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Educación: Transformación sin cambios

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

Si la Mtra. Delfina Gómez, próxima secretaria de Educación Pública del gobierno del presidente López Obrador, dice; “no vengo a cambiar nada”, entonces ¿todo está bien en la SEP? ¿La educación pública en México no requiere de cambios?

Algunos observadores y observadoras críticos de las políticas públicas educativas en México, dijeron al respecto que no era prudente, en su primera declaración pública, que la Mtra. Delfina se pronunciara en un tono radical ni que provocara una idea de ruptura institucional (la declaración se hizo durante una reunión virtual de la CONAEDU). Que eso era lo “políticamente correcto”. Pero ¿Es posible impulsar, desde el gobierno, una “transformación sin cambios”?

Y sí, en parte eso del “lenguaje político correcto” es cierto, pero hay formas y, sobre todo, hay contenidos de por medio. Pienso, en especial, que durante la emisión de los discursos que se lanzan, no desde cualquier tribuna, hay que cuidar tanto el cómo se dicen las cosas como la sustancia (el qué) de lo dicho. La Mtra. Gómez está en la antesala de ocupar el más alto cargo de la administración pública en materia educativa; además, se trata de asumir el liderazgo de la dependencia cuya cartera ejerce el más voluminoso presupuesto del gobierno federal, esto debido al alcance que tienen los procesos educativos en la sociedad actual. Se estiman poco más de un millón 200 mil trabajadores de la educación, y poco más de 40 millones de personas (niñas, niños, jóvenes y adultos) que, directa e indirectamente, están involucradas e impactadas por las decisiones que se toman a nivel de políticas públicas educativas en nuestro país.

A unos días de ser ubicada en la cima de la burocracia educativa nacional, me parece que a la Mtra. Delfina le hicieron falta asesoras y asesores, durante su primera declaración y durante la gestión, para imprimir su propio sello sin alterar el orden institucional; careció, en otras palabras, de tacto político y sensibilidad para ejercer o dar a conocer su estilo de trabajo como mujer de poder público (aunque implícitamente con su dicho, nos mostró su personalidad política: convalidar la gestión anterior). En este caso la declaración se hizo pública a través de las redes sociales digitales.

Lo políticamente correcto, considero, sería decir: “Voy a evaluar cómo se encuentra la educación en México. Y luego, lanzaré las iniciativas de cambio que requiera el país en un contexto complejo, pero convencida de la Cuarta Transformación de la vida pública de México”. Y más allá. Hoy son necesarias declaraciones más esperanzadoras y realistas por parte de las y los gobernantes, especialmente en un contexto donde, al parecer, se prolongarán las crisis sanitaria y económica actuales. Hizo falta, pues, una declaración equilibrada, sin romper el orden institucional, y en sintonía con las demandas sociales actuales en el ámbito magisterial y educativo.

La frase de “no vengo a cambiar nada” también puede interpretarse de dos maneras:

1) No hay necesidad de hacer cambios, puesto que éstos ya se hicieron (“la mesa ya está servida”). Como sabemos, el gobierno de la “4T” impulsó, desde 2018, reformas o cambios al texto constitucional y a las leyes secundarias relacionadas con el Artículo Tercero, luego concretadas en 2019. Mediante nuevos consensos con la oposición, la bancada de Morena y aliados políticos en el Congreso, empujaron dichas reformas constitucionales a efecto de modificar el marco legal que se había impuesto, en 2013, con la llamada “Reforma Educativa estructural” (Pacto por México). De aquellos tiempos en que el PRI, el PAN y el PRD eran las fuerzas parlamentarias hegemónicas o dominantes.

2) El papel como funcionaria pública del más alto nivel, que ocupará la nueva titular de la SEP, es de transición. Algunos observadores y observadoras han señalado que la Mtra. Gómez se perfilará nuevamente, después de su paso por la SEP, a la candidatura para ocupar la gubernatura del Estado de México. En mi colaboración anterior, donde abordo el tema de la sucesión en la SEP (1), señalé que, en los hechos, la Mtra. Delfina se encuentra también en la antesala de la disputa por la candidatura presidencial para el 2024, por Morena.

De cualquier forma, la declaración inicial me pareció desafortunada a pesar de las justificaciones que se quieran encontrar o acomodar.

¿Qué cambios urgentes se requieren en el plano educativo?

Retomo a continuación dos puntos abordados en mis colaboraciones anteriores (2), debido al corto espacio, acerca de los “cambios” que requiere la educación pública en México. En otros momentos analizaré diferentes temas urgentes y prioritarios.

1. Debido a que la administración de Esteban Moctezuma (2018-2021), en la SEP, mantuvo intacto el Modelo Educativo que se impuso durante la Reforma Educativa de 2013, son necesarias su revisión, discusión y, en su caso, un replanteamiento.

El Modelo Educativo (de 2016-2017) en sí mismo ha puesto una barrera, ya que su diseño y redacción son abstractos y relativamente complejos.

Como ruta de navegación es denso en su organización, estructura y significados, pero no por ello pierde su robustez pedagógica (habría que reflexionar sobre su pertinencia). Las y los maestros, sobre todo de Educación Básica, desde entonces se preguntan, por ejemplo, ¿qué diferencias y semejanzas tiene este modelo educativo con respecto a la propuesta anterior, de 2011, que versaba sobre la articulación de la Educación Básica? Si bien queda claro que el actual Modelo está diseñado para reorganizar a la Educación Obligatoria (Básica y Media Superior), aún quedan dudas acerca de los cambios conceptuales y operativos que se han introducido durante los últimos años, tantos en el papel como en las prácticas docentes.

¿Qué ventajas o desventajas tiene para la práctica docente un cambio de este calibre en el diseño pedagógico y curricular? ¿Qué implica moverse de un modelo basado en el desarrollo de competencias, a otro que hoy se ha “refinado”, pero que conserva el mismo molde, y que tiene como centro a los “aprendizajes clave”? ¿Qué relación tiene esta concepción de lo educativo con las concepciones gerencialistas que se han establecido durante las últimas décadas, en el seno de la educación pública?

2. También se requieren cambios, en consecuencia, en la estructura y operación de los subsistemas de formación inicial de docentes (Escuelas Normales, CAM y UPN) y en los programas de formación continua para docentes en servicio. Fortalecimiento y transformación de procesos, son las propuestas que se han hecho durante los últimos años. Pero, para lograrlo, se necesitan recursos financieros, visión y voluntad política. No se pueden hacer oídos sordos acerca de estos tramos esenciales de la educación, como sistema.

No es ni será suficiente sólo con “capacitar” (por primera vez) a los docentes y demás figuras educativas, sino que también habrá de desplegarse todo un programa permanente de “actualización” (una y otra vez), con un sentido profundo y de amplia discusión informada y reflexiva, tanto en la parte conceptual como en la parte instrumental o de procedimientos a seguir, y situarse en un esquema de participación “crítica y activa” de las y los docentes, lo cual implicaría, sin duda, el despliegue de todo un esfuerzo institucional para preparar a verdaderos “líderes de la transformación educativa”. Pero para ello se necesita que la cima de la burocracia educativa asuma también un papel de liderazgo, con rumbo claro.

3. La estructura burocrática de la educación. Hoy en día tanto en el gobierno federal como en las entidades federativas, las estructuras administrativas de la educación pública están anquilosadas e integradas por profesionales que no están adecuadamente preparados para atender los asuntos educativos.

Muchos grupos de funcionarios y colaboradores, no todos, de las instituciones educativas están ahí gracias a coyunturas políticas o como retribución por haber colaborado en alguna campaña electoral, pero son inexpertos o carecen de las calificaciones profesionales para llevar a cabo tareas de corte pedagógico o de apoyo a la educación. ¿Qué va a hacer la Mtra. Delfina Gómez con los grupos de trabajo que el Mtro. Moctezuma instaló en la SEP? ¿Cuál será su posición con respecto a las ambiguas nociones de “excelencia educativa” y de “Nueva Escuela Mexicana”? ¿O no hay pensamiento crítico al respecto?

Finalmente pienso que, directa o indirectamente, la nueva titular de la SEP está en una posición privilegiada, al frente de la principal institución donde se define el diseño y aplicación de las políticas públicas educativas, que es la SEP; y desde ahí puede convertirse, o no, en una catalizadora o en una resistencia al cambio educativo que requiere la nación.

Sin embargo, no hay que olvidar que más allá de las élites dirigentes (o a pesar de ellas), el papel de las maestras y los maestros en la escuela pública (presencial o a distancia), así como de las y los directivos escolares, son esenciales en el éxito o fracaso de cualquier “transformación educativa”, de acuerdo con la experiencia nacional e internacional.

Fuentes consultadas o referencias:

(1) Ver: Delfina Gómez: Las clases de la “Clase Política”, SDP Noticias.com, 8 de enero, 2021.

(2) Ver: Cuatro obstáculos de la Reforma y el Modelo Educativo 2017, SDP Noticias.com, 6 de julio, 2017.

Fuente:  http://www.educacionfutura.org/educacion-transformacion-sin-cambios/

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Justicia mexicana impone prisión preventiva para expolicía vinculado al Caso Ayotzinapa

Justicia mexicana impone prisión preventiva para expolicía vinculado al Caso Ayotzinapa

Un juez mexicano impuso prisión preventiva a un exagente de la Policía Federal vinculado con la desaparición en 2014 de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y será juzgado por desaparición forzada, informó este domingo la Fiscalía General de la República en un comunicado.

«La Fiscalía General de la República (FGR), a través de la Unidad Especial de Investigación y Litigación del Caso Ayotzinapa, obtuvo auto de formal prisión en contra de Luis «D», expolicía federal, por su probable responsabilidad en el delito de desaparición forzada agravada», detalló el Ministerio Público.

De acuerdo con la Fiscalía, el exagente se desempeñaba como titular de la estación de la Policía Federal en la ciudad de Iguala (estado de Guerrero) durante la noche de los hechos y estaría relacionado con la desaparición de los 43 estudiantes.

«Esta persona probablemente tuvo conocimiento de la detención de estudiantes normalistas (de magisterio), negando posteriormente su detención, posible destino y paradero», aseguró la Fiscalía.

Luis «D» fue arrestado el pasado 18 de enero a raíz de una orden de captura emitida por el Juzgado Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de México, mismo que le impuso ahora prisión preventiva.

Según la desacreditada versión oficial del Gobierno de Enrique Peña Nieto, los 43 estudiantes de Ayotzinapa fueron arrestados en Iguala en la noche del 26 de septiembre de 2014 por policías locales corruptos que los entregaron al cartel Guerreros Unidos, que los incineró en un basurero.

Este relato, conocido como la «verdad histórica», ha sido cuestionado por los familiares y expertos independientes, que han señalado que los cuerpos no pudieron ser quemados en ese lugar y han apuntado a la participación de militares y policías federales en el caso.

El actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, que en 2018 ordenó reiniciar las investigaciones, anunció el pasado 26 de septiembre, al cumplirse seis años de la desaparición, que había órdenes de captura contra militares y policías federales.

En noviembre fue arrestado el primer miembro del Ejército vinculado a lo sucedido esa noche, el capitán José Martínez Crespo, quien está acusado de delincuencia organizada. (I)

Fuente de la Información: https://www.eluniverso.com/noticias/2021/01/24/nota/9600598/justicia-mexicana-impone-prision-preventiva-expolicia-vinculado

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Es hora de volver a las aulas de clase

Es hora de volver a las aulas de clase

Sandra García

Un nuevo aplazamiento

El pasado 28 de diciembre, la alcaldesa Claudia López anunció que los colegios públicos de Bogotá volverían a abrir sus puertas el 25 de enero. En su cuenta de Twitter publicó el siguiente trino: “Nadie hizo un sacrificio más grande que los niños y niñas de Bogotá, el otro año todos tenemos que sacrificarnos un poquito para que ellos puedan volver a sus colegios”.

Esas palabras me llenaron de tranquilidad porque reconocían —por primera vez—que los niños, niñas y adolescentes quedaron de últimas en la lista de prioridades del 2020.

Pero la tranquilidad duró poco porque el 12 de enero la Alcaldía anunció que los colegios públicos retomarán las clases de forma virtual y los colegios privados, cuyo calendario escolar empieza más temprano, no podrán tener clases presenciales mientras la alerta roja esté vigente en la ciudad.

Dado que la ocupación de UCI está cerca del 95% en Bogotá, es entendible que la Alcaldía haya decidido posponer las clases presenciales. Sin embargo, esta medida debe ser levantada cuando la curva de contagios disminuya, porque no podemos permitir que se repita uno de los grandes errores del 2020, cuando se le dio prioridad al comercio sobre los colegios. Este año tenemos que reconocer que la educación es un servicio esencial para el presente y el futuro de la sociedad.

Los costos de la virtualidad

Como señalé en un artículo anterior de Razón Pública, los costos económicos y sociales de cerrar los colegios son excesivamente altos.

Esta semana, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) afirmó que no podemos permitirnos otro año sin escuela porque las consecuencias serían devastadoras: deserción escolar, pérdidas de aprendizaje, deterioro de la salud física y mental, mayores índices de pobreza y perdidas del crecimiento económico en el mediano y en el largo plazo.

Una simulación realizada por Nora Lusting, Guido Neidhöfer y Mariano Tommasi indica que prolongar el cierre de las escuelas en Latinoamérica podría ocasionar el retorno a los índices de escolaridad de los años sesenta.

Los retos de las clases presenciales

Abrir los colegios es una decisión difícil que implica tres grandes retos:

  1. Adecuar la infraestructura de las instituciones educativas y adquirir los implementos necesarios para garantizar el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad;
  2. Desarrollar estrategias pedagógicas para que los estudiantes sigan aprendiendo a pesar de la incertidumbre y las múltiples prohibiciones;
  3. Motivar a los docentes y a los padres de familia para que apoyen el regreso de las clases presenciales. Eso implica divulgar información confiable sobre el comportamiento del virus en el contexto escolar y promover las medidas para reducir el contagio.

El peligro no es tan alto

Sobre el último punto importa señalar que cada vez hay más evidencia en el sentido de que los colegios no son fuentes importantes de contagio, cuando se cumplen los protocolos de bioseguridad.

Por ejemplo, un estudio publicado en Pediatrics, muestra que nueve semanas después de que los colegios volvieran a funcionar presencialmente en Carolina del Norte (donde participaron cerca de 100.000 estudiantes, profesores y personal), el índice de contagios en dichas instituciones fue mucho más bajo que las tasas de contagio en la comunidad.

«Prolongar el cierre de las escuelas en Latinoamérica podría ocasionar el retorno a los índices de escolaridad de los años sesenta.»

Así mismo, sabemos cuáles medidas son indispensables en los contextos escolares. En el estudio sobre Carolina del Norte, los colegios siguieron la regla “3W” por sus siglas en inglés: wear a mask, wait 6 feet, wash hands. En español, la regla sería: uso del tapabocas, distanciamiento físico de dos metros y lavado de manos. Adicionalmente, los expertos en salud insisten en la importancia del reporte de síntomas, el rastreo de casos y la ventilación para reducir el número de casos.

¿Qué debemos hacer?

En resumen, para volver a abrir los colegios es necesario cumplir con 5 condiciones: uso adecuado de tapabocas, distanciamiento físico, lavado de manos frecuente, buena ventilación y reporte temprano de síntomas. Se trata de medidas sencillas que podrían cumplir la mayoría de los colegios de Bogotá y del resto del país.

Naturalmente, el gobierno debe destinar recursos para los colegios que no cuentan con la infraestructura necesaria para mantener el distanciamiento físico o proveer el lavado de manos. Incluso las comunidades pueden proponer soluciones sencillas y creativas para que los niños y adolescentes puedan volver a clase. Algunos ejemplos son los lavamanos portátiles que se abastecen del agua almacenada en tanques, los tapabocas de tela, la ampliación de ventanas y el uso de espacios al aire libre.

Cada vez hay más evidencia en el sentido de que los colegios no son fuentes importantes de contagio, cuando se cumplen los protocolos de bioseguridad

Como sociedad, debemos hacer todo lo posible para que niñas y niños puedan regresar a las aulas de clase. Indudablemente, los profesores y el personal de apoyo de los colegios deben ser considerados trabajadores esenciales, como el personal de salud y las personas que trabajan en la producción y comercialización de alimentos.

Es hora de aplaudir y agradecer el trabajo y la entrega de miles de maestras y maestros en los últimos meses. La mayoría ha decidido trabajar más horas para brindar educación de calidad a sus alumnos. Tengo la certeza de que, al igual que yo, muchas personas que trabajan en educación añoran regresar a las aulas. Es hora de recuperar el tiempo perdido y evitar que el daño causado por la pandemia sea irreversible.

*Ingeniera Industrial de la Universidad de los Andes, magíster en Administración Pública de la Universidad de Columbia, PhD. en Política Social de la Universidad de Columbia, y profesora de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes.

Fuente de la Información: https://razonpublica.com/hora-volver-las-aulas-clase/

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Ya está, Trump se fue, ¿y ahora qué?

Ya está, Trump se fue, ¿y ahora qué?

 Roberto Montoya

Vuelta a la “normalidad”. Ya está, ya se acabaron los infernales cuatro años de Trump, quedaron atrás sus exabruptos, su creciente autoritarismo, su exacerbado machismo, su xenofobia y racismo, sus ataques a los medios de comunicación, su intolerancia, prepotencia, su apoyo al supremacismo blanco y sus milicias, su respaldo a la policía del gatillo fácil contra la comunidad afroamericana, sus sistemáticas mentiras, su criminal gestión de la pandemia del COVID-19, su política agresiva con el medioambiente, su ruptura con importantes tratados internacionales.

La salida de Trump de la Casa Blanca es un alivio para todo el mundo, sin duda y el hecho de que en el Gabinete de Biden haya más mujeres que nunca, que refleje en su seno también la gran diversidad étnica de EEUU y hasta la diversidad en orientación sexual, es, al menos simbólicamente, un cambio positivo importante.

Pero, ¿y ahora qué?, ¿qué puede esperarse de este nuevo mandato?, ¿qué será de Trump y el movimiento ultraderechista que puso en marcha?

Un discurso lleno de vaguedades y buenismo

“Sin unidad no hay paz, sólo furia y amargura. No hay progreso, sólo caos”, dijo Joe Biden en su discurso en el Capitolio al asumir su cargo como 46º presidente Estados Unidos. “Unidad”, tal vez su palabra más repetida.

“Podemos hacer de Estados Unidos una fuerza que dirige el bien en todo el mundo”,  un tipo de frase imperial que nunca falta en un discurso presidencial sea de un republicano como de un demócrata, como las invocaciones a Dios y el llamamiento a orar todos juntos.

No hubo prácticamente más mensajes. Lugares comunes, tópicos, generalidades, discurso tradicional, sin compromisos firmes, sin un mensaje movilizador.

Frente al “Volvamos a hacer a América grande” y el “America First” de Trump, el buenismo en estado puro.

Coherente con el perfil de candidato “moderado” que Biden imprimió a su campaña electoral desde el primer momento. Una moderación y una pasividad, una falta de reacción a los constantes escándalos y a la delirante gestión de la pandemia que hacía Trump que en muchos momentos exasperó a los electores demócratas y les hizo dudar de si realmente el candidato de su partido tenía un programa alternativo que ofrecer.

Cuando Trump denunciaba las desigualdades sociales

Comparemos los discursos. ¿Qué cosas dijo un millonario del mundo inmobiliario y presentador de programas de reality como Donald Trump el 20 de enero de 2017 al asumir en las escalinatas del Capitolio la presidencia?:

“Washington floreció, pero la gente no compartió esa riqueza. Los políticos prosperaron, pero se perdieron trabajos y las empresas cerraron. El “establishment” se protegió a sí mismo, pero no a los ciudadanos de nuestro país”.

“Las victorias de ellos no fueron las victorias de ustedes; los triunfos de ellos no fueron sus triunfos; y mientras ellos celebraron en la capital de nuestra nación, las familias con dificultades económicas tenían poco que celebrar en todo nuestro país”.

Y Donald Trump hizo vibrar a la multitud, a cientos de miles de personas en la explanada del Capitolio cuando prometió:

“Todo eso cambia aquí mismo y ahora mismo, porque este momento es su momento: les pertenece a ustedes” “Le pertenece a todos los que se reunieron hoy aquí y a todos los que nos ven a lo largo de Estados Unidos”. “Los hombres y mujeres olvidados de nuestro país ya no serán olvidados. Todo el mundo los escucha ahora”.

Trump habló de desigualdades sociales, les dijo que “una nación existe para servirles a sus ciudadanos”,  les habló de “madres e hijos atrapados en la pobreza en nuestros centros urbanos; empresas oxidadas y dispersas como lápidas en todo el territorio nacional”.

Denunció igualmente “un sistema educativo lleno de dinero pero que priva a nuestros bellos y jóvenes estudiantes del conocimiento” y muchas cosas más.

Un discurso muy estudiado. El mundo al revés. Trump, un millonario enriquecido con la especulación inmobiliaria, un grotesco “showman” gamberro y misógino de la telerrealidad, sin experiencia política y al que incluso muchos en el propio Partido Republicano no tomaban en serio, hizo una radiografía de la situación social de EEUU con algunas frases que parecían extraídas del programa de Bernie Sanders.

Ni demócratas como Clinton, Obama, ni ahora Biden, llegaron a decir realidades como esas ni en su primer discurso ni en ninguno de sus discursos.

¿Demagogia por parte de Trump?, claro. Una verdadera burla. Trump denunciaba algunas de las nefastas consecuencias sociales de la globalización y del neoliberalismo, de la desindustrialización de importantes zonas del país, atribuyéndoselas en exclusiva a los gobiernos demócratas, aún siendo él mismo fruto, beneficiario y defensor de ese mismo sistema.

Al efectismo de su diagnóstico le añadió una buena dosis de xenofobia y racismo culpabilizando tanto al inmigrante como al capital y  gobiernos extranjeros de todos esos males.

Un discurso que compró rápidamente una parte importante de esos trabajadores y empresarios que no participaron del botín de la globalización, ni de la deslocalización y los tratados de libre comercio sino que por el contrario fueron afectados por ellos.

Trump se convirtió también rápidamente al iniciar su campaña electoral en antiabortista ferviente y defensor a ultranza de principios ideológicos ultraconservadores con lo que logró atraer el voto de las poderosas iglesias evangelistas, cada vez más influyentes en el mundo de la política, de la Justicia, de la vida cultural y social.

El trumpismo no ha muerto

Trump jugó bien su baza, funcionó.

Hizo populismo de derecha de gran eficacia. El hombre al que a pocos meses de iniciar su mandato muchos daban ya por acabado mostró que tras cuatro años dando prebendas fiscales y de todo tipo al gran capital industrial, financiero, y a las grandes fortunas, desprotegiendo sanitaria y socialmente a la población, obtuvo siete millones de votos más que en 2016.

Aún después del impeachment y de meses de escandalosa y criminal gestión de la pandemia Trump seguía teniendo sorprendentes índices de popularidad y lograba arrastrar aún en sus locuras a todo el Partido Republicano.

Pero Biden al final vio su oportunidad. El narcisismo y  omnipotencia le terminó haciendo una mala jugada a Trump; tiró de la cuerda hasta que la rompió.

El número de muertos aumentaba y aumentaba, la situación de la pandemia se descontroló totalmente, vio que perdía terreno, intentó atrasar las elecciones y al no lograrlo denunció que habría fraude, todo se precipitó.

Los últimos meses del Gobierno de Trump fueron patéticos.

El presidente se quedó cada vez más solo, fue perdiendo apoyos en su propio gobierno, en su Administración, en el Tribunal Supremo cuya mayoría conservadora fortaleció, y se hicieron ya visibles las fisuras internas en el Partido Republicano.

El no reconocer los resultados electorales y obstaculizar la transmisión de poder mostraban un descontrol político y personal inédito en un presidente derrotado en las urnas.

Muchos como el fiel y servil vicepresidente Mike Pence terminaron saltando a último momento del barco antes de que se hundiera, intentando poner a salvo su propio futuro político.

Biden tuvo así su oportunidad de oro, su táctica de ver pasar el cadáver de su adversario ante su puerta, como decíamos en estas páginas finalmente funcionó.

Trump se suicidó y su cadáver político pasó efectivamente ante la puerta de Biden.

Su último acto fue negar el triunfo electoral al punto de convocar a las milicias supremacistas y ultraderechistas a tomar por asalto el Capitolio en plena sesión.

Pero aunque Trump quede fuera de la gran escena política definitivamente, si hipotéticamente prospera el nuevo impeachment demócrata contra él y queda inhabilitado de por vida para cargo público, difícilmente el trumpismo desaparezca.

¿Será capaz un presidente como Joe Biden de adoptar medidas concretas que minen el apoyo que tiene el trumpismo en amplios sectores de la sociedad?

No es fácil ser optimista al respecto. Joe Biden no es Bernie Sanders y no está claro que este último, su gente y la presión de los movimientos sociales, aunque creciente estos últimos años, puedan influir realmente en la política del nuevo presidente.

Biden es un hombre del establishment de toda la vida, claro representante de ese modelo neoliberal con el que tanto gobiernos demócratas como republicanos han contribuido a acentuar cada vez más las desigualdades sociales en EEUU, convirtiéndolo en un imperio con pies de barro.

Trump supo pescar en el caladero de las víctimas de ese modelo y puso en marcha un movimiento que seguramente seguirá teniendo peso en el seno del Partido Republicano como lo tuvo en su momento el Tea Party. O él y sus seguidores terminarán provocando un cisma en el partido.

Biden y el Partido Demócrata tienen dos opciones:

Una, sacar lecciones del fenómeno Trump, rectificar, no repetir el modelo de Clinton u Obama, asumir de una vez que las estructuras fundamentales del sistema actual se han agotado y aceptar al menos parcialmente algunas de las reformas más importantes fiscales, laborales, medioambientales y sociales esbozadas por Sanders y el equipo de jóvenes congresistas que lo apoyan.

Dos, seguir intentando navegar a dos aguas como durante la campaña electoral. Asumiendo solo superficialmente, cara a la galería, algunas de las reformas propuestas por el ala de izquierda demócrata y los movimientos sociales, al tiempo que se hacen constantes guiños al sector más “moderado” del Partido Republicano y a disidentes del PR como el Lincoln Project y otros colectivos de la familia conservadora.

En el entorno de Biden no son pocos los que en los últimos días se inclinan por esta última opción porque argumentan que el Partido Republicano va hacia una fractura y que escorando el Gobierno hacia la derecha se podría debilitarlo aún más, facilitando así importantes acuerdos de Estado bipartitos. Sería seguir una estrategia como la que intentó en varias ocasiones durante su gobierno Obama y que fracasó.

De esa forma, dicen, se podría llegar en mejores condiciones a 2022 para lograr en las legislativas de medio mandato aumentar la mayoría demócrata en las dos Cámaras.

El hecho de que el gran capital haya votado mayoritariamente a Biden en esta ocasión no augura precisamente que pueda definirse por la primera opción, y tampoco lo augura la relación de fuerzas que sigue imperando en el seno de un anquilosado Partido Demócrata.

Los primeros 100 días de gracia para el nuevo gobierno

En cualquier caso, por el momento Biden tendrá su periodo de gracia, podrá mantener cierta ambigüedad. Trump se lo puso fácil para que el cambio de gobierno se note rápidamente.

Una nueva política firme y coherente para enfrentar la crisis sanitaria, con una coordinación federal de los 50 estados que hoy día no existe, y la aprobación de un paquete de medidas sociales para paliar las consecuencias que los estragos del Covid-19 ha provocado en millones de personas, serán seguramente algunas de las primeras medidas que le permitirán a Biden iniciar con buen pie su mandato y marcar la diferencia.

Entre sus primeras órdenes ejecutivas ya figura el uso obligatorio de mascarillas en los edificios públicos federales y el regreso a la Organización Mundial de la Salud, lo que apunta en esa dirección. También ha decidido congelar la construcción del muro en la frontera con México -una de las promesas estrella de Trump inconclusa-; acabar con la criminal política de separar a padres e hijos inmigrantes que intentan entrar a EEUU, y ha reiterado su promesa de regularizar la situación de 11 millones de sin papeles a través de la Ley de Ciudadanía de los Estados Unidos.

Una promesa similar es la que hizo también Obama en 2009 al llegar al poder -con Biden como vicepresidente- y que dejó sin cumplir tras ocho años de mandato.

Entre la primera quincena de decretos presidenciales firmados ya por Biden está también el anuncio del regreso de EEUU al Acuerdo de París contra el cambio climático y la revocación del permiso concedido para la construcción del oleoducto  Keystone XL entre EEUU y Canadá.

Es de esperar que en los próximos días y semanas Biden anuncie otras medidas internas de contenido social para tranquilizar a la población, y que también lo haga en temas de política exterior para mostrar a sus aliados y al mundo entero que “Estados Unidos vuelve a la normalidad” o, como dijo en su discurso inaugural, “para dirigir el bien en el mundo”.

A Biden y al Partido Demócrata le conviene que el impeachment a Trump fructifique y este quede inhabilitado para ejercer cargo público de por vida.

Sin embargo no les conviene que el juicio político al ex presidente se solape en el tiempo y quite impacto político y mediático a este primer periodo de grandes anuncios del nuevo gobierno.

A pesar de que no se pueden esperar grandes sorpresas de un gobierno con un hombre del establishment como Biden a la cabeza, solo tras ese periodo de gracia se podrá confirmar cuál será el perfil definitivo del nuevo gobierno.

(Tomado de Público)

Fuente de la Información: http://www.cubadebate.cu/opinion/2021/01/22/ya-esta-trump-se-fue-y-ahora-que/

 

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México: Educación en línea: un privilegio para pocos

Educación en línea: un privilegio para pocos

Publicado por: Pluma Invitada

Javier Rosales Gómez*

Ya ha pasado más de nueve meses de aquel 23 de marzo de 2020, cuando en México inicio oficialmente el confinamiento, esto para disminuir los riesgos latentes, de la transmisión del virus SARS-CoV-2, que hasta el momento la pandemia ha dejado destrozos en diversos aspectos, uno de estos es el educativo, pues más de (SEP, 2020) 25 millones de alumnos y un millón 225 mil 3141 docentes de educación básica, dejaron de asistir de manera presencial a las escuelas, asumiendo el reto de una educación a distancia sin la capacitación y motivación, pero si con incertidumbre de lo que pasaría en los próximos días, meses o tal vez años con los procesos educativos.

Entonces la única manera de que la educación continúe es las “clases en línea” o el “aprendizaje en línea”, una vía revolucionaria y actual, que nos acercó al futuro de golpe pero que también hizo darnos cuenta, que solo es un privilegio para pocos, pues la falta de cobertura en algunas regiones, la pobreza y la nula capacitación para los actores educativos, han desgarrado aún más la brecha educativa debido a la distribución desigual de acceso, uso e impacto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Hoy nos queda claro que la importancia por estar “conectado” ha empañado nuestra visión para mirar a aspectos determinantes en el crecimiento de una sociedad, cimientos como la igualdad, erradicación del racismo y sexismo, explotación de la naturaleza y atención a diversas crisis sociales, entre otros, se han dejado atrás, enfocando principalmente en consumir internet y manipular tecnologías digitales, segregando a aquellos que no por ganas, sino por otros factores ya mencionados, han sido olvidados y viviendo en el abandono, sin tener la oportunidad de aprender en la distancia.

La escuela antes de la pandemia

Semanas antes del confinamiento, en la normalidad, la escuela marchaba como todos los años, tratando de superar las derrotas y de construir una Nueva Escuela según mencionaba el actual gobierno. Los problemas propios de un centro educativo, estaban presentes, no importaba la función, directivo, docentes frente a grupo, administrativo, alumno o padre de familia, siempre existía una razón para acudir al edificio. Dentro del aula todos los alumnos, sin excepción tienen los mismos derechos y obligaciones, sin merecer por algún motivo una discriminación o violación a sus derechos, aunque esto en algunos casos no obedecía a los hechos, pero al final de cuentas todos, sí, todos ingresaban al salón de clases y tenían derecho a la educación, sin hablar de aprendizaje porque este no se puede garantizar. Semanas antes se hablaba de un virus que se escuchaba lejos, pero cierto día sin esperarlo, el gobierno tomó la determinación de cerrar los centros escolares, planeando, apuradamente, porque es más que obvio que el sistema educativo nacional no se encontraba preparado, una forma remota de trabajo que permitiera sacar adelante el ciclo escolar cursado. Fueron tres meses de incertidumbre en muchos aspectos para docentes, alumnos y padres de familia, que anhelaban regresar al inicio del próximo ciclo escolar y que la experiencia se quedara como anécdota, para continuar con las actividades normales, sin embargo, esto apenas había comenzado.

Los alumnos olvidados

Luego de que la pandemia era una realidad, los docentes optaron, sin otra opción, preparase para el escenario de educación a distancia o educación en línea, trataron de ajustar su labor respecto a la digitalización con pedagogía, echando mano de distintas herramientas, modificando los espacios en el hogar y ocupando de la mejor manera posible la conectividad a internet y del uso de dispositivos, programas y aplicaciones para comunicar a los alumnos las tareas que debían realizar. Sin embargo, el mismo gobierno, determino una estrategia a seguir “Aprende en casa”, un programa pensado para transmitirse en televisión e internet (Universal, 2020) “Las clases en televisión y en línea con los contenidos de Aprende en Casa II iniciarán el próximo 24 de agosto, día en que inicia el ciclo escolar 2020-2021. Un dato importante a destacar es que Aprende en Casa II no es un programa pensado para clases por internet, se trata de una plataforma pensada en contenidos que se transmitirán en televisión”. Teniendo en cuenta que esto solo era mantener pasivos a los alumnos, los docentes debían elaborar un plan de trabajo en donde vincularan el Programa de estudio acorde al grado y asignatura, los Libros de Texto Gratuito (LTG), los programas televisivos de Aprende en casa y obviamente un medio de comunicación, si, efectivamente haciendo uso de internet. Aunque, el termino de educación en línea se ha utilizado desde la década de los setenta, se ha acuñado diversos puntos de vista al respecto, (Silvio, 2003) “educación virtual a distancia”, considerada para unir elementos de una educación trasnacional (RAMA., 2006) “el resultado de las nuevas tecnologías de comunicación e información digitales y la creación de los sistemas de acceso a la red”, es decir, la educación en línea se tiene que vivir para poder opinar al respecto, pero esto es un servicio o modalidad que tiene que ver por la elección propia. No siendo de esa manera, a los alumnos no les quedo otra opción, que hacer lo posible por mantenerse en comunicación con los docentes, pues a pesar de tener un televisor que es una mayoría, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en colaboración con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) el 92.5% de los hogares tiene  televisión (INEGI, 2019). A pesar de esta ventaja, la información y comunicación con los alumnos y padres de familia, se realiza por un medio digital con internet, para compartir las indicaciones o simplemente saber que el alumno sigue inscrito o los motivos de la intermitente comunicación en ciertos casos,  la llamada telefónica se ha convertido en una herramienta menos utilizada, a pesar de que el “75.1% de la población cuente con un teléfono celular, pues solo el 10.7% tiene conexión a internet desde fuera de casa, el 56.4% conexión en casa y el 43..0% usurarios de computadora de la población de seis años o más” (INEGI, 2019). Definitivamente es imposible que los alumnos de las comunidades más alejadas, precarias o en situación de vulnerabilidad, golpeadas por la inseguridad, drogadicción, bajos recursos económicos, desempleo, desnutrición, desintegración familiar, con estos datos pudieran mantener comunicación con la escuela. Esto ha propiciado una deserción (Excelsior, 2020) “El primer saldo negativo en materia educativa que dejó el confinamiento son los tres millones de jóvenes que abandonaron la escuela y que se suman a los 4.1 millones que ya estaban fuera del sistema educativo”, es decir 10% de la matrícula de educación básica, dos millones 525 mil 330 alumnos, de preescolar, primaria y secundaria abandonaron su educación posterior a la pandemia, agregado a la falta de conectividad, poca o nula comunicación. Cabe mencionar, que las escuelas privadas también se ha visto afectadas por el confinamiento y la educación a distancia, pues por la pérdida de empleos algunos padres de familia dejaron de llevar a sus hijos a clases entre otros problemas (Excelsior, 2020) “Al inicio de la pandemia, la Asociación Nacional de Escuelas Particulares preveía el cierre de 25% de los planteles privados. Con el regreso a clases virtuales ahora advierte que cuatro de cada diez escuelas particulares de todos los niveles educativos están en peligro de desaparecer”.

La desventaja de cerca

Hace días, se llevó a cabo el Consejo Técnico Escolar (CTE), en su fase ordinaria, específicamente la tercera y cuarta sesiones, por lo que se realizó un análisis en una supervisión escolar de una zona del oriente del Estado de México, de los alumnos con nula comunicación, intermitente comunicación, rezago escolar, debilidad en habilidades básicas para el aprendizaje, responsabilidad participación  de los padres de familia en la educación de sus hijos, entre otros, lo que llevo a determinar que del universo de alumnos de la zona en mención, consta de 5,725 alumnos, diferencia de arranque al ciclo escolar anterior de 925 estudiantes, pues la matricula anterior era de 6,650 alumnos. De dicho análisis, se pudo obtener que el 30% presenta problemas de comunicación, entrega de tareas o trabajos y conexión sincrónica por algún programa de videoconferencia, es decir 1,717 alumnos no han participado en la educación en línea o a distancia, a esto agregamos que el 39.9% de alumnos presentan rezago escolar, 2,233 niñas y niños que presentan debilidad en alguna, dos de ellas o las tres, de las habilidades de lectura, escritura y cálculo mental ,que difícilmente por las características de los programas de nivel básico y nivel cognitivo de los estudiantes, podrá fortalecerse antes del regreso presencial a clases.

A manera de conclusión. Ya que termine la pandemia…

Surgen una serie de preguntas para resolver el problema, los alumnos que no tienen acceso a la educación a distancia están perdiendo tiempo valioso para continuar fortaleciendo sus habilidades básicas de aprendizaje, emocionales y sociales, expuestos a un sinfín de alternativas poco convencionales para el progreso en su vida, o tal vez no, ya lo determinara el tiempo al realizar un diagnóstico posterior a la pandemia, sin embargo quedan aún una serie de interrogantes en el aire ¿Qué pasa con los alumnos que no tiene acceso a la educación en línea? ¿Cuál será el desenlace de estos alumnos? ¿Cómo hacer para que puedan tener contacto con la escuela? ¿Si tuvieran la oportunidad de mantener la educación a distancia cómo ayudarles a aprender? ¿Cómo motivo a mis alumnos/hijos? Sin duda alguna esto tendrá que cambiar, respecto a esto comenta (Andere, 2020) “Bueno, la ciencia del aprendizaje y las urgencias de la pandemia nos enseñan grandes lecciones. Las cosas van a cambiar, seguro. Y las organizaciones que van a prevalecer (públicas, privadas, escolares o empresariales) son las que vean el futuro antes. Urge empezar con escenarios”, entonces esperar a que la escuela regrese a lo presencial, docentes, alumnos y padres de familia ya con una pizca de experiencia en la educación en línea y con la conciencia de valorar la convivencia humana, aquella que en la escuela siempre será necesaria. Al posible regreso, porque no se ve otra solución para los alumnos que no tiene la oportunidad de estudiar por ahora, la escuela, la institución historia deberá afrontar las problemáticas venideras, desde los centros escolares abandonados y saqueados, los alumnos con rezago escolar, padres de familia participativos, posiblemente una dinámica de trabajo diferente, la era de la digitalización y sobretodo captar a los alumnos que han abandonado la escuela, sé que parece una misión imposible, pero si la escuela no es capaz de eso ¿quién?.

Referencias

INEGI. (2019). INEGI. Obtenido de https://www.inegi.org.mx/temas/ticshogares/

RAMA., C. (2006). . La tercera reforma de la educación superior en América Latina. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

SEP. (2020). Sitema Interactivo de Consulta de Estadistica Educativa. Obtenido de https://www.planeacion.sep.gob.mx/principalescifras/

Silvio, J. (2003). Tendencias de la educación superior vitual en América Latina y el Caribe. RMA. C. .

Universal, E. (2020). Union Puebla. Obtenido de https://www.unionpuebla.mx/articulo/2020/08/11/educacion/cuando-empiezan-las-clases-en-linea-y-tv-aprende-en-casa-2-sep

*UNIPUEBLA, Universidad de Puebla

Fuente de la Información: http://www.educacionfutura.org/educacion-en-linea-un-privilegio-para-pocos/

 

 

 

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For far too long, voices of Black women in the fight for justice have been ignored

For far too long, voices of Black women in the fight for justice have been ignored

On Martin Luther King Jr. Day, I sat with my three daughters and watched the «King in the Wilderness» documentary, a remarkable film about the final, turbulent months that preceded King’s assassination in Memphis on April 4, 1968.

«Mrs. King, are you taking part in this demonstration as an individual or as a wife?» a white reporter asks Coretta Scott King, about her participation in a rally against the Vietnam War in one scene.

Taken aback, she offers this response: «Well, I’m taking part as an individual and a wife. I’m both.»

In the future, Hollywood will commit big dollars to major productions about George Floyd’s life and the worldwide movement that followed. As I sat there with my girls, I wondered how those movies and documentaries — a key educational tool for the next generation — might portray the Black women who’ve lent their time, resources, voices and bodies in the name of social justice and the eradication of systemic racism.

Last week, I asked that question of Lena K. Gardner — a Black woman who identifies as queer and a central leader of the Black Lives Matter movement in Minneapolis.

Gardner pointed to the many layered depictions of Black men — heterosexual Black men — as forward-facing figures in the push for civil rights throughout history, a nuance unafforded to Black women who have not been allowed «their full humanity.»

She also mentioned the women missing from some of the most prominent stories from the civil rights movement because they weren’t provided the same privilege to leave their homes and jobs to participate. «I don’t think anything significant is going to change,» Gardner said about the future portrayal of Black women in the current movement for justice. «There is this whole fetishism and cult of the charismatic Black man. I don’t think that will change.»

I have been a dues-paying member of that cult. My perspective on Black history has been tainted by the sexism, misogyny and discrimination that’s sidelined Black women in mainstream conversations about history’s most important moments.

After I saw «Malcolm X,» Spike Lee’s blockbuster movie, in 1992, I bought two things: an Africa chain and Alex Haley’s autobiography written with the icon who was assassinated in 1965. Malcolm X and his contemporaries were my heroes. I did not devote as much energy to learning more about the women around them.

I thought Rosa Parks was a woman who sat in the back of a bus because she was tired. I didn’t understand her contributions as a longtime activist. I researched Huey P. Newton and the Black Panthers, but failed to realize that the women within the organization were instrumental in the group’s outreach efforts, including free breakfast and shoes programs, that strengthened its bond with the community. And I believed the March on Washington in 1963, where King unveiled his «I Have a Dream» speech, was pure, unaware that Black women had been blocked from speaking roles.

Throughout the history of the movement for equality, Black women have been presented as Best Supporting Actresses, denied the recognition they’ve deserved, because men have largely been the storytellers and power brokers behind these portrayals.

Lissa Jones, host of KMOJ’s «The Urban Agenda» and the Black Market Reads podcast, said the arrival of Vice President Kamala Harris, the first Black, Asian and female vice president in the history of the country, will create a larger demand for accountability and curiosity.

«I think it will be incumbent upon Black women to shout out our narratives,» she said. «This whole time, we’ve been doing this unrecognized.»

Over the summer, Sirius Marie, a 21-year-old activist who moved to Minnesota for a better life a month before Floyd’s death, joined friends at the 2020 March on Washington and recited her poetry in front of the statue of King. She chanted «Black Lives Matter!» through a megaphone as she marched through the streets with thousands last summer.

«I know I’m participating in history,» she said.

I asked her if the conversation was simply generational. But she said she’s witnessed the suppression of Black women’s voices among younger activists, too. I asked all three Black women what they hope to see in the movies that will be produced about the past year in Minneapolis and beyond.

Gardner said she hopes Black queer women are represented, too. Marie said she wants to see images of the women she’s witnessed with «boots on the ground.»

«We are neither Aunt Jemima, nor Jezebel, nor any of the other tropes they’ve made up,» Jones said. «We are complex and we deserve to be presented in our complexities.»

A real movie about the movement for social justice should portray Lena K. Gardner as a powerful voice, complete with the complexities she’s said Black women have been denied. It must show Lissa Jones, in her studio in Minneapolis, leading comprehensive conversations. And it also must feature a young activist like Sirius Marie, perhaps with her fist in the air at 38th and Chicago, where George Floyd was killed, an image on her Instagram feed.

If that happens, perhaps boys and girls will see more representation of Black women in books and films that address the current climate.

But I also must do my job to elevate those voices before I can expect that of anyone else, so I’d like to end with a line from Marie’s poem called «Tell Us.» It summarizes the fight Black people, especially Black women, continue to face.

Continuously you try your best to compress and yet

We rise STRONGER

Create beauty from the pain

Masterpieces from your scraps

 

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¿La educación pública ya está equipada?

Por: Abelardo Carro Nava

Corría el mes de octubre de 2016 y, fiel a su costumbre, Aurelio Nuño anunciaba con bombo y platillo la nueva estrategia digital que sustituiría a las tabletas entregadas durante los primeros meses de la administración peñanietista. A decir de este Secretario, el nuevo programa @prendemx 2.0 buscaría que los alumnos de educación básica consiguieran las habilidades digitales para el Siglo XXI (León, 2016).

Claro, con esta acción, se buscó evadir o enterrar el tema del fallido Programa de Inclusión y Alfabetización Digital (PIAD) con el que el gobierno federal había comprado miles de laptops y tabletas para entregarlos a niños de quinto año de escuelas públicas. De hecho, la inversión, transcurridos tres años de este gobierno, ascendía a poco más de 3,700 millones 869 mil 669 pesos. Sin embargo, después de una revisión realizada por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), se detectó una serie de insuficiencias en el “programa” dado que la Secretaría de Educación Pública (SEP) no había otorgado información que demostrara el beneficio que tenías los niños con las computadoras, subrayado que éste carecía de evaluaciones y un plan integral que explicara la razón por la que comenzó su pilotaje en Colima, Tabasco y Sonora, así como también, la cantidad de alumnos que tendrían equipos y la dificultad que tenían sus usuarios para conectarse a internet (Ascención, 2016),

Y bueno, volviendo al tema del programa @aprendemx 2.0 se pensó que, a partir de su puesta en marcha, se equiparían con aulas digitales las escuelas de nivel básico y se capacitaría a los docentes para que enseñaran a sus alumnos (SEP, 2016), hecho que a todas luces no sucedió ni ha sucedido de esta manera. Y es que mire usted, en el portal de la Coordinación General @aprende.mx en mayo de 2018, se publicó un boletín informativo mediante el cual se anunció el inicio de la instalación del aula @prende 2.0 cuyo propósito era enriquecer a las escuelas primarias públicas, a fin de beneficiar a todo el alumnado y personal docente de las mismas, por un servicio administrado a 36 meses (@aprende.mx, 2018); aunado a lo anterior, en ese mismo boletín se dio a conocer un enlace que refiere que, para constatar el avance de las instalación de dichas aulas, se podría al ingresar al mismo: http://aprende-ocst.sep.gob.mx/aulaaprende/instalaciones.html. Si usted realiza este ejercicio (lo invito a hacerlo), podrá observar que ahí aparece la siguiente información: instaladas (64), por instalar (1) y canceladas (761).

¿Cuántas aulas se han instalado entonces hasta el día de hoy? Porque los números que ahí aparecen, así como la búsqueda de datos en medios oficiales de la SEP que pudieran darnos una respuesta es, prácticamente limitada o, para acabar pronto, un misterio. No obstante, parece ser que este proyecto no logró ejecutarse como se tenía pensado en virtud de que la misma Secretaría reportó, en diciembre de 2017, insolventes todas las ofertas para instalar en mil aulas de primarias públicas de 16 estados el nuevo sistema para desarrollar el pensamiento computacional de estudiantes y maestros (El Mundo, 2017). Consecuentemente, no estaría nada mal que la Coordinación General de @prende.mx, vigente con este gobierno autodenominado de la cuarta transformación, diera una explicación al respecto.

Y digo que no estaría nada mal que diera una explicación porque, seguramente fue de su conocimiento que, el aún Secretario de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, el pasado 11 de enero afirmó de manera categórica que “sin duda nació en México ya la educación mixta, esto quiere decir que la educación pública ya está equipada para poder trabajar tanto de manera presencial como a distancia” (Rodríguez, 2021). Muchos, me incluyo, después de esta afirmación nos preguntamos varias veces a qué tipo de equipamiento se refería el Sr. Secretario porque, si tal cuestión nos lleva a pensar solamente en el uso de ciertas plataformas para que los profesores y alumnos puedan acceder para que no vean interrumpidos sus procesos formativos, habría que señalar que dichas plataformas son inútiles si la población “beneficiada” no cuenta con dispositivos tecnológicos para tal propósito.

En consecuencia, no estaría de más revisar los datos que la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU, 2020) dio a conocer a través del documento titulado “Experiencias de las comunidades educativas durante la contingencia sanitaria por Covid-19 y en los que se destaca que: “casi la totalidad de las y los maestros que contestaron la encuesta señaló haber tenido acceso a internet en casa, ya sea por conexión doméstica o por datos celulares. Sin embargo, el porcentaje fue un poco menor en el caso de docentes de preescolares y primarias indígenas, aunque superior a 90%. Por otra parte, el recurso más reportado por los y las directoras y el personal docente fue el teléfono móvil (94%), seguido por una computadora (más de 90%, aunque se trató de un equipo compartido para aproximadamente la mitad de los informantes”.

Si esto no fuera suficiente, podría recomendar el estudio que la misma MEJOREDU publicó el año pasado denominado “Indicadores nacionales de la mejora continua de la educación 2020” y en el que se señala, en el apartado relacionado con las escuelas y su infraestructura educativa que “en el ciclo 2018-2019, 86.4% de las escuelas primarias, 87.4% de las secundarias y 83.3% de los planteles de educación media superior contaban con electricidad. La proporción de centros escolares que tenían computadoras para propósitos pedagógicos era más heterogénea entre tipos y niveles de la educación obligatoria: 49% de las escuelas primarias, 67.2% de las secundarias y 64.7% de los planteles de educación media superior contaban con este recurso. En el mismo sentido, la proporción de escuelas y planteles con conexión a internet presenta valores diferenciados: 34.6% de las escuelas primarias, 45.3% de las secundarias y 44.1% de los planteles de educación media superior tenían este servicio. La disponibilidad de servicios sanitarios básicos no está presente en todas las escuelas de educación obligatoria: 70.9% de las primarias, 73.5% de las secundarias y 72.3% de los planteles de educación media superior contaban con conexión a la red pública de agua potable; en 65.3, 70.2 y 73%, respectivamente, había servicio de lavado de manos; mientras que 85.3, 86.6 y 80.2%, en ese orden, tenían sanitarios independientes” (MEJOREDU, 2020).

Vistos los datos anteriores valdría la pena preguntarse, a qué tipo de equipamiento se refería el aún Secretario. ¿Acaso a todos los trabajadores de la educación se les ha dotado de un equipo de cómputo, móvil o internet gratuito para que realicen sus actividades desde que comenzó esta contingencia sanitaria?, ¿acaso los padres de familia han recibido algún apoyo gubernamental para la adquisición de los mismos recursos tecnológicos para este propósito? Ahora bien, además de las pocas escuelas que recibieron recursos mediante el programa la Escuela es Nuestra, ¿cuántas más han recibido un apoyo económico para que, al menos, rehabiliten sus espacios físicos con la finalidad de cumplir con las medidas sanitarias que las autoridades han establecido por un posible regreso a clases presenciales?

Las respuestas seguramente usted las conoce y, desde luego, en estas líneas solo expongo una más de las tantas realidades que prevalecen en el Sistema Educativo Nacional (SEN). Insisto, presentar cifras alegres o bien, hacer declaraciones triunfalistas no es otra cosa más que demagogia pura. Quienes conocen y conocemos un poco sobre la realidad de las escuelas, las aulas y sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje, tenemos claro que esta pandemia acrecentó la brecha entre los “dichos” de las autoridades educativas y lo que en realidad acontece en estos momentos.

En este sentido, se supondría que la profesora Delfina Gómez, conocedora de las cuestiones referidas, podría emprender un cambio de visión y acciones educativas para aminorar los ya de por sí añejos problemas que aquejan al sector, pero, desafortunadamente, con su más reciente declaración en cuanto a que no cambiará nada cuando ya esté al frente de la SEP creo, nos dispondremos a seguir leyendo más datos como los que ha publicado MEJOREDU, sin soslayar, desde luego, el extraordinario trabajo que han venido realizando maestros, maestras, alumnos y padres de familia.

Es cuanto.

Referencias:

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-educacion-publica-ya-esta-equipada/

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