vale más que mil palabras. Sobre todo cuando el emisor de las palabras ha sido amordazado, como le sucede al movimiento magisterial democrático mexicano organizado en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Pero nada resiste a una imagen poderosa. Para el caso: la imagen de un contingente militar entrando a un pueblo del interior de México, dirigiendo sus camiones camuflados hacia una escuela, escoltando con fusiles a los técnicos encargados de “evaluar” a los maestros que allí trabajan. La CNTE y numerosos académicos habían denunciado el carácter meramente punitivo de una evaluación que ni en su finalidad, oportunidad, concepción o metodología contiene fundamentos pedagógicos1. Pero la mordaza mediática parecía neutralizar la denuncia. Los grandes medios de comunicación, Televisa a la cabeza, han cumplido un papel clave en la campaña de estigmatización docente y en la promoción de la “evaluación” compulsiva a la que llaman, abusando del lenguaje, “reforma educativa”2. Entonces, cuando las palabras parecían impotentes, aparece de pronto esta imagen imponente, irrefutable: el evaluador junto al militar, el formulario de opción múltiple a punta de bayoneta. Se revela así, nítidamente, la verdadera cara del neoconservadurismo pedagógico una vez lavado su maquillaje de rigor técnico y asepsia política. En la concepción de la Secretaría de Educación Pública evaluar equivale a doblegar. Por lo demás, la imagen de un gobierno que precisa de soldados para entrar en una escuela, constituye la más cruda definición de autoritarismo que alguien pudiera imaginar3.
Si la bayoneta es la continuación de la evaluación por otros medios, la política educativa es algo que sucede en otra parte. Para el gobierno no hay opción múltiple: su programa educativo se reduce a la aplicación del recetario de la OCDE y el Banco Mundial (para lo cual vela y presiona una poderosa alianza de organizaciones empresariales). Para la CNTE, los estudiantes normalistas y los académicos comprometidos con la educación democrática, la política es aquello que hay que volver a inventar, con imágenes y palabras, mientras se resiste al formulario, la bayoneta y la censura. Y mientras se sigue buscando a los 43 estudiantes que todavía faltan. Por ese motivo, a comienzos de este año lanzaron el “Diálogo Nacional por la Educación”, una iniciativa que busca responder a la falta de diálogo con diálogo, participación social y búsqueda colectiva de alternativas “para una verdadera transformación educativa”, según anuncia la convocatoria.
Para conocer mejor esta propuesta, y adentrarnos en la coyuntura educativa mexicana, a continuación se transcribe una entrevista realizada al Dr. Hugo Casanova Cardiel, académico investigador del IISUE de la UNAM e integrante de la organización del Diálogo4.
– ¿En qué consiste el Diálogo Nacional por la Educación? ¿Qué objetivos persigue y cómo se organiza?
Hugo Casanova (HC): El Diálogo Nacional por la Educación es una respuesta impulsada por el magisterio democrático, por un grupo de académicos independientes y por ciudadanos interesados en la educación. Una respuesta a la política gubernamental, que consideramos limitativa e impositiva. Una política gubernamental que de alguna manera ha tratado de reorganizar la educación nacional con base en criterios de corte tecnocrático y de recuperación del control político de la educación. El lanzamiento de esta política educativa oficial ocurrió hace tres años y medio, y ha tenido diferentes momentos desde entonces, con diferentes momentos de resistencia. El Diálogo se inscribe en este esfuerzo de resistencia que ha tenido muchas manifestaciones. Hay formas de resistencia contundentes (como paros, huelgas, mítines, bloqueos) y hay también una resistencia que tiene una dimensión reflexiva. El Diálogo se mueve como una respuesta de una gran racionalidad y una gran sensatez ante una política con la que no se está de acuerdo. De tal suerte que diferentes sectores de la educación (el magisterio democrático, académicos, intelectuales independientes) confluimos en la necesidad de generar un esfuerzo de pensamiento que tuviera argumentos y propuestas frente a la imposición. Así es como surge el Diálogo.
Tenemos ya seis meses trabajando en las diferentes etapas, y hemos realizado numerosos encuentros a nivel nacional. En el ámbito de la Ciudad de México hemos realizado ya varias reuniones, pero hemos realizado también actividades en diferentes estados, como Nuevo León, Puebla, Tlaxcala, Chiapas, Oaxaca… La idea es que en estos meses el Diálogo no se reduzca a un único evento, sino que se desarrolle en diferentes eventos, con diferentes modalidades, tanto presenciales como digitales. Existen diferentes plataformas digitales donde se está convocando a la expresión de diferentes grupos sociales y educativos, y se está comenzando a procesar una numerosa cantidad de participaciones de los más diversos sectores sociales y educativos. Se tiene pensado en unas cuantas semanas tener una sesión importante aquí en la Ciudad de México, y luego hacia el mes de junio, tendrá lugar una especie de Plenaria, en la que vamos a confluir ya con documentos sintéticos, con resúmenes de lo que se ha consultado, para elaborar un pronunciamiento de orden más general.
El Diálogo no tiene una dimensión de orden cuantitativo-muestral. Sí es un ejercicio muy amplio que se pretende represente de una manera muy abierta las diferentes posiciones. Es una consulta que de ninguna manera puede ser censal. Es una consulta que hacemos con recursos limitados, y esto lo digo también para cubrir las expectativas: no consultamos a cada uno de los 35 millones de estudiantes, ni a los 2 millones de maestros en cada lugar de la República: no podríamos hacerlo. Estamos lanzando una consulta que apela a la voluntad de participación de los más amplios sectores sociales y educativos. El Diálogo es nacional en el sentido de que apela a todos los mexicanos, a todos los involucrados en la educación del país, y busca la exhaustividad en términos más conceptuales que demográficos.
El Diálogo contiene varias dimensiones. Tiene una agenda temática que apela al carácter nacional de la educación, a su carácter público, gratuito y laico. Apela también a ciertos rasgos fundamentales de la educación, como su carácter emancipador, libertario, como su carácter revolucionario en el sentido de que es una de las funciones que genera condiciones de certidumbre para alcanzar una mejor situación de las personas y de los grupos sociales. En algún texto hemos dicho que la educación es un “reducto de la esperanza”. Si tenemos alguna posibilidad de emancipación individual y social es a través de la educación, y ese concepto está muy ampliamente desarrollado en los documentos que hemos planteado, en las discusiones que hemos impulsado. De qué manera la educación ayuda a la mejora social de las personas y del país.
Entonces digamos que este es el gran mapa del Diálogo. Un proceso muy intenso, del cual esperamos sacar el mejor provecho. Por supuesto no aspiramos a que tenga respuestas mágicas ni facilonas a problemas sociales profundos. Pero sí estamos ciertos en que la discusión sobre la educación tiene que darse en sectores muchos más amplios que los muros de la Secretaría de Educación Pública. A la educación no la pueden discutir cuatro burócratas recién llegados al tema. La educación tiene que discutirse en el aula, en los espacios educativos, tienen que participar los padres de familia, los niños y los jóvenes. El Diálogo confía tremendamente en los actores de base de la educación para hablar de lo que hacen. Pensamos que ellos son los que más saben, y con el Diálogo buscamos darles voz a todos esos actores que la reforma educativa ha silenciado., La reforma educativa, el proyecto oficial, se ha mantenido al margen de los actores de la educación, y por esa razón ha topado con una resistencia tremenda.
– La educación en México tiene problemas estructurales que se extienden por varias décadas y problemas acotados al marco del gobierno actual. ¿Podría comentar sobre ambos horizontes temporales?
HC: La educación en México enfrenta profundos problemas estructurales. Por un lado los problemas del entorno (en términos sociales, políticos y económicos) y por el otro, los problemas de su propia condición. Acaso el principal problema social de México es la asimetría y esto quiere decir que la sociedad cuenta con recursos tremendamente desiguales. En la educación la asimetría social tiene una doble dimensión de causa y efecto. Es decir, es la causa de resultados deficitarios en términos de acceso, permanencia y conclusión de los estudios y, la asimetría social es a su vez, uno de los efectos más visibles de una educación precaria.
En términos políticos lo que podemos observar es a) una democracia deficitaria, b) una insalvable brecha entre gobernantes y gobernados y c) un manejo faccioso de la educación en el cual el sector sindical ha sido corrompido y manipulado a través de su cúpula. En breve, los males más profundos de la educación son una construcción gubernamental. Y no podría dejar de mencionarse que, en términos económicos, la falta de certidumbre en la asignación y distribución de recursos a lo largo del sistema educativo.
En los años recientes –atendiendo la dimensión actual– hemos asistido a la profundización de las desigualdades sociales y a una errática simplificación de los problemas de la educación. Así, hemos sido testigos del manejo vertical y autoritario de la educación, hemos asistido a la imposición de una reforma tecnocrática y hemos padecido la descalificación de los sectores magisterial y social en general. Todo ello sin olvidar que se ha impuesto un esquema de evaluación que, lejos de apelar a los factores sustantivos de la educación, privilegia su carácter burocrático y punitivo.
– Partiendo de la dimensión actual de la problemática educativa en México ¿Qué papel han jugado los actores educativos y sociales –estudiantes, maestros, padres de familia, investigadores, empresarios– en el diseño e implantación de la política gubernamental?
HC: En este país las políticas que la burocracia llama públicas, no son sino políticas gubernamentales. Estas ignoran a los actores sociales y por tanto carecen de credibilidad y consenso. Así, las políticas en materia educativa han sido impuestas sin considerar a los maestros, sin atender a los estudiantes, sin considerar a los padres de familia y sin escuchar las voces de los estudiosos de la educación.
En el diseño de las políticas en materia educativa han jugado de manera principal los actores del oficialismo político –los titulares de la Secretaría de Educación Pública, el secretario de Hacienda–. También ha jugado una parte del sector empresarial e incluso un grupo académico que se ha sumado a un proyecto claramente orientado al control político de la educación.
En los tiempos más recientes y en el caso de las llamadas 7 prioridades emitidas por el secretario Nuño (1.Fortalecimiento de la escuela; 2. Infraestructura, equipamiento y materiales educativos; 3. Desarrollo profesional docente; 4. Revisión de los planes y programas de estudio; 5. Equidad e Inclusión; 6. Vinculación entre educación y mercado laboral; y 7. Reforma administrativa) no podríamos desconocer la influencia de documentos como la Alianza para la Educación firmada por el gobierno panista y el SNTE en 2008; de Mejorar las escuelas. Estrategias para la acción en México publicado por la OCDE en 2010 e incluso del texto Ahora es Cuando, de la asociación empresarial Mexicanos Primero presentado en 2012. Documentos que plantean un esquema educativo claramente funcional ante el mundo del trabajo y alejado de las complejas condiciones de nuestro país.
– ¿Cuáles han sido los principales logros y limitaciones del gobierno federal en materia de política educativa?
HC: En términos históricos el Estado ha logrado dar forma a un proyecto educativo que ha formado a millones de mexicanos, que ha permitido su acceso a las letras y que ha derivado en el acceso de muchos de ellos a la educación superior. Sin embargo, para un país que se ostenta entre las 15 economías más poderosas del mundo, la cifra de 5.4 millones de analfabetos resulta sencillamente imperdonable.
En términos del gobierno actual, lamentablemente, no es posible hablar de logros. ¿Cómo valorar el hecho de que a lo largo de tres años el magisterio nacional ha estado en vilo ante la política educativa? ¿Cómo asumir que la estrategia gubernamental ha depositado la causa de todos los males en los maestros? ¿Cómo asumir que el propósito definido en el ideario del 1o. de diciembre de 2012 en términos de lograr un México con una educación de calidad no ha sido cumplido? ¿Cómo entender el desplazamiento de la política educativa a un esquema de mercadotecnia educativa? Y para ilustrar lo anterior, baste con referir la estrategia de imagen institucional centrada en “las siete prioridades”, las cuales parecen responder más a una campaña publicitaria que a un programa de política educativa. Sin embargo, lo más insólito es la campaña de promoción personal del secretario quien cada lunes, con la anuencia o no de los maestros, visita diferentes planteles escolares.
– ¿Cuáles han sido los principales logros y limitaciones del magisterio nacional en términos de su respuesta ante las políticas gubernamentales?
HC: La respuesta del magisterio nacional ha sido muy diversa y emitir un juicio condenatorio a un sector o laudatorio a otro podría resultar no solamente injusto sino fallido en términos analíticos. La inusitada presión a que ha sido sometido el magisterio nacional no tiene precedentes y en ese sentido la reacción de los maestros y maestras ha sido altamente compleja.
Aunque la pretendida reforma implicó un reacomodo entre el gobierno federal y la cúpula sindical, el proceso que derivó en la aprehensión de la maestra Gordillo y en el ascenso de Juan Díaz de la Torre no modificó las pretensiones gubernamentales por seguir controlando al magisterio. Así, la cúpula sindical siguió gozando de los favores y distinción en su relación con el poder. Sin embargo, las bases resintieron de una manera directa el cambio de reglas en temas como la evaluación obligatoria o el concurso para la obtención de plazas. Todo ello derivó en una enorme inquietud e incertidumbre para los más diversos sectores del magisterio.
Como consecuencia de todo ello, tanto los sectores que tradicionalmente se habían pronunciado por la democratización de la educación y de la vida sindical y en contra de las políticas gubernamentales, así como otros sectores que usualmente se habían mantenido al margen de la expresión política, coincidían esta vez en sus cuestionamientos y resistencia ante la propuesta oficial.
Debe reconocerse que, a lo largo de los tres años del retorno del priismo, la principal y más efectiva fuerza de resistencia ante la propuesta de reforma es la que encabeza la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Y este Diálogo Nacional es la más clara expresión de su voluntad por presentar, además de acciones de movilización y resistencia, propuestas de reflexión y diálogo en favor de la educación pública.
– ¿Cuál debe ser el papel de la educación en México? ¿Podría compartir alguna propuesta para impulsar el avance de la educación en México?
HC: Cuando nos preguntamos sobre el papel de la educación en México, de inmediato surge el anhelo de lograr un país mejor para una sociedad que reclama mejores condiciones: de superar las hoy insalvables asimetrías sociales.
La educación, hemos dicho en otros momentos, sigue siendo uno de los caminos más certeros para alcanzar la emancipación individual y para lograr la emancipación de la sociedad.
Sarmiento decía: “hay que educar al soberano” para que no elija al tirano”. Y ese es el pendiente que tenemos en México: educar para la emancipación de los individuos y la sociedad.
Por supuesto que hemos pensado en propuestas para avanzar en términos educativos. Las mismas deberían ir orientadas en el sentido de: un fortalecimiento del magisterio nacional; superación de la demagogia; una concepción educativa dialógica; búsqueda de una educación alternativa y democrática.
1Ver por ejemplo, las intervenciones de académicos de la UNAM en el foro “Reforma educativa y evaluación docente: el debate” (Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, 19/06/2015): http://www.ses.unam.mx/integrantes/uploadfile/iordorika/IO-MG-RRG_2016_ReformaEducativaYEvaluacionDocente.pdf
2Hasta tal punto el control político de la educación por vía de la “evaluación” constituye una obsesión para el gobierno, que actualmente México gasta cinco veces más en evaluar a sus maestros que en formarlos, según ha revelado el investigador del Colegio de México Alberto Arnaut (ver: http://www.educacionfutura.org/debemos-pensar-mas-en-los-maestros-y-menos-en-las-evaluaciones-arnaut-video/)
3Para otros ejemplos al respecto ver: “La afrenta educativa” de Luis Hernández Navarro en: http://www.jornada.unam.mx/2016/03/08/opinion/016a1pol
4La entrevista se basó en las preguntas que diferentes académicos han respondido en los “Conversatorios” realizados como parte del Diálogo Nacional por la Educación.