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«La escuela es la burbuja ‘edadistas’ por excelencia». Entrevista a Carl Honoré

Entrevista/27 Junio 2019/Autora: Eva Cervera/Fuente: El diario la Educación

Al periodista Carl Honoré se le describe como analista social y cazador de tendencias. Su primer libro lo convirtió en el gurú del movimiento de la lentitud (slow), que invitaba a reducir el ritmo vital para disfrutar más de cada momento. Con su nuevo libro bajo el brazo, rompe una lanza a favor de la experiencia y defiende la vejez libre de complejos y prejuicios.

La promoción de un libro -con presentaciones, comidas, entrevistas y viajes de ciudad en ciudad sin mucho tiempo para digerir nada-, no debe de ser el mejor ecosistema para Carl Honoré. Pero este periodista escocés de nacimiento y canadiense de adopción llega a la entrevista caminando lentamente, con un sombrero en la mano, y se toma su tiempo antes de empezar a hablar.

Saltó a la fama con su libro In Praise of Slow (‘Elogio de la lentitud’, en castellano), que se ha convertido en un bestseller y el erigió como gurú del movimiento social que predica pisar el freno del ritmo vital para disfrutar más, conocernos a fondo y poner el foco donde realmente interesa. Para vivir mejor, en definitiva.

Con este mismo objetivo, Honoré ha escrito un nuevo libro: (B) Older. Making the most of our longer lives. En España acaba de salir con el título Elogio de la experiencia (RBA Libros). A través de historias, estudios, informes y datos, el periodista muestra que se puede ser feliz siendo viejo, dignifica el paso del tiempo y rompe los prejuicios asociados a la vejez. En esta entrevista nos cuenta cómo acabar con la discriminación por razones de edad en diversos ámbitos de la sociedad.

Un día oí una frase impresionante: «La experiencia es lo que te llega cuando ya no te sirve para nada». Usted argumenta, por el contrario, que la vejez tiene muchos aspectos positivos que hay que potenciar individual y socialmente. ¿Cuáles?

Pensamos en el envejecimiento como una época desagradable, pero vale la pena vivirla de la mejor manera posible. Es evidente que no tendremos la misma salud y agilidad que cuando éramos más jóvenes, pero muchos otros aspectos mejoran con la edad, como la creatividad, la productividad en el trabajo, la experiencia, la agilidad social … Hay estudios que dicen que la madurez aporta, incluso, ¡más felicidad!

Sus ‘reglas de oro’ para que cada uno acepte el paso del tiempo y lo viva con naturalidad son, entre otras, mantener el cerebro y el cuerpo activos, salir con amigos, aprender continuamente … ¿Qué consejo es el más importante para acabar, además, con la discriminación por la edad?

La convivencia entre gente de diversas edades en todos los ámbitos sociales es esencial para luchar contra la discriminación por la edad. Rodearnos siempre de personas de nuestra misma edad hace que vivamos en una burbuja donde surgen los prejuicios, pero si varias generaciones comparten tiempo, espacio y conocimientos, las mentes se abren y el edadismo se reduce. Sobre todo entre los jóvenes, que empiezan a forjar una visión más optimista de la gente mayor y de su propio proceso de envejecimiento.

¿Cree que nuestra sociedad incentiva esta convivencia entre generaciones?

Lo va haciendo poco a poco. Si ponemos el foco en el ámbito educativo, por ejemplo, ya hay centros que realizan actividades mezclando alumnos de diversos cursos para que aprendan unos de los otros. Esta decisión debería ser, sin embargo, transversal.

¿La escuela ha sido, pues, un caldo de cultivo para los prejuicios contra las personas mayores?

¡La escuela es la burbuja edadista por excelencia! Allí, en una clase, sólo conviven niños de la misma edad.

¿Qué otros cambios debería llevar a cabo el sistema educativo para contribuir a crear una sociedad más inclusiva con estas personas?

El sistema educativo debería implantar dos ideas. La primera idea consiste en transmitir que el aprendizaje no es sólo apto para jóvenes, sino una capacidad que se puede desarrollar a cualquier edad. La segunda idea radica en inspirar a los niños y niñas a ‘visualizar’ cómo será su verdadero ‘yo’ futuro, a imaginar cómo serán dentro de 30, 40, 50 años. Sólo así tomarán conciencia sobre la muerte y la vejez y respetarán todo lo que se asocia con estas etapas. Además, la educación superior debería ser más flexible, con centros y universidades que faciliten más -e incluso potencien- la entrada y la salida de estudiantes a cualquier edad.

En España, el 30% de la gente con más de 45 años afirma haber sufrido discriminación por la edad, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). ¿Cómo se puede garantizar la protección de sus derechos?

Existen leyes para proteger jurídicamente a las personas mayores, pero en la práctica no se cumplen. Por eso hemos de iniciar un movimiento social épico, una revolución para hacer ver el edadismo como un acto vergonzoso y socialmente inaceptable, a la altura de los peores actos sexistas o racistas. Tenemos muchos flancos donde se discrimina las personas mayores: el ámbito educativo, el jurídico, el mercado laboral … Incluso el lenguaje que utilizan los medios de comunicación es a menudo edadista, con expresiones como: ‘a pesar de su edad, todavía puede saltar en paracaídas’; o ‘tener 80 años no le ha impedido sacarse la carrera de ingeniero’.

Debemos reinventar el discurso y descartar el lenguaje con sentido peyorativo que transmita la idea de que, a partir de los 35, todo va de capa caída, y que la madurez es el camino hacia la decrepitud, el deterioro, la depresión, la demencia, la pobreza, la soledad… En realidad, esto no es así; diversos estudios y muchas estadísticas contradicen esta idea. La única salida para acabar con los prejuicios contra las personas mayores es difundir estos datos para generar conciencia. Hemos de poner en marcha una potente campaña publicitaria para que todo el mundo se dé cuenta de lo que están pasando las personas mayores y para acabar con su discriminación.

Se habla mucho de las redes sociales y la tecnología como terrenos que fomentan las diferencias entre la gente mayor y la gente joven y promueven los prejuicios. ¿Son, en parte, responsables de esta brecha generacional?

No. Yo soy muy optimista respecto a las redes sociales, porque están rompiendo los fundamentos de la cultura edadista. Como devuelven la autonomía y el poder comunicativo al individuo y democratizan la tecnología, consiguen que todo el mundo muestre en fotos y vídeos la versión más alegre de tener 35 años, 40, 50, 60, 80 … Son fotos y vídeos de usuarios de todas las edades haciendo un abanico de actividades interesantes y positivas. La mejor manera de luchar contra los estereotipos negativos de la edad es crear un paisaje visual que muestre lo contrario y que provoque al espectador sentimientos de felicidad. ¡Evitemos las series, las películas y los anuncios que difundan estereotipos sombríos y tristes de la vejez! La vida no termina a los 35 o 40, por mucho que nuestra cultura nos intente vender esta idea.

¿A quién beneficia la existencia del edadismo?

A una potente industria anti-envejecimiento que mueve mucho dinero al año y saca provecho de nuestro miedo a hacernos mayores. Es verdad que, cada vez más, las revistas femeninas, por ejemplo, evitan utilizar expresiones peyorativas contra la edad y, por lo contrario, incluyen en sus páginas fotos de cuerpos diferentes y mujeres de edades avanzadas. Paso a paso.

¿Como hemos llegado a esta visión negativa del envejecimiento en nuestra cultura? Hay otras donde las personas mayores son las más sabias y más importantes del grupo.

Todas las culturas rechazan y han rechazado a lo largo de los tiempos ciertos aspectos de la madurez. ¡Incluso en el Imperio Romano hacían burla de su gente mayor! Este sentimiento tiene raíces profundamente humanas y naturales: nos da miedo la muerte, no queremos perder fuerza física … Además, la fertilidad nos atrae genética, orgánica y naturalmente, y este es un aspecto clave de la juventud. Por lo tanto, siempre, en todas las culturas, ha habido edadismo; pero desde los años 60 del siglo pasado, hemos puesto la juventud sobre un pedestal. La veneramos, es la época vital a la que todos aspiramos, tengamos la edad que tengamos. La juventud es una etapa de culto. Siempre está presente la idea de que, cuanto más joven, mejor.

Cuando Hillary Clinton se presentó a la carrera por la presidencia de EEUU, un locutor preguntó a la audiencia si quería ver envejecer una mujer, día tras día, en la televisión. Hay quien criticó duramente que la pareja de Emmanuel Macron, el presidente de Francia, tuviera 24 años más que él. El edadismo está muy presente en nuestra cultura, pero parece que todavía no hemos alcanzado los objetivos del movimiento feminista. ¿Estamos preparados para la revolución de la longevidad?

Ahora es el momento. La lucha contra el edadismo encaja perfectamente con la del feminismo, con la del racismo, con los movimientos a favor de nuevas normas de género y sexualidad… Mucha gente de todas las edades está cuestionando el modelo socioeconómico imperante hasta ahora y es consciente de que debe haber otro camino, una re-definición en diferentes ámbitos. Los cambios son necesarios y reivindicar la vejez contribuirá a hacer tambalear y derribar estructuras obsoletas sobre las que se sustentaba, hasta ahora, nuestra cultura.

¿Puede describir cómo debería ser el mercado laboral en un mundo de respeto a la vejez?

Actualmente, la ruta de vida laboral es muy rígida, dividida claramente en tres etapas: la primera es la del aprendizaje; la segunda es la del trabajo, las ganancias y, muchas veces, el planteamiento familiar; y la tercera es la del descanso, que a menudo va asociado a algún voluntariado. Este modelo funcionó cuando la gente moría a los 70, pero actualmente no tiene ningún sentido, porque después de la jubilación todavía pueden quedar 25 años con bastante calidad de vida y capacidades físicas y cognitivas para producir incluso más que antes. Por lo tanto, creo que el mercado laboral debe ser más fluido y debe ofrecer la posibilidad de tomarse años sabáticos para fomentar el aprendizaje continuo. La vida es como un libro de varios capítulos en los que cada uno debe definir qué quiere hacer.

Tal vez, en lugar de jubilarme, yo quiera seguir trabajando, pero solo un día a la semana. El sistema laboral debería garantizar y facilitar esta libertad para aprovechar mi productividad-ya hemos dicho que ésta aumenta con la edad-y para que yo me sienta más útil y sea más feliz en la madurez. Saquémonos el yugo de las tres etapas laborales cerradas y para todos iguales. ¡Reinventémonos la vida!

LAS REGLAS DE ORO PARA VIVIR UN ENVEJECIMIENTO FELIZ

  • Seguir aprendiendo y experimentando.
  • Cultivar las relaciones sociales.
  • Tener referentes que de mayores han hecho grandes cosas: la actriz Helen Mirren, el naturalista David Attenborough o incluso Michelangelo, que reconstruyó la Basílica de San Pedro con más de 80 años.
  • Mantener el cerebro y el cuerpo en forma y comer bien
  • Hacer que cada momento sea especial y evitar cualquier aspecto vital que no aporte alegría.
  • Encontrar un propósito que sea importante en tu vida
  • Ser honesto con tu edad. Dar una cifra inferior da al número de años un poder que realmente no tiene y enfatiza la idea de que la juventud es mejor.
  • Ser flexible y abierto al cambio, el crecimiento y la evolución.
  • Ignorar a quien dice que sexo y amor son sentimientos de juventud. No es cierto.
  • Ser positivo y prestar atención a las ventajas de envejecer: más felicidad, altruismo, creatividad, conocimiento, experiencia.
  • Cultivar el sentido del humor. Reír mejora la salud y alarga la vida.
  • Pensar en la muerte como un acto natural. Tomar conciencia da forma y significado a la vida y hace que cada segundo se viva con toda la intensidad.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/06/27/la-escuela-es-la-burbuja-edadistas-por-excelencia/

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“Ser padre no es una aventura, pero no se dice. Todo tiene que ser perfecto en la sociedad Instagram”. Entrevista a Julio Rodríguez, doctor en Medicina molecular, psicólogo y autor de Lo que dice la ciencia sobre crianza y educación

Entrevista/27 Junio 2019/Autora: Diana Oliver/Fuente: El país

El autor de ‘Lo que dice la ciencia sobre crianza y educación’, que a ser padres se desaprende porque la sociedad nos obliga a ir en contra del sentido común

PREGUNTA: Dices al principio del libro que no han sido tus titulaciones sino tu experiencia como padre la que te ha llevado a escribirlo. ¿Se pueden abordar cuestiones como la educación y la crianza de los hijos sin el “plus” de la experiencia?

RESPUESTA: Se puede, pero ser padre te da el plus de la experiencia, te da el sentido de realidad. Como científico he aprendido que teorizar está muy bien, pero que si no haces la parte experimental todo se queda en hipótesis. No puedes tener ningún resultado ni conclusión sin haber hecho los experimentos. Por eso en el libro me baso en los últimos datos científicos en materia de educación –tanto desde una perspectiva psicológica de aprendizaje y bienestar psicológico, como biológica–, pero también teniendo en mente el “trabajo de campo” de padre; sabiendo que lo óptimo está muy bien, pero hacerlo las 24 horas de los 365 días del año, habiendo dormido 5 horas, trabajado 8, dado biberones, ordenado los juguetes, bañado, contado cuentos, cantado nanas, aguantado berrinches, preparado cenas, comidas y desayunos, y vuelta a empezar en una espiral sin final, es muy difícil. Aún así es necesario saber qué es lo correcto para intentar aproximarse a ello lo que se pueda.

P: Sobre lo correcto tenemos la presión de los “opinadores”.

R: Precisamente lo que me ha llevado a escribir el libro es haberme enfrentado a las dudas que te surgen en el día a día como padre sin haber encontrado información suficiente para afrontarlas. Lo que sí me encontré fue la paradoja de que mientras “tú no sabes nada”, tu entorno “lo sabe todo” y no para de decirte cómo lo debes hacer como si ellos (sobre todo aquellos que no tienen niños) dispusiesen del manual mágico de la crianza y a ti te hubiese sido vetado su acceso.

P: ¿A ser padres también se aprende?

R: Y se desaprende. Muchas cosas de las que digo en el libro son de sentido común, pero la sociedad nos ha obligado a hacerlo de manera incorrecta porque la sociedad es adultocéntrica, despiadadamente capitalista y no tiene en cuenta el bienestar y el correcto desarrollo de los pequeños. Por ejemplo, en la naturaleza a nadie se le ocurriría decir que la lactancia no es lo correcto, pero en nuestra sociedad se dice o se recomienda acortarla porque es “incómodo”. O a nadie se le ocurriría dejar al niño durmiendo solo y llorando hasta que se calle “para que se acostumbre”, pero en nuestra sociedad se hace, y se le echa la culpa al niño por no dejarnos dormir. La realidad es que los niños tienen su propio patrón de sueño y lo que no nos deja dormir es la alarma del despertador a las 7 de la mañana para ir a trabajar.

Debería existir una escuela para padres porque es la labor más importante de la vida. Contribuimos a la creación de un ser humano por lo que nuestra obligación –y su derecho– es proporcionarle la mejor de las vidas posibles desde el punto de vista psicológico. La sociedad del futuro estará regida por los niños del presente por lo que el futuro es nuestra responsabilidad.

P: “El haber tenido niños es una de las principales causas de divorcio en el mundo occidental”. Dejas claro que la paternidad no siempre es emocionante, maravillosa o divertida, sino que también tiene una cara B. ¿Somos conscientes de hasta qué punto la paternidad y la maternidad hacen saltar nuestra vida anterior por los aires?

R: Es que ser padres no es una aventura, es una responsabilidad compleja. Esto nadie nos lo dice porque todo tiene que ser perfecto y maravilloso en “la sociedad Instagram”, la que niega la parte real de la paternidad/maternidad porque no encaja en los “cánones de belleza”. Como consecuencia hay madres y padres frustrados y estresados porque piensan que son los únicos que están sobrepasados, que son los únicos que –en ocasiones– se hartan de la crianza. Y luego, claro, se sienten culpables y se vienen abajo. Lo que hay que decir es que eso es lo normal, que tener hijos es lo más maravilloso del mundo, pero también es muy duro y requiere mucho trabajo y sacrificio. Te cambia la vida por completo, tu tiempo y tus energías y tu espacio físico y vital se desvanecen, y aparecen nuevos y mayores miedos. Nuestros hijos no tienen la culpa de nada, son inocentes, somos nosotros quienes debemos adaptarnos a ellos.

P: Decía Adrienne Riche en ‘Nacemos de mujer’ que “El sufrimiento frente a todo lo que no podemos hacer por nuestros hijos en una sociedad incapacitada para responder a las necesidades humanas, puede convertirse en culpa y autocastigo”. ¿Se puede criar y educar sanamente en una sociedad como la nuestra?

R: Es muy difícil en una sociedad de mercado que está obsesionada con explotar a los seres humanos para producir y consumir frenéticamente. No queda tiempo ni fuerzas para cuidar y educar a los niños porque los padres tenemos que trabajar, y casi no vemos a nuestros hijos. Además, como el esfuerzo de criar es descomunal, nuestro rendimiento laboral se deteriora y al final ni una cosa ni la otra. Y que conste que no estoy hablando de destruir la sociedad capitalista sino de construir políticas que apoyen una conciliación real y poder criar a seres humanos adecuadamente y no a robots separados de sus padres.

Existen datos que demuestran que un 35% de las mujeres mayores de 35 años que no tiene hijos, los querría tener. Esto es un drama social: la misma sociedad que nos pone un tremendo obstáculo para poder tener hijos –y criarlos adecuadamente–, nos pide aumentar los índices de natalidad para poder mantener la sociedad del bienestar.

Todo esto deriva en culpa y autocastigo para los padres y para quienes desean serlo y no pueden. A nivel psicológico se traduce en estrés, ansiedad y depresión; lo que lleva a un consumo desmesurado de psicofármacos, drogas y alcohol, además de otros problemas psiquiátricos. En definitiva, estamos ante un problema de dimensiones descomunales, que se ramifica y afecta a todos los estratos sociales y a todas las generaciones de la sociedad. Un tema que debería ser central en las agendas de los partidos políticos, porque los niños son la base de la sociedad del futuro, y la educación que reciban se reflejará en la sociedad que crearán. Es algo tan obvio que me resulta difícil que no se entienda.

P: ¿Hasta qué punto las expectativas influyen en cómo asumimos la responsabilidad del cuidado de los hijos?

R: Las expectativas sesgadas que vierte el imaginario popular a la sociedad influyen en la satisfacción real de la maternidad/paternidad. Si llegas a ella con las expectativas que te cuentan las películas de Disney, te vas a frustrar, agobiar, deprimir y sentir culpable. Si ya conoces la realidad, todo irá mucho mejor. La vida perfecta no existe, solo existe la vida real.

P: Mencionas en el libro que el castigo, la agresividad e imponer las cosas a la fuerza no solo crean sentimientos negativos sino también el rechazo en el niño y barreras defensivas hacia lo que se pretende enseñar. ¿Qué aprende un niño con un estilo educativo impositivo?

R: Nada. Lo que se produce es miedo, evitación, rechazo hacia lo que nos causa daño; que el más fuerte manda, que la autoridad impone por la violencia. Y todo esto es casi un acto reflejo, no un verdadero aprendizaje, ya que las estructuras cerebrales racionales no toman parte en el asunto.

P: Dado que los niños aprenden principalmente por imitación, supongo que también es importante que haya coherencia entre lo que les pedimos que hagan y lo que nosotros mismos hacemos. ¿Nos cuesta ser coherentes en este sentido?

R: Nos cuesta mucho, pero si queremos que nuestros hijos hagan algo, la mejor manera y la más efectiva es hacerlo nosotros mismos. Esto es lo maravilloso de la educación, que es bidireccional: para educar a nuestros hijos tenemos que educarnos nosotros. Si queremos fomentar la lectura, por ejemplo, no vale que se lo digamos y luego estemos todo el día con el móvil, lo que tenemos que hacer es leer.

P: Otra cuestión compleja es la de la libertad: libertad para decidir, libertad para expresar y libertad para explorar. ¿Qué aporta apoyarles en sus decisiones y cuál debe ser el límite de esa libertad?

R: La libertad es un concepto central en la construcción de personalidad. Sin libertad el individuo nunca puede evolucionar. Según lo que se desprende de los últimos y mejores estudios en materia de educación y crianza es que, al final, todos confluyen en el concepto de libertad. Y todo eso lo tiene en cuenta el método cognitivo-emocional: al enseñar y fomentar la expresión de sus emociones y sentimientos, el niño está siendo libre, y más libre que se sentirá cuando descubra que los podrá expresar artísticamente; al explicarles la realidad, enseñarlos a razonar y hacerlos partícipes, les estamos aportando el conocimiento y las herramientas cognitivas necesarias para ser independientes y libres a la hora de afrontar la que será su vida. Claro que alguna vez se equivocarán, pero eso es parte del proceso vital.

Imagen tomada de: https://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2019/06/19/mamas_papas/1560949950_052658_1560950127_noticia_normal.jpg

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/06/19/mamas_papas/1560949950_052658.html

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“La infancia está más expuesta que nunca, ha perdido mucha libertad”. Entrevista a Leticia Fernández- Fontecha

Entrevista/27 Junio 2019/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la Educación 

La infancia pocas veces ha sido objeto de estudio por parte de la historiografía. Leticia es de esas pocas investigadoras que le dedica sus esfuerzos. Gracias a ella se ha editado por primera vez en España el libro ¡Y todavía dibujan!, de 1938 y prologado por Aldous Huxley, parte del esfuerzo de guerra de la República.

Leticia Fernández-Fontecha está intentando (y consiguiendo) dar voz a los niños. Historiadora de la infancia e historiadora de la medicina especializada en el dolor en la infancia, esta madrileña, seguidora de la Escuela de los Annales se ha propuesto cumplir la labor que, explica, corresponde a los historiadores: “Rescatar del archivo las voces de los vencidos. Y la infancia es la gran vencida de la historia”. Durante una de sus investigaciones, Fernández-Fontecha localizó un libro editado en Nueva York, en 1938, compuesto de dibujos que realizaron los niños españoles durante la Guerra Civil en un programa del Gobierno de la República. Pero el texto, titulado ¡Y todavía dibujan!  prologado por el escritor británico Aldous Huxley, nunca vio la luz en España. Enseguida pensó que tenía importancia histórica y merecía ser rescatado. Con la ayuda de la editorial La Uña Rota y la colaboración del Ministerio de Educación, ya es una realidad.

Eres historiadora de la infancia. Háblame de esto.

La Historia de la Infancia es una corriente que no tiene una vida muy larga. Empieza en 1960 con la publicación de un libro de Philippe Ariès, El Niño y la Vida familiar en el antiguo régimen. La revolución viene de que ellos argumentan que la historia, hasta esa época, se ha escrito siempre desde el punto de vista de los vencedores y que hay que hacerlo desde el punto de vista de los vencidos. Y la infancia, dentro de lo que cabe, es la gran vencida de la historia, porque se la ha tratado muy tarde como tema de estudio y porque siempre hay un adulto que le pone voz. La función del historiador es rescatar del archivo las voces de los vencidos. Yo quería investigar el dolor en la infancia, porque me interesa mucho la historia del dolor y no se había investigado. A la hora de estudiarlo he usado tanto la historia de la medicina y de la ciencia como los estudios que existen sobre la infancia. Estos intentan entender que la infancia es una experiencia histórica por lo que, al cambiar de época, la definición de la infancia varía y la experiencia del niño tiene que cambiar conforme a esa evolución del concepto de lo que es un niño. Por lo general, es un concepto que viene marcado por el mundo de los adultos.

¿Cómo cambió la concepción del niño en esa época que has estudiado, la que va de finales del siglo XIX a mediados del siglo XX?

Es una época muy interesante. El estudio parte del texto que publica Darwin en 1870 sobre su hijo Willy. Es el primer texto científico que intenta abarcar la fisiología del niño como distinta de la adulta. El final del XIX es muy interesante para entender el dolor infantil y su evolución porque es cuando aparece una serie de disciplinas nuevas que se empiezan a diferenciar entre ellas como la psiquiatría, la psicología o la fisiología, que de repente se centran en el cuerpo del niño como distinto del adulto. Hasta finales del XIX el cuerpo del niño se estudia como igual al del adulto, pero entonces se vuelve un campo de estudio en sí mismo. Todas estas disciplinas generan una ciencia propia de la infancia y a la vez legitiman su existencia. Es la aparición de la Pediatría, por ejemplo, de los hospitales dedicados solo al estudio de las enfermedades infantiles. Otras disciplinas, como la Fisiología, van conceptualizando el sentir del niño. Empieza a finales del SXIX y abarca hasta finales de la II Guerra Mundial, cuando vuelve a cambiar la idea que se tiene de lo que es un niño porque cambian las condiciones históricas y empieza un periodo nuevo.

Y, aunque no le hayas dedicado quizá un estudio específico, supongo que desde finales de la guerra hasta ahora también ha habido alguna evolución. ¿Cuál ha sido?

El gran cambio que se produce en el XX es que el niño entra en lo que entendemos como el mercado. Se vuelve un sujeto que consume y empieza a tener más poder del que tenía anteriormente sobre el adulto. Hay un libro muy interesante de una socióloga que estudia este cambio, que dice que hasta principios del XX el niño aportaba un valor económico a la familia pero después, tras la II Guerra Mundial, se convierte un sujeto que tiene un valor emocional, un valor en sí mismo, y empieza a recibir un dinero por ello: aparece la paga, y empieza a consumir. Entonces, la sociedad se centra por primera vez en ese niño, que tiene un poder para consumir. Es un cambio bastante importante.

Este último cambio que comentas, ¿ha llegado de alguna manera al sector educativo?

Creo que se nota porque aparecen una serie de corrientes educativas nuevas que se centran en comunicarse con el niño entendiendo que tiene una vida propia más allá del marco del adulto. Esta idea de que tiene entidad es tanto positiva como negativa. Por un lado, tiene el poder de consumir y se vuelve un sujeto manipulable, pero también uno que puede manipular para conseguir lo que desea. A la vez, se le da mayor voz en la sociedad y en la cultura. Una cosa interesante de la historia del niño como sujeto histórico es que es un sujeto que no tiene voz cultural. Siempre es un adulto quien le da voz. Por eso se pensaba que la historia del niño es muy difícil de escribir, porque no ha dejado marcas en el archivo. Pero no es cierto. Las fuentes están siempre filtradas, sea escrita por un niño o por un adulto. Hasta hace poco se pensaba imposible rescatar las voces de los niños. Ahora se ha producido un cambio que intenta hacerlo y demostrar que la infancia tiene una presencia que va más allá de la idea que el adulto tiene de ella.

Te has anticipado a la pregunta que venía. ¿Qué fuentes se utiliza para estudiar a los niños?

Son muy variadas. No creo que el sujeto de estudio cambie las fuentes. A la hora de escribir la historia de los niños hay una gran variedad de fuentes, escritas o visuales. Hay textos escritos por niños, por ejemplo, cartas desde el hospital de niños que escriben a sus padres o fuentes visuales como fotos. La Historia se entiende a sí misma como una ciencia social objetiva y le ha dado más validez a la fuente escrita. Creo que es un error, porque responde a la idea de que algo escrito está menos mediado, es más directo, mientras que una imagen es más fácil que se vea sometida a alguna tergiversación. Pero realmente son igual de importantes. En el primer libro que se escribe sobre la historia de la infancia, el de Ariès, las fuentes que utiliza son básicamente pinturas. Para estudiar cómo ha cambiado la idea y la construcción de la infancia a lo largo del tiempo estudia cómo ha cambiado la representación del niño en las pinturas hechas por adultos. Él tiene una idea que luego ha sido muy criticada, que es la de que la infancia tal y como la entendemos (como una etapa diferente a la adulta) no aparece hasta el siglo XVI. La crítica viene de que hasta entonces, en la jerarquía de la pintura, los sujetos que se representan son religiosos o de clases altas y a los niños se les representa como el niño Jesús, que está antecediendo al adulto que va a morir en la cruz, o a niños de la monarquía o de las clases altas que están representados como pequeños adultos. Pero que esa sea la representación no significa que no se entendiera que la infancia era una etapa distinta a la de la vida adulta.

Hablemos del libro, ¡Y todavía pintan! ¿Cómo surgió originalmente?

Está basado en una edición de 1938 con el mismo nombre que se publicó en Nueva York para acompañar una exposición de dibujos de niños hechos durante la guerra. Se hizo para recaudar fondos para estos niños y para las colonias. El libro surge de la investigación que hice en la Universidad de Columbia, en la que iba a estudiar los dibujos y el contexto en el que se producen. Me interesaba mucho la psicología y la figura de Regina Lago, que dirige las colonias durante la guerra y analiza los dibujos una vez finalizada la guerra. Un poco antes de la investigación encontré este libro de 1938 perdido en el archivo y me pareció importante rescatarlo. Nunca se había publicado en España.

¿Cómo lo definirías?

Es un libro en el que los autores son los niños. Va acompañado de la introducción de Aldous Huxley y yo he escrito un prólogo dando contexto, para que el lector entienda dónde se enmarcan los dibujos. El original del 38 tiene 60 dibujos en cinco secciones. La primera es la representación de la guerra, la segunda los bombardeos. Hay una fascinación con el avión. La Guerra Civil es la primera en la que se ataca a civiles y se dan estos ataques desde el aire. La tercera sección es la representación de la huida; la cuarta, es la vida de los niños en las colonias escolares y la quinta es una sección de dibujos misceláneos, que creo que es importante porque, si bien todo el libro tiene un carácter político, muestra que a infancia dibuja cosas que van más allá de la guerra. Este proyecto lo organiza el Ministerio de Instrucción Pública al inicio de la Guerra Civil con una intención propagandística para conseguir fondos o aliados para la República. Pero tiene una segunda función terapéutica. El proyecto cayó en manos de la psicóloga Regina Lago (una figura muy interesante, olvidada, por cierto, como tantas otras personas en el exilio), quien se da cuenta de cómo esta empresa se puede utilizar para ayudar a los niños a superar el trauma de la guerra. Luego se exilia a México -pasando por París y haciendo una exposición con Picasso- y publica un artículo en el que analiza los dibujos desde el punto de vista de la psicología evolutiva. El libro contiene esas voces. El dibujo se acompaña del nombre del niño, a veces de la edad y de en qué colonia se ha hecho. El dibujo no es solo un símbolo de la resistencia infantil durante la guerra, sino que ves a la persona que había detrás.

¿Qué se desprende de los dibujos? ¿Entienden la guerra los niños?

Depende de la edad. También del género, según argumenta Regina Lago. Según la edad, los dibujos son más políticos: los niños más mayores se nota que tienen una posición política más marcada y hablan mucho del ataque que se está produciendo, de una idea de heroísmo, de victoria y de un deseo de ganar la guerra. Los dibujos de la evacuación muestran bastante dolor, muestran cómo han tenido que huir y abandonar a sus familias. Son dibujos más complicados a la hora de enfrentarse a ellos. Los de los aviones son llamativos-es lo que más interesa a Huxley en el texto- porque el avión se vuelve un objeto muy complejo. Por un lado es novedoso, casi parece un juguete, y por otro, es una máquina de destrucción, y esto en los dibujos queda muy claro. Luego hay dibujos muy interesantes que muestran al niño imaginándose fuera de ese contexto en el que vive: en el campo, dando de comer a los patos o acompañando a sus familiares al pozo… Así salen un poco de esas vivencias y dibujar cosas que van más allá de esa guerra atroz que están viviendo.

Comentabas antes que históricamente no se ha dado voz a los niños. ¿Ha cambiado esa mentalidad ahora? ¿Se ha mejorado algo?

Es una pregunta complicada. No creo que la historia sea una experiencia de progreso. No creo en la idea de progreso. Hay áreas que mejoran y eso hace que otras empeoren. En lo que tiene que ver con la infancia ha sucedido así: está más expuesta que nunca, ha perdido mucha libertad. El capítulo más importante del libro de Ariès es el de la aparición de la enseñanza y la institucionalización de los niños. La infancia está muy expuesta. En las redes, en los medios… Si bien es cierto que tienen más voz y hay más espacio para entenderlos como un sujeto con su propia voz y un deseo de definirse, creo que es un arma de doble filo. Ha habido mejoras, pero también ciertos retrocesos. Si piensas en la historia del dolor, ha habido una progresión. Aparece la anestesia, conseguimos eliminar el dolor, es una mejora. Pero esa mejora viene de la mano de la aparición del dolor crónico. Entonces, ¿qué es una mejora? Lo que encontré en mi tesis es que hasta finales del XIX en el mundo médico se creía que los niños eran más sensibles al dolor que los adultos. Pero a finales del XIX, por las teorías de Darwin, la idea de que la expresión va de la mano de la emoción o la experiencia, surge una corriente de pensamiento que dice que los niños no son capaces de percibir el dolor, lo que lleva a dejar de usar la anestesia sobre todo en niños recién nacidos, pero también mayores. Al final fue un retroceso. Es una cuestión compleja.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/06/21/la-infancia-esta-mas-expuesta-que-nunca-ha-perdido-mucha-libertad/

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Entrevista: “Tecnología en educación no es solo dar tabletas”

La tecnología puede ser una verdadera herramienta para lograr la alfabetización de más personas en el mundo. Eso es lo que piensa Tinsley Galyean, director ejecutivo de Curious Learning, una organización sin fines de lucro fundada en el 2011 por especialistas del MIT, la Universidad de Tufts y la Universidad Estatal de Georgia, que recurre al big data, la teoría del aprendizaje y la tecnología móvil para llevar la educación a más gente, que más sepan leer y escribir y así cuenten con habilidades que permitan su desarrollo.

Galyean –quien además es miembro consultivo de UTEC Ventures– estuvo en Lima para asesorar a un grupo de start-ups educativas del Perú, Argentina y EE.UU. El Comercio conversó con él para saber por qué las iniciativas que relacionan tecnología con educación en el país no han sido tan exitosas.

Tinsley Galyean

Tinsley Galyean es investigador del MIT, director ejecutivo de Curious Learning y especialista en nuevas tecnologías educativas. (Foto: Curious Learning)

— ¿QUÉ ES LO QUE BUSCAN CON CURIOUS LEARNING?
Trabajamos para llevar apps a la gente que, de otra manera, no tendría la oportunidad de aprender a leer; gente de bajos ingresos que no puede acceder a la escuela o no hay escuelas adecuadas. Trabajamos en varios países de bajos ingresos. Se calcula que hay unos 770 millones de mayores de 16 años en el mundo que no saben leer, y que unos 650 millones de niños están destinados a unirse a este grupo. El proyecto busca llegar a ese público.

— AUNQUE NO SABEN LEER, HAY GENTE QUE SÍ PUEDE USAR UN SMARTPHONE. ¿ESO ES LO QUE APROVECHAN PARA LA EDUCACIÓN?
Nuestras apps están diseñadas para que no necesites saber algo más que solo usarlas. La población que gana US$2 o menos al día se las arregla para acceder a un smartphone y conoce algunas habilidades básicas para usarlo. Pero se está usando un pequeño porcentaje de todo lo que pueden hacer.

“EL PERÚ DEBERÍA HABER APRENDIDO MUCHO, PORQUE SIEMPRE HA ESTADO EN EL GRUPO DE LOS QUE ADOPTAN PRIMERO LA TECNOLOGÍA”.

— EL PERÚ SIEMPRE HA TENIDO PROBLEMAS PARA INCORPORAR LA TECNOLOGÍA DE MANERA EFICIENTE EN LOS PROCESOS EDUCATIVOS. ¿POR QUÉ EXISTEN ESTOS PROBLEMAS EN PAÍSES COMO EL NUESTRO?
Ha habido muchos errores y muchas fallas. Lo más importante es aprender que la tecnología por sí sola no sirve. No se puede seguir creyendo que la tecnología sola va a educar. Tecnología en educación no es solo darle tabletas a los chicos, sin explicarles qué sucedía. Eso es lo que probablemente ha pasado constantemente. El Perú debería haber aprendido mucho porque siempre ha estado en el grupo de los que adoptan primero la tecnología, pero también ha sido de los primeros en fallar en las primeras etapas.

— ¿CÓMO SE PUEDEN APROVECHAR LAS TECNOLOGÍAS PARA MEJORAR LA EDUCACIÓN?
Hay que dar un paso atrás para ver la foto completa. En los sistemas tradicionales de educación creas un contenido en el plan curricular, pruebas si funciona y luego lo distribuyen y ese no cambia. Se mantiene 10 o 20 años antes de hacer los cambios, porque los costos son muy altos: imprimir nuevos libros, publicarlos. No te preocupas en probar qué tan efectivos son, porque no puedes cambiarlos. El poder de la tecnología no es el dispositivo ni poner el contenido existente, porque igual te dará acceso a toda esa información que no se cambia y que no puedes probar ni medir. El poder es ser capaz de poner cosas que puedan medir el efecto de la educación.

— ¿CÓMO INFLUYE LA TECNOLOGÍA EN LA CALIFICACIÓN DE UN ALUMNO Y SABER QUE REALMENTE ESTÁ APRENDIENDO?
Nos han criado pensando en que, más que una habilidad, el alumno necesita una calificación. Pero esa estructura escolar [se plantea problema, se enseña, se evalúa y se califica] ha fallado porque, sea cual sea la calificación, se sigue avanzando. El modelo hace énfasis en la nota y no en el conocimiento adquirido. En un videojuego, por su naturaleza, se aprende a partir del error, de la falla. Hasta el momento en que dejas de fallar y pasas al siguiente nivel. Se puede tomar esa aproximación y usar en la educación: con chicos que demuestren que aprendieron antes de avanzar de nivel sin generar retrasos.

Fuente de la entrevista: https://elcomercio.pe/tecnologia/tecnologia/entrevista-tecnologia-educacion-dar-tabletas-noticia-ecpm-640520

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Pierre Bourdieu : «La Sociología, una ciencia que molesta»

Por: bloghemia.

 

Entrevista a Pierre Bourdieu realizada por la revista Actes de la Recherche en Sciences Sociales donde habla del papel de la Sociología dentro de la Ciencia.

La Recherche: Comencemos por las cuestiones más evidentes: las ciencias sociales, y la sociología en particular, ¿son verdaderamente deudas? ¿Por qué siente Ud. la necesidad de reivindicar la cientificidad?

Pierre Bourdieu: La sociología me parece tener todas las propiedades que definen una ciencia. Pero, ¿en qué grado? La respuesta que podemos hacer varía mucho según los sociólogos. Diré solamente que hay mucha gente que se dice o se cree sociólogos y que confieso tener dificultad en reconocerles como tales (es el caso también, en grados diferentes, en todas las ciencias). En todo caso, hace mucho tiempo que la sociología salió de la prehistoria, es decir de la edad de las grandes teorías de la filosofía social con la cual los profanos a menudo la identifican. El conjunto de los sociólogos dignos de ese nombre se ajusta a un capital de logros, de conceptos, de métodos, de procedimientos de verificación. No obstante, por diversas razones sociológicas evidentes, y entre los cuales porque ella juega el rol de disciplina refugio, la sociología es una disciplina muy dispersa (en el sentido estático del término), y esto en diferentes puntos de vista. Así se explica que ella dé la apariencia de una disciplina dividida, más próxima de la filosofía que las otras ciencias. Pero el problema no reside allí: si somos de tal manera detallistas acerca de la cientificidad de la sociología es porque ella molesta.

La Recherche: Los sociólogos entonces, ¿son objeto de una sospecha particular?

Pierre Bourdieu: La sociología tiene efectivamente el triste privilegio de encontrarse sin respiro confrontada a la cuestión de su cientificidad. Se es mil veces menos exigente con la historia o la etnología, sin hablar de la geografía, de la filología o de la arqueología. Siempre interrogado, el sociólogo se interroga e interroga siempre. Esto hace creer en un imperialismo sociológico:¿qué es esta ciencia emergente, vacilante, que se permite someter a examen a las otras ciencias? Yo pienso, por supuesto, en la sociología de la ciencia. De hecho, la sociología no hace más que plantear a las otras ciencias preguntas que se plantean a ella de manera particularmente aguda. Si la sociología es una ciencia crítica, es quizás porque ella misma se encuentra en una posición crítica. La sociología crea problemas, como se dice.

La Recherche: ¿La sociología provoca miedo?

Pierre Bourdieu: Si, porque saca el velo que existe sobre cosas escondidas y a veces reprimidas. Ella revela, por ejemplo, la correlación entre el éxito escolar, que se identifica con la inteligencia, y el origen social o, más aún, con el capital cultural heredado de la familia. Son verdades que los tecnócratas, los epistemócratas (es decir buena cantidad de aquellos que leen la sociología y de los que la financian) no quieren oír. Otro ejemplo: la sociología muestra que el mundo científico es el lugar de una competencia que está orientada por la búsqueda de beneficios específicos (premios Nóbel y otros, prioridad del hallazgo, prestigio, etc.) y conducida en nombre de intereses específicos (es decir irreductibles a los intereses económicos en su forma ordinaria y percibidos por lo mismo como “desinteresados”). Esta descripción cuestiona evidentemente una hagiografía científica en la cual participan a menudo los científicos y de la cual éstos tienen necesidad para creer lo que hacen.

La Recherche: De acuerdo: la sociología aparece a menudo como agresiva y perturbadora, Pero, ¿por qué se requiere que el discurso sociológico sea “científico”? Los periodistas también plantean preguntas molestas; ahora bien, ellos no reivindican su pertenencia a la ciencias ¿Por qué es decisivo que haya una frontera entre la sociología y un periodismo crítico?

Pierre Bourdieu: Porque hay una diferencia objetiva. No es una cuestión de vanidad. Hay sistemas coherentes de hipótesis, de conceptos, de métodos de verificación, todo cuanto se adjunta comúnmente a la idea de ciencia. Por consiguiente, ¿por qué no decir que es una ciencia si lo es realmente? Ciertamente es una cuestión muy importante: una de las maneras de zafarse de verdades molestas es decir que ellas no son científicas, lo que quiere decir que ellas son políticas, es decir suscitadas por el interés, la pasión, por lo tanto relativas y relativizables.

La Recherche: Si se plantea a la sociología la cuestión de la cientificidad, ¿no es también porque ella se ha desarrollado con cierto retraso con respecto a las otras deudas?

Pierre Bourdieu: Sin duda, pero ese retraso se debe al hecho de que la sociología es una ciencia especialmente difícil. Una de las dificultades mayores reside en el hecho de que sus objetos son espacios de lucha: cosas que se esconden, que se censuran; por las cuales se está dispuesto a morir. Es verdad también para el investigador mismo que se encuentra en juego en sus propios objetos. Y la dificultad particular que enfrenta la sociología se debe muy a menudo a que las personas tienen miedo de lo que van a encontrar. La sociología confronta sin cesar a aquél que la practica a realidades rudas, ella desencanta. Es el por qué, contrariamente a lo que a menudo se cree, afuera y adentro, ella no ofrece ninguna de las satisfacciones que la adolescencia busca frecuentemente en el compromiso político. De ese punto de vista, ella se sitúa al polo opuesto de las ciencias llamadas puras (o de las artes puras), que son sin duda por una parte, refugios en los cuales tienden a aislarse para olvidar el mundo, universos depurados de todo lo que causa problema, como la sexualidad o la política. Es el por qué los espíritus formajes o formalistas hacen en general una sociología lastimosa.

La Recherche: Ud. muestra que la sociología interviene a propósito de cuestiones socialmente importantes. Eso plantea el problema de su neutralidad, de su objetividad el sociólogo, ¿puede permanecer por encima de las pugnas, en posición de observador imparcial?

Pierre Bourdieu: La sociología tiene como particularidad tener por objeto campos de lucha: no solamente el campo de las luchas de clases sino el campo de las luchas científicas mismo. Y el sociólogo ocupa una posición en esas luchas: de partida, en tanto que detentor de un cierto capital económico y cultural, en el campo de las clases; enseguida, en tanto que investigador dotado de cierto capital específico, en el campo de la producción cultural y, más precisamente, en el sub-campo de la sociología. Esto, él debe tenerlo siempre en mente con el fin de discernir y controlar todos los efectos que su posición soca puede tener sobre su actividad científica. Es la razón por la cual la sociología de la sociología no es, para mí, una especialidad entre otras, sino una de las condiciones primeras de una sociología científica. Me parece en efecto que una de las causas principales del error en sociología reside en una relación incontrolada del objeto. Es entonces capital que el sociólogo tome conciencia de su propia posición. Las posibilidades de contribuir a producir la verdad me parecen en realidad depender de dos factores principales, que están ligados a la posición ocupada: el interés que se tiene en saber y en hacer saber la verdad (o, inversamente, a esconderla o a escondérsela) y la capacidad que se tiene de producirla. Se conoce la expresión de Bachelard: No hay ciencia sino de lo escondido. El sociólogo está mejor armado para descubrir lo escondido por el hecho de estar mejor armado científicamente, de que utiliza mejor el capital de conceptos, de métodos, de técnicas, acumulado por sus predecesores, Marx, Durkheim, Weber, y muchos otros, y que es más crítico; que la intención consciente o inconsciente que le anima es más subversiva, que tiene más interés en sacar a luz lo que está censurado, reprimido en el mundo social. Y si la sociología no avanza más rápido, como la ciencia social en general, es tal vez, en parte, porque esos dos factores tienden a variar en sentido inverso.Si el sociólogo llega a producir, aunque fuere un poco de verdad, no está bien que él tenga interés en producir esa verdad, sino porque existe interés. Lo que es exactamente lo contrario del discurso un poco tonto sobre la neutralidad. Este interés puede consistir, como en todas partes, en el deseo de ser el primero en hacer un hallazgo y de apropiarse de todos los beneficios asociados, o en la indignación moral, o en la rebelión contra ciertas formas de dominación y contra aquellos que las defienden al interior del campo científico, etc. En síntesis, no hay una Inmaculada Concepción. Y no habrían muchas verdades científicas si se debiera condenar tal o cual descubrimiento (basta con pensar en la “doble hélice”) so pretexto de que las intenciones o los procedimientos no fueron muy puros.

La Recherche: Pero, en el caso de las ciencias sociales, el “interés”, la “pasión”, el “compromiso”, ¿NO pueden conducir al enceguecimiento?

Pierre Bourdieu: En realidad, y es lo que constituye la dificultad particular de la sociología, esos “intereses”, esas “pasiones”, nobles o ignominiosas, no conducen a la verdad científica sino en la medida en que están acompañadas de un conocimiento científico de lo que las determina, y de los límites así impuestos al conocimiento. Por ejemplo, todos saben que el resentimiento ligado al fracaso no hace más lúcido acerca del mundo social sino encegueciendo respecto del principio mismo de esa lucidez. Pero eso no es todo. Más una ciencia es avanzada, más el capital de saberes acumulados es importante y más las estrategias de subversión, de crítica, cualesquiera sean las “motivaciones”, deben, para ser eficaces, movilizar un saber importante. En física, es difícil triunfar sobre un adversario recurriendo al argumento autoridad o, como sucede todavía en sociología, denunciando el contenido político de su teoría. Las armas -de la crítica deben ser científicas para ser eficaces. En sociología, al contrario, toda proposición que contradice las ideas incorporadas está expuesta a la sospecha de una opción ideológica, de una toma de posición política. Aquélla choca con intereses sociales: los intereses de los dominantes que tienen una opción por el silencio y por el “buen sentido”, los intereses de los portavoces, de los altoparlantes, que necesitan ideas simples, simplistas, consignas. Es la razón por la cual se le pide mil veces más pruebas (lo que, de hecho, está muy bien) que a los voceros del “buen sentido”. Y cada descubrimiento de la ciencia desencadena un inmenso trabajo de “crítica” retrógrada que acapara todo el orden social (los créditos, los puestos, los honores, por lo tanto la creencia) y que apunta a enterrar lo que había sido descubierto.

Fuente de la entrevista: https://www.bloghemia.com/2019/06/pierre-bourdieu-la-sociologia-una.html

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Liliana Maltz: “La educación sexual integral en las escuelas no debe entenderse como una bajada de línea”

Por: Alejandro Czerwacki.

 

Desde el año 2006 existe la Ley de Educación Sexual integral (ESI), que es un derecho de los chicos y chicas de todas las escuelas del país, privadas o estatales, religiosas o laicas, de nivel inicial, primario, secundario y educación superior. Desde entonces, en aquellas instituciones donde se logró aplicarla, emergieron infinidad de problemáticas silenciadas y desconocidas no sólo para los alumnos sino también para muchos docentes, que también tuvieron que indagarse primero: el cuidado del propio cuerpo, el fantasma del abuso, redescubrimiento del género con nuevas diversidades, desnaturalización de mucho de lo aprendido sobre sexualidad y estereotipos de géneros, entre otras temáticas.

“La ley se está cumpliendo de manera dispar: hay provincias que devolvieron los materiales porque no querían hacerla y otras que con sus resoluciones adhirieron –explica Liliana Maltz, licenciada en ciencias de la educación, psicóloga social y capacitadora docente de Educación Sexual Integral en Escuela de Maestros perteneciente al Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. También añade con preocupación: “Se hicieron capacitaciones masivas al comienzo de la ley y ahora ya no están. Todo esto forma parte de una política pública y tiene que venir acompañada de presupuesto para que de verdad esto se transforme en hechos”.

-¿Cuáles son los principales reparos de los directores de escuelas, docentes y padres sobre la educación sexual?

-Hay un miedo fuerte y común de parte de los docentes en todos los niveles que es a la denuncia de la familia, de porqué hablaron de tal tema o debatieron alguna película. Es más el miedo a ser interpelados por las familias que a lo que puedan o no hacer en el aula, en términos didácticos. Hay grupos de padres que están acostumbrados a vivir la sexualidad desde lo “normal” y “anormal”, que tienen temor que la escuela transforme a sus hijos en trans u homosexuales. Como si hablar del tema transformara a los alumnos con una varita mágica en algo que no son. La escuela no impone ni adoctrina. La escuela alberga lo que ellos traen para poder generar situaciones en donde se sientan bien con sus cuerpos y puedan respetar al otro en sus diferencias. La ESI debe ser reflexión y apertura, nunca una bajada de línea.

-De algún modo la escuela nunca fue neutral, siempre tuvo alguna posición implícita o explícita sobre los temas de género…

-Totalmente. Es como pensar que cuando las nenas tenían un guardapolvo que se abotonaba atrás y dependía de otro para poder desabotonarlo, no moldeaba a un cuerpo dependiente. O los deportes preestablecidos que hacían los nenes y las nenas. O moldear los comportamientos permitidos para un género y para el otro. Siempre la escuela moldeó los cuerpos, no es que lo hizo a partir del 2006. Ahora se da libertad y se deconstruyen ideas que se tomaban como naturales.

-¿Se fueron naturalizando estereotipos de género a lo largo del tiempo?

-Exacto. Por ejemplo: ¿Qué determina que el rosa es de nena y el celeste de varón? ¿De dónde viene, quién lo define? ¿Los colores tienen sexo? Cuestiones que está muy bien preguntarse. ¿Porqué una nena no puede jugar con autitos si después va manejar, o un varón jugar con una muñeca y conectarse con la ternura? Es una oportunidad para revisar los modelos de femineidad y masculinidad. La deconstrucción de la masculinidad sobre el modelo de hombre “macho alfa”, el que no puede expresar sus sentimientos, que tiene que rendir a mil, como los pibes de 14 y 15 años que toman viagra para ser potentes…

-¿Hay muchos menos prejuicios entre los adolescentes para hablar de sexualidad en el aula?

Efectivamente. Cuando los alumnos perciben que hay un adulto docente responsable con interés de acompañarlos aparecen preguntas, dudas, miles de planteos, sienten que en la escuela pueden hablar de estas cosas. Hoy aparecen otras problemáticas sobre el amor como el amor más libre pero también situaciones de posesión o control del otro a través del celular, en las redes sociales, y no aparece visibilizada como una situación de violencia o acoso pero la ESI tiene la posibilidad de repensar todo esto. ¿Qué hace que lo sienta al otro como propiedad, en términos de mercado? Lo que la escuela puede ver son cuestiones de cuidado sobre lo que se sube en las redes, el sexting o grooming, ligados a la ESI.

-De la virtualidad a la realidad en la escuela…

-La escuela es uno de los pocos lugares donde los cuerpos reales están en el espacio real, en un tiempo real diario, y esto genera nuevos conflictos de convivencia: “me tocaste”, “me miraste mal”. En la virtualidad se enojan con alguien y te eliminan de los contactos. En la escuela si se molestan con alguien que está al lado tienen que reaprender en la tolerancia y se generan nuevas problemáticas.

-¿Cómo se traslada lo que se debate en el aula a la familia del alumno, para que no se sienta amenazada?

-Hay familias que agradecen y dicen haber aprendido más de su hijo o hija, a escucharlo, a hacerse preguntas. Están las otras que se escandalizan y van a la escuela como enojadas pero uno trabaja empáticamente entendiendo que detrás de eso hay miedo, angustia y se les explica tantas veces como sea necesario. Hay familias que quizá estaban acostumbradas a poner límites pegando pero a partir del jardín, que se trabaja el valor del propio cuerpo y que nada se resuelve a los golpes, cambian sus posturas. Son muchas más las familias que se suman como aliadas y agradecen, sorprendiéndose favorablemente de lo que ven de sus hijos que las que se enojan, que quizá se ve mediáticamente porque eso vende más.

Señas particulares

Liliana Maltz es Licenciada en Ciencias de la Educación de la UBA, psicóloga social de la Escuela de Psicología Social “Pichón Rivière” y especialista en “Gestión y conducción del sistema educativo y sus instituciones” (Flacso). Capacitadora docente de Educación Sexual Integral en el Ministerio de Educación de la Ciudad, es autora del libro “Educación Sexual Integral. Una oportunidad para la ternura”. Fue coordinadora del área en el Programa Nacional de Desarrollo Infantil “Primeros Años” dependiente de Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales y de los ministerios de Salud, Desarrollo Social, Trabajo y Justicia y Derechos Humanos.

Fuente de la entrevista: https://www.clarin.com/opinion/liliana-maltz-educacion-sexual-integral-escuelas-debe-entenderse-bajada-linea_0_J0u3Y3ZcW.html

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“Ser un buen docente significa sacar a la luz lo mejor de cada alumno”: Rosa María Espot y Jaime Nubiola

España / 23 de junio de 2019 / Autor: Marta Moreno / Fuente: Educación 3.0

La pasión por la enseñanza, la esencia de la profesión docente y la educación actual son los tres grandes pilares del libro ‘Alma de profesor’. Sus autores, Rosa María Espot y Jaime Nubiola, nos desgranan su esencia en esta entrevista.

Rosa María Espot es ponente en los cursos de formación de profesores de la Universidad de Navarra y la Universitat Internacional de Catalunya y Jaime Nubiola imparte clases de Filosofía en la Universidad de Navarra. Fruto de su experiencia en el mundo de la educación y docencia, se unieron para dar forma al libro ‘Alma de profesor’. En él, se dirigen a todos los profesionales que han perdido la pasión por enseñar y, además, explican exactamente por qué es una de las profesiones más importantes a nivel mundial.

¿Qué diferencias existen entre un profesor que explica el temario y uno que va un paso más allá de los contenidos curriculares?

La diferencia es muy grande. El primero sería un profesor-instructor, transmisor de conocimiento. En cambio, el segundo sería un profesor educador-formador de sus alumnos, transmisor también de humanidad. A los profesores la sociedad nos ha confiado la educación —en el sentido más amplio de la palabra— de los adultos del mañana. Los docentes no podemos reducir esa tarea tan importante a una mera transmisión de conocimientos. Hacerlo sería un empobrecimiento de lo que realmente se espera de un profesor.

¿Se puede educar sin pasión?

Un profesor sin pasión presenta la información de forma poco atrayente, monótona y pesada, es decir, se aburre él y aburre soberanamente a sus alumnos. Logra convertir actividades fantásticas como son pensar, analizar, calcular, razonar, memorizar, en algo fastidioso. Estamos convencidos de que a un profesor sin pasión le es dificilísimo —por no decir imposible— contagiar a los estudiantes la ilusión por aprender. Por lo tanto, aspirar a educar sin pasión nos parece que es convertir una tarea maravillosa y apasionante en un quehacer tedioso que muy poco tiene que ver con lo que nosotros entendemos por educar.

«Un profesor sin pasión presenta la información de forma poco atrayente se aburre y aburre soberanamente a sus alumnos»

¿Cuál es el secreto para no perder la pasión, pese a las adversidades a lo largo de los años?

No perder de vista la grandeza de la profesión docente. Conocer a fondo, con la cabeza y con el corazón, en qué consiste y qué comporta la profesión docente. Amar la profesión. Ser un profesional estudioso, con ganas de aprender. Y querer incondicionalmente a los alumnos.

Ser buen docente

¿Por qué afirman que la profesión docente es la mejor del mundo?

Porque ser un buen docente significa empeñarse en sacar a la luz lo mejor de cada alumno en particular, es decir, significa querer de verdad a los alumnos. Por otro lado, ser un buen profesor va unido a gozar con la materia que imparte, es decir, ser un profesional estudioso, estar interesado en aprender y dispuesto a cambiar para mejorar dentro y fuera del aula.

Estos atributos de la profesión docente llenan inmensamente el corazón de la persona, del profesor. El docente sabe que en última instancia con su trabajo profesional ayuda a sus alumnos a ser mejores personas, por lo tanto, a ser más felices, que es donde reside la grandeza de la profesión docente. Descubrirlo y gozarlo es lo que convierte la profesión docente en la mejor profesión del mundo.

«La grandeza de la profesión docente reside en la capacidad de hacer más felices a los alumnos»

¿Podrían imaginar un mundo sin docentes?

Difícil de imaginar, estaría falto de humanidad. La figura del profesor en el aprendizaje personal de cada alumno es imprescindible. El ser humano aprende por imitación: a ser humano se aprende con modelos humanos. Estamos convencidos de que ni la mejor de las tecnologías nunca podrá sustituir a un buen profesor.

Afirman que al profesor no se le enseña a trabajar en equipo. Entonces, ¿cómo pueden ellos inculcárselo a los niños?

Aprendiendo por su cuenta ese modo de trabajar. El profesor como intelectual que es, ha de leer, estudiar, pensar y escribir. En este sentido, se tratará de que el profesor por su cuenta descubra la importancia de ese modo de trabajar, su técnica, las actitudes que requiere y los beneficios que ofrece.

«El profesor como intelectual que es, ha de leer, estudiar, pensar y escribir»

Hablemos del descanso… en la actualidad escuchamos mucho el término ‘Síndrome de Bornout’, asociado al estrés del docente. ¿Cómo puede evitarse?

El origen del estrés del profesor es diverso. Evitarlo pide detectar cuanto antes su origen. Es cierto que en muchos casos está originado por las múltiples tareas a las que debe prestar atención de manera ininterrumpida, incluso fuera del horario laboral. En una situación de este tipo, si el docente descubre que el descanso no es un lujo y mucho menos una pérdida de tiempo, quizá podrá incluirlo en su vida y probablemente evitar el estrés originado por esa multitarea continua. Estamos convencidos de que dormir las horas necesarias y procurarse un tiempo de descanso semanal, es una gran ayuda para evitar cansancios de los que cuesta mucho recuperarse.

Para finalizar, un pequeño test. ¿Qué les sugieren las siguientes palabras?

  • Descanso docente: vigor, energía, entusiasmo, buena docencia
  • Innovación educativa: por el mero hecho de ser moderno no ha de ser mejor
  • Estudiante: sacar a la luz lo mejor que tiene, ayudarle desde el aprecio, el respeto y la aceptación
  • Pasión: disfrutar, que las cosas salgan mejor
  • Aburrimiento: destructor de las ganas de aprender

Fuente de la Entrevista:

https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/rosa-maria-espot-jaime-nubiola-ser-buen-docente/104488.html

ove/mahv

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