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Entrevista a Gilberto Meza Aguirre: Se ha alarmado a los padres cuando no hay ideología de género en el Currículo Escolar

Entrevista a Gilberto Meza Aguirre decano nacional del Colegio de Profesores del Perú, docente con 40 años de experiencia
“Se ha alarmado a los padres cuando no hay ideología de género en el Currículo Escolar”
Jésica León
La República (Perú)

El colectivo ‘Con mis hijos no te metas’ tiene todo organizado para realizar este sábado la marcha contra la denominada ‘ideología de género’, con la que esperan movilizar a un millón de personas a nivel nacional. Al respecto, Gilberto Meza Aguirre,  decano del Colegio de Profesores del Perú sienta su posición y espera dar tranquilidad a los padres.

¿Cuál es la posición del Colegio de Profesores en relación con el Currículo Escolar?

Hemos hecho una revisión del diseño curricular y podemos concluir que no hay ideología de género. El enfoque de género que se presenta en el currículo es en el sentido de la educación en igualdad de derechos, obligaciones y libertades de hombres y mujeres. No se comprueba que el documento defienda alguna ideología de género o de una promoción de educación homosexual.

¿Qué les diría a los padres de familia que van a marchar este sábado?

 

Que no se alarmen, que los maestros hemos actuado y vamos a actuar responsablemente. Nosotros jamás nos prestaríamos para hacer de la educación una herramienta para tergiversar las cosas. Nos parece que hay de por medio algunos intereses políticos, religiosos que, lamentablemente, están desviando la discusión sobre el Currículo Escolar. Se está alarmando innecesariamente a los padres.

El colectivo ‘Con mis hijos no te metas’ pide que se retire la palabra género del currículo.

Es un contrasentido. No es la primera vez que se incluye la palabra género en el Currículo Escolar, ya está hace varios años. Las mujeres y hombres tienen los mismos derechos, pero todavía no hay un trato igualitario con la mujer. Nosotros exigimos que el enfoque de género debería ser una política de Estado que no solo debe preocupar al Ministerio de Educación, sino también a los sectores de Justicia, Trabajo, de la Mujer para conquistar la igualdad entre el hombre y la mujer.

Los maestros son los que finalmente aplicarán este currículo, ¿cuál es el llamado que haría como decano?

En primer lugar que analicen con mucho profesionalismo el currículo, que no se dejen llevar por ningún tipo de campaña. Somos profesionales, tenemos toda la capacidad de análisis y los llamamos a seguir luchando contra todo tipo de discriminación. Queremos que la escuela, las aulas sean espacios donde los niños y niñas encuentren igualdad de oportunidades y no de discriminación por ningún motivo, ni de carácter racial ni por su orientación sexual.

¿Cómo debe ser abordado el tema de la homosexualidad en el sistema educativo?

La homosexualidad no es una enfermedad. Es una opción que muchas veces tiene que ver con la propia naturaleza de la persona. No es que lo aprenda en la escuela como muy bien lo dijo la ministra de Educación, Marilú Martens. La homosexualidad no se aprende, la homofobia sí. Entonces señalamos que a este grupo no se le debe marginar ni en la escuela ni en la sociedad, porque ellos no tienen la culpa de tener esa opción. La homofobia, como expresión de la sociedad machista, debe ser superada y la educación debe jugar un rol fundamental en ese esfuerzo.

Leí en una nota que usted dijo que en el sistema educativo solo hay género masculino y femenino y que el currículo promueve la ideología de género. Se está contradiciendo…

Esas declaraciones no son mías. Han usado mi nombre falsamente, yo no he estado en Ayacucho. La foto es de otra persona. Alex Paredes Gonzales se hace pasar como el decano del Colegio de Profesores y ya se le ha hecho una denuncia ante la Fiscalía por falsedad genérica. Justamente por esas declaraciones me han llamado congresistas fujimoristas que promueven estas marchas para felicitarme, pero yo les he aclarado que esas declaraciones no son mias. Estoy a favor de la igualdad de género.

Fuente: http://larepublica.pe/impresa/sociedad/853005-se-ha-alarmado-los-padres-cuando-no-hay-ideologia-de-genero-en-el-curriculo-escolar

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Matemático John Mighton: “El problema con las matemáticas no es de los niños, sino de cómo se enseña”

04 Marzo 2017/Fuente: elpais/Autor:JESSICA MOUZO QUINTÁNS

El matemático John Mighton es el creador del método Jump Math, un sistema de aprendizaje de las matemáticas que ya emplean 11.000 alumnos en España

Antes de doctorarse en matemáticas, a John Mighton no se le daban muy bien los números. De hecho, suspendió el examen de cálculo cuando entró a la universidad. No fue hasta unos cuantos años después, cuando ya rondaba los 30, que retomó su relación con las sumas y las restas. «Al principio pensaba que yo era el problema, pero me di cuenta de que el problema estaba en la metodología con la que se explicaban las matemáticas», recuerda. Y tan convencido estaba de su tesis que él mismo ideó y desarrolló un nuevo sistema de aprendizaje de las matemáticas, el Jump Math. Su metodología, ya implantada en seis países, es utilizada por más de 175.000 alumnos de Canadá y Estados Unidos. A España llegó en 2013 y ya cuenta con 11.000 estudiantes y una red de un millar de docentes.

«Las matemáticas son más fáciles de lo que la gente cree», sostiene mientras coge papel y boli. Y dibuja una división en un papel: 72:3. Pinta «tres amigos» con tres bolsas y pide que se repartan esas 72 «monedas» en grupos de 10 en 10. «En todos mis años dando clase no he conocido a ningún niño de cuarto curso que no sepa hacer esto. Aquí todos los niños sacan un 10, y como les ha salido bien y lo entienden, prestan atención: están despiertos, excitados y entusiasmados. Con lo cual, puedes ir aumentando los retos y llevarlos a niveles superiores a los que ellos mismos creen», explica.

Mighton, de origen canadiense y con una polifacética carrera más allá de las matemáticas —también es guionista, escritor y ha hecho sus pinitos como actor en El Indomable Will Hunting—, comenzó dando clases particulares a un grupo de niños en su casa. La mejoría en los resultados de los chavales sorprendió a sus propios profesores, que llamaron al matemático para que fuese al aula a explicar su forma de enseñar. Mighton asegura que todos los niños tienen capacidad para aprender y entender las matemáticas. «A todos les gusta resolver problemas y hacer conexiones. El problema con las matemáticas no es de los niños, es de la metodología con la que se enseña». agrega.

Su programa se basa, precisamente, en «la inutilidad de esa metodología». «En una clase puede haber diferencias de hasta tres cursos entre unos niños y otros. Y el problema es que damos esto por normal cuando no lo es. Esas verdades absolutas son las que nos hacen ser incapaces como especies de desarrollar nuestras habilidades innatas», sostiene el artífice del Jump Math.

La clave está, asegura Mighton, en ir paso a paso, en no saltarse escalones en el aprendizaje. «Hay que enseñar a dividir conceptos para que los profesores puedan explicarlos bien. El problema es que a veces nos saltamos conceptos y el niño se pierde», señala. Su metodología, adaptada a alumnos desde educación infantil hasta el segundo curso de la ESO, está dividida en pequeñas unidades que los chavales pueden asumir. «Nuestro método se basa en el descubrimiento guiado. En vez de explicarte todas las operaciones, es el niño quien va descubriendo las cosas al solucionar los retos que se le presentan. El profesor, por su parte, debe saber plantear las preguntas bien pautadas porque si te saltas algún paso, no lo consigues», explica.

El éxito del alumno es una línea estratégica para no perder su atención. «Los niños se comparan entre ellos y hacen un juicio de valor: deciden quién es el listo y quién no. Y si no soy listo y no estoy hecho para las mates, mi cerebro deja de funcionar y dejo de intentarlo», argumenta. Por ello, la metodología de Mighton controla que el niño comprenda perfectamente cada paso que da. La evaluación continua y ejercitar la práctica a través de juegos y actividades que escapen del papel el boli para estimularlos también son elementos capitales para que el sistema funcione. Un estudio elaborado por el Centro de Investigación para la Educación Científica y Matemática (CRECIM) de la Universidad Autónoma de Barcelona, concluyó que los alumnos que aplicaron la metodología Jump Math mejoraron hasta dos puntos sus calificaciones y se redujeron los suspensos.

Con todo, el método de Mighton no es el único que pulula por la atmósfera docente como una alternativa al sistema de enseñanza tradicional. Otros como el sistema Kumon o el Algoritmo ABN también han tenido gran aceptación entre familias y maestros. La diferencia entre su método y los demás, sostiene Mighton, es que Jump Math quiere «romper con ese problema de la percepción de la capacidad del alumno». «Muchos programas solo miran las mates y nosotros miramos las mates y la psicología. Hacemos una evaluación constante y continua de cómo va el alumno, no esperamos a un examen un día determinado», asevera.

Fuente de la entrevista: http://elpais.com/elpais/2017/03/02/mamas_papas/1488489539_151680.html?id_externo_rsoc=FB_CM

Fuente de la imagen:

http://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2017/03/02/mamas_papas/1488489539_151680_1488489727_noticia_normal_recorte1.jpg

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Entrevista con Toni Ramoneda: La única certeza es que no existe ningún método para aprender. Y es una suerte

Entrevista con Toni Ramoneda: La única certeza es que no existe ningún método para aprender. Y es una suerte

Hector G. Barnés

Este libro está escrito desde la distancia que supone escribir en español cuando se vive en Francia, pero la distancia también que separa los tres componentes del relato”, escribe Toni Ramoneda en la introducción de su último libro, ‘La escuela más fea del mundo’ (Clave Intelectual). Se trata de una obra en dos movimientos y un intermedio articulados entre una conferencia sobre Europa, el colegio donde imparte clase y el cabezazo de Zinedine Zidane en la final del mundial de 2006.

Ramoneda (Barcelona, 1978) es doctor en Ciencias de la Comunicación y profesor de español en el instituto Louis Aragon de Givors, además de miembro del equipo de investigación ELLIAD de la Universidad de Besançon. Hijo del periodista y filósofo Josep Ramoneda, su segunda obra después de ‘Europa como discurso’ (RBA) se encuentra en un punto intermedio entre el ensayo, la conferencia, la divagación filosófica y la narración.

Desde su posición privilegiada –o, mejor dicho, única–, nos internamos con él a través de un cuestionario por correo electrónico en su colegio, su ciudad, su país, su sistema educativo y lo que le aguarda a la Unión Europea. ¿Fue todo un sueño?

PREGUNTA. Europa es el tema principal de su libro. Sin embargo, ¿se ha construido Europa desde las escuelas, ha habido un verdadero proyecto? Es más, ¿debería haberlo?

RESPUESTA. Yo no diría exactamente que Europa sea el tema de mi libro. Su hilo conductor es más bien la manera en que al aprender construimos un mundo común. Eso, con la particularidad de que este libro está escrito en Francia y que en francés el verbo aprender significa a la vez enseñar y recibir. A partir de ahí, de este movimiento que intento trasladar también a la escritura, Europa surge en el libro como una realidad que se construye a sí misma. Y llego a sus preguntas. Porque Europa es una realidad que estamos construyendo y por lo tanto que también desmontamos, destruimos y reconstruimos por momentos.

En términos institucionales, es decir como conjunto de tratados, de edificios, de directrices y demás, esta realidad tiene cincuenta años. Por lo tanto, Europa como institución no se ha construido, sino que todavía se construye y eso –la capacidad de otorgarnos reglas comunes, espacios de representatividad, formas de reconocimiento mutuo, dispositivos para el debate y también, por supuesto, sus contrarios, es decir imposición de normas mediante una negociación falseada, debates sin espacio para la crítica o formas de representación alejadas de las realidades que representan– de algún modo lo hemos aprendido en las escuelas y forma parte también de un cierto proyecto ligado a la ilustración. Pero insisto: todo. El debate real y el consenso burocrático, la representatividad y el ‘marketing’ político, el reconocimiento mutuo y el falso reconocimiento de la negociación desigual.

A mi parecer el proyecto Europeo tendría que ver, y eso pretende expresar mi libro, con la capacidad de construir espacios comunes que no se reduzcan a formas de pertenencia y esto es el acto de aprender: construir lo común mediante las palabras, cada uno desde su propia posición, sin pretender convertirnos en una unidad. Supongo que volveremos a ello, pero una clase no es un equipo de fútbol que debe competir unido, una clase es un grupo de personas interdependientes que construyen un espacio común. Ya sé que suena naïf y pasado de moda, pero este, a mi entender, es también el proyecto europeo. Por lo menos el de ‘La escuela más fea del mundo’.

P. Señala que los alumnos creen que la escuela debe proporcionarles un buen trabajo (y, por extensión, un buen salario). Lamenta que, además, parezca algo contradictorio con ser más sabios. ¿Corren el peligro tanto la escuela como la universidad de convertirse en fábrica de trabajadores, pero poco sabios?

R. Lo creen sobre todo los padres, que son antiguos alumnos, claro, y probablemente lo creerán mis alumnos cuando sean padres. No hay que olvidar que todos hemos sido alumnos, también los profesores. Pero sí, lo que lamento es el aspecto utilitario, incluso cuando se reviste de ideas muy loables como crear personas o incluso contribuir a la realización personal de los alumnos, incluso así, atribuir una función a la escuela es ya un indicio de lo poco que creemos en el aprendizaje como experiencia. Aprender, insisto, es construir. Aprender y enseñar es apoderarse de un presente, de un tiempo que nos es propio, que nos pertenece a los alumnos y al profesor y que puede estar contenido en las cuatro paredes de un aula, en un jardín botánico o en un taller de mecánica, pero un tiempo que es nuestro y que sirve para ese momento, es decir para estar ahí juntos, porque si no el utilitarismo se carga el aprendizaje y el futuro viene a robarnos este presente. No digo que nos dé igual el futuro, digo que vamos a ir hacia él desde aquí y no al revés.

P. Hay una expresión muy potente en su libro: «aulas colonizadas por la angustia del futuro». ¿Se ha trasladado la angustia propia de la edad adulta a los niños, a los que les exige que elijan su destino a una temprana edad, y por lo tanto dejen de ser niños?

R. Es cierto que yo, cuando veo a chicos de catorce años a los que les exigimos que sepan lo que quieren hacer de mayores, me siento muy mal. ¡Pero también es posible que sea porque yo mismo no sé todavía qué quiero ser de mayor! En fin, sea como fuere, tanto ellos obligados a decidir, como yo incapaz de hacerlo estaríamos colonizados por este futuro del que hablo. No sé si el problema es dejar de ser niños, tampoco me gusta la idolatría de la inocencia en la que se cae a veces, pero una vez más, lo que me parece problemático es la desconfianza que mostramos hacia el aprendizaje como experiencia. Desde el momento en que estamos articulando de manera tan insistente el aprendizaje a una elección y a una situación futura, estamos impidiendo esta experiencia que, por sí misma, ya nos puede ir guiando. Insisto, creo que no confiamos en el aprendizaje. En la experiencia de aprender.

P. En España hay una cierta idealización de la educación extranjera; sobre todo Finlandia, pero también países como Francia. Sin embargo, cita una «nueva tautología republicana» de manera bastante ácida: «somos un país culto porque somos un país culto». ¿Qué pasa en la escuela francesa?

R. Pues precisamente yo diría que sufre, quizás como Francia en general –pero esto ya sería otra cuestión–, de una falta de confianza en sí misma tremenda. Nadie confía ya en el proyecto republicano de una escuela emancipadora, igualitaria y laica. Por eso lo extendía al país en su conjunto que no confía en su propio proyecto republicano. En la educación, esto significa que nadie se cree ya que el sistema educativo sirva para romper las dinámicas de reproducción social. Desde el famoso libro de Bourdieu ‘Los herederos’, en el que este sociólogo demostraba como la escuela está construida por y para quienes ya saben cómo funciona y por lo tanto se manejan mucho mejor que los demás en ella y parten con una ventaja añadida, además de la de pertenecer a una clase superior, desde entonces se ha seguido reflexionando y se han multiplicado dispositivos, programas, métodos y directrices para tratar de ofrecer las mismas posibilidades a todos los alumnos.

Ahora, por ejemplo, nos centramos en la individualización, es decir en tratar de ofrecer a quienes no tienen los medios, ya sean económicos o culturales, en su casa para comprender las reglas del sistema, la posibilidad de manejarse en él. Dicho de otro modo, adoptamos como profesores un rol de tutor ilustrado. El problema es que esto ya existía antes en forma de dispositivos, con profesionales que trabajaban y cobraban por hacerlo y alumnos que podían recibir esta ayuda como parte de su educación. Se cerró porque era muy caro y ahora lo transformamos en seguimiento individual. Un poco como cuando un país no controla su deuda y llegan los expertos de Bruselas. En el mejor de los casos, lo que transmitimos a los padres es algo como ‘no se preocupe, usted no sabe hacerlo muy bien, pero ya me ocupo yo de su hijo’.

De hecho mi respuesta cabría en una frase: la escuela francesa es extremadamente cara y hay que reducir la deuda. La cuestión, por lo tanto, más allá de si está bien o mal sacrificar la educación pública para salvar la deuda es ¿por qué hoy Francia, que ha hecho de la educación uno de sus mitos fundadores, está dispuesta a sacrificarla? Pues porque ya no confían en la escuela. De ahí mi frase, que usted llama ácida.

P. «Podría tratar de explicar ahora las razones por las que somos tantos los que sufrimos con un trabajo que debería hacernos sentir partícipes de nuestro mundo común», escribe a propósito de su labor diaria. ¿Por qué no me lo explica ahora?

R. ¿Cómo se sentiría usted si tuviera la impresión de que cada vez más personas están dejando de confiar en su trabajo? De hecho, deslegitimar el periodismo como profesión es uno de los ejes discursivos de Donald Trump, pero también lo vemos en la derecha francesa ahora que se acercan las elecciones y en la extrema derecha de Marine Le Pen. Lo que quiero decir es que la educación, como el periodismo, además de profesiones, son instituciones ligadas a la democracia y por lo tanto las vivimos como un ejercicio que contribuye al bien común. Eso, como todo, puede derivar en abuso de poder, ya sea en el caso del periodismo mediante la voluntad de ejercer un poder, digamos, fáctico o en la educación cuando se cae en el adoctrinamiento, ya sea moral o ideológico.

Pero sin perder nuestra capacidad crítica, creo que podemos estar de acuerdo en que muchas personas deciden hacer periodismo o meterse a enseñar en un aula para contribuir al debate público o a la construcción de este mundo común del que ya he hablado. Por lo tanto, cuando uno se encuentra en que no solo este trabajo es mucho más exigente en términos incluso psicológicos y morales, porque los adolescentes son más crueles entre ellos y con los demás de lo que pensaba, sino que además no se le reconoce ningún otro valor más allá de la evaluación en términos de resultados, pues sí, uno sufre. Pero insisto, el sufrimiento está presente en muchos trabajos, lo dramático es cuando a la falta de confianza en sí mismo que uno puede sentir frente a treinta alumnos que muestran desdén se le añade la falta de confianza que uno siente por parte de la sociedad en su conjunto.

P. «La obligación del profesor, decía, es llevar a los alumnos a la frontera para que naveguen en un discurrir extraño que no harían de otro modo y que podrán seguir haciendo en el futuro»: se dirá que ahora los nuevos profesores, o los de los colegios de excelencia, sí que saben hacerlo, no como «los de antes». Pero eso no es verdad, ¿verdad?

R. Sí. Ahora parece que todo el mundo ha descubierto los llamados métodos accionales, la necesidad de sorprender a los alumnos para que deseen aprender, la motivación extrínseca que hay que aportarles sin esperar que estén motivados por sí mismos, el desarrollo de competencias, en fin, todo lo que ya sabemos desde hace más de cien años. Y no hay nada que decir, pues mejor si al fin se pone de moda. Pero vuelvo al principio: ¿qué discurso hay detrás? El discurso de que así se aprende mejor, de que así los alumnos son competentes y se adaptan mejor a cualquier situación, de que con estos nuevos profesores y estas nuevas pedagogías, que no tienen nada de nuevas repito, el aprendizaje es, en suma, más eficaz.

O sea, que lo que nació como una forma de desligar el aprendizaje de la transmisión, es decir de la idea de que hay un saber que tiene que pasar de un punto A, el profesor, a un punto B, el alumno. Esta idea, que es absurda porque es lo propio de las máquinas, no de los hombres, sigue estando presente como discurso. Se le llama eficacia. Pues para eso, que desarrollen la inteligencia artificial y sí, seguro que transmitirán datos completos de A a B, pero el acto de aprender, la experiencia del aprendizaje, habrá desaparecido. En definitiva, lo que me da miedo en algunos de estos discursos que leo u oigo sobre educación actualmente en España es que se centran en la presentación o en la búsqueda de métodos, del ¡método final!, diría. Y la única certidumbre que tengo en lo que respeta a la educación es que no existe ningún método para aprender. Lo cual es una suerte, por cierto.

P. Como profesor de lengua extranjera en Francia, ¿cuáles son las diferencias entre la escuela española y la francesa? Y, sobre todo, ¿qué tienen en común?

R. Nunca he ejercido en España así es que la verdad es que no lo sé. Pero a nivel anecdótico, una cosa que es muy sorprendente en Francia y que comparto con otros compañeros españoles es la obsesión por el silencio. El silencio como símbolo de respeto hacia el profesor y de la autoridad que representa. Yo me obligo a dar clase con la puerta abierta para quitarme la vergüenza de encima si en mi clase se oye ruido. Pero no es fácil porque entre compañeros se sabe en qué clases hay silencio y en cuáles no. Cuando uno enseña un idioma, que lo valoren en función del silencio que impone, pues tiene su gracia…

P. En una entrevista explicaba que busca en sus clases «crear un deseo de aprender pero a la vez crear conciencia de lo que no se sabe». Como profesor, ¿cuáles son sus principios, a nivel práctico?

R. Lo de ser conscientes de lo que no sabemos ya sé que es el primero de los tópicos del aprendizaje, pero es que muchos alumnos todavía no lo han oído y hay que transmitírselo. A nivel práctico, mi obsesión principal es construir ejercicios que nunca se puedan acabar. Esto es muy difícil y rara vez lo consigo, porque claro, tampoco puedes frustrar al alumno con algo que no podrá hacer o que tendrá la impresión de no haber conseguido hacer. El equilibrio, en este sentido, aparece cuando consigo encontrar una actividad en la que un alumno dice «ya he acabado» y entonces le puedo señalar otra cosa en la misma actividad y decirle pues yo creo que todavía puedes seguir y así, de manera ideal, hasta el infinito. A parte de mostrar el hecho de que el aprendizaje es un movimiento y una experiencia y no sólo la adquisición de un conocimiento, esto permite que cada alumno pueda a la vez participar de un trabajo colectivo, porque todos tienen que realizar la misma actividad y llegar hasta donde le lleve su propio trabajo y su propio ritmo.

P. ¿A qué clase de personas da lugar el sistema educativo actual?

R. No lo sé. Pero precisamente creo que deberíamos dejar de pensar que el sistema educativo tiene que dar lugar a determinadas personas porque así es como nos quitamos de encima nuestra responsabilidad como miembros de una sociedad. Las personas las creamos en las escuelas, en los bares, en casa mirando la televisión, en las redes sociales, en los campos de fútbol, cuando vamos de vacaciones y en el Congreso de los Diputados. Nadie se escapa y los profesores, cuando caemos en la tentación de pensar que jugamos un papel diferente, nos atribuimos una responsabilidad que no nos incumbe, al tiempo que se la quitamos a los demás. La escuela es una institución democrática, cierto, como lo es el periodismo, ya lo dije antes, pero ello no significa que produzca algo. Eso ocurre, precisamente, cuando se la utiliza como lugar de adoctrinamiento, pienso en los regímenes totalitarios. En democracia, una escuela no debería producir nada. Algo así como un gran silencio en medio de un mundo que produce ruidos sin parar.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-02-25/entrevista-toni-ramoneda-escuela-fea-mundo_1336906/

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Entrevista a Rosan Bosch: “En Latinoamérica, la gente va por delante del cambio educativo; en España se habla más de lo que se actúa”

02 marzo 2017/Fuente: Isurgencia Magisteria-l

Arquitecta, holandesa y convencida de que la sociedad actual requiere nuevas formas de entender la educación y las escuelas. Así es Rosan Bosch, que desde su sector, la arquitectura y el diseño, hace su aportación para impulsar un cambio que describe como necesario.

El estudio que dirige, Rosan Bosch Studio, ha trabajado reformando espacios y creando entornos de aprendizaje innovadores y atractivos en escuelas de todo el mundo. Y aunque, para ella, el diseño no es un fin en si mismo, sí es una herramienta para impulsar el cambio educativo. En esta labor, reconoce que a veces se siente como una especie de “Don Quijote” contra las aulas. Eso sí, en femenino.

Desde su estudio en Copenhague y recién llegada de México, Bosch explica en un perfecto español y con un discurso claro, inspirador y reivindicativo sus experiencias y sus ideas sobre educación.

¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?

Ahora estamos trabajando mucho en Latinoamérica, concretamente en México, Colombia y Argentina.

¿Cómo ves la educación en estos países?   

Lo que pasa en Latinoamérica no es tan diferente de lo que ocurre en otros sitios del mundo. La gente se ha enterado de que la sociedad ha cambiado y de que hay una necesidad de cambiar nuestra manera de pensar la educación y de trabajar con la educación. Ha cambiado la sociedad y el deseo de lo que los padres quieren para sus hijos. Esto quiere decir replantear el aprendizaje y la forma de preparar a los niños para el día de mañana. Es una combinación de varias cosas.

Lo que yo he observado, sobre todo en Latinoamérica (en algunos países, pero generalizo) y que me gusta mucho, es que hay una energía bastante fuerte, la gente va por delante del cambio. Son países con muchos retos, desafíos y problemas – en Colombia, por ejemplo–, pero hay mucha energía y la sensación de que estamos mejorando nuestro mundo, de que vamos a estar mejor mañana.

Esto es muy distinto en España. En España la gente se siente desmotivada, y piensa que las cosas están bien si mañana siguen como hoy. Eso ocurre porque la mayoría piensa que mañana todo estará peor que hoy, por eso quieren mantenerlo como está.

O sea que en España falta motivación…

Hay gente que quiere un cambio en España, entiéndeme bien, pero se habla mucho, se habla más de lo que se actúa. Aun así, hay algunos sitios puntuales que marcan la diferencia. Creo también que es una tendencia de Europa. Nosotros trabajamos en muchos países distintos y se nota que hay una diferencia cultural en esto.

“Nuestro objetivo es cambiar el sistema educativo al máximo”

¿Se están fijando países latinoamericanos como México o Argentina en el modelo nórdico de Europa, en cuanto a la educación y al diseño de colegios?

Los países que mencionas están en una situación en la que tienen que cambiar. Lo sienten como una necesidad muy urgente. En Argentina, más del 50% de los niños no terminan la educación secundaria. Esto es un hecho, y tiene unas consecuencias enormes. Lo peor es que no tengo claro quién aprende más, si los alumnos que abandonan o los que se quedan. Por eso el cambio se concibe como muy urgente.

La innovación, el cambio, surge en lugares que sienten una gran necesidad. Fíjate que muchas veces los proyectos no pasan en las ciudades más grandes, sino en ciudades justo al lado, que perciben una competencia muy fuerte con las ciudades grandes. Esto es así en México y en Argentina, ellos han detectado una necesidad más grande y por eso hacen un esfuerzo mayor.

Yo creo que nosotros representamos un cambio internacional, más que nórdico. Hacemos proyectos tanto en EEUU como en Europa, por lo que representamos un cambio de sistema fundamental cuando se piensa en aprendizaje, en educación. Lo entendemos completamente de otra manera.

La verdad es que no hay una única forma de hacerlo, cambiamos el proceso, no tenemos una receta que funcione para todos. Una escuela en Abu Dabi funciona distinto que una escuela en Chicago o una escuela en Zaragoza. La gente y la cultura es muy distinta, incluso en una misma ciudad puede cambiar mucho
¿Cuando empiezas a trabajar en una escuela, ¿como funciona el proceso de creación o reforma de los espacios?

 

 

 

 

Nuestro objetivo es cambiar el sistema educativo al máximo posible. Nosotros entramos y vamos mirando el paisaje y pensando: ¿cómo podemos  llegar lo más lejos posible aquí?, ¿cómo podemos “liberar” el máximo de niños posible? Y, a partir de ahí, hacemos una estrategia.

“La dirección de un centro es importante: si ellos no apoyan y empujan el cambio, no va a pasar”

De vez en cuando te dejan trabajar con los profesores, ¡es que no siempre te dejan! Pero está clarísimo que si no puedes hacer un proyecto que incluya a todos los actores, es menos efectivo. El diseño tiene influencia sobre tu comportamiento, tu manera de sentir, pero lo más importante es juntarlo con un cambio, con la forma de actualizar las escuelas. Lo que intentamos es utilizar el proceso de diseño para crear un proceso de aprendizaje, por ejemplo, de los profesores y la dirección. La dirección de un centro es importante, si ellos no apoyan y empujan este cambio, no va a pasar.

Sin dirección de un centro no hay cambio, pero sin la implicación del profesorado tampoco, ¿no?

Tengo que decir, aunque hay gente a la que no le gusta, que sin un acuerdo de la dirección no hay cambio, pero que hay sitios donde los profesores no quieren cambiar, y entonces todavía se puede cambiar porque se pueden cambiar los profesores. Y esto pasa, porque hay profesores que dicen “yo no quiero trabajar de esta manera, yo quiero tener mis 30 alumnos ahí sentados, les doy unos deberes, me escuchan cuando hablo y no quieren funcionar de otra manera”. Estos profesores, al final, se van y se buscan un trabajo en otro tipo de escuela.

“Es importante que la dirección quiera el cambio. Luego empiezas a trabajar con los profesores”

Eso es como cuando trabajas en una empresa y cambia su manera de trabajar. No puedes dejar de realizar el cambio porque haya trabajadores que no quieran este cambio. Por eso es importante que la dirección lo quiera, y luego empiezas a trabajar con los profesores. Muchos tienen problemas con el cambio porque tienen miedo y no saben cómo hacerlo. Ellos fueron a una escuela que enseña de la misma forma que el centro en el que están trabajando hoy. Ten en cuenta que normalmente un profesor es una persona a quien le gustaba ir a la escuela, ¡para muchos de ellos funcionaba bien ese sistema! Los demás, los que odiaban la escuela… ¡nosotros no nos volvemos profesores!

Aunque, curiosamente, has acabado de todas formas trabajando con centros educativos…

Yo no estaba especialmente contenta con mi escuela. Lo pasé bien hasta los 12 años porque fui a una escuela Montessori, pero a los 12 tuve que entrar en una normal y te puedo decir que no me gustaba mucho…

Decías que cuando empiezas a trabajar con un centro educativo, entras con tu equipo a la escuela para “liberar a los niños”.

Es que yo veo que tanto los niños como nosotros, como adultos, tenemos una curiosidad innata. Esta curiosidad nos da la posibilidad de motivarnos para aprender casi cualquier cosa. No sé si sabes ir en monopatín, pero es bastante difícil. Te caes, es duro, y cualquier niño sigue y sigue hasta que lo consigue. Y hay muchísimos ejemplos.

“Lo que hacemos en las escuelas ahora es disciplinar a los niños, porque así funciona la sociedad”

Lo que hacemos en las escuelas ahora es disciplinar a los niños, porque así funciona la sociedad: “tienes que aprender a callarte y hacer lo que te digo”. Les decimos, por ejemplo: “no leas todo el libro, sino hasta la página 10, y no empieces la 11 hasta que empecemos todos”, o “no puedes escribir sobre este tema porque no toca ahora, tienes que escribir sobre este otro tema que yo te digo”, etc.

Para mi es como encarcelar primero tu cuerpo (diciendo qué puedes hacer, cuándo… “¿puedo hacer pipí, o no?”), luego creamos una prisión sobre nuestra imaginación y fantasía (“tu tienes que escribir sobre este tema y no otro”), y también encarcelamos nuestra motivación y nuestra pasión. Por encima de todo, hacemos a nuestros niños dependientes de otra persona. Primero aprendemos cómo aburrirnos, y a lo largo del tiempo cogemos toda la iniciativa de los niños. Por ejemplo, yo tengo gente que trabaja en mi estudio que viene de España y son mucho más dóciles, están esperando.

¿Sí?

Sí, cuando estamos en la oficina están esperando que le des un trabajo, te preguntan: ¿qué vamos a hacer?”. Y así no funciona mi estudio, aquí tienes que ser independiente, pensar, trabajar por tu cuenta, encontrar trabajo, pensar como solucionarlo tú mismo, no hay alguien que te diga qué camino seguir; el camino lo eliges tú. Es un poco exagerado, claro, las personas que trabajan en mi estudio son buenas porque las he escogido yo para trabajar aquí, pero es un ejemplo para explicar que así funciona el trabajo en el mundo moderno.

Les estamos robando todas esas cosas a los niños, y cuando salen de la escuela como adultos tienen que reaprender a ser creativos, innovadores, independientes, a pensar, a tener iniciativa, a encontrar su motivación y aprender a aprender. Es una locura, es muy inefectivo, la escuela es una institución obsoleta.

“Los adultos tienen que reaprender a ser creativos, innovadores…lo que les robado la escuela de niños”

Por eso, el trabajo que hacemos nosotros con las escuelas no trata de diseño, el diseño es una herramienta para obtener un cambio físico del comportamiento de la gente en la escuela y dar a los niños la libertad de actuar sobre ellos mismos, sobre como se sienten, etc. Por eso a veces digo que soy una especie de “Don Quijote” contra las aulas. ¡En femenino, claro!, “Doña quijote” contra las aulas.

¿Cuáles son las tendencias que intuyes que veremos en las escuelas dentro de pocos años?

Yo creo que van en dos direcciones. Son muy contrarias, como la sociedad. Por un lado, hay gente que enseña en las escuelas de forma conservadora. Son personas que quieren mantener lo que tienen hoy porque piensan que funciona, piensan que si lo resguardan bien puede mantenerse.

“Con los avances que se dan en la sociedad, no podemos retrasar los cambios en las escuelas”Pero, con los avances que se están dando en la sociedad, no podemos retrasar el cambio en las escuelas, el ritmo de tener una sociedad más global. No podemos volver atrás. Aunque no queramos, así es. Comunicamos de otras formas, los niños crecen en una sociedad que comunica de otra forma. Las escuelas con las que trabajamos nosotros reconocen que las habilidades que tenemos que aprender no sabemos cuáles son, por tanto enfocan el aprendizaje a aprender a aprender. Por eso, en lugar de aprendizaje memorístico, se aprenden habilidades básicas, de pensamiento crítico, de buscar, de comunicar y de colaborar. Yo creo que esta es la tendencia. Hay alumnos que van rápido en adaptarse a este modelo, y otros van más retrasados.

El gran problema que veo es que hay muchas escuelas privadas que hacen estos cambios, porque es su necesidad, la ven y tienen la libertad de cambiar. Pero las escuelas públicas no cambian tan rápido, y eso es una lástima y genera una desigualdad en la sociedad. La gente con menos recursos que no tiene acceso a las escuelas privadas está obligada a continuar en un sistema que no les prepara bien para el mundo que viene. Es, pues, doblemente negativo. Es una lástima, por eso me gusta por ejemplo el trabajo que hacemos en Argentina con el gobierno. Se trata de todas las escuelas públicas, vamos a ver a dónde llegamos, pero tienen ganas de cambiar y están empujando.

Esta es la sensación que muchos maestros tienen con la innovación. ¿Qué le dirías a los maestros que se plantean “¿Qué puedo hacer yo desde aquí?”?  

Siempre se puede hacer un pequeño cambio. Se trata de hacer un cambio de chip, un cambio en la manera de pensar. Pero es muy difícil si el entorno físico no cambia. No es sencillo cambiar el comportamiento. Es como probar de dejar de comer dulces en tu casa y que toda tu familia esté delante de ti comiendo dulces todo el día. Sí, tu puedes hacer cambios, hay muchos profesores que lo hacen, he visto ejemplos maravillosos. En Colombia, he visto escuelas públicas pobres en el campo que hacen proyectos geniales con sus alumnos, porque tienen profesores inspiradores que lideran esos cambios, y lo harían en cualquier sitio.

Lo que pasa es que no todos los maestros no son así, inspiradores e innovadores. Además, no les toca un profesor inspirador a todos los niños, porque la mayoría de personas no son muy inspiradoras, así es. Entonces: ¿qué pasa con los niños que no tienen la suerte de encontrarse con una persona así? Ahí, tú puedes cambiar el entorno físico para garantizar que el niño tiene un paisaje de aprendizaje (nosotros le llamamos así) donde puede desarrollarse de forma independiente. Eso quiere decir que, cuando un niño está en una escuela pública y no tiene el mejor profesor, él mismo puede tomar la iniciativa para mejorar.

Ahora el problema es que puede haber un niño con mucho talento pero le matan un poco la creatividad. Ni siquiera si tiene esa capacidad puede desarrollarla. Deberíamos intentar, por lo menos, que el entorno físico facilite que puedan hacer aquello que les interesa, mejorar, saber cómo son, como se concentran, qué necesitan para obtener algo, como manejar la motivación con proyectos y objetivos…

Fuente:http://insurgenciamagisterial.com/rosan-bosch-en-latinoamerica-la-gente-va-por-delante-del-cambio-educativo-en-espana-se-habla-mas-de-lo-que-se-actua/

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Entrevista a Marc Prensky: Lengua y Ciencias están en internet, los jóvenes tienen que hacer cosas prácticas

Estados Unidos/02 marzo 2017/Fuente: ABC Sociedad

El experto en Educación Marc Prensky no cree en modelos educativos. «Finlandia tiene cosas buenas que solo funcionan allí.

Marc Prensky es un escritor estadounidense y un experto en innovación educativa. El término «nativo digital» que suena ahora tan familiar (e incluso antiguo) fue creado por él. Pese a su defensa del uso de la tecnología en la educación sabe que no es suficiente. «Un buen profesor lo será con o sin tecnología, lo que tiene que ser es un entrenador, como si el aula fuera un equipo deportivo, sacar lo mejor de cada alumno y poner sus pensamientos en acción».

Prensky estudió en algunas de las mejores universidades del mundo, como Yale y Harvard. Sin embargo, dice que la educación tradicional no sirve para los jóvenes de hoy. «El conocimiento en Lengua, Matemáticas, Ciencias y Humanidades está en Internet, los jóvenes tienen que hacer cosas prácticas en el colegio para cambiar sus barrios, ciudades y el mundo».

Este neoyorquino inauguró ayer la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (WISE, por sus siglas en inglés) y antes tuvo un encuentro con los maestros de los Colegios Internacionales SEK y de la Facultad de Educación de la Universidad Camilo José Cela.

¿Qué es para usted la educación?

 Son todas las experiencias que tenemos desde que somos niños hasta que nos convertimos en adultos. Algunas de esas de experiencias son formales, donde se incluye el sistema educativo y otras informales.

¿Es más importante lo formal que lo informal?

Las dos. Lo mejor de la formal es que tratamos de darle a los niños una buena preparación para que tengan éxito en sus vidas. La parte informal siempre se experimentará de forma diferente y no podemos hacer mucho al respecto.

Usted defiende que la educación del siglo XX ya no vale para los alumnos de hoy. Sin embargo, muchos sostienen que el método de enseñanza tradicional sigue funcionando, y que nuestros padres estaban mejor preparados…

El problema es que si le damos esa misma educación que recibieron nuestros padres, o incluso nosotros los adultos, los niños no estarán preparados para el futuro. Estarán preparados para el pasado. El objetivo es formar a la gente teniendo en cuenta que ahora, con la tecnología, los niños pueden cambiar el mundo.

¿Cómo hay que preparalos?

Hay que combinar el estilo académico, el tradicional, de profesor a niño, de padre a hijo sin olvidar que tienen que cumplir objetivos y hacer cosas. Hay que darles proyectos a los niños, que cumplan tareas y ejecuten ideas. Lo que se está haciendo ahora no es suficiente ni para los niños, ni para los empleadores que buscan gente que innove.

¿Es la tecnología la lleva del cambio en las aulas?

-Un buen profesor lo será con o sin tecnología, lo que tiene que ser es un entrenador, como si el aula fuera un equipo deportivo, sacar lo mejor de cada alumno y poner sus pensamientos en acción.

¿Puede poner ejemplos prácticos de cómo deben ponerse en acción?

Hay que hacer las cosas de otra forma, darle a los niños proyectos que puedan aplicarse a la vida real, y que puedan contribuir, por ejemplo, a arreglar los problemas de sus colegios, barrios o ciudades. Por ejemplo, crear una «app» para que se pueda llamar a la policía si se produce un caso de violencia de género. Una chica de 16 años, por ejemplo, creó una «app» para hacer reservas en las mesas del comedor escolar donde la gente era «agradable» y evitar así el acoso de los compañeros acosadores. «Sits with us» es el nombre del proyecto (del inglés, siéntate con nosotros). El problema del «bullying» no lo vamos a resolver los adultos, es un problema que ellos mismos pueden arreglar.

¿Está el profesorado lo suficientemente formado para eso?

El problema es que a los profesores les han dicho que la educación consiste en «entregarles» conocimiento a los alumnos. Lengua, Matemáticas, Ciencias y Humanidades están en Internet, los jóvenes tienen que hacer cosas prácticas en el colegio para cambiar sus barrios, ciudades y el mundo.

¿Se está produciendo ya ese cambio en algún colegio?

No, el cambio se está dando a nivel individual, en alumnos, en algunos profesores, quizá alguna escuela puntual, pero no es general aún. Por mencionar algún colegio, en España podrían ser los colegios SEK, o en Estados Unidos la High Tech High en San Diego pero hay cosas que hacen genial y otras no. Depende de cada objetivo.

Dicen que uno de los mejores modelos educativos es el finlandés, ¿está de acuerdo?

No hay ejemplos de países que lo hagan mejor que otros porque cada uno tiene que hacerlo a su manera. Hacer un mundo mejor a través de la educación no depende de un país, España lo hará diferente a Finlandia. No se trata de buscar el mejor ejemplo y decir: «¡Vamos a copiarlo!». Finlandia tienen cosas buenas que quizá solo funcionan allí. No hay que buscar chicos inteligentes en términos académicos, sino chicos que hagan cosas para el mundo y lo mejoren.

¿Qué opina del sistema educativo español y de las evaluaciones externas (reválidas)?

Es un sistema terrible. Tenemos a muchos chicos, todos diferentes, y tomamos este conjunto de conocimientos tan estrecho centrado en Lengua y Matemáticas y pretendemos que todos estudien lo mismo. Cada niño tiene sus propias habilidades y pasiones. Si fuéramos inteligentes les preguntaríamos: «¿Cómo puedes mejorar haciendo aquello que te gusta?». El sistema español es muy similar a otros. Nunca les preguntamos qué aman sino cuál es su asignatura favorita

¿Es posible hablar con cada alumno en aulas y colegios colapsados?

¿Sabes cuánto tiempo lleva? 15 minutos. Entrevistando niños les pregunté: ¿Cuál es tu pasión? y a continuación: ¿Cuántos de tus profesores lo saben? Y todos responden: «Ninguno». No lleva tiempo, es que no pensamos en hacerlo.

Fuente:http://www.abc.es/sociedad/abci-educacion-lengua-y-ciencias-estan-internet-jovenes-tienen-hacer-cosas-practicas-201702282159_noticia.html

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Fernando Trujillo: “La tecnología no ha derribado aún las paredes del aula”

01 de marzo de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Fernando Trujillo

Que la tecnología ha llegado a las aulas para quedarse es un hecho indudable, pero ¿saben los profesores integrarla en los procesos de aprendizaje o solo cohabitan con ella?
Depende mucho del profesor. Hay personas que viven en un mundo digital y en el aula reproducen este esquema. No se plantean hacerlo de otra forma. Hay muchos otros compañeros y compañeras que, aunque tengan delante recursos tecnológicos, prefieren seguir utilizando estrategias analógicas. El problema es pensar que por optar por una cosa o la otra se es mejor o peor. Un buen docente puede ser analógico, puede ser digital, o puede ser las dos cosas.

¿Qué significa integrar la tecnología?
Para mí, como investigador, significa utilizar una serie de recursos que pueden potenciar mi manera de enseñar, pero para eso tengo que crear situaciones de aprendizaje que consigan que la tecnología se viva de forma natural. Esto nos hace repensar qué significa enseñar, y hacerlo de forma eficaz, lo cual nos lleva a reflexionar también sobre qué es aprender. Integrar la tecnología porque sí no es un proceso que tenga mucho sentido. Lo que debemos preguntarnos es qué recursos tecnológicos o analógicos son los que potencian el aprendizaje y la enseñanza.

¿Y qué conclusiones ha extraído con su experiencia?
He tomado ciertas decisiones relacionadas con las herramientas que utilizo para aplicarlas en las aulas, así como otros compañeros han optado por opciones distintas. Y todas ellas pueden ser eficaces y hermosas, siempre y cuando estén planteadas desde la reflexión de qué queremos enseñar y qué queremos que aprendan.

En su caso, ¿qué recursos tecnológicos le han sido más útiles?
Yo utilizo muchos vídeos para introducir agentes externos. De esta forma, incorporo otras voces para que mis alumnos puedan escuchar a personas cualificadas que tienen un gran valor formativo. Con mis alumnos, que se forman para ser profesores, gestionamos plataformas de difusión de contenido como blogs o microblogs, de gestión de contenidos y organización, etc. Utilizamos todo tipo de dispositivos de forma espontánea para trabajar en proyectos a lo largo del curso.

¿Y para qué aspectos cree que no son útiles las tecnologías?
No es fácil decir para que no son útiles, pero se me ocurren varias cosas que no estamos haciendo bien con la tecnología. Por ejemplo, no estamos desarrollando todo el potencial expositivo que tiene. Hablamos mucho de información, que está por todas partes, pero poco de informadores. Yo tengo interés en conectar a mis estudiantes con fuentes, con personas que les puedan contar cosas, expandir su conocimiento. La tecnología no ha derribado las paredes del aula y sigue siendo un elemento mediador.

¿A qué se refiere con “elemento mediador”?
La tecnología es buena cuando media entre el grupo de aula y el mundo exterior. En la medida en la que vamos incorporando el aprendizaje por proyectos es cuando se plantean las fronteras que realmente debemos superar. No hablo de cosas muy sofisticadas como pueden ser las impresoras 3D, sino de cosas más sencillas. Tenemos mucho que explotar aún.

¿La tecnología acentúa las brechas entre centros?
Sí, esto lo vemos a diario. La tecnología no es neutral. Forma parte de un ecosistema capitalista que hace que se profundicen las diferencias. Un ejemplo muy concreto: creo que el Flipped Classroom puede ser muy interesante pero, como ya han dicho muchos autores, el aula invertida mal gestionada se encuentra con las dificultades para contratar servicios de internet o comprar dispositivos en los hogares de cada niño.

¿Cómo cree que se puede gestionar esto?
En la breve historia de nuestra educación digital, la escuela 2.0 tenía planes de mejora de las condiciones para contratar un acceso de una red de calidad, pero esto nunca se ha llevado a cabo. Fue un buen intento para superar la brecha, pero la realidad es que sigue ahí. El espejismo de que nuestros estudiantes tienen un teléfono a los 11 años no puede hacernos creer que las condiciones son idóneas en todos lo hogares. Una mirada acrítica nos puede llevar incluso a hacerla más profunda.

Ha mencionado el Flipped Classroom y la tendencia de invertir las clases. ¿Qué papel deben jugar los profesores en el nuevo paradigma de la educación?
El papel que deberían haber ocupado siempre. Giner de los Ríos inauguró el curso 1880-1881 de la Institución Libre de Enseñanza  y entonces pedía a los docentes que transformaran el aula, que salieran, que tomaran datos de la realidad, que acompañaran a los estudiantes a ver la realidad y que volvieran al aula para sistematizar la información, para darle otras lecturas. Y acaba este texto diciendo que el docente será “un guía para el aprendizaje de sus estudiantes”. Los docentes creamos situaciones de aprendizaje, y algunas son más efectivas que otras. La tecnología ha venido a lanzarnos esto a la cara con contundencia.

Hemos hablado de docentes, de herramientas, pero ¿y los contenidos? ¿Siguen siendo útiles tal y como se plantean en la actualidad?
Tenemos tres situaciones que son paradójicas. Por un lado, tenemos el currículum que dictan las instituciones y que es como el universo, está en eterna expansión. Nadie tiene el valor político de recortarlo. Luego tenemos el currículum ajustado a los tiempos de la escuela, al calendario. Nadie es capaz de acabar los temarios. No han sido pensados con el tiempo en la cabeza, se han ideado con otros criterios.

¿Y por último?
Finalmente, tenemos el curriculum que demanda la realidad, que es sustancialmente distinto a los dos anteriores. Deberíamos dedicar más horas a comprender la realidad desde distintas disciplinas que no sean trabajar sobre contenidos que no conectan con lo que pasa alrededor de los niños y niñas. Estos tres elementos son conflictivos.

¿Cómo cree que puede contribuir la tecnología al aprendizaje cooperativo?
La base del aprendizaje en sí mismo es la colaboración y la comunicación. Aprendemos porque colaboramos con otros y porque nos comunicamos con ellos, sin depender de la forma en que nos enseñan. En la medida que seamos capaces de utilizar la tecnología para favorecer la colaboración y la comunicación estaremos favoreciendo el aprendizaje.

Entonces, ¿las TIC son una buena herramienta para aprender?
La tecnología está diseñada para esto precisamente, lo que falta es que nosotros sepamos unir las piezas del rompecabezas, que sepamos apostar por estrategias de enseñanza que promuevan la colaboración y la comunicación. Además, nay que introducir una visión crítica. Una presentación en power point, ¿en qué medida favorece nuestros objetivos? No por encender el proyector cubrimos la expectativa tecnológica del centro.

¿Qué consejo daría a un equipo docente que quiere introducir metodologías educativas inclusivas y no sabe por dónde empezar?
Cualquier experiencia innovadora hoy comienza por saber que no somos ni docentes ni centros aislados: vivimos en red. Esto significa que lo primero que debemos hacer es, no solo buscar referentes en internet para el trabajo que queramos realizar, sino también pedir ayuda y ofrecernos para trabajar en red. A partir de ahí hay varias cuestiones relevantes: revisar nuestras prácticas y ver qué tipo de resultados nos han dado; consensuar una visión de qué significa aprender, y por tanto cómo debemos enseñar en nuestro centro; crear comisiones de trabajo para los distintos retos que queramos afrontar; plantear cómo sabremos si hemos tenido éxito; y disponernos a convertir nuestro trabajo en una emocionante experiencia de desarrollo profesional y crecimiento personal. Con esos mimbres, éxito garantizado.

Fuente: http://blog.tiching.com/fernando-trujillo-la-tecnologia-no-ha-derribado-paredes-del-aula/

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Chile: Alberto Robles; “Será difícil generar consenso para un proyecto único de educación superior”

Chile / www.radio.uchile.cl / 1 de Marzo de 2017

El Presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados se refirió a la posibilidad que expresó la ministra Adriana Delpiano respecto de presentar un proyecto único de Reforma a la Educación Superior. «Soy partidario de avanzar en lo que estamos de acuerdo y fortalecer la educación pública».

El legislador radical, Alberto Robles, será el encargado de presidir la comisión de Educación en la Cámara Baja este año, y desde ese punto de vista, conversó con Radio Universidad de Chile respecto de la tramitación de la Reforma a la Educación Superior en el último año de gobierno de Michelle Bachelet.

Al respecto, el diputado se refirió a las declaraciones que entregó hace unos días la ministra del ramo Adriana Delpiano sobre la posibilidad de presentar la Reforma a la Educación Superior en un solo proyecto, en esa línea, el parlamentario aseguró que le confidenció a la ministra que “será extremadamente difícil generar un consenso al respecto” y agregó que es partidario de avanzar en los acuerdos y fortalecer la educación pública.

¿Qué expectativas tiene del trabajo que se realizará en el parlamento este 2017?

Creo que la reforma más importante que está hoy en día en el Parlamento, en términos de la visión personal, es la reforma de la Nueva Educación Pública que está en el Senado y que espero se apruebe lo antes posible. Espero que el Senado la despache antes de abril para que ya en mayo sea ley de la República y la Presidenta lo pueda anunciar el próximo 21 de mayo. La otra reforma importante, y que está en la Cámara de Diputados, es la reforma a la educación superior. Esperamos que el Ejecutivo envíe luego las indicaciones para poder avanzar porque todavía estamos entrampados. No hemos tenido una respuesta, no solo del Ejecutivo, sino que del punto de vista legislativo para poder resolver un tema que para la sociedad chilena es muy importante.

Respecto de la ley de Nueva Educación Pública, se anunció que se presentará un nuevo proyecto de ley por la ley de Subvención de Educación Preferencial. ¿Qué le parece esa medida?

Es una cosa muy importante y requiere de una urgencia inmediata y por una razón muy simple: es un proyecto que tiene que ver con varias comunas de nuestro país, en donde hay alcaldes que lo hicieron mal, donde se hizo una muy mala gestión y donde los nuevos alcaldes no puedes hacerse cargo de la mala gestión del alcalde anterior. Hay que buscar una forma de arreglar esa situación.

Respecto de la reforma a la educación superior, la ministra Delpiano señaló que la Presidenta es partidaria presentar un solo proyecto. ¿Usted concuerda con eso?

Desde que partió la discusión le planteé a la ministra que a mi me parecía que tratar de lograr consensos, en todos los ámbitos de la educación superior en un solo proyecto, iba a ser extremadamente difícil, sobre todo, pensando en los intereses que están en juego de muchos planteles que ven un riesgo en términos de una reforma, sobre todo en lo financiero.

Planteé a la ministra que lo que no podemos hacer hoy en día es no avanzar. Siempre he sido partidario de avanzar en aquello que tenemos acuerdo. Uno de los acuerdos que tomamos antes de fin de año es que, a lo menos, tenemos que sacar una reforma que fortalezca la educación pública y eso significa que fortalezca a los planteles del Estado, con un sistema nuevo de gobernanza, con un apoyo fuerte a las universidades del Estado, pero también sin dejar de pensar que en Chile la contribución pública de las universidades del CRUCH es muy importante, algo que no podemos desconocer.

Ese es el foco desde donde debemos partir este año, ya sea a través de una indicación sustitutiva del mismo proyecto o a través de otro proyecto.

¿Que le parece que se incluya un capítulo especial para el Consejo de Rectores?

Primero que nada debe haber, si es que la idea es mantener el mismo proyecto, un esfuerzo de potenciar primero las universidades del Estado y, una vez hecho ese esfuerzo, el paso siguiente es fortalecer al CRUCH, ambas cosas son muy necesarias y particularmente las universidades públicas que requieren de un fortalecimiento importante para su desarrollo y seguir contribuyendo al país.

¿Cómo será la relación con los actores sociales durante el debate? Los estudiantes y, en su momento los rectores, denunciaron que se sintieron desplazados de la discusión.

Yo diría que, por lo menos en la Cámara, hemos escuchado absolutamente a todos, hemos invitado a todos los rectores de todos los sistemas. Ahora, si hay una indicación sustitutiva muy distinta a lo que hemos estado discutiendo, tendremos que invitarlos de nuevo a plantear sus puntos de vista, pero mientras no tengamos claridad respecto de las indicaciones, difícilmente podremos avanzar en la discusión legislativa.

Respecto del desarrollo del debate, ¿qué tanto pueden influir las presiones que provienen del sector privado?

Yo creo que en este tema tenemos que tener una mirada de Estado y, en ese sentido, más que las presiones por intereses particulares, hay que mirar aquellos elementos que sirven para el desarrollo del país en su conjunto. El sector privado es un sector importante que ha desarrollado una gestión importante en la educación, particularmente las instituciones privadas del CRUCH, pero no menos importante son las universidades privadas, no CRUCH, que hoy día tienen una cantidad de alumnos relevante desde el punto de vista nacional.

Esos antecedentes me llevan a hablar de la necesidad de una mirada de Estado. No mirarse al ombligo, tampoco privilegiar los intereses personales de cada institución, sino que tener una mirada más amplia. Esa es una posición mayoritaria en el Parlamento.

¿Qué tanto más se podrá profundizar en algunos aspectos como, por ejemplo, la gratuidad?

Con la gratuidad tenemos un conflicto serio porque hemos estado legislando a través de glosa y no se han podido legislar todos los aspectos necesarios del proyecto, por lo tanto, me parece que la gratuidad, dado que influye enormemente en los aspectos financieros de las instituciones, tiene que ser un debate que se dé en forma completa.

El legislar por glosa es inadecuado y, así como van las cosas, en una de esas terminamos este año legislando por glosa nuevamente, algo que a mi no me gustaría.

La ministra Delpiano señaló que los dineros de la Reforma Tributaria destinados a educación ya se gastaron, recursos que supuestamente financiarían la gratuidad.

Lo cierto es que la Reforma Tributaria, que en un minuto se pensó que iba a resolver los temas de la educación de forma completa, nos tiene con un presupuesto muy acotado en otras cosas. Eso no significa que no podamos avanzar en los criterios por los cuales se debe regir la gratuidad, eso puede quedar en la ley, independiente del ritmo de crecimiento que la gratuidad pueda tener.

¿Existe algún tipo de presión respecto de que lo que pueda salir del trabajo parlamentario influya en el debate electoral?

Yo creo que una de las presiones que queremos dar es que salga la Nueva Educación Pública, creemos que es tan importante que, aunque no aparezcan cambios significativos en la reforma a la Educación Superior, es una ley que debe salir, por lo tanto vamos a enfocar nuestra presión allá.

Yo he presionado también, y lamentablemente no he tenido mucho éxito, en términos de dar un debate respecto de la educación inicial. Soy un convencido de que estamos llegando tarde y tenemos que partir fortaleciendo el desarrollo educativo y emocional de los niños entre 0 y 6 años. Es ahí donde se puede hacer el cambio en términos societarios y, si bien hemos avanzado al respecto, creo que falta todavía un esfuerzo mayor, para asegurar a todos los niños una posibilidad real de igualar las oportunidades que tengan esos chicos cuando sean adolescentes y adultos. Creo que en ese sentido, el próximo gobierno debe asumir este problema como un foco importante.

Fuente:http://radio.uchile.cl/2017/02/28/alberto-robles-sera-dificil-generar-consenso-para-un-proyecto-unico-de-educacion-superior/

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