Page 9 of 71
1 7 8 9 10 11 71

Revaloricemos la educación

Por: Marcelo Trivelli

Las cifras entregadas por el Ministerio de Educación sobre la deserción escolar en el año 2021 indican que cerca de 40 mil niños, niñas y jóvenes en edad escolar abandonaron sus estudios en el último año, de ellos, un 53% son hombres y el 46% mujeres. Este número sólo se refiere a aquellos que, habiendo estado dentro del sistema, no se matricularon este año.

Muchos otros estudiantes simplemente no asisten. El ausentismo es la principal causa de déficit en el aprendizaje de contenidos y desarrollo de habilidades socioemocionales. Según Fundación Presente, uno de cada tres estudiantes tiene ausentismo crónico, es decir falta a clases un mes o más al año.

Las tres principales causas que explican la deserción y el ausentismo son, sentirse o estar siendo agredidos por sus pares (matonaje) o desvalorizados por uno o más profesores, no contar con condiciones para asistir a clases (ser cuidadores de un familiar, tener que trabajar, etc.) o falta de valoración de la educación por parte del estudiante y/o de su familia.

Recordemos que la obligatoriedad en la educación fue contemplada por primera vez en Chile en la ley N°3.654 del 26 del año 1920 que establecía que “a falta de cumplimiento que se refieren a las obligaciones de los padres o guardadores con respecto a la matrícula y a la asistencia escolar, será penada: a) Con amonestación verbal; b) Con multa de dos a veinte pesos, o prisión de uno a diez días, si pasados quince después de la amonestación no se ha cumplido todavía con la ley; y c) En caso de reincidencia, con pena doble de la anterior, precedida de amonestación hecha con quince días de anterioridad”.

Y continuaba: “La misma pena señalada en el inciso primero del artículo precedente sufrirá el director de fábrica o taller que acepte como trabajadores a menores de dieciséis años que no hayan cumplido la obligación escolar”.

La suspensión de clases presenciales por la pandemia de COVID-19 ha demostrado que la escuela juega un rol fundamental en la socialización; el aprender a vivir en comunidad y compartir con otros niñas, niños y jóvenes. En otro ámbito fue una buena decisión del Ministerio de Educación suspender la aplicación del SIMCE que ha terminado siendo un instrumento de discriminación más que un aporte al aprendizaje de las y los estudiantes.

Actualmente la educación básica y media son obligatorias, sin embargo, no existe política pública que haga a padres, madres y/o apoderados, ni al Estado hacer cumplir la ley resguardando el interés superior del niño, niña o joven. Por tanto, nadie se hace cargo efectivamente de la exclusión escolar.

En el caso de la educación, aplica el refrán popular que dice: “lo que por conocido se calla, por callado se olvida”. Y a eso podemos agregar que el discurso hegemónico, pero equivocado, de estos días es que en Chile la educación es de mala calidad. Hay problemas, sí, pero la educación es mucho más que el rendimiento en pruebas estandarizadas.

Quienes trabajamos en educación tenemos el desafío de revalorizar, resignificar y volver a dignificar la escuela como el lugar donde se aprende a convivir y también se aprenden materias. Por el interés superior del niño, niña y joven, la escuela debe valorarse como un lugar de convivencia y bienestar de las comunidades educativas.

Fuente de la información: https://www.pressenza.com

Imagen: Fotografía: UNICEF. Pressenza

Comparte este contenido:

Mi experiencia con las progresiones de aprendizaje y el premio ABC 2022

Por: Maricruz Peralta Santos

“Para ser docente se necesita vocación” es una frase que escuchamos desde nuestra formación. Añadiría que ser docente también requiere de pasión y amor al servicio pues cuando están presentes podemos hacer que lo que está a nuestro alrededor sea mejor y se transforme. Durante la pandemia como docentes tuvimos que vencer muchos temores, entre ellos el uso de la tecnología, aplicaciones y plataformas; la planificación a través de nuevas metodologías buscando otras formas de enseñar; la adaptación de los procesos de enseñanza a diversas modalidades, la implementación de modelos híbridos de aprendizaje, entre otros. Parte de lo que es el reto de cualquier docente es esa capacitación constante y arriesgar, en ocasiones, para poder innovar. Innovar para mí significa desaprender para poder aprender de aquello que pueda transformar la labor docente. Después de la pandemia la intervención docente no puede ser la misma. Ha sido un periodo de aprendizaje, de lecciones, de búsqueda de soluciones reimaginando la forma de organizar el propio currículo escolar, de hacer adaptaciones pedagógicas creativas, para lograr el compromiso y atención de los y las estudiantes.

Durante el proceso aprendí y desaprendí, me reinventé. Incorporé recursos para mediar el aprendizaje descubriendo nuevas herramientas tecnológicas y usarlas de manera provechosa. Desaprendí que el currículo escolar debe cumplirse en un plazo y dejé de ser esclava del orden ahí propuesto, pues fue necesario priorizar, organizar y dosificar aprendizajes esperados, plantear objetivos claros y pensar en nuevas formas de enseñar contextualizando el aprendizaje. Comprendí que para contextualizar se requiere conocer el entorno, sus beneficios, sus aportes a la comunidad, las necesidades y las problemáticas que enfrentan las personas, y a partir de ello brindar oportunidades de aprendizaje para nuestros alumnos y alumnas, que sea situado y pertinente. Contextualizar requiere valorar aquellos saberes que se encuentran tan cercanos a los y las estudiantes como la lengua maya, las costumbres y tradiciones locales, el papel de hombres y mujeres de la comunidad, el cuidado de sí mismos, del entorno y de los que lo rodean. Las “progresiones de aprendizaje” que emanan del proyecto CARE (que en inglés que significa “cuidar”) precisamente permite brindar una enseñanza significativa, pertinente y situada.

Mujeres extraordinarias de mi comunidad. Narrativas sobre la igualdad de género”, “Parcelas- maíz-tortillas, la historia de Anita la tortillera” y “El Hetzmek (jèets méek) ritual maya: rompiendo estereotipos de género” son títulos de progresiones de aprendizaje que parten de historias de invención propia abordando temáticas relevantes de la comunidad y de preocupaciones sociales como la desigualdad de género. Los niños y las niñas a través de entrevistas a mujeres de su entorno reconocieron los aportes y su  contribución a su localidad,  identificaron a aquellas que han hecho historia en el país y  en el estado de Yucatán en ámbitos como el social, económico, político, científico, artístico, cultural,  literario, y otros. A partir de esas historias se pudieron abordar temas del currículo conectándolos con saberes locales; los y las estudiantes realizaron actividades extraúlicas investigando en casa y  en  la comunidad. El aula se volvió un espacio para compartir y analizar sus hallazgos, además para aprovechar al máximo esa vinculación con el currículo escolar y las asignaturas haciendolas más situadas y significativas, además de que se avanzó a los ritmos de los y las estudiantes y considerando sus estilos de aprendizaje.  En los retos para el cambio que nos planteamos, los y las estudiantes fueron transformando y utilizando los conocimientos abordados al ir reflexionando sobre el papel tan importante que tienen las mujeres. Esto  fortaleció el vínculo con la comunidad. El planteamiento de esta estrategia contribuyó a disminuir el abandono escolar, ya que su desarrollo depende del apoyo de los padres y las madres de familia que aportan sus saberes locales para su conexión al currículum, haciéndolos partícipes del proceso de aprendizaje de sus hijos y sus hijas. Por ejemplo, es importante también que la escuela contribuya a transformar la relación con la naturaleza y que los y las estudiantes conozcan y valoren lo que sus madres, padres, abuelos saben sobre la tierra, sobre cómo establecer una relación sustentable con su entorno físico, así como también sobre el cuidado de sí mismo, por ejemplo en torno a la alimentación y el cuidado de su salud.

La escuela puede ser un espacio de reflexión y transformación de patrones limitantes, por ejemplo en torno a roles de género. Los tiempos avanzan y, actualmente saber cómo explicar la igualdad de género a los niños y niñas es una labor que no solo debe tenerse en cuenta en los hogares, sino también en las escuelas para contribuir a eliminar prácticas normalizadas como la discriminación por género, que en muchos casos desemboca en violencia. Evitar la censura de ciertas temáticas desde la infancia, rompiendo estereotipos asociados a colores, juguetes o disfraces asociados tradicionalmente a cada género, por poner un ejemplo, es un primer paso para promover la igualdad entre niños y niñas, sin distinción de sexo, permitiendo que desarrollen su potencial y personalidad sin ningún tipo de traba.

Ante la pandemia me he dado cuenta que como docentes necesitamos hacer cambios que mejoren no sólo nuestra intervención, sino que transformen y motiven a nuestros alumnos y alumnas a hacer de este mundo uno mejor. La escuela es ese espacio crucial para lograrlo y nuestra intervención es el medio que junto con las familias puede apoyar a ese cambio.  Diseñé e implementé estas progresiones de aprendizaje con el objetivo de reflexionar sobre la igualdad de género en nuestra comunidad y hacerlo en articulación con el currículum que he debido conocer a mayor profundidad.  El haber sido reconocida con el premio ABC en la categoria Ser maestra 2022 hace reafirmar mi compromiso como docente para generar oportunidades y  garantizar el regreso presencial de los niños y las niñas a las aulas, con un aprendizaje situado y significativo, propiciando que un mayor número de estudiantes concluyan sus estudios para aspirar a un nivel escolar superior sin que sus oportunidades de seguir estudiando se limiten por pertenecer a una comunidad pequeña.

Fuente de la información e imagen: https://revistaaula.com

Comparte este contenido:

La transversalidad en educación

Por: Eduardo Gurría B.

La transversalidad es una modalidad de la transferencia de conocimientos, sin embargo, en el caso de la transversalidad esta se da de manera horizontal, ya que se refiere a la combinación de conocimientos previos y/o nuevos entre las diferentes disciplinas de la currícula escolar, y no solamente entre materias de la misma área, sino también entre materias de áreas distintas, es decir, se puede manejar de dos maneras y de forma incluyente.

La primera, consiste en relacionar disciplinas correspondientes a un área específica, por ejemplo, la del lenguaje, cuyo centro sería la comprensión lectora y el razonamiento verbal, como objetivos finales, y, en torno a ello, se desarrollan las otras disciplinas estrechamente vinculadas.

Dos, la transversalidad nos da la posibilidad de conectar y combinar las materias de un determinado currículo unas con otras, mediante una visión global del contexto cultural, lo cual significa que el conocimiento no se da en partes independientes unas de otras, no es plano y sin sentido, sino que se da de manera general, incluyente, armónica y con sentido pleno, enfocado a la comprensión de un todo en cuanto a un determinado universo, pero dirigido, al mismo tiempo, a otros ámbitos.

Así, por ejemplo, para la comprensión de la historia, es necesaria la geografía y, para esta, la antropología, pero también se requiere del estudio de la física que se comprende, en parte, con la astronomía y esta se apoya en las matemáticas, determinantes de la química para entender, a su vez, los procesos de la naturaleza que serán los que influyan en las ciencias sociales, como el derecho, inspirado por la ética y los valores, determinantes de la conducta humana estudiada por la psicología y  motivada por la economía, lo que nos lleva nuevamente a la historia.

 ÁREA DE LA CURRÍCULA ESCOLAR O EJES TRANSVERSALES CURRICULARES

A través del proceso transversal, el alumno potencia tres áreas de desarrollo:

• El área cognitiva, que implica la adquisición de conocimientos.

• El área de las actitudes, que son generadas mediante una didáctica.

• El área de las habilidades que se desarrollan y se perfeccionan durante el proceso.

 La Transversalidad Educativa contribuye a los aprendizajes significativos de los estudiantes desde la conexión de los conocimientos disciplinares con los temas y contextos sociales, culturales y éticos presentes en su entorno. Por lo tanto, el saber, el hacer y el ser en torno al medio ambiente, el autocuidado y la prevención, la convivencia democrática, la afectividad y sexualidad, son aprendizajes integrales que permiten el pleno desarrollo como personas individuales y sociales.

MARCO DE REFERENCIA DE LA TRANSVERSALIDAD

La educación transversal consiste en establecer una didáctica que comprometa a otras disciplinas dentro de un mismo plano educativo en cuanto a nivel, materia y tema cuyos contenidos sean diferentes en cuanto a los objetivos propios de cada disciplina. Esto quiere decir que una materia no se enseña en forma aislada, con lo cual se perdería mucho del aprendizaje, sino que busca relacionar conceptos inherentes a otras materias conectándolos de manera sistemática y estructurada, de tal forma que el estudiante perciba un tema mediante diferentes enfoques de aprendizaje, adquiriendo, con ello, objetividad, lo que redundará en un aprendizaje significativo.

Como marco de referencia en función del conocimiento transversal, existen dos criterios de clasificación de los ejes transversales generales, con los que se busca el desarrollo de los alumnos dentro de los planos, tanto social, como individual.

El primero consta de siete ejes que comprenden:

1. Ética y ciudadanía.

2. Habilidad comunicativa.

3. Pensamiento lógico.

4. Habilidad para la resolución de problemas.

5. Desarrollo científico.

6. Conocimiento ambiental.

7. Salud.

El segundo, se basa en conceptos, procedimientos, valores y actitudes:

1. Saber ser.

2. Saber.

3. Saber hacer.

4. Saber convivir.

Para el desarrollo formativo del alumno, es importante el trabajo en equipo por parte de los docentes, con la planeación de clases y según la programación, para lograr la coordinación en cuanto a los temas y mediante el manejo de los distintos enfoques con los que se puede estudiar un tema por medio de la transferencia de una disciplina a otra e, incluso, los mismos materiales elaborados por los alumnos (trabajos, presentaciones, exposiciones, etc.) pueden ser utilizados, tanto para una materia, como para otra, con lo que se logra disminuir la complejidad a la hora de asimilar el conocimiento y el aislamiento interdisciplinario.

Es claro que no siempre es posible la coordinación entre maestros y entre disciplinas, ya que intervienen factores como los tiempos, los materiales, estilos, estilos de enseñanza, formas de evaluar, reticencia, coherencia o correspondencia lógica entre las disciplinas, no obstante, es posible trabajar la transversalidad de manera general o, en todo caso, a través de las áreas del conocimiento (lenguaje, ciencias naturales, ciencias exactas, ciencias sociales, etc.).

Es importante, también y dentro de la transversalidad, establecer una línea vertical ascendente y/o ascendente (a lo que se llama “andamiaje y anclaje”), es decir, relacionar las disciplinas unas con otras, de conformidad con los grados escolares anteriores y los posteriores, ya que, muchas veces, los alumnos olvidan o no quieren recordar lo visto en el año escolar anterior, esto, con la finalidad de desarrollar el aprendizaje progresivo y evitar empezar de cero.

Con respecto a ello, es recomendable la formación de equipos transversales, que consiste en la creación de un equipo entre todos los departamentos involucrados para trabajar en un objetivo común o un mismo proyecto y bajo una coordinación o liderazgo, con lo que se pretende lograr un conocimiento sustentado en bases sólidas y permanentes, mediante las cuales el conocimiento sea trascendente, al mismo tiempo que se desarrolle la práctica de los valores de manera cotidiana y hacia la formación integral.

El valor educativo de los ejes transversales es que no se encuentran en un espacio curricular específico, sino que atraviesan todas las materias y programas y son el maestro y la institución educativa los que deciden, de acuerdo a las necesidades, qué valores y de qué forma trabajarlos. Se involucran con las materias, con las metodologías, con los espacios educativos, todo permea la intención formativa.

Entre las estrategias para el diseño pedagógico mediante la transversalidad, están la postura y la objetividad del docente ante un mundo globalizado, polarizado y relativista que transmite elementos informativos, pero no formativos hacia los estudiantes, de tal forma que éstos no siempre ven reflejados los aprendizajes significativos, promovidos y adquiridos en el ambiente escolar, en el mundo exterior, de ahí que en la transversalidad se hace mucho énfasis en los valores y en la preparación para la vida, privilegiando la ética y los valores que, si bien, no siempre aparecen en forma específica en las currículas, sí son inherentes a la formación integral del alumno y, por medio de la actividad docente, estos deben permear hacia todas las disciplinas.

Los valores que deben quedar implícitos, si no es que totalmente explícitos, en todas las disciplinas curriculares y en las extracurriculares, como talleres, seminarios, música, deportes, etc., se refieren, principalmente, a la toma de conciencia y a la acción, personal, grupal e institucional, sobre el cuidado ambiental, la vulnerabilidad, la paz, entre otros, y el cambio de actitudes y comportamientos a corto, mediano y largo plazo y en todos aquellos espacios en los  que el individuo se mueve en la vida diaria familiar, laboral, social y política.

Ante esto, el diseño de los contenidos y la estructura propios de la clase, deben estar encaminados a lograr estos objetivos mediante actividades que reflejen la trascendencia ética que, per se, debe llevar la educación. Así, entonces, el maestro se convierte en un formador que, a la vez, transmite conceptos y, para ello es recomendable el concierto de docentes al interior del centro educativo, y de los demás actores del entorno exterior.

Fuente de la información e imagen: https://revistaaula.com

Comparte este contenido:

Ayotzinapa, víctima sistemática de violencias estructurales y culturales

Por: Pedro Rendón

 

La Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa “ha sido víctima sistemática de distintas arbitrariedades”, principalmente porque sus estudiantes son indígenas e hijos de campesinos, aseveró el Dr. José Luis García, docente de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro).

Los estudiantes de Ayotzinapa son pues, “el caldo de cultivo ideal para la reproducción de las violencias estructurales y culturales”, porque son pobres y marginados, agregó García, quien acudió a la Universidad Iberoamericana Ciudad de México para presentar el libro ‘Tejiendo diálogos y tramas desde el Sur-Sur. Territorio, participación e interculturalidad’, coeditado por la IBERO, la UAGro y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

En dicho texto, el doctor -junto con Bianca Torres y Bianca Vázquez- publicó el artículo ‘Ayotzinapa: violencias, resistencias y lucha sociopolítica’; un análisis socio-histórico sobre las condiciones con las que ha tenido que lidiar la normal rural y cómo fue modificando su razón de ser conforme fueron avanzando los nuevos modelos económicos, políticos y culturales.

Para ese mismo libro, el Dr. Stefano Sartorello, académico del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la IBERO, desarrolló un escrito con nuevas cavilaciones acerca de su proyecto ‘Milpas Educativas para el Buen Vivir’.

“Utilizo una reflexión que parte de las epistemologías del Sur de Boaventura de Sousa Santos, la idea de las zonas liberadas, que son espacios sociales donde la gente se moviliza para crear alternativas ante el statu quo. Entonces identifico que las milpas educativas para el buen vivir son zonas educativas liberadas, donde tratamos de renovar la educación escolar, sacándola de la escuela y haciéndola en las milpas”.

Del libro en general, el profesor de la UAGro mencionó que es una recopilación de pensares, sentires y haceres provenientes de diversos contextos latinoamericanos, que emergen de problemáticas multifactoriales y que aportan una mirada alternativa y mecanismos de resistencia política, epistemológica y pedagógica para construir un nuevo tipo de educación, desde lo contextual, lo territorial y la comunidad.

“Se trata de un libro con una perspectiva latinoamericana, pero desde el Sur-Sur, o sea, desde una postura política alternativa a las posturas del Norte global”, complementó Sartorello.

Esa alternativa educativa, desde la mirada Sur-Sur, en la Universidad Autónoma de Guerrero se está construyendo al “hacerle frente al ímpetu modernizador del capitalismo y el neoliberalismo”, a través de la reflexión, para poder construir mecanismos de resistencia. “Empleamos estos mecanismos de interpretación de las lógicas neoliberales y capitalistas para poder construir desde ahí, desde lo que somos nosotros, desde el entendimiento de nuestras realidades”, comentó García.

Añadió que, a la presentación del libro ‘Tejiendo diálogos y tramas desde el Sur-Sur. Territorio, participación e interculturalidad’ acudieron, entre otros, estudiantes de la UAGro, cuya asistencia a las IBERO les permitió conocer otras realidades y entender que viven en un mundo con diferentes visiones. “Vinieron, siendo más poéticos, a caminar el mundo”.

“Creo que estudiantes con las condiciones tan precarias como los que hacen vida en la Autónoma de Guerrero merecen, tienen el derecho de conocer, otros espacios que no necesariamente son sus espacios”. Es así que, “en este diálogo de saberes puede haber un resultado positivo entre dos visiones que parecen antagónicas, pero que realmente se pueden complementar de la mejor manera”, finalizó.

Fuente de la información e imagen:  IBERO

Comparte este contenido:

Condiciones básicas para garantizar el nuevo marco curricular 2022

Por: Eduardo Grajales 

Las críticas al nuevo Marco Curricular 2022 se han centrado en sus aspectos filosóficos, teleológicos y axiológicos, y en síntesis apuntan a un intento paradójico de ideologizar a la sociedad a través de la educación, sin embargo, poco se ha hablado de su dimensión pedagógica y de las posibilidades de su materialización en las aulas, desde la perspectiva de las y los maestros.

Traigo esto a colación porque es importante destacar que ningún proyecto educativo verá la luz si no existe un magisterio convencido y apropiado de los nuevos conceptos, y sobre todo habilitado en una metodología acorde a tal fin, lo cual no se vislumbra en las condiciones actuales del plan piloto del Marco.

Y es que los esfuerzos de la autoridad educativa se centraron en construir la arquitectura ideológica del plan educativo, pero poco se ocuparon en desarrollar metodologías e instrumentos didácticos prácticos que les permita a las y los maestros aterrizar los nuevos conocimientos que ayudarán a lograr los objetivos pedagógicos que se plantean difusamente.

A decir de su contenido y de las críticas que se le han hecho al plan por parte de especialistas en la materia, el nuevo proyecto está colmado de conceptos controvertidos como “decolonización”, por citar alguno, que para los maestros son hasta ahora complejos y alejados de su realidad, lo que resta posibilidades a esta apuesta educativa de la Cuarta Transformación.

Si a ello le agregamos el subejercicio en los presupuestos de capacitación docente, y el poco tiempo que se consideró para actualizar a las bases magisteriales, con el silencio cómplice del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, se complican la posibilidad de que el Marco logre resultados efectivos, y con ello también las posibilidades de que la Reforma Educativa 2019 consolide la anhelada excelencia educativa, eje central que garantiza el derecho educativo de los mexicanos.

En ese contexto la nueva titular de la SEP tendrá entre sus prioridades el implementar un proyecto de acercamiento político con las diversas facciones que integran al SNTE, a fin de convencerlos y prepararlos en este nuevo proyecto.

El esfuerzo de la nueva funcionaria demandará no sólo su capacidad política de articulación -que no tuvieron la maestra Delfina Gómez y su antecesor, el maestro Esteban Moctezuma- sino además de la implementación urgente del presupuesto pasivo de la SEP, pero bien fiscalizado, para evitar la corrupción típica en nuestro país.

De esta manera se podrían garantizar las condiciones mínimas para que el Marco 2022 se legitime en el magisterio y estos, como se ha dicho, garanticen paulatinamente su materialización en las aulas, a través de un enfoque pedagógico que será determinante y que hasta ahora es poco conocido por los docentes.

Caso contrario el Marco quedará como un esfuerzo más que se sumará a la lista de intentos infructuosos y despilfarradores de modernización educativa y que no han trascendido por falta de capacidad y de estrategia, como el modelo Socialista en la Educación, el Nuevo Modelo Educativo, la Modernización de la Educación Básica, Enciclomedia, entre otros.

De tal manera que el éxito de este proyecto no sólo depende de una filosofía bien estructurada, sino que ésta sea legitimada, consensuada y aterrizada con una metodología eficaz que garantice que el currículum que llegue a las aulas sea el oficial y no el oculto, como se acostumbra en las miles de aulas mexicanas donde dentro de poco circularán absurdamente tres currículos (Plan de Estudios 2011, 2019, proyecto educativo de la CNTE, Marco 2022) y donde todos se siguen impartiendo como mejor se considera. Y los resultados están a la vista.

Fuente de la información: https://www.educacionfutura.org

Comparte este contenido:

México: El año en el que nos dimos cuenta de todo lo que tenemos

El año en el que nos dimos cuenta de todo lo que tenemos

Silvia A. Ojeda Espejel

El reto

Cuando me postulé para escribir este artículo estaba muy entusiasmada con la posibilidad de compartir muchas de las reflexiones que he hecho desde 2020. Al paso de los días, caí en la cuenta de la dificultad de hacer una reflexión medianamente profunda (o al menos sincera) sobre la huella y los retos que me ha dejado la pandemia, en mi caso hablando desde el privilegio.  El mío y tal vez el de la mayoría de quienes me estarán leyendo. Y no solo eso: escribe una mujer que considera que los últimos dos años de su vida son de los más maravillosos que he vivido.

Dicho lo anterior, y quizá a manera de justificar las limitaciones de este texto, pensé que era más honesto escribir sobre lo que me di cuenta que tenemos la mayoría, porque también tengo la fortuna de poder mirar otras realidades diferentes a la propia. Así que, aún con mis lentes, comencé a escribir.

Las cifras

Antes de la pandemia, había poco más de 4 millones de niños y niñas fuera de la escuela y uno de cada tres niños y niñas llegaba a 3º de primaria sin dominar los aprendizajes fundamentales de lengua y matemáticas. Hoy, según el estudio realizado por México Evalúa y la escuela de Gobierno y Transformación Pública del ITESM, sabemos que la pérdida de aprendizajes durante la pandemia ha sido, en promedio, mayor de un grado escolar, y la retirada de la escuela de más de medio millón de estudiantes se sumó a los millones que ya estaban fuera, señalados arriba.

Adicionalmente, en un comunicado del 8 de septiembre de 2021 publicado en el marco del día mundial para la prevención del suicidio (10 de septiembre), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señala que en el año 2020 sucedieron 7,818 fallecimientos por lesiones autoinfligidas en el país. Esta cifra representa 0.7% del total de muertes en el año y refleja que la tasa de suicidio es más alta en el grupo de jóvenes de 18 a 29 años, ya que se presentan 10.7 decesos por esta causa, por cada 100,000 jóvenes.

Así, esta pandemia puso una presión importante en la salud mental de niños jóvenes y adultos, que tan olvidada estuvo durante décadas; aunque hoy la reconozcamos como parte integral de la salud general de las personas.

El día a día

Regresando al ámbito educativo y, de forma particular a la educación básica, mientras millones de personas se debatieron entre el desempleo, la enfermedad, los problemas económicos, la desesperación, la falta de oportunidades, la ansiedad, el miedo, además del encierro, los estudiantes fueron testigos impotentes del cierre de escuelas, las clases a distancia y de un inmenso abandono del mundo de los adultos para con la infancia.

En el marco de este triste panorama se asomó una inesperada gran oportunidad para algunos padres y madres de familia de involucrarnos un poco (o un mucho) más en el aprendizaje de nuestros hijos e/o hijas. Pudimos mirar los enormes esfuerzos de sus profesores y profesoras, directivos escolares y otras autoridades educativas que realmente hicieron lo necesario para que niñas y niños siguieran aprendiendo. Pudimos constatar la magia de ese proceso de enseñanza y aprendizaje de manera cercana, desde una trinchera diferente a la que nos tocó cuando fuimos estudiantes.

Se organizaron colectivos de padres y madres de familia atentos no solo a los procesos administrativos. Comenzaron conversaciones sobre las clases a distancia y una verdadera atención sobre los avances que niñas y niños mostraban, así como sobre las competencias docentes necesarias para impartir clases, en general y en las nuevas modalidades.

Maestras y maestros, que quizá nunca antes habían sido sujetos de la atención familiar, empezaron a figurar en las conversaciones de los hogares, sobre todo si daban ejemplo de un buen uso del tiempo, manejo del grupo y lograban que sus estudiantes se interesaran en diversas temáticas. Hubo quienes trajeron clases preparadas (en el caso de las clases virtuales) y también hubo maestras y maestros emblemáticos (como los del premio ABC de Mexicanos Primero) que sacaron lo mejor de sus estudiantes con herramientas a distancia o con clases periódicas cuando las posibilidades de conectividad eran limitadas. Hubo maestros que trabajaron con la dificultad de la discapacidad, de la falta de conectividad, en ambientes adversos, pero con la confianza de que podían hacer su mejor papel para sus estudiantes, que realmente les necesitaban más que nunca.

Algunos pudimos acompañar hitos excepcionales del aprendizaje de nuestros niños y niñas: los comienzos de la alfabetización en algunos casos, incluyendo el momento mágico en que le cambia la cara a una criatura porque al final entendió y comprendió lo que sus ojos veían y comenzó finalmente a leer. Repasos de las tablas de multiplicar, las fracciones y para los más grandes, el álgebra, el cálculo y todos los retos de las matemáticas.

También nos pudimos asomar a las clases de educación física y observar la destreza (o no) de nuestros hijos e hijas. Vivimos la magia de los primeros reencuentros y la alegría (y energía) de los abrazos. Algunos nos dimos cuenta de cuánto disfrutamos la compañía de nuestros seres queridos y cuánto nos gusta estar cerca; algunos otros nos dimos cuenta de cuánto nos hacía falta estar solos y organizar nuestro tiempo sin las presiones del exterior.

Al igual que los adultos, muchos jóvenes se dieron cuenta que la vida es mejor en compañía de otros y también que la soledad es, en ocasiones, una mala consejera. Para muchos, la escuela se convirtió en un refugio al cual añoraban regresar, en el que se dieron cuenta de que sí querían estar.

Hubo quienes estuvimos cerca de los primeros indicios del comienzo de la adolescencia. Ver las caritas de inquietud, de entusiasmo, de duda y también de apatía y tristeza. Pudimos vivir de cerca los cierres de ciclo escolar con la alegría de haber concluido al fin un año incomparable con nada semejante que hubiésemos vivido en la era moderna. Nos dimos cuenta de lo frágiles que somos, pero también de lo verdaderamente importante que es la salud y la familia; la maravilla de los pequeños detalles y la oportunidad de estar juntos y juntas.

Al hablar de la familia, estos años nos han permitido recordar el valor y la grandeza que tiene esta institución. Pudimos ver y constatar el poder de las relaciones, del apoyo, de la alegría que provoca ayudar a alguien más, de poder apoyarle con pequeñas grandes cosas.

Nos dimos cuenta de todo lo que tenemos y que no cuesta dinero.

Al ver todo eso en retrospectiva, creo que como sociedad, y a pesar de las dramáticas cifras que retratan los estragos causados por la pandemia, tenemos muchas oportunidades de hacer las cosas mejor que como las hacíamos y de retomar todo lo bueno que nos dejó esta pandemia, como ver la infinita resiliencia de nuestra niñez. De ahí, ojalá nunca olvidemos el involucramiento en el aprendizaje, en las emociones de nuestras niñas y niños, en la cercanía, el apoyo y la solidaridad. En el poder de las relaciones (porque juntos llegamos siempre más lejos) y en el verdadero valor de las instituciones que nos forman, que son la familia y la escuela.

https://www.muxed.mx/blog/loque-tenemos

*Silvia A. Ojeda Espejel. Integrante de MUxED. Comunicóloga Educativa, especialista en Desarrollo Cognoscitivo y Maestra en Educación. Responsable del Instituto Natura México. Apasionada de la educación desde hace más de 20 años y comprometida por hacer un mundo mejor. Casada con Beto hace 17 años. Mamá de Mariana y Ximena. Le encanta correr, hacer pan y estudia cello con la ilusión de un día tocar dignamente la suite No. 1 de Bach.

 

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/el-ano-en-el-que-nos-dimos-cuenta-de-todo-lo-que-tenemos/

Comparte este contenido:

Patriarcado y neoliberalismo cultural: la ofensiva perfecta

Por: Silvia Carrasco

El neoliberalismo, cuyo propósito es la mercantilización absoluta de la vida humana, se camufla apelando a la libre elección, a los deseos subjetivos o al sentimiento identitario. Son expresiones culturales, aparentemente de izquierdas, que actualizan una explotación que afecta, principalmente, a las mujeres.

El patriarcado es la institución más antigua que conocemos en la historia de la Humanidad. En cualquiera de sus formas y manifestaciones, la dominación física, económica, política y simbólica de las mujeres atraviesa todas las sociedades, culturas y épocas hasta nuestros días. Y todas las culturas que conocemos, tanto las que nos han precedido como la nuestra y sus contemporáneas, han hecho una magnífica labor naturalizando la subordinación a partir de la diferencia sexual entre mujeres y hombres, a través de la socialización basada en roles, comportamientos y marcadores diversos. A este conjunto de normas, prácticas y valores que conforman y condicionan las experiencias de ser mujeres y hombres culturalmente específicos lo llamamos género. El género es un concepto analítico y, a la vez, el mecanismo de reproducción del patriarcado. Porque el patriarcado persiste y se reinventa, como todos los sistemas de relaciones de poder. Aplicando la lúcida distinción de Alicia Puleo[1], en la mayoría de los países del mundo sigue vigente como coerción, donde la inferioridad y la sujeción de las mujeres es legal. Y en aquellos en los que supuestamente disfrutamos de igualdad ante la ley, no solo el patriarcado de consentimiento disciplina diariamente a las mujeres –abandonadas por la interiorización de sus mecanismos– de mil maneras, sino que, además, se rearma como parte de una ofensiva que intenta eliminar a las mujeres como sujetos de derecho.

No debería sorprendernos que las grandes corrientes del pensamiento y la acción política marxistas, y quienes las han desarrollado, hayan tenido serias dificultades para deshacerse y distanciarse críticamente del patriarcado, pues todo lo impregna a la hora de intentar comprender el mundo y proponer formas alternativas de organizar la sociedad. Pero sería esperable encontrar la superación de este lastre en las aportaciones más recientes, las ecosocialistas: perspectivas holísticas situadas en la búsqueda de un sistema-mundo basado en la justicia global en todas sus dimensiones; es decir, una justicia global alejada de la ingenuidad utópica de tiempos anteriores a la constatación del daño ya irreversible causado en el Planeta, tanto como del crecimiento ilimitado al servicio del beneficio corporativo.

Sin embargo, la estrategia cultural del neoliberalismo actualiza como nunca los mecanismos del patriarcado y parece suspender la capacidad de análisis progresista que se aplica, en cambio, con éxito a la economía política de la globalización. El neoliberalismo cultural se podría definir como el conjunto de disposiciones y actitudes favorables al neoliberalismo económico y al debilitamiento del Estado promovidas por medio de la cultura de masas y todos sus medios de penetración. Es la agenda ideológica que convierte en aceptable la expansión ilimitada del mercado, y para lograrlo rompe los instrumentos de la articulación política colectiva y la solidaridad social necesarias con que poder hacerle frente.

Las máscaras del neoliberalismo cultural camuflan y resignifican la explotación extractivista que convierte hasta la última célula de los cuerpos de las mujeres en materia prima del mercado de la vida, habiendo colonizado a la izquierda política con el núcleo de su engaño. Como conversos, ideólogos y políticos “de izquierdas” consagran la explotación de las mujeres (piénsese en la prostitución o en el alquiler de los úteros) como el súmmum de los nuevos derechos, como si esas prácticas fueran bendecidas por los mantras de la libertad de elección y los deseos subjetivos. Repiten que no es lo mismo vender un riñón para pagar deudas –algo inadmisible moral y políticamente– que aceptar dinero por dejarse penetrar “si la mujer lo decide”, una mujer cuya dignidad se convierte en ajena a la dignidad propia de quien emite el juicio. Porque las mujeres no somos ciudadanas iguales en el imaginario patriarcal, por eso somos víctimas más invisibles. Pero vayamos por partes.

Como materialistas, sabemos que la primera acumulación por desposesión en la historia de la Humanidad es la del acceso sexual y la apropiación de la capacidad reproductiva de las mujeres a manos de los hombres, mucho antes de que la hegemonía del capital sobre la naturaleza y sobre el trabajo definieran el capitalismo neoliberal en las últimas décadas del siglo XX. La agenda feminista es indisociable de todo proyecto emancipador de la humanidad, que no es tal si no comienza por erradicar los mecanismos y los efectos de aquella primera acumulación, la desigualdad más antigua, abrumadora y transversal, la subordinación de las mujeres. El ecosocialismo, síntesis del socialismo y el ecologismo político, denuncia el doble carácter injusto y depredador de un modelo de producción y organización del mundo insostenible.

El ecosocialismo y, en general, toda la izquierda autodenominada transformadora, así como el feminismo, constituirían, por tanto, un proyecto político alternativo a la mercantilización de la vida humana en cualquiera de sus formas. Deberían representar la esperanza de hacer más justo el mundo que compartimos, deteniendo y revirtiendo el extractivismo y la explotación del planeta y de la Humanidad –incluidas las mujeres, claro está–. Pero las propuestas políticas concretas que formula esta izquierda parecen haber abandonado el análisis materialista de la realidad en lo que se refiere a la emancipación de las mujeres, abandonando en paralelo buena parte de la agenda feminista.

Sin embargo, una izquierda transformadora, que enarbola la bandera de lo verdelo rojo y lo morado, es del todo irreconciliable con la explotación sexual y reproductiva de las mujeres, que se basa en el extractivismo aplicado a nuestros cuerpos. Lo esperable sería que luchara enconadamente contra las industrias globales que promocionan la demanda de mujeres y niñas como objetos sexuales al servicio de los hombres. ¿Qué ocurre con esa pornografía que se satisface por medio de la trata? Comprendiendo como comprende el funcionamiento del mercado y el consumo, la izquierda debería denunciar cómo se reproduce la posición subalterna y cosificada de las mujeres en las mentes de los adolescentes y los jóvenes por medio del negocio criminal de la pornografía, que les induce a excitarse con el sometimiento violento de niñas y mujeres. Debería comprender, más que ninguna otra posición política, que la igualdad entre mujeres y hombres es incompatible con la mercantilización de las relaciones y que el consentimiento de las mujeres no es más que el precio de la supervivencia en la mayor de las desigualdades. ¿Qué clase de trabajo devalúa a la trabajadora con los años y la “experiencia”? ¿En cuál otro trabajo la alienación del propio cuerpo, la disociación inducida por el consumo de drogas, es la única posibilidad de mantener el empleo?

Porque ni los hombres tienen derecho a consumir cuerpos de mujeres pobres que no les desean, ni los hombres y mujeres ricos tienen derecho a consumir cuerpos de mujeres en situaciones precarias de todo el mundo con tecnologías reproductivas al servicio de un derecho inexistente a ser padres, socavando su salud con hormonaciones intensivas y embarazos indeseables. La izquierda debería ser la abanderada de la lucha contra el comercio mundial que convierte el derecho de los niños a tener una familia en compraventa de bebés encargados a la carta y gestados por mujeres empobrecidas.

El ecosocialismo como filosofía política es la antítesis de las ideas que sustentan estas prácticas. Otro tanto hay que decir de un feminismo que no lo es cuando se conjuga en plural –feminismo(s)– para defender prácticas como las antes referidas. Pero las formaciones políticas que ahora representan estas tendencias han sido las primeras víctimas de la gran operación de resignificación del análisis y la lucha feminista en los últimos años. La expansión y consolidación del capitalismo neoliberal, desterritorializado y desregulado, se impone más fácilmente a partir de las teorías identitarias que promueven la subjetividad individual y disocian la experiencia subjetiva de toda realidad material, incluida la realidad material del sexo. Aún más si se presentan con el discurso de la transgresión liberadora o el de los derechos humanos. Y como todo lo que tiene que ver con el origen de la opresión patriarcal, la cuestión del sexo, a quienes les afecta en primer lugar es a las mujeres.

Así como en una pesadilla que sintetiza Un mundo feliz de Huxley y 1984 de Orwell, cuando nos hemos convertido en la materia prima de las actividades criminales más lucrativas del mundo, las mujeres somos reducidas a funciones fisiológicas por un lenguaje que nos borra: “cuerpos menstruantes”, “cuerpos gestantes”, etc. Decía recientemente Eva Borreguero en El País (8/06/22) que la invisibilización social de las mujeres a manos de los talibanes tiene el mismo efecto que referirse a las mujeres como “personas con vagina”, pues son viejas y nuevas formas de borrarlas. De esta manera, el género y todos sus artificios ya no son opresión, sino que se perciben como expresión de la identidad.

En la misma línea, se puede interpretar ahora, con diversas leyes en la mano, que la infancia libre de limitaciones sexistas que no reproduce roles tradicionales ni preferencias antiguas, puede ser indicativa de haber nacido en “un cuerpo equivocado”. Y que ese cuerpo debe ser hormonado y mutilado para encajar, creando dependencia farmacológica de por vida para alcanzar su verdadera identidad (por cierto, esta tendencia afecta a tres chicas de cada cuatro casos sin que ello haya constituido una señal de alarma política y social hasta el momento). Por otra parte, la prostitución ya no es cosificación y explotación, sino trabajo sexual empoderante. Y la lista sigue: la explotación reproductiva se convierte en altruismo; la ficción legal y médica de la transexualidad se convierte en un derecho a cambiar el sexo registral sin filtro ni límite alguno, con todas sus consecuencias, ocupando los espacios de las mujeres y suplantándolas; y la violencia contra las mujeres, que es la principal herramienta del patriarcado para reproducir la subordinación social y cultural a pesar de la igualdad formal que establecen las leyes, pasa a ser violencia contra una identidad sentida: puede considerarse víctima de ella todo hombre que se declare mujer. La contradicción más flagrante es que las propias bases de la emancipación de las mujeres y de las políticas de igualdad impulsadas por la izquierda se convierten ahora en papel mojado.

Una izquierda transformadora debería ser, por definición, contraria a la falacia de la libre elección, resucitada por el neoliberalismo hace cuarenta años a pesar de haber sido desmontada por el marxismo hace casi doscientos. El propio cuerpo no es un activo de mercado y la lucha colectiva no es ni una suma de subjetividades ni, mucho menos, un repertorio de deseos inducidos por el mercado y centrados en el individuo. ¿Cuál es entonces la alternativa ideológica al beneficio de las grandes corporaciones, de las opciones que dicen representar el ecosocialismo y los autodenominados feminismos, si abrazan su cultura?

Aquella célebre contradicción secundaria de la que hablábamos, que siempre debía esperar a la resolución de los conflictos capital-trabajo, se ha liquidado por la vía de considerar obsoleta la agenda feminista, renunciando a alcanzarla. De un plumazo, se menosprecia una tradición política, intelectual y de lucha de los últimos trescientos años en un momento de retroceso en el que los hombres jóvenes se adhieren al negacionismo de la violencia patriarcal de la derecha, o al borrado de las mujeres de esta izquierda impostora. La reacción del movimiento feminista, tal y como ha ocurrido en todas las ofensivas patriarcales de la historia, es objeto de burla, persecución, silencio e indiferencia cómplice ante intimidaciones y agresiones por parte de jóvenes cuyas camisetas dicen –sin escandalizar a nadie– “Kill the TERF”. La mordaza y la autocensura revelan el éxito del nuevo orden.

Pero por encima de todo es necesario darse cuenta de que, en esta operación del neoliberalismo cultural, con la resignificación ideológica y la rendición política en la izquierda, es el propio concepto de Estado de derecho el que está en riesgo. Se trata de una ofensiva perfecta que se ceba, en primera instancia, en la persistencia naturalizada del patriarcado porque sus víctimas no importan en la misma medida que los hombres. Ya sabéis, primero vinieron a por las mujeres.

[1] Puleo, Alicia. “Libertad, igualdad, sostenibilidad. Por un ecofeminismo ilustrado”. Isegoría: Revista de Filosofía Moral y Política, nº 38, enero-junio, 2008, 39-59.

Fuente de la información e imagen:  https://www.elviejotopo.com

Comparte este contenido:
Page 9 of 71
1 7 8 9 10 11 71