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Estados Unidos: La historia real de Mala educación- El millonario fraude récord que destapó un grupo de estudiantes secundarios

Redacción: La Nación

El caso que inspiró la película Mala Educación fue el mayor fraude del ámbito educativo de la historia de los Estados Unidos, y fue descubierta por un grupo de estudiantes.

Frank Tassone fue un funcionario estadounidense del ámbito educativo destacado por su dedicación. Desde que comenzó su gestión en 1992, levantó el nivel educativo y agregó programas muy innovadores y de impacto social en escuelas estatales de Roslyn, en Long Island. En todo el estado de Nueva York su trabajo era subrayado por ser rupturista y poner a la educación pública de su localidad entre las mejores de todo el país. Sin embargo, una década más tarde, se descubrió que a lo largo de diez años de trabajo en el Estado, Tassone cometió estafas que superaban los 11 millones de dólares, convirtiéndose en el caso de corrupción del ámbito educativo más grande en la historia del país . Lo más curioso de la historia, sin embargo, no fueron las magnitudes de los fondos desviados, sino la forma en la que se descubrió el caso: a través de un artículo escrito por estudiantes de 15 años en el diario escolar .

La historia de Tassone y su equipo (la causa involucra a otros funcionarios y empleados, como co-partícipes ý cómplices) fue retratada en Mala Educación por el joven cineasta Cory Finley , un joven director de 28 años que acaba de estrenar que se basó en el caso real para hacer su segunda película. La producción de HBO está protagonizada por Hugh Jackman Allison Janney Ray Romano y acaba de ser estrenada en la plataforma de streaming de la productora.

Frank Tassone, un dedicado referente de la educación pública

Tassone nació en el barrio neoyorquino de Bronx, y su carrera académica fue sobresaliente: terminó dos maestrías y un doctorado en el Teachers College de la Universidad de Columbia. Una de las razones por las que se destacó durante su gestión fue por la mejora en la performance que experimentaron los colegios del distrito: subió la tasa de estudiantes que completaron el secundario al 100 por ciento, y el 95 por ciento continuó estudiando en universidades. Las escuelas de la comunidad en la que trabajó fueron consideradas las mejores del país durante su período de actividad.

A fines de la década del 90, el periódico The New York Times dedicaba elogiosos artículos a su trabajo y en 1999 llegó a publicar una columna de opinión del propio Tassone. «Las crecientes exigencias de una profesión que todavía no está tan bien compensada como muchas otras, y una economía fuerte… amplía la brecha de ingresos entre la enseñanza y las carreras profesionales más lucrativas», escribió Tassone sobre el trabajo en el ámbito educativo. En 2004, además, el Wall Street Journal consideró a la escuela secundaria Roslyn High como la sexta mejor de Estados Unidos. Pero además, como superintendente del distrito introdujo programas de servicio comunitario entre los estudiantes secundarios, y propuso la enseñanza de idiomas desde el nivel inicial. Tassone, además, dio fuerte impulso a los clubes de lectura en su distrito, y como miembro activo del grupo, multiplicó por diez la cantidad de participantes del club literario Dickens Fellowship de Nueva York.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/la-historia-real-mala-educacion-millonario-fraude-nid2369732

 

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Autoridades en Estados Unidos manipulan la crisis del coronavirus para restringir el acceso al aborto, dicen expertos de la ONU

América del Norte/EEUU/UNnoticias

Estados como Texas, Oklahoma, Alabama, Iowa, Ohio, Arkansas, Luisiana y Tennessee, que tienen una larga historia de prácticas restrictivas contra el aborto, parecen estar aprovechándose de las restricciones del COVID-19 para violar los derechos de las mujeres, indican esos expertos en derechos humanos.

Estados como Texas, Oklahoma, Alabama, Iowa, Ohio, Arkansas, Luisiana y Tennessee, que tienen una larga historia de prácticas restrictivas contra el aborto, parecen estar aprovechándose de las restricciones del COVID-19 para violar los derechos de las mujeres, indican esos expertos en derechos humanos.

Algunos estados de Estados Unidos parecen estar manipulando la crisis COVID-19 para frenar el acceso a la atención esencial del aborto, advirtieron varios expertos* en derechos humanos.

El Grupo de Trabajo de la ONU sobre Discriminación contra las Mujeres y las Niñas aseguró este miércoles que las órdenes de emergencia por el coronavirus, que suspenden los procedimientos que no se consideran médicamente indispensables, han sido utilizadas por estados como Texas, Oklahoma, Alabama, Iowa, Ohio, Arkansas, LouisianaLuisiana y Tennessee para restringir el acceso al aborto.

«Lamentamos que los estados mencionados anteriormente, con una larga historia de prácticas restrictivas contra el aborto, parezcan estar manipulando la crisis para restringir severamente los derechos reproductivos de las mujeres», expresó en un comunicado Elizabeth Broderick, vicepresidenta del Grupo de Trabajo.

“Esta situación es también el último ejemplo que ilustra un patrón de restricciones y retrocesos en el acceso a la atención legal del aborto en todo el país. Tememos que, sin una clara voluntad política para revertir tendencias tan restrictivas y regresivas, los estados continúen siguiendo este patrón”, agregó.

Los expertos aseguraron que el acceso a los servicios de aborto es crucial en este momento de crisis cuando las mujeres tienen que lidiar con nuevas restricciones a su movilidad, debido a cuarentenas y bloqueos.

Aumentando la desigualdad

“También expresamos una seria preocupación de que, al negar el acceso a la atención de aborto urgente, los funcionarios están poniendo en riesgo a las mujeres, exacerbando las desigualdades sistémicas «, dijo Broderick.

Los expertos advirtieron que las restricciones en los servicios esenciales de salud reproductiva socavan los esfuerzos de salud pública para responder al COVID-19, y cuando se implementan prohibiciones, las mujeres se ven obligadas a viajar fuera del estado para obtener servicios de aborto, arriesgando su propia salud y sin tener en cuenta las pautas de salud pública.

“La atención del aborto constituye atención médica esencial y debe permanecer disponible durante la crisis de COVID-19. Las restricciones al acceso a la información y los servicios integrales de salud reproductiva, incluidos el aborto y la anticoncepción, constituyen violaciones de los derechos humanos y pueden causar daños irreversibles, en particular a las mujeres de bajos ingresos y a las pertenecientes a minorías raciales y comunidades inmigrantes”, aseguró la experta.

Agregó que negarles a las mujeres el acceso a la información y los mencionados servicios que solo ellos requieren y no abordar su salud y seguridad específicas es inherentemente discriminatorio e impide que las mujeres ejerzan control sobre sus propios cuerpos y vidas.

Preocupante pedido de Estados Unidos.

El Grupo de Trabajo dijo que también estaba extremadamente preocupado por la insistencia de Estados Unidos, a través de una carta del 18 de mayo de USAID dirigida al Secretario General de la ONU, para eliminar las referencias a «salud sexual y reproductiva y sus derivados» del Plan Global de Respuesta Humanitaria (HRP) para el COVID-19.

“Reiteramos que los servicios de salud sexual y reproductiva, incluido el acceso al aborto seguro y legal, son esenciales y deben seguir siendo un componente clave de las prioridades de la ONU en sus respuestas a la pandemia de COVID-19. Eliminar las referencias a la salud sexual y reproductiva del plan tendrá consecuencias devastadoras para las mujeres de todo el mundo, y socavará seriamente el esfuerzo conjunto de la comunidad internacional para responder a las necesidades de salud de las mujeres en este momento de crisis «, dijo Broderick.

Los expertos aclararon han estado en contacto con el Ggobierno de los Estados Unidos de antemano para aclarar los problemas en cuestión.

*Los Relatores Especiales, Expertos Independientes y Grupos de Trabajo forman parte de lo que se conoce como los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos. Los Procedimientos Especiales, el mayor órgano de expertos independientes del sistema de derechos humanos de las Naciones Unidas, es el nombre general de los mecanismos independientes de investigación y vigilancia del Consejo que se ocupan de situaciones de países concretos o de cuestiones temáticas en todas las partes del mundo. Los expertos de los Procedimientos Especiales trabajan de forma voluntaria; no son personal de la ONU y no reciben un salario por su trabajo. Son independientes de cualquier gobierno u organización y prestan servicios a título individual.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2020/05/1475022

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¿Cómo planea Trump que abran las escuelas en USA?

Redacción: US.AS

El presidente de la Unión Americana, Donald Trump, ha sugerido que las escuelas en USA deberían reabrir primero, pero, ¿cómo planea hacerlo?

A través de la ya conocida conferencia de prensa en la Casa Blanca sobre el estatus del coronavirus en la Unión Americana, el presidente de la nación, Donald Trump, sugirió a los gobernadores de los distintos estados que planean reactivar la economía pronto que, las escuelas deberían de ser lo primero en reabrir, aún cuando ya sólo quedan pocas semanas de clases para concluir el curso escolar.

La razón por la que el mandatario de Estados Unidos ha decidido lanzar dicha sugerencia es porque, de acuerdo a éste, los jóvenes son menos vulnerables en contraer el coronavirus debido a sus altas defensas, por lo que el presidente cree que no habría problema con reactivar las clases aunque sean tan sólo unas semanas. Ante estas declaraciones, las instituciones se han proclamado en contra, pues señalan que aún no es el momento indicado para volver a clases.

¿Cómo planea Trump que abran las escuelas?

Aunque el presidente de la nación no dio detalles sobre cómo planea que abran las escuelas ya que esto es decisión de los gobernadores de cada estado, Trump señaló que la apertura de las instituciones educativas públicas deberían ser consideradas dentro de la primera fase en todos los estados que busquen comenzar a reabrir.

“Puede que algunos de ustedes empiecen a pensar en la apertura de escuelas, porque mucha gente va a querer la apertura de escuelas. No es un tema importante, los niños pequeños se han arreglado muy bien en este desastre por el que hemos pasado todos”, continuó Trump, “Pero creo que verán abrir muchas escuelas; a los jóvenes parece que les va muy bien”; expresó el mandatario.

Consecuencias de abrir las escuelas antes de tiempo

Aunque Donald Trump señaló que los jóvenes son menos vulnerables enfermarse gravemente al adquirir coronavirus, lo cierto es que, al tratarse de lugares conglomerados, el virus puede esparcirse rápidamente y aunque no afecte tanto a los estudiantes, éstos se convertirían en portadores, contagiando así a sus familiares y con ellos desatando nuevamente una gran ola de contagios en el país.

Fuente: https://us.as.com/us/2020/04/29/tikitakas/1588179513_644415.html

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«Estados Unidos tiene una tradición individualista… Es posible que allí se tomen las primeras decisiones de profundo calado ético y que dividirán a la humanidad»

Por: Carolina Robino y Ana Pais.

 

«De momento, a este país el virus lo ha afectado de forma menos agresiva que a otros. Las medidas de confinamiento son selectivas: se mantiene una parte de la actividad económica, como es el sector de la construcción, a la par que se instruye encarecidamente que no debe haber ralentización en toda empresa que no precise la presencia de los trabajadores. La limitación de movimientos sí es obligatoria por las noches».

El que habla es el destacado físico español José Ignacio Latorre, a quien la crisis global del coronavirus lo pilló recién instalado en Abu Dhabi, la capital de los Emiratos Árabes Unidos, a donde se trasladó desde Barcelona para dirigir un nuevo centro de investigación cuántica.

Latorre, uno de los científicos más reconocidos en su campo, es autor también de dos interesantes libros sobre el mundo en que vivimos.

En el primero, «Cuántica», explora las claves para entender esa fascinante parte de la ciencia y las transformaciones que derivan de ella y, en el segundo, «Ética para máquinas», hace un llamado urgente a reflexionar sobre cómo programaremos la inteligencia artificial para convivir con ella.

En este texto ahonda además en lo que somos como humanidad y hacia dónde queremos avanzar, dos temas que el coronavirus ha vuelto especialmente relevantes al enfrentarnos no solo a un enorme desafío médico, sino a grandes dilemas éticos.

José Ignacio Latorre recibiendo el premio de Investigación y Ciencia del periódico digital Merca2 en 2019.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionJosé Ignacio Latorre recibió el premio de Investigación y Ciencia del periódico digital Merca2 en 2019.

Pareciera que estamos atravesando por una crisis sin precedentes en el mundo moderno. ¿En qué se diferencia esta de otras que hemos vivido en el pasado?

La humanidad ha sufrido y superado crisis muy graves, terribles.

Las pandemias y las guerras han asolado la tierra numerosas veces, sin piedad.

Yo no quisiera estar viviendo la peste bubónica, las trincheras de la Primera Guerra Mundial, la viruela o bajo el sanguinario Pol Pot de Camboya.

La gran diferencia es que esta crisis nos afecta en primera persona, aquí y ahora; no se limita a una lectura en un libro de texto.

Una segunda gran diferencia es que vivimos un tiempo donde la tecnología hace posible que la mayoría de las personas (no todas) se quede en casa.

Y una tercera diferencia es que vemos que las sociedades más avanzadas han logrado mantener la cadena de suministros intacta, tanto comida, como electricidad o internet.

Hay muchísimas otras, porque nuestra sociedad ha evolucionado enormemente en tiempos recientes. Los referentes anteriores nos parecen irrelevantes, si no inútiles.

Trinchera durante la Primera Guerra Mundial.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionJosé Ignacio Latorre recuerda que la humanidad ya ha sufrido crisis «muy graves», como las trincheras de la Primera Guerra Mundial: «La gran diferencia es que esta crisis nos afecta en primera persona».

¿Cuáles crees que son los principales dilemas éticos que nos plantea?

Sigo defendiendo, como siempre repito, que el siglo XXI no va de guerras entre izquierdas y derechas, sino entre generaciones de jóvenes y viejos, y de la relación humano-máquina.

Esta crisis lo hace evidente.

Creo que ciertos países no van a ser solidarios con sus mayores. El bienestar de una mayoría se impondrá a la vida de una costosa minoría.

No deberíamos escandalizarnos, porque la humanidad ya ha tomado este mismo tipo de decisiones en otros contextos.

Compramos bienes a países donde no se respetan los derechos humanos, sencillamente porque son más baratos.

La expectativa de vida de un minero en Sudamérica, o la de una trabajadora en una fábrica de una ciudad china supercontaminada no es de 80 años, como la de otros trabajadores privilegiados.

Paciente de coronavirus.

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El coronavirus nos enfrenta a la tesitura de decidir cuánto vale la vida de un conciudadano».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

Conllevamos la doble moral sobre el valor de una vida humana sin problemas, en tanto que esas vidas estén lejos de nosotros.

No tenemos problemas morales al fabricar armamento que no sirve para defender a nuestro país, sino para alimentar guerras en África o en cualquier otro lugar.

Sin embargo, el coronavirus nos enfrenta a la tesitura de decidir cuánto vale la vida de un conciudadano.

Estados Unidos tiene una tradición individualista, lejos del contrato social europeo. Es posible que allí se tomen las primeras decisiones de profundo calado ético y que dividirán a la humanidad.

¿Cómo deberíamos enfrentarlos?

Yo no soy virólogo. Ellos son quienes deben responder a cómo se detiene físicamente la acción de un virus, pero el resto también hemos de contribuir, primero intentando entender y luego considerando las acciones correctas y su justa medida.

Me aplico la consigna e intento comprender mejor esta crisis.

Banderas estadounidenses.

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Estados Unidos tiene una tradición individualista (…) Es posible que allí se tomen las primeras decisiones de profundo calado ético y que dividirán a la humanidad».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

Entiendo que un coronavirus es un ente de unos 100-200 nanómetros de diámetro capaz de introducir su código a través de la membrana de las células. No hay medicamento que lo detenga, pero la evolución nos ha dado la capacidad de generar una respuesta inmune.

Ciertas personas la desarrollan rápidamente y casi no sufren las consecuencias del virus. Otras no lo logran y pueden fallecer.

El patógeno afecta de manera muy distinta a los jóvenes y los mayores.

También me parece entender que la tasa de mortalidad es todavía incierta, dado que las estadísticas (que sí entran plenamente en mi campo de trabajo) de diferentes países son dispares e inconsistentes. Los humanos ni siquiera hemos aprendido a contar bien cuando las emociones se involucran a este nivel.

Entiendo además que los humanos no guardamos información en nuestros genes de cómo luchar contra un virus específico para las siguientes generaciones. Cada humano debe luchar por su cuenta o debemos desarrollar vacunas. Y una vacuna eficaz puede llevar un año de investigación.

¿Cómo actuar?

La fase crítica para un humano que tiene dificultades para enfrentarse al virus pasa por episodios de insuficiencia respiratoria. Es terrible. La asistencia sanitaria profesional es esencial.

Para poder tratar a los pacientes difíciles se requiere un sistema sanitario potente y solidaridad entre afectados leves y críticos. Si el virus se expande siguiendo una exponencial, ningún sistema sanitario podrá atender a los infectados.

El confinamiento alivia el ritmo de contagio, pero no impedirá que gran parte de la población deba enfrentarse al virus en algún momento futuro. Pero sus consecuencias económicas pueden ser devastadoras para un gran número de personas.

Ayudante de la Cruz Roja.

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Todo el mundo quiere una solución contundente y limpia, pero eso es imposible».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

Sin sueldo, la comida que llega a un hogar es insuficiente y mala. Eso también mata de forma diferida.

En cambio, el aislamiento y la reducción del desquiciado ritmo de nuestra sociedad puede tener algún elemento beneficioso.

Muchos padres y madres van a conocer de verdad a sus hijos e hijas, y viceversa. Quizás el fútbol no era tan importante. O sí, porque para algunos es simboliza la felicidad y libertad que hemos perdido.

Ahora tenemos el covid-19. Vendrán otros virus.

La misma selección natural que ha dado lugar a los seres humanos, no deja de hacer pruebas de variantes de virus hasta que una de ellas logra explotar una debilidad en nuestro cuerpo. La búsqueda ciega de combinaciones topa tarde o temprano con un ente de consecuencias devastadoras.

Si de mí dependiera, aplicaría el bisturí fino a la hora de imponer confinamiento. Son muchos los motivos.

El primero es que el aislamiento atenta contra una libertad fundamental. No acepto que en aras del beneficio común se utilice la geolocalización de los humanos. No dejemos que Orwell tenga razón.

En segundo lugar, muchos trabajos sí pueden realizarse presencialmente siguiendo las medidas de higiene correctas.

De hecho así ya sucede.

Nadie debe olvidar que funcionan supermercados, farmacias, el sistema eléctrico, todas las comunicaciones, las redes de suministro y un largo etcétera.

No es cierto que todo el mundo esté confinado. Prueba de que existen matices importantes en el control de una pandemia es la diferente forma de proceder de varios países.

Centro comercial abarrotado de gente en Londres.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionJosé Ignacio Latorre opina que el aislamiento y la reducción del «desquiciado ritmo de nuestra sociedad» puede tener algún elemento beneficioso.

En «Ética para máquinas« decías que «ya hay máquinas programadas para decidir sobre la vida y la muerte de los humanos». Ahora la falta de recursos y preparación para una pandemia con esta, nos tiene enfrentados a una interrogante similar ¿no?

Sí, pero es importante aclarar que la decisión algorítmica sigue siendo programada por un humano. No es correcto pensar que una máquina basada en la inteligencia artificial actual decide entre vida y muerte. Esa responsabilidad todavía recae sobre humanos.

El siguiente paso es hilar fino, como decía antes. Hay temor a pensar en detalle.

Todo el mundo quiere una solución contundente y limpia, pero eso es imposible. La complejidad de nuestra sociedad requiere de acciones con niveles de reflexión sofisticados.

Puedo imaginar un sinfín de situaciones en las que la solución más ética no coincide con el dictado de una norma única y generalizada.

Cuidar a desvalidos, a gente mayor tremendamente solitaria, debería prevalecer sobre cualquier ley de confinamiento.

Atención, existirán casos extremos de enfermedades más terribles que exigirían un aislamiento absoluto, que provocaría situaciones de una tristeza infinita.

Pero creo que el coronavirus no está en ese nivel. Es un virus que nos permite todavía atender a nuestros más necesitados como se merecen.

El gran ejemplo lo dan los profesionales del sistema sanitario, que sí trabajan, sí se exponen, sí asumen su responsabilidad de forma admirable.

Persona sin hogar.

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El altruismo es evidente, pero el egoísmo también campa a sus anchas».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

¿Estamos cada individuo ante una nueva versión del histórico dilema del tranvía?

El dilema del tranvía (dejar morir a muchos sin intervenir -el tranvía arrolla muchos-; o asumir la responsabilidad de escoger a dedo la muerte de unos pocos: descarrilamos el tranvía y matamos a unos pocos) se da todos los días, sin que nos percatemos.

Antes hablaba de mineros cuyas vidas nos importan menos. Pero todo es más prosaico.

¿Cuándo se repara una vía de tren defectuosa que tarde o temprano provocará un accidente con personas fallecidas?

La respuesta depende del presupuesto, no del problema ético de saber que alguien morirá.

Una vez conocí a un asesor del gobierno británico sobre acciones políticas que implicasen pérdida de vidas humanas.

Me confesó, sin ningún pudor, que su gobierno actuaba cuando el coste para salvar una vida era inferior a unos 10.000 euros. Lo recuerdo bien.

Eso sí, la aparición de noticias y alarma social podía cambiar esa cifra. A una parte de los humanos, el mundo anglosajón nos parece a veces descarnado.

En el libro también planteas que la bondad debería ser ley para la inteligencia artificial. ¿Qué papel crees que juegan la bondad y la empatía en esta crisis?

Siento decir que creo que esta crisis nos enseña tanto lo buenas que pueden ser muchas personas, como lo pérfidas que pueden ser otras.

El altruismo es evidente, pero el egoísmo también campa a sus anchas: los delatores, los insolidarios, los scams económicos, las fake news, los que hackean el sistema en beneficio propio, y los variopintos políticos de terrible catadura moral.

Empresarios.

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En esta crisis deben escucharse especialmente las voces de virólogos, de agentes del sistema sanitario, pero también las advertencias de los empresarios».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

Una idea que me ronda la cabeza sin cesar es que el coronavirus está acelerando la transformación de nuestra sociedad.

Siempre dije que la segunda mitad del siglo XXI será para la ética, para la reflexión profunda sobre el sentido humano.

Antes hemos de pasar el sarampión que nos ha traído la tecnología avanzada.

Tal vez el coronavirus ha acelerado ese sarampión y la necesidad de ética se hará perentoria antes de lo que imaginaba.

Una pareja en un mirador en Seúl, capital de Corea del Sur.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionJosé Ignacio Latorre considera que el coronavirus está acelerando la transformación de nuestra sociedad.

Tú eres un gran defensor de la idea de que los científicos tengan un rol más protagónico en el manejo de las sociedades y los Estados. ¿Crees que en esta crisis lo han tenido? ¿Han estado los gobiernos a la altura?

Quisiera matizar que no creo que los científicos deban ser protagonistas. Creo que nadie debería.

Lo que siempre he defendido es que la voz de los científicos debería ser parte de los mecanismos de decisión, como la de los economistas, los artistas, los abogados o los trabajadores de cualquier empresa.

No creo que la endogamia de los círculos de decisión que hoy en día se da sea buena. La sociedad es diversa, su representación debe también serla.

También he defendido que los mecanismos de representación deben tener diferentes niveles de profundidad. Ciertas decisiones de sentido común son potestad del conjunto de la sociedad. Otras, más técnicas, requieren experiencia contrastada y voces calmadas.

Lejos del estrépito de los medios, la voz de científicos tiene un valor obvio.

Esta vez, dado que la crisis viene provocada por un virus, es obvio que deben escucharse especialmente las voces de virólogos, de agentes del sistema sanitario, y deben también ser atendidas las advertencias de los empresarios.

Mantener la ecuanimidad no es baladí, ni popular.

¿Qué puede aportar la metodología y el modo de pensar científicos a la gente que no se dedica a la ciencia en estos tiempos de miedo e incertidumbre?

Calma, razonamiento, respeto por el pensamiento ajeno, disciplina, avance tecnológico.

La ciencia es nuestro tesoro. Nos da saber, y nos da los instrumentos para generarlo y gestionarlo. Es cultura en esencia pura, es humanismo. Somos herederos tanto de Sófocles, como de Pitágoras.

La ciencia es humilde porque busca, yerra, corrige, vuelve a buscar en un camino lleno de pistas falsas.

Gente con mascarillas en Filipinas.

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Convivir con la incertidumbre no es tan malo, es la esencia de la vida. Convivir con el miedo, sí es terrible. La ciencia nos libera del miedo».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

Mucha gente asocia ciencia a fotografías bellísimas de objetos desconocidos. Es el primer paso: el asombro.

Si ahonda, encontrará su intrínseca esencia: la duda y la búsqueda de la verdad.

El miedo es fruto de la falta de conocimiento y comprensión. La ciencia equipa a los individuos para enfrentarse a lo desconocido, pero no eliminará la incertidumbre.

Convivir con la incertidumbre no es tan malo, es la esencia de la vida. Convivir con el miedo, sí es terrible. La ciencia nos libera del miedo.

En esta crisis se ha escuchado poco sobre el papel que puede tener la inteligencia artificial para detener o ralentizar el contagio. ¿Qué está pasando en esa área?

El notable avance de cómputo en todo tipo de técnicas numéricas está siendo utilizado para comprender mejor las variantes del virus en superordenadores.

Sin embargo, estamos todavía lejos de tener un instrumento capaz de medirse con el colosal reto de computar la bioquímica con precisión. Espero que mis ojos vean avances inusitados en este área.

En primera persona lucho por construir los primeros pasos de un ordenador cuántico. Pero los tiempos de la ciencia son lentos. La completitud que requiere la ciencia es proporcional a sus consecuciones.

Es importante comprender que la inteligencia artificial tiene capacidades enormes, pero no omniscientes. Los grandes secretos del universo siguen lejos de nuestro alcance.

El camino que queda por recorrer en inteligencia artificial sigue siendo infinito.

Gente mayor con tapabocas en Londres.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionPara Latorre, cuidar a gente mayor tremendamente solitaria debería prevalecer sobre cualquier ley de confinamiento.

¿Crees que un virus diminuto paralizando a la humanidad entera es un golpe de humildad?

La arrogancia humana es un vestigio de la evolución y debería desaparecer con los siglos. Ya no litigamos a base de garrotazos, ni el más fuerte siempre tiene razón.

Una sociedad formada, bien educada, debe conocer los elementos básicos de la naturaleza y, en consecuencia, ser consciente de su propia fragilidad.

La humildad, no el sometimiento, es un signo de inteligencia.

Cualquier biólogo que haya lidiado con el fascinante funcionamiento del ADN, cualquier astrofísico que contempla una galaxia lejana, cualquier matemático que se enfrente a la conjetura de Golbach (demostrar que todo número par es suma de dos números primos), cualquier persona enfrentada a los hechos absolutos se devuelve a la humildad.

Familia copartiendo.

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Muchos padres y madres van a conocer de verdad a sus hijos e hijas, y viceversa».
José Ignacio Latorre
Físico cuántico español.

Cualquier persona que se haya medido contra un problema sofisticado conoce su limitaciones. No hay espacio para la arrogancia en la verdadera lucha intelectual.

¿De qué depende de que salga algo bueno o malo de toda esta crisis global?

En su conjunto la humanidad siempre aprende. Nos queda un saber distribuido que no se pierde.

A veces parece que repetimos nuestros errores, pero nuestra sabiduría colectiva aumenta sin cesar.

Siempre que lo digo, nadie me cree. Pero no lo duden, seremos más sabios.

Fuente de la entrevista: https://www.bbc.com/mundo/noticias-52091600

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Ya estamos en una gran depresión en Estados Unidos

Por: Jeffrey D. Sachs, profesor y director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia. 

 En lugar de una imaginaria “compensación” entre la reactivación de la economía y la protección de la salud, las políticas del presidente Donald Trump están causando una gran depresión y decenas de miles de muertes al mismo tiempo. Esto se debe a que no existe una compensación entre economía y salud, excepto en la fantasía de Trump. A menos que las personas confíen en su seguridad en medio de la pandemia, no regresarán a la vida normal. Al permitir una reapertura prematura, lo que asegura que la epidemia se desatará, es muy probable que Trump haya condenado a Estados Unidos al colapso económico.

El fantasista promueve el pensamiento mágico, y tal vez incluso lo cree él mismo. Trump dijo que el virus no era una amenaza. Dijo que desaparecería en abril. Dijo que estaba completamente bajo control. Dijo en marzo que teníamos todas las pruebas que necesitábamos.

La epidemia es controlable cuando el Gobierno es serio. Australia, China, Japón, Corea del Sur, Nueva Zelandia y Taiwán, entre otros, han mantenido las muertes por debajo de 10 por millón de habitantes, en comparación con 271 por millón en Estados Unidos. Esos otros países implementaron políticas de salud pública a escala nacional; Estados Unidos no lo hizo.

Con las muertes de covid-19 en EE.UU. en los 90.000, y casi seguramente más altas con base en una comparación de muertes este año y el año pasado, Trump ahora trata de desacreditar el recuento de muertes. En el mundo de fantasía de Trump, no hay muertes si no se denuncian.

Las maniobras de Trump tampoco salvarán la economía, que está en caída libre. Los estados pueden abrir ahora y así propagar más enfermedades y muertes. Pero nuevamente, la fantasía económica no reemplazará la realidad. Los consumidores no comenzarán a comprar de repente. Los constructores no construirán edificios repentinamente cuando tantos estén vacíos o subutilizados. Algunos de los seguidores de Trump pueden dirigirse a lugares abarrotados, y si es así, muchos contraerán el virus, pero la mayoría de los estadounidenses no lo harán.

Del récord de 20,5 millones de empleos perdidos en abril, la mayoría no volverá pronto, ya sea que los estados declaren o no abiertas sus economías. La propagación continua del virus en sí mismo bloqueará cualquier recuperación rápida significativa. También lo harán los cambios estructurales profundos que causarán que una proporción significativa, aunque desconocida, de las pérdidas de empleo actuales sea permanente.

Estos son algunos de los trabajos que no están regresando: el comercio electrónico desplazará muchos trabajos minoristas tradicionales. Grandes cadenas minoristas ahora están en bancarrota semana tras semana. El resultado es que muchos empleos minoristas, una disminución de 2,1 millones en comparación con marzo y abril de 2020, probablemente no volverán. Los empleos creados como resultado de las compras en línea no serán iguales a los perdidos en las tiendas físicas.

Muchas empresas comerciales reorganizarán sus flujos de trabajo para permitir mucho más trabajo desde casa, y esto dejará los complejos de oficinas escasamente poblados. Muchas compañías reducirán su espacio, lo que significa que las nuevas construcciones comerciales seguirán deprimidas en los próximos años.

La nueva perforación de petróleo y gas se ha derrumbado y no se recuperará a niveles pasados debido al exceso a largo plazo en los mercados mundiales de petróleo y el colapso en los precios del petróleo y el gas. Los viajes y el turismo seguirán debilitados mientras la epidemia no esté controlada, manteniendo bajos los números de empleo en alojamiento, restaurantes, ocio y entretenimiento.

La idea restante de Trump es obligar a las empresas a regresar de China y reconstruir sus cadenas de suministro en sus hogares. Esta es otra fantasía más. Al intensificar los ataques a China, incluyendo nuevas medidas para aislar a las empresas chinas de la tecnología de semiconductores estadounidense, Trump aplastará las perspectivas de crecimiento de gran parte de la industria de alta tecnología de Estados Unidos, cuyo negocio incluye mercados internacionales, incluida la vasta población de China. Las medidas de Trump invitarán a represalias chinas y acelerarán el día en que China compita con EE.UU. en varias dimensiones de fabricación y diseño de semiconductores, como chips especializados para inteligencia artificial y 5G.

Un área obvia de represalia será que China compre aviones de Airbus en lugar de Boeing. Incluso antes de la pandemia, Boeing estaba en una crisis muy profunda debido a su flagrante mala gestión del 737 Max. El fracaso de Trump para contener la epidemia y sus intensificados ataques contra China profundizarán los problemas de Boeing. Las acciones de Boeing cayeron un 2% el 15 de mayo, el día después de que las nuevas medidas contra China de Trump, y las acciones de Boeing cayeran más de un 70% desde el pico del 1 de marzo de 2019.

Trump tratará de salvar compañías moribundas, sin duda incluyendo su propio negocio familiar. Intentará salvar el sector del petróleo y gas, aunque ningún banco lo tocará. Apoyará a las empresas fallidas de amigos, compinches y contribuyentes de campaña. Él mentirá, tratará de ocultar datos, culpará a otros y producirá un desastre cada vez más profundo.

Pero hay tres pasos verdaderos para salir de la nueva gran depresión.

Primero, y con la mayor urgencia, debemos poner fin a la epidemia a través de las medidas de salud pública (pruebas, rastreo y cuarentena) que Trump ha descuidado constantemente.

En segundo lugar, debemos trabajar con otros países, incluida China, para detener la epidemia en todo el mundo para que el comercio y los viajes puedan reanudarse de manera segura, y para que los millones de empleos que dependen del comercio, el transporte y el turismo se restauren, al menos en parte.

En tercer lugar, debemos construir nuevos sectores industriales y de servicios, no apuntalar los antiguos y moribundos. La recuperación no se logrará a través del fracking de petróleo y gas, sino a través de un boom de compañías estadounidenses que producen paneles solares, turbinas eólicas, baterías avanzadas, vehículos eléctricos avanzados y el hardware y software de redes inteligentes; combinado con un auge de la industria de servicios basado en nuevos modelos de atención médica, educación y trabajo de oficina de bajo costo, que combina la prestación de servicios en línea y en persona.

Al ser inteligentes y justos, podríamos esperar nuevas industrias de alta tecnología, más tiempo libre compartido, viajes más cortos, cielos más limpios, acceso universal a servicios de salud asequibles y educación superior y un salario garantizado para todos los trabajadores.

Para todo esto, necesitamos una nueva administración y Congreso y un nuevo enfoque para nuestra nación. Hasta entonces, el mundo de fantasía de Trump es nuestra pesadilla. Aguantar. Se acerca un nuevo amanecer.

Fuente del artículo: https://cnnespanol.cnn.com/2020/05/19/opinion-ya-estamos-en-una-gran-depresion/

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Nueva York: Distopía de alta tecnología: la receta que se gesta en Nueva York para el post-coronavirus.

Distopía de alta tecnología: la receta que se gesta en Nueva York para el post-coronavirus.

Por Naomi Klein

En este revelador artículo para The Intercept, la periodista canadiense Naomi Klein analiza el fichaje del ex Ceo de Google Eric Schmidt para encabezar una comisión para «reimaginar la realidad post-Covid» en Nueva York donde, dice, comienza a gestarse un futuro dominado por la asociación de los estados con los gigantes tecnológicos: “Pero las ambiciones van mucho más allá de las fronteras de cualquier estado o país”. Klein define una Doctrina del Shock pandémico, a la que llama el nuevo pacto o New Deal de las Pantallas (Screen New Deal). Plantea el riesgo liso y llano de que esta política de las corporaciones amenace destruir al sistema educativo y de salud. El rastreo de datos, el comercio sin efectivo, la telesalud, la escuela virtual, y hasta los gimnasios y las cárceles, parte de una propuesta “sin contacto y altamente rentable”.

La cuarentena como laboratorio en vivo, un «Black Mirror», y la aceleración de esta distopía a partir del coronavirus: “Ahora, en un contexto desgarrador de muerte masiva, se nos vende la dudosa promesa de que estas tecnologías son la única forma posible de proteger nuestras vidas contra una pandemia”. Cuáles son las dudas (de siempre) y cómo, bajo el pretexto de la inteligencia artificial, las corporaciones vuelven a pelear por el poder de controlar las vidas. (Traducido por Agencia Lavaca.org).

Durante la sesión informativa diaria sobre coronavirus del gobernador de Nueva York Andrew Cuomo el miércoles, la sombría mueca que llenó nuestras pantallas durante semanas fue reemplazada brevemente por algo parecido a una sonrisa.

La inspiración para estas vibraciones inusualmente buenas fue un contacto en video del ex CEO de Google Eric Schmidt, quien se unió a la reunión informativa del gobernador para anunciar que encabezará una comisión para reimaginar la realidad post-Covid del Estado de Nueva York, con énfasis en integrar permanentemente la tecnología en todos los aspectos de la vida cívica.

«Las primeras prioridades de lo que estamos tratando de hacer», dijo Schmidt, «se centran en telesalud, aprendizaje remoto y banda ancha… Necesitamos buscar soluciones que se puedan presentar ahora y acelerar la utilización de la tecnología para mejorar las cosas». Para que no haya dudas de que los objetivos del ex CEO de Google eran puramente benevolentes, su fondo de video presentaba un par de alas de ángel doradas enmarcadas.

Justo un día antes, Cuomo había anunciado una asociación similar con la Fundación Bill y Melinda Gates para desarrollar «un sistema educativo más inteligente». Al llamar a Gates un «visionario», Cuomo dijo que la pandemia ha creado «un momento en la historia en el que podemos incorporar y avanzar en las ideas [de Gates] … Todos estos edificios, todas estas aulas físicas, ¿para qué, con toda la tecnología que se tiene?» preguntó, aparentemente de modo retórico.

Ha tardado un tiempo en edificarse, pero está comenzando a surgir algo parecido a una doctrina del shock pandémico. Llamémoslo «Screen New Deal» (el New Deal de la pantalla). Con mucho más de alta tecnología que cualquier otra cosa que hayamos visto en desastres anteriores, el futuro que se está forjando a medida que los cuerpos aún acumulan las últimas semanas de aislamiento físico no como una necesidad dolorosa para salvar vidas, sino como un laboratorio vivo para un futuro permanente y altamente rentable sin contacto.

Anuja Sonalker, CEO de Steer Tech, una compañía con sede en Maryland que vende tecnología para el auto estacionamiento de vehículos (self parking), resumió recientemente el nuevo discurso que genera el virus. «Hay una tendencia definida a la tecnología sin contacto con humanos», dijo. «Los humanos son biopeligrosos, las máquinas no lo son».

Es un futuro en el que nuestros hogares nunca más serán espacios exclusivamente personales, sino también, a través de la conectividad digital de alta velocidad, nuestras escuelas, los consultorios médicos, nuestros gimnasios y, si el estado lo determina, nuestras cárceles. Por supuesto, para muchos de nosotros, esas mismas casas ya se estaban convirtiendo en nuestros lugares de trabajo que nunca se apagan y en nuestros principales lugares de entretenimiento antes de la pandemia, y el encarcelamiento de vigilancia «en la comunidad» ya estaba en auge. Pero en el futuro, bajo una construcción apresurada, todas estas tendencias están preparadas para una aceleración de velocidad warp (forma teórica de moverse más rápido que la velocidad de la luz).

Este es un futuro en el que, para los privilegiados, casi todo se entrega a domicilio, ya sea virtualmente a través de la tecnología de transmisión y en la nube, o físicamente a través de un vehículo sin conductor o un avión no tripulado, y luego la pantalla «compartida» en una plataforma mediada. Es un futuro que emplea muchos menos maestros, médicos y conductores. No acepta efectivo ni tarjetas de crédito (bajo el pretexto del control de virus) y tiene transporte público esquelético y mucho menos arte en vivo. Es un futuro que afirma estar basado en la «inteligencia artificial», pero en realidad se mantiene unido por decenas de millones de trabajadores anónimos escondidos en almacenes, centros de datos, fábricas de moderación de contenidos, talleres electrónicos, minas de litio, granjas industriales, plantas de procesamiento de carne, y las cárceles, donde quedan sin protección contra la enfermedad y la hiperexplotación. Es un futuro en el que cada uno de nuestros movimientos, nuestras palabras, nuestras relaciones pueden rastrearse y extraer datos mediante acuerdos sin precedentes entre el gobierno y los gigantes tecnológicos.

Si todo esto suena familiar es porque, antes del Covid, este preciso futuro impulsado por aplicaciones y lleno de conciertos nos fue vendido en nombre de la conveniencia, la falta de fricción y la personalización. Pero muchos de nosotros teníamos preocupaciones. Sobre la seguridad, la calidad y la inequidad de la telesalud y las aulas en línea. Sobre autos sin conductor que derriban peatones y aviones no tripulados que destrozan paquetes (y personas). Sobre el rastreo de ubicación y el comercio sin efectivo que borra nuestra privacidad y afianza la discriminación racial y de género. Sobre plataformas de redes sociales sin escrúpulos que envenenan nuestra ecología de la información y la salud mental de nuestros hijos. Sobre «ciudades inteligentes» llenas de sensores que suplantan al gobierno local. Sobre los buenos trabajos que estas tecnologías eliminaron. Sobre los malos trabajos que producían en masa.

Y, sobre todo, nos preocupaba la riqueza y el poder que amenazaban a la democracia acumulados por un puñado de empresas tecnológicas que son maestros de la abdicación, evitando toda responsabilidad por los restos que quedan en los campos que ahora dominan, ya sean medios, minoristas o transporte.

Ese era el pasado antiguo conocido como «febrero». Hoy en día, una gran ola de pánico arrastra a muchas de esas preocupaciones bien fundadas, y esta distopía calentada está pasando por un cambio de marca de trabajo urgente. Ahora, en un contexto desgarrador de muerte masiva, se nos vende la dudosa promesa de que estas tecnologías son la única forma posible de proteger nuestras vidas contra una pandemia, las claves indispensables para mantenernos a salvo a nosotros mismos y a nuestros seres queridos.

Gracias a Cuomo y sus diversas asociaciones multimillonarias (incluida una con Michael Bloomberg para pruebas y rastreo), el estado de Nueva York se está posicionando como la brillante sala de exposición para este sombrío futuro, pero las ambiciones van mucho más allá de las fronteras de cualquier estado o país.

Y en el centro de todo está Eric Schmidt. Mucho antes de que los estadounidenses entendieran la amenaza de Covid-19, Schmidt había estado en una agresiva campaña de lobby, presiones y relaciones públicas impulsando precisamente la visión de la sociedad del Black Mirror (o Espeo Negro, por la serie inglesa) que Cuomo acaba de darle poder para construir. En el corazón de esta visión está la perfecta integración del gobierno con un puñado de gigantes de Silicon Valley: con escuelas públicas, hospitales, consultorios médicos, policías y militares, todas las funciones principales se externalizan (a un alto costo) a empresas privadas de tecnología.

Es una visión en la que Schmidt ha estado avanzando en sus funciones como presidente de la Junta de Innovación de Defensa, que asesora al Departamento de Defensa sobre el mayor uso de la inteligencia artificial en el ejército, y como presidente de la poderosa Comisión de Seguridad Nacional sobre Inteligencia Artificial, o NSCAI, que asesora al Congreso sobre «avances en inteligencia artificial, desarrollos relacionados con el aprendizaje automático y tecnologías asociadas», con el objetivo de abordar «las necesidades de seguridad nacional y económica de los Estados Unidos, incluido el riesgo económico». Ambas juntas están llenas de poderosos CEOS de Silicon Valley y altos ejecutivos de compañías como Oracle, Amazon, Microsoft, Facebook y, por supuesto, los colegas de Schmidt en Google.

Como presidente, Schmidt aún posee más de 5.3 mil millones de dólares en acciones de Alphabet (la compañía matriz de Google), así como grandes inversiones en otras empresas tecnológicas, esencialmente ha estado llevando a cabo una reestructuración con sede en Washington en nombre de Silicon Valley. El objetivo principal de las dos cámaras empresarias es solicitar aumentos exponenciales en el gasto del gobierno en investigación sobre inteligencia artificial y en infraestructura que permita tecnologías como la 5G, inversiones que beneficiarían directamente a las compañías en las que Schmidt y otros miembros de estos grupos tienen amplias participaciones.

Primero en presentaciones a puertas cerradas para legisladores y más tarde en artículos de opinión y entrevistas públicas, el argumento de Schmidt ha sido que, dado que el gobierno chino está dispuesto a gastar dinero público ilimitado para construir la infraestructura de vigilancia de alta tecnología, mientras permite a las empresas tecnológicas chinas como Alibaba, Baidu y Huawei obtener los beneficios de las aplicaciones comerciales, la posición dominante de los EE.UU en la economía global está al borde del colapso.

El Centro de Información de Privacidad Electrónica recientemente obtuvo acceso a través de una solicitud de la Ley de Libertad de Información a una presentación realizada por el NSCAI de Schmidt hace un año, en mayo de 2019. Sus diapositivas plantean una serie de afirmaciones alarmistas sobre cómo la infraestructura reguladora relativamente laxade China y su apetito sin fondo por la vigilancia está haciendo que se adelante a los EE.UU. en varios campos, incluyendo la inteligencia artificiaal para diagnóstico médico, vehículos autónomos, infraestructura digital, ciudades inteligentes, viajes compartidos y comercio sin efectivo.

Las razones dadas para la ventaja competitiva de China son innumerables, desde el gran volumen de consumidores que compran en línea; «La falta de sistemas bancarios heredados en China», lo que le ha permitido saltar sobre efectivo y tarjetas de crédito y desatar «un enorme mercado de comercio electrónico y servicios digitales» utilizando «pagos digitales»; y una grave escasez de médicos, lo que ha llevado al gobierno a trabajar estrechamente con compañías tecnológicas como Tencent para usar la AI (inteligencia artificial) como medicina «predictiva». Las diapositivas señalan que en China, las compañías tecnológicas «tienen la autoridad de eliminar rápidamente las barreras regulatorias, mientras que las iniciativas estadounidenses se ven envueltas en el cumplimiento de HIPPA y la aprobación de la FDA».

Sin embargo, más que ningún otro factor, el NSCAI señala la voluntad de China de adoptar alianzas público-privadas en la vigilancia masiva y la recopilación de datos como una razón para su ventaja competitiva. La presentación promociona el «apoyo y participación explícita del gobierno de China, por ejemplo, en el despliegue del reconocimiento facial». Sostiene que «la vigilancia es uno de los ‘primeros y mejores clientes’ para Al» y, además, que «la vigilancia masiva es una aplicación asesina para el aprendizaje profundo».

Una diapositiva titulada «Conjuntos de datos estatales: vigilancia = ciudades inteligentes» señala que China, junto con el principal competidor chino de Google, Alibaba, están corriendo por delante.

Esto es notable porque la empresa matriz de Google, Alphabet, ha estado impulsando precisamente esta visión a través de su división Sidewalk Labs, eligiendo una gran parte de la costa de Toronto como su prototipo de «ciudad inteligente». Pero el proyecto de Toronto se cerró después de dos años de controversia incesante relacionada con las enormes cantidades de datos personales que Alphabet recolectaría, la falta de protecciones de privacidad y los beneficios cuestionables para la ciudad en general.

Cinco meses después de esta presentación, en noviembre, el NSCAI emitió un informe provisional al Congreso que suscitó la alarma sobre la necesidad de que EE.UU actúe frente a la adaptación China de estas tecnologías controvertidas. «Estamos en una competencia estratégica», afirma el informe , obtenido a través de FOIA por el Centro de Información Electrónica de Privacidad. “La inteligencia artificial estará en el centro. El futuro de nuestra seguridad y economía nacional está en juego ”.

A fines de febrero, Schmidt estaba llevando su campaña al público, tal vez entendiendo que el aumento de presupuesto que su junta directiva estaba pidiendo no podría aprobarse sin una mayor aceptación. En un artículo de opinión del New York Times titulado “Silicon Valley podría perder frente a China», Schmidt pidió «asociaciones sin precedentes entre el gobierno y la industria» y, una vez más, haciendo sonar la alarma de peligro amarilla:

AI (inteligencia artificial) abrirá nuevas fronteras en todo, desde biotecnología hasta banca, y también es una prioridad del Departamento de Defensa. … Si las tendencias actuales continúan, se espera que las inversiones generales de China en investigación y desarrollo superen a las de Estados Unidos dentro de 10 años, aproximadamente al mismo tiempo que se proyecta que su economía sea más grande que la nuestra .

A menos que estas tendencias cambien, en la década de 2030 competiremos con un país que tiene una economía más grande, más inversiones en investigación y desarrollo, mejor investigación, un mayor despliegue de nuevas tecnologías y una infraestructura informática más sólida. … En última instancia, los chinos están compitiendo para convertirse en los principales innovadores del mundo, y Estados Unidos no está jugando para ganar.

La única solución, para Schmidt, era un chorro de dinero público. Elogiando a la Casa Blanca por solicitar una duplicación de la financiación de la investigación en inteligencia artificial y ciencia de la información cuántica, escribió: “Deberíamos planear duplicar la financiación en esos campos nuevamente a medida que creamos capacidad institucional en laboratorios y centros de investigación. … Al mismo tiempo, el Congreso debe cumplir con la solicitud del presidente para obtener el nivel más alto de financiamiento de I + D de defensa en más de 70 años , y el Departamento de Defensa debe capitalizar ese aumento de recursos para desarrollar capacidades innovadoras en inteligencia artificial, cuántica, hipersónica y otras prioritarias áreas tecnológicas «.

Eso fue exactamente dos semanas antes de que el brote de coronavirus se declarara una pandemia, y no se mencionó que el objetivo de esta vasta expansión de alta tecnología era proteger la salud de los estadounidenses. Solo que era necesario evitar ser superado por China. Pero, por supuesto, eso pronto cambiaría.

En los dos meses transcurridos desde entonces, Schmidt ha sometido estas demandas preexistentes, para gastos públicos masivos en investigación e infraestructura de alta tecnología, para una serie de «asociaciones público-privadas» en inteligencia artificial y para el aflojamiento de innumerables protecciones de privacidad y seguridad, a través de un ejercicio agresivo de reposicionamiento discursivo. Ahora, todas estas medidas (y más) se están vendiendo al público como nuestra única esperanza posible de protegernos de un nuevo virus que nos acompañará en los próximos años.

Y las compañías tecnológicas con las que Schmidt tiene vínculos profundos, y que pueblan las influyentes juntas asesoras que preside, se han reposicionado como protectores benevolentes de la salud pública y generosos campeones de los «héroes cotidianos» de los trabajos esenciales (muchos de los cuales perderían sus empleos si estas compañías se salieran con la suya). Menos de dos semanas después del cierre del estado de Nueva York, Schmidt escribió un artículo de opinión para el Wall Street Journal que estableció el nuevo tono y dejó en claro que Silicon Valley tiene toda la intención de aprovechar la crisis para una transformación permanente.

Al igual que otros estadounidenses, los tecnólogos están tratando de hacer su parte para apoyar primera línea de respuesta a la pandemia. …

Pero cada estadounidense debería preguntarse dónde queremos que esté la nación cuando termine la pandemia de Covid-19. ¿Cómo podrían las tecnologías emergentes desplegadas en la crisis actual impulsarnos hacia un futuro mejor? … Empresas como Amazon saben cómo suministrar y distribuir de manera eficiente. Tendrán que proporcionar servicios y asesoramiento a los funcionarios del gobierno que carecen de los sistemas informáticos y de la experiencia.

También deberíamos acelerar la tendencia hacia el aprendizaje remoto, que se está probando hoy como nunca antes. On line, no existe un requisito de proximidad, lo que permite a los estudiantes obtener instrucción de los mejores maestros, sin importar en qué distrito escolar residan …

La necesidad de una experimentación rápida a gran escala también acelerará la revolución biotecnológica. … Finalmente, el país está atrasado hace tiempo en infraestructura digital real … Si queremos construir una economía futura y un sistema educativo basado en tele-todo, necesitamos una población totalmente conectada y una infraestructura ultrarrápida. El gobierno debe hacer una inversión masiva, tal vez como parte de un paquete de estímulo, para convertir la infraestructura digital de la nación en plataformas basadas en la nube y vincularlas con una red 5G.

De hecho, Schmidt ha sido implacable en la búsqueda de esta visión. Dos semanas después de la aparición de ese artículo de opinión, describió la programación ad hoc de educación en el hogar que los maestros y las familias de todo el país se vieron obligados a improvisar durante esta emergencia de salud pública como «un experimento masivo en el aprendizaje remoto». El objetivo de este experimento, dijo, era «tratar de descubrir: ¿cómo aprenden los niños de forma remota? Y con esos datos deberíamos ser capaces de construir mejores herramientas de aprendizaje a distancia que, cuando se combinan con el maestro … ayudarán a los niños a aprender mejor ” Durante esta misma videollamada, organizada por el Club Económico de Nueva York, Schmidt también pidió más telesalud, más 5G, más comercio digital y el resto de la lista de deseos preexistente. Todo en nombre de la lucha contra el virus.

Sin embargo, su comentario más revelador fue el siguiente: “El beneficio de estas corporaciones, que amamos difamar, en términos de la capacidad de comunicarse, la capacidad de lidiar con la salud, la capacidad de obtener información, es profundo. Piensa en cómo sería tu vida en Estados Unidos sin Amazon «. Agregó que la gente debería «estar un poco agradecida de que estas compañías obtuvieron el capital, hicieron la inversión, construyeron las herramientas que estamos usando ahora y realmente nos han ayudado».

Es un recordatorio sobre que, hasta hace muy poco, el rechazo público contra estas corporaciones estaba creciendo. Los candidatos presidenciales discutían abiertamente la caída de la gran tecnología. Amazon se vio obligado a abandonar sus planes para una sede en Nueva York debido a la feroz oposición local. El proyecto Sidewalk Labs de Google estaba en una crisis perenne, y los propios trabajadores de Google se negaban a construir tecnología de vigilancia con aplicaciones militares.

En resumen, la democracia se estaba convirtiendo en el mayor obstáculo para la visión que Schmidt estaba promoviendo, primero desde su posición en la cima de Google y Alphabet y luego como presidente de dos poderosas juntas asesorando al Congreso y al Departamento de Defensa. Como revelan los documentos de NSCAI, este inconveniente ejercicio del poder por parte del público y los trabajadores tecnológicos dentro de estas megaempresas, desde la perspectiva de hombres como Schmidt y el CEO de Amazon, Jeff Bezos, desaceleró enloquecedoramente la carrera armamentista de la inteligencia artificial, manteniendo flotas de automóviles y camiones sin conductor potencialmente mortales fuera de las carreteras, evitando que los registros de salud privados se conviertan en un arma utilizada por los empleadores contra los trabajadores, evitando que los espacios urbanos se cubran con software de reconocimiento facial, y mucho más.

Ahora, en medio de la carnicería de esta pandemia en curso, y el miedo y la incertidumbre sobre el futuro que ha traído, estas corporaciones ven claramente su momento para barrer todo ese compromiso democrático. Para tener así el mismo tipo de poder que sus competidores chinos, que ostentan el lujo de funcionar sin verse obstaculizados por intrusiones de derechos laborales o civiles.

Todo esto se está moviendo muy rápido. El gobierno australiano ha contratado a Amazon para almacenar los datos de su controvertida aplicación de seguimiento de coronavirus. El gobierno canadiense ha contratado a Amazon para entregar equipos médicos, generando preguntas sobre por qué omitió el servicio postal público. Y en solo unos pocos días a principios de mayo, Alphabet ha puesto en marcha una nueva iniciativa de Sidewalk Labs para rehacer la infraestructura urbana con $ 400 millones en capital semilla. Josh Marcuse, director ejecutivo de la Junta de Innovación en Defensa que preside Schmidt, anunció que dejaría ese trabajo para trabajar a tiempo completo en Google como jefe de estrategia e innovación para el sector público mundial, lo que significa que ayudará a Google a sacar provecho de algunas de las muchas oportunidades que él y Schmidt han estado creando con su lobby.

Para ser claros, la tecnología es sin duda una parte clave de cómo debemos proteger la salud pública en los próximos meses y años. La pregunta es: ¿estará la tecnología sujeta a las disciplinas de la democracia y la supervisión pública, o se implementará en un frenesí de estado de excepción, sin hacer preguntas críticas, dando forma a nuestras vidas en las próximas décadas? Preguntas como, por ejemplo: si realmente estamos viendo cuán crítica es la conectividad digital en tiempos de crisis, ¿deberían estas redes y nuestros datos estar realmente en manos de jugadores privados como Google, Amazon y Apple? Si los fondos públicos están pagando gran parte de eso, ¿el público no debería también poseerlo y controlarlo? Si Internet es esencial para muchas cosas en nuestras vidas, como lo es claramente, ¿no debería tratarse como una utilidad pública sin fines de lucro?

Y aunque no hay duda de que la capacidad de teleconferencia ha sido un salvavidas en este período de bloqueo, hay serios debates sobre si nuestras protecciones más duraderas son claramente más humanas. Tomemos la educación. Schmidt tiene razón en que las aulas superpobladas presentan un riesgo para la salud, al menos hasta que tengamos una vacuna. Entonces, ¿no se podría contratar el doble de maestros y reducir el tamaño de los cursos a la mitad? ¿Qué tal asegurarse de que cada escuela tenga una enfermera?

Eso crearía empleos muy necesarios en una crisis de desempleo a nivel de depresión y les daría mayor margen a todos en el ambiente educativo. Si los edificios están demasiado llenos, ¿qué tal dividir el día en turnos y tener más educación al aire libre, aprovechando la abundante investigación que muestra que el tiempo en la naturaleza mejora la capacidad de los niños para aprender?

Introducir ese tipo de cambios sería difícil, sin duda. Pero no son tan arriesgados como renunciar a la tecnología probada y verdadera de humanos entrenados que enseñan a los humanos más jóvenes cara a cara, en grupos donde aprenden a socializar entre ellos.

Al enterarse de la nueva asociación del estado de Nueva York con la Fundación Gates, Andy Pallotta, presidente de United Teachers del Estado de Nueva York, reaccionó rápidamente: “Si queremos reimaginar la educación, comencemos por abordar la necesidad de trabajadores sociales, consejeros de salud mental , enfermeras escolares, cursos de artes enriquecedores, cursos avanzados y clases más pequeñas en distritos escolares de todo el estado «, dijo. Una coalición de grupos de padres también señaló que si realmente habían estado viviendo un «experimento de aprendizaje remoto» (como lo expresó Schmidt), los resultados fueron profundamente preocupantes: «Dado que las escuelas cerraron a mediados de marzo, nuestro la comprensión de las profundas deficiencias de la instrucción basada en pantalla solo ha crecido «.

Además de los obvios sesgos de clase y raza contra los niños que carecen de acceso a Internet y computadoras en el hogar (problema que las compañías tecnológicas están ansiosas por cobrar, mediante grandes ventas tecnológicas), hay grandes preguntas sobre si la enseñanza remota puede servir a muchos niños con discapacidades, como lo exige la ley . Y no existe una solución tecnológica para el problema de aprender en un entorno hogareño superpoblado y / o abusivo.

El problema no es si las escuelas deben cambiar ante un virus altamente contagioso para el cual no tenemos cura ni vacuna. Al igual que todas las instituciones donde los humanos actúan en grupos, las escuelas cambiarán. El problema, como siempre en estos momentos de conmoción colectiva, es la ausencia de debate público sobre cómo deberían ser esos cambios y a quién deberían beneficiar. ¿Empresas tecnológicas privadas o estudiantes?

Las mismas preguntas deben hacerse sobre la salud. Evitar los consultorios médicos y los hospitales durante una pandemia tiene sentido. Pero la telesalud pierde en gran medida frente a la atención persona a pesona. Por lo tanto, debemos tener un debate basado en la evidencia sobre los pros y los contras de gastar recursos públicos escasos en telesalud, en comparación con enfermeras más capacitadas, equipadas con todo el equipo de protección necesario, que pueden hacer visitas a domicilio para diagnosticar y tratar pacientes en sus hogares. Y quizás lo más urgente es que necesitamos lograr el equilibrio correcto entre las aplicaciones de seguimiento del virus, que con las protecciones de privacidad adecuadas tienen un papel que desempeñar, y los llamados a un Cuerpo de Salud Comunitario que pondría a millones de estadounidenses a trabajar no solo haciendo seguimiento de contactos sino asegurándose de que todos tengan los recursos materiales y el apoyo que necesitan para estar en cuarentena de manera segura.

En cada caso, enfrentamos decisiones reales y difíciles entre invertir en humanos e invertir en tecnología. Porque la verdad brutal es que, tal como están las cosas, es muy poco probable que hagamos ambas cosas. La negativa a transferir los recursos necesarios a los estados y ciudades en sucesivos rescates federales significa que la crisis de salud del coronavirus ahora se está convirtiendo en una crisis de austeridad fabricada. Las escuelas públicas, universidades, hospitales y tránsito se enfrentan a preguntas existenciales sobre su futuro. Si las compañías tecnológicas ganan su feroz campaña de presiones y lobby para el aprendizaje remoto, telesalud, 5G y vehículos sin conductor, su Screen New Deal, simplemente no quedará dinero para prioridades públicas urgentes, sin importar el Green New Deal (el Nuevo Pacto Verde) que nuestro planeta necesita con urgencia.

Por el contrario: el precio de todos los brillantes dispositivos será el despido masivo de maestros y el cierre de hospitales.

La tecnología nos proporciona herramientas poderosas, pero no todas las soluciones son tecnológicas. Y el problema de externalizar decisiones clave sobre cómo «reimaginar» nuestros estados y ciudades a hombres como Bill Gates y Eric Schmidt es que se han pasado la vida demostrando la creencia de que no hay problema que la tecnología no pueda solucionar.

Para ellos, y para muchos otros en Silicon Valley, la pandemia es una oportunidad de oro para recibir no solo la gratitud, sino también la deferencia y el poder que sienten que se les ha negado injustamente. Y Andrew Cuomo, al poner al ex presidente de Google a cargo del cuerpo que dará forma a la reapertura del estado, parece haberle dado algo cercano al reinado libre.

Autora: Naomi Klein

Fuente de la Información: https://www.lavaca.org/portada/la-distopia-de-alta-tecnologia-post-coronavirus/

 

 

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OPINIÓN: Indígenas mexicanos en Nueva York, cercados por el coronavirus

Por: Zósimo Camacho

Maclovio tuvo que cambiar el cielo mixteco por el asfalto neoyorkino. Salió de la región más depauperada de México, la Montaña de Guerrero, hace 19 años. Dejó los acantilados agrestes y las laderas escarpadas de San José Laguna y adoptó las luces de la ciudad que nunca duerme.

Habla cuatro idiomas: nahua, la lengua de su madre; t’un saavi (o mixteco), la de su padre; español, la que le impuso su patria, e inglés, la que le impusieron los patrones.

El contraste entre su lugar de origen y el lugar en el que hoy trabaja no podía ser mayor: labora en un hotel en la Times Square, 42 th Street, una populosa calle de aparadores de modas cercana a la más concurrida estación del legendario Metro neoyorquino. Ahí hace labores de mantenimiento y limpieza. Comparte la sal y las tortillas con paisanos de Guerrero, Puebla y Morelos, indígenas y mestizos.

“Ahorita está grave la situación porque no hay trabajo. Todos los negocios están cerrados, empezando por el hotel, pero también los restaurantes, bares… No hay trabajo para nadie… Sólo algunos pocos que tienen suerte están trabajando en un supermercado…”

Ha cumplido 5 semanas sin poder trabajar, como sus demás familiares. “Vamos a batallar para pagar la renta”, dice. Los “ahorritos” casi se acaban en los alimentos que consume con su familia: esposa y tres hijos.

Aunque en cuarentena –como toda la ciudad de Nueva York– se mantiene al tanto de sus familiares que también se encuentran allá. Tantos son los llegados desde Tlapa de Comonfort, Guerrero, que entre ellos se refieren jocosamente a su ciudad adoptiva como Tlapayork.

Le preocupa no poder reunir los 1 mil 300 dólares (unos 33 mil pesos al tipo de cambio actual) que debe pagar a finales de este mes de abril. Y se dice afortunado de haber arrendado un apartamento pequeño. Otras familias indígenas mexicanas deben reunir de 2 mil a 2 mil 500 dólares (50 mil y 63 mil pesos, respectivamente). “Más aparte los gastos de lo que es luz, gas”, agrega con preocupación.

Al menos, se consuela, él y su familia no han enfermado. Sabe que los casos de Covid-19 se multiplican entre los migrantes mexicanos. “Sé que las cosas están graves; no es un juego, pues”.

Lamenta la muerte, por el virus SARS-CoV-2, de “paisanos que aquí nos topábamos; unos que son de Puebla, un señor y una señora, que fallecieron la semana pasada. Y también falleció el esposo de mi prima, que se encuentra en la [calle] 16. Y hay otros casos, de los que nos vamos avisando por medio del teléfono, porque no podemos salir. No podemos ni ir a dar condolencias ni estar un poco con la familia. Estamos encerrados”.

Explica que incluso no pudo visitar a su hermana –también migrante en Nueva York– que enfermó en días pasados pero que ya se recuperó. No sabe si ella padeció el virus; pero se muestra aliviado porque logró recuperarse “con remedios caseros”.

Ante la condición indocumentada de la mayoría de los migrantes, entre ellos se auxilian con consejos de cuáles “remedios” son los mejores para enfrentar la enfermedad. Además, quienes han regularizado su situación dudan acudir al hospital porque temen morir sin haberse despedido de sus familiares.

“Los que han fallecido, se van [al hospital] con los síntomas. No se van cayendo, nomás van con los síntomas; pero cuando llegan allá los checan, hacen que se retiren los familiares, y a los 2 o 3 días ya están muertos. Los familiares dejan de saber de ellos y cuando se enteran es que ya están muertos. Y como no hay visitas en los hospitales ni explicación… Por eso nosotros, nuestra gente, ya no queremos acudir al hospital porque ahí se enferma uno más, yo creo que por el miedo que uno tiene y eso empeora el problema.”

Nueva York se ha convertido en el mayor brote de la pandemia en Estados Unidos y el mundo. Al momento de redactar estas líneas supera los 275 mil casos confirmados de Covid-19 y las 21 mil muertes por la enfermedad. Según la base de datos en tiempo real Worldometers, en todo Estados Unidos los casos positivos son más de 900 mil y las defunciones más de 55 mil.

La única cifra de mexicanos muertos en Estados Unidos conocida fue dada por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, el martes 21 pasado. Sólo dijo que eran más de 300.

El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, encabezado por Abel Barrera, dio la alerta en las fases tempranas de la pandemia, ha impulsado acciones desde el Tlapa y ha pugnado por un papel más activo del gobierno mexicano para proteger a los indígenas en Estados Unidos o apoyar a los familiares de los fallecidos.

Las familias montañeras han dicho a Tlachinollan que no hay apoyos del Consulado mexicano en Nueva York más que para realizar algunos trámites y para decirles en qué funeraria pueden hacer la incineración. “Pero no han recibido apoyo de recursos económicos”, señala Abel Barrera.

Agrega: “entendemos que no tienen ni el personal suficiente en el Consulado [de México en Nueva York] y lamentamos mucho que no se le esté dando la importancia, sobre todo sabiendo que Nueva York es el foco rojo y donde es más alto el número de personas fallecidas, y el 32 por ciento de estos fallecimientos es de latinos en general. No sabemos cuántos son indígenas. No se está viendo ese gran problema”, advierte.

Tampoco hay apoyos por parte del gobierno de Estados Unidos. Algunos migrantes originarios de la Montaña han encontrado ayudas para alimentación de parte de organizaciones religiosas, fundaciones privadas y escuelas. Pero los indocumentados no alcanzan ni estos apoyos.

“Están totalmente desprotegidos tanto en Nueva York como en la Montaña. Dos polos de la misma discriminación”, concluye Abel Barrera.

Por su parte, Maclovio Arellano quiere lanzar un llamado, desde Nueva York, a todos sus “paisanos” mexicanos: “Cuídense. Esto ya no es un juego. Es una realidad. Nosotros llevamos muchos días encerrados y hemos visto mucho sufrimiento. Vemos lo que pasa aquí y pensamos en qué va a pasar en la Montaña y en todo México cuando esta enfermedad pegue con fuerza allá”.

Fuente e imagen: http://www.tlachinollan.org/opinion-indigenas-mexicanos-en-nueva-york-cercados-por-el-coronavirus/

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