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Condiciones básicas para garantizar el nuevo marco curricular 2022

Por: Eduardo Grajales 

Las críticas al nuevo Marco Curricular 2022 se han centrado en sus aspectos filosóficos, teleológicos y axiológicos, y en síntesis apuntan a un intento paradójico de ideologizar a la sociedad a través de la educación, sin embargo, poco se ha hablado de su dimensión pedagógica y de las posibilidades de su materialización en las aulas, desde la perspectiva de las y los maestros.

Traigo esto a colación porque es importante destacar que ningún proyecto educativo verá la luz si no existe un magisterio convencido y apropiado de los nuevos conceptos, y sobre todo habilitado en una metodología acorde a tal fin, lo cual no se vislumbra en las condiciones actuales del plan piloto del Marco.

Y es que los esfuerzos de la autoridad educativa se centraron en construir la arquitectura ideológica del plan educativo, pero poco se ocuparon en desarrollar metodologías e instrumentos didácticos prácticos que les permita a las y los maestros aterrizar los nuevos conocimientos que ayudarán a lograr los objetivos pedagógicos que se plantean difusamente.

A decir de su contenido y de las críticas que se le han hecho al plan por parte de especialistas en la materia, el nuevo proyecto está colmado de conceptos controvertidos como “decolonización”, por citar alguno, que para los maestros son hasta ahora complejos y alejados de su realidad, lo que resta posibilidades a esta apuesta educativa de la Cuarta Transformación.

Si a ello le agregamos el subejercicio en los presupuestos de capacitación docente, y el poco tiempo que se consideró para actualizar a las bases magisteriales, con el silencio cómplice del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, se complican la posibilidad de que el Marco logre resultados efectivos, y con ello también las posibilidades de que la Reforma Educativa 2019 consolide la anhelada excelencia educativa, eje central que garantiza el derecho educativo de los mexicanos.

En ese contexto la nueva titular de la SEP tendrá entre sus prioridades el implementar un proyecto de acercamiento político con las diversas facciones que integran al SNTE, a fin de convencerlos y prepararlos en este nuevo proyecto.

El esfuerzo de la nueva funcionaria demandará no sólo su capacidad política de articulación -que no tuvieron la maestra Delfina Gómez y su antecesor, el maestro Esteban Moctezuma- sino además de la implementación urgente del presupuesto pasivo de la SEP, pero bien fiscalizado, para evitar la corrupción típica en nuestro país.

De esta manera se podrían garantizar las condiciones mínimas para que el Marco 2022 se legitime en el magisterio y estos, como se ha dicho, garanticen paulatinamente su materialización en las aulas, a través de un enfoque pedagógico que será determinante y que hasta ahora es poco conocido por los docentes.

Caso contrario el Marco quedará como un esfuerzo más que se sumará a la lista de intentos infructuosos y despilfarradores de modernización educativa y que no han trascendido por falta de capacidad y de estrategia, como el modelo Socialista en la Educación, el Nuevo Modelo Educativo, la Modernización de la Educación Básica, Enciclomedia, entre otros.

De tal manera que el éxito de este proyecto no sólo depende de una filosofía bien estructurada, sino que ésta sea legitimada, consensuada y aterrizada con una metodología eficaz que garantice que el currículum que llegue a las aulas sea el oficial y no el oculto, como se acostumbra en las miles de aulas mexicanas donde dentro de poco circularán absurdamente tres currículos (Plan de Estudios 2011, 2019, proyecto educativo de la CNTE, Marco 2022) y donde todos se siguen impartiendo como mejor se considera. Y los resultados están a la vista.

Fuente de la información: https://www.educacionfutura.org

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México: El año en el que nos dimos cuenta de todo lo que tenemos

El año en el que nos dimos cuenta de todo lo que tenemos

Silvia A. Ojeda Espejel

El reto

Cuando me postulé para escribir este artículo estaba muy entusiasmada con la posibilidad de compartir muchas de las reflexiones que he hecho desde 2020. Al paso de los días, caí en la cuenta de la dificultad de hacer una reflexión medianamente profunda (o al menos sincera) sobre la huella y los retos que me ha dejado la pandemia, en mi caso hablando desde el privilegio.  El mío y tal vez el de la mayoría de quienes me estarán leyendo. Y no solo eso: escribe una mujer que considera que los últimos dos años de su vida son de los más maravillosos que he vivido.

Dicho lo anterior, y quizá a manera de justificar las limitaciones de este texto, pensé que era más honesto escribir sobre lo que me di cuenta que tenemos la mayoría, porque también tengo la fortuna de poder mirar otras realidades diferentes a la propia. Así que, aún con mis lentes, comencé a escribir.

Las cifras

Antes de la pandemia, había poco más de 4 millones de niños y niñas fuera de la escuela y uno de cada tres niños y niñas llegaba a 3º de primaria sin dominar los aprendizajes fundamentales de lengua y matemáticas. Hoy, según el estudio realizado por México Evalúa y la escuela de Gobierno y Transformación Pública del ITESM, sabemos que la pérdida de aprendizajes durante la pandemia ha sido, en promedio, mayor de un grado escolar, y la retirada de la escuela de más de medio millón de estudiantes se sumó a los millones que ya estaban fuera, señalados arriba.

Adicionalmente, en un comunicado del 8 de septiembre de 2021 publicado en el marco del día mundial para la prevención del suicidio (10 de septiembre), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señala que en el año 2020 sucedieron 7,818 fallecimientos por lesiones autoinfligidas en el país. Esta cifra representa 0.7% del total de muertes en el año y refleja que la tasa de suicidio es más alta en el grupo de jóvenes de 18 a 29 años, ya que se presentan 10.7 decesos por esta causa, por cada 100,000 jóvenes.

Así, esta pandemia puso una presión importante en la salud mental de niños jóvenes y adultos, que tan olvidada estuvo durante décadas; aunque hoy la reconozcamos como parte integral de la salud general de las personas.

El día a día

Regresando al ámbito educativo y, de forma particular a la educación básica, mientras millones de personas se debatieron entre el desempleo, la enfermedad, los problemas económicos, la desesperación, la falta de oportunidades, la ansiedad, el miedo, además del encierro, los estudiantes fueron testigos impotentes del cierre de escuelas, las clases a distancia y de un inmenso abandono del mundo de los adultos para con la infancia.

En el marco de este triste panorama se asomó una inesperada gran oportunidad para algunos padres y madres de familia de involucrarnos un poco (o un mucho) más en el aprendizaje de nuestros hijos e/o hijas. Pudimos mirar los enormes esfuerzos de sus profesores y profesoras, directivos escolares y otras autoridades educativas que realmente hicieron lo necesario para que niñas y niños siguieran aprendiendo. Pudimos constatar la magia de ese proceso de enseñanza y aprendizaje de manera cercana, desde una trinchera diferente a la que nos tocó cuando fuimos estudiantes.

Se organizaron colectivos de padres y madres de familia atentos no solo a los procesos administrativos. Comenzaron conversaciones sobre las clases a distancia y una verdadera atención sobre los avances que niñas y niños mostraban, así como sobre las competencias docentes necesarias para impartir clases, en general y en las nuevas modalidades.

Maestras y maestros, que quizá nunca antes habían sido sujetos de la atención familiar, empezaron a figurar en las conversaciones de los hogares, sobre todo si daban ejemplo de un buen uso del tiempo, manejo del grupo y lograban que sus estudiantes se interesaran en diversas temáticas. Hubo quienes trajeron clases preparadas (en el caso de las clases virtuales) y también hubo maestras y maestros emblemáticos (como los del premio ABC de Mexicanos Primero) que sacaron lo mejor de sus estudiantes con herramientas a distancia o con clases periódicas cuando las posibilidades de conectividad eran limitadas. Hubo maestros que trabajaron con la dificultad de la discapacidad, de la falta de conectividad, en ambientes adversos, pero con la confianza de que podían hacer su mejor papel para sus estudiantes, que realmente les necesitaban más que nunca.

Algunos pudimos acompañar hitos excepcionales del aprendizaje de nuestros niños y niñas: los comienzos de la alfabetización en algunos casos, incluyendo el momento mágico en que le cambia la cara a una criatura porque al final entendió y comprendió lo que sus ojos veían y comenzó finalmente a leer. Repasos de las tablas de multiplicar, las fracciones y para los más grandes, el álgebra, el cálculo y todos los retos de las matemáticas.

También nos pudimos asomar a las clases de educación física y observar la destreza (o no) de nuestros hijos e hijas. Vivimos la magia de los primeros reencuentros y la alegría (y energía) de los abrazos. Algunos nos dimos cuenta de cuánto disfrutamos la compañía de nuestros seres queridos y cuánto nos gusta estar cerca; algunos otros nos dimos cuenta de cuánto nos hacía falta estar solos y organizar nuestro tiempo sin las presiones del exterior.

Al igual que los adultos, muchos jóvenes se dieron cuenta que la vida es mejor en compañía de otros y también que la soledad es, en ocasiones, una mala consejera. Para muchos, la escuela se convirtió en un refugio al cual añoraban regresar, en el que se dieron cuenta de que sí querían estar.

Hubo quienes estuvimos cerca de los primeros indicios del comienzo de la adolescencia. Ver las caritas de inquietud, de entusiasmo, de duda y también de apatía y tristeza. Pudimos vivir de cerca los cierres de ciclo escolar con la alegría de haber concluido al fin un año incomparable con nada semejante que hubiésemos vivido en la era moderna. Nos dimos cuenta de lo frágiles que somos, pero también de lo verdaderamente importante que es la salud y la familia; la maravilla de los pequeños detalles y la oportunidad de estar juntos y juntas.

Al hablar de la familia, estos años nos han permitido recordar el valor y la grandeza que tiene esta institución. Pudimos ver y constatar el poder de las relaciones, del apoyo, de la alegría que provoca ayudar a alguien más, de poder apoyarle con pequeñas grandes cosas.

Nos dimos cuenta de todo lo que tenemos y que no cuesta dinero.

Al ver todo eso en retrospectiva, creo que como sociedad, y a pesar de las dramáticas cifras que retratan los estragos causados por la pandemia, tenemos muchas oportunidades de hacer las cosas mejor que como las hacíamos y de retomar todo lo bueno que nos dejó esta pandemia, como ver la infinita resiliencia de nuestra niñez. De ahí, ojalá nunca olvidemos el involucramiento en el aprendizaje, en las emociones de nuestras niñas y niños, en la cercanía, el apoyo y la solidaridad. En el poder de las relaciones (porque juntos llegamos siempre más lejos) y en el verdadero valor de las instituciones que nos forman, que son la familia y la escuela.

https://www.muxed.mx/blog/loque-tenemos

*Silvia A. Ojeda Espejel. Integrante de MUxED. Comunicóloga Educativa, especialista en Desarrollo Cognoscitivo y Maestra en Educación. Responsable del Instituto Natura México. Apasionada de la educación desde hace más de 20 años y comprometida por hacer un mundo mejor. Casada con Beto hace 17 años. Mamá de Mariana y Ximena. Le encanta correr, hacer pan y estudia cello con la ilusión de un día tocar dignamente la suite No. 1 de Bach.

 

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/el-ano-en-el-que-nos-dimos-cuenta-de-todo-lo-que-tenemos/

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Patriarcado y neoliberalismo cultural: la ofensiva perfecta

Por: Silvia Carrasco

El neoliberalismo, cuyo propósito es la mercantilización absoluta de la vida humana, se camufla apelando a la libre elección, a los deseos subjetivos o al sentimiento identitario. Son expresiones culturales, aparentemente de izquierdas, que actualizan una explotación que afecta, principalmente, a las mujeres.

El patriarcado es la institución más antigua que conocemos en la historia de la Humanidad. En cualquiera de sus formas y manifestaciones, la dominación física, económica, política y simbólica de las mujeres atraviesa todas las sociedades, culturas y épocas hasta nuestros días. Y todas las culturas que conocemos, tanto las que nos han precedido como la nuestra y sus contemporáneas, han hecho una magnífica labor naturalizando la subordinación a partir de la diferencia sexual entre mujeres y hombres, a través de la socialización basada en roles, comportamientos y marcadores diversos. A este conjunto de normas, prácticas y valores que conforman y condicionan las experiencias de ser mujeres y hombres culturalmente específicos lo llamamos género. El género es un concepto analítico y, a la vez, el mecanismo de reproducción del patriarcado. Porque el patriarcado persiste y se reinventa, como todos los sistemas de relaciones de poder. Aplicando la lúcida distinción de Alicia Puleo[1], en la mayoría de los países del mundo sigue vigente como coerción, donde la inferioridad y la sujeción de las mujeres es legal. Y en aquellos en los que supuestamente disfrutamos de igualdad ante la ley, no solo el patriarcado de consentimiento disciplina diariamente a las mujeres –abandonadas por la interiorización de sus mecanismos– de mil maneras, sino que, además, se rearma como parte de una ofensiva que intenta eliminar a las mujeres como sujetos de derecho.

No debería sorprendernos que las grandes corrientes del pensamiento y la acción política marxistas, y quienes las han desarrollado, hayan tenido serias dificultades para deshacerse y distanciarse críticamente del patriarcado, pues todo lo impregna a la hora de intentar comprender el mundo y proponer formas alternativas de organizar la sociedad. Pero sería esperable encontrar la superación de este lastre en las aportaciones más recientes, las ecosocialistas: perspectivas holísticas situadas en la búsqueda de un sistema-mundo basado en la justicia global en todas sus dimensiones; es decir, una justicia global alejada de la ingenuidad utópica de tiempos anteriores a la constatación del daño ya irreversible causado en el Planeta, tanto como del crecimiento ilimitado al servicio del beneficio corporativo.

Sin embargo, la estrategia cultural del neoliberalismo actualiza como nunca los mecanismos del patriarcado y parece suspender la capacidad de análisis progresista que se aplica, en cambio, con éxito a la economía política de la globalización. El neoliberalismo cultural se podría definir como el conjunto de disposiciones y actitudes favorables al neoliberalismo económico y al debilitamiento del Estado promovidas por medio de la cultura de masas y todos sus medios de penetración. Es la agenda ideológica que convierte en aceptable la expansión ilimitada del mercado, y para lograrlo rompe los instrumentos de la articulación política colectiva y la solidaridad social necesarias con que poder hacerle frente.

Las máscaras del neoliberalismo cultural camuflan y resignifican la explotación extractivista que convierte hasta la última célula de los cuerpos de las mujeres en materia prima del mercado de la vida, habiendo colonizado a la izquierda política con el núcleo de su engaño. Como conversos, ideólogos y políticos “de izquierdas” consagran la explotación de las mujeres (piénsese en la prostitución o en el alquiler de los úteros) como el súmmum de los nuevos derechos, como si esas prácticas fueran bendecidas por los mantras de la libertad de elección y los deseos subjetivos. Repiten que no es lo mismo vender un riñón para pagar deudas –algo inadmisible moral y políticamente– que aceptar dinero por dejarse penetrar “si la mujer lo decide”, una mujer cuya dignidad se convierte en ajena a la dignidad propia de quien emite el juicio. Porque las mujeres no somos ciudadanas iguales en el imaginario patriarcal, por eso somos víctimas más invisibles. Pero vayamos por partes.

Como materialistas, sabemos que la primera acumulación por desposesión en la historia de la Humanidad es la del acceso sexual y la apropiación de la capacidad reproductiva de las mujeres a manos de los hombres, mucho antes de que la hegemonía del capital sobre la naturaleza y sobre el trabajo definieran el capitalismo neoliberal en las últimas décadas del siglo XX. La agenda feminista es indisociable de todo proyecto emancipador de la humanidad, que no es tal si no comienza por erradicar los mecanismos y los efectos de aquella primera acumulación, la desigualdad más antigua, abrumadora y transversal, la subordinación de las mujeres. El ecosocialismo, síntesis del socialismo y el ecologismo político, denuncia el doble carácter injusto y depredador de un modelo de producción y organización del mundo insostenible.

El ecosocialismo y, en general, toda la izquierda autodenominada transformadora, así como el feminismo, constituirían, por tanto, un proyecto político alternativo a la mercantilización de la vida humana en cualquiera de sus formas. Deberían representar la esperanza de hacer más justo el mundo que compartimos, deteniendo y revirtiendo el extractivismo y la explotación del planeta y de la Humanidad –incluidas las mujeres, claro está–. Pero las propuestas políticas concretas que formula esta izquierda parecen haber abandonado el análisis materialista de la realidad en lo que se refiere a la emancipación de las mujeres, abandonando en paralelo buena parte de la agenda feminista.

Sin embargo, una izquierda transformadora, que enarbola la bandera de lo verdelo rojo y lo morado, es del todo irreconciliable con la explotación sexual y reproductiva de las mujeres, que se basa en el extractivismo aplicado a nuestros cuerpos. Lo esperable sería que luchara enconadamente contra las industrias globales que promocionan la demanda de mujeres y niñas como objetos sexuales al servicio de los hombres. ¿Qué ocurre con esa pornografía que se satisface por medio de la trata? Comprendiendo como comprende el funcionamiento del mercado y el consumo, la izquierda debería denunciar cómo se reproduce la posición subalterna y cosificada de las mujeres en las mentes de los adolescentes y los jóvenes por medio del negocio criminal de la pornografía, que les induce a excitarse con el sometimiento violento de niñas y mujeres. Debería comprender, más que ninguna otra posición política, que la igualdad entre mujeres y hombres es incompatible con la mercantilización de las relaciones y que el consentimiento de las mujeres no es más que el precio de la supervivencia en la mayor de las desigualdades. ¿Qué clase de trabajo devalúa a la trabajadora con los años y la “experiencia”? ¿En cuál otro trabajo la alienación del propio cuerpo, la disociación inducida por el consumo de drogas, es la única posibilidad de mantener el empleo?

Porque ni los hombres tienen derecho a consumir cuerpos de mujeres pobres que no les desean, ni los hombres y mujeres ricos tienen derecho a consumir cuerpos de mujeres en situaciones precarias de todo el mundo con tecnologías reproductivas al servicio de un derecho inexistente a ser padres, socavando su salud con hormonaciones intensivas y embarazos indeseables. La izquierda debería ser la abanderada de la lucha contra el comercio mundial que convierte el derecho de los niños a tener una familia en compraventa de bebés encargados a la carta y gestados por mujeres empobrecidas.

El ecosocialismo como filosofía política es la antítesis de las ideas que sustentan estas prácticas. Otro tanto hay que decir de un feminismo que no lo es cuando se conjuga en plural –feminismo(s)– para defender prácticas como las antes referidas. Pero las formaciones políticas que ahora representan estas tendencias han sido las primeras víctimas de la gran operación de resignificación del análisis y la lucha feminista en los últimos años. La expansión y consolidación del capitalismo neoliberal, desterritorializado y desregulado, se impone más fácilmente a partir de las teorías identitarias que promueven la subjetividad individual y disocian la experiencia subjetiva de toda realidad material, incluida la realidad material del sexo. Aún más si se presentan con el discurso de la transgresión liberadora o el de los derechos humanos. Y como todo lo que tiene que ver con el origen de la opresión patriarcal, la cuestión del sexo, a quienes les afecta en primer lugar es a las mujeres.

Así como en una pesadilla que sintetiza Un mundo feliz de Huxley y 1984 de Orwell, cuando nos hemos convertido en la materia prima de las actividades criminales más lucrativas del mundo, las mujeres somos reducidas a funciones fisiológicas por un lenguaje que nos borra: “cuerpos menstruantes”, “cuerpos gestantes”, etc. Decía recientemente Eva Borreguero en El País (8/06/22) que la invisibilización social de las mujeres a manos de los talibanes tiene el mismo efecto que referirse a las mujeres como “personas con vagina”, pues son viejas y nuevas formas de borrarlas. De esta manera, el género y todos sus artificios ya no son opresión, sino que se perciben como expresión de la identidad.

En la misma línea, se puede interpretar ahora, con diversas leyes en la mano, que la infancia libre de limitaciones sexistas que no reproduce roles tradicionales ni preferencias antiguas, puede ser indicativa de haber nacido en “un cuerpo equivocado”. Y que ese cuerpo debe ser hormonado y mutilado para encajar, creando dependencia farmacológica de por vida para alcanzar su verdadera identidad (por cierto, esta tendencia afecta a tres chicas de cada cuatro casos sin que ello haya constituido una señal de alarma política y social hasta el momento). Por otra parte, la prostitución ya no es cosificación y explotación, sino trabajo sexual empoderante. Y la lista sigue: la explotación reproductiva se convierte en altruismo; la ficción legal y médica de la transexualidad se convierte en un derecho a cambiar el sexo registral sin filtro ni límite alguno, con todas sus consecuencias, ocupando los espacios de las mujeres y suplantándolas; y la violencia contra las mujeres, que es la principal herramienta del patriarcado para reproducir la subordinación social y cultural a pesar de la igualdad formal que establecen las leyes, pasa a ser violencia contra una identidad sentida: puede considerarse víctima de ella todo hombre que se declare mujer. La contradicción más flagrante es que las propias bases de la emancipación de las mujeres y de las políticas de igualdad impulsadas por la izquierda se convierten ahora en papel mojado.

Una izquierda transformadora debería ser, por definición, contraria a la falacia de la libre elección, resucitada por el neoliberalismo hace cuarenta años a pesar de haber sido desmontada por el marxismo hace casi doscientos. El propio cuerpo no es un activo de mercado y la lucha colectiva no es ni una suma de subjetividades ni, mucho menos, un repertorio de deseos inducidos por el mercado y centrados en el individuo. ¿Cuál es entonces la alternativa ideológica al beneficio de las grandes corporaciones, de las opciones que dicen representar el ecosocialismo y los autodenominados feminismos, si abrazan su cultura?

Aquella célebre contradicción secundaria de la que hablábamos, que siempre debía esperar a la resolución de los conflictos capital-trabajo, se ha liquidado por la vía de considerar obsoleta la agenda feminista, renunciando a alcanzarla. De un plumazo, se menosprecia una tradición política, intelectual y de lucha de los últimos trescientos años en un momento de retroceso en el que los hombres jóvenes se adhieren al negacionismo de la violencia patriarcal de la derecha, o al borrado de las mujeres de esta izquierda impostora. La reacción del movimiento feminista, tal y como ha ocurrido en todas las ofensivas patriarcales de la historia, es objeto de burla, persecución, silencio e indiferencia cómplice ante intimidaciones y agresiones por parte de jóvenes cuyas camisetas dicen –sin escandalizar a nadie– “Kill the TERF”. La mordaza y la autocensura revelan el éxito del nuevo orden.

Pero por encima de todo es necesario darse cuenta de que, en esta operación del neoliberalismo cultural, con la resignificación ideológica y la rendición política en la izquierda, es el propio concepto de Estado de derecho el que está en riesgo. Se trata de una ofensiva perfecta que se ceba, en primera instancia, en la persistencia naturalizada del patriarcado porque sus víctimas no importan en la misma medida que los hombres. Ya sabéis, primero vinieron a por las mujeres.

[1] Puleo, Alicia. “Libertad, igualdad, sostenibilidad. Por un ecofeminismo ilustrado”. Isegoría: Revista de Filosofía Moral y Política, nº 38, enero-junio, 2008, 39-59.

Fuente de la información e imagen:  https://www.elviejotopo.com

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No hables con extraños

Por: Flor de la V/ pagina12

Reflexiones sobre los cuidados para evitar el Grooming

Ya estamos promediando las vacaciones de invierno en Buenos Aires y puedo decir que en casa, por suerte, venimos sobrellevando bien la situación. Es que para algunas familias es un momento de descanso y placer, mientras que otras enloquecen con la logística de qué hacer con lxs niñxs en esos días de receso mientras resuelven su cotidianeidad laboral sin el soporte fundamental del colegio.

Cuando iba a la escuela, confieso que yo nunca quería que comenzaran las clases. Jamás me fui a ningún lado de vacaciones de invierno, lo único que recuerdo es que disfrutaba de las tardes con amigxs. Mi viejo laburaba y no lo veía preocupado por hacernos planes como les adultes de ahora. Los padres y madres de antes eran más fríos, más despreocupados (o quizá sea que los de ahora somos muy culposos).

Cada tanto, con un poco de suerte, una tía nos llevaba a ver la película taquillera del momento, ¡eso sí que era un planazo! Yo me arreglaba con la escondida o con el patinaje: podía estar horas porque me encantaban los patines. No teníamos consola, ni play, ni aplicaciones en el teléfono, como ahora. Nada podía generar el nivel de adicción que provocan los juegos electrónicos de hoy, las redes o YouTube. La mayor adrenalina que una podía experimentar era comer una pastilla de energía en el Pac-Man para poder matar fantasmas azules.

Cuando recuerdo mis épocas de vacaciones, me da muchísima nostalgia el grado de libertad con el que nos movíamos. El peligro podía estar afuera, sí, pero en ese entonces nos prohibían hablar con extraños y en esa frase se resumía todo lo que había que saber. La plaza, la calle eran todavía lugares habitados por niñxs sin demasiada vigilancia adulta. A los 10 años podíamos ir y venir, jugar en la vereda con les vecines sin que nadie nos pusiera un reloj con GPS o un celular con aplicaciones de control. ¿En qué momento lxs niñxs que viven en zonas urbanas perdieron esa posibilidad hermosa? Supongo que fue un proceso paulatino, pero creo que la década de los 90 fue un punto de cambio clave.

La niñez de mis hijes es muy diferente de la que tuve. La situación hizo que no gozaran ni de la mitad de la libertad que tuve yo de chica para ir y venir, para habitar el espacio público con otros nenes y nenas sin control parental. Es una opción que ni siquiera existe para ellxs en esta ciudad, lamentablemente. Como muchos padres, limitamos el juego al ámbito del hogar, que se supone que es el lugar de la seguridad. Sin embargo, esto tampoco es tan cierto.

Por un lado, está la amenaza constante de que las pantallas lxs atrapen y sin que una se dé cuenta, un buen día lo único que les interese es estar viendo videos todo el tiempo o jugando a algún juego superadictivo, perdiendo el interés por todo lo demás. Como dicen por ahí: pasa en las mejores familias. Lo he visto y reconozco que es un punto que me preocupa muchísimo. Por otro lado, no solo existe el riesgo de la dependencia tecnológica, también hay algo de lo que se habla poco: el grooming. Para quienes no conocen el término, la ONG Argentina Cibersegura define como grooming a la situación por la cual un adultx contacta a un menor de edad a través de internet, y mediante la manipulación o el engaño, logra que el niño o niña realicen acciones de índole sexual. En los casos más graves, incluso se produce el contacto físico.

Hace poco leí una nota en la que se detallaba lo fácil que es para un adultx llegar a un niñx y llevarlo a una situación de acoso. Es escalofriante. Cualquiera puede hacerlo con solo tres herramientas: una red social, una aplicación que sirve para convertir una selfie en la cara que uno desee y un juego online que se sepa que consuman niñxs y adolescentes. Los que hacen esto se han vuelto expertos hasta para detectar a sus potenciales víctimas entre quienes demuestran expresiones de tristeza, soledad o enojo en los textos de sus estados o fotografías. Siempre alguien va a caer por el solo hecho de que son muchísimos los chicxs que están en sus hogares sin supervisión o cuyos padres no tienen tanta información. Basta con entrar al chat del juego online y escribir algo así como: «Holasssss. ¿Alguien me explica cómo pasar de pantalla?». Es fundamental estar atentos a esto y tener diálogo con nuestrxs hijxs. Que las reglas de lo que pueden hacer y decir públicamente estén absolutamente claras.

Siempre nuestrxs niñxs y adolescentes van a estar más expuestos al daño porque son más vulnerables. No hay que confiarse en que si están en casa, están protegidxs siempre. En definitiva, por mucho que haya cambiado todo, la frase «no hables con extraños» sigue tan vigente como antes.

Fuente de la información e imagen:    https://www.pagina12.com.ar

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Aspiración e incertidumbre. El Plan de Estudios de Educación Básica 2022

Por: Juan Carlos Silas Casillas, ITESO/Luis Medina Gual, Ibero CDMX 


El Nuevo Marco Curricular 2022 se ha conversado (a veces discutido) en este medio y algunos otros con mayor o menor detalle. Se han ponderado sus alcances, intenciones, qué tan factible es su puesta en marcha, así como los elementos que podrían influir en su nivel de éxito o fracaso en la formación de las nuevas generaciones. El punto de acuerdo parece ser que se trata de una propuesta interesante e inspiradora, que va en sintonía con el discurso de la administración 2018-2024 que resalta el derecho a la educación vinculado a los derechos humanos en su conjunto; también destaca la dignidad humana y la vida colectiva como los factores centrales.

Destaca el papel fundamental del reconocimiento y respeto a toda diversidad y propone lograr la mejora de la comunidad en sintonía con el respeto a todo tipo de formas de vida. Por otra parte, asume que las escuelas y el sistema educativo nacional están llamados a dirigir la acción para alcanzar la emancipación de los estudiantes y su compromiso con la comunidad. Justo en este punto comienzan las tensiones en la manera de comprender e interpretar el marco curricular ya que se reconoce a niñas, niños, adolescentes y jóvenes como sujetos capaces de ejercer sus derechos educativos y humanos en tanto se articulen con las visiones pautadas por el sistema educativo. Se resalta el papel de la escuela como el espacio en que se articula la unidad nacional desde la diversidad, así como el lugar en que dialogan los saberes e identidades. Se habla de que lo común permitirá que los sujetos “construyan escuelas en donde el autogobierno permita el despliegue más libre de sus acciones y del actuar común, dentro de los límites de las reglas de justicia que la sociedad se impone a sí misma” (SEP, 2022, p.14). Esta frase da para mucha discusión y aunque inspira, lleva a comprensiones múltiples e inevitables equívocos (en el sentido etimológico de la palabra). Se propone la actuación de todos bajo lo pautado conceptualmente por el Estado que propone una decolonialidad, emancipadora, promotora de la autonomía, bajo la óptica “oficial”. Este asunto será un elemento de tensión en cada escuela y comunidad.

El Marco curricular retrata un futuro armónico, con imágenes de responsabilidad y respeto mutuo, al que es difícil saber cómo llegar. El texto tiene un aura nacionalista que parece relacionarse con la retórica de la mitad del siglo 20 que, sin embargo, tiene notas de actualización en términos tanto de valoración de las prácticas locales como de vínculos con otras culturas en condiciones de igualdad y subsidiariedad.

Otra actualización de agradecerse es incluir en la argumentación, y esperablemente en la práctica, reflexiones en torno a lo que dejó la pandemia. Es un bosquejo de diagnóstico que apunta a rescatar la trascendencia de las interacciones formativas entre estudiantes, docentes, familia, personal escolar y comunidad. Señalan algunas maneras en que el confinamiento influyó en los aprendizajes no planeados y cómo se puede realizar un vínculo entre la vida cotidiana en comunidad y los aprendizajes escolares. En síntesis, plantean reconocer la vida social de la escuela, replantear el papel instrumental de los planes y programas para resolver asuntos relevantes, reconocer a las/os docentes, reforzar el vínculo con las familias y redimensionar el papel de las tecnologías, entre otras intenciones.

La versión más reciente ya no dedica tantas páginas a su crítica al corte neoliberal de los esquemas formativos anteriores, aunque sigue presente el reclamo por haber fomentado el individualismo y la obcecación por la evaluación competitiva para los alumnos y punitiva para los profesores. Refiere cómo los organismos internacionales han “colonizado” al sistema educativo mexicano y lo ha apartado de su función comunitaria, por lo que es importante ir hacia lo común y el compromiso de corresponsabilidad y coparticipación.

Se dedica mucho espacio a resaltar el papel que desempeñan maestras y maestros no sólo en términos de la promoción de aprendizajes sino también en la construcción de ciudadanía y dinamizadores de la comunidad desde la escuela. La propuesta implica otra antigua aspiración que, sin embargo, cuesta trabajo asir bien, como es la autonomía curricular; especialmente ante la presencia de lineamientos centralmente establecidos.

La parte central se integra por varios elementos entre los que se destacan la comunidad (y sus saberes) como el núcleo de los procesos educativos, la comprensión del aprendizaje como un hecho histórico y contextual, así como el diálogo de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes con la comunidad. Es decir que ya no es el estudiante el único foco de la educación, también lo es la comunidad en que se ubica la escuela. Haciendo un juego de palabras con frases usadas por la propia Secretaría de Educación, es evidente que “La Escuela es Nuestra” y ya no es sólo está “La escuela al centro”, aunque habrá que pasar de lo dicho a los hechos.

Parece haber un énfasis importante en vincular las actividades escolares con la vida en la comunidad y tener al estudiante (niñas, niños, adolescentes y jóvenes) y a los profesores y profesoras como los actores centrales en ese diálogo. Aquí hay que aclarar un malentendido ya que algunos colegas académicos han dicho que lo que se privilegia son los saberes locales en contra de las convenciones científicas, lo que no es correcto; se propone usar lo comunitario para vincular los conocimientos (y supuestos) locales con los hegemónicos y que funcionen como una especie de “pivote” para reflexiones situadas. Al igual que el punto previo, será importante pasar de una idea interesante a una práctica productiva. En este sentido, los saberes locales o comunitarios se plantean como puntos de partida, más no necesariamente de llegada.

En este sentido, se busca posicionar al estudiante frente al presente de su comunidad, un presente resultado del pasado y de la manera en que las dinámicas sociales actuaron (y actúan) en generar lo que caracteriza a su comunidad: injusticia, inequidad, etc. Para ello cada colectivo de estudiantes debe consultar (esperablemente de manera crítica) todas las fuentes posibles que le permitan comprender, para después proponer soluciones. La comunidad será el eje articulador de los procesos educativos y coherente con lo anterior, el documento llega a plantear que la comunidad es también escuela. Busca encontrar lo común desde la diversidad y comprender al mismo tiempo al presente como resultante del pasado, a su vez con vista a un futuro común en mejores condiciones, algo realmente encomiable, aunque francamente difícil de hacer operativo (por lo menos en el corto plazo).

Un elemento que llama al optimismo es emplear la educación como promotora de justicia social, articuladora de prácticas democráticas y generadora de pensamiento crítico y a la escuela como el punto de confluencia de los diversos. La idea de pasar de formadores de “recursos humanos” a “comunidad fortalecida” es muy atractiva, el asunto central es ¿cómo se logra eso?

Este modelo centrado en lo comunitario y con discentes y docentes como articuladores o dinamizadores del cambio comunitario se presta a múltiples interpretaciones. Será necesaria la participación de académicos y miembros de la comunidad para reflexionar en la práctica lo que se debe entender como diálogo escuela-comunidad. Por otro lado, un aspecto central, dado su carácter articulador, es el de la definición de comunidad ¿qué es comunidad? ¿quiénes la integran? ¿cómo se dinamiza? ¿cómo reconozco una cuando la veo? Esto sale a colación porque los ejemplos que mayormente ilustran el trabajo en comunidad, parecen aludir a localidades rurales o semirurales, que son muy importantes, indudablemente, pero no son el único tipo. En este México del siglo 21 tenemos urbes muy complejas que no corresponden a los ejemplos y que seguramente presentarán muchas maneras diferentes de atenderse y desarrollarse. Aquí también será importante reflexionar acerca de cómo se puede entender a la comunidad e incluso desarrollar metodologías concretas en su análisis y propuestas de incidencia. Disculpando el comercial, las universidades e instituciones cercanas al Sistema Universitario Jesuita llevan muchos años reflexionando y proponiendo en esta materia y seguramente tendrán aportaciones importantes.

Por último, es trascendente señalar dos temas torales: la actuación de los docentes y el papel de la evaluación. Con relación a los docentes, hay tres elementos importantes: 1) Se habla mucho de la justa revaloración de los docentes, que ahora estarán asumiendo un papel clave en la transformación social. Su papel ahora se parece mucho a aquellas vasconcelianas misiones culturales y al trabajo para el que se preparaban los docentes de las normales rurales para incidir en la comunidad. Es decir, se les está revalorando al mismo tiempo que se les asigna un muy serio paquete. 2) Se propone mucho la idea de la libertad docente y autonomía curricular, mismas que requerirán tiento y diálogo. Y 3) El esquema de trabajo propuesto requiere de mucho diálogo en el colectivo docente y de un tipo de profesor diferente al que tenemos hoy. Deberá tener otras habilidades, saber cómo vincularse con la comunidad, proponer diálogos de saberes, elegir las formas de llevar a cabo los diálogos, las evaluaciones de lo que dominan los estudiantes como de la situación comunitaria. Y aquí está una de las previsibles futuras tensiones y hasta fuente de conflicto, las escuelas normales no están formando, al menos no completamente, para este tipo de docentes-dinamizadores comunitarios. La USICAMM, es decir, el sistema para la carrera de las maestras y los maestros parece tener otro esquema de valorar la formación y el trabajo docente. Sería interesante ver cómo se incluye el elemento de dinamización comunitaria y del trabajo conjunto de la escuela y la localidad o barrio, en la valoración de los profesores.

Las evaluaciones son “la papa caliente” del marco curricular y merecen una reflexión más serena. Aquí aventuramos dos cosas: 1) Todos sabemos que la evaluación, en la práctica, es el elemento articulador del currículo. Los profesores regularmente carecen de tiempo para planear y desarrollar evaluaciones y suelen necesitar de manera urgente un examen fácil de calificar (como si examen fuera sinónimo de evaluación). La falta de tiempo y otros factores que enfrentan los profesores hacen común ese problema. 2) El Nuevo Marco Curricular pide documentar el proceso de aprendizaje de los alumnos y ya no una evaluación… menos aún una estandarizada de gran escala. Adicionalmente, contar con evaluaciones diagnósticas simultáneamente individuales y colegiadas, que se vinculen con la sistematización de información, que se constituyan en una brújula que oriente el trabajo formativo, etc. son una larga aspiración que, sin embargo, va en ruta de colisión con el uso de estándares nacionales, calificaciones y desempeño de los estudiantes centrado en la nota, como ha sido la práctica usual por décadas. Es un cambio de enfoque, un cambio de cultura, que tendrá tensiones y polarización. Será importante un gran diálogo académico para desarrollar junto con autoridades e instituciones educativas, una mecánica sensata para la documentación, sistematización y análisis de los aprendizajes de los estudiantes, así como su vínculo con la comunidad.

En síntesis, es realmente difícil estar en desacuerdo con lo planteado por el marco curricular y el plan de estudios 2022, el problema es ¿cómo se logra? ¿cuál es el camino?  Es esperable que, como dice el poema, tendremos que hacerlo al andar.

Fuente de la información: https://www.educacionfutura.org

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Mujeres en Educación Media Superior, a nueve años de su obligatoriedad en México

Por: Alejandra Brito / MUxED


Los estudios de educación media superior (EMS) tienen una gran importancia en la configuración de la identidad, las aspiraciones personales y ocupacionales de las mujeres. A nueve años de formar parte de la educación obligatoria, se ofrece una caracterización de este complejo tipo educativo, algunos de sus logros y desafíos.

“Superar el encierro doméstico; moverse entre comunidades y tener la posibilidad de conocer otros mundos; hacer amistad con jóvenes de distintas localidades; participar de otro modo en el trabajo familiar; llevar con cautela la relación de noviazgo; diferir los compromisos relacionados con la maternidad y el matrimonio; participar y hacerse cargo de sí en el espacio púbico” son algunas de las consecuencias que cursar el bachillerato ha tenido en estudiantes mujeres provenientes de comunidades rurales [i].

Por la importancia que los estudios de educación media superior (EMS) tienen en la configuración de la identidad, las aspiraciones personales y ocupacionales de las mujeres, a cien años de la fundación de la SEP no puede faltar una revisión de este tipo educativo.

Históricamente, la primera meta de escolarización en México fue la educación primaria. Conforme aumentaron los resultados de alfabetización y cobertura, aumentaron las ambiciones de proporcionar mayor educación a los mexicanos, así en 1993 se incorporó la educación secundaria a la educación básica, estableciendo nueve años de escolaridad obligatoria (seis años de educación primaria y tres de educación secundaria). Posteriormente, en 2004, se estableció la obligatoriedad de tres grados de educación preescolar y en 2013 la de Educación Media Superior, quedando actualmente una escolaridad obligatoria de 12 años.

Esta ampliación de la educación obligatoria, aunada al crecimiento y comportamiento de la pirámide poblacional repercutieron en la necesidad de hacer un gran esfuerzo como país para ampliar la oferta educativa. Del año lectivo 2008-2009 al ciclo escolar 2018-2019 el número de jóvenes inscritos en Educación Media Superior pasó de poco más de 3.9 millones a 5.2 millones de jóvenes, logrando también un incremento anual promedio de cobertura de 2.9% por una década para pasar 59.3% en el ciclo 2008-2009 a 78.7% en el 2018-2019 [ii y iii].

Con el propósito de incrementar la capacidad para dar atención a la creciente demanda de servicios de educación media superior, una parte importante de la estrategia de gobierno ha consistido en incrementar el número de planteles, los cuales se han duplicado en esta última década, principalmente con el esfuerzo de los gobiernos estatales.

La educación media superior (EMS) a semejanza de la educación superior y a diferencia de la educación básica, está conformada por más de 30 subsistemas cuyo control administrativo y académico responde a diferentes autoridades educativas como son organismos descentralizados de la federación y de las entidades federativas, órganos desconcentrados del gobierno federal, particulares e instancias autónomas y subsidiarias, con una oferta educativa igual de diversa.

Existen alrededor de 200 planes y programas de estudio de EMS, los cuales respetan un marco curricular común que establece competencias genéricas y disciplinares para todos, pero conllevan perfiles de egreso diferentes de acuerdo al enfoque de formación que se siga: bachillerato general; bachillerato general con capacitación para el trabajo; bachillerato tecnológico, o profesional técnico.

En el ciclo escolar 2019-2020 el bachillerato general, que permite a sus egresados continuar con estudios de tipo superior, concentró 63% de la matrícula total. Le siguen el bachillerato tecnológico, con 30% de los alumnos y el profesional técnico bachiller, que es la formación que hasta ahora imparte específicamente el Conalep, con 6% del total de la matrícula. Ambas se distinguen porque los estudiantes cursan una carrera tecnológica o técnica a la par del bachillerato y, al concluirla, pueden proseguir su formación en instituciones que imparten la educación superior. Finalmente, la educación profesional técnica concentró tan sólo al uno por ciento de los estudiantes; hecho atribuible, presumiblemente, al carácter terminal de estos estudios que impide a los egresados continuar con estudios de tipo superior. [v]

En cuanto a la proporción de mujeres y hombres cursando educación media superior, en el año escolar 2018-2019, se observó – como en el resto de los tipos educativos – que en términos absolutos, el número de mujeres inscritas en las modalidades de EMS escolarizada es ligeramente mayor que el número de hombres.

De manera similar, el número total de mujeres matriculadas en la modalidad no escolarizada fue superior al de los hombres: 54% de la matrícula total de estudiantes de esta modalidad está conformada por mujeres y 46% por hombres. [vii]

Si bien es evidente el importante aumento en la matrícula de estudiantes que se ha logrado en la última década, la tasa de abandono escolar en EMS sigue siendo la más alta de la educación obligatoria. La interrupción del trayecto de formación se presenta con mayor recurrencia en el primer año de estudios [viii]. El Informe sobre la Educación Obligatoria en México (2019) publicado por el INEE explica que solo 8 de cada 10 mujeres de 17 a 20 años concluyeron su educación básica obligatoria, y 5 de cada 10 jóvenes de 20 a 24 años solo tienen estudios de bachillerato. [ix]

En este ámbito, el actual Programa Sectorial de Educación 2020 – 2024 de la SEP reconoce que existe todavía un rezago educativo que afecta particularmente a los grupos históricamente discriminados; un cupo insuficiente en los planteles de educación media superior para cubrir la demanda existente, así como una falta de capacidad institucional para atender la diversidad de características físicas, intelectuales, culturales y lingüísticas de las y los alumnos.

La causa del abandono escolar es multifactorial. En ella inciden factores sociales, económicos, familiares, culturales, personales, socioemocionales y escolares. Entre estos últimos se encuentran la reprobación, la pérdida de interés debido a la falta de pertinencia o vigencia en la formación que reciben; la forma en que los docentes trabajan o tratan a los alumnos; problemas derivados de la normativa y la falta de flexibilidad en su aplicación; la organización y administración escolar. En el caso específico de las mujeres, además, estas tienen el doble de probabilidades que los varones de no asistir a la escuela en situaciones de crisis como la pandemia por COVID. [x] Esto, probablemente atribuible a las cargas de trabajo doméstico y de cuidado familiar que históricamente se han impuesto a las mujeres.

De manera general, la EMS tiene como propósito principal que los jóvenes egresen con las herramientas, competencias y aprendizajes necesarios para insertarse en el mercado laboral y/o continuar su formación en la educación superior. Sin embargo, el impacto que esta educación tiene en la vida de las mujeres va mucho más allá y tiene trascendencia en sus posteriores oportunidades y decisiones de vida. De ahí la importancia de seguir impulsando acciones como la campaña lanzada por MUXED #YoTambiénMeQuedo, para promover que las niñas, adolescentes y jóvenes sigan aprendiendo en la escuela. [xi]

A nueve años de la inclusión de la EMS como parte de la educación obligatoria, se observan logros importantes en la ampliación de la oferta educativa y de la cobertura; avances en la consolidación de una identidad propia de este tipo educativo, constituido por una gran diversidad de subsistemas; un logro en la definición de un marco curricular común y un perfil de egreso alineado para toda la educación obligatoria; pero hoy más que nunca,  persiste el reto, agravado por los estragos del COVID-19, de que las estudiantes regresen, permanezcan y concluyan su educación obligatoria.

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MUxED

Correo electrónico: alejandrabrito@educativa.mx

Referencias

[i] Tapia G. Guillermo (2019) https://www.comie.org.mx/congreso/memoriaelectronica/v15/doc/1573.pdf

[ii] SEP (2019). http://snie.sep.gob.mx/estadistica.html

[iii] CONAPO (2018). https://datos.gob.mx/busca/dataset/proyecciones-de-la-poblacion-de-mexico-y-de-las-entidades-federativas-2016-2050

[iv], [v], [vi], [vii] SEP (2019). http://snie.sep.gob.mx/estadistica.html

[viii] OIT (2015). https://www.oitcinterfor.org/node/6664

[ix] MUXED (2020) https://www.morralmuxed.mx/_files/ugd/84b048_94df59c0b07c4d8a87232492f94bc39c.pdf

[x] MUXED (2020) https://www.morralmuxed.mx/_files/ugd/ba28fc_ac0f0bab86d44facb8a336b0478f10ff.pdf

[xi] MUXED (2021) https://www.morralmuxed.mx/yotambienmequedoiberoamerica


*Alejandra Brito

Integrante de MUxED. Diseña y evalúa soluciones de política educativa y gestión escolar para mejorar la educación. Tiene más de 15 años trabajando con agencias multilaterales, gobiernos, ONG, escuelas públicas y privadas. Actualmente se desempeña como Coordinadora Territorial de CONAFE en Oaxaca. Entre los temas de su interés destacan la educación comunitaria y la educación con perspectiva de género.


Fuente de la información e imagen: https://www.muxed.mx
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México: La ideología de la ignorancia

La ideología de la ignorancia

Eduardo Gurría B.

Publicado por: Pluma Invitada

A partir de la llegada al gobierno de Andrés López Obrador, éste se ha empeñado en destruir y/o denostar y negar todo lo que no provenga o haya surgido de la llamada 4T, sea que haya sido funcional o no y bajo la premisa de todos conocida de que todos los males del país se deben a los gobiernos anteriores y a pesar de que el presidente lleva casi tres años y medio en el cargo, tiempo suficiente para solucionar muchos de los problemas. Esto, en términos generales, ha representado, tanto un estancamiento, como un retroceso en todos los ámbitos de la vida del país, con lo que se plantean serias problemáticas que serán, en el futuro, muy difíciles de resolver.

Entre las acciones que el gobierno ha llevado a cabo se encuentra la derogación de la Reforma Educativa del año de 2013. Independientemente de las bondades y defectos, la última reforma contemplaba temas como la calidad en la educación, la inclusión de todos los agentes y actores de la educación, como docentes, directivos, padres de familia, la creación del INEE (Instituto Nacional para la Evaluación en la Educación), el acceso a las Tic’s, mejora en la infraestructura educativa y mejoras al financiamiento, es decir, era propositiva, al menos, en papel y en proyecto.

Todo cambio, sobre todo si es social y de fondo, requiere de un proceso más o menos largo para ser implementado y para ser susceptible de ser evaluado, y esto es aún más delicado cuando se trata de la educación, ya que se pone en juego el futuro del país. Ante esto, el actual gobierno no otorgó tiempo, ni siquiera el beneficio de la duda a la funcionalidad de la reforma de 2013, tan solo la eliminó de un plumazo debido a que provenía, como se dijo, de un gobierno anterior.

Por otro lado, editorial Grijalbo, ha publicado el libro La regresión educativa, un conjunto de 14 ensayos cuya autoría es de investigadores en materia educativa, académicos y docentes, coordinados por el exsubsecretario de la SEP Gilberto Guevara Niebla, en los que se hace un análisis de las acciones de la contrarreforma de la 4T y que más que ser propositivas, anulan toda intención de mejora educativa:

  • Se deroga la Reforma de 2013
  • Desaparición del INEE
  • Se desatienden las zonas rurales
  • Promueve el desvío de recursos
  • Se propone la elaboración de programas escolares mediante asambleas (¿?)
  • Anula la transparencia en el uso de los recursos; no a la rendición de cuentas
  • No a la compra de equipos de computación
  • Absoluta injerencia de MORENA en aspectos meramente populistas y con énfasis en la politización de organizaciones, sindicatos, directivos, docentes y ¡niños!
  • Adoctrinamiento dirigido a nuestros niños y adolescentes mediante los libros de texto (CONALITEG)
  • Anulación de los grados escolares, para proponer una educación por “fases”
  • Esquemas temáticos que carecen de secuencia

A lo anterior hay que agregar otros aspectos sumamente preocupantes, ya que las políticas de la SEP y de sus dirigentes tan solo están enfocadas a repetir el discurso divisionista y la postura presidenciales, que, en sí, carecen de lógica, de objetividad y de ser propuestas coherentes, en lugar de estar acordes con las necesidades modernas, como el ataque sistemático al neoliberalismo o la globalización.

Entre estos aspectos, sobresalen el hecho de que se anulan los conceptos de calidad y de competitividad, es decir, la educación, según la 4T, no necesita ser de calidad y… adiós a la educación por competencias y a competir, adiós al constructivismo, al andamiaje y al anclaje, adiós a la investigación y a la creatividad; tan solo hay que compartir (¿compartir qué?).

La ineficiencia continúa con las Universidades Benito Juárez, a pesar de representar, además de un derroche, un estrepitoso fracaso, ya que no cuentan con espacios, planes ni personal. Y con las becas escolares cuyos destinatarios son los padres de familia quienes no tienen que rendir cuentas de ello, incluso si sus hijos no asisten a la escuela; se trata, en todo caso, de formas clientelares, de masificación y de lealtad meramente populista.

En la educación en México no hay ningún tipo de avance, los libros de texto son elaborados por ideólogos que nada conocen de educación, los alumnos no aprenden, pero se les promueve y los maestros, los verdaderos educadores, no saben qué hacer, ya que han sido despojados de la capacidad de enseñar y de enfocar el aprendizaje de sus alumnos hacia la mejora y hacia el crecimiento.

Cuando se deja un aspecto tan importante como la educación en manos de un gobernante a quien nada le importa México y que es un ignorante cuyo interés está en detentar el poder y, mediante ese poder, asigna a corruptos e ignorantes como él la alta responsabilidad de educar, el resultado es el que estamos viviendo y una “contrarreforma” que no tiene ni pies ni cabeza, que no es propositiva, que se vuelve un problema en lugar de ser, al menos, parte de la solución, como es el caso de las recientes declaraciones de Marx Arriaga quien afirmó (REFORMA, 27 de abril), que México ya no participará en los exámenes internacionales (como PISA), que el nuevo modelo será “libertario humanista” (¿qué es eso?), que se anulan las pruebas estandarizadas, que se rechazarán los libros de texto (¿y luego?), que los maestros ahora se tienen que convertir en líderes sociales (¿?) y que todo lo que no sea eso, es segregacionista, liberal y discriminatorio.

Nos guste o no, vivimos en un mundo neoliberal y globalizado y, de ello, como seres pensantes, debemos tomar ventaja y aprovechar los beneficios que de esto deriven, ya que no podemos encerrarnos en un sistema que, a todas luces y a través de la historia, ha sido un fracaso y que lo único que ha generado es miseria.

No importaron ni la pandemia, ni la deserción, ni la ignorancia galopante, ni la pobreza, tan solo importó la política a costa de nuestros niños y nuestros jóvenes. Son de preocuparse la ambición del presidente, la falta de ética de Delfina Gómez y la estulticia de Marx Arriaga.

Es tiempo de que los maestros tomemos el rumbo de nuestros estudiantes para guiarlos hacia el progreso, la cultura, la competitividad; de encaminarlos hacia el mundo moderno, hacia los valores de la familia y la sociedad, hacia la visión de sí mismos como seres independientes, creativos y con voluntad, capaces de enfrentar la vida con las herramientas que adquirimos los que tuvimos la suerte de crecer en un mundo que, si no era el mejor, sí era mejor. Es nuestra obligación.

 

REFERENCIAS

 

GUEVARA N. Gilberto (coordinador), La regresión educativa, la hostilidad de la 4T contra la Ilustración, Grijalbo.

Periódico REFORMA, abril 27, 2022.

TREVIÑO C., Javier, La reforma educativa de 2013: ¿Qué es?, ¿qué es lo nuevo …https://www.educacionfutura.org › la-reforma-educativa-d., (2015).

 

Fuente de la Información:  https://www.educacionfutura.org/la-ideologia-de-la-ignorancia/

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